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Violeta Velasco.
Licencia: Todos los derechos reservados
Prólogo
Cuando ha pasado un tsunami, al regresar, nunca encuentras lo que fue. Buscas en los
escombros de tu presente partes del pasado para reconstruir tu futuro; pero hay piezas
importantísimas que eran pilares y desaparecieron para siempre; entonces comienzas a
construir un nuevo futuro y a escribir tu propia historia.
Ayer, ordenando el trastero encontré en una caja de cartón, otra caja de madera con el
bloc de hojas de colores y una línea que un día cogí de la leja de la cocina. Era perfecto para
mis secretos; <RECETAS DE COCINA> titulaba en rojo, con unos molinillos de café.
En ése bloc escribí los momentos más amargos y los más excitantes de mi vida, y sé,
que vendrán otros, pero este periodo marcó un antes y un después.
1 /Octubre 2009. La Otra
Realidad.
A veces las cosas son muy obvias y obcecadamente las negamos;< no es posible,
no. Eso no puede ser>
Cuando una palabra vale más que una realidad, un juramento lo arregla todo,
es lo mejor para seguir engañándote; <Te lo juro> mágica frase breve para el ciego
que no quiere ver, o mejor dicho; para el que ve y no quiere aceptar. Pero la verdad
siempre cae aplastante, sólo, como todo, es cuestión de tiempo, y del valor que tú
tengas por encontrarla.
Ese día mientras bajábamos bultos en la puerta, dejó su móvil revuelto con
las bolsas en la mesa de la cocina. Desde afuera me dio una voz;
- ¡Nena!, ¡voy a guardar el coche a la cochera!
La misma escena de los últimos 14 años, pero ésta fue el principio del
fin. Sonó un mensaje, fui a la cocina pues inmediatamente pensé que era algo
referente a los críos que estaban en casa de mi suegra tres pisos más abajo; eran las
once de la noche, lo primero que sentí fue preocupación, un sobresalto, nunca una
desconfianza. Leí...
“Gestoría Kewes; No sé si podr soportar sto muxo ms, kda fin d smn k t vas
m muero. Vndrs mna? T kiero”
Lo leí, una y otra vez, no; eso no podía ser. <Quizás se equivocó. Pero tenía
memorizado el numero;”Gestoría Kewes”. Bueno, eso no significa nada, quizás aun así se
equivocó. Tal vez envió a otro número, y le llegó a él por error, a veces pasa, los dígitos de los
móviles son pequeños, a lo mejor no se puso las gafas y hay alguien que se llama como él,
"Paquito" es un nombre "multinacional", quizás, quizás, quizás…>
Y escuché sus pasos que se alejaban. Abrí la ducha y dejé caer el agua, no sé
por qué hice esa idiotez; no quería encontrarme con él cara a cara, era una situación
ridícula, ¡Yo no había hecho nada!
Esa noche hice que dormía antes de tiempo, pero en realidad no concilié el
sueño en toda la noche.
Sabía que algo estaba sucediendo. Hay algo dentro de ti que te avisa, no te
engaña; aunque necesitemos la mentira para seguir. Entonces empiezas a atar cabos
y ves la mentira, ¡La ves! < Aquel día que bajó deprisa a comprar una espuma de afeitar
distinta, que no necesitaba. Esa forma de andar pegado todo el día al móvil. Las llamadas que
dice siempre; que se han equivocado, cuando estuvimos en el campo y se metió al coche cuatro
veces a hablar. La comida semanal, que nunca la ha habido. Ese olor que trae a veces, que no es
que no sea suyo es simplemente otro olor >
Había pasado una semana y aquello me roía como carcoma, notaba el miedo
incrustado en mi píloro, mi cólera contenida, en la desesperación de no querer saber
la verdad aunque la perseguía.
Gritos, llantos, peleas, portazos. Andaba por la casa con la bata entreabierta,
llevaba tanta velocidad que se abría en las curvas que daba, mi cabello ondulaba al
viento como si realmente volara; parecía en el espejo del pasillo que me hubiera
vuelto Drácula.
Para los enfrentamientos se utilizaba la parte central que era territorio neutral;
el comedor, nuestro dormitorio y su baño, y dos metros de pasillo. Esto aunque es
poco, era de una utilidad tremenda, era como el estrecho de Cádiz;
irremediablemente tenias que pasar por ahí.
Las semanas y meses siguientes llegué a enfermar, caí muy enferma. Creo
que no recuerdo tanto dolor tan físico en mi vida; me dolía realmente el corazón.
Estaba como loca; no podía comer, nada me entraba, los kilos me caían por el pasillo
como coágulos de desamor de 50 grs cada uno; perdiendo nueve kl en dos meses,
realmente estaba desconocida, demacrada, no parecía la misma persona. No dormía.
Gastaba más de trescientos euros en teléfono llamando a mi marido; lo hacía cien
veces al día, después a mi amiga, a mi madre.
No sabía qué hacer; pensé en dejarle y tampoco podía. Tenía que decidir
pero no tenía más fuente de ingresos, ni fuerzas siquiera para pensarlo; estaba
derrotada.
La mentira es una nube que lo cubría todo; no permitía ver más allá de lo
que en ese momento sucedía, la amenaza de lo que se acercaba era invisible.
Han pasado cinco meses, y ahora no sé muy bien si me llamo María o nunca
me llamé así. Pero aquí todo sigue igual, ya me dejé arrastrar por la corriente
kilómetros más abajo, ya dije; Basta, no puedo más.....y aquí sigo.
2/ Octubre 2009 - El Principio; Un Hombre de Badalona.
Al principio era muy amable pero a los pocos días todo se volvió obsceno,
sensual, libertino, y yo comencé a notar que mi sexo se ponía húmedo chateando
con él. Pasamos a la cam y entonces le vi; era un feo muy atractivo, me gustó.
Mucho. Me hizo sentir cosas que no recordaba. Representante de algo; no le
pregunté. Viaja habitualmente, casado; todo perfecto.
- Madre, madre, me vuelves loco, eres preciosa, ven a mí, ven, ponte aquí,
déjame que te mire, quiero...date la vuelta,...háblame...
Bueno, después simple y llanamente hemos follado, sin parar, sin prisa pero
sin pausa, ahora así, ahora date la vuelta, ponte aquí princesa, ven...
Desde que tuve esas tres horas con mi amante ocasional mi cabeza no deja de
pensar en aquello que pasó; sus manos y sus besos, el sabor de su piel. Le volvería a
ver pero no quiero eso, no quiero engancharme a él ni a nadie por eso decidí olvidar,
pero ¿cómo olvidar? ¿Cómo? Pues echando tierra al asunto. Y a otra cosa.
Sin embargo, me sentía muy sexy y deseada, recordaba lo que fui capaz de
provocar a aquel amante y pensé; <sólo es sexo, hazlo, demuéstrale lo que vales, que sabes
hacer todo y más y que la culpa de no hacerlo ha sido sólo de él, que se montaba como un sioux
sobre mi sin más decoro, que se olvidó de atender la hembra que tiene. Pero quizás esa mujer
le metía el dedo en el culo, o le pegaba, o lo vestía de sirvienta, ¡yo qué sé!, ya no sé qué
pensar. >
Entonces seguí, lo tenía en mi poder pero todo se lo hacía con rabia, no podía
soportarlo, reconozco que aun no. Fue un sexo fuerte, nada de caricias, nada de
amor. Cerré los ojos y pensé en aquel hombre, en cómo lamía mi sexo contra la
pared, en sus embestidas, en lo que disfruté, en lo mujer que me hizo sentir en esas
tres horas.
Después vino lo peor. Se podía haber callado, estaba todo bien así, pero tuvo
que decir;
Con mi camisón ya, como cada noche me metí en la cama con mi enemigo;
así lo sentía. Le di la espalda y me abrazó; esto me hizo llorar de nuevo, me hizo
recordar lo que estaba haciendo de mi; pero no consentí que notara lo más mínimo
que volvía a hacerme daño.
No. Ya no más.
4/ Diciembre 2009; ¿Me puedo morir, por favor?
Prefiero que se bajen con los abuelos a que estén viéndome y presintiendo mi
dolor; yo, parece que me he acostumbrado a estar sola. Estos fines de semana
disfruto de mi soledad. No me apetece oír a la gente reír, ni que vengan a tocarme al
aguinaldo. Evito los compromisos de las compras todo lo que puedo; no me apetece
salir. Saco los álbumes de fotos; cuando nació mi hija Fuensanta, ¡qué pequeña era y
cómo está ya!, ¡mi Paco después de casarnos se puso de gordo que le cambió hasta
la cara! En el video del bautizo de mi hijo salen mis abuelos, gente que ya no está;
tiempo presente grabando tiempo pasado, rememorando mi vida por no querer
vivirla, ahora. Pensar que ama a otra ya no me duele porque escurrí todo el dolor
que esto me hacía, ahora tengo una llaga perenne, pero pensar remotamente que
desaparezca de mi vida, me produciría algo similar a la muerte; a querer irte ya. No
puedo hacer nada para que me vuelva a amar; cuando dejan de quererte pasan a
ignorarte. Es lo peor, gritar en la noche y que no te escuchen, y si lo hacen nunca te
responden.
Entonces sí, rompo a llorar, porque desde lo más profundo de mi alma sale el
dolor punzante que destroza mi corazón y que me revienta la vida, dejándome sin
salida, no puedo concebir que todo esto se haya acabado. Yo creía que esto era toda
una vida, yo no he olvidado nada de lo que vivimos, ¿cómo puede haber
desaparecido todo? ¿Por qué ha cambiado tanto?, la culpa es mía, por dejar enfriar
la pasión, por no saber estar siempre sexy o al menos sensual cuando llegaba.
Ahora ya ni llega, ¿para qué cambiar?
Cada día paso por una calle en obras, están instalando fibra óptica de un
operador telefónico.
Los hombres tienen el hábito de mirar cualquier falda que vuela ante sus
ojos, es un acto mecánico. Estos días pasados me sucedió algo muy erótico.
Recogí una flor del jardín y la puse en mi pelo; unos jazmines pequeñitos.
Siempre me gusta ir coqueta aunque vaya al Supermercado. El tacón para mi es
fundamental, tengo decenas de zapatos, me encantan los zapatos, y éstas eran unas
sandalias blancas con tiras rodeando la pierna, estilo romano, ¡divinas!
Cuando llevo a mis hijos al autobús del cole, rodeo para no pasar por ahí
porque voy menos arreglada y ahí, precisamente ahí, hay alguien que ha
despertado mi morbo.
De los tres que hay, este es el más joven, más tímido y más guapo. Mientras
que los otros dos dicen cosas apenas inteligibles, él, en un segundo plano sólo mira;
pero esa mirada lo pone por encima de los otros. Tiene unos ojos grises profundos y
unos labios carnosos que con su seriedad y juventud lo hace tremendamente
deseable y apetecible.
Pues bien, este día en concreto iba totalmente preparada para hacer algo,
decirle algo, pero era un asunto realmente imposible, pues en cuento me veían
aparecer por la esquina siempre sucedía lo mismo; dos balbuceando y él quieto
mirando.
Le pedí que sacara un té verde al maracuyá frío pero del fondo, y me miraba
a mí y a la cámara sin saber cómo agradarme. Se encogió de hombros; entonces
esbozó una sonrisa y el local se iluminó, comenzó a sonar una música celestial sólo
realizada por ángeles y la física tomó un nuevo rumbo cuando el monitor de
vigilancia del chino anotó que se detenía hasta pararse del todo El Tiempo ¡Qué tío
más guapo, coño!, hizo que me temblaran las piernas. ¡Pero qué guapo!
¡Quería follármelo! Y no sabía cómo. Nos marchamos de allí cada uno por
su lado.
Hoy fui por la otra calle y esperé detrás de un coche a verlo aparecer, y, ahí
estaba, con esos andares y ese culo que me tenían desorientada. Tenía pocas
probabilidades de que me entendiera a la primera y no sabía cuál de todas las frases
pensadas le iba a soltar, tenía que verlo y tenerlo delante entonces se me ocurriría
algo, y así fue.
Y toqué con un dedo bajo su ombligo mirándole de la forma más pícara que
pude sacar, casi un poco ridícula. Giró a un lado y otro por ver si nos espiaba
alguien encogiéndose de hombros con media sonrisa. Y yo le volví a tocar más
abajo aun con mi dedo, diciéndole muy despacito y totalmente claras mis
intenciones;
- Tú.
- ¿Dónde?
- Después. ¿Hora?
- ¿Siete? - Preguntó.
Tenía el tiempo justo para llamar a mi amiga, prepararlo todo y salir pitando
de allí; pero no veía muy bien cómo hacerlo, a las 8 tenía que estar en casa, como
mucho a las y media. No tenía tiempo y quería disfrutarlo bien. Bajé a la cabina
telefónica;
Entendió que le decía que quería verlo cinco horas y no a las cinco de la tarde,
pero entendí, que el viernes por la tarde no trabajaba, con lo cual disponía de esas
cinco horas.
- Ok, Viernes, ¿a las cuatro horas tarde? - Pregunté.
Y así, en este idioma de indios comanches preparé una cita fantástica para el
viernes. Un poco después entendí que él me respondía como yo le preguntaba; a lo
indio, porque tiene un español bastante aceptable. Por supuesto que cuando llegue
le diré;
- Sigue al taxi.
Ese 1’85 de hombre con los ojos más bonitos que he visto en mi vida, estará
en mis brazos el próximo viernes. Apenas puedo dormir de pensarlo, me excita. Sé,
me consta, me he fijado, de que además tiene una polla a mi medida.
Estoy cansadísima hoy, son las tres casi, pero tengo una sonrisa que tendré
que modelar con escayola si no quiero que me delate.
Repetiré, con este sí, pues sé que no voy a enamorarme, ni hay problemas de
que se enamore él. Es un encanto.
6/Febrero 2010 Igor; Espectacular sexo. Todo él, espectacular.
He visto a Igor una hora nada más, no teníamos tiempo así que nada de hotel;
hemos ido cada uno en su coche cerca de aquí.
Hay una zona detrás de casa en la que hay edificios nuevos y solares
vallados de los que ya la crisis no consintió seguir, es una zona nueva casi en las
afueras de la ciudad, hay un polideportivo, la gente sale mucho a correr, grandes
jardines, y lo más; zonas aun sin iluminación. He subido a su coche parecíamos dos
mudos;
Le he tocado la polla por encima del pantalón, es que no se puede evitar, está
ahí; presente, omnipotente e insolente haciendo más bulto que el coche entero.
Quería quitarle la correa y el botón y me he roto una uña, ¡joder! la peor, el índice
derecho, me la he echado a la boca y entonces cogiendo mi mano la chupaba él.
Pero yo seguía como una obsesa desabrochándole el pantalón, entonces, viendo mi
impaciencia, con media sonrisa:
- Tómala, es tuya. – ¿Mía?, me han entrado ideas de preguntarle; ¿estás
casado? pero me he callado.
¡Qué bonita es! me encanta esa polla, es ideal. No, esa no es la palabra, diría
que es; guapa, no, tampoco es esa la expresión; es un pollón espectacular. Sí, esto se
acerca más a la realidad.
Estaba condenada con una polla de por vida, ahora veo una nueva y parezco
una salvaje, me gusta mucho lamerla
- No te corras nene.
El coche se ha inundado con su olor, ese olor a macho siberiano que me está
enloqueciendo.
Entonces, pues, empezó a comerme, lo hace tan bien, sin prisas, se nota como
saborea y disfruta. Me ha metido los dedos y me besaba los pezones al mismo
tiempo, estaba tan mojada que resbalaba su mano, la pasaba entera ocupando todo
mi coño, la ponía encima nada más y la sensación de saber que la tenia ahí, también
me excitaba, aunque no la moviera, sólo con tenerla encima era excitante, cada vez
sentía más calor, y él seguía, se ha bajado y me ha pasado la lengua mientras me
metía los dedos y me he tenido que correr, no podía resistirlo..
- ¡Ah, sí!, ¿y cómo te gusta más? - esa pregunta no se le debe hacer a una
dama.
- ¡Guapa!
- Y tú más
- Me encantas María.
- Tú a mi también.
