Вы находитесь на странице: 1из 36

1

Serie: El hidrógeno en el Universo


Ángel López-Sánchez (@El_lobo_rayado)

-------------------------------------------------------------------------------

El hidrógeno en el Universo (I): La


emisión del hidrógeno neutro a 21 cm.
 Por Cultura Cientifica
 20ENE2017

Imagen en falso color de la Nebulosa de Orión, M 42, y la Nebulosa de Marian,


M 43, usando datos obtenidos con el Telescopio Isaac Newton, de 2.5m, en el
Observatorio del Roque de los Muchachos en la isla de La Palma (España)
2

usando el instrumento de gran campo Wide Field Camera (WFC). Las líneas
verticales negras corresponden a la separación entre distintas CCDs. El color
rojo codifica la emisión del hidrógeno ionizado, Hα 6563 Å, mientras que en
verde de muestra la emisión de oxígeno dos veces ionizado, [O III] 5007 Å. En
color azul sólo se muestra el campo estelar. Esta imagen es la típica que se
obtiene mediante CCD o película fotográfica sin filtros, donde destaca
especialmente el hidrógeno de la nebulosa. Crédito de la imagen: Ángel R.
López-Sánchez (AAO/MQU), Sergio Simón-Díaz (IAC) y Jorge García-Rojas
(IAC).

El hidrógeno es, con diferencia, el elemento químico más abundante del Universo.
Creado durante los procesos que sucedieron al Big Bang, particularmente durante la
recombinación de los núcleos atómicos (protones en su mayoría) con los electrones
unos 380 mil años después del inicio del Cosmos, el hidrógeno es el “padre” del que
provienen el resto de elementos químicos. La transformación del hidrógeno en otros
elementos ocurre sobre todo dentro de las estrellas (por fusión termonuclear, por
ejemplo formando núcleos de helio a partir del hidrógeno, que luego se fusiona en
núcleos de oxígeno, silicio, azufre o hierro en las estrellas más masivas) o por la acción
de éstas en sus alrededores (explosiones de supernova, que típicamente producen los
elementos químicos más pesados que el hierro). Así, deberíamos esperar que los
astrofísicos invirtieran gran parte de su esfuerzo en conocer dónde se encuentran las
nubes de hidrógeno dentro de las galaxias y dentro de la estructura a gran escala del
Cosmos, y qué características tienen.

Pero la cosa no es sencilla. Desgraciadamente los telescopios convencionales no


pueden detectar el hidrógeno neutro y frío. Los átomos de hidrógeno sólo
pueden emitir luz en los colores “visibles” cuando son excitados por radiación
energética (particularmente emisión ultravioleta emitida por estrellas masivas,
enanas blancas, y otros procesos violentos). Es así como “vemos” las nebulosas
difusas de emisión, nubes gigantescas constituidas sobre todo de hidrógeno,
como la Gran Nebulosa de Orión (Figura 1). El color rojizo que típicamente
domina estas nubes de gas proviene de la emisión del hidrógeno ionizado (línea
H-alpha). Pero, obviamente, este tipo de excitación del hidrógeno no ocurre en
las frías profundidades del espacio, particularmente en el casi vacío espacio
extragaláctico.

La emisión de 21cm (1420 MHz) del hidrógeno atómico ocurre cuando se


produce el cambio del espín del electrón de ser paralelo al espín del protón
3

(arriba) al ser anti-paralelo al protón (abajo). La estructura hiperfina del


nivel 1s del átomo de hidrógeno indica que en el primer caso se tiene un poco
más de energía (5.9 x 10-6 eV) que en el segundo.

Sin embargo, se da la peculiaridad de que el hidrógeno neutro sí emite cierto


tipo de luz. Esta radiación no ocurre en los “colores” que nosotros vemos sino en
el dominio de las ondas de radio. La emisión del hidrógeno neutro en radio
sucede como consecuencia de la transición atómica entre los dos niveles
hiperfinos del estado fundamental del hidrógeno.

¿Qué quiere decir esto? La energía del átomo de hidrógeno, que consta de un
protón y un electrón, es ligeramente diferente dependiendo si el espín (análogo
al “giro”) del protón y del electrón están en la misma dirección (un poco más de
energía) que en direcciones opuestas (un poco menos de energía). Un átomo de
hidrógeno en el que el protón y el electrón tengan sus espines paralelos puede
emitir un fotón (liberar energía) para pasar al estado en el que ambos espines
apuntan en direcciones opuestas (Figura 2). Como la diferencia de energía es
muy pequeña (5.9 x 10-6 eV), el fotón emitido tiene una frecuencia baja (1420.4
MHz) y, por tanto, una longitud de onda relativamente larga (21.1 cm).

A esta emisión en radio se la designa como “H I”, la emisión del hidrógeno


atómico a 21 cm. No obstante es muy raro que ocurra en un átomo en concreto:
la vida media del estado excitado es de unos 10 millones de años. Así, cuando en
1944 el astrónomo holandés Hendrik van de Hulst propuso por primera vez que
se usaran radiotelescopios para captar la emisión del H I a 21 cm y así detectar
nubes de gas hidrógeno en la Vía Láctea no muchos le hicieron caso. Pero, en
realidad, como hay tal enorme cantidad de hidrógeno aún disponible en el
Cosmos, la emisión a 21 cm del hidrógeno atómico es, en efecto, no sólo
observable, sino fundamental para la Astrofísica contemporánea.
4

Radiotelescopio de Parkes (NSW, Australia), de 64 metros de tamaño, durante


la puesta de Sol. Crédito: Ángel R. López-Sánchez (AAO/MQU).

No fue hasta 1951 cuando los astrónomos Harold Ewen y Edward Purcell de la
Universidad de Harvard (EE.UU.) detectaron por primera vez la emisión a 21
cm del hidrógeno atómico, que fue rápidamente corroborada por observaciones
independientes desde Europa y Australia. En la actualidad, este tipo de
observaciones son rutinarias y otorgan a los astrofísicos piezas claves a la hora
de entender nuestro Universo.

Precisamente, una de las grandes ventajas que propiciaban las observaciones en


la línea de 21 centímetros del hidrógeno atómico es que, al estar en el rango de
las ondas de radio, la extinción de la luz por el polvo y gas interestelar es
completamente despreciable. Esto no ocurre en “los colores que nosotros
vemos” (el rango óptico del espectro electromagnético), que son fuertemente
absorbidos por el polvo y el gas difuso. Así, las observaciones en HI a 21
centímetros permitieron por primera vez “ver” la Vía Láctea en su totalidad.

Fue así como, en 1952 y tras conseguir los primeros mapas de la Galaxia, se
encontró que la Vía Láctea tiene una estructura espiral. En este punto hay que
insistir en que las observaciones radioastronómicas en la línea de 21 cm no son
imágenes, sino espectros. Es una línea de emisión más, y como tal no sólo su
intensidad máxima (su brillo) sino también otras propiedades, como la anchura,
la velocidad o un análisis de componentes, pueden estudiarse en detalle.

Las observaciones en H I permiten, por efecto Doppler, calcular las distancias a


las galaxias o inferir a qué velocidad relativa se mueve el gas dentro de una
galaxia. Y, en efecto, ha sido usando observaciones H I a 21 cm de otras galaxias
5

(normalmente el gas es mucho más fácil de observar en las partes externas de


las galaxias que las estrellas) como se confirmó definitivamente que las partes
externas se movían extremadamente rápido contabilizando la cantidad de masa
(estrellas, polvo y gas difuso incluyendo hidrógeno atómico) que contenían,
necesitando la componente extra de un amplio pero homogéneo halo de materia
oscura para poder mantener las galaxias como entidades estables.

Mapa de todo el cielo observando en la línea de 21 cm del hidrógeno atómico,


HI, mostrando la emisión de gas neutro de nuestra Galaxia y las Nubes de
Magallanes y la velocidad con la que lo vemos moverse (en color). Esta
fantástica imagen ha sido conseguida en la colaboración HI 4π survey
(HI4PI), que usa datos obtenidos con el cartografiado Effelsberg-Bonn HI
Survey (EBHIS), que usa el radiotelescopio Effelsberg (Alemania), de 100
metros de tamaño, y los datos del cartografiado Galactic All-Sky Survey
(GASS), que usa “The Dish”, el radiotelescopio de Parkes (Australia), de 64
metros de tamaño. Crédito: Benjamin Winkel & the HI4PI Collaboration.

El mapa más profundo de la Vía Láctea usando la emisión del hidrógeno


atómico a 21 centímetros fue obtenido recientemente mediante la colaboración
“HI4PI” (acrónimo de “H I 4π”), que usa datos obtenidos por dos de los
radiotelescopios más potentes de la Tierra: el radiotelescopio Effelsberg
(Alemania), de 100 metros de tamaño, y el famoso radiotelescopio de Parkes,
”The Dish”, (Australia), de 64 metros de tamaño (Figura 3). En esta proyección
de todo el cielo, el plano de la Vía Láctea se encuentra en el ecuador, mientras
que el centro de nuestra Galaxia corresponde al amasijo de gas brillante hacia la
derecha.

