Вы находитесь на странице: 1из 46

UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES

Facultad de Psicología

Tesis de Grado - Licenciatura en Psicología

“La particularidad del lazo social en la Esquizofrenia”

Alumna: Marisol Fernández

L.U: 37.611.411-0

Tutor/a: María Guillermina Ulrich

DNI: 28.800.977

2017
Tesis de Grado – Licenciatura en Psicología / 2017

Índice

Introducción ............................................................................................................. 2

Planteo del problema .............................................................................................. 2

Objetivos ................................................................................................................. 3

Objetivos específicos .................................................................................... 3

Metodología............................................................................................................. 3

Marco teórico........................................................................................................... 4

Estado del arte ...................................................................................................... 11

Desarrollo .............................................................................................................. 14

Inicios de la esquizofrenia en la Psiquiatría Clásica ................................... 14

Esquizofrenia y Psicoanálisis I: Sigmund Freud ......................................... 17

Esquizofrenia y Psicoanálisis II: Jacques Lacan ......................................... 23

El fuera-de-discurso en la esquizofrenia ..................................................... 27

Esquizofrenia y Psicoanálisis III: Colette Soler ........................................... 30

La ironía esquizofrénica .............................................................................. 34

Conclusiones ......................................................................................................... 36

Bibliografía ............................................................................................................ 40

1
Tesis de Grado – Licenciatura en Psicología / 2017

Introducción

La presente tesis tiene por objetivo cumplimentar los requisitos finales para la
formación profesional de la carrera de Licenciatura en Psicología de la Universidad
de Buenos Aires.

El tema seleccionado se inscribe en el marco teórico del Psicoanálisis,


específicamente en el Área Clínica. Se abordará la descripción de la esquizofrenia
como entidad clínica desde la Psiquiatría Clásica hasta el Psicoanálisis
contemporáneo haciendo hincapié en la particularidad de este cuadro respecto al
lazo social. El interés ante la dificultad de los pacientes de poder sostener lazos
sociales se gestó en el transcurso de la asistencia a una práctica de la materia
Clínica Psicológica y Psicoterapias: Clínica de Adultos en el Hospital
Interdisciplinario Psicoasistencial José Tiburcio Borda.

Planteo del problema

Desde los comienzos de la Psiquiatría Clásica y el Psicoanálisis se plantea la


problemática de la esquizofrenia con respecto al lazo social.

El presente trabajo tomará los desarrollos de Emil Kräepelin, Eugen Bleuler y


Gaëtan Gatia de Clérambault desde la Psiquiatría Clásica, y de Sigmund Freud,
Jacques Lacan y sus continuadores desde el Psicoanálisis, realizando una
revisión acerca de las bases que dejan sentadas estos autores.

Teniendo en cuenta estos desarrollos, se abordará la relación entre uno de los


tipos clínicos de la psicosis, la esquizofrenia, y la posibilidad de lazo social.

2
Tesis de Grado – Licenciatura en Psicología / 2017

Objetivos

El objetivo principal que guía este trabajo es indagar la particularidad del lazo
social en la esquizofrenia y las suplencias o tratamientos posibles a partir de una
lectura desde el psicoanálisis freudiano y lacaniano.

Objetivos específicos:
- Explorar los textos freudianos referentes a la esquizofrenia en relación al
vínculo con el mundo exterior.

- Explorar los textos lacanianos acerca de la esquizofrenia en relación al lazo


social.

- Indagar la función de la ironía en la esquizofrenia

Metodología

Siguiendo a De Souza Minayo (2004) se entiende por metodología al camino del


pensamiento y de la práctica ejercida en el abordaje de la realidad. Para esta
autora, la metodología incluye las concepciones teóricas del abordaje, el conjunto
de técnicas que posibilitan la construcción de la realidad y el potencial creativo del
investigador (De Souza Minayo, 2004, p. 14).

En la misma línea, se sostiene que la investigación vincula pensamiento y acción.


Nada puede ser intelectualmente un problema si no hubiera sido, en primer lugar,
un problema de la vida práctica. Por ende, dichas cuestiones se relacionan a
intereses y circunstancias socialmente condicionadas. Son frutos de determinada
inserción en lo real, encontrando en él sus razones y sus objetivos (De Souza
Minayo, 2004, p. 14).

3
Tesis de Grado – Licenciatura en Psicología / 2017

La investigación es un conjunto de procesos sistemáticos, críticos y empíricos que


se aplican al estudio de un fenómeno (Hernández Sampieri, Fernández Collado, &
Baptista Lucio, 2010). El método utilizado en esta investigación es de carácter
cualitativo.

La investigación cualitativa se preocupa por un nivel de realidad que no puede ser


cuantificado. Trabaja con el universo de significados, motivos, aspiraciones,
creencias, valores y actitudes, lo que corresponde a un espacio más profundo de
las relaciones, de los procesos y de los fenómenos que no pueden ser reducidos a
una operacionalización de variables.

El método a implementar en este trabajo se basa en el análisis de textos, siendo el


diseño exploratorio descriptivo. Se procederá a interrogar los enunciados,
conjeturas e inferencias de la teoría psicoanalítica y la psiquiatría clásica sobre la
esquizofrenia y la posibilidad de lazo social que presenta ésta.

Marco teórico

El marco conceptual que sustenta los objetivos de este trabajo es el Psicoanálisis.


Se tomaran como base los desarrollos freudianos y lacanianos acerca de la
esquizofrenia, siendo antecedentes de éstos las concepciones de Kraepelin,
Bleuler y de Clérambault.

En los primeros desarrollos acerca de la nosografía, Freud diferencia a las


neurosis de las neuropsicosis de defensa, en éstas últimas incluye a la confusión
alucinatoria. En base al mecanismo psíquico de la defensa, mientras en las
primeras no hay mecanismo de defensa en las segundas si, y así es como plantea
la diferencia del mecanismo de defensa entre histeria y neurosis obsesiva, y aísla
otro para la confusión alucinatoria. Si bien en la histeria y la neurosis obsesiva hay
un divorcio entre la representación inconciliable y el afecto, la representación
permanece en la conciencia; en la confusión alucinatoria Freud propone que el Yo
4
Tesis de Grado – Licenciatura en Psicología / 2017

desestima (verwerfen) la representación insoportable junto con su afecto y se


comporta como si la representación nunca hubiera comparecido (1894, p. 59).

Más adelante, en el Manuscrito H (1895), Freud propone agregar a las


neuropsicosis de defensa (histeria, neurosis obsesiva y confusión alucinatoria) a la
paranoia crónica, resaltando que es un modo patológico de defensa. El autor
plantea que “Uno se vuelve paranoico por cosas que no tolera, suponiendo que
uno posea la predisposición psíquica peculiar para ello” (p. 247).

Freud prosigue diciendo “La paranoia tiene, por tanto, el propósito de defenderse
de una representación inconciliable para el Yo proyectando al mundo exterior el
sumario de la causa que la representación misma establece” (ibíd., p. 249).
Explica que ante cada alteración interior se tiene como opción suponer una causa
interna o externa, si algo fuerza a apartarse del origen interno se recurre al origen
externo. Por otro lado, plantea que nuestros estados interiores se denuncian ante
los otros, dando por resultado el delirio de ser notado, siendo la proyección
normal. Ahora bien, resulta normal si uno permanece conciente de la alteración
interior, si se olvida esto queda el silogismo que lleva hacia afuera y así es como
se está en presencia de la paranoia. Al respecto refiere “(…) abuso del mecanismo
de proyección a los fines de la defensa” (ibíd., p. 249). Así es como en esta época
Freud propone que en la paranoia el contenido y el afecto de la representación
inconciliable se conservan pero son proyectados al mundo exterior, caracterizando
la defensa de la paranoia como un abuso del mecanismo de la proyección.

En un segundo momento, que va desde el 1900 al 1920, la distinción entre los


cuadros clínicos se esclarece comenzando a diferenciar neurosis de psicosis, a
partir de la distinción entre psiconeurosis narcisistas y de transferencia. Plantea en
1911 por primera vez a la Esquizofrenia como una entidad clínica y la separa de la
paranoia. Freud propone un nuevo nombre para la esquizofrenia de Bleuler, la
denomina “parafrenia” tomando como característica de ésta el alejamiento de la
líbido del mundo exterior.

5
Tesis de Grado – Licenciatura en Psicología / 2017

En el historial de Schreber, Freud se sirve del mecanismo de la formación de


síntoma y el de la represión (esfuerzo de desalojo) para ubicar lo específico de la
paranoia. En la formación de síntoma señala como un rasgo llamativo al
mecanismo de proyección, mediante el cual una percepción interna es sofocada y
como sustituto de ésta adviene a la conciencia su contenido, luego de
experimentar la desfiguración, pero como una percepción de afuera. Pero Freud
desestima a la proyección como lo más sustantivo de la paranoia ya que ésta no
desempeña el mismo papel en todas las formas de paranoia, y tampoco es
exclusiva de ésta.

Por lo tanto, al dejar de lado la proyección, propone que el proceso represivo se


entrama de manera más íntima que la modalidad de la formación de síntoma con
la historia del desarrollo de la líbido y con la predisposición dada en ella.

Así es como Freud plantea que la represión se separa en tres fases:

1. La primera, la fijación, precursora y condición de cada “represión”. Una


pulsión o componente pulsional no recorre el desarrollo previsto como
normal y a consecuencia de esto permanece en un estadio más infantil. La
corriente libidinosa se comporta respecto de las formaciones psíquicas
posteriores como una que pertenece al sistema del inconciente, como una
reprimida

2. La segunda fase, la represión propiamente dicha, parte de los sistemas del


Yo de desarrollo más alto, susceptibles de conciencia, las describe como un
“esfuerzo de dar caza”. Es un proceso activo, mientras que la fijación se
presenta como un retardo en verdad pasivo. Lo que sucumbe a la represión
son, por un lado los retoños psíquicos de aquellas pulsiones que
primariamente se retrasaron, cuando por su fortalecimiento se llega al
conflicto entre ellas y el Yo; o, por otro lado, aquellas aspiraciones
psíquicas contra las cuales se eleva una fuerte repugnancia.

6
Tesis de Grado – Licenciatura en Psicología / 2017

3. La tercera fase es el fracaso de la represión, la irrupción, el retorno de lo


reprimido. Esta irrupción se produce desde el lugar de la fijación, y tiene por
contenido una regresión del desarrollo libidinal hasta ese lugar.

Así es como Freud propone en la paranoia el proceso de la represión propiamente


dicha, que consiste en el desasimiento de la líbido de las personas y cosas, y su
regresión al Yo por la vía de la retracción. A este momento mudo, le seguirá un
momento ruidoso, el proceso de restablecimiento, en el que se deshace la
represión y se reconduce la líbido a las personas por ella abandonadas. Si bien
refiere al mecanismo de la represión, Freud (1911) anticipa una distinción que
retomará Lacan para construir un mecanismo psíquico propio de la psicosis: “No
era correcto decir que la sensación interiormente sofocada es proyectada hacia
afuera; más bien inteligimos que lo cancelado adentro retorna desde afuera” (p.
66).

