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CARLOS ANDRES MENDOZA MARTINEZ

INGENERIA INDUSTRIAL

TALLER MACRO ECONOMIA

SALARIOS

Anunció que en 2019 habrá un aumento al salario mínimo en el país de 6%. Esto deja el salario en
828.116 pesos colombianos, es decir unos 253 dolares.
n el último año, los tres país que más devaluaron el salario fueron Venezuela (88%), Argentina
(24%) y Brasil (11%), mientras que los que más aumentaron son Bolivia (14%) y Chile (10%). A su
vez, Brasil y Venezuela son los países con peor salario, el gigante latinoamericano con 263 dólares
y una reforma laboral que podría empeorar el panorama. El caso venezolano verificó un desplome
rotundo (69% desde noviembre de 2015) y, según el informe “el resto de la región tuvo un
desempeño de revalorización de los salarios mínimos, la variación promedio en el período fue de
7,9%”.
En ese sentido, la publicación de la Undav indicó: “En el último mes, Argentina fue el segundo que
más desvalorizó su moneda (-22,4%), sólo detrás de Venezuela. Con todo, la Argentina perdió
tres posiciones en el ranking regional de salarios mínimos en dólares, en tanto que en los últimos
dos años y medio pasó de la primera a la cuarta posición”, concluye.
Políticas Monetarias
Los países de la región afrontan actualmente el dilema de subir los tipos para minimizar los efectos
de segunda vuelta del reciente repunte inflacionario y asegurar el anclaje de las expectativas o
bajarlos para facilitar la recuperación de la actividad económica que en estos momentos crece por
debajo de su ritmo potencial. La inminente subida de los tipos de interés por la Fed en EE.UU. añade
complejidad a la situación ya que el desacople de las políticas monetarias locales debería exacerbar
las presiones sobre las divisas, algo que impactaría
no sólo a la inflación, sino que conllevaría un coste
para los agentes que mantienen pasivos en dólares.
Frente a este dilema, la mayoría de los bancos
centrales de los países latinoamericanos han optado por mantener los tipos de interés estables en
lo que va de año. En concreto, la tasa de política monetaria se ha mantenido sin cambios desde el
inicio del año en Chile (3,0%), Colombia (4,5%), Perú (3,25%) y México (3,0%). En contraste, en
Paraguay la autoridad monetaria ha recortado en los últimos meses los tipos de interés en 100p.b.
hasta 5,75% y Brasil los ha subido hasta 14,25%. En el caso paraguayo el relajamiento monetario
acompañó la tendencia bajista de la inflación mientras que en Brasil fue una respuesta a la
aceleración de los precios y un intento de recuperar la credibilidad de la política monetaria y anclar
las expectativas.

niveles actuales hasta el cierre de 2016, aunque en Perú, donde la preocupación con una excesiva
volatilidad en los mercados cambiarios es particularmente relevante debido a los elevados niveles
de dolarización de su economía, cambios en la política monetaria pueden seguir siendo introducidos
a través de otros instrumentos. En Brasil, la comunicación del banco central sugiere que el ciclo
alcista ha finalmente llegado a su fin. También en este caso esperamos que los tipos de interés se
mantengan estables por un período de tiempo prolongado, aunque menos que en Perú y Colombia;
un ciclo de relajamiento monetario - menos agresivo que los observados en ocasiones anteriores-
posiblemente empezará a mediados del próximo año acompañando la moderación de la inflación. En
Chile nuestra previsión es que el ajuste a la baja vendría antes que en Brasil, aún en 2015, por el
debilitamiento de la demanda interna. Finalmente, en Paraguay un ajuste adicional de -25p.b. debe
ser anunciado en los próximos meses, tras el cual los tipos de interés probablemente
permanecerán en 5,5% hasta al menos el cierre de 2016. Si, por un lado, proyectamos un desacople
de las políticas monetarias en Sudamérica de la
política monetaria en EE.UU; por otro lado,
evaluamos que la política monetaria mexicana
seguirá sincronizada con la de su vecino del norte.
En este sentido, los comunicados recientes de Banxico ya han dejado claro que el principal
determinante de sus decisiones será la política monetaria adoptado por la Fed. Eso significa que,
dada nuestra previsión de que la Fed iniciará el proceso de subida de los tipos de interés en
septiembre, Banxico debe subir su tasa de fondeo desde el nivel de 3,0% en que se encuentra
desde junio de 2014 hasta 3,25% también en septiembre y luego, en 2016, ajustarla adicionalmente
al alza hasta que alcance 4,0%
TIPOS DE INTERES

En un contexto con presiones inflacionistas bastante moderadas en la mayor parte de países de