La espectacular imagen del hidrógeno atómico de la Vía Láctea obtenida por la


colaboración HI4PI (Figura 4) no sólo muestra la distribución de gas difuso
(muy asimétrica) sino que codifica en colores la velocidad a la que se mueve
dicho gas. Colores azules indican gas que se acerca al observador, mientras que
los colores verdosos corresponden a gas que se aleja. Así se puede apreciar la
misma rotación de la Vía Láctea, pero aparecen estructuras más complicadas:
filamentos, burbujas, grumos, huecos, capas de gas, que narran la dinámica
6

evolución de nuestra Galaxia. Muchos de los huecos, por ejemplo, corresponden


a zonas liberadas de gas por explosiones de supernova. El mismo Sol se
encuentra cerca de una de estas zonas irregulares, la Burbuja Local, que brilla
particularmente en rayos X. La Burbuja Local, de al menos 300 años luz de
tamaño. se originó hace poco tiempo (pocos millones de años, algunos estudios
apuntan que incluso menos).

Por otro lado, la mayor densidad de gas corresponde precisamente a las


regiones donde se están formando las estrellas. Las nebulosas de emisión
aparecen justo en estas zonas donde el gas difuso está condensando para crear
nuevos soles. Estas regiones de formación estelar se localizan sobre todo si se
mira cerca del centro galáctico

Los colores de la imagen también muestran algo muy interesante: aparecen


nubes de gas difusas en colores violetas y amarillos (altas velocidades). Estas
“nubes de alta velocidad” corresponden a gas que está cayendo sobre la Vía
Láctea (quizá por acreción de alguna galaxia enana) o es gas que ha sido
expulsado del disco de nuestra Galaxia por las explosiones de supernovas. La
más evidente de estas nubes de alta velocidad es la que corresponde a las
galaxias enanas satélite de la Vía Láctea, las Nubes de Magallanes (abajo
derecha, en colores naranjas). La imagen de la colaboración “HI4PI” permite
distinguir que ambas galaxias enanas se encuentran dentro de esta gigantesca
nube de hidrógeno neutro. Es más, permite apreciar su estructura alargada
apuntando al centro de la Vía Láctea, además de muchas otras de sus
características.

Las observaciones tanto de la Vía Láctea como de otras galaxias usando


radioastronomía para “ver” la línea de 21 cm del hidrógeno atómico está
proporcionando enorme información a los astrofísicos a la hora de entender la
formación de las estrellas, la estructura de las galaxias, la interacción con su
entorno, la evolución de las galaxias y la propia evolución del Universo. Sin
embargo, quizá porque las imágenes en radioastronomía muchas veces no son
atractivas para nuestros ojos (o, pensando mal, que la radioastronomía es el
único rango espectral que la Agencia Espacial Estadounidense, NASA, no
lidera), muchos de estos detalles no suelen conocerse por el público. En
próximas entregas indagaremos en algunos de los sorprendentes detalles que,
gracias a la radioastronomía y a la línea de H I a 21 cm, hemos conseguido
arrancar al Universo.

Este post ha sido realizado por Ángel López-Sánchez


(@El_lobo_rayado) y es una colaboración de Naukas.com con la Cátedra
de Cultura Científica de la UPV/EHU.

Este es el artículo 1 de 4 de la serie “El hidrógeno en el Universo”

1. El hidrógeno en el Universo (I): La emisión del hidrógeno neutro a 21


cm.
2. El hidrógeno en el Universo (II): El mapa espiral de la Vía Láctea
3. El hidrógeno en el Universo (III): El gas difuso de las galaxias
4. El hidrógeno en el Universo (IV): Galaxias en interacción
7

http://culturacientifica.com/2017/01/20/hidrogeno-universo-i-la-emision-del-hidrogeno-
neutro-21-cm/

---------------------------------------------------------------------------------------------------

El hidrógeno en el Universo (II): El


mapa espiral de la Vía Láctea
 Por Cultura Cientifica
 27ENE2017

Figura 1: Radiotelescopio de Effelsberg, en Alemania. Con sus 100 metros de


tamaño es el segundo radiotelescopio movible más grande del mundo, después
del radiotelescopio de Green Bank (Virginia Occidental, Estados Unidos) que,
8

teniendo el mismo tamaño, lo sobrepasa por poseer éste más área colectora al
disponer del foco fuera del eje. A la izquierda, una vista aérea. A la derecha
una fotografía desde el suelo. Crédito: Andreas Schmickler, Bad Neuenahr
(vista aérea) y Tobias Westmeier (vista desde el suelo).

[Este artículo es la segunda parte de una serie titulada El hidrógeno en el


Universo]

La detección de la emisión de 21 cm del hidrógeno atómico supuso una


verdadera revolución en Astrofísica. A su vez, potenció el desarrollo de la
Radioastronomía, la rama de la Astronomía que estudia los cuerpos celestes en
longitudes de onda de radio (entre 30 metros o 10 MHz en frecuencia y 1 mm o
300 GHz en frecuencia). Las observaciones radioastronómicas son muy
distintas a las observaciones que se hacen con los telescopios convencionales
(en el rango óptico), usándose antenas para captar la señal. Existen muchos
tipos de antenas de radio, se utiliza una u otra dependiendo del tipo de luz que
se quiera estudiar. Para las longitudes de onda más largas (orden de metros) las
antenas que se usan como radiotelescopios son las típicas antenas de televisión.
Pero para observar las longitudes de onda más cortas en radio, como la emisión
a 1.4 GHz (20 cm), lo mejor es utilizar superficies parabólicas. Así se llegó a los
famosos radiotelescopios que tenemos en la actualidad, como el gran
radiotelescopio de 100 metros de Effelsberg, en Alemania, construido en 1971
(Figura 1). Dadas las bajas resoluciones angulares que se obtienen con un
radiotelescopio (por ejemplo, para el radiotelescopio australiano de Parkes, de
64 metros de tamaño, la Luna observada a 20 cm tendría un tamaño de 3 x 3
píxeles), se necesitaron combinaciones de radiotelescopios para poder resolver
la mayoría de los objetos astronómicos, motivando el desarrollo de la radio-
interferometría, técnica que ha permitido obtener asombrosas resoluciones
espaciales.

No es mi objetivo aquí describir en detalle la Radioastronomía, sus técnicas y


peculiaridades, o cómo funciona un radiotelescopio. Sí me gustaría insistir en la
increíble cantidad de información astrofísica que se consigue observando el
Universo en estos otros “colores” que nuestros ojos no detectan. No olvidemos
que las ondas de radio son sólo un rango más de todo el espectro
electromagnético. Aparte de la detección de la emisión del hidrógeno atómico
dentro y fuera de la Vía Láctea, la Radiastronomía permitió descubrir nuevos
tipos de objetos, como los púlsares, las radiogalaxias, los máseres o la misma
radiación cósmica de fondo (cuyo pico de emisión se encuentra a una longitud
de onda de 1.9 mm o 160 GHz en frecuencia). Aún estamos explorando estas
técnicas y observaciones en radio con nuevos y potentes instrumentos, como el
radio-interferómetro ALMA (“Atacama Large Milimeter Array”, Atacama,
Chile) o el futuro SKA (“Square Kilometer Array”, que se construirá entre
Sudáfrica y Australia).

En cualquier caso, hay que insistir que la emisión de 21 cm del hidrógeno


atómico es un rasgo espectral. ¿Qué quiere decir esto? Como vimos en el
artículo anterior, la emisión de 21 cm es consecuencia de una transición atómica
(el “salto” del espín del electrón), lo que quiere decir que ocurre siempre a una
determinada frecuencia (o longitud de onda). Para estudiar sus características
es necesario conseguir el “espectro” alrededor de esa línea, esto es, la
descomposición de la luz en todos sus colores. Otras líneas de emisión famosas
9

en el rango óptico, como las famosas H-alpha o [O III] (transición prohibida del
oxígeno dos veces ionizado, de ahí los corchetes), se estudian
espectroscópicamente de la misma manera.

Figura 2: Espectro de la emisión del hidrógeno atómico a 21 cm para la


galaxia cercana M 83, tal y como lo proporciona los datos públicos del
cartografiado HIPASS (“HI Parkes All-Sky Survey”,
http://www.atnf.csiro.au/research/multibeam/release/). El eje horizontal
representa la frecuencia a la que se observa. El eje vertical muestra el flujo
recibido a cada frecuencia. La clara emisión a 1418 MHz corresponde al
hidrógeno atómico detectado en la galaxia M 83. Los residuos alrededor de
1420 MHz corresponde a la sustracción de la emisión de la Vía Láctea.
Crédito: Cartografiado HIPASS / CSIRO / ATNF.