En Introduccion del narcisismo (1914), Freud plantea al narcisismo como “el


complemento libidinoso del egoísmo inherente a la pulsión de autoconservación”
(pp. 71-72). El autor no considera al narcisismo como una perversión, sino como
un estadio dentro del desarrollo sexual regular del hombre. Pensar al narcisismo
como primario y normal surge a raíz del intento de Freud de incluir bajo la teoría
de la líbido a la esquizofrenia. Dos rasgos fundamentales caracterizan a los
esquizofrénicos: el delirio de grandeza y el extrañamiento de su interés respecto
del mundo exterior (personas y cosas). Este último refiere que los parafrénicos
retiran la líbido de personas y cosas, pero no las sustituyen en su fantasía. Con
respecto al delirio de grandeza, Freud se pregunta a dónde es conducida la líbido
sustraída de los objetos, a lo que responde que la líbido sustraída de los objetos
fue conducida al Yo, y así es como surge lo que denomina narcisismo secundario.

Propone que el delirio de grandeza es una amplificación y el despliegue de un


estado que ya había existido anteriormente: el narcisismo nace por el
replegamiento de las investiduras de objeto como un narcisismo secundario que
se edifica sobre la base de otro, primario, oscurecido por múltiples influencias. Así

7
Tesis de Grado – Licenciatura en Psicología / 2017

es como Freud propone en su texto “una originaria investidura libidinal del yo,
cedida después a los objetos; empero, considerada en su fondo, ella persiste, y es
a las investiduras de objeto como el cuerpo de una ameba a los seudópodos que
emite” (ibíd., p. 73), es decir que una investidura libidinal de los objetos es posible
gracias a un narcisismo originario.

Con los desarrollos de Introduccion del narcisismo, Freud (1914) establece un


recorrido en el desarrollo de la psicosexualidad desde el autoerotismo a la
elección de objeto, no sin pasar previamente por el narcisismo. Plantea que “(…)
para ganar un objeto de amor se toma primero a sí mismo, a su cuerpo propio,
antes de pasar de este a la elección de objeto en una persona ajena” (p. 56). Este
recorrido supone la posibilidad de puntos de fijación en determinados estadios,
donde frente al peligro de una marea alta de la líbido, la misma no encuentra otro
trayecto más que el regresivo a dicho punto de fijación, el punto más endeble. De
esta manera, distinguirá la parafrenia de la paranoia, ubicando para la primera, la
fijación en el autoerotismo y el mecanismo alucinatorio como modo de retorno
libidinal, y para la segunda, una fijación en el narcisismo y el retorno por vía del
delirio.

En un tercer momento, a partir de los desarrollos de 1920, Freud propone


diferenciar las neurosis de las psicosis en términos de conflicto entre las cuatro
instancias del aparato psíquico. Mientras plantea que en la neurosis de
transferencia el conflicto es entre el Yo y el Ello, y en la neurosis narcisista el
conflicto se da entre el Yo y el Superyó; en el caso de la psicosis éste se
encuentra entre el Yo y el mundo exterior.

Diferencia en esta época neurosis de psicosis haciendo referencia a que en esta


última tienen lugar dos momentos en relación a la pérdida de realidad: el primero,
se trata de una huida inicial de la realidad, donde el Yo retira sus investiduras de
los objetos del mundo exterior; este proceso es mudo y solo se toma noticia de él
tiempo después. El segundo momento, tiene carácter de reparación y consiste en
una fase activa de reconstrucción en el cual el enfermo pretende desmentir la

8
Tesis de Grado – Licenciatura en Psicología / 2017

realidad y sustituirla mediante el trabajo de su delirio. Es decir, Freud piensa al


delirio como un parche colocado donde se produjo una desgarradura en el vínculo
entre el Yo y el mundo exterior.

Retornando a los desarrollos de Freud, Lacan aborda a las psicosis desde dos
ejes: sincrónico y diacrónico. La perspectiva sincrónica se ocupa del mecanismo
de la psicosis, mientras que en la perspectiva diacrónica se toma el desarrollo de
la psicosis.

Con respecto al eje sincrónico, lo que da cuenta de una estructura psicótica es la


forclusión del Nombre-del-Padre. Lacan hace referencia en el Seminario III (1955-
1956) al concepto de Verwerfung utilizado por Freud en el Historial del Hombre de
los Lobos; plantea que en la relación del sujeto con el símbolo existe la posibilidad
de una Verwerfung primitiva, es decir, lo no simbolizado se manifiesta en lo real,
tal como sucede en la psicosis.

Para Lacan para que algo sea reprimido, primero tuvo que haber sido admitido en
lo simbólico. Esta inscripción en lo simbólico es lo que Freud denomino Bejahung,
afirmación primordial. Para que un significante pueda ser reprimido, primero tiene
que haber sido inscripto en lo simbólico en el sentido de la Bejahung primordial.

Ahora bien, Lacan (1955-1956) propone lo siguiente:

“ (…) en lo inconsciente, todo no está tan solo reprimido, es decir


desconocido por el sujeto luego de haber sido verbalizado, sino que hay
que admitir, detrás del proceso de verbalización, una Bejahung primordial,
una admisión en el sentido de lo simbólico, que puede a su vez faltar.” (p.
23)

Es decir que esta afirmación primordial (Bejahung) puede faltar, prosigue


planteando “Previo a toda simbolización hay una etapa, lo demuestran las
psicosis, donde puede suceder que parte de la simbolización no se lleve a cabo”
(ibíd., p. 118), por lo tanto el planteo es que se rechaza una “parte” no que no hay
simbolización como tal, lo que no se inscribe es un significante singular en el caso
9
Tesis de Grado – Licenciatura en Psicología / 2017

de las psicosis: el Nombre-del-Padre. Por lo tanto se puede decir que en la


psicosis el Nombre-del-Padre no está inscripto en lo simbólico.

Lacan toma la diferencia planteada por Freud entre Verwerfung y Verdrängung,


siendo la primera la forclusión del Nombre-del-Padre en la psicosis y la segunda la
represión secundaria. Para que algo pueda ser reprimido tiene que haber tomado
el camino de la Bejahung, aquellos significantes que cayeron bajo la represión
propiamente dicha retornan en lo simbólico, ya que la represión es una operación
que sucede en el campo de lo simbólico, el retorno será en este campo.

Terminando el Seminario III, Lacan plantea la traducción del término Verwerfung


por forclusión: “No retorno a la noción de Verwerfung de la que partí, y para la
cual, luego de haberlo reflexionado bien, les propongo adoptar definitivamente
esta traducción que creo la mejor: la forclusión” (p. 456).

En cuanto al eje diacrónico, interesa sobre todo la articulación de la estructura con


el tiempo, en tanto una psicosis puede mantenerse compensada mientras no se
confronte con el defecto que existió desde siempre. Los fenómenos elementales
en la psicosis dan cuenta del retorno del significante en lo real, es decir, aquel
significante que no encadena, que no produce significación. El paradigma que da
Lacan de esto es la alucinación “marrana”.

En la obra de Lacan se encuentran pocas referencias acerca de la esquizofrenia,


una de ellas se da en sus Escritos en la Respuesta al Comentario de Jean
Hyppolite (1966) donde Lacan señala que para la esquizofrenia “todo lo simbólico
es real” (p. 373), haciendo referencia a que lo que falta cuando lo simbólico es real
es la producción de la falta. Al encontrarse el significante en lo real, al no
encadenarse con otro, no se produce la significación, es decir, el significante no
quiere decir nada.

En “El Atolondradicho” (2012) Lacan hace referencia a que los esquizofrénicos se


encuentran fuera-de-discurso: “el dicho esquizofrénico se especifica por quedar

10
Tesis de Grado – Licenciatura en Psicología / 2017

atrapado sin el auxilio de ningún discurso establecido” (p. 498). A partir de esta
afirmación se vuelve preciso indagar la defunción lacaniana del discurso.

En el Seminario XVII (1969-1970) Lacan propone que el discurso es una


estructura que excede a la palabra, que puede subsistir sin palabras, y subsiste en
ciertas relaciones fundamentales. Pero para que estas se mantengan, tiene que
estar presente el lenguaje. El establecimiento de las relaciones entre las personas
implica una renuncia a la tendencia pulsional, por lo tanto el discurso como lazo
social es un modo de disponer el goce con el lenguaje, de ponerle un marco a la
pulsión, de lo que resulta una pérdida de goce.

Los lazos sociales permiten el tratamiento de lo real del goce mediante lo


simbólico, los discursos están sustentados por el Nombre-del-Padre. El
esquizofrénico, como propone Bleuler, tiene como una de sus características la
inclinación a divorciarse de la realidad (autismo), es decir que hay una exclusión
del discurso como lazo social. Este fuera-de-discurso planteado por Lacan, es un
rasgo de goce imposible de enmarcar ya que el sujeto esquizofrénico no puede
defenderse de lo real mediante lo simbólico ya que para él “todo lo simbólico es
real”.

Entonces, tanto la articulacion freudiana de la psicosis con el mundo exterior,


como la perspectiva lacaniana que define a la esquizofrenia como fuera-de-
discurso, se vuelven centrales para la presente tesis en la que interesa indagar lo
particular del lazo en la esquizofrenia.

Estado del arte

A continuación se realiza una revisión de los aportes de autores actuales que


aportaron a la temática que se propone abordar la tesis.

11
Tesis de Grado – Licenciatura en Psicología / 2017

Jacques-Alain Miller (2011) plantea, retomando a Lacan, que los discursos son
defensas frente a lo real; por lo tanto el esquizofrénico al encontrarse fuera-de-
discurso no se defiende de lo real mediante lo simbólico, no se defiende mediante
el lenguaje porque para él “todo lo simbólico es real”. La ironía es la forma que
tiene el esquizofrénico de enlazar algo del discurso, generando la posibilidad de
un lazo con el Otro para después cuestionarlo. La ironía da cuenta que los
discursos en el fondo son una estafa, a partir de su posición subjetiva es cuando
puede parecer, para los otros sujetos, lo simbólico solo es semblante.

Colette Soler (1991) en Estudios sobre las psicosis hace referencia al trabajo de la
psicosis diferenciándolo del trabajo de la transferencia que sucede en la neurosis.
La autora plantea que hay diferentes formas de compensación de los efectos de la
forclusión: por un lado el tratamiento simbólico de lo real, donde se encuentran el
delirio y la metáfora delirante, por otro lado el tratamiento real sobre lo real del
goce, donde se encuentra la operación que realiza Joyce con la literatura y los
pasajes al acto auto y hetero mutiladores.

La autora propone la importancia de que haya un lugar para el analista en la


psicosis, y que ese lugar es ser “el otro Otro”, aquel lugar que lo posiciona en un
lugar de testigo que aloja el testimonio del paciente, corriéndose del lugar del Otro
que goza. Por otro lado, agrega otra maniobra en el tratamiento de la psicosis, el
analista debe sostener la única función que le queda, la de limitar el goce. De esta
manera, define que el tratamiento debe realizarse mediante la alternancia de las
intervenciones mencionadas, es decir, entre una posición de testigo silente y un
apuntalamiento del límite.

