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La disentería

La disentería es como se conoce a los trastornos o infecciones intestinales que causan la


inflamación del colon y los intestinos. Es un dolor abdominal severo, vómitos y problemas al
defecar, causado por la bacteria llamada shigella y el parásito llamado entamoeba. Los dos tipos
principales de la disentería son: bacilar y amébica.

Causas de la disentería
Esta bacteria se contrae a través de una ameba o parásito que se encuentra en los alimentos.
Además, es muy común que se propague por malos hábitos higiénicos, al no lavarnos las manos
antes de comer, al ir a baños públicos, o no lavar adecuadamente los alimentos que ingerimos.
Los problemas de higiene supone la posible adquisición de la disentería.
No es una enfermedad que se pase de persona a persona. Existen ciertos alimentos que ya están
contaminados aunque se laven. Esta propagación existe muy a menudo en zonas geográficas muy
pobres, en donde el agua y los hábitos de higiene son muy limitados por la falta de recursos. Las
personas comen sin lavar los alimentos y es ahí, donde adquieren la enfermedad.
Tipos de disentería
Como dijimos anteriormente, los principales tipos de disentería son: bacilar y amebiana.
Disentería bacilar: Esta es el tipo más común, se propaga por la bacteria del shigella. Esta empieza
al consumir alimentos infectados que se multiplican al llegar al intestino. Los síntomas son:
diarreas severas y dolorosas, en las que puede existir sangre y pus. Otros problemas al tener esta
bacteria son los vómitos, fiebre de 40 grados y dolor abdominal, los cuales duran
aproximadamente duran una semana
Es importante acudir al médico de cabecera para que sea el encargado de dar instrucciones y
medicación para combatir la enfermedad. Lo más usual en el tratamiento de la bacilar, es que se
rehidrate de forma oral al paciente. Esto se debe a que se ha perdido demasiado líquido debido a
los vómitos y diarreas. En algunos casos, se debe hacer hidratación intravenosa, esto es porque el
cuerpo está débil luego de la infección.
Disentería amebiana: Este trastorno puede perdurar meses o años en el intestino. Puede pasar
desapercibida, porque va creciendo con el tiempo. Los malos hábito de higiene propagan la
infección (no lavarse las manos al ir al baño, comer con las manos sucias, tazas de baño sucias y
que se tocan con la mano).
Los síntomas de las dos disenterías son similares, en el caso de la amebiana, el dolor y la
hinchazón abdominal predominan. Las heces tienen más sangre y la defecación es dolorosa. Este
parásito ataca directamente al intestino grueso, hasta hacerlo sangrar.
Síntomas y prevención de la disentería
El principal problema de esta infección, es la inflamación colo-intestinal que provoca diarreas tan
fuertes que contiene heces son sangre y moco. Los dolores abdominales son recurrentes y algunas
veces, la infección puede ser mortal, por lo que es importante no dejarla pasar como un simple
dolor.
Otras complicaciones de la infección intestinal pueden ser: desnutrición, deshidratación, anemias,
debilidad ante otras infecciones del mismo tipo, problemas de insuficiencia renal.
Los problemas que pueden aumentar su propagación son:
Problemas de alcohol
Mala alimentación
Malos hábitos higiénicos
Embarazo
Consumo de alimentos de procedencia desconocida
Viajes a lugares con problemas de higiene
Para tener un diagnóstico real de la enfermedad, el médico debe conocer el historial intestinal del
paciente. Además, debe saber a dónde se ha adquirido, si ha sido por problemas higiénicos
habituales, o por un viaje o una situación repentina que han cambiado dichos hábitos.
Para hacer el diagnóstico se deben realizar pruebas sanguíneas, microscopías para detectar la
presencia del parásito, endoscopía para ver el interior del intestino y una prueba del taburete.
Las recomendaciones médicas usuales son:
Consumo de líquidos, sobre todo agua natural y agua de coco
Paracetamol para combatir la fiebre
Antibióticos que detengan el vómito y supriman la infección
La forma más efectiva de prevención para no contagiarnos de este tipo de problemas
gastrointestinales; cuando ya existe alguien cercano que padece la infección deben ser los
siguientes. Lavarnos las manos al estar cerca de personas infectadas, y al ir al baño. Usar ropa,
toallas y sábana por separado. Lavar y desinfectar los baños de forma gradual, con lejía y agua
caliente. Cocinar por separado y lavar la comida que se prepara a menos 4 grados centígrados.
Si bien es cierto que esta enfermedad suele desaparecer sola con el paso del tiempo, acudir a
consulta con un especialista es siempre recomendable, a los fines de evitar mayores
complicaciones.
Básicamente, luego de una evaluación y diagnóstico pertinentes, el proveedor de la salud suele
indicar ciertos medicamentos con acción amebicida en el lumen del intestino, como parte del
tratamiento para la infección intestinal asintomática que se presenta en las regiones poco
habituales, tal es el caso del furoato de diloxanida, la paramomicina y el iodoquinol.
Por otra parte, cuando el paciente presenta una infección causada por la bacteria Shigella,
el tratamiento de la disentería implica la restitución del líquido perdido ante las frecuentes
evacuaciones y los vómitos. Por ende, se lleva a cabo el procedimiento de rehidratación oral, que
suele funcionar en la mayoría de los casos, aunque algunas veces se precisa de la hidratación
intravenosa.
Sin el uso de antibióticos, el trastorno puede desaparecer entre unos 4-8 días, mientras que las
reacciones más severas suelen extenderse hasta por 5 semanas.
Otros tratamientos para la disentería
Además de lo anterior, existen ciertos remedios caseros que pueden emplearse como tratamiento
de la disentería, aunque estos deben ser utilizados con precaución y habiendo consultado antes a
un especialista.
Uno de los remedios naturales más comunes es el agua de coco, la cual elimina al agente
infeccioso, rehidrata al organismo y mejora la digestión.
Otra de las alternativas naturales para el tratamiento de esta enfermedad es la menta, la cual posee
propiedades antibacterianas, antiinflamatorias y antimicrobianas que ayudan a refrescar el
estómago y a aliviar los síntomas de la infección.
Sin embargo, frente a este trastorno gastrointestinal, lo mejor es consultar con un especialista
antes de recurrir a la automedicación, a los fines de garantizar el correcto tratamiento de la
disentería.
Disentería, diarrea que ataca a los niños