América Latina, y con niveles de actividad que estarían por debajo del potencial, la mayoría de
bancos centrales, sobre todo en América del Sur, ya deberían haber completado el ciclo de bajadas
de tipos de interés. Así lo considera Juan Ruiz, quien agrega que lo que se espera hacia adelante
es estabilidad de las tasas de interés de intervención en lo que resta del 2018.
En efecto, en buena parte de los países de la región las presiones inflacionistas han disminuido y
el índice de precios está dentro de los rangos objetivos de los bancos centrales. Las dos
principales excepciones son Argentina y México, países que se encuentran en un proceso de
desinflación.
“En el caso de México anticipamos que vamos hacia ese objetivo de rango del banco central a
finales de este año”, manifestó el economista jefe para América del Sur. Agregó que para el país
centroamericano se proyecta estabilidad de los tipos de interés, con probabilidad de que sean
recortados a finales del presente año, una vez disminuya la incertidumbre alrededor del proceso
electoral, así como de las negociaciones sobre el Tratado de Libre Comercio de América del Norte
(TLCAN).
Por el lado de Argentina, BBVA Research considera que es pronto para valorar el impacto que
tendrán sobre las diferentes variables macroeconómicas las recientes medidas tomadas por el
Banco Central y el Gobierno.
Para Colombia se prevén unos pocos recortes adicionales de las tasas de intervención de
política monetaria, al igual que en Brasil; mientras que se espera estabilidad en Perú y Chile.
PRESUSPUESTO DEL SECTOR PUBLICO
El año 2018 comenzó con un entorno que en su momento calificamos de alta incertidumbre
económica y política, volatilidad en los mercados y bajos crecimientos. Estas características
predominaron, tanto en el plano internacional como en el interno. A medida que transcurría el año
esta incertidumbre se fue despejando, en algunos casos le siguió una mayor tranquilidad
económica; en otros por lo contrario la incertidumbre aumentó o dio lugar a una mayor
preocupación. Las elecciones en Colombia, México y Brasil definieron el rumbo de los nuevos
gobiernos y en Estados Unidos los anuncios de Trump alrededor de medidas proteccionistas
comenzaron a materializarse y en algunos casos estuvieron acompañados de retaliaciones de otros
países. 2 En materia de crecimiento, los resultados a nivel global para los años 2017, 2018, y 2019
son muy similares, con una tasa de 3.7% anual prevista para los tres períodos. Incluso, grandes
clasificaciones por países conservan niveles similares: las economías desarrolladas crecen a tasas
ligeramente por encima del 2%, las economías emergentes en Asia a tasas superiores al 6% y
América Latina lentamente se acerca al 2%. Sin embargo, al interior de cada una de estas
categorías hay importantes diferencias. En las economías desarrolladas, Estados Unidos se
recupera en 2018 al pasar de 2.2% a 2.9%. La zona europea se desacelera como resultado de las
dificultades internas de algunos países, la baja dinámica del comercio internacional y la
incertidumbre global generada por la guerra comercial y la negociación alrededor del Brexit, entre
otros factores. En las economías emergentes, China se aleja de las tasas cercanas o superiores al
7% que caracterizaron a esta nación durante muchas décadas, al registrar una evidente
desaceleración pasando de 6.9% en 2017, a 6.2% previsto para 2019. Contrasta con lo anterior, la
situación de India que aumenta su crecimiento de
6.7% a 7.4%, mientras es evidente un agresivo
ánimo expansionista en América Latina que debe
llamar la atención de todos. América Latina por su
parte, luego de la recesión que registró durante los años 2015 y 2016, logra una tasa positiva de
1,3% en 2017. Para 2018 la región no logra superar este nivel y crece 1,2%. Solamente hacia 2019 se
podría pensar en una tasa que se acerque al 2%. En Colombia, al analizar el 2018, podríamos decir
que nuevamente la percepción del país es mejor desde el exterior, que la interna. El pesimismo es
un agente presente en muchos ámbitos a pesar de ser injustificado en la mayoría de los casos.
Incluso podría llegar a pensarse que la variable crítica ha sido la evolución de las expectativas. El
año comenzó con una fuerte incertidumbre económica y política acompañada de un deterioro en el
clima de los negocios. Posteriormente, la incertidumbre comenzó a despejarse, las expectativas
mejoraron y lentamente la economía inicia una fase de recuperación. Al finalizar el año esta
trayectoria positiva, no cambia significativamente y el país mantiene unos indicadores en
recuperación. Sin embargo, las expectativas de empresarios y consumidores muestran un relativo
deterioro. Esta percepción menos favorable, no está acorde con las tendencias positivas y no
refleja el mejor desempeño de la economía en este año, las tasas positivas que ya muestran la
mayoría de las actividades económicas o el aumento en los proyectos de inversión previsto para el
2019.

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