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¿Fue la revolución industrial inglesa consecuencia de una acumulación de eventos

que se produjeron al azar?

La revolución industrial que se dio lugar en Inglaterra durante los siglos XVIII-XIX es
uno de los hechos más importantes de la historia económica. Por ello, es fundamental el
estudio de los factores que fueron decisivos para su desarrollo. De estas investigaciones
se han derivado numerosas teorías, como el azar, u otras más empíricas y
científicamente demostrables como son el desarrollo de ciertas tecnologías, el avance de
la agricultura, el transporte, etc.

Nuestra respuesta a esta pregunta niega la intervención del factor azar en tal revolución,
en cambio si creemos como factores clave del desarrollo los tratados a continuación.

Inglaterra presentaba unas condiciones favorables en cuanto a clima, recursos


hidráulicos, carbón, y situación geográfica (al ser una isla presentaba buenas
comunicaciones costeras). De estos factores se derivan muchas de las innovaciones de
la revolución.

Inglaterra consiguió reunir un mayor número de condiciones para la innovación y la


inversión con más rapidez que los demás países europeos. Por tanto, antes de comenzar
la R.I., tenía una estructura económica más avanzada que los demás y con unas
instituciones más favorables para hacer del cambio en las mentalidades un factor de
evolución, con esto nos referimos a las bases para preservar los derechos de propiedad.

En cuanto a la agricultura, es cierto que el clima fue un gran factor de ayuda, pero hay
mucho más ya que esto solo no puede ser un factor determinante. Inglaterra, a
diferencia de la mayoría de los países europeos donde el rendimiento de la agricultura
no mejoró demasiado, inició desde el siglo XVII un proceso de incremento de la
productividad agraria, el cual, trajo consigo consecuencias importantes tales como el
crecimiento urbano, la liberación de mano de obra para la industria, la existencia de
mercado para las manufacturas o la acumulación de capitales.

En este momento, cabe destacar además el papel de las instituciones. Un marco


institucional adecuado fue lo que facilitó la aparición de incentivos para los agricultores
que deseaban innovar, puesto que el amplio margen de acción a la iniciativa individual
lo fomentaba, como ya hemos comentado anteriormente. El cambio institucional
producido en Inglaterra es la propiedad privada, acertada para proteger los derechos de
propiedad de los agricultores, incitándoles a innovar y la libre elección de ocupación y
movilidad tanto geográfica como social.

Por otro lado, las personas dedicadas al trabajo en el campo se esforzaron por encontrar
innovaciones para la agricultura surgiendo así la revolución agrícola que precedió a la
industrial. Así, surge el cultivo de legumbres, la rotación de cuatro hojas, y mejoras en
la selección de semillas, en el suministro de agua y en la maquinaria agrícola (arado).

Otro avance de gran trascendencia fue el cercamiento de los campos abiertos, tanto
físicamente como estableciendo derechos de propiedad claros sobre cada una de las
parcelas. Así, los propietarios se sentirán más incentivados para innovar, pues trataban
de buscar su mayor beneficio.
Geográficamente, Gran Bretaña debió gran parte de su temprana prosperidad y
supremacía en la industria moderna a su condición insular, que no solo le proporcionaba
una protección gratuita contra los trastornos y la destrucción de las guerras
continentales que se estaban librando (sobre todo en Europa) sino también le
proporcionaba un transporte barato. Además, se caracterizaba por presentar un terreno
llano y surcado por numerosos ríos, facilitando así la integración del mercado.

Aunque Inglaterra presentara esta ventaja proveniente del azar, no hay que dejar de lado
que los avances en el transporte son el resultado de mucho trabajo. Conllevó un gran
esfuerzo desde mediados del siglo XVII la construcción de canales mediante
financiación privada y carreteras de peaje. Un transporte más barato favoreció la
integración de mercados y la especialización, por lo que se da una competencia en el
marcado y también el abastecimiento regular, seguro y a gran escala a comercios,
fábricas y consumidores.

Por tanto llegamos a la conclusión de que la R.I no fue fruto del azar, aunque sí que
influyeron ciertos factores como el clima o la situación geográfica, pero los factores
decisivos que llevaron a cabo este proceso se produjeron a través de un cambio en la
sociedad y las instituciones gracias al cual se desarrollaron las procesos de invención e
innovación generando un crecimiento y desarrollo de la economía del país.

BIBLIOGRAFIA

Cameron, R. (2004), Historia Económica Mundial. Desde el Paleolítico hasta el


presente. Alianza, Madrid.
Mokyr, J. (1987), “La revolución Industrial y la Nueva Historia Económica (I)”, RHE-
JILAEH, Año nº 5, Nº 2, 1987, pags. 203-244.
Mokyr, J. (1987), “La Revolución Industrial y la Nueva Historia Económica (y II)”,
RHE-JILAEH, Año nº 5, Nº 3, 1987, pags. 441-482.
Harley, C. K. (1993), “Una nueva evaluación macroeconómica de la revolución
industrial”, RHE-JILAEHR, Año nº 11, 2, pp. 259-303.
http://hdl.handle.net/10016/1910

Javier Vivero

Alejandra Rubio

Belén Zunzunegui

Esther Salmerón

Cristina Marín

Ana Martínez

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