- Y yo más
Y ahora, estoy pensando que necesito otro amante pues ¡no me voy a hacer
novia de este!, y si sigo así ya no me fijaré en nadie más y eso no es lo que quiero. Lo
que realmente deseo ahora es tener a otro hombre más. Igor sí, claro, por supuesto,
pero creo que es el momento de abrir miras y prosperar. Tengo que abrir mi mente
al mundo.
Voy a poner un hervido para Paquito que está fastidiado del estomago y
viene antes. Ahora tendría que decirle;
- Tira con la frutera, ¡anda!, ¡que te la has buscado frutera para follar de uvas
a peras!
¡Se podrá fiar esa mujer!, todas las noches cuando llegue a casa y bese a los
niños y a ella, resultará que viene el tío de comerse un “coño a la parrilla”, o dos.
Pero yo ya tengo bastante con la investigación de mi marido, ella llevará la suya
particular con el suyo, o quizás aun no llegó a descubrirlo.
Es una víctima como yo; estoy segura. Incluso he pensado en ponerme en
contacto con ella y contárselo, pero podría salpicarnos a todas, a las cinco más a ella.
Con este tipo de pensamientos decidí no mezclar el agua con el aceite. Ese
hombre sólo es el comecoños y punto. Y eso hace. <¿Mira que si mi Paco se dedica a lo
mismo, y hay mujeres por ahí ahora mismo en este momento del tiempo, y paralelamente,
planeando que esta tarde le coma el coño a alguna? No puedo, me pongo enferma, no puedo
pensar eso y seguir existiendo, me tengo que evaporar de la vida si pienso eso. Vuelvo al tema;
“come-coños”>
Eso lo voy a probar yo como que me llamo María Lo escribiré enseguida para
que no se me olvide detalle alguno.
Soy una mujer que levanta pasiones; me he dado cuenta de que un hombre se
puede poner loco entre mis piernas.
Continúo, han pasado ocho días pero lo hago cuando puedo... la catequesis
de mi Francis y tanta reunión no me dejan tiempo. ¡menos mal que comulga ya en
quinde días!
Le dejé rondarme unos días, no iba a caer en sus redes fácilmente, además de
que yo no podía tampoco en esos momentos, tenía que prepararlo.
Enseguida hablé con mis amigas; necesitaba unas horas, una canguro, un
coche para desplazarme que no fuera el mío, y una coartada.
Quedamos en una cafetería a través del chat, nunca doy mi teléfono, jamás.
Yo ya lo conocía, él a mí no. Había visto sus fotos, él ninguna mía. Cuando
estuvimos enfrente uno del otro surgió algo, una chispa, una mirada; era excitante,
sabía lo que me iba a hacer minutos más tarde y él era ajeno totalmente a la trama
que se estaba llevando a cabo. Yo sabía que no me conformaría con una pasada de
lengua ¡quería más! ¡Mucho más!
¿Qué es una comida de coño si después no te penetra una buena polla?
Era tan dulce y comprensivo que alimentó mi morbo, y casi me daba pena
decirle ahora que no. Levanté la mirada y ahí estaba él, mirándome atentamente y
lo captó; quería sexo, estaba muy caliente, y me sentía húmeda, mucho. Mientras él
pagaba las consumiciones fui al aseo, quería tocarme y secarme un poco pues
estaba demasiado mojado. Eran las 5.30 de la tarde, un sol que alumbraba hasta
debajo de una cama, me daba un poco de corte la situación pero salimos, subimos al
coche, arrancó y me dijo;
Hizo un movimiento con la mano de; por ahí, a ver que encontramos. Yo
sabía ya el lugar.
En esa costa hay un edificio que nunca se acabó por falta de licencia o ley de
costas, algo así. Tiene sólo los pilares ni paredes ni nada, pero sí garaje. Ahí fuimos.
Lo agradecí pues estaba más oscuro y me sentía más cómoda. Sólo apagar el coche,
echó el freno de mano mirándome y se tiró a comerme la boca y tocarme las tetas.
¡Pero con qué pasión!, estaba encarnizado.
- Estás buenísima.
Sí, era verdad. Eso mismo era lo que pensaban todas ellas, sus parejas y mi
marido, ¿por qué siempre me considero la idiota? La de la cola ¿Por qué soy tan
inútilmente perfecta? ¿Por qué me recomo en remordimientos? ¡Aquí nadie los
tiene!
Es el cuarto hombre con el que mantengo relaciones sexuales desde que nací;
los últimos tres en seis meses. Pero no es nada parecido a lo que sentí los primeros
años con mi Paco, nada que ver, es distinto, parece que no soy yo. Concienciada voy
a la cita de que soy otra; La Nuit me gusta llamarme; por la oscuridad, por la luna,
por los influjos y lo más profundo de la personalidad, por el secreto que esconden
las sombras, por despertar los instintos más básicos, porque se viven los
sentimientos más drásticos, más demoledores, esos que sólo la luz del nuevo día
disipan.
María, La Noche,
9/ SEMANA SANTA 2010¡Los amigos de mi marido, son mis amigos!
Fui con los nenes, los dos míos y cinco más a ver los caballos. No soporto
verlo hablar en público, que falso y embustero, este hombre magnifica lo bueno y
evita lo malo. Bueno, decía que estaba en las cuadras y apareció por detrás Luis,
comenzó a la tontería de;
- Qué grandes están los críos María, qué guapos los tienes.
- Sí, la verdad que están muy guapos y grandes, - Dije yo lo típico de estos
casos.
Esto me pinchó, ¡Que frase más horrible!, parece que le esté hablando a una
señora del Inserso en Benidorm, ¡aun no, espere usted!
Me distancié de él con el rollo de los nenes; No toques eso, ¡ven para acá!... y
él detrás; erre que erre.
- María, ya sabes que a veces los hombres somos muy tontos, - decía el
pendejo-, y hacemos cosas que no pensamos con la cabeza, pero la familia siempre
es lo primero - ¡me entraron unas ganas de agachar la cabeza y darle una cornada
que no lo sabe nadie!-. Yo sé, que Paco te quiere un montón, -¡A que se la meto, se la
meto! - y que esto pasará.
- ¡Anda, anda! supongo que te duele, lo siento no quería hacerte daño -Será
capullo, le meto una cornada ¡seguro!
- No me lo has hecho. ..
- Nunca se llega a conocer a una mujer del todo - le dejé caer con toda la
chulería de John Wayne.
Recogí a los 7 nenes con las dos manos, no sé como lo hice, y salí pitando de
allí.
No dejo de pensar en Igor, es muy tierno, me dio mucho cariño y era tan
fuerte que me sentía una mariposa en sus manos, espero curarme de Paco con él, y
no sé si eso es bueno del todo o malo peor. Incluso he pensado la posibilidad de
divorciarme y no seguir con esto, pero he de reconocer que soy cobarde, no son los
mejores tiempos para hacerlo, también pienso que Paquito pueda liarse del todo
con la frutera y entonces ella lo manipule, y él no me pase la pensión ¡o yo que sé¡
La verdad, es que pienso tantas cosas que ya no sé lo que pienso, voy del blanco al
negro; hasta yo misma en mi desvarío veo mi trastorno.
Hoy estoy triste, me siento muy triste. Perdona por las lágrimas que te he
echado querido bloc, por mis gritos y mis ardientes deseos, por venir a ti en horas
inapropiadas. No sé qué hago escribiéndote, ¿Acaso será principio de locura?
Tantas veces le he pedido a Dios y a la virgen que en su infinita misericordia se
apiade de mí, tantas veces le he preguntado y esperado respuesta, he buscado en el
diccionario la palabra inescrutable, porque tantas veces la he rezado sin saber bien
el sentido ni el límite de ella.
Lo he llamado para saber cómo estaba, para oírlo en verdad, pues tiene ese
acento que tanto me gusta y me hace reír. La verdad, que su voz es de ser más
adulto pero es que él en sí, es más adulto de lo que realmente aparenta, y de lo que
es. Tiene treinta y cinco años. Me ha preguntado si quería que viniese y le he dicho
que no podía hoy, pero él insistía;
- Yo saber…
Y ha soltado esa carcajada que tanto me pone, que es química en mis sentidos,
es física en mi corazón; Igor es la alegría de mi existencia...
- Querer que vaya, ¿sí o no? No ser indecisa; sí o no. Responde rápido, tú
pensar rápido, ¿sí o no?
Detrás del centro comercial que hay a unos doscientos metros de aquí hay
un parking perfecto. Cuando le vi aparecer, no sé por qué se me aceleró el corazón.
Aparcó poniendo el coche de escudo y bajó con esa media sonrisa y esos ojos grises
que hablan antes de llegar;
- ¿Cómo estás?
Al mismo tiempo que lo decía me agarraba por la cintura para darme dos
besos; me hace temblar, imposible controlar mi deseo. Me encanta como huele
aunque no reconozco su perfume; creo que es él mismo el que huele así, su cuerpo,
sus feromonas, su testosterona, su piel huele así, es un hechizo para los sentidos;
Ahí nos dio por reír, porque yo estaba hablando como él, en ruso;
- Tú ya ser casi rusa,..
- Eso ser bueno, muy bueno. ¿Tú querer que nosotros ver de nuevo?
- Bueno, no sé…
- Yo saber, tú estar casada. Pero esa no ser la pregunta guapa; ¿querer verme
más?
- Sí.-
Mirando hacia arriba mientras me sujetaba aun por la cintura, muy rápido,
no sé cómo me besó;
- Te deseo – sabe que me intimida - ¿Me deseas tú? – ese “tú” hizo de sus
labios la forma de un beso.
- Sí - muy nerviosa.
Deprisa le quité las manos de mi cintura, venia gente con un carro de compra
al coche que había al lado y esto me ha bajó al suelo, a la realidad
Tiró de mi, pasando la lengua por mi brazo, casi me derrito allí de recordar
cómo me la pasaba por el cuello, las piernas la espalda, las tetas, me recorrió entera
lamiéndome y besando cada poro de mi piel. No fue sólo sexo, lo puedo garantizar.
Hubo mucho cariño. Aunque después, cuando me dio la vuelta y la metió dentro de
mí, dura y grande, me dio unos azotes que me puso el culete como un pandero
No puedo dormir...
Cierro los ojos, lo intento, pero no puedo.
Quiero verle ya, no creo que pueda aguantar mucho más. Las tres y dando
vueltas por la casa, por la cama no que siempre me topo (nunca mejor dicho) con mi
Paco.
Me gusta el olor que quedó en el coche cuando se corrió; todo olía a sexo, a
semen, a hombre, a macho. Y esos pensamientos me obligan a cerrar los ojos,
palpita mi corazón al recordar cómo se aproxima a mi; sus ojos, su media sonrisa.
Nunca tengo bastante, quiero experimentar con él todo el sexo que existe, el
inventado y el inédito, quiero que practique conmigo lo que siempre ha imaginado,
quiero ser su muñeca, la fuente que sacie toda su sed, quisiera quedar fundida en su
cuerpo. No sé que me está pasando, soy una adicta, le necesito.
13/SEPTIEMBRE 2010 Lunes de Pasión
Me voy a ver a Igor, estará dos calles más allá trabajando. A las 10:30 va a
comprar la cerveza y quiero verlo frente a la cámara de bebidas, lo voy a sorprender,
intentaré que no me vea y le pediré lo mismo que el primer día;
Este fin de semana, estaba pensando sin parar si estará casado o no, no
concibo que un hombre así esté solo. Pero quizás no me interese saberlo porque el
mero hecho de pensar que me diga que sí, ya me duele. Soy tan complicada que no
atino a entenderme; yo lo estoy y él no dice nada, pero como él lo esté entonces ya...
me jode.
Pensé <se ha enterado>; porque hace una eternidad que no hacemos en el coche
nada que no sea viajar, ni reaccioné;
Mirándolo pensé; ¡Qué poquísima vergüenza tienes, Paco!, pero qué poca;
ninguna. Lo que sucedía es que no respondía, las ideas y los pensamientos iban y
volvían de mi cabeza y ahí estaba yo, mirándolo muda. Seguramente imaginó que
ese silencio era un; sí, te la chupo, ¡prepárate! porque comenzó a sacarse faldones,
slips, etc., ¡bueno bueno, lo que llevaba ahí metido!
- Te tengo dicho desde el verano del 95 que no me cojas la cabeza así para
agachármela que me da mucha rabia, ¡ya doblaré yo si quiero hacerlo!, ¿vale?
- María, los muertos no se van a ir, te estoy diciendo esto para que retomemos
un poco nuestra relación...
- ¿Pretendes que con una chupadita aquí entre zombis nuestra relación fluya?
¿Me estás diciendo que todo se basa en comerte a ti la polla? – cejas arqueadas y
boca de asco.
- Me apetece, que si me tengo que comer una polla sea después de que me
hayan comido a mí el coño, ¡para disfrutar yo un poco! ...ya sabes - Esto no lo encajó
y entonces le dio un arrebato.
- ¡Ven!, ponte que te voy a comer el coño, ¡venga ponte! -en plan “cabreo
monumental”.
- Dicho así, parece que me vayas a dar dos ostias… ¡qué romanticismo!
- ¿Es lo mismo? - gritaba bajo - ¿Es lo mismo si nos pillan que tú estés en
pelotas a que lo esté yo?
- Hablo clarito para que me entiendas ya que los últimos quince años no
comprendiste nada de mí. Y ahora me voy a poner flores a los muertos; date una
paja, después vuelvo.
Y ahí se quedo con su polla en la mano y tres palmos de narices. Me bajé del
coche haciendo reflexiones;
<Si esta polla fuera siberiana me la hubiera zampado antes de salir entera, y eso del
intercambio de parejas me ha quedado muy bien, sí señor. Vas progresando María>
Hemos quedado para el viernes, toda la tarde, porque esto del coche en una
hora está bien para eso, una hora, pero es que queremos más.
Ahora ya estoy removida toda la semana, no sé que voy a hacer tantos días,
Ni si lo aguantaré, quizás haga otra salida en el coche al descampado, muchos días
soñando son.
Bueno, pues resulta que este hombre no es muy espabilado. Paco ha hecho
muchas cosas absurdas en su vida, ha sido un descerebrado cuando tenía la moto, y
con el futbol siempre se llevaba todos los golpes él. Después a trabajar dolorido
toda la semana, o sea, que voy a contar que no se imagine; mi Paco es un
inconsciente, y esa es la única verdad, se lisia con todo, hasta para abrir una lata de
atún con abre fácil.
Puede estar bien orgulloso pero como siempre la que lo sufre, soy yo.
17/ DICIEMBRE 2010; Paquito y Yo; Sexo, Fuego, Vino. ¿El Reinicio?
El sábado monté un espectáculo. Los nenes los llevé a casa de mi suegra por
la tarde, y ahí nos quedamos los dos. Por supuesto que no me apetecía estar viendo
la tele, así que planeé ¡una noche de orgasmos! Igor ha despertado mi sexo, ahora
empiezo a necesitarlo como comer, como dormir, como respirar.
Tomé leña de mi suegra, en el bajo tiene patio para meter un arsenal; tiene de
todo, lo que le pidas te lo da. Encendí nuestra chimenea que lleva ¡no sé los años sin
usar!, es muy engorroso después limpiarla y el olor que queda lo impregna todo,
pero esa noche la necesitaba. Puse unos buenos leños, él estaba sentado enfrente,
pero no, me estoy precipitando,
Eso, encendí la chimenea, fui a la cocina y preparé un jamón asado del horno
con una guarnición de verdura; zanahorias, patata y coliflor. Unas endivias con
anchoas y listo. Quería hacer algo distinto, no súper especial pero sí distinto para
acentuar la sensación de que era todo para nosotros, exclusivamente y simplemente,
otra cosa.
Fui a tirar el agua y eché limpia para enjugarlo. Volví a su polla, quité el
jabón, estaba que se retorcía en la silla, miraba arriba, abajo, y me decía;
Me fui a sus huevos, los lamí, le pasé la mano por debajo hasta alcanzar su
ano dando con el dedo mientras se la mamaba como un bebe, chupetones salvajes…
Y Paquito se caía de la silla; los brazos en cruz, una pierna mirando a Liechtenstein
y la otra a Ciudad del Cabo;
- Estás divina María. -Me soltó así a bocajarro-, eres una mujer muy guapa.