Seguro que un gráfico aclara mejor este concepto. La Figura 2 muestra el


espectro de la emisión HI del hidrógeno atómico a 21 cm para la galaxia cercana
M 83, tal y como lo proporciona los datos públicos del cartografiado HIPASS
(“HI Parkes All-Sky Survey”). En el eje horizontal se representa la frecuencia
(fácilmente convertible a longitud de onda o velocidad relativa, según el gusto) a
la que se observa, mientras que en el eje vertical se muestra el “flujo” (cantidad
de luz recibida por longitud de onda). La emisión detectada es cero en casi todas
las frecuencias, menos en dos zonas concretas. El rasgo negativo a 1420 MHz
corresponde al residuo de la emisión del hidrógeno atómico de la Vía Láctea,
que en este caso ha sido “sustraído” del espectro. La clara emisión a 1418 MHz
corresponde al hidrógeno atómico detectado en la galaxia M 83. El “salto” de
1420 a 1418 MHz (desplazamiento al rojo en longitudes de onda) nos informa
10

directamente de la velocidad relativa a la que se mueve la galaxia con respecto a


nosotros, de ahí que (en primera aproximación, porque en galaxias tan cercanas
esto no es trivial) se pueda calcular la distancia a M 83 mediante este
“desplazamiento Doppler”. Por otro lado, la estructura interna que presenta la
emisión de HI a 21 cm de M 83 nos indica que el gas en M 83 está rotando: hay
un “ensanchamiento” de la línea que informa que no todo el gas dentro de esa
galaxia se “aleja” de nosotros a la misma velocidad. El estudio de los espectros
extragalácticos usando la emisión de 21 cm del hidrógeno atómico lo
discutiremos en el siguiente artículo.

Estudiando la Figura 2 de forma ligeramente distinta es posible comprender


algo muy importante cuando observamos un objeto analizando una línea
espectral en concreto. Si en la misma línea de visión tenemos varias fuentes que
se mueven a distinta velocidad, el espectro neto obtenido va a tener rasgos a
distintas frecuencias. Si además ocurre que observamos en un rango espectral
donde la extinción de la luz por el gas y el polvo interestelar es despreciable
(esto es válido para radioastronomía, pero no para el rango óptico), las
componentes más cercanas a nosotros no van a evitar que veamos las
componentes más lejanas. Este fue el aspecto clave que permitió descubrir y
mapear la estructura espiral de la Vía Láctea.

Figura 3: Esquema que explica la técnica para mapear el gas difuso de la Vía
Láctea. Desde el Sol miramos en una dirección en concreto (flecha amarilla)
del plano galáctico. Distintas nubes de gas atómico emitirán luz a 21 cm
ligeramente a distintas frecuencias por la variación de la velocidad relativa a
la que se mueve cada una con respecto a nosotros. El diagrama superior
derecho muestra, de forma muy simplificada, la emisión “aislada” de cada
nube. El diagrama inferior derecho mostraría el espectro típico observado en
realidad en esa dirección: un continuo de emisión con picos y valles a distintas
velocidades. Crédito del diagrama: Ángel R. López-Sánchez. Ilustración de la
Vía Láctea: Robert Hurt / NASA / JPL-Caltech.

Tomemos como ejemplo la Figura 3. En ella se representa la Vía Láctea, con la


posición del Sol. Usando un radiotelescopio miramos en una dirección en
concreto del cielo, dada por la flecha amarilla. Según nos alejamos del Sol
11

pasamos distintas zonas, digamos rasgos brillantes dentro de los brazos


espirales. Todas estas nubes emitirán luz a 21 cm por el hidrógeno atómico que
contienen, pero nosotros detectaremos cada una a distintas frecuencias. Estas
frecuencias vendrán dadas por la velocidad relativa a la que cada nube se mueve
con respecto a nosotros. De forma muy simplificada, si pudiéramos “aislar” la
emisión de cada una de estas zonas, veríamos “picos individuales” de emisión a
distintas velocidades relativas (diagrama superior derecho). En la práctica, lo
que se detecta es un “continuo de emisión” con picos (los brazos espirales) y
valles (las zonas interbrazo), como se muestra en el diagrama inferior derecho
de la Figura 3.
12

Figura 4. Mapas del gas atómico de la Vía Láctea obtenidos por Stephen
Levine, Leo Blitz y Carl Heile en 2006 usando datos radio de la línea de 21 cm.
El diagrama superior muestra la densidad superficial del gas (en unidades de
masas solares por pársec cuadrado). La localización del Sol se marca con el
13

símbolo solar ⊙. Se excluyeron los datos de regiones en cuña cerca de la línea


que une el centro galáctico con el Sol por la alta incertidumbre de los datos
(como se toman medidas relativas con respecto al Sol, los movimientos exactos
del gas en estas zonas son los más inciertos). En el diagrama inferior se
recogen las variaciones de densidad superficial con respecto al valor medio.
Las regiones coloreadas son más densas con respecto a la media (esto es,
donde esperamos encontrar la estructura espiral), mientras que las regiones
en colores grisáceos son menos densas con respecto a la media. Los contornos
negros sólidos marcan la separación entre ambos casos.

El primer buen mapa de la Vía Láctea usando esta técnica lo publicaron Jan
Oort (pionero en la Radioastronomía y famoso por haber propuesto la existencia
de una nube de miles de millones cometas en las partes externas del Sistema
Solar, la Nube de Oort), Fran Kerr y Gart Westerhout en 1958. Este mapa ha
sido actualizado continuamente gracias a las mejoras de las técnicas
observacionales y de análisis de datos. En 2006 los astrofísicos Stephen Levine,
Leo Blitz y Carl Heile publicaron en la prestigiosa revista científica Science el
mapa más detallado de la Vía Láctea hasta entonces usando la emisión de 21 cm
del hidrógeno atómico (Figura 4). Este mapa trazaba por un lado la densidad
superficial del gas (diagrama del panel superior, con las unidades convertidas a
masas solares por pársec [ * ] cuadrado) y por otro las variaciones de densidad
superficial con respecto al valor medio (diagrama del panel inferior). Estas
observaciones demostraban que la Galaxia posee una estructura espiral de
múltiples brazos que no es axisimétrica. Esto es, la Vía Láctea no es un galaxia
espiral de gran diseño, sino quizá más bien de tipo floculento (como NGC
4414, Figura 5), posiblemente está entre estos casos extremos. La estructura
espiral de la Vía Láctea llegaba al menos hasta los 80 mil años luz de distancia y
puede ajustarse matemáticamente a una espiral logarítmica.

Figura 5. Comparación de una galaxia espiral de gran diseño como M 51


(izquierda), donde los brazos espirales están muy bien definidos, con una
galaxia de tipo floculento como NGC 4414 (derecha), donde es difícil delimitar
bien los brazos espirales. Crédito: Hubble Space Telescope / NASA / ESA y The
Hubble Heritage Team (AURA/STScI/NASA).

Pero hay mucha más información escondida en la emisión de 21 cm del


hidrógeno atómico proveniente de nuestra Galaxia. Como describí en el artículo
14

anterior mostrando la imagen de todo el cielo en HI obtenida por la


colaboración “HI4PI”, se puede codificar en un mapa al mismo tiempo la
cantidad de luz recibida en un lugar concreto con la velocidad dominante del gas
en dicho punto. Estos mapas permiten localizar rápidamente las componentes
cinemáticas principales del gas, además de revelar estructuras más sutiles, como
filamentos y burbujas, jirones de gas asociados a la formación estelar, la caída
de gas fuera del disco espiral, burbujas en expansión inducidas por explosiones
de supernova, y otros muchos fenómenos.

Figura 6: Mapa de todo el cielo del Hemisferio Sur observado en la línea de 21


cm del hidrógeno atómico obtenido por el cartografiado GASS “Galactic All-
Sky Survey”, que usó el “Receptor Multihaz” (“Multibeam Receiver”) instalado
en el radiotelescopio de Parkes (Australia). En esta proyección el Polo Sur
Celeste está en el centro, con las 0h en Ascensión Recta justo arriba, creciendo
siguiendo las agujas del reloj. El límite del mapa está a Declinación +1 (casi el
Ecuador Celeste), que corresponde a la circunferencia exterior. Los colores se
consiguieron agrupando velocidades en saltos de 40 km/s, como se indica en
la barra de colores a la derecha. La intensidad de cada color corresponde a la
intensidad de la emisión recibida en cada punto a dicha velocidad, escalada
logarítmicamente, tal y como se muestra en las extensiones horizontales de la
barra de colores. Crédito de la imagen: S. Janowiecki / Cartografiado GASS
(Naomi McClure-Griffiths, Peter Kalberla).
15

La Figura 6 muestra el mapa de todo el cielo del Hemisferio Sur observado en


la línea de 21 cm del hidrógeno atómico obtenido por el cartografiado GASS
“Galactic All-Sky Survey”. Liderado por los astrofísicos Naomi McClure-Griffiths
y Peter Kalberla, este cartografiado usó el radiotelescopio de Parkes (Australia)
que dispone de un potente instrumento, el “Receptor Multihaz” (“Multibeam
Receiver”), que permite observar simultánemante 13 regiones adyancentes del
cielo en ondas de radio. En la imagen, el Polo Sur Celeste está justo en el centro,
mientras que el Ecuador Celeste correspondería a la circunferencia exterior. Los
colores se consiguieron asociado velocidades a cada región. En este mapa,
colores amarillos y verdosos indican gas que se acerca a nosotros, mientras que
colores azules y rosáseos corresponden a gas que se aleja. Aparece evidente la
emisión central en blanco-verdoso del plano de la Vía Láctea, aunque hay gas
por doquier. Además, llaman mucho la atención los colores rosas y azules del
gas que envuelven a las Nubes de Magallanes, además de la Corriente
Magallánica, que se aleja de ellas con colores verdes y amarillos.

