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UN GRAN DÍA
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UN GRAN DÍA
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Proemio
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CUENTOS
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Mujer en todo su esplendor
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Una memoria emborrachada
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También recuerdo que terminamos con un parte de Carabineros
por beber en la vía pública. Lo más raro de todo esto es que no
sé cómo no amanecimos en los calabozos de la comisaría por
estar bebiendo o, en el peor de los casos, en el hospital de la
golpiza que de no ser por los Carabineros que nos salvaron,
supongo yo, nos debieron haber dado el grupo de neonazis. Lo
importante es que seguíamos los cuatro aún camino a nuestras
casas.
Al rato de seguir caminando y dejar todo este altercado en
segundo plano, a la altura de Avenida Matta y nuevamente en
Irarrázabal, Marcelo se puso a vomitar. Me extrañé y le
pregunté qué le pasaba. Me explicó que era porque antes de
venir al bar le habían diagnosticado una úlcera, y al parecer
estaba mal de eso. En todo caso dudo que haya sido por eso,
creo que era por el alcohol, a pesar de que tomó poco. En todo
caso, bastante imbécil de su parte beber alcohol teniendo una
úlcera.
Al pasar alrededor de una hora más de caminata llegamos al
Estadio Nacional, en el cual nos topamos con un grupo de
hinchas de la Universidad de Chile que recién venían saliendo
de un afterhour ya que la noche del día anterior su equipo le
había ganado a Santiago Wanderers. Fue en ese entonces que
me enteré que Marcelo era Wanderino de corazón, así que les
ofreció pelea. Fue una mala decisión de su parte, ya que ellos
eran siete y nosotros dos, puesto que Tomás al primer grito de
guerra salía corriendo y Adrián y Marcelo por las condiciones
en las que se encontraban valían un medio cada uno. Entre dos
tipos agarraron a Marcelo y empezaron a golpearlo. Tomás
estaba estupefacto mirando hacia todos lados dando vueltas al
lado de un paradero del Transantiago. No contaron que estaba
mal del estómago, les vomitó encima de todos mientras lo
golpeaban. En ese momento, Adrián aparece por detrás de los
tipos golpeándolos con su muleta, dejando en la lona a casi la
mitad de los tipos. Cuando el resto se fue a defender, éste les
propinó patadas y puñetazos uno por uno. Le pregunté que qué
había sucedido con su pie, ya que se suponía que tenía un
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esguince, a lo que me responde que con el alcohol se le pasa el
dolor y le da por recordar que años atrás había sido cinturón
naranjo de karate.
Levantamos entre los dos a Marcelo, y cuando nos
disponíamos a seguir caminando, nos dimos cuenta que Tomás
estaba hablando por celular. Me acerqué a él y le pregunté con
quién hablaba, a lo cual me respondió que con su papá. Al
parecer ya había recobrado la memoria. Cuando colgó nos dijo
que su memoria volvió cuando vio la escultura del pilucho, al
recordar que todos los días pasa por allí con su papá cuando
éste lo pasa a dejar en su auto a la universidad. Le preguntamos
que qué hacía hablando con su padre. Haber sabido que el
trabajo que había conseguido era de conductor de radiotaxi en
Rodrigo de Araya y que él con su hijo tenían plan para hablar
gratis en sus celulares, nos hubiésemos ahorrado treinta mil
pesos de un parte, un par de ojos morados por defender a unos
travestis, una golpiza a causa del fútbol y un par de vómitos en
medio de la calle. A los pocos minutos el papá de Tomás llegó
a buscarnos. Nos dejó en nuestras respectivas casas y volvió a
su trabajo.
A la mañana siguiente llamé a los chicos para saber cómo
estaban: Marcelo amaneció mejor del estómago, me dijo que
se tomó un Omeprazol y se mejoró a las horas; Tomás salió con
su padre al médico por el tema de su amnesia cuando bebe
alcohol; Adrián amaneció con un dolor intenso en su pie, al
parecer se le cortó un ligamento, y también partió al médico;
Yo amanecí con un ojo morado y una resaca de niveles
interestelares.
