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INTRODUCCION

El derecho penal ha tenido que ir que evolucionando a lo largo de toda su historia


puesto a que la sociedad ha ido creciendo, no solo en territorio, sino también en
número de personas, si hablamos en términos poblacionales. Desde la existencia
del ser humano en el mundo, este ha tenido que ir desarrollando su vida en
sociedades para solucionarse los problemas en los que se ha visto envuelto y, sobre
todo, para llegar a un bien que han tenido en común con todos sus participantes en
esta sociedad.

Ante el desarrollo o evolución de todas las sociedades y por lo tanto ante la


existencia de diferentes peligros evolutivos es que el derecho penal se ha visto en
la necesidad de adelantar sus barreras volitivas estableciendo, estos actos, como
una respuesta ante una problemática social que se ha ido expandiendo a lo largo
de los años debido a la sociedad cambiante.

Los delitos en común están de acuerdo al cuidado de la sociedad en su conjunto,


como son las personas, que podemos afirmar que de ahí deviene la seguridad
pública, ya que cabe resaltar que alguno no tiene el mínimo sentido del deber de
cuidado por lo cual comete este tipo penal y es penado más adelante.
Principalmente esto se debe abocar y estas tienden a garantizar el cumplimiento de
las leyes y la seguridad de las personas, podemos decir de esta manera que se
estará manteniendo el orden interno y preservando el orden externo de la sociedad,
que es establecido como garantía imperativa que está suscrito en la carta magna
de 1993 y por esto debemos estar inmersos en las leyes que nos tutelan en los
Delitos de Peligro.

(4) REYNA ALFARO, Luis Miguel. Primera Edicion. Junio 2004.Tomo II


Agradecimiento

Agradecemos en primer lugar a Dios por guiarnos en la elaboración de esta


monografía, a nuestros padres por ser nuestro motivo para seguir adelante en
nuestro proceso de formación académica.

Esta monografía ha sido un proceso de aprendizaje y experimentación


personal, que necesitó de la paciencia de mucha gente para llegar a buen
término. Por esto, agradecemos mucho a nuestra docente por guiarnos en el
desarrollo de este presente trabajo de investigación. También incitarnos en
nosotros una visión crítica de la realidad política y la justicia de nuestro país

Gracias, y esperamos aprovechar toda la información que nos ha brindado


hasta ahora.

(4) REYNA ALFARO, Luis Miguel. Primera Edicion. Junio 2004.Tomo II


INDICE

Dedicatoria
Introducción

CAPITULO I
1. EL PROBLEMA
1.1. PLANTEAMINETO DEL PROBLEMA
1.2. ENUNCIADO DEL PROBLEMA
1.3. OBEJTIVOS
1.3.1. OBJETIVO GENERAL
1.3.2. OBJETIVOS ESPECIFICOS
CAPITULO II
1. EL BIEN JURÍDICO Y TIPOS DE DELITOS DE PELIGRO

(4) REYNA ALFARO, Luis Miguel. Primera Edicion. Junio 2004.Tomo II


CAPITULO I
1. EL PROBLEMA

1.1. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA:

El derecho penal esta constituido por un conjunto de normas que tienen


como objeto prevenir delitos que puedan afectar a la sociedad.

En tal manera la dogmática penal ha diseñado delitos que requieren


resultados a los que se le denomina delitos materiales, junto a ellas
también están las denominadas conductas que ponen en peligro al bien
jurídico, en el cual el principio de lesividad está ligado conjuntamente
con esta.

A estas conductas que ponen en riesgo el bien jurídico se les denomina


delitos de peligro que pueden ser reales o concretos y también
abstractos.

En cuanto a tipos penales, se distinguen distintas categorías según la


forma en que se ataque el bien jurídico. Así, habrá tipos de lesión
cuando exista una efectiva destrucción o disminución y, otros, donde
será suficiente la
constatación de que el bien jurídico haya sido puesto en peligro.
Existirán acciones que se criminalizan antes de que se concrete en una
lesión, como el caso de la tentativa. Sin embargo, el problema está dado
sobre la clase de peligro, es decir, sobre la forma en que se exprese, ya
sea como una acción peligrosa o una acción que ponga en riesgo al
bien jurídico. Este último supuesto, de peligro concreto, no ofrece
mayores inconvenientes, ya que es verificable en el plano objetivo. El
problema radica con los denominados delitos de peligro abstracto, en
los cuales se sanciona una conducta que es intrínsecamente peligrosa,
cuestionándose que esa acción todavía no afectó ningún bien jurídico
y, por tanto, su punibilidad resulta de un adelantamiento a etapas
previas y, por ende, ausentes de lesividad.