Soler (2004) en su libro “El inconciente a cielo abierto de la psicosis” tiene un


apartado referido a la esquizofrenia, donde retoma, desarrolla y articula los
desarrollos de Freud acerca del lenguaje de órgano, y los de Lacan respecto de la
esquizofrenia con respecto a su frase “todo lo simbólico es real” y la referencia
acerca de que “enfrenta sus órganos sin la ayuda de un discurso establecido”.

12
Tesis de Grado – Licenciatura en Psicología / 2017

Por otro lado, la psicoanalista propone que aunque los sujetos esquizofrénicos se
encuentren tanto fuera de transferencia como fuera-de-discurso, establecen
relaciones de confianza con sus semejantes; aunque no se de una transferencia
propiamente dicha, se puede dar una relación de objeto imaginaria y real que
tenga efectos benéficos para el sujeto aunque no sean analíticos.

Antonio Quinet (2016) prosigue trabajando el fuera-de-discurso en la esquizofrenia


planteado por Lacan tomando como base la obra de Freud. El autor plantea que
estos sujetos aunque se encuentren fuera de las amarras sociales que estructuran
la civilización, no significa que no haya tentativas de entrar en el lazo social; las
manifestaciones tales como el delirio y la alucinación son intentos de restablecer el
vínculo con los objetos como planteaba Freud.

Martin Alomo (2012) continúa los trabajos de Lacan y Miller acerca de la ironía en
la esquizofrenia como una elección, como una toma de posición subjetiva frente a
los discursos establecidos, atacando de raíz al lazo social como señala Lacan. El
autor plantea que su opacidad característica de su lenguaje pone en evidencia los
discursos son meramente una ilusión. Retoma el lugar que plantea para el analista
Colette Soler, proponiendo la posición silente de testigo frente a la ironía de
transferencia que pueda surgir, lo cual podría permitir pivotear la cura.

Luis Prieto (2014) en su texto Capitalismo y esquizofrenia: ¿qué decimos con el


“fuera-de-discurso”? retoma la referencia lacaniana del fuera-de-discurso en la
esquizofrenia preguntándose qué sucede actualmente respecto del discurso
capitalista. El autor propone en este artículo un intento de “hacer uso” de lo que
Lacan esbozó sobre el (Pseudo) discurso capitalista, para ver si con ese esquema
puede pensarse qué sucede con el fuera-de-discurso en la esquizofrenia. Plantea
como futura línea de investigación la posibilidad de pensar si existen distintos
fuera-de-discurso, en plural. Pseudo-discursos que en su constitución vulneran las
reglas de formación de los cuatro discursos construidos por Lacan. Queda así
cómo futura vía de investigación en qué medida y afectando a qué lugar (agente,

13
Tesis de Grado – Licenciatura en Psicología / 2017

trabajo, producto y verdad) se obtiene la transformación de un discurso para


estar fuera del mismo.

Mariano Pujana (2015) publica en el Congreso Internacional de Investigación y


Práctica Profesional en Psicología XXII Jornadas de Investigación Décimo
Encuentro de Investigadores en Psicología del MERCOSUR el trabajo “Aportes del
concepto de “lo Uno” al esclarecimiento del dicho esquizofrénico”, donde explora
los desarrollos de Freud en su artículo “Lo Inconciente” y los aportes de Lacan en
el Seminario 7 y en el Seminario 19 (poniendo hincapié en el concepto de “lo
Uno”) acerca del dicho esquizofrénico, tratando de explorar en qué consiste lo
incomprensible del enunciado esquizofrénico y cuál es la estructura del habla que
determina que se presente como ininteligible.

Desarrollo

Inicios de la esquizofrenia en la Psiquiatría Clásica


La clínica de la psicosis no comienza con el psicoanálisis, si no que la introduce la
Psiquiatría en el Siglo XIX. Los referentes que se van a tener en cuenta para
desarrollar los conceptos antes mencionados en este trabajo son: Kräepelin,
Bleuler y de Clérambault.

Tomando a Leibson (2013), el punto de origen de la división entre Paranoia y


Demencia Precoz se encuentra en la Sexta Edición del Compendio de Psiquiatría
de Kräepelin de 1899. Plantea la diferencia entre estos dos cuadros tomando la
alteración de las facultades mentales y la forma evolutiva que se vincula con esta
alteración.

La Paranoia, según Kräepelin, se va a encontrar caracterizada por una


conservación de las facultades mentales, inclusive a lo largo del tiempo, su
evolución es crónica y continua. Se plantea al delirio como un mecanismo
interpretativo, es decir, el paranoico percibe correctamente, el problema se
14
Tesis de Grado – Licenciatura en Psicología / 2017

encuentra en la lectura que hace de ello; y por último, la percepción no se


encuentra alterada, siendo que en caso que haya alucinaciones no determinen ni
la generación ni el curso del delirio, es decir, el delirio no se genera a partir de la
alucinación. Por oposición a ésta, en el grupo de la Demencia Precoz se
encuentra la alteración de dos funciones mentales, la voluntad y la afectividad;
secundariamente pueden también deteriorarse las funciones relativas al lenguaje.
Las alucinaciones y los delirios son síntomas accesorios, su evolución no es
continua sino que se da por brotes y remisiones, a diferencia de la Paranoia.

Kräepelin define como algunas de las características del síndrome basal en la


Demencia Precoz el doblegamiento afectivo, la apatía, la indiferencia. El autor
hace hincapié en que las perturbaciones en el área afectiva son intensas e
impactantes, hay un desinterés por el entorno, que se puede verificar en las
relaciones con sus amigos, familia, pero también con respecto a sus expresiones,
según Kräepelin ya no experimentan ni tristeza ni alegría, ni anhelos ni penas,
pueden pasar sus días en una oscura apatía o en una euforia sin sentido.

Bleuler publica en 1911 su texto, “Demencia Precoz o el grupo de las


Esquizofrenias”, a diferencia de Kräepelin, se interesa por el mecanismo de la
enfermedad y no por la mera descripción de los fenómenos. El nombre hace
alusión a una de las características más importantes de la enfermedad, el
desdoblamiento de las distintas funciones psíquicas; ya que “esquizo” significa
escisión y “phrenos” mente, la Esquizofrenia queda definida como “escisión de la
mente”. El mecanismo de ésta consiste en que la personalidad se desagrega, se
escinde, a causa de una perturbación asociativa. Hay una alteración a nivel de las
asociaciones, es decir, la representación-meta que dirige y orienta las
asociaciones se pierde, así es como se interrumpe bruscamente su discurso y
cuando lo retoma se comprueba que algo está alterado y cambia de dirección.

El autor plantea que la Esquizofrenia se caracteriza por un tipo específico de


alteración del pensamiento, los sentimientos, y la relación con el mundo exterior.

15
Tesis de Grado – Licenciatura en Psicología / 2017

En este trabajo se tomaran aquellas características que permitan articular con el


vínculo social.

Con respecto a la afectividad, relata que puede manifestarse como


cualitativamente anormal, el grado de intensidad de las reacciones emocionales
no guarda proporción con los acontecimientos que han provocado esas
reacciones.

Dentro de los síntomas fundamentales planteados por Bleuler, encontramos los


trastornos en la asociación y la afectividad, la predilección por la fantasía en
oposición a la realidad, y la inclinación a divorciarse de la realidad (autismo). En
este trabajo se tomarán los trastornos en la afectividad y la inclinación a
divorciarse de la realidad.

El autor plantea que el deterioro emocional ocupa el primer plano en el cuadro:

“…se sientan por ahí, en las instituciones donde están confinados, con
rostros inexpresivos, encorvados, la imagen de la indiferencia. Permiten que
se los vista y se los desvista como si fueran autómatas, que se los lleve
desde su lugar habitual de inactividad hasta el salón comedor, y luego de
vuelta nuevamente, sin manifestar signo alguno de satisfacción o
desagrado. Ni siquiera parecen reaccionar ante los daños que les infligen
otros pacientes”.

Define que aún en las formas menos graves se puede percibir una indiferencia
ante todas las cosas, en un comienzo se puede notar una hipersensibilidad donde
los pacientes deciden aislarse conciente y deliberadamente para evitar todo lo que
pueda suscitarles emociones. Bleuler plantea que la capacidad psíquica para
presentar emociones no ha desaparecido del todo, pero que cuando se presenta
alguna de éstas sucede en gran parte por “accidente”.

Bleuler considera que una característica peculiar en la esquizofrenia es la


alteración entre la vida interior del paciente y el mundo exterior, donde lo que

16
Tesis de Grado – Licenciatura en Psicología / 2017

asume preponderancia de una forma patológica es la vida interior, el autor define a


esto como “autismo”.

Caracteriza al autismo diciendo que los pacientes viven en su propio mundo, no


tienen contacto con el mundo exterior; se encuentran encerrados en sus deseos y
anhelos o se encuentran ocupados con sus ideas persecutorias. Bleuler escribe al
respecto “la realidad del mundo autista puede también parecer más valida que la
del mundo real; entonces los pacientes toman a su mundo fantástico por real, y a
la realidad por una ilusión”.

Clérambault estudia los fenómenos de automatismo mental que suceden en las


que él denomina “psicosis basadas en el automatismo”, donde estos fenómenos
son iniciales y se encuentran antes de la formación delirante. En la Psiquiatría
Clásica estos fenómenos fueron ubicados como alucinaciones, el autor distingue a
estas alucinaciones verbales sensoriales de los fenómenos de automatismo
mental; así es como propone tres características para ellos: son neutros, no
sensoriales y no temáticos (anideicos).

Con respecto a la neutralidad, se refiere a que estos fenómenos carecen de


tonalidad afectiva; esta se relaciona directamente con el carácter anideico, el cual
no tiene un tema o idea que guie un juego silábico, por ejemplo; esto sólo
responde a un origen mecánico. Clérambault dice que estas dos características
son dos caras de la misma moneda “…se acompaña de un estado afectivo neutro
o incluso ligeramente eufórico, y no puede ser de otro modo pues, si apareciera un
estado afectivo penoso o positivamente eufórico, resultaría de ello una
construcción ideativa”.

Esquizofrenia y Psicoanálisis I: Sigmund Freud


En sus comienzos, Sigmund Freud (1896) propone en su texto “Nuevas
puntualizaciones sobre las neuropsicosis de defensa”, a las neuropsicosis de
defensa, bajo las cuales agrupa a la histeria, las representaciones obsesivas y
ciertos casos de confusión alucinatoria aguda. Dichas entidades clínicas

17
Tesis de Grado – Licenciatura en Psicología / 2017

compartirían el mecanismo psíquico de defensa inconsciente como factor


etiológico, el mismo sería motorizado "a raíz del intento de reprimir una
representación inconciliable que había entrado en penosa oposición con el yo del
enfermo" (p.163).