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La sombra del deambulante
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Desde un agujero en el techo del templo, por donde se podían
apreciar haces de luz en todas direcciones, se oyeron dos voces,
una masculina y otra femenina, ambas hablando al unísono.
Indicó a las sombras que dejaran al tipo.
-¿Quién eres y qué quieres?- dijeron las voces.
-Mi nombre es Wander. Vengo porque he escuchado que
puedes hacerme un favor. ¿Eres tú Dormin?
-Nosotros somos Dormin. ¿De qué favor hablas?
-He escuchado que puedes revivir a los muertos. ¿Es eso
cierto?
-Escuchas bien, podemos hacerlo, a cambio de un pequeño
precio.
-Lo que sea para poder revivir a la chica que está allá acostada.
-¿Ves las estatuas del corredor? Son estatuas que representan a
los colosos que habitan estas tierras. Debes, guiado por tu
espada, destruir a cada uno de ellos. Cumplido esto, yo
cumpliré con mi parte del trato.
-¿Guiado por mi espada?
En ese momento Wander desenfundó su espada. Un haz de luz
cayó en ella y le indicó el camino a seguir.
-Pues bien, no queda más que hacer aquí. ¡Agro! -gritó
Wander.
Agro llegó corriendo donde estaba. Wander subió a su lomo y
emprendió el viaje hacia el primer coloso.
Al llegar al lugar donde le indicaba la luz reflejada por su
espada, se bajó de Agro y empezó a escalar las murallas. Al
llegar a la cima y avanzar unos pasos, vio al primero de
dieciséis de los cuales serían sus enemigos. Un coloso de por
lo menos 20 metros de altura con un mazo en una de sus manos.
Wander no sabía qué hacer, hasta que las voces de Dormin le
susurraron al oído.
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-Estos monstruos tienen puntos débiles, guiado por tu espada
puedes saben en dónde se encuentran.
Wander sacó su espada y nuevamente el haz de luz le indicó la
pantorrilla izquierda del coloso. Tomó su arco y flecha y le dio
un disparo para llamar su atención. Al sentir el coloso que
alguien estaba cerca, fue en busca de él para matarlo. Wander
se armó de valor y fue corriendo hacia su pierna izquierda. Una
luz azul se reflejaba en su pantorrilla. Wander afirmado de los
pelos de ésta, enterró su espada en él. El coloso cayó de rodillas
y Wander subió a su espalda. El coloso al pararse se sacudía
intentando hacer que quien intentaba matarlo cayera, pero
Wander era fuerte y no se soltaba. Al llegar a su cabeza un gran
símbolo iluminado azul se veía en su cráneo. Wander, valido
de su espada, con todas sus fuerzas le propinó tres estocadas en
su cráneo. Salía sangre negra a borbotones desde las heridas.
El coloso, debilitado, cayó muerto al suelo. Una sombra
empezó a rodearlo y su cuerpo se hizo de piedra, mientras un
tipo de sombras con forma de serpiente salían desde ellas.
Wander veía el montón de rocas que imitaban el cadáver del ya
muerto coloso, cuando estas sombras se dirigieron a él y
entraron a su cuerpo. Wander cayó al suelo y perdió la
conciencia.
Al despertar, se dio cuenta que estaba en el templo, y que la
primera estatua, la cual correspondía al primer coloso estaba
hecha añicos. Las voces de Dormin le hablaron nuevamente.
-Vuestro siguiente oponente es... En una caverna cercana a la
playa se mueve lentamente... eleva vuestro coraje, y derrótalo.
No oyó más palabras y nuevamente emprendió el viaje en el
lomo de Agro valido de su espada, arco, flecha y su gran valor.
