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usando el instrumento de gran campo Wide Field Camera (WFC). Las líneas
verticales negras corresponden a la separación entre distintas CCDs. El color
rojo codifica la emisión del hidrógeno ionizado, Hα 6563 Å, mientras que en
verde de muestra la emisión de oxígeno dos veces ionizado, [O III] 5007 Å. En
color azul sólo se muestra el campo estelar. Esta imagen es la típica que se
obtiene mediante CCD o película fotográfica sin filtros, donde destaca
especialmente el hidrógeno de la nebulosa. Crédito de la imagen: Ángel R.
López-Sánchez (AAO/MQU), Sergio Simón-Díaz (IAC) y Jorge García-Rojas
(IAC).
El hidrógeno es, con diferencia, el elemento químico más abundante del Universo.
Creado durante los procesos que sucedieron al Big Bang, particularmente durante la
recombinación de los núcleos atómicos (protones en su mayoría) con los electrones
unos 380 mil años después del inicio del Cosmos, el hidrógeno es el “padre” del que
provienen el resto de elementos químicos. La transformación del hidrógeno en otros
elementos ocurre sobre todo dentro de las estrellas (por fusión termonuclear, por
ejemplo formando núcleos de helio a partir del hidrógeno, que luego se fusiona en
núcleos de oxígeno, silicio, azufre o hierro en las estrellas más masivas) o por la acción
de éstas en sus alrededores (explosiones de supernova, que típicamente producen los
elementos químicos más pesados que el hierro). Así, deberíamos esperar que los
astrofísicos invirtieran gran parte de su esfuerzo en conocer dónde se encuentran las
nubes de hidrógeno dentro de las galaxias y dentro de la estructura a gran escala del
Cosmos, y qué características tienen.
¿Qué quiere decir esto? La energía del átomo de hidrógeno, que consta de un
protón y un electrón, es ligeramente diferente dependiendo si el espín (análogo
al “giro”) del protón y del electrón están en la misma dirección (un poco más de
energía) que en direcciones opuestas (un poco menos de energía). Un átomo de
hidrógeno en el que el protón y el electrón tengan sus espines paralelos puede
emitir un fotón (liberar energía) para pasar al estado en el que ambos espines
apuntan en direcciones opuestas (Figura 2). Como la diferencia de energía es
muy pequeña (5.9 x 10-6 eV), el fotón emitido tiene una frecuencia baja (1420.4
MHz) y, por tanto, una longitud de onda relativamente larga (21.1 cm).
No fue hasta 1951 cuando los astrónomos Harold Ewen y Edward Purcell de la
Universidad de Harvard (EE.UU.) detectaron por primera vez la emisión a 21
cm del hidrógeno atómico, que fue rápidamente corroborada por observaciones
independientes desde Europa y Australia. En la actualidad, este tipo de
observaciones son rutinarias y otorgan a los astrofísicos piezas claves a la hora
de entender nuestro Universo.
Fue así como, en 1952 y tras conseguir los primeros mapas de la Galaxia, se
encontró que la Vía Láctea tiene una estructura espiral. En este punto hay que
insistir en que las observaciones radioastronómicas en la línea de 21 cm no son
imágenes, sino espectros. Es una línea de emisión más, y como tal no sólo su
intensidad máxima (su brillo) sino también otras propiedades, como la anchura,
la velocidad o un análisis de componentes, pueden estudiarse en detalle.
http://culturacientifica.com/2017/01/20/hidrogeno-universo-i-la-emision-del-hidrogeno-
neutro-21-cm/
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teniendo el mismo tamaño, lo sobrepasa por poseer éste más área colectora al
disponer del foco fuera del eje. A la izquierda, una vista aérea. A la derecha
una fotografía desde el suelo. Crédito: Andreas Schmickler, Bad Neuenahr
(vista aérea) y Tobias Westmeier (vista desde el suelo).
en el rango óptico, como las famosas H-alpha o [O III] (transición prohibida del
oxígeno dos veces ionizado, de ahí los corchetes), se estudian
espectroscópicamente de la misma manera.
Figura 3: Esquema que explica la técnica para mapear el gas difuso de la Vía
Láctea. Desde el Sol miramos en una dirección en concreto (flecha amarilla)
del plano galáctico. Distintas nubes de gas atómico emitirán luz a 21 cm
ligeramente a distintas frecuencias por la variación de la velocidad relativa a
la que se mueve cada una con respecto a nosotros. El diagrama superior
derecho muestra, de forma muy simplificada, la emisión “aislada” de cada
nube. El diagrama inferior derecho mostraría el espectro típico observado en
realidad en esa dirección: un continuo de emisión con picos y valles a distintas
velocidades. Crédito del diagrama: Ángel R. López-Sánchez. Ilustración de la
Vía Láctea: Robert Hurt / NASA / JPL-Caltech.