Inflamación abdominal, agotamiento, fiebre y evacuaciones líquidas con sangre son algunos de
los síntomas de disentería, problema generado por distintos microorganismos y que ataca con
mayor fuerza a niños pequeños. Por fortuna, puede prevenirse cuando se toman las medidas
necesarias
La diarrea o presencia de heces acuosas, poco compactas y frecuentes, es uno de los problemas
de salud que generan más visitas a los consultorios médicos, sin dejar de mencionar que también
es causa común de ausentismo en centros laborales y escuelas. En adultos es un padecimiento
generalmente leve, que se resuelve de manera rápida y sin complicación, mientras que en bebés
y niños (sobre todo menores de 3 años) es más preocupante porque dura más tiempo y llega a
generar deshidratación.
Empero, cabe señalar que este trastorno gastrointestinal es el síntoma de una enfermedad que
puede ser generada, entre otras causas, por estrés, consumo de alimentos en descomposición y,
de manera muy común, microorganismos.
Concretamente, la disentería es un padecimiento que se distingue por la presencia de diarrea con
sangre y que en la gran mayoría de los casos tiene su origen en el ataque de dos tipos de seres
diminutos: amebas (Entamoeba histolytica) y alguno de los cuatro bacilos del género shigella (por
lo general sonnei y flexneri , y rara vez por las del tipo dysenteriae o boydii ). El por qué de este
hecho radica en que tales seres microscópicos se establecen en el último tramo del sistema
digestivo, el intestino grueso o colon, y ahí se dedican a destruir la mucosa o capa superficial de
tejido, generando heridas o ulceraciones que se manifiestan con hemorragias.
Este problema es más común en los infantes, en gran parte porque su sistema de defensa contra
las enfermedades (inmunológico) se encuentra en maduración, pero también porque a menudo se
exponen a los factores de riesgo. En efecto, el acceso de los microorganismos que generan este
padecimiento se da a través del mismo sistema digestivo, lo cual ocurre cuando alguien
consume comida y agua contaminados (casi siempre los ingiere en la vía pública o al salir de
vacaciones), pero también sucede al alimentarse sin lavarse las manos.
Esto último es importante porque los pequeños todavía no establecen adecuadamente sus hábitos
de higiene y porque los microorganismos responsables de este problema gastrointestinal se
propagan a través de restos de heces depositadas en el suelo o en la tierra, de modo que, sin darse
cuenta, los niños pueden exponerse mientras juegan y gatean. Además, insectos como cucarachas
y moscas también favorecen su difusión, por lo que interactuar con ellos por hacer alguna broma
o “emprender una cacería” también es riesgoso.
Parecidas, pero no iguales
De acuerdo con su origen, las principales tipos de disentería que existen se denominan bacilar
(también llamada shigelosis) y amebiana (amebiasis). Ambas ocasionan síntomas parecidos, a
saber:

 Fuerte dolor abdominal y calambres en la región.