En este momento de su obra, Freud sostiene "...la conjetura de que también la


paranoia -o grupo de casos pertenecientes a ella- es una psicosis de defensa, es
decir, que proviene, lo mismo que la histeria y las representaciones obsesivas, de
la represión de recuerdos penosos" (ibíd., p. 175). En el Manuscrito H (1895), la
paranoia es definida como un modo patológico de defensa y agrega "uno se
vuelve paranoico por cosas que no tolera, suponiendo que uno posea la
predisposición psíquica peculiar para ello" (Freud, p. 247).

Por lo tanto, en esta primera elaboración freudiana queda demarcada una primera
nosografía: por un lado, las neurosis actuales, dentro de las que se encuentran la
neurosis de angustia y la neurastenia, las cuales no poseen mecanismos
psíquicos de defensa. Por otro lado, las neuropsicosis de defensa, en las cuales sí
operaría tal mecanismo. Dentro de esta última clasificación, ubicamos a la histeria,
donde el afecto proveniente de la representación inconciliable es dirigido al
cuerpo; la neurosis obsesiva, donde dicho afecto es dirigido hacia otra
representación; y la paranoia, donde el contenido y el afecto de la representación
inconciliable se conservan pero son proyectados al mundo exterior.

Estas comienzan a ser las primeras elaboraciones de Freud donde incluye una
entidad clínica como la paranoia, en su primera nosografía la esquizofrenia no va
a estar presente. El caso de Daniel Paul Schreber en 1911 es un antecedente del
texto de 1914 “Introduccion del narcisismo”, en este se puede leer la distinción
entre neurosis y psicosis a partir del concepto de narcisismo, lo que le permite
distinguir las psiconeurosis narcisistas de las de transferencia.

En el texto Puntualizaciones psicoanalíticas sobre un caso de paranoia (Dementia


paranoides) descrito autobiográficamente (1911), Freud plantea en el Capítulo III a

18
Tesis de Grado – Licenciatura en Psicología / 2017

la esquizofrenia como entidad teórico-clínica diferenciada de la paranoia,


proponiendo para ésta el nombre de “parafrenia”:

“Más sustantivo me parece conservar la paranoia como un tipo clínico


independiente, aunque su cuadro harto a menudo se complique con rasgos
esquizofrénicos; en efecto, desde el punto de vista de la teoría de la líbido,
se la puede separar de la Dementia Praecox por una diversa localización de
la fijación predisponente y un mecanismo distinto del retorno [de lo
reprimido] (formación de síntoma), no obstante tener en común con aquella
el carácter básico de la represión propiamente dicha, a saber, el
desasimiento libidinal con regresión al yo. Entiendo que lo más adecuado
es bautizar a la Dementia Praecox con el nombre de «parafrenia».” (Freud,
1911, p. 70)

Freud expone que la esquizofrenia tiene el carácter del alejamiento de la líbido del
mundo exterior, así es como infiere que la represión es por desasimiento libidinal.
En cuanto a la fase de las alucinaciones tormentosas, también la aprehende como
un intento de restablecimiento que pretende devolver a la líbido sus objetos; en los
delirios se puede discernir que son restos de las antiguas investiduras de objeto.
Esta es una de las grandes diferencias con la paranoia, la cual se sirve de la
proyección como mecanismo en ese intento de recuperación, mientras que la
esquizofrenia se sirve del mecanismo alucinatorio. Es decir, que para Freud la
tentativa de curación en la esquizofrenia cobraría un carácter alucinatorio,
mientras que en la paranoia se llevaría a cabo a través del delirio que permitiría
cierta reconstrucción.

Por otro lado, el desenlace en la esquizofrenia es más desfavorable respecto de la


paranoia ya que no triunfa la reconstrucción sino la represión. Así es como
mediante la regresión no va a llegar al narcisismo representado en el delirio de
grandeza, sino que va a haber una liquidación del amor de objeto y el regreso al
autoerotismo infantil. Así es como se ubica la fijación de la Dementia Praecox al

19
Tesis de Grado – Licenciatura en Psicología / 2017

comienzo del desarrollo que partiendo del autoerotismo aspira al amor de objeto,
mientras que en la paranoia la fijación es al narcisismo.

Freud propone, por último, que fenómenos paranoides y esquizofrénicos pueden


combinarse, así es como un caso puede comenzar con síntomas paranoides y
desarrollarse hasta una demencia. Por esto mismo el autor denomina al caso de
Schreber como “Demencia Paranoide”.

En el Apéndice de este mismo capítulo de Puntualizaciones psicoanalíticas sobre


un caso de paranoia (Dementia paranoides) descrito autobiográficamente (1911),
Freud plantea al Narcisismo como un estadio en la historia evolutiva de la líbido
que va del autoerotismo a la elección del objeto de amor. El sujeto para poder
elegir un objeto de amor se toma primero a sí mismo, a su cuerpo propio.

Freud retoma este concepto en Introduccion del narcisismo (1914) tomando la


descripción clínica de Näcke (1899) quien define al narcisismo como “una
conducta donde el individuo da a su cuerpo propio el trato que le daría a un objeto
sexual, es decir, lo mira con complacencia sexual, lo mima, lo acaricia, alcanzando
la satisfacción plena mediante esto” (p. 71), así es como el narcisismo no es
considerado una perversión.

El autor desarrolla este concepto como primario y originario gracias al intento de


incluir bajo la teoría de la líbido a la parafrenia. Dos rasgos la definen: el delirio de
grandeza y el extrañamiento del interés respecto del mundo exterior, incluyendo
personas y cosas. Los neuróticos también resignan su vínculo con la realidad
cancelando el vínculo erótico con personas, pero aún lo mantienen en su fantasía,
a este estado se lo denomina introversión de la líbido. A diferencia de esto, el
extrañamiento del mundo exterior en la parafrenia conlleva a un real retiro de la
líbido de las personas y cosas del mundo exterior, pero sin sustituirlas por otras en
su fantasía, esto ocurre como algo secundario y sería un intento de curación el
cual intenta reconducir la líbido al objeto. Freud ubica mediante el delirio de
grandeza que esta líbido sustraída de los objetos fue conducida al Yo, y así es

20
Tesis de Grado – Licenciatura en Psicología / 2017

como surge la conducta denominada narcisismo. Por lo tanto el delirio de


grandeza es la amplificación y el despliegue de un estado preexistente.

Tomando los desarrollos de Freud en el capítulo VII de Lo inconciente (1915), éste


caracteriza a la esquizofrenia mediante el proceso de la represión en el cual la
líbido quitada de los objetos no busca un nuevo objeto sino que se recoge en el
Yo, resignándose las investiduras de objeto y reproduciéndose un estado de
narcisismo primitivo. Se puede dar cuenta de esto mediante la repulsa del mundo
exterior, una sobreinvestidura del Yo propio y la apatía total, desembocando en la
incapacidad de transferencia para un proceso terapéutico.

Freud ubica en este capítulo alteraciones de lenguaje en la esquizofrenia, plantea


que el modo de expresarse es “rebuscado” y que hay una desorganización
sintáctica, por lo tanto se dificulta comprenderlo. Freud define que en el contenido
de estas expresiones se encuentra en primer lugar una referencia a órganos o
inervaciones del cuerpo. Así es como localiza en el dicho esquizofrénico un sesgo
hipocondriaco, al cual define como “lenguaje de órgano”. El modo de pensamiento
en la esquizofrenia se define por tratar a las cosas concretas como si fueran
abstractas, como señala Pujana (2015), el esquizofrénico somete sus palabras al
funcionamiento del proceso primario, es decir, a los procesos de condensación y
desplazamiento, encontrándose la predominancia de la representación-palabra
sobre la representación-cosa:

“El esquizofrénico, al hablar, utiliza las palabras desconectadas de el


referente externo al que aluden (más bien a la representación cosa, la
huella mnémica de ese objeto), produciéndose entonces no frases
gramaticalmente incorrectas (hecho que la experiencia de entrevistar a
cualquier sujeto que padezca de fenómenos esquizofrénicos comprueba)
sino dichos esquizofrénicos que no entran dentro de un discurso regido por
el sentido común que el significante del nombre del padre introduce.”

En el texto Neurosis y Psicosis, Freud (1924, p. 156-157) define que el Ello es


gobernado por el mundo exterior mediante dos caminos: por un lado por las
21
Tesis de Grado – Licenciatura en Psicología / 2017

percepciones actuales, y por otro lado por las huellas mnémicas de percepciones
anteriores que forman un “mundo interior”, patrimonio y componente del Yo. Para
el psicoanalista la etiología común para un estallido de psiconeurosis o de una
psicosis es la frustración, el no cumplimiento de uno de aquellos deseos de la
infancia. El efecto patógeno depende de lo que haga el Yo con este conflicto: si
permanece fiel a su vasallaje hacia el mundo exterior y procura sujetar al Ello, o si
es avasallado por el Ello y así se deja arrancar de la realidad.

Con respecto a la esquizofrenia, Freud plantea que el cuadro desemboca en una


apatía afectiva, perdiendo toda participación en el mundo exterior. El delirio es un
parche que se coloca en la desgarradura en el vínculo del Yo con el mundo
exterior. Así es como Freud finalmente plantea que mientras en la neurosis de
transferencia el conflicto es entre el Yo y el Ello y en la neurosis narcisista el
conflicto se da entre el Yo y el Superyó; en el caso de la psicosis éste se
encuentra entre el Yo y el mundo exterior.

Por otro lado, Freud va a plantear en La pérdida de realidad entre neurosis y


psicosis (1924) que una de las diferencias entre neurosis y psicosis es que en la
primera el Yo en pos de la realidad sofoca un fragmento del Ello; mientras que en
la segunda el Yo, al servicio del Ello, se retira de un fragmento de la realidad.

Según el autor en la psicosis se dan dos pasos: en el primero se arranca al Yo de


la realidad, en el segundo se quiere indemnizar los perjuicios y restablecer el
vínculo con la realidad mediante la creación de una realidad nueva, a diferencia de
esto, en la neurosis el vínculo con la realidad se restablece a expensas del ello.
Mientras en ésta última se evita un fragmento de la realidad, en la psicosis se lo
reconstruye. En la neurosis no se desmiente la realidad, el neurótico se limita a no
querer saber nada de ella; en la psicosis se desmiente la realidad y se la sustituye
mediante el trabajo del delirio. De este modo, compensa la realidad perdida con la
creación de una nueva realidad. El delirio entonces, constituye un “parche
colocado en el lugar donde originariamente se produjo una desgarradura en el
vínculo entre el Yo y el mundo exterior” (Freud, 1924, p. 157). Así es como podría

22
Tesis de Grado – Licenciatura en Psicología / 2017

decirse que el delirio proporciona una restitución del lazo con el mundo exterior, en
tanto reconduce la líbido a los objetos. Sin embargo, es preciso aclarar que no se
hacen equivaler los términos de restitución y estabilización, en tanto se entiende
que todo delirio desde la perspectiva freudiana comporta una restitución libidinal,
pero que no todo delirio comportara una estabilización para un sujeto.