Figura 4. Mapas del gas atómico de la Vía Láctea obtenidos por Stephen
Levine, Leo Blitz y Carl Heile en 2006 usando datos radio de la línea de 21 cm.
El diagrama superior muestra la densidad superficial del gas (en unidades de
masas solares por pársec cuadrado). La localización del Sol se marca con el
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El primer buen mapa de la Vía Láctea usando esta técnica lo publicaron Jan
Oort (pionero en la Radioastronomía y famoso por haber propuesto la existencia
de una nube de miles de millones cometas en las partes externas del Sistema
Solar, la Nube de Oort), Fran Kerr y Gart Westerhout en 1958. Este mapa ha
sido actualizado continuamente gracias a las mejoras de las técnicas
observacionales y de análisis de datos. En 2006 los astrofísicos Stephen Levine,
Leo Blitz y Carl Heile publicaron en la prestigiosa revista científica Science el
mapa más detallado de la Vía Láctea hasta entonces usando la emisión de 21 cm
del hidrógeno atómico (Figura 4). Este mapa trazaba por un lado la densidad
superficial del gas (diagrama del panel superior, con las unidades convertidas a
masas solares por pársec [ * ] cuadrado) y por otro las variaciones de densidad
superficial con respecto al valor medio (diagrama del panel inferior). Estas
observaciones demostraban que la Galaxia posee una estructura espiral de
múltiples brazos que no es axisimétrica. Esto es, la Vía Láctea no es un galaxia
espiral de gran diseño, sino quizá más bien de tipo floculento (como NGC
4414, Figura 5), posiblemente está entre estos casos extremos. La estructura
espiral de la Vía Láctea llegaba al menos hasta los 80 mil años luz de distancia y
puede ajustarse matemáticamente a una espiral logarítmica.
No obstante, la mejor forma de “ver” estos datos no es con una figura, sino con
un vídeo. La animación adjunta muestra este mismo mapa, pero en una
proyección diferente. El plano de la Galaxia estaría en la línea horizontal central
(Latitud Galáctica cero), y el Centro de la Galaxia a Longitud Galáctica cero.
Este vídeo, producido por el astrofísico Peter Kalberla, es tal y como los
astrofísicos vemos y analizamos los datos en radio. Cada fotograma de la
“película” corresponde a una velocidad en concreto del gas, entre -467 km/s
(inicio película) y +467 km/s (final).
Vídeo 1: Animación que muestra el cubo datos final obtenido por el cartografiado
GASS “Galactic All-Sky Survey” como una película. Cada fotograma corresponde a la
velocidad con la que se mueve el gas, que varía entre -467 km/s (inicio película) y
+467 km/s (final). El plano de la Vía Láctea se muestra en la línea horizontal central
(a Latitud Galáctica cero), con el centro de la Galaxia a Longitud Galáctica cero.
Detalles en el texto. Crédito: Peter Kalberla / Cartografiado GASS.
dentro de la Vía Láctea las consideraciones físicas que hay que hacer para
extraer la información del movimiento del gas son muy distintas a las que se
hacen en galaxias externas, que podemos ver directamente y de forma completa.
Y, por último, necesariamente necesitamos aumentar la resolución angular de
nuestros radiotelescopios para observar el gas en otras galaxias. Es aquí donde
entra el juego la “magia” de la radio-interferometría. A todo esto dedicaremos la
siguiente entrega de esta serie.
http://culturacientifica.com/2017/01/27/hidrogeno-universo-ii-mapa-espiral-la-via-lactea/
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En efecto, los estudios del gas atómico en la línea de 21 cm del hidrógeno neutro
permiten a los astrofísicos conocer en detalle los procesos que dirigen la
formación estelar, la dinámica y estructura del medio interestelar y la
distribución de materia (ordinaria y oscura) en las galaxias, además de permitir
descubrir muchas “sorpresas” en ellas. Es por ello que en las últimas décadas se
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de unos 13.1 megapársec (Mpc), equivalente a unos 42.7 millones de años luz de
distancia.