No obstante, la mejor forma de “ver” estos datos no es con una figura, sino con
un vídeo. La animación adjunta muestra este mismo mapa, pero en una
proyección diferente. El plano de la Galaxia estaría en la línea horizontal central
(Latitud Galáctica cero), y el Centro de la Galaxia a Longitud Galáctica cero.
Este vídeo, producido por el astrofísico Peter Kalberla, es tal y como los
astrofísicos vemos y analizamos los datos en radio. Cada fotograma de la
“película” corresponde a una velocidad en concreto del gas, entre -467 km/s
(inicio película) y +467 km/s (final).

Vídeo 1: Animación que muestra el cubo datos final obtenido por el cartografiado
GASS “Galactic All-Sky Survey” como una película. Cada fotograma corresponde a la
velocidad con la que se mueve el gas, que varía entre -467 km/s (inicio película) y
+467 km/s (final). El plano de la Vía Láctea se muestra en la línea horizontal central
(a Latitud Galáctica cero), con el centro de la Galaxia a Longitud Galáctica cero.
Detalles en el texto. Crédito: Peter Kalberla / Cartografiado GASS.

Arrancamos la animación. Hacia la velocidad -290 km/s empiezan a verse


rasgos brillantes hacia la izquierda, viendo cómo el gas va “rotando” con la Vía
Láctea de izquierda a derecha, hasta llegar a fotogramas cerca de la velocidad 0
km/s donde el gas está por todos lados. Aparecen aquí claramente las
estructuras asociadas a burbujas en expansión y regiones de formación estelar.
Los detalles concretos de muchos de estos rasgos aún están siendo estudiados.
Pasado este punto, poco a poco, la densidad del gas disminuye, siguiendo la
rotación de la Galaxia hacia las partes más externas. Alrededor del fotograma 80
km/s aparece en la parte inferior la emisión del gas asociado a las Nubes de
Magallanes, que va subiendo de posición a la vez que de brillo hasta que es el
esencialmente el único rasgo observable en todo el cielo a velocidades
superiores de 200 km/s.

¿Encontramos en otras galaxias que el gas se mueve de forma parecida a como


vemos pasa en la Vía Láctea? ¿Surgen también “componentes extrañas” de gas
que cae o es expulsado de esas galaxias? Desde luego, aunque los estudios
extragalácticos se realizan de distinta forma a como hacemos los análisis en la
Vía Láctea. Primero, al estar los objetos extragalácticos tan lejanos no podemos
ver el gas con tanto detalle y de forma tan profunda. Segundo, como estamos
16

dentro de la Vía Láctea las consideraciones físicas que hay que hacer para
extraer la información del movimiento del gas son muy distintas a las que se
hacen en galaxias externas, que podemos ver directamente y de forma completa.
Y, por último, necesariamente necesitamos aumentar la resolución angular de
nuestros radiotelescopios para observar el gas en otras galaxias. Es aquí donde
entra el juego la “magia” de la radio-interferometría. A todo esto dedicaremos la
siguiente entrega de esta serie.

Este post ha sido realizado por Ángel López-Sánchez


(@El_lobo_rayado) y es una colaboración de Naukas.com con la Cátedra
de Cultura Científica de la UPV/EHU.

[ * ] Un pársec es la unidad estándar de distancia en Astrofísica. Corresponde


aproximadamente a 3.26 años luz.

Este es el artículo 2 de 4 de la serie “El hidrógeno en el Universo”

1. El hidrógeno en el Universo (I): La emisión del hidrógeno neutro a 21 cm.


2. El hidrógeno en el Universo (II): El mapa espiral de la Vía Láctea
3. El hidrógeno en el Universo (III): El gas difuso de las galaxias
4. El hidrógeno en el Universo (IV): Galaxias en interacción

http://culturacientifica.com/2017/01/27/hidrogeno-universo-ii-mapa-espiral-la-via-lactea/

---------------------------------------------------------------------------------------------------

El hidrógeno en el Universo (III): El gas


difuso de las galaxias
 Por Cultura Cientifica
 3FEB2017

En los artículos anteriores hemos introducido una transición atómica muy


particular del hidrógeno neutro que emite radiación electromagnética a una
frecuencia de 1420 MHz (la línea de 21 cm del hidrógeno atómico, o
simplemente “H I”). Gracias a esta emisión, que se detecta usando
radiotelescopios, podemos “ver” el gas difuso y frío del Cosmos. Estas
observaciones no sólo han revolucionado nuestros conocimientos de la Vía
Láctea sino que ha cambiado de forma radical nuestro conocimiento de las
galaxias, no sólo a la hora de entender mejor su estructura y características
observacionales, sino también la propia evolución de las galaxias y del Universo.

En efecto, los estudios del gas atómico en la línea de 21 cm del hidrógeno neutro
permiten a los astrofísicos conocer en detalle los procesos que dirigen la
formación estelar, la dinámica y estructura del medio interestelar y la
distribución de materia (ordinaria y oscura) en las galaxias, además de permitir
descubrir muchas “sorpresas” en ellas. Es por ello que en las últimas décadas se
17

ha dedicado tanto esfuerzo científico y técnico en obtener datos científicos de


calidad observando el Cosmos en esta línea espectral tan importante.

Figura 1: Espectro en radio de la galaxia UGC 11707 centrado en la línea de 21


cm del hidrógeno atómico (1420 MHz). Se obtuvo con el radiotelescopio de 42.7
metros (140 pulgadas) de NRAO en Virginia Occidental (EE.UU.), cuya
resolución es de 20 minutos de arco a estas frecuencias. En el eje horizontal se
indica la frecuencia (arriba) o la velocidad radial (abajo) con la que se
observa. El eje vertical indica la intensidad de la emisión a cada frecuencia
individual. Crédito: NRAO, Haynes et al. (1998), AJ, 115, 62.

Las primeras observaciones de gas atómico se realizaron, obviamente, usando


un único radiotelescopio. Un ejemplo de estas observaciones se muestra en
la Figura 1. Esta gráfica deja evidente el potencial científico que tienen las
observaciones de galaxias en la línea de 21 cm del hidrógeno atómico. Se
muestra el espectro (más bien dicho, el perfil de la línea de HI) de la galaxia
UGC 11707, con datos obtenidos en el radiotelescopio de 42.7 metros (140
pulgadas) del instituto estadounidense National Radio Observatory (NRAO) en
Virginia Occidental (EE.UU.). A estas frecuencias el campo de visión que
observa el radiotelescopio es de unos 20 minutos de arco, mucho mayor que el
tamaño aparente de la galaxia UGC 11707. Por eso decimos que se trata del
“espectro integrado” de UGC 11707. En el eje horizontal se indica (arriba) la
frecuencia a la que se observa la emisión (equivalente a la longitud de onda),
que se puede traducir a la velocidad radial con la que nos parece que la línea de
21 cm se “aleja” de nosotros (abajo). Esta figura permite calcular que la
velocidad media a la que observamos el gas de UGC 11707 es de unos 900 km/s.
Aplicando la Ley de Hubble se puede extrapolar que la distancia a UGC 11707 es
18

de unos 13.1 megapársec (Mpc), equivalente a unos 42.7 millones de años luz de
distancia.

Pero hay más información que podemos sacar de esta figura. Si se integra todo
el flujo de la línea (lo que quiere decir que se mide cuánta emisión hay en total
sumando todas las frecuencias individuales en las que se detecta emisión) se
puede obtener una estimación de la cantidad de hidrógeno que existe en UGC
11707. Esto es, ¡estamos “pesando” el gas de la galaxia! En el caso de UGC 11707
y usando estos datos se obtienen unos 2.5 x 10^9 masas solares (2 500 millones
de veces la masa del Sol).

Además de tener un perfil ancho (unos 200 km/s en total, este número se
conoce como “anchura de la línea”), aparecen dos “cuernos” a derecha e
izquierda de la línea. Este perfil es típico de galaxias espirales, e indica que la
galaxia está en rotación. Si el gas se mueve en un disco, los 200 km/s
corresponde al doble de la velocidad de rotación. Tenemos entonces que el gas
(y, por tanto, la galaxia UGC 11707, porque el gas está asociado al disco donde se
encuentran las estrellas) rota a 100 km/s. En verdad, este número debe
corregirse por la inclinación que existe entre la galaxia y el plano del cielo, algo
que se puede determinar con las imágenes en el rango óptico. Para el caso de
UGC 11707 esta corrección es muy pequeña: considerando la inclinación de la
galaxia el gas se mueve a 110 km/s.