Esquizofrenia y Psicoanálisis II: Jacques Lacan


Lacan plantea en el Seminario III (1981, p. 23)

“…en lo inconciente, todo no está tan solo reprimido, es decir desconocido


por el sujeto luego de haber sido verbalizado, sino que hay que admitir,
detrás del proceso de verbalización, una ‹‹Bejahung›› primordial, una
admisión en el sentido de lo simbólico, que puede a su vez faltar”

Prosiguiendo con este párrafo, Lacan plantea que para que algo pueda ser
reprimido, primero tiene que haber sido inscripto en lo simbólico, esta afirmación
primordial es la Bejahung. Lo que se admite y lo que se rechaza en lo simbólico
son significantes, por lo tanto para que haya retorno de lo reprimido es necesaria
que se dé la afirmación primordial, que los significantes se inscriban en lo
simbólico.

Retomando el párrafo del Seminario III, se puede ver que este mecanismo “puede
faltar” según Lacan, es decir, algún significante puede no inscribirse y ser
rechazado de lo simbólico. Lo que sucede en la psicosis es que lo que se rechaza
y no se inscribe en lo simbólico es un significante particular: el Nombre-del-Padre.
Lacan, tomando el concepto de Freud, denomina a esta expulsión primordial
Verwerfung.

Lacan distingue la metáfora paterna como aquella que da significación al ser


viviente del sujeto, como plantea Soler (2004). Al sustituir el significante del Deseo
de la Madre por el Nombre-del-Padre se obtiene una significación, la significación
fálica. Como plantea la autora, esta metáfora al estabilizar significante y
significado, capitona al conjunto del discurso, teniendo repercusiones a nivel de
23
Tesis de Grado – Licenciatura en Psicología / 2017

las identificaciones imaginarias del sujeto, ya que introduce la dialéctica fálica, que
sin lo cual se reduciría a la relación especular del estadio del espejo.

Por lo tanto, la psicosis queda especificada como un defecto de metáfora. Esto se


presenta tanto a nivel de los fenómenos como a nivel de la causación de la
psicosis. Los fenómenos, lo observable, se puede ver en el significante en lo real,
es decir, aquel significante que no encadena, que no produce significación.

Mientras lo que cae bajo la represión retorna en lo simbólico, en el caso de la


psicosis, lo que cae bajo la Verwerfung, al no haber sido admitido en el registro de
lo simbólico, no va a retornar en éste, sino que va a retornar en lo real. Es decir,
en este caso el significante se va a encontrar fuera de lo simbólico, suelto, es el
significante aislado de la cadena.

Para realizar el diagnóstico diferencial de psicosis, lo que se va a verificar son los


efectos de la forclusión del Nombre-del-padre. Así es como la estructura se va a
poder dar cuenta mediante los fenómenos, tales como: fenómenos de franja,
neologismos, alucinación verbal, retorno de goce en el cuerpo, fragmentación
corporal, certeza, autoreferencia, empuje-al-goce, delirios.

Lombardi (2009) señala que la diferencia, a grandes rasgos, entre la paranoia y la


esquizofrenia es que la primera tiene una organización discursiva donde se
ordenan los fenómenos elementales, mientras que en la segunda la incapacidad
para ordenarse discursivamente conlleva a la imposibilidad de organizar sus
órganos en una unidad llamada cuerpo. Con respecto a esto, para los sujetos lo
simbólico es lo que hace de un organismo un cuerpo; en el caso de la
esquizofrenia, habiendo fallado la función simbólica, se encuentra un cuerpo
despedazado.

Para Lacan (1966, p. 373) en la esquizofrenia “todo lo simbólico es real”, por lo


tanto cada significante se encuentra en lo real, es opaco desde el punto de vista
de la significación. Como señala Lombardi, a diferencia de la paranoia, en la que
hay un significante en lo real que produce la certeza de estar referido a él, en la

24
Tesis de Grado – Licenciatura en Psicología / 2017

esquizofrenia cada significante parece estar en esa situación, por lo tanto un


significante no quiere decir nada.

Lacan en el Seminario XXIII (1975-1976) propone el nudo de Joyce a partir de la


interpenetración de los registros de lo simbólico y lo real, habiendo un
desprendimiento de lo imaginario. Propone allí que el sinthome viene a reparar el
lapsus que presenta el nudo.

“El caso Joyce responde a un modo de suplir un desanudamiento del nudo” (1975-
1976, p. 85), es decir que el nudo se encuentra afectado por un error. En el
encadenamiento del nudo borromeo en su presentación clásica se trata de tres
eslabones que se sostienen juntos sin valerse de la interpenetración. En este
Seminario, Lacan propone el nudo de Joyce, donde el error se encuentra en el
punto de cruce entre real y simbólico: lo simbólico en lugar de pasar por debajo de
lo real pasa por arriba. La consecuencia de esto es el desprendimiento de lo
imaginario, lo cual se puede ver en la paliza recibida por el joven James Joyce,
dice Lacan:

“El compañero que dirigía toda la aventura […] le pegó, pues, durante cierto
tiempo, ayudado por algunos otros compañeros. Después de la aventura,
Joyce se pregunta por lo que hizo que, pasada la cosa, él no estuviera
resentido. […] El constata que todo el asunto se suelta como una cáscara,
nos dice. ¿Qué nos indica sino algo que concierne en Joyce a la relación
con el cuerpo? […] sorprenden las metáforas que utiliza, a saber el
desprendimiento de algo como una cáscara […] la forma en Joyce, del
abandonar, del dejar caer la relación con el propio cuerpo resulta
completamente sospechosa para un analista” (ibíd., pp. 146-147).

Lo que refiere Lacan como sospechoso para un analista es el desplome de lo


imaginario como un primer efecto del error del anudamiento: “I mayúscula no tiene
más que soltarse. Se escurre exactamente como lo que Joyce siente tras haber
recibido su paliza; se escurre, la relación imaginaria no tiene lugar”. (ibíd., pp. 148-
149).
25
Tesis de Grado – Licenciatura en Psicología / 2017

Por otro lado, como segundo efecto, la interpenetración entre simbólico y real se
puede ver en la escritura de Joyce en el fenómeno de la palabra impuesta, de esto
dan testimonio las epifanías. Soler (2004) en cuanto a esto define que las
epifanías son fenómenos fechados entre 1900 y 1904, en los que Joyce descubre
su vocación de artista. La autora dice que son fragmentos oídos en situaciones
banales, sacados de su contexto, cuidadosamente consignados como lo más
precioso de su obra antes incluso de que haya obra, y luego reinsertados de
incognito en sus textos ulteriores. Extraídos del contexto que les da significación
estos fragmentos se vuelven se vuelven insensatos, fuera de discurso y reales;
serían desechos si no fuera por la experiencia epifánica a la que Joyce refiere: en
el sin sentido de estos fragmentos, James Joyce reconoce una “repentina
manifestación espiritual”.

Por otro lado, la autora, tomando a Lacan, define al síntoma como una función de
letra, real, como un goce de la letra. El goce del síntoma queda así definido como
un goce autístico, goce revestido, no necesita de un Otro. Ahora, en Joyce resulta
una paradoja ya que su síntoma comporta un goce autístico a nivel de lo literario
que implica lo contrario del autismo: el lazo social. Joyce logró conciliar el goce
autístico de la letra y la instauración o mantenimiento del lazo social; lo logra ya
que logra imponerse al mundo como el Artista, haciéndose promotor de su
nombre. Como plantea Soler, con esta identidad logra suplir el defecto de lo
imaginario en él, consolidar su ego, por medio del reanudamiento de lo imaginario.
En esta misma línea, como señala Schejtman (2013) tomando a Lacan, se puede
ubicar la vertiente de restitución del lazo con los otros en el sinthome de Joyce a
partir de la prevalencia del enigma en la escritura joyceana. Lo que no lo enlaza a
los otros a nivel de su escritura, su sinthome lo compensa volviendo al otro un
lector, más bien, un descifrador de enigmas. El enigma supone reencontrar la
dirección hacia el Otro, dirigirse al Otro del desciframiento: la lista de universitarios
que pasaran cientos de años dilucidando los enigmas dejados por Joyce.

Por otro lado, podría pensarse la relación de James Joyce con su mujer Nora
como otro modo que logró el escritor de hacer lazo. Lacan (1975-1976) ubica la
26
Tesis de Grado – Licenciatura en Psicología / 2017

relación de Joyce con su mujer, donde ésta le calza como un guante. Plantea que
no sólo es preciso que le vaya como un guante, sino que también le ajuste como
un guante; es decir, calzándole como un guante Nora impide que lo imaginario se
suelte, le proporciona un límite corporal preciso, ajustado. Refiere el autor “Para
Joyce, solo hay una mujer. Ella reposa siempre sobre el mismo modelo, y él solo
se enguanta con la más viva de las repugnancias. Es notable que solo con la
mayor de las depreciaciones hace de Nora una mujer elegida” (p. 81), la
sinceridad erótica que tenía con Nora y la posición singular que ésta presentaba
respecto de sus obras, las cuales no le gustaba leer, planteándole a Joyce que
“podría escribir textos normales para que las personas puedan entenderlos”,
hacían de Nora una partenaire singular que lo mantuvo anudado.

Resumiendo, como refiere Schejtman (2013), si el síntoma comporta cierto


desenganche del Otro, el sinthome instituye un orden de reanudamiento del lazo
con los otros. Esta vertiente de restitución del lazo con los otros en el sinthome se
puede verificar en las dimensiones antedichas: por un lado, aquello que el escritor
hace con la palabra que se le impone producto del lapsus del anudamiento,
construyéndose un ego, volviendo al otro un lector de las oscuridades de sus
textos; y por otro lado, la relación con Nora, su mujer, quien le calza como un
guante.

El fuera-de-discurso en la esquizofrenia
Lacan en Función y campo de la palabra (1966) define por primera vez el término
discurso como equivalente al habla, estructurado por los dichos, es la conjunción
del enunciado con la enunciación. Más adelante, con la conceptualización del
objeto a, Lacan propone un nuevo campo, el de los discursos, aparatos de
lenguaje para el tratamiento del goce.

Más adelante, en el Seminario XVII (1969-1970), Lacan va a plantear al discurso


como “(…) una estructura necesaria que excede con mucho a la palabra” (p. 10),
alegando que un discurso puede subsistir muy bien sin palabras, subsiste en
ciertas relaciones fundamentales manteniéndose gracias al lenguaje. El lenguaje
27
Tesis de Grado – Licenciatura en Psicología / 2017

es un instrumento que instaura cierto número de relaciones estables, donde se


puede inscribir mucho más que las enunciaciones efectivas.

Tomando a Quinet (2016), se define al discurso como lazo social siendo un modo
de disponer el goce con el lenguaje, ya que para permitir el establecimiento de las
relaciones entre las personas, la civilización debe renunciar a la tendencia
pulsional de tratar al otro como un objeto a ser consumido. Así es como todo lazo
social es un marco para la pulsión, obteniendo como resultado una pérdida de
goce.

Como señala el autor, los lazos sociales están estructurados a partir de lo


imposible, a partir de lo real, así es como Lacan formaliza con la teoría de los
discursos las tres profesiones imposibles planteadas por Freud (gobernar, educar
y psicoanalizar), y agrega el discurso de la histérica, el “hacer desear”. Los lazos
sociales constituyen posibilidades ante la imposibilidad de la complementariedad
entre los sexos.