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Esto llevó a pensar que solamente hay un derecho penal de lesión y,
hasta tanto aquella acción peligrosa no se concrete por vía de la
causalidad en un resultado lesivo, queda amparado bajo el principio de
reserva. Pero vista de este modo a la lesión, como algo material y
tangible nos lleva a limitar el concepto de bien jurídico que antes
definimos de manera amplia, quedando de lado aquellos que, por su
característica inmaterial, resultan muy difíciles de objetivar. En algunos
bienes jurídicos será sencillo poder establecer el límite entre una
disminución o una anulación de esa relación de disponibilidad, ejemplo,
la vida, el patrimonio, la salud.
Pero existen otros tantos bienes jurídicos en los cuales resulta muy
difícil establecer esa marca. Ejemplo: el medio ambiente, la seguridad.
En realidad, los delitos de peligro son en sí mismos supuestos de tipos
penales en los que la mera comprobación de la conducta condiciona la
afectación del bien jurídico. Lo que se castiga no es lo que pudiera haber
ocurrido, no se trata de castigar una mera probabilidad de ocurrencia
de un evento dañoso, sino que lo que se castiga es que la conducta es
intrínsecamente peligrosa. Lo que desvalora el legislador es la conducta
peligrosa, no lo que pudo haber ocurrido, a partir de ella.
Por eso, en cualquier caso, más allá de la técnica legislativa con que el
tipo penal está redactado, será tarea del juez determinar si en el caso
concreto se afectó el bien jurídico, por lesión o por peligro. Los criterios
de lesividad siempre deben guardar relación con el hecho concreto.
El problema del peligro es que no se trata de punir lo posible e incierto
sino que las acciones con esa característica, peligrosas, pueden
lesionar de un modo concreto al bien jurídico, pero que deberá relevarse
en cada caso concreto, más allá de la forma elegida por el legislador
para redactar la norma, como acción peligrosa o como acción con
componente lesivo, en ambos casos el peligro debe verificarse de
manera objetiva, y, también establecer que ha mediado una disminución

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en la relación de disponibilidad producto de ese peligro con el bien
jurídico.

1.2. ENUNCIADO DEL PROBLEMA


Desde la perspectiva Político-Criminal en que se justifica la existencia
de los delitos de peligro.

1.3. OBJETIVOS

1.3.1. OBJETIVO GENERAL


Determinar desde la perspectiva Político-criminal en que se justifica
la existencia de los delitos de peligro.

1.3.2. OBJETIVOS ESPECIFICOS


1.3.2.1. Analizar la clasificación de los delitos de peligro teniendo la
en cuenta relación entre conducta y bien jurídico.
1.3.2.2. Estudiar dogmáticamente los delitos abstractos y concretos.

1.3.2.3. Determinar la relación existente entre el principio de lesividad


y los delitos de peligro.

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Capitulo II

1. El bien jurídico y tipos de delitos de peligro

Tengo que hacer mención primero sobre el principio de Lesividad para


poder entrar en si a lo que es el bien jurídico.
El principio de lesividad suele sintetizarse en el tradicional aforismo
liberal “no hay delito sin daño”, que traducido al lenguaje actual equivale
a la inexistencia de la conducta punible sin amenaza concreta o real, o
daño para el bien jurídico.
En la actualidad se entiende en dos sentidos distintos: el primero desde
un punto de vista político-criminal, como lo que merece ser protegido
por el derecho penal en el marco de una sociedad democrática, y el
segundo desde el ángulo dogmático, como el objetivo efectivamente
tutelado por las normas vulneradas en concreto o como dice la ley, el
“bien jurídico tutelado”. Ambas nociones están íntimamente ligadas,
pues el derecho positivo se inspira en determinado ideales de donde
surge que el concepto político criminal tiende a poseer un contenido
muy cercano al dogmático, para quien sostenga la misma concepción
político criminal que inspira el derecho penal vigente, y al contrario.1
Ahora bien, cuando se habla del bien “jurídico “se hace referencia a
determinados valores sociales que, según la opinión del legislador,
merecen especial protección, el ambiente, el orden económico-social,
etc. Esta noción fue acuñada en 1834 por BIRNBAUM (1792-1872),
para quien los bienes jurídicos se encontraban más allá del derecho,
eran trascendentes, pues habían sido dados por la naturaleza y el
desarrollo social, y el estado y el derecho se obligaban a reconocerlos;
de esta manera, se entendía tal idea como toda lesión o puesta en