 Tenesmo (dolor rectal).
 Diarrea acuosa acompañada por sangre, moco o pus.
 Náuseas y vómito.
 Cansancio.
 Pérdida de apetito.
 Baja de peso.
Sin embargo, cada una posee características particulares que permiten hacer una diferenciación y
que ayudan a que el gastroenterólogo efectúe un buen diagnóstico. Por principio, la shigelosis
suele generar temperatura muy elevada (cercana a los 40º centígrados), y de ella se deriva la
posibilidad de que el paciente, sobre todo si es menor de edad, presente convulsiones,
aletargamiento y dolor de cabeza, además de escalofríos.
Por su parte, en la disentería amebiana se observan paralelamente otros trastornos digestivos
característicos, siendo notables la presencia de gases intestinales (flatulencias) y, en ocasiones, la
alternancia entre episodios de estreñimiento y diarrea. No siempre hay fiebre.
De cualquier forma, el diagnóstico del padecimiento debe complementarse con la historia médica
y la realización de pruebas de laboratorio a la materia fecal, mismas que son definitivas para la
elección de la terapia a seguir.
En términos generales el tratamiento dictado por el gastroenterólogo consiste en que el paciente
descanse, se alimente con frutas, verduras y carnes blancas (pollo, pescado) y reponga los líquidos
que ha perdido, lo cual se logra mediante la administración de agua y soluciones especiales (de
electrolitos); empero, el uso de medicamentos para controlar la disentería amebiana dependerá
del tipo de microorganismo invasor. Así, para la shigelosis se suelen emplear antibióticos como
sulfametoxazol, trimetoprima, ampicilina, cloranfenicol o ciprofloxacina, en tanto que en la
amebiasis se recetan secnidazol, tinidazol o metronidazol. No se aconsejan antidiarreicos, ya que
pueden empeorar los síntomas.
Aunque en la mayoría de los casos el pronóstico de la disentería es bueno, puede generar algunas
complicaciones severas cuando no se detienen el avance de los microorganismos. La de tipo
bacilar puede desencadenar un padecimiento llamado síndrome urémico hemolítico, en que las
bacterias invaden el riñón y atrofian su funcionamiento, generando insuficiencia renal (el órgano
es incapaz de filtrar la sangre adecuadamente, lo que obliga a la realización de diálisis o limpieza
de sangre por medios artificiales de por vida) y, en ocasiones, la muerte.
En tanto, la de tipo amebiana llega a desencadenar absceso hepático (un cúmulo de pus en el
hígado), mismo que genera ictericia (coloración amarilla de la piel), retención de líquido en el
vientre (ascitis) e infección en la sangre. 10 al 30% de los casos tratados por esta complicación
tienen un desenlace fatal.
La deshidratación o pérdida de líquidos merece mención aparte, pues cuando es muy severa y no
recibe tratamiento puede ocasionar daños neuronales irreparables e incluso la muerte. Sus
manifestaciones principales son:
Ojos hundidos.
Lengua y mucosas de la boca se sienten secas o pegajosas.
Sed.
Pérdida del apetito.
Falta de elasticidad en piel que se aprecia, por ejemplo, cuando uno la pellizca y no vuelve a su
sitio rápidamente.
Presión arterial baja.
Taquicardia o alteraciones en el ritmo cardiaco.
Escasa o ausente secreción de lágrimas.
Poca excreción de orina, la cual tiene color amarillo oscuro.
Es por ello que toda diarrea con sangre debe recibir la atención inmediata de un especialista desde
sus primeras manifestaciones, ya que “esperar a que se quite sola” o recurrir a remedios caseros
es exponer la vida del paciente a un riesgo innecesario, sobre todo cuando es menor de edad.
Mejor prevenir
Definitivamente, la mejor manera de hacer frente a la disentería es evitar su surgimiento, lo cual
se logra a través de las siguientes recomendaciones:
Consumir frutas y verduras perfectamente lavadas y desinfectadas con soluciones elaboradas para
tal fin.
Los alimentos preparados deberán estar perfectamente cocidos y elaborados con agua
desinfectada.
Evitar el consumo de alimentos en la vía pública o lugares con higiene dudosa.
Lavar las manos con frecuencia, especialmente después de ir al baño o antes de comer, y enseñar
este hábito a los pequeños.
Educar a los niños y bebés para que no lleven objetos a la boca.
Tomar únicamente agua desinfectada y/o hervida.
Mantener limpia la cocina y comedor para evitar la proliferación de insectos dañinos.
Llevar una alimentación rica y variada, que incluya fibra, vegetales y productos fermentados
como yogurt, ya que esto garantiza el equilibrio de la flora bacteriana (microorganismos que
habitan de manera natural en el colon y ayudan a la digestión) y la hace resistente a infecciones.
Al salir de vacaciones, evitar el contacto con la tierra en aquellos lugares donde pudiera haber
contacto con agua contaminada o heces de animales y seres humanos.
Toma en cuenta que el seguimiento de estas medidas permitirá que tu familia goce de buena salud,
además de que reducirá considerablemente el riesgo a exponerse a complicaciones severas, como
la deshidratación y enfermedades en hígado y riñones. Vale la pena el esfuerzo.