Lacan establece que el discurso es aquello que lo real determina, siendo así
determinado por el goce y sobre el goce, son estructuras discursivas que dominan
el goce. El autor define a los discursos como aparatos de lenguaje que estructuran
el campo del goce.

Lacan (1966) postula en sus Escritos la reformulación del lenguaje de órgano


freudiano en términos de que “todo lo simbólico es real”, sintagma que ya anuncia
el desvalimiento social de quien tiene que arreglárselas con sus órganos sin el
recurso de ningún discurso establecido.

El llamado por Lacan “dicho esquizofrénico” queda ubicado, en su artículo El


Atolondradicho (2012), como fuera-de-discurso establecido: “el dicho
esquizofrénico se especifica por quedar atrapado sin el auxilio de ningún discurso
establecido”. Con respecto a esto, se puede ubicar la imposibilidad total de lazo,
que con Bleuler podemos leer en el “autismo”, como uno de los síntomas de la

28
Tesis de Grado – Licenciatura en Psicología / 2017

esquizofrenia caracterizada por la imposibilidad de vincularse con el mundo


exterior.

La lectura de Prieto (2014) acerca del Seminario de Lacan “El Reverso del
Psicoanálisis” (1969-70) es la siguiente: el Discurso de Amo, donde un significante
amo (S1) se encuentra en el lugar del agente, el cual pone a trabajar al S 2 (saber
del esclavo) obteniendo como producto el objeto a, mientras que en el lugar de la
verdad adviene el sujeto dividido ($). Esta estructura puede pensarse para el
trabajo del inconciente, el cual mediante los significantes amos del goce pone a
trabajar al aparato significante y como producto se obtiene un modo de gozar del
inconciente, es decir, la fórmula del fantasma que se puede verificar bajo la barra
($ <> a).

Así es como cuando Lacan señala al dicho esquizofrénico como fuera-de-discurso,


haciendo referencia al rechazo del inconciente por parte del sujeto esquizofrénico,
todo discurso es solidario de un efecto de castración, que es lo que falta en esta
estructura.

En consecuencia, Prieto (2014) plantea que la relación entre S 1 - S2 del discurso


del inconciente se puede entender como el de la carretera principal planteado por
Lacan en el Seminario III. De esta manera se puede pensar el significante Amo
como la instauración del Nombre-del-Padre que introduce un límite acotando la
acción fuera de ley del Deseo Materno. El Nombre-del-Padre inscribe en el Otro la
significación fálica como resultado de esta metáfora.

Los cuatro discursos como lazos sociales nombrados en el apartado anterior se


encuentra estructurados por el Nombre-del-Padre, este mecanismo no se
encuentra presente en las psicosis, haciéndose más patente en la esquizofrenia
que se define por quedar fuera-de-discurso. Pero, al encontrarse dentro del campo
del lenguaje y del goce, ¿podría pensarse algún intento de establecer algún lazo
social en la esquizofrenia?

29
Tesis de Grado – Licenciatura en Psicología / 2017

La forclusión del Nombre-del-Padre es el mecanismo de la psicosis, por el cual


aquello que esta forcluido en lo simbólico retorna en lo real, Quinet señala que así
es como la aparición del inconciente a cielo abierto del sujeto psicótico altera las
costumbres y desacomoda los hábitos del orden social, deshace lo establecido, lo
instituido, las significaciones adoptadas, las conexiones entre significantes y
significado.

Este fuera-de-discurso de la esquizofrenia es un rasgo de goce imposible de


enmarcar, que según el autor “pulveriza”, ya que fragmenta el lenguaje,
despedaza su cuerpo, desobedece a la división entre los sexos. El sujeto
esquizofrénico ataca al lazo social señalando sus puntos de imposibilidad, además
señala la inconsistencia del Otro como garante.

Esquizofrenia y Psicoanálisis III: Colette Soler


Colette Soler (1991) plantea en Estudios sobre la psicosis en su primer capítulo
que en la psicosis hay una falla significante y que ésta se traduce en un exceso de
goce en lo real.

Tras el estallido de la primera elación delirante, el analista es llamado a suplir el


vacío percibido de la forclusión, se le ofrece el sitio de perseguidor, de aquel que
sabe y al mismo tiempo goza. Soler plantea que cuando se está frente a un goce
no reprimido lo mejor es no interpretar, cuando el analista es solicitado como el
Otro primordial del oráculo se abstiene de predicar sobre el ser del sujeto, para la
autora esto tiene como ventaja dejar el campo a la construcción del delirio. El
analista se posiciona como testigo, no sabe, no goza y presenta un vacío en el
cual el sujeto podrá colocar su testimonio; la maniobra analítica consiste, por un
lado, en abstenerse de responder cuando se llama al analista a suplir para el
sujeto, por medio de su decir, el vacío de la forclusión y a llenar este vacío con
imperativos, y por otro lado, intervenir profiriendo una función de limite al goce del
Otro, para esto el analista se sirve del significante Ideal, tomándolo del sujeto
psicótico mismo, apuntalando la posición del propio sujeto (1991, p. 11).

30
Tesis de Grado – Licenciatura en Psicología / 2017

En el segundo capítulo del libro, la autora comienza tomando a Freud, quien en su


texto de Schreber plantea al delirio como una tentativa de curación y no como la
enfermedad misma. Soler refiere que el trabajo de la psicosis se diferencia del
trabajo de la transferencia en la neurosis, mientras el último supone el vínculo
libidinal con otro hecho objeto, en el caso del delirio en la psicosis es el sujeto
quien toma a su cargo los retornos en lo real que lo abruman (ibíd., p. 15).

Aparte de la elaboración delirante, Soler plantea otros trabajos que realiza el


sujeto para tratar el retorno en lo real, de tratar de civilizar al goce haciéndolo
soportable.

Uno de estos trabajos es lo que Lacan denomina metáfora delirante, Soler


sostiene “(...) son las que echan mano a un simbólico de suplencia consistente en
construir una ficción, distinta de la ficción edípica, y en conducirla hasta un punto
de estabilización” (ibíd., p. 16). Por otro lado plantea que “En muchos casos
funciona la misma solución consistente en tapar la cosa mediante una ficción
colgada de un significante Ideal, pero no requiere por fuerza la inventiva delirante
del sujeto” (ibíd., p. 17).

Así es como se pueden encontrar soluciones que no recurren a lo simbólico, sino


que proceden a una operación real sobre lo real del goce no apresado por las
redes del lenguaje, según la autora. Uno de estos casos es el ya mencionado
James Joyce, quien lleva a cabo esta operación con la literatura misma, el arte
está en el registro de lo Simbólico pero Joyce logra hacerlo pasar a lo Real, al
fuera-de-sentido como señala Soler. Joyce asesina al Otro del sentido, de esto
dan cuenta sus epifanías.

Colette Soler ubica que la forclusión del Nombre-del-Padre trae aparejado un


defecto en los efectos a nivel del goce y, fundamentalmente, un defecto del efecto
de castración.

Los sujetos psicóticos no dejan de padecer fenómenos de exceso de goce, la


autora plantea que lo que la neurosis dialectiza, la psicosis lo suelta; esto se

31
Tesis de Grado – Licenciatura en Psicología / 2017

puede comprobar en dos fenómenos: por un lado en un “sentimiento de muerte”, y


por otro lado, el goce no regulado. A partir de esto, Soler se pregunta acerca de la
relación de objeto, de saber qué lazo puede anudar un analista con un sujeto
psicótico.

Como plantea Soler (1991), lo que constituye a la transferencia y condiciona al


análisis es el lazo entre el intérprete y el sujeto. En la neurosis, la transferencia
posibilita la interpretación, el sujeto sólo está abierto a ésta si está presente la
doble suposición de saber inconsciente y de su sujeto. Por lo tanto, el vector de la
interpretación va del Otro intérprete al sujeto analizante, mientras que el vector de
amor de transferencia va del sujeto al Otro. A diferencia de esto, en la psicosis
esta condición no se cumple ya que la líbido transferencial o bien se repliega
autísticamente sobre el sujeto, poniendo fin a la relación, o la certeza psicótica la
supone procediendo del Otro y yendo hacia el sujeto.

Con respecto a esto, la autora dice que el fenómeno esquizofrénico constituye un


obstáculo insalvable, ya que si se toma al pie de la letra la referencia lacaniana
“todo lo simbólico es real”, las asociaciones del sujeto esquizofrénico no forman
una cadena significante de sentido. Sin embargo, Soler plantea que en la literatura
analítica se plantean muchos más casos de esquizofrénicos que de paranoicos,
dejando como pregunta abierta “¿Habrá que concluir que se los toma simplemente
en las mallas del lazo con el semejante, sin reducir por ello los hechos de la
psicosis?” (ibíd., p. 51).

Por último, Soler se pregunta qué puede hacer el psicoanalista; mientras en la


neurosis se revela y se elabora un goce reprimido, en la psicosis, donde los
sujetos padecen fenómenos de goce que van por fuera de la cadena significante,
a “cielo abierto”, en lo real, se va a tratar de obtener un influjo de lo simbólico
sobre ese real, en este caso el movimiento es de lo real en exceso hacia el
símbolo.

En su libro “El inconciente a cielo abierto de la psicosis”, Colette Soler (2004)


trabaja en un apartado a la esquizofrenia. Comienza plateando que Freud utiliza el
32
Tesis de Grado – Licenciatura en Psicología / 2017

lenguaje de órgano para dar cuenta que el esquizofrénico no tiene inconsciente,


no hay comunicación entre las representación-cosa y la representación-palabra, lo
que significa que las palabras no representan nada, que están desvinculadas de
su significación como de su referente, que han perdido su calidad significante y
fueron reducidas al estado cosa, a simple materia sonora o visual.

La autora prosigue con Lacan y su célebre “lo que esta forcluido de lo simbólico
retorna en lo real”, de lo que se puede decir que existir en lo simbólico y en lo real
son cosas bien distintas. Existir en lo simbólico supone la producción de un vacío,
por esto mismo Lacan plantea en sus Escritos:

“En el orden simbólico, los vacíos son tan significantes como los llenos;
parece efectivamente, escuchando a Freud hoy, que es la hiancia de un
vacío la que constituye el primer paso de todo su movimiento dialectico.

Es ciertamente lo que explica, al parecer, la insistencia que pone el


esquizofrénico en reiterar ese paso. En vano, puesto que para él todo lo
simbólico es real” (1966, p. 373)

Lo que significa que aunque el esquizofrénico disponga de la lengua, no dispone


de lo simbólico, esto es cercano al planteo de Freud “trata las palabras como
cosas”. Para acceder a lo simbólico tiene que haber un efecto de vaciamiento
sobre lo real del ser vivo, que produce la promoción de un significante.