Finalmente, si sabemos el tamaño (radio) de la galaxia y sabemos cómo se


mueve su gas, asumiendo que este movimiento es por rotación, aplicando física
newtoniana se puede determinar la cantidad de materia total (estrellas, polvo,
gas y materia oscura) que hay en UGC 11707. Haciendo las cuentas (y siempre
con cuidado de las unidades) se llega a que la masa total de UGC 11707 es de
unos 3.3 x 10^10 masas solares (33 mil millones de veces la masa del Sol). Y es
aquí donde aparece, sin ninguna duda, esa “presencia fantasma” de las galaxias:
la componente de materia oscura.

Usando observaciones en óptico e infrarrojo cercano se puede estimar que la


masa en estrellas de UGC 11707 es de unas 5 x 10^9 masas solares. La masa del
polvo es depreciable (pocos millones de masas solares), por lo que sólo
sumando la cantidad de materia que vemos en gas (2.5 x 10^9 masas solares) y
en estrellas (5 x 10^9 masas solares) llegamos a la inequívoca conclusión de que
hace falta cuatro veces esa “materia que vemos” para poder explicar la rotación
de galaxia, tal y como la observamos en la Figura 1. ¿Dónde está la masa que
falta? Ésa es la materia oscura, algo que no sabemos qué es, que no es partícipe
de las interacciones electromagnéticas (no emite ni absorbe luz, por eso no la
vemos), pero que sí interacciona gravitatoriamente, de ahí que sólo podemos
observar sus efectos sobre las partículas (estrellas y gas) que vemos. Este
problema de la “masa perdida” aparece sistemáticamente en todas, repito, todas
las galaxias que se han observado usando datos tanto en radio como en óptico.

En la actualidad contamos con decenas de miles (puede que incluso más) de


observaciones del gas atómico en galaxias usando radiotelescopios individuales
para captar la emisión en 21 cm del hidrógeno neutro. La Figura 1 y la discusión
asociada son suficientemente poderosas a la hora de mostrar la enorme
importancia que tienen en Astrofísica extragaláctica este tipo de observaciones.
Pero, en realidad, esto es la punta del iceberg. Hay mucho más.
19

Como ya hemos comentado en varias ocasiones, el problema de usar sólo un


radiotelescopio para observar el cielo es que, por la naturaleza de las ondas
electromagnéticas en frecuencias de radio, la “resolución angular” que
obtenemos es muy pequeña (cubren areas grandes en el cielo, mucho mayores
que las obtenidas con los telescopios clásicos). Esto es, vamos a ver las galaxias
sólo como un punto (el espectro integrado, como decíamos arriba). Por eso en
los últimos cuarenta años se ha desarrollado una técnica muy inteligente, la
radio-interferometría, que lo que hace es combinar a la vez la luz de múltiples
radiotelescopios. Explicar las técnicas radio-interferométricas, a pesar de ser
apasionante, no es el objetivo de esta serie de artículos. Simplemente apuntaré
que, al considerar varias antenas, lo que se consigue es la resolución espacial
equivalente a un radiotelescopio de tamaño similar a la distancia máxima entre
las antenas.

Figura 2: Radio-interferómetros “Very Large Array” (VLA, Nuevo México,


EE.UU.) y “Australia Telescope Compact Array” (ATCA, Narrabri, NSW,
Australia). Crédito: Ángel R. López-Sánchez.

Por ejemplo, el radio-interferómetro ATCA (Australia Telescope Compact


Array, Australia, Figura 2), que consta de 6 radiotelescopios de 22 metros de
tamaño, se pueden conseguir “líneas de base” (distancias entre parejas de
telescopios”) de hasta 6 kilómetros. Lo que es lo mismo, ATCA tiene la
resolución equivalente a un gran radiotelescopio de 6 kilómetros. Esto permite
que este radio-interferómetro sea capaz de alcanzar una resolución inferior a 10
segundos de arco (1/180 el tamaño de la luna llena) cuando observa a 21 cm.
Otros interferómetros, como el famoso VLA (Very Large Array, Figura 2) en
Nuevo México (Estados Unidos), recientemente ampliado (en realidad, ahora
debe llamarse “Extended VLA”, EVLA) alcanza líneas de base de hasta 34
kilómetros. Eso sí, obviamente no es lo mismo que tener una antena de iguales
características: los radio-interferómetros están “llenos de agujeros”, por lo que
la sensibilidad a la que pueden llegar (los rasgos más débiles que pueden
detectar) es muy inferior a un único radiotelescopio con ese mismo tamaño.

Así, los radio-interferómetros han permitido ampliar la resolución angular de


las observaciones HI a 21 cm hasta hacerlas más o menos comparables a las
obtenidas en otras frecuencias. Y, por supuesto, al tener mucho más detalle y
resolución y poder obtener a la vez la distribución y la velocidad del gas, se han
podido caracterizar mejor los rasgos del gas neutro en las galaxias, su relación
20

con las regiones de formación estelar y la propia dinámica interna, además de


revelar unas cuantas sorpresas.

Figura 3: Comparación del aspecto de la galaxia del Triángulo, M 33, en


colores ópticos (izquierda) y en observado en la línea de 21 cm del hidrógeno
atómico (derecha). La imagen en colores ópticos se obtuvo con la cámara de
mosaicos del telescopio Mayall, de 4 metros de tamaño, del Observatorio
Nacional Kett Peak (KPNO, EE.UU.). Se usaron observaciones en los filtros U
(violeta), B (azul), V (cían), I (naranja) y H-alfa (rojo). Las regiones de
formación estelar (nebulosas), destacando NGC 604 (la más brillante, hacia la
mitad izquierda de la imagen) destacan claramente en color rosáceo. La
imagen en la línea HI a 21 cm se obtuvieron usando el radio-interferómetro
VLA. Se emplea una escala a falso color para representar a la vez la intensidad
de la emisión (más o menos brillante) y la velocidad con la que se mueve el gas.
Como toda la galaxia se encuentra a la misma distancia, las variaciones
espectrales en la emisión HI corresponden a diferencias de velocidades
internas en la galaxia, medidas gracias al desplazamiento Doppler. Colores
rojos representan zonas que parecen “alejarse” del observador, mientras que
colores azules representan zonas que parecen “acercarse”. Ambas imagen
tienen el mismo campo y la misma escala. Crédito: Imagen en óptico: NOAO,
Local Group Survey Team y T.A. Rector (University of Alaska Anchorage).
Imagen en radio: VLA, NRAO/AUI, David Thilker, Robert Braun,y Rene
Walterbos.
21

La Figura 3 muestra el caso de la famosa galaxia espiral M 33 (la Galaxia del


Triángulo). El panel de la izquierda es una imagen clásica de M 33 usando un
telescopio óptico. A la derecha se muestra, con la misma escala, la imagen
obtenida de esta galaxia cuando se observa con radio-interferometría (datos del
VLA) en la línea de 21 cm del hidrógeno atómico. Lo que ahora vemos es la
distribución de gas difuso asociado al disco espiral de M 33. Curiosamente es
más o menos homogénea, salvo en algunos “huecos” que están básicamente
relacionados con zonas donde el gas se ha consumido por la intensa formación
estelar o se ha expulsado lejos por la acción de las explosiones de supernova
(algo que, como discutimos en el artículo anterior, también se ve en nuestra Vía
Láctea). También aparecen algunas densidades de gas que están
correlacionadas con las regiones donde se están naciendo ahora mismo las
estrellas. Esto no debería de sorprendernos: donde hay más gas, deberían poder
formarse más estrellas. No obstante, habría que señalar que esta relación se
observa principalmente cuando trazamos el gas molecular, mucho más frío, que
es del que realmente nacen las estrellas. Esto también se hace con radio-
astronomía, pero en longitudes de onda milimétricas en lugar de centimétricas,
que trazan la emisión de moléculas como CO, NH3, HCN o HCO+, todas ellas
muy abundantes en el Cosmos. La emisión molecular en el rango milimétrico
tiene un origen muy distinto al de la emisión a 21 cm del hidrógeno atómico.
Precisamente estudiar el gas molecular en detalle es uno de los objetivos
principales de radio-interferómetro ALMA (Atacama Large Millimeter Array,
Chile).

¿Qué están indicando los colores en el panel derecho de la Figura 3? Al igual


que hemos descrito para el caso del espectro integrado de la galaxia UGC 11707
de la Figura 1, lo que estamos viendo ahora es la rotación del disco espiral de M
33. Colores más rojos indican zonas que se “alejan” más del observador,
mientras que los colores azules señalan las zonas que se “acercan” más.