Guapísima.
- Soy tuya Paco, puedes hacer conmigo lo que quieras.- rendición total.
Saqué los dedos de mi vagina y se los enseñé, para que los viera mojados,
como resbalaban, me los eché a la boca y los chupé como le había chupado a él la
polla minutos antes...
Fui entonces por encima de la mesa, evitando copas, platos, fuentes y demás,
iba gateando y me senté en la mesa poniéndole enfrente el segundo plato.
Me abrió las piernas y metió el dedo, suave, todo resbalaba… se lanzó a mis
tetas, sacaba la mano de mis zonas internas, liaba sus dedos en el liguero, me tocaba
el culo y se agacho a lamerme; tomó mis nalgas entre sus manos y apretó su boca
contra mi vulva, me hice hacia atrás para facilitárselo y me lo comió entero, me corrí,
gritando, era un placer extremo.
Entonces deslicé el culo por la mesa y me senté encima de él, saque la polla
que estaba durísima y me la metí. No podía sentarme porque le hacía daño, así que
haciendo el esfuerzo con mis piernas subía y bajaba para penetrarme. Pero no
quería que se corriera, entonces le ayudé de nuevo y lo tiré al suelo delante de la
chimenea; a la alfombra.
Allí, era todo mío. Le volví a lamer la polla, bajaba, subía a su ombligo sus
pezones, su boca y de nuevo a la polla, continuamente… La metía en mi coño, la
sacaba la chupaba, lo besaba, volvía a bajar, folle como una loca, me apetecía
muchísimo hacerlo. Puse encima de su boca mi coño para que se lo comiera, se
volvía loco. Lo follé todo lo que me dio la gana y más…
- Vale.
Podría separarme; pero he visto muchísimos casos en los que la mujer queda
en estado inferior, con los hijos, trabajando, con todos los problemas de la
adolescencia en los cuales los conflictos se los carga solita, con falta de tiempo para
atender a sus hijos ni para ella. Sé de casos, no hablo por hablar.
Todos los padres no son iguales, pero hay hombres que sorprenden, que
cambian como de la noche al día cuando se ven libres y se creen que pasando unos
cuantos cientos de euros al mes, el niño funciona solo como un cochecito de estos de
la puerta de los bares. ¡Hombres que eran maravillosos!, como mi Paco es. ¿Y si me
cambia?.
El mercado laboral no es para una mujer sin experiencia que va para los 40.
Me podría ver trabajando de pinche o en fábricas en el mejor de los casos. Noches
trabajando o fines de semana, envejeciendo antes de tiempo...o viviendo con los
padres. Imaginando que...
Mis hijos con mi madre. Al separarme, habría que hacer partes de todo,
comienzan los conflictos, la empresa habría que modificarla y no están los tiempos
para tocar nada. No, no es una buena idea, lo he pensado y mucho, y no estoy
dispuesta a pasar por eso.
Me voy a quedar con mis cuernos donde estoy, y los voy a llevar con
dignidad.
Paco adora a sus hijos y yo voy en ese lote pues sin mí no los tiene a ellos. A
él le gusta el calor de hogar que yo le doy y cómo los educo. Cuando salimos va
presumiendo de mujer educada y guapa y de familia perfecta, se le nota a la legua,
es su orgullo el que brilla esos días no el sol. Pues eso seguirá siendo así.
Aquí está mi sitio, porque todo lo que él tiene ahora lo ha conseguido junto a
mí, con el esfuerzo de los dos. Él lo sabe.
Creo que vaciaré los pantanos desde que descubrí el enorme placer que me
da el chorro de la ducha.
Comencé a tocarme las tetas y con el aceite resbalaba todo que era ya en si un
placer, bajé hacia mi pubis y me di unos toquecitos y ya sentía ese nervio que te
entra cuando estás deseando tener sexo, cerré los ojos y pensé en una polla grande y
dura que me restregaba arriba y abajo yendo desde mi ano hasta casi mi ombligo.
Restregándola continuamente con ese aceite y el liquido de mi coño que ya
empezaba a deshacerse de gusto.
Pero no era suficiente, estaba aun preparada para más sexo, quería esa polla
de verdad, no podía parar de pensar en ella y en tenerla dentro. Quería follar, follar,
y no con Paquito. No era lo que yo quería. Quería ese pollón de mi imaginación.
Cerré la ducha; sólo se escuchaba la gota de agua que cae desde el grifo.
Estaba relajada, muy relajada, pero no satisfecha; seguía pensando en esa polla.
Estaba acostado boca arriba, claro, es la única postura que puede adoptar
con la pierna recién operada y como una momia. Me había escuchado correrme en
mis gritos de placer y me esperaba ansioso, empalmado, con su verga en la mano.
Aun mojada y con mi coño abierto recién corrido me subí encima de él. No tenía
ganas de besarle ni de chupársela ni de nada que no fuera metérmela. Y así lo hice.
Sentada a horcajadas sobre él, le cogí las manos para que apretara mis tetas, me
incline y se las tiré sobre la cara, como loco se puso a comerlas, aun estaban mojadas,
mi pelo chorreaba también y lo empapé pero no pareció importarle, él quería más,
más coño, y ahora era el mío. Mi chocho lo está volviendo loco. Cada vez que me
acerco a él se excita, me manosea, me mete los dedos hasta cuando me acerco a
darle una servilleta, por ejemplo. Paquito es un adicto a mí sexo, a mi coño, a mi
forma de hacerlo.
- María, ¡córrete que me tiras! Nena, no hagas eso me vas a correr, córrete...
córrete ya o me corro.
Y seguí dando saltos sobre su palo que no podía más, sentí el placer del
orgasmo que me llegaba;
Y me corrí con él. Yo ya sabía que me iba a ir en esos momentos, por eso
provoqué su eyaculación, me encanta hacerlo en ese preciso momento. Sentir los
latidos de su polla cuando eyacula y correrme al mismo tiempo.
Paco, de nuevo está loco por mí. Y ahora yo sólo estoy loca por mi clavel
reventón y por darle placer. Todo el que pueda y más. Es adictivo correrme;
necesito hacerlo a diario.
Este verano pasado, cuando estaba en pleno bajón emocional físico anímico
moral, etc. etc., conocí a un hombre. Estaba con una amiga separada y vamos…no
era una relación seria, sólo tonteaban, cosas de playa, de verano, de noches calientes
y observación de estrellas en la orilla de la playa. Terminó el verano y terminaron
ellos.
Ya sabéis como podría estar yo en esos días; hecha polvo. Ana, me contaba
que este buen hombre era una maravilla en “el arte del amor”, que tenía una
sexualidad férrea…ya me entendéis, y que le encantaba como besaba y tocaba.
Me acordaba mucho de Igor, pero sólo tenía esa noche para salir. Desde el
comienzo supe que quería estar con varios hombres, no sólo un amante. Así que
llamé a Luis ayer. ¿Para qué esperar?
Aproveché que Paco salía a la cena con los trabajadores y sabía que volvería
tardísimo. Es la tónica de todos los años.
Quedé a tomar algo con Luis, el bar estaba a tope y teníamos que estar muy
juntitos, en más de una ocasión mis tetas se asomaban en la cerveza que sujetaba
con la mano, y en más de una vez, nuestras bocas casi se juntaron, pues para
hablarnos teníamos que acercarnos al oído del gentío que había. Las miradas lo
decían todo.
Cuando salimos casi sordos y acalorados del bar comenzamos a caminar sin
prisas hacia los coches, atravesamos el casco antiguo andando, charlando, riendo…
intercambiando feromonas. Me sentía muy feliz, no sé, estaba genial con él ni
siquiera pensaba que podían vernos. Igor es distinto, es una sensación distinta. Igor
me excita hasta con su acento, su morbo es bestial, es mirarlo y decir; sexo. Pero
Luis tiene una esencia de hombre, es un hombre completo.
Quería a este hombre entre mis piernas. De su beso suave y lento pasó a un
morreo bestial, me abrazó y yo a él. Nos comíamos vivos en medio del callejón,
empezó a tocarme el culo y subió un poco mi vestido por detrás entonces se dio
cuenta del liguero y de lo fácil que lo tenía para metérmela allí mismo.
- Sí, hazlo.
En ese momento, bajo la mirada a mis tetas que con el vestido retorcido y a la
“birulé” casi se habían salido, al menos una de ellas…
- Es que estas buena por todos lados, ¿de quién son estos pitones? Dímelo,
¿de quién son?
Me soltó y me dio la vuelta. Puse las manos en ese zócalo frío que no olvidaré
nunca, y me la metió hasta el estomago. Apretaba y más, más, más…
No sé cuánto tiempo estuvimos pero fue una locura, yo no sabía más cosas
que decirle; se me acabó el repertorio.
Cuando llegué a casa Paco estaba en el sofá. No aguantaba tanto tiempo con
la pierna por ahí y volvió demasiado pronto
- Sí, están puestos hasta tarde. Los puestos estos de arte medieval y bolsos de
cuero. - Le miré - Paco, se quedó sin batería...
- Ya, ya, sé cuales puestos dices. ¿Pero has ido ahora a ver los puestos? ¡No
me jodas Mari! – Dio una carcajada y no de felicidad.
- Ay, Paco, ¡No seas idiota!, voy al aseo – girándome quise evadirme
- No, María, no te vayas que la liamos. Ven, ¡te dicho que vengas!
Todo esto dando unos gritos de cabreo que a mí se me encogían las tripas.
Escuché la muleta por el pasillo, se había levantado;
- ¡Pero vamos a ver!, ¿Es que estoy yo presa o qué? ¿He matado a alguien
para tener que aguantar esto? - empecé a ponerme en mi sitio.
- ¿A qué hueles? Dime de dónde vienes María, ¿con quién has estado?
Paco estaba con los ojos idos y el mentón apretado. Temía que si metía la
mano, perfectamente descubriría que había estado follando hacia menos de 30
minutos y la prueba estaba ahí.
Estaba viendo que la cosa se estaba poniendo muy fea, conozco a Paco,
perfectamente, y tenía que entrar sí o sí a lavarme. Aunque tirara la puerta abajo,
aunque gritara, aunque metiera fuego a la casa; era peor no hacerlo, no olía a semen
pero sí a látex y mi coño estaba recién follado, eso no lo podía disimular.
Di un portazo y cerré con el pestillo. ¡Madre mía, para qué quieres más!
Pero me desnudé y me metí al baño. Sabía que se iba a liar, llevaba el liguero
puesto y olía a macho; a macho de las montañas, a Almizcle puro.
- Vale, ya no tengo nada más que hablar. ¡No tenemos nada que hablar Mari!,
¡se acabó!, nuestro matrimonio ha llegado hasta aquí.
Tomé una toallita húmeda y me limpié, pero el olor del látex no se iba,
intenté solucionarlo así pero era imposible; ahora se mezcló. Toda yo entera olía a
polvo, a sexo;
- Sí, ¡si te vas a quedar muy tranquila!, ¡no sabes lo tranquila que te vas a
quedar a partir de mañana!
- ¡Paco!, ¿Qué pasa? – Empecé a gritar desde el pasillo mientras corría hacia él,
toda preocupada.
Me miró y me lo repitió;
¡Bingo! Funcionó.
Ya bajo la voz, se sintió mal por la escena y quería una explicación. Sólo una,
para calmar la incertidumbre y mala sangre que se le había puesto la hora y pico
que llevaba esperándome en el sofá. En el fondo estaba disfrutando, ¡mi Paco celoso
por mi!
- He ido a ver una cosa para el día de Reyes, he ido al centro, te lo repito Paco.
Será raro o no lo será. Estaba sola, no me apetecía estar aquí, los críos no están y me
he puesto el vestido y he salido. Nada más, he ido sola, ni siquiera con amigas.
Nada. Paco, ¿qué pasa? ¿Por qué todo esto ahora? Creía que estábamos bien… - Me
saltaron las lágrimas.
Yo no sé de dónde salió esa agua salada, no sé por qué lloré, seria de nuevo la
suerte, el destino, o Fray Escoba,…pero me di la vuelta lentamente, me ofendí, baje
la cabeza y entonces sí; fui a lavarme porque ya no quedaba otra. No había más que
decir.
No pegué un ojo en toda la noche. Por fin Paco sabía lo que era la duda y los
celos. Por fin me había esperado él a mí. Esta mañana estaba sonámbula pero había
salido ilesa y satisfecha.
Con estas me encontré cuando llamé a Igor una tarde. Llevaba días
acordándome de él y de nuestros ratos juntos. Me gusta este chico más que nadie,
no he olvidado nada de lo que ocurrió, simplemente soy consecuente con mi vida y
la situación y creía que él también lo era;
- Por nada cielo, estar muy bien que te apetezca hablar conmigo, pero, ¿tú
pensar alguna vez que quizás yo también querer hablar contigo? ¿Tú pensar que
quizás yo alguna vez echarte de menos a ti también?, o ¿aquí sólo estar tú?
Habían pasado casi tres meses desde la última vez que nos vimos, y nunca
más, ni por navidad me acordé de llamarlo. Bueno, esta no es la expresión, me
acorde no es correcto; sí me acordé de él, de hecho le recuerdo a menudo, pero no
quiero crear vínculos de sentimientos porque yo no puedo quererlo. Mi corazón
está rodeado de personas que reclaman amor ya, y que son mi familia. No puedo
quererlo a él en medio de todos estos sentimientos; es incompatible.
descalzas?
- No hablar a mí así.
Me lo dijo con esa voz y ese acento que tiene, con toda la seriedad que
desprende su porte, no era su intención pero me puso cachonda
servicio.
sin parar. Tus modales, tus maneras tranquilas y seguras de acercarte a mí.
Tu plena disponibilidad a mis deseos. Me has hecho feliz, a nuestra manera y
porque no puede dar más de si esto. Pero he sido feliz contigo.
en esos momentos.
¿Cuando?
El mundo está lleno de personas; unos más atractivos otros menos. Puede
suceder que sean de tu ámbito o clase, o que no. Una persona cercana o con la que te
la cruzaste cierto día. No sé sabe bien qué sucede cuando dos personas tienen sexo
la primera vez, a veces queda ahí y no vuelves a desearlo, aunque en esos
momentos sí lo hicieras, pero otras,….otras veces no. Hay una vez, de esas, que la
persona se queda grabada a fuego, y desconoces cual ha sido el influjo que te ha
llevado a que sea esa, y no otra, la que se te ha quedado clavada. Hay personas que
al día siguiente ni recuerdas, pero hay otras que nunca olvidas. Intentas repetirlo,
para que te salga igual, deseas tener otros momentos como aquellos que tuviste con
ese hombre, pero nada se asemeja. No es sólo una cosa, no es su polla, ni su cuerpo.
No es el sol que caía y se tragaba el mar, no es una música determinada, un olor
grabado en la memoria o unas palabras, ni un estado de ánimo. No es nada de eso.
Es una burbuja en la que solamente dos cuerpos se unieron tratando de darse y
darse por entero, con la sensación siempre de querer más. De reloj parado. Es
quedarse eternamente insatisfecho del otro. Es estar eternamente enganchada a una
sola persona. No es sólo querer más, es quererlo todo.
Y eso es lo que nos sucede a Igor y a mí. Y eso mismo es lo que me hace
correr tras él a la misma velocidad que huyo.
Nos vimos. Parecía que sólo con mirarnos metidos en el mismo coche, y en el
mismo lugar, estábamos repitiendo el placer que nos dimos, antes de tocarnos ya
estábamos disfrutando.
Nos besamos con pasión, con ternura, con recuerdo. Los recuerdos que
habíamos tenido estos meses sin vernos.
No fue un sexo como aquel de aquellos días, en el que con furia casi nos
entregábamos. No. Fue como comer un gran pastel de chocolate saboreando y
disfrutando hasta quedar exhaustos, satisfechos, rendidos.
Como siempre nos despedimos, pero esta vez me hizo decirle cuando le
volvería a llamar. Ya no más incógnitas, las cartas boca arriba.
Y yo lo comprendí, perfectamente.