Para la autora, en la esquizofrenia por la falta de la simbolización primera del


objeto primordial, falta la función de la representación significante, es decir, el
significante no representa a un sujeto para otro significante. Por lo tanto quedan
los significantes sueltos (S1, S1, S1) que al no representar al sujeto, lo libran a la
fragmentación. El sujeto queda en un más acá de la alienación, que no le deja ni
siquiera el recurso de la persecución como tentativa de curación.

En cuanto a los fenómenos corporales, el esquizofrénico como refiere Lacan


“enfrenta sus órganos sin la ayuda de un discurso establecido”. El discurso
establecido instaura una barrera al goce, todo discurso es solidario de un efecto
33
Tesis de Grado – Licenciatura en Psicología / 2017

de castración, ya que lo simbólico convierte al organismo vivo en un cuerpo


erógeno, recorta sobre el cuerpo las zonas erógenas que focalizan las apetencias
y condicionan el goce llamado sexual, inclusive atribuye órganos, especialmente el
falo en su diferencia con el pene.

Como señala Soler, esta deficiencia del efecto del discurso es visible en los
delirios del cuerpo sin órganos o las automutilaciones, estos delirios y prácticas de
negativización ponen a cuenta el paso necesario para crear un vacío. La falta de
este vacío se puede verificar tanto en la abulia como en el pasaje al acto.

Para la psicoanalista, el sujeto esquizofrénico juega solo, sin Otro, privado del
recurso de la persecución como tentativa de curación. A pesar de esto, aunque se
encuentren tanto fuera de transferencia como fuera-de-discurso, establecen
relaciones de confianza con sus semejantes. Aunque no se de una transferencia
propiamente dicha, es decir, una relación simbólica que involucra al Sujeto
Supuesto Saber, se puede dar una relación de objeto imaginaria y real a la vez, de
la que a veces se puede obtener efectos, no serán analíticos pero pueden ser
beneficiosos para el sujeto.

La ironía esquizofrénica
Miller (1993) plantea “Todos nuestros discursos son defensas frente a lo real”, el
autor toma las palabras Lacan describiendo que en la esquizofrenia el sujeto no
está tomado por ningún discurso, por ningún lazo social. Por lo tanto, no se
defiende de lo real mediante lo simbólico, no se defiende mediante el lenguaje
porque para él “todo lo simbólico es real”.

Con respecto a lo antedicho, Miller plantea la ironía del esquizofrénico,


diferenciándola del humor. El humor es la vertiente cómica del superyó, se inscribe
en la perspectiva del Otro, se profiere en el lugar del Otro por excelencia. Por el
contrario, la ironía no es del Otro, es del sujeto y va en contra del Otro. La ironía
da cuenta que el lazo social es en el fondo una estafa, que no hay discurso que no
sea de semblante. Es la forma de dar cuenta que el Otro no sabe, que como Otro

34
Tesis de Grado – Licenciatura en Psicología / 2017

del saber no es nada. La ironía es la forma que tiene el esquizofrénico de enlazar


algo del discurso, generando la posibilidad de un lazo con el Otro para después
cuestionarlo.

Freud trabaja aquellas expresiones incomprensibles de los esquizofrénicos, donde


plantea que éstos tratan a las palabras como cosas. Esta opacidad del lenguaje en
la esquizofrenia pone en evidencia que el lazo social y la transparencia de los
discursos establecidos no son más que una ilusión. Pujana (2015) señala:

“El dicho esquizofrénico no dispone del inconciente cadena, no dispone de,


retomando lo planteado por Freud, representaciones-cosa, y tampoco utiliza
la palabra con fines comunicacionales, sino que la esquizofrenia es un
“mártir del inconciente real”, y más que hablar de un dicho incomprensible
deberíamos hablar de palabras fuera-de-sentido.”

Alomo (2012) sostiene que la ironía derriba semblantes, pero también posibilita un
lazo con el otro. Sostener la posición de testigo en el caso de los analistas, puede
ser la clave para pasar del desconcierto a la interrogación por el decir. Cuando el
psicótico convoca a que el analista predique sobre su ser, Soler sostiene que el
analista tiene que responder con la posición silente de testigo que no sabe, no
goza, no aconseja, calla.

Retomando lo dicho por Miller, el sujeto esquizofrénico no dispone de un discurso


como defensa frente a lo real, podría pensarse que la posibilidad de tratamiento,
de algún vínculo social, se encuentra en relación con la contención de ese goce
desregulado por la forclusión del Nombre-del-padre, tomando a la ironía como un
intento de tratamiento por parte del sujeto frente a aquellos fenómenos que se le
imponen como, por ejemplo, el lenguaje de órgano. Se vuelve preciso distinguir
entonces el fenómeno que se impone, del trabajo que realiza el sujeto psicótico
con aquello que se le impone. Es decir “tratar a las palabras como cosas” es lo
que se le impone al sujeto esquizofrénico mientras que puede la ironía devenir un
trabajo sobre esto.

35
Tesis de Grado – Licenciatura en Psicología / 2017

El sujeto esquizofrénico se posiciona atacando la raíz de todo lazo social, sin


embargo, las condiciones de la ironía esquizofrénica para cada sujeto serán
distintas. El autor plantea que este modo singular de aislarse del lazo social puede
posibilitar pivotear la cura, apoyándose en esto para poder maniobrar con respecto
al goce desregulado, deslocalizado, que irrumpe. Este punto irónico puede ser
utilizado por el analista para ubicarse como un partenaire distinto, alguien que
conociendo lo más íntimo del sujeto, lo respeta.

Lo que se puede verificar en la ironía esquizofrénica es que el sujeto escoge si


participar o no en alguno de los discursos preestablecidos. En relación al contexto
analítico, el sujeto esquizofrénico elige si quiere enlazarse o no a la presencia del
analista, quien conociendo su condición irónica, decide no querer nada al
respecto, en su posición se mantiene abstinente.

Alomo ubica la ironía de transferencia y la ironía en transferencia. En la primera,


es el ataque por parte de sujeto esquizofrénico al lazo social siendo el analista
quien representa al Otro. A diferencia de esto, en el caso de la ironía en
transferencia se puede verificar el modo singular en el que el sujeto se aísla del
lazo social, lo cual posibilita, como se dijo antes, que el analista se posicione como
partenaire ya que no se encuentra como en la ironía de transferencia la dimensión
del Otro.

Conclusiones

Desde los principios de la Psiquiatría Clásica, se plantea en la esquizofrenia la


problemática del vínculo con el mundo exterior. Ya Kräepelin hacía hincapié en las
perturbaciones del área afectiva de la Demencia Precoz señalando la falta de
interés por el entorno, por otro lado Bleuler ya definiendo al cuadro como
Esquizofrenia propone una alteración con el mundo exterior. Por último, De
Clérambault propone que los fenómenos que suceden en la Esquizofrenia tienen

36
Tesis de Grado – Licenciatura en Psicología / 2017

como una de sus características la neutralidad, es decir que carecen de una


tonalidad afectiva.

Siguiendo los desarrollos psicoanalíticos de Sigmund Freud, se puede verificar


también la presencia en la Esquizofrenia del alejamiento de la líbido del mundo
exterior desembocando en una apatía afectiva, frente a esto el delirio sería un
parche que se coloca en la desgarradura del vínculo del Yo con el mundo exterior.
Para Freud (1911), el delirio es un intento de restablecimiento, de reconstrucción,
que puede ordenar al sujeto en muchísimos casos.

Para Quinet la dirección de la cura va a estar orientada a que el sujeto pueda


identificar aquellas palabras provenientes del Otro que se le imponen y de esta
manera favorecer aquellas construcciones delirantes que puedan circunscribir el
goce, así es como el analista opera como secretario del alienado promoviendo la
puntuación en su palabra para posibilitar la precipitación de sentido. Incluir al
sujeto esquizofrénico no significa adaptarlo ni intentar volverlo un igual, la inclusión
se trata justamente de incluir esa diferencia radical dentro de una sociedad donde
todos “son iguales”. No hay que exigirle al sujeto a cualquier costo lo que es valor
fálico en el orden social, y dejarlo hacer síntoma sin el Nombre-del-Padre.

Retomando a Freud, se puede decir que, mientras en la esquizofrenia el


desasimiento libidinal es más exitoso que en la paranoia, en la paranoia el delirio
es más consistente que en la esquizofrenia. Por lo tanto, cabría preguntarse si un
sujeto que intenta la restitución del lazo mediante el delirio podría pensarse como
una esquizofrenia o, como planteaba Freud, ya cambiaría su denominación a
Dementia Paranoide.

Desde los desarrollos lacanianos, se puede decir que los lazos sociales permiten
el tratamiento de lo real del goce mediante lo simbólico, los discursos están
sustentados por el Nombre-del-Padre. Como señala Quinet, el discurso
establecido instaura una barrera al goce, todo discurso es solidario de un efecto
de castración, ya que lo simbólico convierte al organismo vivo en un cuerpo
erógeno, recorta sobre el cuerpo las zonas erógenas que focalizan las apetencias
37
Tesis de Grado – Licenciatura en Psicología / 2017

y condicionan el goce llamado sexual, inclusive atribuye órganos, especialmente el


falo en su diferencia con el pene. Cuando un hombre entra en los discursos
encuentra la función de sus órganos, en el caso de los sujetos esquizofrénicos, no
logra que el lenguaje muerda su cuerpo, por lo tanto éste es llevado al
despedazamiento. El lenguaje de órgano en la esquizofrenia da cuenta de esto ya
que es un enunciado que no hace lazo con el Otro, que queda por fuera del
sentido. Los pacientes hablan, se comunican, de un modo particular, como señala
Freud (1915) “tratan a las palabras como cosas”, denotan la resistencia a entrar en
el discurso.

Un ejemplo excepcional de tratamiento por parte del sujeto en un caso de


Esquizofrenia es James Joyce, quien mediante el sinthome instituye un orden de
reanudamiento del lazo con los otros que se puede verificar por un lado, en
aquello que el escritor hace con la palabra que se le impone producto del lapsus
del anudamiento, construyéndose un ego, volviendo al otro un lector de los
enigmas de sus textos, esa legión de joyceanos que se la pasaran cientos de años
intentando comprender las oscuridades de sus textos, en esta misma línea puede
ubicarse que su deseo de ser artista, el querer hacerse un nombre también lo
enlaza a los otros; y por otro lado, la relación con Nora, su mujer, quien le calza
como un guante.

Volviendo a los desarrollos lacanianos de los discursos, se puede decir que la


toma de posición subjetiva del esquizofrénico es la ironía, atacar la raíz de todo
lazo social como señala Lacan. A pesar de esto, la ironía es la forma que tiene el
esquizofrénico de enlazar algo del discurso, generando la posibilidad de un lazo
con el Otro para después cuestionarlo.

Entonces, ¿se podría pensar la ironía como un posible tratamiento que genere
lazo social en la Esquizofrenia?

Siendo que, como refiere Miller, el sujeto esquizofrénico no dispone de un discurso


como defensa frente a lo real, podría plantearse que la posibilidad de tratamiento,
de algún vínculo social, se encuentra en relación con la contención de ese goce
38
Tesis de Grado – Licenciatura en Psicología / 2017

desregulado por la forclusión del Nombre-del-padre, tomando a la ironía como un


intento de tratamiento por parte del sujeto frente a aquellos fenómenos que se le
imponen como, por ejemplo, el lenguaje de órgano.