1
MIRG PUING Santiago, Introducción a las bases del derecho penal, 2da edición

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peligro de un bien garantizado por el estado e imputable a la voluntad
humana, que era producto de la concepción según la cual el hombre es
el bien supremo.2
Al decir de RUDHOLPHI, solo se justifica cuando es necesario para
proteger las condiciones de vida de una sociedad que se estructura
sobre la base de la libertad de las personas. Pero, esta función política
no puede ser vista como legitimante del bien jurídico porque abriría el
camino a una criminalización ilimitada.3
En vez, el Estado debe valerse del concepto de bien jurídico como
limitador del poder punitivo para criminalizar sólo ciertas acciones que
puedan afectarlo por lesión directa o por peligro. Ello debe ser siempre
así porque del universo de normas surgen los bienes que el Estado
protege, por lo tanto, debemos despojarnos de la idea de que el derecho
penal es creador de bienes porque su función debe limitarse a captar
acciones que puedan de algún modo llegar a lesionarlo anunciándole
un castigo.
Una versión de M. MARX (1972), para quien el bien jurídico equivale
aquellos presupuestos que la persona necesita para su propia
realización en la vida social, entre los que se mencionan, en primer
lugar, la vida humana y la salud, etc. A los que se añaden los de índole
material (medios de subsistencia, alimentación, etc.), e ideales que
permiten la afirmación de la personalidad y su desarrollo (el honor, la
libertad individual, el pudor, etc.). Al lado de estos recursos existenciales
mínimos, o bienes jurídicos individuales, existen otros de carácter
humanitario, estatal o colectivo como la salud pública, el orden
económico-social, la organización social, etc.
Según esta postura, que entiende que el bien jurídico tanto en sentido
formal como material, el fin del derecho coincide con el encomendado
al estado: la dignidad humana, que no en vano aparece como el

2
BIRNBAUM Johann Franz, sobre la necesidad de una lesión de derechos para el concepto de delito, 2010.
3
RUDOLPHI Hans Joachim, Los diferentes aspectos del bien jurídico, Nuevo Pensamiento Penal, 1975.

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postulado básico de ley fundamental en el estado democrático de
derecho, por lo que es fácil reconducir todos los bienes jurídicos a la
constitución, cuyo cometido es proteger al hombre. Aunque desde una
perspectiva funcionalista moderada, también podría calificarse como
concepto constitucional de bien jurídico, para quien los bienes jurídicos
son circunstancias dadas o finalidades que son útiles para el individuo
y su libre desarrollo en el marco de un sistema social global,
estructurado sobre la base de esa concepción de los fines o para el
funcionamiento del propio sistema.

2. DELITOS DE PELIGRO:

Antes de todo tenemos que establecer que los delitos de peligro


constituyen un adelantamiento de la barrera a penal a momentos
previos a una lesión, en aquellos ámbitos en los que la experiencia ha
permitido tipificar, los límites de la norma de cuidado. En caso contrario
(cuando no sea posible determinar tales límites), el legislador ha optado
por tipificar la producción imprudente de efectos no deseados, lo que
corresponde a la posición doctrinal mayoritaria.
Hay que tener en cuenta una clara diferencia que existe con respecto a
los términos peligro y lesión en los cuales cabe resaltar la primera gran
diferencia entre lo que es la afectación por medio de la intensidad del
ataque que ha sufrido el bien jurídico. En este punto podemos citar a
Marino Barbero Santos entiende que en los delitos de lesión se produce
un menoscabo o destrucción del bien jurídico, en tanto que los delitos
de peligro se situarían en un momento anterior a dicha lesión y por otro
lado Santiago Mir Puig nos da a entender que es un resultado, que
constituye la proximidad a la lesión del bien jurídico.
En la clasificación de los tipos normalmente se distingue entre delitos
de resultado y delitos de peligro. En aquellos se exige la lesión del