Me voy esta tarde un ratito con él, hace más de una semana que no nos
vemos lo he llamado ahora para charlar un poco y al final hemos quedado. Sólo lo
he llamado para decirle; Hola, que tal, pero es un cabrón me lía, me lía, es
persistente, no me deja elegir ni decidir, y después es muy noble.
Puede hacer lo que quiera todo le sale bien, y eso es porque él en sí.
Otros hombres son incapaces de aparentar debilidad ante una mujer por si
los tachas de frágiles, pero a Igor le importa un carajo eso, está muy seguro de lo
que es. Si a mí me excita y me hace feliz que sea cariñoso, dulce o frágil puede serlo,
no afecta a su hombría. Después le da un arranque me coge, me fuerza, me pone,
me da la vuelta, me tira del pelo, me azota, me impide dominarlo, y me deja
indefensa ante su polla
Hace todo lo que le da la gana conmigo, el final es, que Igor siempre gana. Me
encanta.
¿Paquito?... tendrá que ver la tele con los nenes esta tarde porque yo he de ir
a hacer unas cosas, ya sabe que hay mucho tráfico y soy muy lenta; para conducir y
para mis "quehaceres"....
24/Abril 2011 Esta irresistible adicción.
Igor vive en un segundo piso de un edificio sin ascensor en uno de los barrios
antiguos de la ciudad, aun así, la casa tiene ese encanto de techos altos, puertas de
doble ala y un gran mirador. Compartía esta vivienda con dos lituanos que ahora se
han marchado porque se acabó el trabajo.
Anteayer estuve allí. Busca a alguien para compartir gastos o lo tendrá que
dejar e irse a otro sitio, pero mientras tanto, aquel es nuestro nido; de sexo, de
complicidad, de unión, nuestro espacio privado, nuestra burbuja.
Sí, volví a él. La semana pasada vieron a Paco con una mujer. No era la
frutera, es otra. ¡Qué más da! Iban andando por la orilla del rio, no, no estaban
follando; pero yo sé lo que se puede hacer en una entrada de mármol, o en un coche
en media hora. Sí iban con picardía, con complicidad y ella, esa mujer, caminaba
coqueteando. A eso le añado el comportamiento distante y despistado de Paco
últimamente, y me trae recuerdos de cuando estaba con la frutera. No hace falta
saber más ni quiero; me sobra todo y casi inconscientemente me alegro, porque yo
estoy sacrificándome por seguir con él y no romper esto, a cambio él sigue con sus
pautas.
Me apetece estar con Igor, con nadie más. Pasamos tres horas en su casa.
Para él las cosas no son tan complicadas, después de lo que lleva vivido una
circunstancia como la mía sólo es una decisión, una decisión cargada de miedos e
inseguridades, eso opina él. Me dice que me ahogo en un vaso de agua.
- Pues estoy aquí, porque me gusta estar contigo - No había otra respuesta.
- Eso ser perfecto. No pasar nada que tú querer estar conmigo. No problema
es ese. Problema es que tú estar conmigo en secreto, como si fuese un pecado, ¡Ese
ser tu más problema!- exclamo.
- Ya, lo sé. Pero es que no puedo hacer nada, estoy atada de pies y manos,
¿Me entiendes Igor? – Necesitaba que me comprendiera.
- Estar atada tú sola. Sólo tú has puesto esas cuerdas. Dime – me cogió por los
hombros poniéndose de rodillas entre mis piernas y mirándome fijamente me
preguntó – ¿Acaso Paco te ha atado?, tus hijos se irán. Todos los hijos marchamos.
Tú marchaste. Ellos quedaran contigo ahora, no renunciar a ellos, sólo a Paco
porque ya no haber amor. Dime, ¿Dónde estar las cuerdas? ¡Yo no ver ninguna
cuerda! – Me puso un dedo en la frente – Aquí estar tus cuerdas María. Yo no poder
decir que deber hacer, pero sí quisiera que tú hacer todo para ser feliz. Conmigo o
sin mí. Yo me marcharé algún día. Quizás pronto…
- ¿Te vas?.... - mis ojos eran dos platos soperos, no podía abrirlos más.
- Algún día. Esto saber los dos, ¿No?
- Quizás marche a Barcelona, allí hay amigos. Es posible que trabajo mejor
que aquí.
- La vida es complicada María. Quédate con los momentos, con las personas
que te hicieron feliz. No atar a nadie ni ates a nadie a ti. Vuela sola, tienes una gran
capacidad pero no te ves. Ahora soy yo quien está aquí, pero después será otro
hombre, otros momentos. Otras sensaciones…
- ¿Me estás diciendo que esto no significa nada para ti? ¿Realmente todo es
tan frívolo como tú lo vives?
- ¿Me llamas frívolo a mí? ¿Por qué? – Se puso de pie subiéndose el pantalón
por detrás- ¿Por qué hablar con el corazón y la verdad? ¿No ser tú más frívola que
yo? Los españoles tenéis un prisma para vuestras cosas y otro para los demás, no
ser buenos en esto, no. ¡Hipocracía!
- Hipocresía.- le corregí.
- María, sabes que mis palabras contigo estar llenas de cariño; pero no
engañarte, no lo hagas. Después, unos años después tú pensaras que has hecho con
tu vida. Sólo a ti tú deber de dar cuentas.
- ¿Tú me quieres, Igor?
- Claro que te quiero, quizás no querer de esa manera que tú tener de modelo,
pero yo tener sentimientos por ti, muy buenos. Saber que eres una mujer con
muchos cosas buenas que solo mirar por los demás. Saber que tener un miedo
invisible a luchar por ti. Pero también saber, que es algo que deber hacer sola. Yo
poder ayudar a tirarte, pero el vuelo es sólo de tus esfuerzos y el rumbo debe ser
que tú decides...
Se estaba metiendo el sol y esto me hizo mirar el reloj. Me tenía que ir. Me
duché y vestí, y me despedí de él un poco fría.
- ¿Te das cuenta? Te he hecho daño por decir la verdad. Sólo entender lo que
quieres, ni siquiera parar a pensar si llevar razón o no. No pensar que mis palabras
tienen más amor que quizás otras que te complacerían más.
- La vida es así, pero claro, puede haber una opción; poder venir conmigo a
Barcelona, buscar un trabajo y un piso de alquiler hasta que a ti despidan y vuelta a
empezar,… ¿Quieres eso? – Me dio la vez para responder pero ante mi silencio
prosiguió- No. No quieres eso. No querer ir de aquí. No querer sacrificar nada. Tú
querer todo, y en la vida hay que elegir.
Bajé los dos pisos por esas escaleras estrechas casi sin pensar, sin sentir, sin
nada. Me crucé con alguien y ni lo miré a la cara. No sabía qué hacer. Llegué al
coche y ahí me quedé quince minutos fumando un cigarrillo.
< No querer sacrificar nada. Tú querer todo, y en la vida hay que elegir > Yo te quise,
Igor.
Pero estas son las circunstancias que te hacen moverte; hasta que el ser
humano no se ve al límite del precipicio no reacciona.
Sé que es ruin, que debería de afrontar las cosas con la sinceridad, pero me
da igual todo, quiero hacerlo y lo haré desde lo que él me ha enseñado; la falsedad y
el interés propio. Así se ha portado conmigo, de manera falsa y egoísta.
Voy a hablar con Paco. Le diré que sé que tiene otra y que esta no se la paso,
que nos divorciemos de buenas maneras y se marche de la casa. Renuncio a la
empresa, que haga una disolución notarial de socios, y quede como único accionista
y administrador. A cambio, me quedo con la vivienda que está sin cargas
hipotecarias y me debe de pasar una pensión sustanciosa. A los nenes su
manutención, y a mí una pensión compensatoria.
Aparte, hace ocho años que murió mi abuelo, dispongo de un fondo a plazo
fijo de 50.000 €. Lo hizo con los 4 nietos al vender unas hectáreas de almendros que
tenia. Puedo sacar este dinero y montar un negocio con Igor. Para que él se sienta
bien, y realizado. Puedo permanecer en esta casa y él tomar un apartamento más
nuevo y cercano. Podemos empezar así.
Tengo todas las ideas, ahora hay que dar los pasos. No sé si hablar con Paco
antes que con Igor o viceversa. O decirle a Igor que ya hablé con Paco y que está en
marcha, a ver qué me dice. No sé. Estoy liadísima, pero parece que comienzo a ver
la luz.
Me voy a querer yo, es lo primero que necesito. Igor no quiere que lo quiera,
sí quiere que lo quiera pero a su modo. Es decir, no puedo apoyarme en él ni quiere
que le dé apoyo.
Hemos discutido. Muy fuerte. Hemos decidido que es mejor dejarlo. Orgullo.
Orgullo que no sirve de nada.
Cada uno se entrega esperando recibir sus carencias, pero cuando lo haces,
nunca preguntas que te van a dar a cambio. Instintivamente intercambias
sensaciones, caricias miradas, que a cada uno produce sentimientos distintos.
Según las carencias.
No tengo ninguna experiencia más allá que dos años recién licenciada en la
asesoría de mi tío, y los primeros años, cuando empezábamos Paco y yo con la
empresa, hacia la contabilidad; cierre de año, trimestrales, etc. Cuando nació el
mayor, lo hacía en casa con la bata en la mesa del comedor. La seguridad social, en
fin. De eso han pasado diez años; el implacable tiempo.
Tengo 33 años, creo que he construido grandes cosas en la vida que ahora y
siempre giraran a mí alrededor. Sé, que con el paso del tiempo, me he convertido en
un pilar muy importante para esta familia, con los niños, y con los abuelos; Todo va
a “la Mari”.
< ¿Qué pasaría si yo desaparezco? ¿Qué les sucedería a los que he cuidado y me
necesitan? ¿Acaso podré dormir pensando en mi madre?, Seguramente a esas horas,..las 2 de
la madrugada,…estaría despierta como yo aquí,…llorando. O mi suegra cuidando a mi nena
que está con fiebre y yo no estoy porque ese finde;”no me toca”. Y Paco. ¿Qué va a ser de este
Paco sin su Mari? Todo se tambalea ¿Y la empresa? Más problemas; o disolvemos o
dirigimos a medias; conflictos >
Pero es que yo estaba así, sin salida. Necesitaba esos días a solas y no tenía
ningún sitio para estar a solas. Sentía claustrofobia porque me hablaban y no me
dejaban pensar, la pagaba con los nenes, que me hablaban y yo no sabía ni de qué,
los oía pero no los escuchaba. Estaba ausente. Estaba tocando el límite, de mi
infelicidad. Me estaba saliendo de mi vida, la real, porque sabía que había otra, me
sentía encadenada. Y entonces comprendí, que Igor no tenía toda la razón. Mis
cadenas son los eslabones de sangre que he creado como madre que da la vida, y
como hija aquí estoy para mis padres. Todas mis cadenas no son mentales, las más
importantes tienen mi sangre. Y un compañero en la vida desde la adolescencia,
junto al cual has construido lo que soy, tampoco es una cadena en mi mente. No.
Ese duerme todas las noches en mi cama desde hace doce años.
Llega el verano, y ya conté que voy a empezar con una pequeña tienda de
alimentos congelados en la playa. En el bajo d la casa, poniendo dos tabiques y una
puerta puedo ponerla, la calle es bajada de playa, estupendo En cuanto se lo dije a
Paco le pareció una idea fantástica, pensaría;
< ¡Genial! a ésta la tengo entretenida todo el verano en la playa; con los viejos, los
críos y vendiendo palitos de merluza.>
Sin embargo, yo lo hago con ideas de prosperar, aprender el negocio, como se
lleva un tema de estos, los mejores distribuidores, etc... y en Septiembre con lo que
gane aquí, tomo un alquiler y los mismos proveedores de ahora me sirven en la
ciudad. Mi primer negocio real. A partir de ahí la cosa cambia. Se pasan unos años,
dos, tres, los nenes crecen…. Y ya veremos lo que depara la vida. Ahora vamos por
aquí, y esto es lo que toca. Disfrutar de mis hijos, verlos disfrutar con su padre, ¡que
no es un ogro, hombre! Tiene sus cosas, pero no me arrepiento que haya sido él el
que ha llegado conmigo hasta aquí. Las responsabilidades adquiridas son esto, no
son otra cosa, son para respetarlas cuando aparecen en el momento que menos las
esperas.
Y en medio de todo esto estoy yo. María, una mujer que se descubre cada día
y le gusta. Una mujer que disfruta una vida intima paralela a la suya, desde el día
que comprendió que no son incompatibles, sino todo lo contrario. Son el
complemento perfecto que le falta a la otra, para ser realmente feliz.
28/ Verano 2011 Alberto; Todo Privado.
Me visitó tres veces Alberto; el detective privado. Han sido momentos muy
excitantes y experiencias nuevas que jamás imaginé que tenia a la vuelta de la
esquina. Hay personas que tienen las llaves de mundos que nunca imaginaste, y eso
te engancha. Este hombre me daba morbo, me agarró en los aseos públicos de la
playa, empezó a sobarme, ponía una cara de vicioso que me subía la temperatura.
Pero me estoy precipitando.
La tienda me daba tiempos libres cuando los necesitaba, pues podía salir
urgentemente a comprar pipas con sal, por ejemplo, y utilizar tal hora para follar.
- Hola Alberto, pues me va, me va. Ando siempre liada, pero bien. Y tú, ¿Qué
te cuentas? ¿Por dónde andas?
- ¡Y hueles muy bien! -sonreí a carcajadas- Pero no soy un perro para olerte
desde aquí.
- No seas tonta - aquí apareció El Lobo Feroz - con ese cuerpecito que tienes
deberías de disfrutarlo todo, no te cortes para dárselo a otras personas que estarían
deseando de degustarlo suave y deliciosamente - mi corazón se empezaba a agitar -
Imagínate relajada en una gran cama, cierra los ojos.
- Sólo una respuesta, por favor. Marie, Marie, escucha... – me llamaba así.
- Sí, me excitas. ¿Es eso lo que quieres oír?- Corté la situación de golpe.
- ¡Uy!, estás muy agresiva, eso es que no te follan bien.- Se burlo de mi.
Era una playa poco apreciada para el baño; su nombre lo explica todo.
Solitaria y tranquila era transitada por caravanas de extranjeros, y a 8 Km de la mía.
Ideal.
- Sabía que eras de esas mujeres que me harían ir al fin del mundo para
disfrutarla.
Era de esos días de calor en los que ni siquiera se puede bajar a la playa. En
Murcia, cuando dice el sol “aquí estoy yo”, ¡sálvese quien pueda! Así que
exceptuando a unos holandeses en caravana y otros franceses, la playa estaba
desierta.
Pasamos dos calas y a la tercera nos besamos; todo era salado. Abrió la
botella recién comprada y mojó de agua fresca mi pelo, la cara, las tetas. Hui, corrí,
me escondía tras las rocas; Alberto me seguía en un juego al escondite sexual. Me
agarraba, besaba, mordía, y soltaba de nuevo y yo huía. Mi pareo cayó al suelo y se
mojo. Nos reíamos como niños malos. No sé por qué, sospecho que era la sintonía
que levábamos los dos.
Me senté en la arena y me acostó del todo tirándose sobre mí, le dejé, le dejé
hacerme aquello;
- ¡Qué piel tan suave tienes! Me encantan tus muslos – pausó de acariciarme y
vino una ola, recuerdo la música de todas las olas de ese rincón -, eres una mujer
que gusta a todo el mundo, no sabes bien lo que posees entre las piernas – puso su
mano en mi coño, esperó, y vino otra ola- tienes un coño muy bonito Marie – se
agacho a lamerlo, y nos mojó esa ola esta vez.
Agarrada por los tobillos sentí el tirón, quería abrirme y verme todo a pleno
sol, yo estaba excitada y avergonzada. Metió su dedo corazón y lo saco muy mojado,
lo chupó mirándome a los ojos. Lo volvió a meter, despacio, y así continuó hasta
que ni el sol ni las olas ni nada en el mundo pusieron detener el orgasmo que me
estaba provocando. Se tiró sobre mí y empezó a besarme, morderme acariciarme;
- Bien, así las quería, abiertas del todo, que no puedas más.