Por otro lado, como plantea Alomo, en estos casos tal vez hasta que no emerja la
ironía de transferencia no se tenga contacto con la condición más singular de ese
sujeto, es decir, con su singular modo de aislarse del lazo social. Así es como el
analista podrá tomar esta singularidad para pivotear la cura, situar ese punto de
ironía de transferencia para, en algún momento, intervenir desde él. Este modo
singular de aislarse del lazo social podría permitirle al analista maniobrar con
respecto al goce desregulado, deslocalizado, que irrumpe. Para que pueda
desarrollarse este escenario, como señala Soler, el analista se tiene que ubicar
como un partenaire distinto, aquel que conociendo lo más íntimo del sujeto, lo
respeta y no goza de ello.

El sujeto esquizofrénico con la ironía toma la decisión de participar o no en los


discursos establecidos, se puede interesar o no en los semblantes con los que la
realidad podría aparecer como seductora. En el contexto analítico, sucede lo
mismo: frente a la aparición de la ironía esquizofrénica, la posición abstinente del
analista le permite al sujeto elegir si quiere enlazarse o no a la presencia de ese
interlocutor.

Se concluye entonces que frente al fuera-de-discurso esquizofrénico, el sujeto


puede encontrar suplencias singulares y diversas que le permitan habitar el mundo
de un modo posible, la ironía puede cumplir esa función. Asimismo, entendemos
que existen otros modos de enlazarse, como fue antes dicho, Joyce con su
escritura nos lo enseña. Finalmente, si entendemos con Freud que en la psicosis
el conflicto es entre el Yo y el mundo exterior, volviéndose este conflicto más
radical en la esquizofrenia, se tratará de ver el modo singular que encuentre el
sujeto esquizofrénico de suplir ese agujero cada vez.

39
Tesis de Grado – Licenciatura en Psicología / 2017

Bibliografía

• Alomo, M. (2012). La elección irónica: estudios clínicos sobre la

Esquizofrenia. Buenos Aires: Letra Viva.

• Bleuler, E. (1993). Prefacio (págs. 7-8). En Dementia Praecox o el grupo de

las esquizofrenias (pp. 7-8). Buenos Aires: Lumen.

• Bleuler, E. (1993). Introducción general. En Dementia Praecox o el grupo de

las esquizofrenias (pp. 9-17). Buenos Aires: Lumen.

• Bleuler, E. (1993). Capítulo I: Los síntomas fundamentales. En Dementia

Praecox o el grupo de las esquizofrenias (pp. 22-39). Buenos Aires: Lumen.

• De Battista, J. (2011, noviembre). Orientaciones en el tratamiento

psicoanalítico de la esquizofrenia. Trabajo presentado en el III Congreso

Internacional de Investigación y Práctica Profesional en Psicología XVIII

Jornadas de Investigación Séptimo Encuentro de Investigadores en

Psicología del MERCOSUR en la Facultad de Psicología de la Universidad de

Buenos Aires, Buenos Aires, Argentina.

• De Souza Minayo, M. C. (2007). Ciencia, técnica y arte: el desafío de la

investigación social. En Investigación Social: teoría, método y creatividad (pp.

9-24). Buenos Aires: Lugar Editorial.

• Freud, S. (1894). Las neuropsicosis de defensa. En J. L. Etcheverry (Trad.),

Obras completas, Tomo III (pp. 41-68). Buenos Aires: Amorrortu.


40
Tesis de Grado – Licenciatura en Psicología / 2017

• Freud, S. (1895). Manuscrito H: Paranoia. En J. L. Etcheverry (Trad.), Obras

Completas, Tomo I (pp. 246-252). Buenos Aires: Amorrortu.

• Freud, S. (1911). Puntualizaciones psicoanalíticas sobre un caso de paranoia

(Dementia Paranoides) descrito autobiográficamente. En J. L. Etcheverry

(Trad.), Obras completas, Tomo XII (pp. 1-76). Buenos Aires: Amorrortu.

• Freud, S. (1914). Introducción del narcisismo. En J. L. Etcheverry (Trad.),

Obras Completas, Tomo XIV (pp. 65-98). Buenos Aires: Amorrortu.

• Freud, S. (1915). El discernimiento de lo inconciente. En J. L. Etcheverry

(Trad.), Obras Completas, Tomo XIV (pp. 153-213). Buenos Aires: Amorrortu.

• Freud, S. (1924[1923]). Neurosis y psicosis. En J. L. Etcheverry (Trad.),

Obras Completas, Tomo XIX (pp. 151-159). Buenos Aires: Amorrortu.

• Freud, S. (1924). La pérdida de realidad entre neurosis y psicosis. En J. L.

Etcheverry (Trad.), Obras Completas, Tomo XIX (pp. 189-197). Buenos Aires:

Amorrortu.

• Kraepelin, E. (1905). Demencia Precoz (Lección 3). En Introducción a la

clínica psiquiátrica (pp. 37-44). Madrid: Sánchez Calleja.

• Lacan, J. (1955-1956). Seminario III: Las Psicosis. Buenos Aires: Paidós.

• Lacan, J. (1969-1970). Producción de los cuatro discursos. En E. Berenguer

& M. Bassols (Trad.), Seminario XVII: El reverso del psicoanálisis (pp. 9-25).

Buenos Aires: Paidós.


41
Tesis de Grado – Licenciatura en Psicología / 2017

• Lacan, J. (1969-1970). El amo y la histérica. En E. Berenguer & M. Bassols

(Trad.), Seminario XVII: El reverso del psicoanálisis (pp. 29-39). Buenos

Aires: Paidós.

• Lacan, J. (1969-1970). El amo castrado. En E. Berenguer & M. Bassols

(Trad.), Seminario XVII: El reverso del psicoanálisis (pp. 91-106). Buenos

Aires: Paidós.

• Lacan, J. (1975-1976). ¿Joyce estaba loco?. En N. A. González (Trad.),

Seminario XXIII: El Sinthome (pp. 81-87). Buenos Aires: Paidós.

• Lacan, J. (1975-1976). Joyce y las palabras impuestas. En N. A. González

(Trad.), Seminario XXIII: El Sinthome (pp. 89-99). Buenos Aires: Paidós.

• Lacan, J. (1975-1976). La escritura del Ego. En N. A. González (Trad.),

Seminario XXIII: El Sinthome (pp. 144-145). Buenos Aires: Paidós.

• Lacan, J. (2012). El Atolondradicho. En G. Esperanza, G. Trobas, S.

Tendlarz, V. Palomera, M. Álvarez, J. L. Delmont-Mauri et al. (Trad.), Otros

Escritos (pp. 473-522). Buenos Aires: Paidós.

• Lacan, J. (2014). Respuesta al comentario de Jean Hyppolite sobre la

Verneinung freudiana. En T. Segovia (Trad.), Escritos 1 (pp. 363-378).

Buenos Aires: Siglo Veintiuno.

42
Tesis de Grado – Licenciatura en Psicología / 2017

• Leibson, L. (2013). Actualidad de la Psiquiatría Clásica. En Psicopatología:

clínica y ética. De la Psiquiatría al Psicoanálisis (pp. 137-175). Grama:

Buenos Aires.

• Lombardi, G., La Tessa, M. & Skiadaressis, R. (2009). La clínica del

Psicoanálisis 3: las psicosis. Buenos Aires: Atuel.

• López, G. (2013, noviembre). Autismo y esquizofrenia. Trabajo presentado en

el V Congreso Internacional de Investigación y Práctica Profesional en

Psicología XX Jornadas de Investigación Noveno Encuentro de

Investigadores en Psicología del MERCOSUR en la Facultad de Psicología

de la Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires, Argentina.

• Miller, J. A. (2011). Ironía. Consecuencias: Revista digital de Psicoanálisis,

Arte y Pensamiento, 11. Extraído el 20 de Agosto, 2017, de

http://www.revconsecuencias.com.ar/ediciones/007/template.php?file=arts/alc

ances/Ironia.html

• Miller, J. A. (2007). La invención psicótica. Virtualia, 16. Extraído el 2 de

Octubre, 2017, de http://www.revistavirtualia.com/articulos/500/formas-

contemporaneas-de-la-psicosis/la-invencion-psicotica

• Prieto, L. (2014). Capitalismo y esquizofrenia: ¿qué decimos con el “fuera-de-

discurso”?. Nadie duerma, 3. Extraído el 2 de Octubre, 2017, de

http://nadieduerma.com.ar/2014/numero/3/13/55/m-rtires-del-

43
Tesis de Grado – Licenciatura en Psicología / 2017

inconsciente/capitalismo-y-esquizofrenia-qu-decimos-con-el-fuera-de-

discurso.html

• Pujana, M. (2015, noviembre). Aportes del concepto de “lo Uno” al dicho

esquizofrénico. Trabajo presentado en el VII Congreso Internacional de

Investigación y Práctica Profesional en Psicología XXII Jornadas de

Investigación Décimo Encuentro de Investigadores en Psicología del

MERCOSUR en la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires,

Buenos Aires, Argentina.

• Quinet, A. (2016). Psicosis y lazo social: Esquizofrenia, Paranoia. Buenos

Aires: Letra Viva.

• Schejtman, F. (2013). De La negación al Seminario 3. En Elaboraciones

lacanianas sobre la psicosis (pp. 11-36). Grama: Buenos Aires

• Schejtman, F. (2013). Síntoma y sinthome. En Elaboraciones lacanianas

sobre la psicosis (pp. 195-246). Grama: Buenos Aires

• Soler, C. (1991). ¿Qué lugar para el analista?. En I. Agoff (Trad.), Estudios

sobre las psicosis (pp. 7-13). Buenos Aires: Manantial.

• Soler, C. (1991). El trabajo de la psicosis. En I. Agoff (Trad.), Estudios sobre

las psicosis (pp. 15-20). Buenos Aires: Manantial.

• Soler, C. (1991). El sujeto psicótico en el psicoanálisis. En I. Agoff (Trad.),

Estudios sobre las psicosis (pp. 45-52). Buenos Aires: Manantial.

44
Tesis de Grado – Licenciatura en Psicología / 2017

• Soler, C. (2004). Autismo y paranoia. En T. P. Lecman (Trad.), El

inconsciente a cielo abierto (pp. 59-81). Buenos Aires: JVE.

• Soler, C. (2004). La experiencia enigmática del psicótico, de Schreber a

Joyce. En T. P. Lecman (Trad.), El inconsciente a cielo abierto (pp. 83-106).

Buenos Aires: JVE.

• Soler, C. (2004). El llamado esquizofrénico. En T. P. Lecman (Trad.), El

inconsciente a cielo abierto (pp. 107-117). Buenos Aires: JVE.

• Soler, C. (2004). Estabilización en la psicosis. En T. P. Lecman (Trad.), El

inconsciente a cielo abierto (pp. 119-138). Buenos Aires: JVE.

45

Вам также может понравиться