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objeto de la acción, que ha de ser un objeto material cuya lesión es
imputable objetivamente la acción del autor. Por el contrario, en los
delitos de peligro basta con que se ponga en peligro un bien
jurídicamente protegido, sin que se exija que exista lesión de una
persona o de un objeto material. Los delitos de peligro, a su vez, pueden
ser de peligro concreto o de peligro abstracto. En los primeros, esto es,
en los delitos de peligro concreto, el peligro generado por la acciona de
ser adecuado y suficiente, al menos para producir la lesión del objeto
protegido, de manera que pueda constatarse en el caso concreto el
sobre el objeto el objeto; ha de existir, por consiguiente, un peligro que
genera la posibilidad concreta de lesión de un determinado objeto. En
los delitos de peligro abstracto, basta con que la acción genere un
peligro general en relación con unas determinadas personas u objetos
materiales protegidos. En estos supuestos no es preciso que exista una
posibilidad concreta de producir la lesión, si no es preciso que exista
una posibilidad concreta de producir la lesión, sino que es suficiente con
que se realice la acción, que ya con carácter general se ha estimado
por el legislador adecuada para la generación de un peligro. No
obstante, una parte de la doctrina considera que se debe excluir la
adecuación típica, en la relación con la posibilidad de la tentativa en los
delitos de peligro, ya que la doctrina los distingue4.

2.1. Delitos de Peligro abstracto:

Una vez establecido el concepto de lo que tiende a tratar los


peligros de delito tenemos que mencionar un subtema muy
importante como el delito de peligro abstracto. En el que
tenemos que establecer que el peligro es únicamente la Ratio
Legis, ósea, tiene que tener una "razón legal", en el cual le
otorgamos el concepto de fundamento que debe inspirar el

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contenido y alcance de las normas jurídicas que componen el
Derecho positivo, es decir, se tiene que saber o tener en cuenta
el motivo que indujo al legislador a crear la figura delictiva. En
la cual se castigan ciertas conductas porque generalmente
llevan consigo el peligro de un bien jurídico. Hay que establecer,
algo puntual, peligro no es aquí un elemento del tipo y el delito
queda consumado, aunque en el hecho concreto se haya
producido una acción, pero no un resultado contra el bien
jurídico protegido. Citando una normativa extranjera podemos
tomar el ejemplo del código civil español, en donde se establece
que un delito de peligro abstracto se da, por ejemplo, dentro de
los delitos contra la seguridad del tráfico, esto tomando en
cuenta la acción de conducir un vehículo automotor o un
ciclomotor bajo la influencia de drogas tóxicas, estupefacientes,
sustancias psicotrópicas o de bebidas alcohólicas establecido
en su art. 379. Son también delitos de peligro abstracto, dentro
de los delitos contra la Administración Pública, por ejemplo, los
de cohecho tipificado en su art. 419. y el tráfico de influencias
en el art. 428 y, dentro de los delitos contra la Administración
de Justicia, el de falso testimonio (arts. 458-461).
Una vez ya tratado el concepto de los delitos de peligro
abstracto tenemos que expresar que estos constan de ciertos
caracteres, como prerrequisitos para su validación, la primera a
mencionar seria la presunción en contra del imputado, en la que
se trata de una presunción iure et de iure (aquella que se
establece por ley y no permite probar que el hecho o situación
que se presume es falso), en contra de la persona que ha
cometido el delito creada por el legislador, que no admite
prueba en contrario. De este modo la conducta contemplada
típicamente por el legislador, dogmáticamente encierra un
peligro que se presume abstractamente, porque así lo estima y

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no es materia de discusión, aun cuando su producción de un
resultado en el caso concreto sea totalmente remota. En ellos
el peligro no es un elemento típico, sino es un simple motivo del
legislador para la tipificación de la acción sobre la base de una
acción de “peligrosidad general” de la misma demostrada
estadísticamente. Para entonces se acude a definir o investigar
típicamente actividades que tuvieron trascendencia con
anterioridad a la concurrencia de otras circunstancias típicas y
que verdaderamente fueron o podrían ser, en el futuro, lesivas,
las cuales generalmente significan el medio para la concreción
de los hechos establecidos nuclearmente, es decir actos
preparatorios, que incluso pueden no serlo, en el cual solo lo
sabría el sujeto activo. Por esta razón se punibiliza la tenencia
o posesión de elementos que pueden dar ocasión al
acaecimiento de otros hechos más graves y que sí dañan
bienes jurídicos, y el legislador ex ante, presumiendo que por la
sola circunstancia de contar el individuo con tales objetos
peligrosos, cometerá tales hecho, buscando con criterios
políticos criminales utilizar el derecho penal para lograr la
eficacia del sistema, degradando la misma Constitución y las
garantías que de ella surgen.