El azul del cielo mediterráneo y el mar color plata era un escenario que
trasportaba, daba sensación de paraíso, de ser los únicos supervivientes del
naufragio, de estar solos en las rocas; entonces me entraron unas ganas tremendas
de correrme. Se detuvo y la sacó de mi vagina, por la sensación de vacío y
necesidad absoluta de tenerla dentro en estos momentos, volví a girar la cabeza
para mirarle y entonces fue cuando los vi.
Este chico era un francés de unos 30 años que había llegado en las caravanas,
tenía pinta de eso. Un mirón. Delgado, rubio, cabello rizado. Eso vio mis ojos y no
pude pensar nada más, todo era confusión cuando noté que me tocaban el culo, los
dos sonreían, entonces Alberto le dio un condón mirándome;
A partir de ahí miré hacia adelante; tenía que levantarme o quedarme; eso
sería una buena respuesta y no hice nada. Quedé inmovilizada por el morbo, me
estaba subiendo la libido, deseando todo lo que me quisieran hacer.
Ya pasó el verano, por fin. Ha sido este un verano totalmente distinto a todos
los demás. Con la tienda se me ha ido muchísimo tiempo, he abierto hasta
domingos. Metí un arcón de frio; cervezas, refrescos agua.etc. Patatas fritas,
chucherías, etc.... y eran las 12 de la noche y tenía gente. Después reponer cámaras,
limpiar y tomar nota para el pedido siguiente. Todas las noches antes de salir
repasaba todo, abría la puerta blanca que me llevaba por esas escaleras estrechas
hasta la casa, ni siquiera pisar la calle.
Esto ha sido la tónica de casi todos los días. He ido a la playa muy poco.
Nada. Paco sólo ha estado quince días de agosto y fines de semana. Todo el verano
así.
La casa. Aunque intentan ayudar, ya sabéis, siempre falta algo y hay cosas
que sólo puedo hacer yo. Mi madre, mi suegros son de gran ayuda en el día a día,
pero la capitana soy yo.
Mirando las farolas del paseo y el mar al fondo, me preguntaba tantas cosas.
¿Estaría mi marido durmiendo en nuestra cama? ¿Estaría con otra? Estos
pensamientos destructores los tenía muy, pero que muy internos; pero los tenía.
Quizás los coloqué con el paso del tiempo donde menos dolían. Me sentía de nuevo
sola; Igor ya no estaba en mi vida Su cariño, su sexo, fueron muy importantes para
mí; en realidad fue lo único que arrancó mi pensamiento de Paco y me sacó de la
cocina. Igor me enseñó que hay muchas realidades y que son tan frágiles como una
pompa de jabón, con él entendí el sentido de la gente que va de paso, por tu vida y
siempre por la suya, y que no se atan a nadie ni nada los ata; son presos de su
propia independencia. Siempre temiendo amar lo que crees de desaparecerá, ¿Qué
corazón no concibe el amor eterno? Cualquier día mientras ponías la cafetera se
marcharía por la ventana
Antes no era así. No me planteaba nada. Tenía un orden de vida que creí
eterno. Pensaba, o mejor dicho, no pensaba que había otro modo, otro sistema, otro
futuro. Jamás pensé que la vida te cambiara tanto por un hecho que aparentemente
es insignificante; el sexo.
No necesito preguntar para ver que me mienten y así descubrir una verdad.
No necesito que me jure, que me diga lo que soy para él, lo que yo en verdad
significo en su vida. Todo eso también lo veo, lo sé. Paco me quiere con locura y ha
luchado por mí y lo que me prometió sin descanso, ha sido fabuloso compartir con
él las luchas y los avances de esta familia. Nunca me dejaría por nadie, sólo un rato,
y aun así sigue siendo mío.
Pero ahora estamos aquí, los hechos son imborrables y no puedo seguir
luchando contra la corriente que me arrastra. Lo siento, ahora soy distinta. No
culpo a nadie de esto, ni siquiera a la frutera y Paco, podía haber cambiado y
encerrado en casa, o divorciarme, pude elegir opciones y la mía fue disfrutar de mi
cuerpo como lo estaba haciendo él. Ahora me gusta. No puedo cambiar, ni volver
atrás. Bueno, sí, podría si mi marido volviera atrás. Los dos. Pero eso es algo que ni
siquiera se me ocurría plantearlo. Llevamos ya mucho tiempo así; casi muertos.
Vivir pendiente de mis amantes en vez de los suyos me es más cicatrizante; me
duele desde la decepción, desde la nostalgia de lo que un día fuimos, pero sabía que
sólo así era capaz de sobrellevarlo; una vida sexual paralela a la suya, pero en
dirección opuesta; una vida de hipocresía, para no ver, no sufrir, no morir.
Para mí, el sexo era eso que haces por la noche un rato, algunas veces, y que
no siempre apetece.
Es la primera polla que tengo a mis órdenes, sin rechistar, para darme todo
el placer que quiera. Es perfecta, es un tamaño y forma que me derrite y su posición
3 es, cómo explicarlo... te lleva, te dejas al placer. Es electricidad en tu vagina que
babea por ser más accesible, que pierde el sentido, sólo sabe babear.
Por otro lado, me excita una china. Una chica muy delgada y con unas tetas
grandes, muy guapa. Algunos 35 años tendrá. No sé si es china, la verdad. Muy
europeizada, tiene un bazar contiguo a mi casa y hemos coincidido muchísimas
veces, nos hemos rozado y yo no sé si es mi imaginación pero creo que lo hacía
intencionadamente. Me dijo cuando me despedí de ella.
- Yo sigo aquí, no cerramos en invierno pero tendré más tiempo, si vienes por
aquí; llámame.
Ese llámame me sonó a Igor, me sonó al comecoños, me sonó a aquel
maravilloso señor de Badalona. Es un “llámame” de sexo. Reconozco las señales.
- Nena, estadística. Si te apetece cuatro veces al mes y te follas eso dos o tres,
¿qué folla “el Paco”?
Los dos nos miramos a los ojos, perplejos, y nos reímos a carcajadas.
¡Mentira! Imaginé;
Me gustaría que viniera otro príncipe y que jugara conmigo mientras tú lo observas
todo detenidamente desde el sillón este – señalando el que tenia al alargar mi mano – Quisiera
ponerme a cuatro patas amor mío, y mirarte. Tú, frente a mí a media luz con un coñac en la
mano, mirándome fijamente a los ojos que a un metro y medio de los tuyos te expresan el
placer que me está dando la polla del hombre que me agarra desde atrás. Siente mi aliento,
cuando no pueda más, acércate y bésame. Bésame apasionadamente, quiero tu boca, tu aliento
para que sientas mis gemidos al correrme. Pero no se lo dije, me pareció disparatado;
- Bueno, ¿A qué hora vienes luego? Ven prontito, anda.- Di unos saltitos.
- Sí, hoy a las 8 estoy aquí. ¿Por qué? Esta rara, no sé Mari…
- ¿De qué?
- De cosas divertidas
- De sexo.
refieres?
prometes?
Lo veré pronto.
31/Octubre 2011 Mary transformer vs Paco.
Mis ingles. Mi coño necesita un poco de espectáculo, tiene que ser la estrella
de la noche; algún adorno. Voy a coger dos piedrecillas como una lenteja de un
anillo roto, un rubí rojo y un zafiro azul, y me las pego con “Pegató” en el pubis.,
¡No me voy a hacer un piercing para la ocasión!, quedará excitante. Un depilado
brasileño y un olor distinto, especial. Me espolvorearé con talco perfumado, lo dejo
actuar hasta media hora antes de que llegue Paco, que me lavo sólo con agua. La
suavidad y el olor que deja es especial Pero yo me lo pongo para que él sienta un
olor distinto, no el de trece años ya. Se me acaba de ocurrir, y seguro que tiene su
efecto.
Yo no soy una mujer; soy La Mujer, La Diosa, y así me tengo que ver. El
vestido escotadísimo rojo vino d gasa que compré en los puestos hindúes. No lo
estrené porque parece que vas desnuda, se transparenta todo, es una provocación.
Y eso necesito. Lo voy a bajar a mi suegra que le meta 20 cm de bajo y me lo deje a
medio muslo alto. Le pongo una cinta bajo el pecho y queda perfecto. Ella en una
hora lo tiene hecho. ¡Pero ya!
La ropa interior voy a comprarla ahora mismo. No puedo llevar nada que él
ya conozca, pues echaría abajo todo el embrujo del erotismo con unas bragas que ya
me ha visto mientras se afeitaba alguna mañana, esos detalles son importantísimos,
la mente relaciona inmediatamente esas bragas: rutina, y María es de todo, menos
rutina. Tampoco me puedo comprar un modelo de estos que se hacen en serie, debe
de ser casi un exclusivo. Nada sería más desastroso que ya lo hubiera visto y
disfrutado en alguna de sus amigas. ¡Qué horror! Tengo dinero guardado en la caja
del negocio, y me voy a gastar lo que me plazca, voy a comprar un cava.
Compraré algo negro y rojo, por el rubí, por el vestido, incluso por los
zapatos. Tengo unas sandalias divinas en charol rojo y negro, que no me las pongo
porque siempre son demasiado; demasiado espectaculares para cualquier
momento.
El pelo suelto, salvaje; sin más. Las uñas rojas. Rojas garras, Rojo grana, rojas
celo, rojas sangre.
Es importante ducharse una hora antes al menos. Leí en una revista, que
generalmente ante una cita, nos duchamos 30 minutos antes para ir impolutamente
perfectos; craso error si es una cita erótica. El cuerpo sigue fabricando hormonas al
mismo ritmo, hay que dejarle un tiempo para que te impregne de tu esencia. Los
hombres, están cansados de oler perfumes de anuncios de televisión, eso no es olor
de mujer. Si así fuera, con entrar a una perfumería tienen a todas las mujeres del
mundo. Como machos, responden al celo de la hembra, no hay más trucos,
olvidaros de los perfumes carísimos y marketizados. Tú tienes el máximo
afrodisiaco en tu fábrica de feromonas; tu esencia misma. Claro esto según el clima,
tu olor corporal etc., etc.… Quizás con quince minutos basta, lo recorté de la revista
y lo tengo guardado, pero no sé donde ahora mismo.
- ¿Hello?... quiero hablar con la Princesa del castillo… ¿está por ahí?
- Jajaja, sí. Ya he salido, voy por la autovía en quince minutos estoy ahí…
Se hizo un silencio en el que se escuchaba el ruido del manos libres del coche,
lo escuché respirar, suspirar, no sé. Y me excitó visualizarlo soplando con cara
viciosa;
- Bien, aquí estoy mi amado señor, llama con la contraseña… ¿la recuerda mi
amado caballero?
<Paco viene directo al tema. Mari, tu marido no es tonto. Tienes un marido que es un
pedazo de hombre, con 38 años muy bien puestos y mucho morbo. Un tío que sabe mover la
polla, ¡seguro que se hincha a follar por ahí el cabrón!, pues ahora me toca a mí. ¡Yo quiero mi
polla ya! Esto me está poniendo muy nerviosa, no sé si estoy preparada para lo que estoy
haciendo, pero siento que tengo que poner una carga de dinamita si quiero cruzar el puente
con mi Paco al lado. Necesitamos descargas electro-cardiacas para reanimar nuestro amor o
esto no lo salva ya ni el Tadeo. Paco cuando se pone, tiene un cipote que “parte almendra”, y
seguro que ya sabe por dónde vas y te está dejando, lo que pasa es que está sorprendido, sí, de
que yo le proponga estas cosas. Quizás él pensó proponérmelo alguna vez, y no se atrevió. Sí,
es una posibilidad. Seguro que se lo está pasando bomba de ver lo que estás haciendo; a fin de
cuentas para hablar de lo que él siempre quiso. Quizás, no sé…” >
Todo salió según la planeado, pero las cosas más especiales son las
espontaneas. Será por eso, que cuando cerró la puerta y me vio al final del pasillo
esperándolo entre sombras la conversación pasó a un segundo plano y fue a parar
al mismo sitio que su corbata; directamente al suelo.
Los dos nos comportamos como dos extraños. Nos tocamos como de nuevas
y nos miramos sin prejuicios ni vergüenza, dándonos morbo.
Paco me miraba con esa mirada de vicio que sólo usaba para la calle, seria
por no mancillar a su princesa. Pero es que la princesa en la sombra es sólo una
mujer más.
Marqué mi territorio con rojo territorial, rojo sediento. Los mordí y se los
bajé hasta las rodillas dónde ya estaban sus pantalones. Estaba a ras del suelo como
una gata a los pies de Paco; portándome realmente como la Divine Marie, María de
la noche; La Nuit.
Al levantar la mirada creí que me encontraría con los ojos de él, pero no,
miraba al techo con la boca semi abierta, con los brazos pegados al cuerpo
dejándose totalmente a mi suerte. ¡Era una señal inequívoca de sumisión!, yo estaba
siendo la sumisa y aun así mi comportamiento lo excitó a la inversa, se rindió a mí.
Pensé, que quizás Paco era sumiso. O tal vez le excita mirar mis tacones cuando
estoy en el suelo, después de quince años preguntarte esto, es volver a conocer a tu
marido.
Ahí comprendí. Paco estaba tan metido en el papel que creo que no se dio
cuenta de que la Ama, esta vez, era Yo. Necesitaba pensar, esto era muy fuerte,
esquivé un momento diciendo;
- ¿Tienes sed?
- Sí.
Y Paco se quedó sentado en el suelo atado del cuello a la barra, con los slips y
pantalones por las rodillas. Fui a la cocina; estaba asombrada, desorientada y
perpleja. Tenía que pensar como seguir pero simplemente pensé; trátalo como a un
perro. Abusa de él. Escúpele. Haz todo lo que has visto “raro” por ahí y que te dé
placer. Utilízalo. Listo.
Cuando entré de nuevo al baño, le dije desde la puerta;
- ¿Quieres agua?
Enjaboné todo su cuerpo y fui muy dulce. Le besaba con ternura, de rodillas
al borde de la bañera le ponía las te-tas encima y lamia, lamia sin parar. Mi
sujetador estilo Balconette, sólo elevaba el pecho y a partir del pezón ya no tenía
tela. Lleva bordadas lentejuelas pequeñas granates que resaltaban más las tetas y
todo lo demás hilo negros, hilos como las tanguitas. La luz del baño reflejaba en las
lentejuelas y estas hacían un cielo de estrellas rojas en la espuma blanca del agua,
¡divino! (680€).
Y yo era una Diosa.
- Sal ya, ven aquí.- Le dije desde dos metros con la toalla en las manos cual
capote torero.
- ¡Sal!,… ¡no me mires! Ahora entenderás lo que pasa cuando me miras así.
Se tumbó. Pisé con los tacones y me puse en pie encima de la cama abriendo
las piernas para dejarlo en medio de ellas. Elevando la pierna despacio le pisé el
pecho y apreté hasta clavarle el tacón en el esternón, desenrollaba mis medias hasta
abajo y él las quitaba y volvía a ponerme los tacones, entonces me senté sobre él y le
até las manos con las medias a ambos lados de la cama.
Un pañuelo negro sobre sus ojos era el castigo por mirarme con esa
insolencia…
Habían pasado dos días y sus noches desde aquello. No habíamos hablado
absolutamente nada, la vida continuaba como si hubiera sido un sueño; un
excitante, convulso, desconcertante y persistente sueño, pues ninguno de los dos
dejábamos de pensar en ello. Nos mirábamos de esa forma, ya sabéis, como el que
sabe dónde escondiste el dinero, o el pecado; como dos hipócritas enfrentados.
Él estaba sentado a los pies de la cama con tan sólo el pantalón del pijama
aun puesto y pensando; mirando derecha e izquierda, ventana, puerta, techo, suelo.
Impertérrito Dos días de introspección máxima. De pensamientos abstractos. Le
cambiaba el gesto por momentos y se ponía extremadamente serio. Dos días con
dos noches en vela.
Al girarme anoche y abrir los ojos me encontré con los suyos que me
observaban inquisidores mientras dormía. Los cerré de nuevo, sonreí en un gesto
dulce y tímido e hice que dormí; nada más lejos de realidad.
No sabía el porqué de esa vergüenza ajena. Era una situación abstracta; pues
yo sabía lo mío también, y aunque él no lo supiera, algo intuía,…pero ¿el qué?