Poco a poco fue matando a los colosos que habitaban las tierras
desiertas, en las cuales sólo habitaban lagartijas y águilas. Para
cada coloso debía valerse de diferentes formas para poder
matarlos, En algunos casos debía usar su entorno para su
beneficio. Algunos fueron más fáciles de matar y otros más
difíciles. Algunos fueron más fáciles de encontrar que otros.
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No todos tenían forma de humanos, algunos tenían forma de
aves, toros, serpientes y otras formas más. No todos estaban en
la tierra, algunos estaban en el mar e incluso en el aire. No
todos estaban al aire libre, algunos estaban en templos,
ciudades abandonadas, lagos, praderas, desiertos, geysers y
muchos lugares más. Para algunos casos Wander necesitó la
ayuda de Agro, ya que solo no lo lograría. Pero hubo otros
casos en los que Agro no le pudo hacer compañía al no estar
apto el terreno para avanzar con él.
Mientras todo esto sucedía, un chamán llamado Lord Emon
presintió que algo malo estaba por ocurrir en las tierras
prohibidas, cuando se dio cuenta que Dormin estaba
haciéndose más y más fuerte. Él junto a su pequeño escuadrón
emprendieron el viaje a estas tierras de nadie para detener la
tragedia.
Al matar al penúltimo coloso y nuevamente despertar en el
templo, Dormin le habló a Wander.
-Finalmente, el último coloso... el ritual está pronto a acabar, el
deseo está próximo a ser cumplido, pero ahora alguien
amenaza con entrometerse. Date prisa, pues el tiempo, es
corto...
Wander estaba pálido y muy delgado. Cada vez que iba
matando a los colosos su figura iba empeorando. Armado de
valor, sabiendo que estaba a sólo un paso de lograr su deseo,
subió al lomo de Agro y fue rumbo a lo que sería el fin de todo.
Al llegar, se topó con una puerta muy grande con una esfera en
ella que emitía luz. Con su espada iluminó esta esfera. La
puerta se abrió lentamente y avanzó junto a Agro. Al subir unas
escaleras, se encontró con un puente que tenía un aspecto de
estar muy frágil. Lo cruzó a toda velocidad montado en Agro.
Pero al pasar el puente se empieza a desmoronar. Al llegar al
final, Agro da un salto, pero la placa de piedra en la que cae se
destruye. Wander alcanza a saltar, pero Agro cae al río que
estaba al fondo del cañón.
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Wander, con mucha impotencia, continúa su camino. Al pasar
un túnel se empiezan a oír rayos. De un momento a otro
empezó una tormenta. Llegó al lugar donde se encontraba el
último coloso. Debía medir como mínimo 100 metros. Estaba
muy lejos de él, y lo amenazaba lanzándole rayos que movían
toda la tierra al impactar con ésta. Al llegar a él, empezó a
escalarlo. Finalmente, luego de una escalada bastante
cansadora, llegó a su cabeza. Le dio cinco estocadas con su
espada y el último coloso cayó muerto. Las sombras entraron
en su cuerpo y cayó inconsciente al suelo.
Cuando Lord Emon llegó al templo, vio la última estatua en el
corredor, la cual correspondía al último coloso, destruido. Lord
Emon se temió lo peor. Él y su escuadrón se acercaron a Mono,
quien seguía acostada sobre la piedra. Cuando se dieron vuelta,
vieron a Wander recostado en el suelo. Su espada cayó desde
el agujero en el techo y se enterró unos cuantos metros más allá
de él. Wander se levantó y se dirigió hacia Mono. Tenía un
aspecto demoníaco, le habían crecido unos pequeños cuernos
y tenía la piel totalmente pálida. Lord Emon dio la orden que
le dispararan. Uno de sus hombres tomó su ballesta y le dio en
su muslo derecho, cayendo al suelo. Luego, otro de los
hombres tomó la espada, y mirándolo con pena, se la enterró
en el pecho. Tal cual un coloso, empezó a salir sangre negra
por montones de su pecho. Pero en vez de morir, Wander se
levantó, sacó la espada de su pecho y les habló, pero no con su
voz de siempre, sino con la voz de Dormin.