Pero hay más información que podemos sacar de esta figura. Si se integra todo
el flujo de la línea (lo que quiere decir que se mide cuánta emisión hay en total
sumando todas las frecuencias individuales en las que se detecta emisión) se
puede obtener una estimación de la cantidad de hidrógeno que existe en UGC
11707. Esto es, ¡estamos “pesando” el gas de la galaxia! En el caso de UGC 11707
y usando estos datos se obtienen unos 2.5 x 10^9 masas solares (2 500 millones
de veces la masa del Sol).
Además de tener un perfil ancho (unos 200 km/s en total, este número se
conoce como “anchura de la línea”), aparecen dos “cuernos” a derecha e
izquierda de la línea. Este perfil es típico de galaxias espirales, e indica que la
galaxia está en rotación. Si el gas se mueve en un disco, los 200 km/s
corresponde al doble de la velocidad de rotación. Tenemos entonces que el gas
(y, por tanto, la galaxia UGC 11707, porque el gas está asociado al disco donde se
encuentran las estrellas) rota a 100 km/s. En verdad, este número debe
corregirse por la inclinación que existe entre la galaxia y el plano del cielo, algo
que se puede determinar con las imágenes en el rango óptico. Para el caso de
UGC 11707 esta corrección es muy pequeña: considerando la inclinación de la
galaxia el gas se mueve a 110 km/s.
que en este campo se están realizando merecen una atención especial. A ellos
dedicaremos el siguiente artículo de esta serie.
http://culturacientifica.com/2017/02/03/hidrogeno-universo-iii-gas-difuso-las-galaxias/
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Algo que empezó a quedar claro desde el comienzo de las observaciones radio-
interferométricas es que el gas difuso observado a 21 cm era más extenso que la
componente estelar en las galaxias. Esto se hizo patente a finales del siglo XX,
cuando la combinación de observaciones más profundas usando mejores radio-
interferómetros con el incremento de la potencia de los ordenadores, que
proporcionaban un combinado más efectivo de los datos y mejor procesado
final, permitieron obtener mapas detallados del gas neutro en galaxias cercanas.
Un buen ejemplo lo vemos en la Figura 1, que muestra la comparación entre
las estrellas (izquierda) y el gas (derecha) dentro de la galaxia espiral NGC 6946.
La imagen en la línea de 21 cm del hidrógeno atómico se consiguió usando datos
del radio-interferómetro Westerbork (WSRT por sus siglas en inglés,
“Westerbork Synthesis Radio Telescope”), instalado en Holanda, y que cuenta
con 14 antenas de 25 metros. Se necesitaron 192 horas de integración para
conseguir el detallado mapa del gas hidrógeno de NGC 6946.
Esta imagen muestra claramente como el disco de las galaxias espirales, trazado
por el gas difuso, es mucho más amplio que el disco estelar. Gracias a la alta
resolución espacial obtenida en esta imagen en radio (unos 13 segundos de arco
de resolución, sólo un poco mayor de la imagen en óptico, con 2 segundos de
arco de resolución) se pueden trazar bien los brazos espirales de NGC 6946,
además de distinguir muchos más detalles del gas difuso de esta galaxia. En
efecto, el disco interior muestra el mismo patrón filamentoso y con “huecos” que
se ve en la imagen óptica. A la vez, los brazos espirales se hacen más y más
pronunciados en las partes externas, permitiendo contar al menos 3 de ellos. El
brazo del norte es el más rico en gas y contrasta mucho mejor con la zona inter-
brazo, donde apenas se detecta emisión difusa. A pesar de la aparente
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regularidad en la forma general del gas, llama la atención que el disco de gas es
asimétrico: está ligeramente más extendido en una dirección que en la
perpendicular.
Como curiosidad, hay que decir que el “hueco oscuro” que aparece en la imagen
en HI justo en el centro de la galaxia es un artefacto a la hora de combinar los
datos. En realidad hay mucho gas en las partes centrales de NGC 6946. Sin
embargo, el centro de la galaxia alberga un agujero negro súpermasivo que
emite grandes cantidades de radiación sincrotrón justamente a longitudes de
onda de 20 cm. Cuidado que este agujero negro súpermasivo no debe
confundirse con el “agujero” que se ve en la emisión del gas, el agujero negro
súpermasivo de NGC 6946 es muchísimo más pequeño y no puede detectarse
con este tipo de observaciones. La intensa emisión no-térmica en continuo de
radio alrededor de la línea de 21 cm de HI hace que ésta no aparezca como
“línea de emisión” sino como “línea de absorción”. Este “truco” está permitiendo
detectar el gas H I en galaxias activas muy lejanas. Los estudios en este campo
está prácticamente empezando.
