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Al igual que cualquier plegaria o bendición, esto puede ser dicho en el lenguaje
nativo de quien lo recita, pero es preferido el hebreo. Al principio, esta
preferencia por el hebreo sólo parecer agregar incomodidad a un momento ya
doloroso pero, como veremos, la belleza y profundidad del lenguaje de la Torá
ofrece una perspectiva única sobre nuestra confrontación con la mortalidad.
Eliminando el Dolor
Para los principiantes: ¿No es extraño que recurrimos a Dios para consolar al
doliente? Después de todo, ¿no es la persona visitando al doliente la que se
supone que debe estar consolando?
Sólo Dios, que conoce los secretos del corazón, es realmente capaz de medir
la profundidad de tal pesar, y de brindar consuelo.
Esto es porque el dolor de la pérdida decrece sólo por decreto Divino, y eso
sólo ocurre cuando la persona realmente está muerta. El decreto no tuvo efecto
en Yaakov porque su hijo no estaba muerto.
Recompensa Eterna
Dios está en todos lados, es verdad. Pero una persona que ha perdido a un ser
querido a menudo siente que ha sido abandonada por Dios, que Dios no está
en donde él está. Entonces, le decimos al doliente que “HaMakom” lo consuele:
rezamos para que sea bendecido con una renovada conciencia de la presencia
de Dios, incluso en el lugar azotado por la pena en el que se encuentra ahora –
porque también ese lugar es HaMakom, el lugar de Dios.
HaMakom asevera que Dios está en todos lados y en todas las cosas: en lo
físico y en lo espiritual, en la materia y en la energía. Todo esto conforma la
unicidad de Dios.
parte del plan de Dios, también lo fue su partida de este mundo hacia otro más
real.
Al final de la vida, toda alma retorna a su Makom, a su lugar único en el
mundo.
Paz En Israel
Israel también es HaMakom, es el lugar en la Tierra separado por Dios para ser
la Tierra Santa. Los Sabios dicen que la Tierra de Israel es una de las tres
cosas (junto con la Torá y el Mundo Venidero) que se adquieren con
sufrimiento.
Entonces todo el sufrimiento del pueblo judío en Israel hoy en día debería ser
una forma de consuelo. Porque en virtud de la terrible pérdida de tantos judíos
justos e inocentes, nos acercamos a la adquisición de “El Lugar” que Dios nos
prometió – por siempre y en paz.
Pastor Germán Santos
El Duelo en el Judaísmo
En ningún otro momento de su vida el ser humano necesita tanta compañía como en este
período de dolor.
El período consiste en los primeros tres días que suceden al entierro, días dedicados al
llanto y la lamentación. Durante este tiempo, el enlutado no debe responder inclusive a
saludos y debe permanecer en su hogar (exceptuando en ciertas circunstancias). Es un
tiempo en el cual el enlutado todavía esta muy desalentado y la herida está aún muy
fresca, y es por eso que es todavía muy temprano para consolarlo. Durante este tiempo el
enlutado permanece en su casa, expresando su dolor vistiendo ropas rasgadas,
sentándose en un lugar bajo, usando sandalias, absteniéndose de rasurarse, no
arreglándose y recitando el kadish.
Esta etapa cubre los siete días que suceden al entierro, e incluyen el período de tres días
de lamentación que recordamos anteriormente. Durante esta fase, el enlutado sale de una
fase de intenso dolor y empieza una etapa en la cual su estado de ánimo está ya
preparado para hablar de su pérdida y aceptar el consuelo de sus familiares y vecinos.
El mundo se agranda para el enlutado. Continúa sin rasurarse, usando ropa rasgada, y
llevando a cabo las distintas costumbres de la segunda fase, sin embargo él puede
relacionarse con las personas que vienen a su casa a expresarle empatía por su dolor.
Pastor Germán Santos
Para el judaísmo, tener compasión por medio del consuelo es considerado una mitzvá, que
para muchos es una obligación bíblica. La persona tiene la obligación de imitar a Dios: así
como Dios reconforta a los afligidos, asimismo, la persona debe hacerlo.
Este período consiste en los treinta días (incluyendo los 7 días de shivá) posteriores al
entierro. El enlutado está obligado a salir de su casa después de la shivá reincorporándose
lentamente a la sociedad, pero siempre recordando que no ha pasado suficiente tiempo
como para llevar una vida social absolutamente normal y plena.
Rasurarse y cortarse el pelo todavía está prohibido para él, así como cortarse las uñas y
lavarse el cuerpo por placer, aunque por limpieza está permitido bañarse.
Después de los sheloshim, comienza la quinta etapa: el período de 12 meses desde el día
del entierro. En esta etapa las cosas comienzan a regresar a la normalidad y el trabajo a
su rutina, pero los sentimiento internos del enlutado siguen estando heridos por la pérdida
del ser querido.
Durante este período de los doce meses el enlutado tiene prohibido participar de fiestas,
tanto públicas como privadas. Su participación en estas reuniones, simplemente no es
Pastor Germán Santos
congruente con la depresión y la tristeza que el enlutado siente durante este año. Es
absurdo para el enlutado bailar alegremente después de que su ser querido ha fallecido
recientemente.
Es por eso que los Sabios decretaron que así como la separación de la vida social debe
durar una semana, la separación de ocasiones de alegría y regocijo para una persona que
ha perdido a su padre o a su madre es de un año de duración. Sin embargo, para una
persona que ha perdido alguno de los familiares cercanos recordados anteriormente
(excluyendo a la madre y al padre) el período de abstención de situaciones de alegría sólo
dura treinta días. La alegría, en a los períodos del duelo, está íntimamente relacionada con
eventos públicos y sociales, más que con satisfacciones personales.
Al finalizar el año de duelo, el enlutado debe recordar a su ser querido en izkor o en su ior-
tzait (aniversario de fallecimiento). De hecho, la tradición judía reprueba a la persona que
desea seguir su duelo después del período decretado por los Sabios.
Recitando el Kadish
El período en el que el enlutado recita el kadish por sus padres, es teóricamente un año
calendario entero. Se considera que la persona que falleció está siendo partícipe de un
juicio Divino. Por lo tanto, algunas comunidades acostumbran recitar kadish en cualquier
caso por un período de doce meses.
Sin embargo, ya que un año entero es considerado la duración del juicio de un malvado, y
nosotros presumimos que nuestros padres no están en esa categoría, la práctica en la
mayoría de las comunidades es recitar el kadish durante once meses.
El kadish sólo debe ser recitado en presencia de un minián, que consiste en la presencia
de diez hombres mayores de 13 años. Si hay nueve adultos y un menor, esto no es
considerado un minián.
El Izkor y el Ior-tzait
El izkor es una ceremonia en la que se recuerda a todos los difuntos, y se dice en ciertos
servicios en la sinagoga. El ior-tzait es el día del aniversario del fallecimiento de la persona
y puede ser observado por cualquier familiar o amigo, pero es principalmente recordado
por los hijos en memoria de sus padres.
Pastor Germán Santos
El izkor fue instituido para que el judío pudiera rendirle un homenaje a sus seres queridos.
Este servicio está basado en un principio básico de la vida judía, el mismo que motiva y
anima la recitación del Kadish.
Está basado en la firme creencia de que los vivos por medio de actos de bondad, pueden
redimir a los muertos. El hijo puede darle honor al padre. El "mérito de los hijos" puede
reflejar el "valor de los padres".