Disentería o Diarrea en bebés recién nacidos

Las heces normales del bebé son blandas y sueltas. Los recién nacidos tienen heces frecuentes, a veces
con cada comida. Por estas razones, usted puede tener problemas para saber cuándo su bebé tiene
diarrea.

Su bebé puede tener diarrea si usted observa cambios en las heces, tales como más heces de un
momento a otro; Posiblemente más de una defecación por comida o heces muy acuosas.

Causas de diarrea
La diarrea en los bebés generalmente no dura mucho tiempo. Casi siempre, es causada por un virus y
desaparece por sí sola. Su bebé también
podría tener diarrea con:

 Un cambio en la dieta del bebé o un


cambio en la dieta de la madre si está
amamantando.

 Uso de antibióticos por parte del bebé, o


de la madre si está amamantando.

 Una infección bacteriana. Su bebé


necesitará tomar antibióticos para
mejorar.

 Una infección parasitaria. Su bebé


necesitará tomar medicina para mejorar.

 Enfermedades raras como la fibrosis quística.


La diarrea causa deshidratación
Los bebés y los niños pequeños menores de 3 años pueden deshidratarse de manera rápida y
enfermarse realmente. Deshidratación significa que su bebé no tiene suficiente agua o líquidos. Vigile
a su bebé atentamente en busca signos de deshidratación, los cuales comprenden:

 Ojos secos y ausencia o pocas lágrimas al llorar

 Menos pañales mojados de lo habitual

 Menos activo de lo habitual, letárgico

 Irritable

 Resequedad en la boca

 Piel seca que no vuelve a su forma habitual después de pellizcarla

 Ojos hundidos
 Fontanelas hundidas (punto blando en la parte superior de la cabeza)

Cuidar a su bebé
Asegúrese de que su bebé obtenga muchos líquidos para que no se deshidrate.

 Siga dándole leche materna a su bebé si está amamantando. La leche materna ayuda a prevenir la
diarrea y su bebé se recuperará más rápido.

 Si usted está utilizando leche maternizada (fórmula), que sea sin diluir a menos que el proveedor de
atención médica le dé consejos diferentes.

Si su bebé todavía parece estar sediento después o entre comidas, hable con su proveedor respecto a
darle Pedialyte o Infalyte. Su proveedor puede recomendar estos líquidos adicionales que contienen
electrólitos.

 Pruebe dándole a su bebé 1 onza (2 cucharadas o 30 ml) de Pedialyte o Infalyte, cada 30 a 60 minutos.
No diluya el Pedialyte o Infalyte. No les dé bebidas para deportistas a los bebés.

 Pruebe dándole a su bebé una paleta de Pedialyte.

Si el niño vomita, dele sólo un poco de líquido a la vez. Comience con tan solo 1 cucharadita (5 ml)
de líquido cada 10 a 15 minutos. No le dé a su hijo alimentos sólidos cuando esté vomitando.

NO le dé a su bebé medicina contra la diarrea a menos que su proveedor le diga que está bien.

Alimentar a su bebé
Si su bebé empezó a tomar alimentos antes de que comenzara la diarrea, empiece con los alimentos
que sean fáciles de digerir para el estómago, tales como:

 Plátanos (bananos)

 Galletas saladas

 Tostada

 Pasta

 Cereal

No le dé a su bebé alimentos que empeoren la diarrea, tales como:

 Jugo de manzana

 Leche

 Alimentos fritos

 Jugo de fruta sin diluir

Prevenir la dermatitis del pañal


Su bebé puede sufrir dermatitis del pañal debido a la diarrea. Para prevenir esto:

 Cambie el pañal del bebé con frecuencia.


 Limpie las nalgas del bebé con agua. Reduzca el uso de toallitas para bebés mientras tenga diarrea.

 Deje que las nalgas del bebé se sequen al aire.

 Use cremas para pañales.

Lávese bien las manos para evitar que otras personas en su hogar se enfermen. La diarrea causada por
microbios se puede propagar fácilmente.

Cuándo llamar al médico


Llame al proveedor de su hijo si su bebé es recién nacido (menor de 3 meses) y tiene diarrea.

También llame si su hijo tiene signos de estar deshidratado, por ejemplo:

 Boca seca y pegajosa

 Sin lágrimas cuando llora

 No moja pañales durante 6 horas

Conozca las señales de que su bebé no está mejorando, como:

 Fiebre y diarrea que duran más de 2 a 3 días

 Más de 8 deposiciones en 8 horas

 Vómito que continúa durante más de 24 horas

 Diarrea que contiene sangre, moco o pus

 Su bebé está mucho menos activo de lo normal (no se sienta del todo ni mira a su alrededor)

 Parece tener dolor de estómago

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