Tenía un poco de pudor por él, por cómo se enfrentaría al hecho de que ya su
secreto, era compartido. Pero también quería darle la postura y confianza suficiente,
para que se soltara y me lo contara todo. ¡Era tan contradictorio!, pues
consecuentemente también sabía que mi comportamiento le había levantado ciertas
dudas, y que desde luego aquí se podía estar abriendo la caja de cohetes.
Tenía que decirle que sí, era imposible dormirme en tan poco tiempo que me
dio.
- Qué, Paco.
- Quiero hablar contigo. Quiero que hablemos. – En el mismo tono era
imposible no responderle igual.
- Sabes que sí. Que siempre hemos hablado. Quiero que tengas confianza
conmigo como yo contigo. Nada más. Dime, cuéntame todo lo que quieras, empieza
por dónde te sea más cómodo, poco a poco. No tenemos prisa cariño.
En esos momentos se volvió hacia mí y al mirarme y decir “la otra noche” sus
ojos chipotearon.
- Ya, pues sí, a cualquier hombre que quiere a su mujer le gusta que ella
improvise y haga cosas de estas. Estabas espectacular Mari, eres la mujer más
guapa que he visto en mi vida, siempre te lo he dicho.
- Mari, está muy bien que todo eso la hagas conmigo y hables de estas cosas.
Soy la persona con la que debes de hacerlo, soy tu marido, yo siempre estaré a tu
lado en lo que quieras hacer. Pero esto tiene dos lados, y te aseguro Mari que desde
esa noche tengo la cabeza “más pallá que pacá”...
- Sí, lados; el lado A y el lado B, para que me entiendas. ¿Me entiendes? - Paco
se esforzaba en hacerme comprender a veces con gestos usados en niños pequeños.
- Pues me vas a entender, porque hoy no abro la oficina hasta que nos dé la
gana a los dos. Después nos vestimos y la abrimos los dos, ¿Vale? Desayunamos
por ahí, ¿Te parece bien?
- Pero para eso tenemos que tener mucha complicidad y confianza, ¿Me
entiendes? No podemos tener secretos.
- Lo sé. Paco, no necesito que me des explicaciones. Cada uno vive el sexo de
una manera distinta incluso comprendo que a veces hay cosas que cuesta contarle a
la pareja.
- No, no, ven aquí que es temprano. Mari, ¿Con qué tenemos que vivir?
- Sé, es normal además que tengas tus dudas y curiosidades sexuales como
todo el mundo, a veces no has tenido con quien hablarlas, por mi culpa sin duda
alguna. Quizás, ¿Has buscado en internet información sobre el sexo o algo así?
- Pues que no tengo mayor curiosidad por ningún tema, eso digo…. ¿a qué te
refieres tú?
- Ah, sí.
- Bien, queda claro que me encantó, eso sobre todo, como experiencia; única.
Esa sería la parte A, ¿vale? Pero Mari, yo pienso que una persona para hacer todo
eso lo tiene que haber visto, las cosas se imaginan antes de hacerlas. Por eso te
pregunto; ¿Por qué se te ocurrió hacer eso? ¿Lo viste en internet?
- No, ¿Y tú?
- ¡Pues que te peguen mejor por ahí!, ¿Entiendes? Estoy cansada de esto,
déjame Paco.- Hice un ademán de levantarme desentablando las piernas que
cruzadas estaban a lo indio.
- No te vayas, no me va a pegar nadie por ahí nena, sólo tú. Siéntate por favor.
- Me pidió de forma casi suplicante.
- Pues así, pegaste los brazos al cuerpo y miraste para arriba... – Le dije muy
despacio haciendo el gesto de lo que hablaba.
- Yo que sé, como por la mañana estabas con el vibrador, que si la Oca y su
putísima madre, ¡Yo qué sé!!...¿Tú has pensado que a mí me gusta eso?- Me miro
con cara de asco.
- Paco, depende del nivel en que lo mires – Tenia esa sensación de que cuanto
más hablaba más lo estropeaba.
- ¡Ah copón! ¿Que resulta que esto ahora va por niveles? Y ¿Me quieres decir
con qué nivel tuyo estoy casado?
- Mira bien lo que te va a decir tu marido Mari, no hay persona en todo este
mundo, hombre o mujer me da igual, que me ate a mí en el suelo 15 minutos con la
cabeza pegada al retrete, ni hombre ni mujer, eso te lo asegura a ti tu marido que lo
tienes delante. Eso lo hiciste tú porque te dejé que hicieras lo que quisieras, pero a
mí eso no me lo ha hecho en la vida nadie. Yo soy un hombre elemental, tengo una
polla aquí en medio que tiene un funcionamiento muy básico; se me levanta con
una hembra, con dos, con diez. Pero ya está. Y no quiero ser grosero ni hacerte daño
con esto, pero es así. Tu marido ha podido ser en alguna ocasión un golfo, pero no
un desequilibrado sexual.
- No, no te vale. Cada vez tengo más claro que a ti te pasa algo. Por favor,
confía en mí. No habrás contactado con algún grupo de esos de BDSM?
- Mari, ¿Estás hablando otra vez con tu amiga esa?, “la Olga”.
- Irene.
- Aroa, Irene o cómo se llame, me suda la polla como se llame la puta esa.
Intentaba ponerse la media negra en los dos pies, iba de una puntera a otra
haciendo realmente; nada.
- ¿Por qué insultas a mi amiga?, ¡Siempre te estás metiendo con mis amigas!
- Pero tú estás enferma Mari, ¡Tienes la mente sucia!... ¡No te vayas, por favor!
- Por favor, escúchame. Nos vestimos y nos vamos los dos. Tranquilízate
Mari, suelta la bota, venga. Nos vamos, estate tranquila cariño, ya está.
Y me abrazó. Nos abrazamos un buen rato mientras paraba el llanto y dejaba
de suspirar.
Me cogió la cara entre las manos y continuó hablando muy despacio y bajito.
- Mari, ¿Qué te está pasando? Sé que te hice daño, muchísimo, y que aun no
te he pedido perdón como mereces, un día por otro, van pasando, y he pecado de la
confianza de saber que siempre estás ahí. No me porté bien contigo, no te lo
merecías y después tampoco he hecho nada por recompensarte, ni recuperarte,
estabas ahí, siempre ahí. - Se calló buscando quizás las mejores palabras para
seguir- Tengo miedo por ti. Por mi familia. Por mi casa. Daria la vida por saber qué
tienes en la cabeza. Te veo sombras negras alrededor, veo que hay cosas que no veo,
pero sé que están ahí. Sé que está sucediendo algo delante de mis narices y que no
soy capaz de enfrentarlo…
- Qué más da Mari “cuándo”… ¿Qué está pasando?- Me miró a los ojos.
- Pues sí que da. La otra noche en la tele, salió una mujer que las tuvo 22 días
al lado, y después...
- ¡Pero que no! Que no tienes ninguna sombra negra, ¡Que es una forma de
hablar!
- ¡Pues cree en lo que quieras pero olvídate de las sombras! –Quería ser
convincente y hablaba hasta con las manos haciendo aspavientos.
- ¡Pero si tú también lo ves! ¿Qué culpa tiene los periodistas?- me descaré con
él.
- Sí. Es cierto. Quizás sea la única verdad que has dicho esta mañana.
Abrió el cajón sacó las llaves del coche y salió en pijama por la puerta.
No…, estoy aquí, sí, pero no; no he olvidado mi cara, mis ojos de aquellos días de
muerte en vida, cada una de las noches, con sus vientos, sus cafés y sus pasatiempos,… en mi
rincón de la cocina. Aunque sobreviví lo hice con numerosas secuelas.
Ahora, el último intento he de tomarlo desde la parte bella, la de las risas, las caricias,
las bienaventuranzas y una paz abierta.
Amor mío, estoy dándote mi corazón; el que me queda, tal y como lo has dejado. Dime;
¿Qué ves? ¿Qué esperas de mi?, ¿Acaso una vida entera juntos como dos extraños es lo que
me ofreces ahora?, ¿Y lo que me ofreciste ayer?, ¿Dónde quedó?, ¿En qué momento me
dijiste,… que ya no era?>
- No vengo a comer.
Llevaba muchísimo tiempo sin saber, si Paco comía frente a la nave como
siempre en el merendero que hay de toda la vida, o habría cambiado a algún otro
lugar. En realidad, ¿Qué hacia mi marido todo el día? A veces pasaban catorce
horas desde que entraba por esa puerta de nuevo, le daba tiempo de ir a Madrid,
comer, follar y volver. Incluso le daba tiempo de ir a Paris, comer, follar frente a la
Eiffel, y volver a casa impoluto. ¡En catorce horas de vuelo llegas a Argentina por lo
menos! Si esto era multiplicado por cinco días a la semana, resultaba que tres días
había estado fuera, y si lo hacía por treinta que trae el mes, Paco, perfectamente ha
podido darle la vuelta al mundo follando a una mujer de cada raza o minoría étnica.
- No, Alberto ¡yo no puedo quedarme a comer por ahí!, no es eso, por favor
atiéndeme cuando te hable, ¡que hablas y hablas y no escuchas nunca a nadie!
- ¿Es urgente?, ¿Quieres que vaya a algún sitio? ¿Te recojo?... ¿Quizás?
- No. Si vas a estar aquí esta tarde nos podemos ver. ¿Cuándo te vas a
Cartagena?
- Nada, Nada.
Y colgó.
Subí al autobús para encontrarme con Alberto en la plaza de las flores, ya que
tiene parada allí mismo y me pareció más rápido y desapercibido que coger el coche;
hay que aparcar, puedes tener un accidente, en fin, mil cosas podrían pasar y
delatarme llevando mi coche. Empezaba a actuar un poco a lo Matahari midiendo
todos mis pasos. Alberto estaba allí antes de la hora esperando cuando bajé.
- Quiero saber qué hace mi marido a cada hora durante una semana.-
Claramente.
- ¿Intuyes que hay otra mujer?- Me cogió las manos para darme confianza.
- Sé, que hay otras mujeres, lo que quiero saber es de qué modo, forma, estilo,
tiempo y todo lo pertinente a esto. Quiero saber cuánto se gasta. ¿Quién son ellas? Y
lo que más me importa; ¿de qué va Paco? - Le miré a los ojos con dureza - ¿Cuánto
me va a costar?
- Vamos – se levantó del banco- tenemos cosas que hacer. No te voy a decir
nada, porque lo tienes todo totalmente claro.
Aun estaba cerrada al público cuando nos abrió y ofreció pasar a la trastienda;
aquello era el rincón de la hechicera, la cueva de La Sibila, el lugar dónde se
realizaban pócimas, ungüentos, hechizos, amarres, cortes de mal de ojo, y cualquier
cosa que fuera esotérica.
- Hola querida, Alberto me habló de ti,- se inclinó para darme dos besos -
pasad por favor, estás en tu casa.
- ¿Ha llamado otra vez la lorquina? – preguntó Alberto sobre otro tema.
- No, espero su llamada en breve, la pobre no sabe cómo hacerlo, anda todo el
tiempo dudando
- A vos, siempre a vos. Venid cuando queráis casi siempre estoy, llamad y os
abro. Acá encontraste una amiga, ánimo mi amor.
Nos despedimos con otros dos besos haciendo las dos un esfuerzo por
acortar la distancia y me marche de allí.
36/ Diciembre, 2011 - El dinero del abuelo.
La última persona que me imaginaba escuchar era a “La Mari Carmen”, hacia
la de meses que no hablábamos, desde aquel día que el marido de Sandra me entró
de semejante forma en el cortijo y decidí alejarme un poco de la pandi y no contar
nada a nadie de mis asuntos íntimos, había perdido casi el contacto.
- Pues hace ya, desde antes del verano, ¿por qué?, ¿Qué le ha pasado a Ana?-
- ¡Ay!, ¡bueno, no te pongas así!- bajando el tono- resulta que para la campaña
de la fruta ampliaron plantilla de la bolsa que siempre hay, pero ésta que metieron
ya sabían todas que era una enchufada porque entro antes que otras del pueblo de
todos los años. Es colombiana, y el primer año que echaba los papeles, ¡bueno!
¡Pues la han llamado la primera!
- Pues que el marido de Ana es jefe de personal y se sabe que lleva ya seis
meses con la colombiana ésta. Todo el mundo lo sabe, y Ana aun no quiere verlo,
dice que es una relación de trabajo pero los han visto, lo que pasa que ella no sabe
todo lo que se habla por detrás, ¡si lo supiera la pobre!
Los tres meses de verano de más diez horas diarias de trabajo, me habían
aportado ocho mil setecientos veintiún euros. Descontando lo que tomé para la
noche de marras; ocho mil euros.
Se llenaba los fines de semana hasta bien entrada madrugada. Yo tenía todo
lo que necesitaban a esas horas; refrescos, agua, bolsas de hielo, patatas fritas,
chuches, bollería, pan y papel de fumar. Me di cuenta de que los clientes del papel
de fumar eran asiduos, y que a la misma vez se llevaban bolsas de snacks,
chocolatinas, pastelitos, helados. Etc. ¡Esta gente joven no dormía!
<Te voy a regalar algo, es un As, piensa siempre que no es dinero, así no lo gastarás.
Por muy mal que te veas, espera siempre a verte peor para usar este dinero. Porque eso
significará que realmente te hace falta. Espero que lo tengas mucho tiempo y al final te lo
gastes en felicidad>
Así lo hice, de hecho después de quince años, de los cuatro hermanos soy la única
en conservarlo, así, como un As. Pero sabía que estaba ahí, mi abuelo estaba ahí y
me ayudaría en esos momentos. Y esos, eran estos.
Tenía tiempo de abrir la caja fuerte y mirar mis cartillas del banco antiguas,
ese dinero estaba en un Plazo Fijo y nunca miraba esas cuentas. Enseguida las
reconocí al ver el verde que salía por debajo del montón. No eran ni las doce y
media, me daba tiempo de ir al Banco en la Gran Vía antes de que cerrara. Tomando
el de menos cuarto, a y cuarto estaría allí, pues era la parada de Santa Isabel y ya lo
tenía comprobado. Ni lo pensé dos veces.
- La cuenta no existe. Esta libreta es muy antigua señora, quizás sea otra
cuenta abierta más recientemente y no recuerda. Voy a buscar por su D.N.I., un
momento por favor…
- Pero, ¿y mi dinero?- pregunté muy despacio con el hilo de voz que me salió.
- ¿Viste un muerto? Cielo ¿qué sucedió?, no es esa la cara que yo vi ayer, ¡ay
dios mío! pero ¿qué pasó?, por favor contadme, poneros cómoda, ¿querés un
matecito?
Ya me había puesto cómoda ella cuando me soltó de los hombros de los que
me llevaba agarrada desde la puerta, y me acomodó en el sofá entre cojines cuando
exclamaba; ¿un matecito?
- No he comido aun...
- ¡Eso no importa nada, mi amor! Estás confundida como casi todos los
españoles, el mate no es café. Te vendrá bien.
- Sí, totalmente segura. Hace muchísimo tiempo que no miraba este tema.
¡Ah, pero ahora que recuerdo!, hace unos años la tuvimos que poner de respaldo
para una operación de la empresa. Fue cuando empezó a trabajar con una asesoría
que era un holding, y no sé que más pasó. Pero sí recuerdo que el dinero no se
movía de mi cuenta.
- Creo que has sido muy confiada mi amor. Te doy dos opciones; ¿te miro el
tarot o llamamos a Alberto?
- El tarot después si no te importa. Voy a llamar a Alberto.
- Alberto… - comencé.
- ¡Alberto, óyeme!, acá no nos quedamos, ¡estamos las dos como cafeteras con
el tema!, ¡no imaginás lo último!…. Vamos a la tasca, te esperamos allá.
Mire el reloj cuando llegamos al bar y ya era las dos y media. Estaba faltando
a mi cita diaria con un solo menú en la mesa de la cocina, y una televisión en alto
que tiene truco. Al mirar hacia arriba tragas hasta lo inflexible, comes sola y tragas
toda tu soledad. Como puñales que día a día te van desgarrando un poco más,
lágrimas secas ahogadas en tragos largos, para no recordar. Sin embargo se
esperaba aun encima, el que yo me ahogara en esa soledad. Lo normal era que
estuviera allí. Los nenes comen en el colegio y él nunca venia a comer. Mi cita diaria
era con la soledad. Pero ese día íbamos de tascas;
- Ven, sentémonos allá, aquel sitio me gusta.- dijo agarrándome de la mano.