-Este chico ha muerto para poder revivirnos. Ha restituido las
dieciséis partes de nuestra alma. Ahora nosotros tomaremos su
cuerpo para poder destruirlos a ustedes.
Las sombras se apoderaron del cuerpo de Wander, ahora
poseído por Dormin. Empezó a crecer tanto hasta tomar la
forma de un coloso con forma de humano con unos cuernos
gigantes. Lord Emon y sus hombres decidieron arrancar,
mientras Dormin los atacaba. Uno de los hombres del
escuadrón le entregó la espada de Wander a Lord Emon.
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-Ojalá esto nunca vuelva a ocurrir- dijo Lord Emon, lanzando
la espada desde lo alto del camino en espiral hacia la pileta.
Al caer ésta en la pileta, una luz blanca iluminó todo el templo
y empezó a absorber a Dormin. Lord Emon, asustado, subió a
su caballo y empezó a arrancar junto a sus hombres. Dormin,
que ahora tenía la forma de Wander, miró a Mono y empezó a
caminar hacia ella, como si Wander fuese quien aún dominaba
ese cuerpo. Pero las ráfagas de viento que lo conducían hacia
la pileta eran aún más fuertes. Finalmente, el cuerpo de Wander
fue absorbido.
Al salir Lord Emon y sus hombres por el puente de piedra, éste
comenzó a destruirse. Casi pisándoles los talones, lograron
llegar a la salida. Lord Emon, mirando el valle, el puente
destruido y el templo en el fondo, se lamentó.
-Wander, si sobreviviste a la furia de Dormin, espero te des
cuenta del daño que le hiciste a la humanidad.
Dicho esto, Lord Emon y sus hombres se marcharon.
Mientras tanto, en el templo, Mono empieza a despertar.
Dormin había cumplido su parte del trato. A su lado aparece
Agro, quien no había muerto, pero una de sus patas traseras
estaba rota. Apenas caminando, Mono empieza a ver el templo,
con los escombros de lo que alguna vez fueron estatuas. Al
llegar a la pileta, esta vez seca, encontró a un bebé desnudo con
pequeños cuernos en su cabeza. Lo tomó en sus brazos, siguió
explorando el lugar y subió por el camino en espiral. Al llegar
a la cima, vio el puente destruido y un pequeño camino a su
derecha. Siguiendo por el camino llegó hasta un jardín en el
cual había árboles de los más variados, las aves cantaban y
había un pequeño ciervo, el cual se acercó y le lamió la frente
al pequeño bebé.
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La desdicha de Arturo
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La gente que pasaba alrededor vio lo que ocurrió. Todos
quedaron mirando fijamente a Arturo. Cuando de pronto,
arrepentido, éste se puso a llorar.
-¿Arturo? ¿Llorando? No lo asimilo…- Replicaba la gente
-Lo debe estar haciendo para que creamos que tiene
sentimientos…- Decían otros
Arturo, con vergüenza, salió corriendo hacia la plaza para
llorar, cuando de pronto se fija en el vagabundo al que
anteriormente le había regalado la almohada, la cual ya no
tenía.
-¿Qué le pasó a tu almohada- Le preguntó acercándose a él.
-Otro vagabundo me la ha robado.
Arturo, pensando en su acción anterior, le devuelve el diamante
que antes le había entregado él.
-¿Por qué me lo devuelves?
-Porque así serás feliz. Y tú al ser feliz yo soy feliz.
Con valor partió donde el ciego. Veía que la gente que pasaba
al frente de él no se daba ni cuenta de su cartel. Con pena y
esperanza a la vez, se dirigió al cartel del ciego y se lo cambia.