Observando galaxias cercanas en la línea de 21 cm del hidrógeno atómico


usando radio-interferometría, los astrofísicos pronto se dieron cuenta de algo
muy curioso: el gas se extendía mucho más lejos que la componente estelar.
Esto es, si una galaxia tiene un tamaño cuando la vemos en colores ópticos, su
tamaño típicamente se dobla cuando se observa el gas difuso HI a 21 cm. Dicho
de otra manera: en las partes externas de las galaxias vemos gas donde no
encontramos estrellas. La primera aplicación práctica que tuvo este hecho
observacional fue poder determinar con mucha más precisión que la que se
conseguía con espectros ópticos (con la que se ven las estrellas y las nebulosas)
las curvas de rotación de las galaxias. Estos datos confirmaban lo que primero
vio la astrofísica estadounidense Vera Rubin en galaxias cercanas y
posteriormente encontrado en todas las espirales: las galaxias giran a más
velocidad que la que se esperaría por la materia que vemos en ellas. La curva de
rotación de las galaxias trazada por observaciones en HI a 21 cm también era
plana y a velocidad constante (o incluso giraba un poco más rápido) a grandes
distancias del centro. De aquí se llegó a la conclusión que el halo de materia
oscura que envuelven las galaxias debería ser mucho más grande que lo que
vemos en gas o estrellas, además de ser bastante homogéneo.
22

Figura 4: Esquema de la rotación de la Galaxia del Triángulo (M 33). Se


representa la velocidad a la que se mueve la galaxia (eje vertical) con respecto
a la distancia desde su centro (eje horizontal). Los puntos amarillos
representan observaciones usando datos obtenidos con espectroscopía óptica,
por tanto trazando la componente estelar de M 33. Los puntos azules
provienen de las observaciones en la línea HI a 21 cm mostradas en la Figura
3. La línea continua es la curva de rotación de M 33 tal y como la
proporcionan las observaciones. La línea discontinua es la curva de rotación
de M 33 esperada considerando toda la masa visible (estrellas y gas) de la
galaxia. Crédito: VLA, NRAO/AUI.

La Figura 4 muestra de forma muy esquemática la curva de rotación de la


galaxia M 33. El eje horizontal representa la distancia a la que se mueven el gas
o las estrellas desde el centro de M33. El eje vertical es la velocidad a la que se
mueven. La figura combina datos en óptico (en amarillo, para las partes más
internas de la galaxia, donde los datos en radio suelen ser más inciertos) y datos
en radio (en azul), además de mostrar (línea discontinua) la curva de rotación
esperada teniendo en cuenta la cantidad total de materia visible (estrellas y gas)
que observamos en M 33. La única manera de “ajustar” modelos y
observaciones (sin tener que recurrir a modificar la Teoría de la Gravitación de
Newton) es considerar que M 33 posee un halo enorme de materia oscura.
23

Figura 5. Ejemplos de modelado de curvas de rotación de galaxias usando la


línea de 21 cm del hidrógeno atómico. Se muestran dos galaxias (ESO 381-
G020, e IC 5152, abajo) estudiadas dentro del cartografiado “LVHIS” (The
Local Volume HI Survey), liderado por la astrofísica Baerbel Koribalski
(CSIRO) y que usa datos del radio-interferómetro ATCA. Los paneles de la
columna izquierda muestran la distribución y velocidad (codificada en color,
la barra de color a la derecha de cada panel da el rango de velocidades) del
gas en las galaxias. Los paneles centrales representan el mejor modelo de
rotación conseguido. Los paneles de la columna derecha indican los “residuos”
del ajuste (las desviaciones del modelo con respecto a las observaciones”), que
es donde muchas veces aparecen las sorpresas. La elipse azul localizada en
cada panel en la parte inferior izquierda es la resolución espacial obtenida.
Crédito: Kirby, Koribalski, Jerjen & López-Sánchez 2012, MNRAS, 420, 2924.

El salto de tener sólo un número (la anchura de la línea de HI) a un mapa


detallado de lo que hace el gas en cada punto es enorme. Gracias a los datos
radio-interferométricos los astrofísicos pueden desarrollar modelos físicos de
discos en rotación, con multitud de pequeñas características a modificar, que se
“ajustan” a las observaciones. La Figura 5muestra varios ejemplos del
modelado de las curvas de rotación de galaxias usando datos HI a 21 cm.
Entramos en un campo fascinante de investigación puntera actual en
Astrofísica: ¿cuál es la dinámica de las galaxias? ¿Cómo se puede explicar? ¿Por
qué hay “distorsiones” en el gas con respecto a lo esperado por un disco en
rotación? ¿Qué efectos tienen en su evolución? ¿Cuál es exactamente la
distribución de materia oscura? Aquí, al final y al llegar al detalle, volvemos a
reconocer que cada galaxia tiene su propia peculiaridad, precisamente por la
historia tan distinta (tanto dinámica como de formación estelar) que ha
experimentado cada una.
24

Figura 6: Imagen de la galaxia compacta enana azul (BCDG) NGC 2915


obtenida combinando datos en el óptico tomados en el Telescopio Anglo-
Australiano (AAT, Observatorio de Siding Spring, Australia), codificados en
amarillo, con datos en la línea de 21 cm del hidrógeno atómico conseguidos
con el radio-interferómetro Australia Telescope Compact Array (ATCA,
Narrabri, Australia), codificados en azul. La extensión del gas neutro (azul) es
5 veces más extensa que la componente estelar (en amarillo). Crédito: Gerard
Meurer, C. Carignan, S. Beaulie y K. Freeman.

Una vez que se comenzaron a tener observaciones radio-interferométricas de


galaxias en la línea de 21 cm de HI los astrofísicos no pudieron parar. Aparecían
más y más “sorpresas”. Por ejemplo, algunas galaxias estaban inmersas dentro
de una nube de gas muchísimo mayor que la propia galaxia. Un caso destacado
es la galaxia enana compacta azul (BCDG por sus siglas en inglés, “Blue
Compact Dwarf Galaxy”) NGC 2915, que se muestra en la Figura 6.
Observaciones en la línea de 21 cm del hidrógeno atómico usando el radio-
interferómetro ATCA revelaron que el gas (codificado en azul en la imagen) se
extendía 5 veces más lejos que las estrellas (en color amarillo). No solo hay
mucho gas, sino también mucha materia oscura: gracias a la curva de rotación
obtenida con estos datos en radio se ha estimado que NGC 2915 tiene entre 30 y
50 veces más materia oscura que materia visible.

Las sorpresas no terminaron ahí. Precisamente, al estar el gas atómico mucho


más extendido que la componente estelar, se pudieron comenzar a estudiar con
detalle las partes externas de las galaxias. Los sorprendentes descubrimientos
25

que en este campo se están realizando merecen una atención especial. A ellos
dedicaremos el siguiente artículo de esta serie.

Este post ha sido realizado por Ángel López-Sánchez


(@El_lobo_rayado) y es una colaboración de Naukas.com con la Cátedra
de Cultura Científica de la UPV/EHU.

Este es el artículo 3 de 4 de la serie “El hidrógeno en el Universo”

1. El hidrógeno en el Universo (I): La emisión del hidrógeno neutro a 21 cm.


2. El hidrógeno en el Universo (II): El mapa espiral de la Vía Láctea
3. El hidrógeno en el Universo (III): El gas difuso de las galaxias
4. El hidrógeno en el Universo (IV): Galaxias en interacción

http://culturacientifica.com/2017/02/03/hidrogeno-universo-iii-gas-difuso-las-galaxias/

---------------------------------------------------------------------------------------------------

El hidrógeno en el Universo (IV):


Galaxias en interacción
 Por Cultura Cientifica
 10FEB2017

Como describimos en el artículo anterior, las observaciones radioastronómicas


en la línea de 21 cm (equivalente a 1420 MHz) del hidrógeno neutro, que en la
jerga científica se denota simplemente como “emisión en H I”, nos
proporcionaron una nueva visión de las galaxias. Gracias a esta técnica los
astrofísicos pueden detectar el gas difuso y frío del Cosmos y usar esas
observaciones para entender mejor desde la estructura de la Vía Láctea a las
propiedades de otras galaxias. En particular, usando técnicas de radio-
interferometría (combinar la luz que llega de varios radiotelescopios para
conseguir una imagen en radio con gran resolución angular) se pudo no sólo
“pesar” mejor las galaxias, confirmando que todas contienen un gigantesco halo
más o menos homogéneo de materia oscura, sino también entender la dinámica
del gas y su relación con la formación estelar.
26

Figura 1. Imágenes de la galaxia NGC 6946. A la izquierda, imagen en colores


ópticos usando datos del cartografiado “Sloan Digital Sky Survey” (SDSS). A
la derecha, imagen del gas atómico usando la línea de 21 cm del hidrógeno
neutro. Las observaciones se obtuvieron con el radio-interferómetro WSRT
(“Westerbork Synthesis Radio Telescope”) y necesitaron 192 horas en total.
Esta galaxia se encuentra a sólo 16.6 millones de años luz, dentro de lo que se
conoce como “Volumen Local de Galaxias”. Crédito: Boomsma et al. (2008),
A&A, 490, 555.