Diez minutos después, Alberto venia caminando con las gafas de sol y
conforme avanzaba se contagió por el embrujo de la plaza. Nos miró, desabrochó
los puños de su camisa y remangándose se sentó.
- Menudo día de calor para ser Diciembre, y menudo día de infierno llevo…
- Podemos hacer dos cosas; una por detrás y otra por delante,- su cara se
transformó un instante en morbo, en sexo- Podemos intentar que consigas esa
información tú sola y yo investigue, o directamente las cartas boca arriba; haz una
auditoria. Habla con Paco sobre tu dinero. Te debe de dar explicaciones, yo me
inclino a que empecemos por ahí. Hay mujeres que dicen que no quieren levantar
sospechas con estos movimientos, y se meten en procedimientos muy largos y
costosos. Porque lo que te aseguro es, que sacaras muchísima documentación, pero
la que te hace falta no estará ahí. Si te ha mentido María, no lo vas a encontrar tan
fácil. Habla con él. Tú no tienes nada ahora mismo que perder.
Por primera vez Isabel calló la boca y comió. Seria porque estaba escuchando.
- Pues ahí está lo que tú necesitas, en tu casa desde luego que no. Lo que Paco
nunca se imaginó es que esas cartillas antiguas fueran el detonador, quitarlas
tampoco hubiera sido una buena idea.
- Sí, estaban debajo de todo lo demás.- tuve una idea- ¿Por qué no vienes tú a
casa una mañana y la abro para repasar todo lo que hay?
- Ya, después. Antes hay que repasar todos los documentos que hay allí, y no
los puedo sacar, hay más de un metro de papeles.- hice un gesto magnánimo con las
manos.
- ¿Más de un metro?, ¿de qué tipo de papeles?- Por fin desperté su interés en
mi caja fuerte.
- Escrituras, archivadores, tasaciones, yo que sé, muchísimos. Los vi por
encima anteayer.
- Bien, empiezo el martes que viene. A las siete de la mañana esperaré a Paco.
Cuando subí del trastero que estaba en los garajes comunitarios, se había ido
con el crio a la nave industrial. Lo de siempre. Mi hija estaba en el sofá con la
televisión, los auriculares de música puestos, y el móvil a la vez. Y yo disfrazada de
ama de casa simulando que hago mi oficio, bajo y subo trastos simplemente por
cambiarlos de sitio. Por gastar tiempo mientras pienso, y que no se me note que lo
hago. Parecía que me fustigaba con todas las conclusiones de autocompasión que
me dedicaba. Pero al menos me iba dando cuenta de mi realidad.
Sabía que mi marido andaba con otras mujeres, pero llegué a pensar incluso
que iba con hombres. No podía visualizar a la mujer con la que lo veía, pero la veía.
Sin embargo, la imaginación que no tiene límite cada día le ponía una cara distinta,
una raza, unos pechos. Unos besos y juegos distintos. Puedes volverte loca, como
Juana. Igualica.
El lunes a las diez de la mañana estaba preparada para el plan con Alberto.
Quería saber qué pasaba en mi caja fuerte. Si él veía algo que yo no hubiese visto.
38 / Diciembre, 20, 2011 Misión Posible.
- Por supuesto, tengo una deuda contigo, no lo olvido – quedé muy bien, ya
sabía jugar.
- Vale, pues vete a la peluquería que ayer llevabas unos pelos muy raros – y
cortó.
Me tuve que reír. Se refería a los pelos que me dejó cuando me agarro
morreándome en un descuido. Esa ironía me desataba, rompía los yugos de los
formalismos, de lo habitual y común. De lo políticamente correcto. Recordé como
un piñizco la escena del francés metiéndome el dedo en el ano.
- ¿Alberto? - No sé por qué pregunté esto, bastante claro era que sí; Alberto.
- No, ¡de Cartagena! ¡Pero vos en qué país vivís!, Alberto fue infante de
marina. Un soldado de élite querida; ¡Un marine¡
Llamaron a la puerta; era una clienta que venía con cita para recoger su
pócima, amarre, o lo que sus sabias manos le hicieran. Rápidamente se pintó los
labios color violeta y abrió. Yo me quedé en la trastienda terminándome el café y
pensando en él.
39/ Diciembre, 20, 2011 - La hora de la verdad.
Durante toda la semana se tomó ese ritmo; nenes al cole, visita a Isabel,
comida en las flores, recoger nenes del cole, y casa. Lo peor era la noche. Cuando
oía las llaves de Paco abrir la puerta, el hígado me subía a la pleura y las anginas me
bajaban al píloro. Me cambiaban los órganos de sitio. Es impresionante como el
cuerpo es dominado por las emociones, hasta qué punto daña un disgusto, una
ansiedad, una muerte. Unos cuernos. Una mentira o una verdad.
No tenía que hacer nada nuevo, el guion de nuestras vidas nos lo sabíamos a
la última coma, así que cómo siempre vino y me beso la mejilla;
<Giro de Paco tomando el pasillo hasta nuestro baño, transcurridos unos cuatro
minutos sale en zapatillas a su despacho; ya no le veo hasta la cena en la mesa que es el peor
momento, por suerte están los nenes como subalternos. Después se acuesta a ver la tele en la
habitación>. Mentalmente lo tenía todo meditado, pero el diablo a veces te da la
buena suerte, para joderte después.
- ¡Ay! ¡Paco, me has asustado! - la leche que le dieron, qué sobresalto llevé.
- Pero como te voy a chillar si vengo hablando bajo para que los críos no me
oigan, ¡joder! – dijo pegado a mi nariz.
- ¡Por eso me has asustado, porque vienes con esas intrigas! – ¿Qué quería
Paco?, se había enterado dios mío.
- ¡Que no!, que no es eso, ¡lo que faltaba! No, eso ni lo menciones.
Deseaba seguir cagando decenas de horas para no tener que salir, había otra
opción; detener el tiempo. Pero ninguna de las dos era viable.
- ¿Qué haces?..
- ¡Que se quema el pan del horno!- lancé la pierna para girarme como la
bailarina de un joyero, y corrí hacia adentro.
- -¿Qué pan? El horno está apagado, no has puesto ningún pan.
No le había dado tiempo de abrir nada. No leyó nada. No supo nunca que
tuvo en sus manos el talismán, la pieza, el secreto, la llave que podía abrir mi
verdad. No se podía vivir con tanto sobresalto, si no hubiera evacuado saldría
corriendo de nuevo.
Tal alivio sentí, que lo que me pudiera decir lo esperaba ya como buenas
nuevas.
- ¿Te acuerdas cuando empezamos con la promotora. ésa que nos dejaron los
pagares colgando? Cuando el fraude de la región... ¿recuerdas?
- Sí, lo recuerdo.
Hacía mucho tiempo que no follábamos con cariño, con recuerdo, con
entrega, sin condición.
Nos miramos como dos enamorados cuando salió por la puerta esa mañana,
entré a mi cocina y comencé a poner en la mesa todo para pasar el día como el que
va de camping; revistas de pasatiempos, el cubo de bolis, cenicero, la cajita del
tabaco y encendedor. La radio. La lista de la compra. El monedero y el portátil que
va a todas partes ya conmigo como una prolongación de mis brazos. No tenía
intención de comer por ahí, mi patio de luces no me resultaba tan desagradable A
las ocho de la mañana levantando a los nenes me tomé el segundo café. Mi suegro
los llevaba todas las mañanas al bus, le servía de entretenimiento y utilidad.
Bienvenida olvidada rutina. No habían pasado ni horas y ya estaba posicionada de
nuevo en el pasado, pero qué obsesión de retroceder, incluso a lo que perjudica. Es
la rutina que si se hace un hueco nunca se va de tu vida
40/Alimentando la duda.
- Hola Marie, ¿cómo estás? - hablaba desde el manos libres del coche.
- Oye, mira, estoy entrando a Lorca, voy detrás de Paco. Esta mañana ha
cogido el furgón grande de la nave, ha ido a un sitio, lo ha cargado y por aquí va. De
momento no sé dónde.
- De cajas. Quiero verte esta tarde, tienes que venir a Cartagena arréglatelas
como puedas. Es imprescindible que vengas pues hay información privada y videos
que no voy a reproducir en ningún sitio fuera de mi despacho. Cuando te los lleves
los pones tú donde quieras.
- Sí, es cierto. Bueno, voy a preparar esto, hablaré con mi suegra como mucho
a las siete tengo que estar en la casa, no tengo el tema para estar levantando
sospechas. Ya te contaré, ya sé donde están mis cincuenta mil euros
< ¿Cajas?, ¿Cajas de qué? ¿Ha ido a un sitio y lo ha cargado de cajas? pero, ¿de qué
son las cajas? ¡Ha sacado el furgón temprano ha ido a un sitio, y ha sacado las cajas!, pero
¿qué cajas? ¿A qué va a Lorca? No me ha dicho ná de que vaya a Lorca.>
Era un ascensor de esos antiguos en los que subiendo ibas viendo planta por
planta todos los pisos, ruidoso y con sensación de inseguro. El despacho de Alberto
no tenía cartel informativo de sus servicios; ni abajo en el portón, ni arriba. Era de
esas casas de finales del mil ochocientos con paredes altísimas y orillas
redondeadas, con cornisas pintadas a mano delimitando el techo y ventanales
alargados de madera por toda la estancia y en forma de chaflán. Al abrirlos se
convertían en una caja de música, pues todos los pájaros volaban girando sobre los
coches, como si de una circular aérea se tratara. Otros se relacionaban en las copas
de los arboles, aprovechando los últimos rayos de sol.
- Bueno, dime, no des más vueltas Alberto, sea lo que sea, suéltalo ya – quien
no me conociera, estaría viendo una mujer muy dura.
Me abrazó y lloré más aun. Pasados unos diez minutos, apagó la luz del todo
y empezamos.
- Primero, quiero que veas una foto. Dime…
- Es la frutera.
- Si, es ella. Inconfundible, un poco más kilos se ve, porque la cara la tienen
más redonda…
<Él vio lo que sufrí y aun así, ha seguido viéndose a escondidas, mintiéndome a mí por
ella. Sí, no pude olvidar las noches en vela deambulando por la casa, es cierto, sí. Estoy loca.
No me cabe la menor duda>
- Esto pasó ayer, jueves. Durante toda la semana Paco se ha visto con una
mujer dos veces, y ha comido con dos mujeres y otro hombre dos días más.
- Pero… ¿Cuándo?, ¿de dónde saca todo ese tiempo?- la pregunta tenía ya su
respuesta; catorce horas.
- No siempre será así, quizás otra semana no vea a ninguna, entiéndelo así,
esto no es una norma. La comida con ese hombre parecía de negocios por lo que
escuché; Placas solares en embargo.
- Ya, pero Paco ha visto esta semana a la frutera, a otra a otra y a otro. ¡No
quiero ni puedo volverme loca!- grite mismamente como una loca.
- Pues esta semana no. Pero sí. Tu marido va de putas.- fue sentencia.
- De que es un tío, con una polla entre las piernas, hay muchas putas y todas
viven…
- ¿Dónde viven? – me rompía los huevos este tío, como dijo su amiga.
- Pues seguro que en este edificio hay al menos una. Porque sí, Marie, me
rompes los esquemas bonita, a veces pareces tontita o te lo haces… Todos los
hombres van de putas, algunos, alguna vez suelta y otros en cuanto cobran como el
que va al Pryca.
No era recomendable que escuchara eso. Para mi mente cualquier nueva idea
de provocación para mi marido me volvía loca; más;
- Esas de la mesa, ¿te parece que son de esas que hacen tríos?
¡Lo que me faltaba!, ahora tendría que desconfiar hasta de las feas;
- Eso hacia – rio a lo Groucho – Bien, prosigo; eso no es todo, quiero que veas
algo más. Cuando te dije que había sacado cajas y las había llevado a Lorca, me
resultó muy llamativo que cargara cierto tipo de enseres, como estos. Te lo voy a
contar todo ya porque a partir de aquí, es cuando hay que saber quien son. Pero me
falta este día más.
Dio al mando a distancia y el zoom se alejó. Entonces poco a poco los pixeles
se colocaron en su sitio y apareció el mismo coche, la misma mano apoyada, la
misma sonrisa, con la misma mujer de cuerpo entero esta vez. Una mujer
embarazada.
- Ella le abrió la puerta trasera de esta casa en bajo en Lorca, y metieron las
cajas. También iba una cuna. Mañana sábado voy a ir a saber cómo se llama y
obtener información, creo que es lo más necesario. Tenía que hacerte venir porque
intuía que esta no es un lio, parece otra cosa, y quería saber si la reconocías. Hasta
que yo no regrese no hables pues traeré la verdad. ¿Me lo prometes?
- Sí.
Algunas fotografías más de mi marido en la mesa, comiendo y riendo con
esas otras mujeres fueron sucediéndose; pero la que me mató ya había pasado.
Cuando salí a la calle el llanto me había agotado aun más. Las luces de
navidad comenzaron a encender la gran avenida. Navidad. Parejas agarradas
fuertemente con sus regalos, niños con los mayores planes del año. Hogares donde
reina el amor.
<Mis hijos tendrán un hermano de una mujer que me destrozó la vida. ¿Cómo ha
podido hacerme esto?>
Me pasé la parada del bus de nuevo, crucé y tomé la orilla del rio.
< ¿Pero qué me ha hecho mi Paco? ¿Por qué, dios mío? Paco. Paco >
< ¡Por eso no está mi dinero, se lo ha dado a ella, para su hijo, me va a dejar!>
El cuerpo fabrica energía y la consume a su libre albedrio pues estaba
abatida, rota, arrastraba los pies, pero un torrente de adrenalina recorrió mi cuerpo
que me irguió, agarré el bolso debajo del sobaco como una cartera, y ni bus ni taxi ni
nada; en diez minutos estaba entrando por la puerta.
Dejé el bolso en la mesita del recibidor, iba ida lo reconozco, pero ahora muy
tranquila. No me importaba nada; saltó el piloto rojo. Ni remordimientos, ni llantos.
Ni tortura, ni recuerdos, ni pasado, ni respeto, ni perdón. Quedaba de espaldas
sentado en su sillón de la salita y la cabeza le sobresalía diez centímetros, eso era lo
único que vi de Paco desde la puerta;
Yo miraba a Paco de reojo y él a mí; esa era la única manera de mirarnos que
teníamos. Nuestros cuatro ojos estaban abiertos; dos de furia, dos de espanto.
Cuando dijo, “no quiero hacerte daño” pensé; ¿más? Mordí más fuerte, tiré,
desgarré. Rabié. Me cogió la mandíbula y la apretó con sus fuertes dedos para que
no presionara más. Mis hijos estaban en la puerta temblando; en todos los años que
tenían jamás habían visto cosa igual.
Habíamos caído al suelo entre los dos sillones, pero pasara lo que pasara yo
seguía enganchada a su cabellera.
- Llama al abuelo, ¡corre! - gritó Paco- nena, por dios santo, ¿qué te pasa
cariño?, ¿qué te está pasando?
Yo respondía rabiando. Sus piernas habían quedado sobre el brazo del sillón,
la mesa y la lámpara del rincón, pues al ser tan grande no cabía en la escombrera
que se montó. Yo, sentada en el suelo en medio de los dos sofás, sacaba la cabeza
para poder seguir enganchada. Sentí su sangre. Bajaba por la comisura de mis
labios, Paco lloraba. Ya no me hablaba, ni movía. Entonces empecé a soltar tenía la
boca dormida, con dificultad de cerrarla incluso. Los nervios se destensaron, las
cuerdas que nos habían estado lisiando se soltaron.
- Pero ¿Qué pasa aquí? ¡Ay dios mío, hijos míos! levantad del suelo. Salid de
ahí los dos.
Mi suegro no podía con su reuma, su hijo, y yo; pesábamos mucho los tres.
Mi marido se levantó del suelo y le pidió a sus padres que se subieran a nuestros
hijos a dormir.