2.2. DELITO DE PELIGRO COMUN:

El delito de Peligro Común lo podemos establecer como una


serie de actos, o mejor dicho delitos, que tienden a realizar de
manera frecuente por la población , un claro ejemplo es el de
conducción en estado de ebriedad al ser visto que es muy
frecuente su comisión, los legisladores han dado una Ley que
contiene penas un poco más severas, pero no drásticas, dado
a que a pesar de la publicación de la Ley N° 29439 la comisión

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del delito en comento no ha disminuido más al contrario
parece que sea incrementado, lo que a mi parecer se debe tal
vez a la permisibilidad de la ley penal en esta clase de delito
que inclusive permite que se aplique el Principio de
Oportunidad, cuando por ser un delito que pone en riesgo a la
sociedad no debe tener este tipo de privilegio sino debe ser
más drástica en caso de reincidencia. El delito de Peligro
Común – Conducción en Estado de Ebriedad, se encuentra
regulado y penado en el Artículo 274 del Código Penal[1] y
que textualmente dice: “El que encontrándose en estado de
ebriedad, con presencia de alcohol en la sangre en proporción
mayor de 0.5 gramos-litro, o bajo el efecto de drogas tóxicas,
estupefacientes, sustancias psicotrópicas o sintéticas,
conduce, opera o maniobra vehículo motorizado, será
reprimido con pena privativa de la libertad no menor de seis
meses ni mayor de dos años o con prestación de servicios
comunitarios de cincuenta y dos a ciento cuatro jornadas e
inhabilitación, conforme al artículo 36 inciso 7). Cuando el
agente presta servicios de transporte público de pasajeros,
mercancías o carga en general, encontrándose en estado de
ebriedad, con presencia de alcohol en la sangre en proporción
superior de 0.25 gramos-litro, o bajo el efecto de drogas
tóxicas, estupefacientes, sustancias psicotrópicas o sintéticas,
la pena privativa de libertad será no menor de uno ni mayor de
tres años o con prestación de servicios comunitarios de
setenta a ciento cuarenta jornadas e inhabilitación conforme al
artículo 36, inciso 7)."

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2.3. DELITOS DE PELIGRO CONCRETO:

En los delitos de peligro concreto, en cambio, el peligro del


bien jurídico es un elemento del tipo, de modo que el delito
queda sólo consumado cuando se ha producido realmente el
peligro del bien jurídico. Desde el punto de vista dogmático,
los delitos de peligro concreto son delitos de resultado. Un
delito de peligro concreto, en el Código penal español, es el
de conducción temeraria del artículo 381: «El que condujere
un vehículo de motor o un ciclomotor con temeridad
manifiesta y pusiera en concreto peligro la vida o la integridad
corporal de las personas». Son también delitos de peligro
concreto, dentro de los delitos contra la salud pública, los de
los artículos 361 y 362, referentes a la expendición o
fabricación de medicamentos defectuosos. Existen también
delitos calificados por un resultado de peligro concreto. Este
es el caso, en nuestro Código, del abandono de un menor de
edad o de un incapaz «cuando por las circunstancias del
abandono se haya puesto en concreto peligro la vida, salud,
integridad física o libertad sexual del menor de edad o del
incapaz» (art. 229.3).

REVISTA DE DERECHO PENAL Y CRIMINOLOGÍA, 2. a Época, n.° 10 (2002), págs. 47-72

Conferencia pronunciada en el Tercer Congreso Internacional de Derecho Penal, organizado por el Centro de
Estudios de Política Criminal y Ciencias Penales, A.C., sobre «Las implicaciones dogmáticas y político-
criminales del proceso de globalización y de la internacionalización del Derecho Penal», celebrado en la Ciudad
de México D.F., del 22 al 26 de abril de 2002.

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