Algo que empezó a quedar claro desde el comienzo de las observaciones radio-
interferométricas es que el gas difuso observado a 21 cm era más extenso que la
componente estelar en las galaxias. Esto se hizo patente a finales del siglo XX,
cuando la combinación de observaciones más profundas usando mejores radio-
interferómetros con el incremento de la potencia de los ordenadores, que
proporcionaban un combinado más efectivo de los datos y mejor procesado
final, permitieron obtener mapas detallados del gas neutro en galaxias cercanas.
Un buen ejemplo lo vemos en la Figura 1, que muestra la comparación entre
las estrellas (izquierda) y el gas (derecha) dentro de la galaxia espiral NGC 6946.
La imagen en la línea de 21 cm del hidrógeno atómico se consiguió usando datos
del radio-interferómetro Westerbork (WSRT por sus siglas en inglés,
“Westerbork Synthesis Radio Telescope”), instalado en Holanda, y que cuenta
con 14 antenas de 25 metros. Se necesitaron 192 horas de integración para
conseguir el detallado mapa del gas hidrógeno de NGC 6946.

Esta imagen muestra claramente como el disco de las galaxias espirales, trazado
por el gas difuso, es mucho más amplio que el disco estelar. Gracias a la alta
resolución espacial obtenida en esta imagen en radio (unos 13 segundos de arco
de resolución, sólo un poco mayor de la imagen en óptico, con 2 segundos de
arco de resolución) se pueden trazar bien los brazos espirales de NGC 6946,
además de distinguir muchos más detalles del gas difuso de esta galaxia. En
efecto, el disco interior muestra el mismo patrón filamentoso y con “huecos” que
se ve en la imagen óptica. A la vez, los brazos espirales se hacen más y más
pronunciados en las partes externas, permitiendo contar al menos 3 de ellos. El
brazo del norte es el más rico en gas y contrasta mucho mejor con la zona inter-
brazo, donde apenas se detecta emisión difusa. A pesar de la aparente
27

regularidad en la forma general del gas, llama la atención que el disco de gas es
asimétrico: está ligeramente más extendido en una dirección que en la
perpendicular.

Como curiosidad, hay que decir que el “hueco oscuro” que aparece en la imagen
en HI justo en el centro de la galaxia es un artefacto a la hora de combinar los
datos. En realidad hay mucho gas en las partes centrales de NGC 6946. Sin
embargo, el centro de la galaxia alberga un agujero negro súpermasivo que
emite grandes cantidades de radiación sincrotrón justamente a longitudes de
onda de 20 cm. Cuidado que este agujero negro súpermasivo no debe
confundirse con el “agujero” que se ve en la emisión del gas, el agujero negro
súpermasivo de NGC 6946 es muchísimo más pequeño y no puede detectarse
con este tipo de observaciones. La intensa emisión no-térmica en continuo de
radio alrededor de la línea de 21 cm de HI hace que ésta no aparezca como
“línea de emisión” sino como “línea de absorción”. Este “truco” está permitiendo
detectar el gas H I en galaxias activas muy lejanas. Los estudios en este campo
está prácticamente empezando.

Las imágenes detalladas de galaxias espirales en la línea de 21 cm del hidrógeno


atómico han permitido encontrar varias cosas interesantes. Las observaciones
permiten diferenciar el gas en rotación, algo esperado para el disco espiral, de
“otras nubes de gas” que no comparten ese movimiento. Muchas de esas otras
nubes parecen ser similares a las “nubes de alta velocidad” que se detectan
alrededor de la Vía Láctea.

¿Qué son estos objetos? Las dos teorías más aceptadas sobre la naturaleza de las
nubes de alta velocidad que vemos en galaxias espirales son por un lado gas
expulsado del disco por “fuentes galácticas” (regiones de formación estelar
intensa, con explosiones de supernova de estrellas masivas que viven
rápidamente, que expulsan el gas fuera del disco espiral) y por otro rasgos de
acreción de gas difuso intergaláctico que ha sido procesado muy poco (su
composición química es por tanto muy sencilla). Los datos de NGC 6946
mostrados en la figura 1 confirmaron que muchas de sus nubes de alta velocidad
estaban asociadas con “agujeros de gas” en el disco espiral y, por lo tanto,
provenían de “fuentes galácticas”. Pero, a la vez, revelaban “rasgos extraños”
que sólo parecen explicarse de una forma: hay gas que está cayendo a NGC 6946
por primera vez. En la actualidad los astrofísicos esperamos que en las galaxias
se dan los dos fenómenos: expulsión del gas del disco por explosiones de
supernova y acreción de gas difuso intergaláctico.
28

Figura 2: Mapa con la emisión de hidrógeno atómico de la galaxia NGC 6946


obtenido con el radio-interferómetro WSRT (“Westerbork Synthesis Radio
Telescope”). En escala de grises se muestra la misma imagen que la que
aparece en el panel derecho de la Figura 1 y que tiene alta resolución angular
(13 segundos de arco, el tamaño del “beam” del mapa interferométrico,
indicado con el círculo pequeño abajo a la izquierda). Los contornos muestran
una imagen conseguida con los mismos datos pero con mucha menor
resolución espacial (64 segundos de arco, el tamaño indicado con el círculo
pequeño abajo a la derecha). Al sacrificar la resolución espacial, la
combinación de datos radio-interferométricos otorga mayor sensibilidad, lo
que permite detectar gas más difuso y tenue. En este caso, se detectan
estructuras asimétricas en las partes externas de NGC 6946 que están
relacionadas con interacciones de galaxias. Crédito: Boomsma et al. (2008),
A&A, 490, 555.

Pero no queda ahí la cosa. Una de las grandes ventajas de usar técnicas radio-
interferométricas es que los datos permiten hacer imágenes a distintas
resoluciones. La Figura 2 muestra exactamente los mismos datos que el panel
derecho de la Figura 1, pero siguiendo dos combinaciones distintas. La imagen
en escala de grises corresponden a los datos en alta resolución (13 segundos de
arco), que es la misma que se muestra en la Figura 1. Los contornos
corresponden a una imagen con mucha menos resolución angular (64 segundos
de arco, las típicas que hasta entonces se obtenían con radio-interferometría).
La ventaja de esta imagen de baja resolución es que permite detectar mucho
más gas. Y, en efecto, es lo que vemos aquí: ahora aparecen de forma evidente
las rasgos asimétricos de las partes externas que mencionábamos antes. Estas
estructuras están asociadas a la interacción de galaxias y a la caída de gas difuso
intergaláctico.
29

Y es aquí donde llegó otra de las grandes sorpresas al observar el gas difuso de
las galaxias usando radio-interferometría. Como el disco de gas es mucho más
extenso que el disco estelar es más fácil que una perturbación “externa” lo
deforme. Cuando hablamos de perturbaciones o interacciones en este contexto
nos referimos a casi cualquier cosa “externa” a la galaxia: una nube de gas difusa
sin (apenas) estrellas, una galaxia enana, o una galaxia grande que pasan cerca
(o directamente choca), o quizá la forma en la que la galaxia interacciona con el
propio medio intergaláctico. Cuando miramos con detalle y profundidad las
partes externas de las galaxias estamos encontrando continuamente esos rasgos
de interacción, que son, en muchas ocasiones, imposibles de distinguir usando
imágenes en los colores que nosotros vemos.

La Figura 2 revela a los posibles “culpables” de esa “pluma de gas difuso” que
aparece arriba derecha del disco de NGC 6946: tiene dos galaxias enanas
cercanas (las dos “nubes de gas” cerca de la esquina superior derecha) que han
podido interaccionar con NGC 6946 en el pasado. No obstante, este rasgo difuso
no está completamente explicado: podría ser también el resto de otra galaxia
enana “engullida” en tiempos recientes por NGC 6946, o incluso parte del disco
de la galaxia que ha sido parcialmente expulsado de las partes externas por
fuerzas de marea inducidas por el paso cercano de otro objeto, originando una
“cola de marea”.
30

Figura 3: Imagen de la galaxia del Remolino, M 51, y su galaxia satélite, NGC


5195, combinando datos ópticos con datos radio-interferométricos (en azul)
obtenidos con el VLA (“Very Large Array”). Las observaciones en HI detectan,
entre otras cosas, una larga cola de marea de gas difuso producida por las
fuerzas de marea generadas por la interacción entre M 51 y NGC 5195.
Crédito: Imagen en óptico: Álvaro Ibáñez Pérez. Imagen en radio: NRAO/AUI
y Juan M. Uson, NRAO. Composición: Ángel R. López-Sánchez (AAO/MQU).

Las “colas de marea” aparecen de forma especialmente evidente cuando


observamos el gas neutro de galaxias cercanas usando radiotelescopios.
La Figura 3 muestra el ejemplo de una galaxia muy conocida, M 51, la galaxia
del Remolino. Posiblemente sea de las galaxias más observadas por los
astrónomos aficionados (del hemisferio norte, dada su posición en el cielo
dentro de la constelación de Canes Venatici no se puede ver desde el hemisferio
sur) y una de las galaxias espirales de gran diseño más cercanas a la Vía Láctea,
31

a sólo 23 millones de años luz. Estamos muy familiarizados a la visión de M 51


en colores ópticos, y es conocida su interacción con una galaxia enana (NGC
5195), que aparece en colores rojizos contrastando con el disco azul de M 51,
pero la visión de M 51 usando la luz H I a 21 cm nos muestra algo nuevo. Los
datos obtenidos con el radio-interferómetro VLA (“Very Large Array”, Estados
Unidos) en 1992 muestran una larga cola de marea (codificada en azul en la
figura), consecuencia de la interacción entre M 51 y NGC 5194, que se aleja
mucho de las partes centrales. Además, se descubren algunas nubes difusas de
gas neutro en lugares donde no se detectan galaxias enanas o emisión estelar.