¿Qué son estos objetos? Las dos teorías más aceptadas sobre la naturaleza de las
nubes de alta velocidad que vemos en galaxias espirales son por un lado gas
expulsado del disco por “fuentes galácticas” (regiones de formación estelar
intensa, con explosiones de supernova de estrellas masivas que viven
rápidamente, que expulsan el gas fuera del disco espiral) y por otro rasgos de
acreción de gas difuso intergaláctico que ha sido procesado muy poco (su
composición química es por tanto muy sencilla). Los datos de NGC 6946
mostrados en la figura 1 confirmaron que muchas de sus nubes de alta velocidad
estaban asociadas con “agujeros de gas” en el disco espiral y, por lo tanto,
provenían de “fuentes galácticas”. Pero, a la vez, revelaban “rasgos extraños”
que sólo parecen explicarse de una forma: hay gas que está cayendo a NGC 6946
por primera vez. En la actualidad los astrofísicos esperamos que en las galaxias
se dan los dos fenómenos: expulsión del gas del disco por explosiones de
supernova y acreción de gas difuso intergaláctico.
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Pero no queda ahí la cosa. Una de las grandes ventajas de usar técnicas radio-
interferométricas es que los datos permiten hacer imágenes a distintas
resoluciones. La Figura 2 muestra exactamente los mismos datos que el panel
derecho de la Figura 1, pero siguiendo dos combinaciones distintas. La imagen
en escala de grises corresponden a los datos en alta resolución (13 segundos de
arco), que es la misma que se muestra en la Figura 1. Los contornos
corresponden a una imagen con mucha menos resolución angular (64 segundos
de arco, las típicas que hasta entonces se obtenían con radio-interferometría).
La ventaja de esta imagen de baja resolución es que permite detectar mucho
más gas. Y, en efecto, es lo que vemos aquí: ahora aparecen de forma evidente
las rasgos asimétricos de las partes externas que mencionábamos antes. Estas
estructuras están asociadas a la interacción de galaxias y a la caída de gas difuso
intergaláctico.
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Y es aquí donde llegó otra de las grandes sorpresas al observar el gas difuso de
las galaxias usando radio-interferometría. Como el disco de gas es mucho más
extenso que el disco estelar es más fácil que una perturbación “externa” lo
deforme. Cuando hablamos de perturbaciones o interacciones en este contexto
nos referimos a casi cualquier cosa “externa” a la galaxia: una nube de gas difusa
sin (apenas) estrellas, una galaxia enana, o una galaxia grande que pasan cerca
(o directamente choca), o quizá la forma en la que la galaxia interacciona con el
propio medio intergaláctico. Cuando miramos con detalle y profundidad las
partes externas de las galaxias estamos encontrando continuamente esos rasgos
de interacción, que son, en muchas ocasiones, imposibles de distinguir usando
imágenes en los colores que nosotros vemos.
La Figura 2 revela a los posibles “culpables” de esa “pluma de gas difuso” que
aparece arriba derecha del disco de NGC 6946: tiene dos galaxias enanas
cercanas (las dos “nubes de gas” cerca de la esquina superior derecha) que han
podido interaccionar con NGC 6946 en el pasado. No obstante, este rasgo difuso
no está completamente explicado: podría ser también el resto de otra galaxia
enana “engullida” en tiempos recientes por NGC 6946, o incluso parte del disco
de la galaxia que ha sido parcialmente expulsado de las partes externas por
fuerzas de marea inducidas por el paso cercano de otro objeto, originando una
“cola de marea”.
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Además, los datos del gas atómico revelan que una de las estructuras espirales
ha sido perturbada por la interacción con la galaxia enana NGC 1510, que está
“cayendo” hacia la galaxia principal e induciendo la formación estelar en las
partes externas del sistema. Combinando datos de espectroscopía óptica,
colores ultravioleta e infrarrojos, y el mapa del gas neutro obtenido con radio-
interferometría, pudimos confirmar que el gas difuso que posee NGC 1512 en las
partes externas no proviene de esta galaxia, sino que ha sido el producto de
fusión de galaxias enanas o de material intergaláctico que ya había sido
procesado en otras galaxias espirales y después perdido por ellas, y ahora lo
vemos acretándose alrededor de NGC 1512.
http://culturacientifica.com/2017/02/10/hidrogeno-universo-iv-galaxias-interaccion/
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