Jóvenes: Cultura política y participación política

Laura Ruiz Oltra - Práctica Nº1

El concepto cultura política se ha constituido en una herramienta analítica fundamental. Podemos

definirlo como el conjunto de conocimientos, evaluaciones y actitudes que una población
determinada manifiesta frente a diversos aspectos de la vida política y el sistema político en el
que se inserta. Abarca tanto los ideales políticos como las normas operativas de un gobierno, y es
el producto tanto de la historia de un sistema político como de las historias de los miembros de
este.

Almond y Verba (1965) dieron la definición de cultura política más clásica, manteniendo que:
“la cultura política de una nación es una particular distribución de los patrones de orientaciones
hacia los objetos políticos entre los miembros de una nación”. Si la cultura política conecta los
dos niveles de la política (macro y micro), entonces esta puede ser entendida como el resultado,
por un lado, de la historia colectiva del sistema político y, por otro lado, de las experiencias
personales de los propios individuos.1 Los elementos que conformarían entonces la cultura
política son la trayectoria histórica, el desarrollo económico/la modernización, la tradición
cultural y el aprendizaje.

De esta definición se desprende que la cultura política engloba al conjunto de significados

compartidos de la vida política y al conjunto de recursos utilizados para pensar sobre lo político.
Esto significa que es algo más que la suma de las opiniones privadas de los individuos, que
supone la propia definición de los individuos como actores políticos, la forma en que la gente
construye su visión de lo político y su posición dentro del mismo (Morán, 1996). La cultura
política es, además, uno de los recursos que utilizan los actores para dar un significado a las
situaciones políticas y establecer guías de actuación (Morán, 1997).

Almond y Verba presentan tres tipos de cultura política: parroquial, de súbdito y participativa, e
incluyen sus posibles combinaciones. Nos interesa particularmente para este trabajo la cultura
participativa, que está caracterizada por un alto grado de civismo, sí hay articulación entre los
ciudadanos y el sistema de elaboración de las políticas de forma que favorece la consolidación
democrática. Según Putnam, a mayor grado de vertebración y de implicación de una sociedad en
los mecanismos institucionales de decisión, estos aumentan su rendimiento. Los autores

1
​Mateos, A. (2009). Cultura política. ​Material docente. Salamanca: Universidad de Salamanca [disponible en:
http://www. usal. es/~ dpublico/areacp/materiales/Culturapolitica. pdf​.
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entienden que el mantenimiento del sistema político democrático está soportado en el desarrollo
concreto de la cultura cívica. En otras palabras, la cultura cívica era considerada como aquella
que exige de los ciudadanos una participación activa dentro del sistema político, basándose en un
cálculo racional e informado y no emocional.2

Figura 1. Influencia de la cultura política democrática sobre el nivel de democracia

Este gráfico parece mostrar que cuanto más difundidos están los valores democráticos en un país,
mayor es la probabilidad de que es​e país viva en democracia y ésta sea de alta calidad. En el 80%
de las naciones con nota 10 en democracia, los valores democráticos están arraigados en más del
40% de la población. La difusión social de esos valores es inferior al 30% en el 90% de las
sociedades “parcialmente libres” de Freedom House –la zona intermedia del mapa-. En casi el
70% de los países con los regímenes más autoritarios, menos del 20% de los ciudadanos abraza
los valores democráticos.

Esta correlación –que determinan en términos más rigurosos ​nuestros modelos estadísticos
predictivos​– es consistente con la tesis de la congruencia, según la cual la democracia estable y

2
​Jiménez, W. O. (2008). El estudio de la cultura política: elementos para un marco teórico. ​Ratio Juris​, ​3(​ 6), 39-52.
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profunda requiere una cultura política congruente que le sirva de sustento. Esta es la hipótesis de
base del enfoque de la cultura política, que ya he mencionado anteriormente.3

Sin embargo, las preocupaciones sobre la calidad de las democracias modernas de sus estudiosos
son ciertamente alimentadas por los retos que enfrenta la democracia en el presente: disminución
de la participación política, falta de confianza de los electores, debilitamiento de la conciencia
ciudadana, incremento de la corrupción; esto es, en general, una crisis de la representación
política. De hecho, la cuestión de la representación política se convirtió en uno de los principales
problemas teóricos de la historia de la democracia.4

No obstante, parece haber nacido una nueva tendencia en la cultura política de España que
vuelve a potenciar el interés por la política, y a su vez, la participación política. Esta nueva
tendencia se está poniendo de manifiesto sobre todo en el colectivo de los jóvenes, como
podemos apreciar en el último estudio sobre valores, actitudes y participación de los jóvenes
realizado por el INJUVE, en el año 2017.

En la última década los jóvenes españoles han experimentado un aumento de interés en la

política. Sin embargo, este no ha venido acompañado de un crecimiento del sentimiento de
confianza hacia la política, sino todo lo contrario, como muestra el siguiente gráfico.

3
​Eduardo Jorge, J. (2016). Valores, Demandas Políticas y Calidad de la Democracia [Blog]. Retrieved from
https://cambiocultural.org/2016/06/01/como-influye-la-cultura-politica/
4
​Rodríguez Franco, Adriana Reflexiones sobre el concepto cultura política y la investigación histórica de la
democracia en América Latina Revista Historia Y MEMORIA, núm. 14, 2017, pp. 205-247 Universidad Pedagógica
y Tecnológica de Colombia Tunja, Colombia
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En el año 2017, cuando se le preguntó a los jóvenes entrevistados qué sentimiento les suscitaba
la política, más de un 70% respondió con un sentimiento negativo, de entre los cuales predominó
la desconfianza con un casi 50% de las respuestas.

Desde mi punto de vista, este cambio se ha visto en gran parte propiciado por la aparición y
extensión del acceso a Internet y a las redes sociales. Como se muestra en el siguiente gráfico, la
principal fuente de información sobre actualidad política son Internet y las RRSS.
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De ello puede concluirse que los jóvenes se han adaptado a las necesidades de interpretación de
la realidad actual (2017), tanto adaptándose a los nuevos medios de recepción de información,
como adaptando sus actitudes y acciones, reaccionando al nuevo escenario.

Por otra parte, se ha dado un incremento en la participación política de los jóvenes, tanto en la
participación electoral como en otras formas de participación.
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Sin embargo, este incremento en el nivel de interés y de participación no ha ido de la mano de

una mejora de la percepción de la calidad democrática de nuestro país, sino también al contrario,
habiendo pasado a una nota de suspenso.

De la misma forma, tampoco ha venido acompañado de una mejora de la percepción de las

instituciones, siendo solo el ejército y las fuerzas armadas, los medios de comunicación y las
ONG las únicas que consiguen una nota de aprobado. Además, se aprecia una tendencia negativa
en la valoración de las instituciones en general.
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A pesar de que esta percepción de la cultura política participativa no ha estado exenta de

cuestionamientos y debates, definitivamente ha sido un factor clave en la renovación de los
estudios sobre lo político y, particularmente, para el posicionamiento de la democracia como
objeto de estudio.

Mi conclusión es que la cultura política de un país, junto con las actitudes y acciones políticas
que trae consigo, es un factor clave de la calidad democrática y percepción de la misma de ese
país.