Partiendo del hecho de que la Evaluación educativa es
una operación sistemática, integrada en la actividad educativa con el objetivo de conseguir su mejoramiento continuo, mediante el conocimiento lo más exacto posible del estudiante en todos los aspectos de su personalidad, aportando una información ajustada sobre el proceso mismo y sobre todos los factores personales y ambientales que en ésta inciden. Se hace necesario tener presente que en la medida que el proceso educativo logre sus objetivos fundamentales, hace posible que la educación sea verdaderamente formativa. En este contexto de ideas, la evaluación educativa, según Stuffebeam (2003), "es el proceso de delinear, obtener y proveer información para juzgar alternativas de decisión" (p.67). Es decir es una etapa del proceso educativo donde se ponderan los resultados previstos en los objetivos habiéndolos especificado con antelación para examinar el grado de adecuación entre un conjunto de informaciones y un conjunto de criterios adecuados al objetivo fijado, con el fin de tomar una decisión. Debe quedar claro que, ambos aspectos el de juicio y el de toma de decisiones, intervienen en la evaluación educativa, aunque adquieren mayor o menor preponderancia según los casos. Por lo tanto, se considera a la evaluación como una actividad mediante la cual, en función de determinados criterios, se obtienen informaciones pertinentes acerca de un fenómeno, situación, objeto o persona, se emite un juicio sobre el objeto de que se trate y se adoptan una serie de decisiones referentes al mismo. De tal manera que en este contexto, la evaluación educativa, si se dirige al sistema en su conjunto, o a algunos de sus componentes, responde siempre a una finalidad, que la mayoría de las veces, significa tomar una serie de decisiones respecto del objeto evaluado. Al respecto Cisneros (2005), define la evaluación como: “la valoración sistemática del valor o el mérito de las cosas. Los evaluadores deben ser capaces de llegar a juicios de valor justificables más que determinar si las metas han sido alcanzadas” (p.87). El evaluador debe de identificar los resultados reales y calcular su valor desde el punto de vista de las necesidades del consumidor. La piedra angular de la ética profesional en el trabajo evaluativo es funcionar como una conciencia social informada. Es preciso indicar que, por medio del presente ensayo, se pretende dar a conocer los aspectos fundamentales del Modelo de Evaluación de Michael Scriven, reconocido como uno de los fundadores de la disciplina de Evaluación, ya que la considera una ciencia de valoración necesaria porque permite a la sociedad estar informada de la calidad de productos, programas o personal, y saber si satisfacen las necesidades sociales. Su preocupación principal es conocer la verdad, donde el papel del evaluador es traer a la luz la realidad acerca de la calidad de un programa dentro de un enfoque cuali-cuantitativo. Entre sus principales contribuciones está la evaluación libre de metas y la evaluación centrada en los consumidores. Enfatiza la necesidad de clarificar el proceso de síntesis que se lleva a cabo en la evaluación de programas sociales. Cabe desatacar que la evaluación durante el proceso de aprendizaje o formativa es un término introducido el año 1967 por Scriven para referirse a los procedimientos utilizados por los profesores con la finalidad de adaptar su proceso didáctico, al progreso y necesidad de aprendizaje observados en sus alumnos. En cortas palabras, es la que se realiza durante el desarrollo del proceso de enseñanza y aprendizaje para localizar las deficiencias cuando aún se está en posibilidad de remediarlas, esto es, introducir sobre la marcha rectificaciones a que hubiere lugar en el proyecto educativo y tomar las decisiones pertinentes, adecuadas para optimizar el proceso de logro del éxito por el estudiante. En este orden de ideas y de acuerdo con Scriven (1967), la evaluación es una actividad metodológica que consiste simplemente en la recopilación y combinación de datos de trabajo mediante la definición de unas metas que proporcionen escalas comparativas o numéricas con el fin de justificar los instrumentos de recopilación de datos, las valoraciones y la selección de las metas. Es decir, la evaluación es la determinación sistemática y objetiva del valor o el mérito de algún objeto o producto. Según el autor, la evaluación es preferentemente comparativa de ahí que atienda tanto a los costes comparativos como a los beneficios, se preocupe por cómo satisfacer mejor las necesidades de los consumidores, sea una actividad profesional que incluye procedimientos sistemáticos, deba ser realizada tan objetivamente como sea posible y deba culminar en juicios y recomendaciones. De igual modo, sintetiza el procedimiento básico para la realización de las evaluaciones en lo que ha venido a ser reconocido de manera extendida como la lógica de la evaluación. Por otra parte, la Evaluación sumativa, tiene por objetivo establecer balances fiables de los resultados obtenidos al final de un proceso de enseñanza y aprendizaje. Pone el acento en la recogida de información y en la elaboración de instrumentos que posibiliten medidas fiables de los conocimientos a evaluar. En este orden de ideas, y de acuerdo con Scriven, la Evaluación, debe ser Sistemática, porque establece una organización de acciones que responden a un plan para lograr una evaluación eficaz, es decir debe basarse en unos objetivos previamente formulados que sirvan de criterios que iluminen todo el proceso y permitan evaluar los resultados. Si no existen criterios que siguen una secuencia lógica, la evaluación pierde todo punto de referencia y el proceso se sumerge en la anarquía, indefinición y ambigüedad. De igual modo, debe ser Integral, ya que constituye una fase más del desarrollo del proceso educativo y por lo tanto proporciona información acerca de los componentes del sistema educativo, entre los que desataca la Gestión, planificación curricular, el educador, el medio socio-cultural, los métodos didácticos, los materiales educativos, entre otros. De otro lado, se considera que la información que se obtiene de cada uno de los componentes están relacionados con el desarrollo orgánico del sistema educativo. Así mismo, debe ser Formativa, puesto que su objetivo consiste en perfeccionar y enriquecer los resultados de la acción educativa. Así el valor de la evaluación radica en enriquecer al evaluador, a todos los usuarios del sistema y al sistema en sí gracias a su información continua y sus juicios de valor ante el proceso. Por otra parte, debe ser Continua, porque se da permanentemente a través de todo el proceso educativo y no necesariamente en períodos fijos y predeterminados. Flexible, porque los criterios, procedimientos e instrumentos de evaluación y el momento de su aplicación pueden variar de acuerdo a las diferencias que se presenten en un determinado espacio y tiempo educativo y Recurrente, ya que reincide a través de la retroalimentación sobre el desarrollo del proceso, perfeccionándolo de acuerdo a los resultados que se van alcanzando. Es preciso indicar que con respecto a los evaluadores Scriven afirma que deben juzgar las metas y no dejarse limitar por ellas en su búsqueda de resultados. Si el programa está guiado por metas meritorias, según él, los evaluadores deben juzgar las metas y no dejarse limitar por ellas en su búsqueda de resultados. Si el programa está guiado por metas meritorias, según él, los evaluadores deben identificar todos los resultados de un programa, valorar las ne cesidades de los consumidores y utilizar series de valoraciones para llegar a conclus iones acerca del mérito y el valor de los programa verdadero papel del evaluador. A manera de conclusión, se puede indicar que para obtener una información pertinente y exacta, y con un punto de vista profundamente razonado acerca de la é tica y el bien común, la Evaluación debe apoyar a los profesionales en cuanto a proporcionar productos y servicios de alta calidad y lo que es aún más importante, el evaluador debe ayudar a los consumidores a identificar y valorar los bienes y servicios alternativos. Scriven ha sido muy crítico con las ideologías evaluativas que se centran en alcanzar los objetivos de los participantes en lugar de satisfacer las necesidades de los consumidores.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Stuffebeam (2003). Métodos cuantitativos y cualitativos de la investigación