Figura 4: Imagen multi-frecuencia de la pareja de galaxias NGC 1512 y NGC


1510 combinando datos ultravioleta (datos de GALEX, NASA, en azul oscuro),
óptico (bandas B y R de Digital Sky Survey, en azul claro y amarillo
respectivamente), infrarrojo cercano (banda J del cartografiado 2MASS, en
naranja), infrarrojo medio (datos del Telescopio Espacial Spitzer, NASA, en
rojo) y radio (línea de 21 cm del hidrógeno atómico obtenidos por el
interferómetro ATCA (Australia) como parte del proyecto “Local Volume HI
Survey” (en verde). Se identifican algunas zonas de interés y las dos galaxias
principales. Más información sobre este sistema en este artículo de Naukas.
Crédito: Ángel R. López-Sánchez (AAO/MQU) y Baerbel Koribalski (CSIRO).
32

Otro espectacular ejemplo de galaxia espiral en interacción con intensos brazos


espirales es NGC 1512. Localizada a 31 millones de años luz de nosotros, la
galaxia NGC 1512 está en interacción con una galaxia enana compacta azul
(NGC 1510). Observaciones usando el radio-interferómetro ATCA (“Australian
Telescope Compact Array”, Australia) desvelaron que ambos objetos estaban
envueltos en una enorme nube de gas difuso que, siguiendo un patrón espiral
inducido por las fuerzas de marea, se extiende muy lejos del centro del sistema.
La Figura 4 muestra en detalle la extensión del gas H I observado a 21 cm
(codificado en verde en esta imagen) en NGC 1512 y NGC 1510 (parece una
estrella brillante), envolviendo completamente a las dos galaxias y
extendiéndose siguiendo dos largas estructuras espirales hasta más de 250 mil
años luz del centro de NGC 1512, esto es, casi 8 veces el tamaño de la galaxia en
colores ópticos. Aparecen también algunas nubes difusas de gas donde no se
detectan estrellas.

Además, los datos del gas atómico revelan que una de las estructuras espirales
ha sido perturbada por la interacción con la galaxia enana NGC 1510, que está
“cayendo” hacia la galaxia principal e induciendo la formación estelar en las
partes externas del sistema. Combinando datos de espectroscopía óptica,
colores ultravioleta e infrarrojos, y el mapa del gas neutro obtenido con radio-
interferometría, pudimos confirmar que el gas difuso que posee NGC 1512 en las
partes externas no proviene de esta galaxia, sino que ha sido el producto de
fusión de galaxias enanas o de material intergaláctico que ya había sido
procesado en otras galaxias espirales y después perdido por ellas, y ahora lo
vemos acretándose alrededor de NGC 1512.

Figura 5: Galaxias en interacción NGC 4038/4039 (Las Antenas) observadas


en colores ópticos (panel izquierdo) y combinando las imágenes ópticas con los
datos de la emisión a 21 cm del hidrógeno atómico (en azul) obtenidos con el
radio-interferómetro VLA (panel derecho). Crédito: imagen óptica: Robert
33

Gendler, imagen radio: John Hibbard, NRAO/AUI/NSF, combinación multi-


frecuencia: Ángel R. López-Sánchez (AAO/MQU).

En otras ocasiones las interacciones de galaxias son mucho más evidentes y se


ven claramente incluso en colores ópticos. Esto es lo que sucede en la galaxia de
las Antenas (NGC 4038/4039, Figura 5), donde se observan dos núcleos
centrales con dos largas colas de estrellas (de ahí el nombre que se le da a este
peculiar objeto) que se alejan en direcciones opuestas. La galaxia de las
Antennas es un ejemplo típico de lo que sucede cuando dos galaxies espirales
chocan directamente: los dos núcleos centrales corresponden a las galaxias en
proceso de colisión, mientras que las colas se originan por las intensas fuerzas
de marea inducidas por las dos galaxias bailando en una danza que lleva
irremediablemente a la fusión de ambas entidades. ¿Qué es lo que hace el gas?
Normalmente en estos procesos es lo primero que se expulsa hacia el espacio
intergaláctico, como describimos arriba. Pero en el caso de las Antenas aún se
observa que buena parte del gas difuso está asociado a las largas colas de marea.
El gas atómico, observado a 21 cm con el radio-interferómetro VLA, es
especialmente prominente en la cola inferior. Es más, en los extremos de ambas
colas aparecen regiones de formación estelar: en estas zonas el gas está
condensado y creando nuevos soles. Algunos de estos sistemas quedarán
“flotando” alrededor de las galaxias principales como “galaxias enanas de
marea” (objetos que, a diferencia de las galaxias enanas típicas, poseen gran
cantidad de elementos químicos y estrellas viejas) hasta terminar sus días
cayendo de nuevo a la galaxia principal.
34

Figura 6: Imágenes del grupo de galaxias de M 81 y M 82 en óptico (panel


superior) y combinando con los datos del gas difuso observado a 21 cm con el
35

radio-interferómetro VLA (panel inferior). El gas atómico está desparramado


por todo el sistema como consecuencia de las interacciones de galaxias.
Crédito: Imagen óptica: Robert Gendler, imagen radio: Yun et al. 1994,
Nature 372, 530, NRAO/AUI/NSF, combinación multi-frecuencia: Ángel R.
López-Sánchez (AAO/MQU).

Hay casos aún más sorprendentes de interacciones de galaxias descubiertas


gracias al estudio de la emisión de 21 cm del hidrógeno atómico. El cercano
grupo de galaxias de M 81 y M 82 es quizá el caso más sorprendente. El panel
superior de la Figura 6muestra este grupo de galaxias, donde destacan la
espiral M 81 (la “Galaxia de Bode”, en el centro) y la galaxia M 82 (la “Galaxia
del Cigarro”, a su derecha), que posee una formación estelar muy intensa (tanto
que el gas se está escapando perpendicularmente al disco, como se aprecia en
los filamentos de color rojo intenso que surgen de su centro). Arriba a la
izquierda aparece otra galaxia de baja masa, NGC 3077. Cuando observamos el
gas difuso de este grupo de galaxias usando radio-interferómetros nos
encontramos con una visión completamente distinta del sistema.

La imagen que reproducimos en el panel inferior de la Figura 6 es precisamente


este mapa, tal y como se obtuvo usando datos del radio-interferómetro VLA.
Además de descubrir el gas asociado a los discos espirales en rotación de las
galaxias, esta poderosa imagen revela claramente el gas que conecta todas las
galaxias entre sí. Estos “puentes de material difuso” no se ven en las imágenes
en óptico (aunque es de esperar que también existan estrellas en ellos) y nos
narran la convulsa historia que ha experimentado el sistema en tiempos
recientes, con interacciones múltiples entre varias galaxias. La caída de gas
neutro en M 82 como consecuencia de las fuertes interacciones de galaxias es la
responsable de los fenómenos de formación estelar que observamos en ella. No
es el único caso: una brillante nube de gas justo por encima de M 81 nos indica
la posición de otra galaxia enana “estallante”, Holmberg IX, que apenas se
distingue en los colores ópticos (sí brilla mucho en colores ultravioleta por el
alto contenido de estrellas jóvenes y masivas que este galaxia enana posee), pero
que destaca poderosamente en el mapa de la emisión de H I a 21 cm.

Si con sólo unas pocas observaciones a objetos individuales estamos


encontrando tantos detalles nuevos y sorprendentes en galaxias que creíamos
conocer bien, además de precisar su dinámica, la cantidad de materia oscura, la
relación con la formación estelar, las interacciones y fusiones de galaxias, nubes
difusas de gas donde no hay estrellas, ¿qué descubriremos al observar de forma
sistemática centenares, miles de galaxias o decenas de miles de galaxias? Lo
veremos en el último artículo de esta serie, donde detallaremos los
cartografiados pasados, actuales y futuros que buscan estudiar la emisión del
gas hidrógeno en galaxias usando la poderosa técnica de la radio-
interferometría.

Este post ha sido realizado por Ángel López-Sánchez


(@El_lobo_rayado) y es una colaboración de Naukas.com con la Cátedra
de Cultura Científica de la UPV/EHU.
36

Este es el artículo 4 de 4 de la serie “El hidrógeno en el Universo”

1. El hidrógeno en el Universo (I): La emisión del hidrógeno neutro a 21 cm.


2. El hidrógeno en el Universo (II): El mapa espiral de la Vía Láctea
3. El hidrógeno en el Universo (III): El gas difuso de las galaxias
4. El hidrógeno en el Universo (IV): Galaxias en interacción

http://culturacientifica.com/2017/02/10/hidrogeno-universo-iv-galaxias-interaccion/

-----------------------------------------------------------------------------

Вам также может понравиться