- Por favor; No. Os pido por favor que me dejéis a solas con mi mujer. Por
favor mama- y beso a su madre en la frente- por favor- miro a su padre.
Los dos solos ya en la casa nos quedamos sin hablar, pero había una tensión
que se oía, como cuando te arrimas a una torre de alto voltaje; vibra, zumba, es un
sonido que zigzaguea, Los cristales de la lámpara y el cenicero, quedaron
esparcidos por todo el comedor; hasta encima de la mesa brillaban como diamantes.
Yo seguía en el rincón metida con la cara entre las manos mientras él fue al baño;
salió con una toalla mojada puesta. La tiró al suelo llena de sangre y abrió las
compuertas que parecían los dos brazos de los sillones frente a mí;
- ¿Qué no mienta? ¿de qué?, ¿de que no mienta más?- dijo agarrándome las
muñecas para destapar mi cara.
- ¿Qué hijo? Tenemos dos.- estaba segura 100% de mi respuesta – ¡lo que
hagas con tu hijo secreto es cosa tuya! Pero te lo advierto, ¡devuélveme mi dinero!
¿Dónde está mi dinero?- recordé de repente el motivo de aquello, y comencé a
chillar- ¡no, no te vas a salir con la tuya hablando de otro tema! ¿Dónde está mi
dinero?- Piloto rojo.
- ¿De qué hablas? Pero ¿Qué dinero?- dijo ya aburrido- ¿El de tu abuelo otra
vez? ¿cuántas veces al día vas a sacar el puto dinero?... No te preocupes hija que te
lo devolveré, ponemos la casa a tu nombre y ya está. Pero esto que me has hecho
esta noche no te lo voy a perdonar.
- ¿Que lo vea?- me miró serio- ¿tú sabes que en el hospital van a dar parte a la
guardia civil?
Cuando le vi la cabeza me asuste, aquello tenía mala pinta; la piel salía por
encima del pelo, empezaba a inflamarse y era un circulo como una pelota de golf.
Entendí entonces por qué me dolía tanto la boca, empezaba a despertarse y estaba a
punto de darme cuenta, de que me había partido el puente y las fundas. Fui al
mismo espejo en el que él se había mirado sus heridas, al levantarme el labio vi la
escabechina que llevaba y la sangre, la mía, la de Paco iba por fuera;
Y allí los dos nos mirábamos las heridas de guerra tratando de buscar una
solución para ellas. Parecía que habíamos despertado del sueño, o que acabábamos
de llegar. Era extraño. Lo tenía delante mirándome la boca, y yo con esta abierta
esperaba su ayuda. Alberto me dijo que no hiciera nada hasta el día siguiente, sólo
veinticuatro horas me pidió, y ya la había liado. No podía decirle aun nada, no tenía
ni una foto. Sin embargo a esas alturas todo era un tren desenfrenado Rompí a
llorar desconsoladamente con un gesto de perpetua boca cuadrada;
- ¿Te duele?
- ¡No me jodas! ¡no me toques los cojones Mari!, porque esta noche sí que se
va a liar gorda aquí. Paso por alto que estés mal y me arranques el cuero como un
apache, pero si repites eso que has dicho me parece que el que sale por la puerta y
no vuelve soy yo. Si has hecho esto esta noche, con los críos y mis padres por en
medio de la que has liado, solamente porque tus putos celos de desocupada te han
calentado primero la chirla y después la cabeza… dime que estoy equivocado, ¡por
dios santísimo dímelo!… porque esta noche me voy.- Ya no sabía si rogarle que se
fuera o que se quedara- Y me vas a decir ahora mismo, no después de ir al wáter ni
beber agua, no, ahora mismo, de donde has sacado eso, porque sé que esto te lo han
dicho, y quiero saber quién y por qué.
- Mira, me voy. Ahí te quedas, estás loca Mari, trátate; yo no te aguanto más.
Esa no es la frutera, es su hermana, y he llevado ese porte porque me ha salido –
Con un repentino torrente de voz - ¡del nabo!... y lo llevaré mil veces más si me
pagan 200€ cada vez, porque con eso, casi, se paga un autónomo; o el mío que hace
falta, o el tuyo para que algún día tengas una pensión. ¡Si supieras lo que cuesta
estar en la calle y ganar un euro no tendrías tiempo de estar gastándolo en
detectives! La frutera, como tú la llamas, vive su vida y a veces nos saludamos. No
hay nada desde hace diez meses, ¡joder, del siglo pasado ya! Quedo ahí. Y sabe que
puedo hacer portes y le dio el teléfono a su hermana. ¡El “chapuzas” que te has
buscado de detective los gana más rápido que tu marido! – dejo de gritar y hacer
aspavientos -. Me voy a casa de mis padres de momento, ya hablaremos. - se detuvo
antes de salir por la puerta y se giró- Y otra cosa; de vez en cuando me follo alguna
por ahí porque me sale de la punta del capullo, ya que lo quieres saber, que lo
sepas.
- Pues este verano que viene, vas, y que te lo meta otra vez.
Y se marchó.
- ¿Cómo estás, hija?- me cogió la mano- ¿Qué pasa Mari?, Dime tú que os está
pasando, ¿en qué podemos ayudar? – yo estaba acurrucada con la bata puesta,
llorando a lagrima viva – Lo de anoche no se puede quedar así, vosotros sois un
matrimonio como cualquier otro. No te preocupes que las aguas volverán a su
cauce.
- ¿Cómo esta Paco?- sólo me interesaba esto en esos momentos, aunque le
preguntaba por su herida indirectamente quería saber; ¿cómo está Paco conmigo?
- Aun no se ha levantado vino muy tarde, más de las cuatro cuando volvió
del Hospital de la Arrixaca. Y bueno, a las siete se despertó y se tomó unas pastillas
que le han dado allí, porque le duele y para la infección. Después subo, ahora los
lleva el abuelo ¡tú no te preocupes! Hago lentejas después y te subo un plato y a la
noche, ya vamos viendo lo que se hace con los chiquillos – se calló recordando si
alguna cosa se olvidaba y siguió- que te iba a decir,… ¿has llamado a tu madre?
- No.
- Bueno, ahora subo. Venga, quédate aquí todo el día, no hagas nada.
Aunque había pasado más de un mes, el primer fin de semana que sospeche
que Paco salía me podía morir, ahora era un hombre libre. No subía nunca y ese día
envió a recoger unas cosas al correo; mi hija. Al ver lo que escogía supe que salía;
Zapatos negros, cinturón, el reloj del cajón, su perfume y la otra cartera. Me podía
morir. Paco se iba a pasar toda la noche follando con alguna rubia modelitos o
mulata, o alguna de las fotos que tenia. Fui corriendo a verlas, quería investigar con
cuál de las dos de la mesa estaba liado e iba a follar esta noche, cuando llamaron a la
puerta. Era mi marido arreglado. ¡Qué guapo estaba mi Paco! que bien olía a
hombre. Ya no llevaba el parche en su cabeza.
- Hola Paco, pasa.- aunque lo había visto por la mirilla seguía igual de
impresionada.
- Hola, ¿Qué tal estás?- nos besamos, dos, uno a cada lado.
- Conociste a Laura su mujer, por eso vine a decírtelo, pensé, que querrías
saberlo.
Entonces sí, entro a la salita en la que había sucedido todo casi dos meses
después, y lo que se encontró fueron todas las fotos revueltas y dos de ellas,
especialmente seleccionadas, apoyadas como marcos sobre la mesa. Las vimos
desde la puerta los dos al mismo tiempo. Se acercó despacio y fue viéndolas,
sentado, una a una. Yo de pie lo miraba, no sabía qué decir. Ni me acordaba de que
las dejé ahí, al verlo en la puerta se me olvidó hasta mi nombre.
- Necesito que me ames, necesito tu amor más que nunca. – me miró por fin
desde el sofá- Es cierto que soy una loca y que te he decepcionado mucho; te he
hecho daño, lo sé. He hecho cosas tremendas Paco.- luchaba por no llorar, tragaba y
tragaba dolor – Pero si te importa algo te diré, que tengo el corazón a reventar de
amor por ti. Que sufro al pensar que mires simplemente a otra mujer, cuanto menos,
que te la estés follando. – en esos momentos ya estaba desbocada- No puedo pensar
que mientras yo fumo en el balcón ¡tú estás metiendo tu polla en otra mujer que te
gusta más que yo!...
Una ducha y una crema fueron suficientes para quedar cómoda en mi casa
hablando con mi marido, en mi sofá. De mi vida. De la suya. De nosotros. De
mañana. De las dudas De nuestro dolor y de arrepentimiento. De consuelo y
caricias. De fuerza y de nuevas miras.
Desde mis miserias te amo, te quiero con mis miedos e incluso por encima de lo peor
que hay en mí. Te amo con grandeza desde mis flaquezas, te amo en la verdad y en la mentira,
cuando te daño y cuando te curo, cuando te miro, incluso cuando a veces, te olvido. Te amo
cuando irradias cuando adoleces, te amo cuando me amas e incluso cuando me desprecias.
Porque el amor no entiende de condiciones. Se dice que el amor comienza por la
admiración que despierta otra persona en ti; pero yo creo que no es admiración, se
puede admirar muchas cosas, no sólo personas. El amor es un fogonazo, una
fascinación incontrolable; hasta el ser más malvado tiene alguien que lo ama. No
hay un porqué para amar. Ni siquiera tienes que hacer nada para que te amen; te
aman por ser tú.
Por esto al desaparecer tu ser amado de la vida, parte de ti muere con él.
Sientes su muerte realmente. Hasta que te adaptas a la nueva atmosfera sin él, sin
su presencia, su voz, sus llaves en la puerta, sólo él hace ese sonido en particular, el
olor que queda en el baño cuando él se afeita no es de nadie más, el fondo del olor
es su piel, la conoces, es la mitad tuya… sus costumbres, su todo de todo. Ese es mi
marido para mí.
Por eso, nunca conté a Paco todas las experiencias sexuales que tuve ese año
y medio en el que día a día, empeoraba mi locura de amor; porque lo amaba
también desde la mentira. Porque la mentira me servía para hacerle el bien, porque
la verdad… ¿Cuál era la verdad? ¿Acaso Paco no me había mentido por amor?
¿Acaso no poseemos todos, un secreto inconfesable? No importaban los detalles
para expresar todo lo que había pasado ese tiempo. Y no sé cuál fue la selección que
utilizó mi cerebro para usar de todos a un solo nombre; Igor. Le conté sin azúcar la
historia, y la atrasé en el tiempo y en el espacio, pues lo que sucedió ayer, duele más
que el mismo hecho hace un año, siendo el mismo.
Paco utilizó el mismo mecanismo mental conmigo, ¡de sobra sé, que lo que
más le excitó o más me pueda doler, no lo sabré nunca!. Nadie me mentirá nunca
con tanto amor como él. Hay cosas que no deben saberse nunca en la vida. Son
innecesarias, no aportan ningún bien, nadie las preguntó directamente, ni siquiera
se sospecha que estén ahí y son navajas. ¡Para qué abrir el arcón de la mierda!
Pero como una infidelidad y una locura de amor no se curan con calmante,
aunque lo intentamos, nos amamos, nos entregamos esforzamos y ayudamos; no
teníamos arbitraje. Había momentos en los que nos atrancábamos en el funesto; “ni
tu ni yo, ni todo lo contrario”.
< ¿Está realmente mi marido cumpliendo como yo el trato?, o ¿me está haciendo la
trola y estoy como una imbécil aquí esperándolo sólo a él, mientras a lo mejor esta oliendo a
otra mientras le habla al oído, y ya está deseando follársela?>….Piloto Rojo.
Igual que en un juicio, a las partes les valió la declaración del otro,
sentenciando el juez que estábamos empates y nada había que reclamar. El caso fue
sobreseído. Y eso fue lo peor. Porque debajo de la aparente calma, estaba todo el
sentimiento de rencor, miedo, la desconfianza y la locura. Poco a poco, porque iba
frenado por nuestra voluntad de que funcionara, sí, muy poco a poco, pero todo
podía explotar en cualquier momento, en cualquier olor distinta, en un cuarto de
hora más que no llega, en una frase, en una mirada a la que en ese momento enseña
su culo en la tele… todo estaba sensiblemente a flor de piel. Podía explotar y
explotó.
Una noche de enero que llovía a cantaros se quedó en la autovía dos horas.
Me llamaba y hablábamos, sacaba el móvil por la ventana para que escuchara que
llovía y el ambiente que se oía. Era extremadamente detallista con esos temas
porque sabía de mi mente retorcida, a saber que es la verdad, mi marido me conocía
mejor que nadie en el mundo, ¡era mi mitad! Lo es.
Podría incluso haber enviado un video del accidente y el sonido del pedo
que se acababa de tirar justamente a las 20:13, hora del impacto, ¡pero no lo sabía el
pobre y no me lo pudo grabar!. Vivir con una loca de amor tiene un manual y unos
requisitos, así como una tabla de recomendaciones, testimonios reales, y
mandamientos.
No levantaras duda alguna como polvo seco, (Ni mojado, ni de ciudad ni de campo, ni
ninguna duda sobre ningún tipo de polvo)
No hay más personas del mismo sexo en el planeta Tierra. Se puede aplicar Incluso del
mismo sexo.
Cuidado con los cambios drásticos; alimenticios, sexuales, de aseo,…no son bien
recibidos.
Graba desde el minuto uno hasta el final las salidas o despedidas de solteros de los
amigos. No se te ocurra pegar cortes cuando conduces o meas, porque será una prueba
inválida para tu defensa.
Jamás valores a una amiga/o suyo. Si lo haces al alza te la querrás follar, si es a la baja
le tienes manía. ¡Cállate cuanto puedas¡
Repítele todos los días que te gusta y que la amas, no olvides jurarle que es el amor de
tu vida y que no hay nadie más. Esto lo relaja 24 horas, lo que es un alivio.
Si ves que es algo que no cura un calmante, y amas de verdad a esa persona; ayúdala
Ámala, es el momento.
Comía con él, la mesa de la cocina comenzó a quedar olvidada, si había que
comer un día en casa, sábado o domingo, todos al comedor; y a darle su uso que
para eso se puso. Como todo.
No dejamos rincones sin usar, sin disfrutar de nuestras vidas, nuestras cosas,
tonterías. Comenzamos a estrenarnos. A ir de bonitos, por dentro y por fuera.
Somos una pareja físicamente muy sana y positivamente unida. Planificábamos
cosas que no nos llevara el gasto de mucho dinero. Como fines de semana en casas
rurales, con juegos eróticos de la princesa que se pierde y se duerme junto al arroyo
y el leñador que la ve y la folla. ¡Y yo me había puesto sallas y él llevaba el hacha,
todo lo intentamos hacer tan real! Empezábamos a divertirnos juntos, e incluso
ampliábamos nuestros juegos carnales. Metimos a otra persona en la cama, nos
relajábamos en playas desiertas desnudos empapándonos de sol, de agua, de
naturaleza.
Ahora dos años después, disfruto de un amor sereno y reconfortante y de un
sexo placentero. A ver si tengo un ratito y escribo lo que pasó, como terminamos
Isabel, mi marido y yo en la cama, y lo que esa experiencia significó para mí y para
Paco, ojo, que esto va en pares.
Alberto sabia de nuestros juegos a través de Isabel que era el correo diario, se
ofreció para ser Gruñón de los enanitos y aparecer por el arroyo, él siempre en la
naturaleza se volvía natural. Pero lo de Alberto fue mucho después, resultó que mi
marido no estaba preparado para verme en brazos de otro hombre. Nunca sabes
dónde queda tu límite hasta que no te enfrentas a él. Se suponía que yo era la loca…
pero esto fue después.
03/ - Prologo
¿Se puede morir de amor? Creo que sí. Amo, he amado y amaré a mi marido más allá
de cualquier adversidad, hoy sé, que cruzaría los mares y saltaría los fuegos del infierno por él,
sé cómo de capaz es de modelar mi vida, mi día a día, mis emociones, Paco es mi mitad, sin él
no puedo concebir una felicidad absoluta, nací para encontrarle y permanecer junto a él hasta
el final. Ahora lo sé... después de haber muerto y renacido, después de haber perdonado,
después de haber sido una Loca Infiel