El ciego, enojado, le intenta detener al pensar que le robaban,
pero no lo logra. Con el nuevo cartel, la gente se detenía a leer
la bella frase que salía en él, y se preocupaban de darle dinero.
El ciego nunca se enteró qué es lo que decía, la cual era una de
las más bellas frases que Arturo se pudo haber imaginado, la
cual decía: “Hoy es primavera, y no puedo ver las flores”.
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Gol de último minuto
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-¿Qu… Qué ha pasado?- le pregunté a la mujer que ya se
secaba las lágrimas.
-Han detenido a mi hijo por un supuesto asesinato.
No podía creer que Alonso hubiese hecho tal acto.
-Fue ayer, cuando fue a comprar las entradas para el partido-
me dijo entre sollozos.
-No se preocupe- le dije-, todo estará bien…
Semanas después supe que estaba detenido en el calabozo de
la comisaría de la comuna esperando a que el juez del caso
diera su veredicto. Tres semanas después fue el día del juicio.
Fui a verlo para brindarle un poco de apoyo Tenía esperanzas
que pudiera salir libre. Todo iba de mal en peor. Cada vez más
había evidencias que lo inculpaban. Era un encarcelamiento
casi seguro. Muchos rumores corrían que le podrían dar hasta
cinco años y un día en la cárcel. Pero no. Hubo una evidencia
que lo exhumó de todos sus cargos. Un vídeo casero que habían
encontrado hace pocas horas de un testigo del asesinato que
dejaba en claro que él no era el asesino, que era otro tipo quien
había dado la puñalada certera. Se veía a Alonso en el vídeo
muy cerca. Tal vez por eso la gente que lo incriminó dijo que
fue él el asesino. Pero ya no importaba quién era el asesino para
nosotros. Alonso estaba libre. Al día siguiente lo soltaron. Fu a
retirarlo de la comisaría con su madre. A la hora de espera
salió. Me miró con cara extraña al verme con dos boletos.
-Arturo, ¿dónde vamos?- me dijo.
-Al estadio. El equipo salió cuarto en la liga y luego de los play-
offs ha llegado a la final. Hoy es el partido definitivo.
-Pero… ¿Y mi camiseta?
Saqué de un bolso que andaba trayendo la camiseta de Alonso,
esa camiseta blanca, azul y roja, esa con la que había pasado
tantas alegrías y penas. Tantos sentimientos efímeros y
duraderos. Tan alegre, me dijo:
-¡Y qué hacemos perdiendo el tiempo aquí! ¡Vamos al estadio!
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-Jugamos contra Comunal Pirque la final.
-¡Les vamos a volar el orto a esos weones malos!
-¡Así se habla!
-¡Vamos tricolor! ¡Que tenemos que ganar! ¡Los paininos
locos! ¡A Pirque vamo’a masacrar!- nos fuimos gritando a todo
volumen en el auto de su madre alentando al Tricolor de Paine.
24
Como los que siempre escribe
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La carrera
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El malagradecido
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familia de tener una. Los adolescentes, como lo fueron alguna
vez tus padres biológicos, tienen relaciones sin tomar las
suficientes precauciones, y al momento de quedar embarazada
la mujer, no tienen pudor en abortar.
-Pero dime, ¿tú conoces a mis padres biológicos?
-Tus padres biológicos son mi sobrino, o sea, tu primo, y su
novia. Fue una coincidencia inmensa saber que el hijo de mi
cuñada fue quien te abandonó. No lo supe hasta hace dos o tres
años. Toma, aquí tienes la dirección, por si no la sabes. Si
quieres, puedes ir a verlos, ahí verás lo que haces.
El hijo tomó las llaves del auto y se dirigió a la dirección
indicada en el papel que su madre le dio. Estaba obnubilado
por sus pensamientos, evitaba a toda costa convencerse de lo
que había dicho su madre, quería sólo él tener la razón. No
había ido a la casa de su primo antes, éste tenía dieciséis años
más que él, lo que calzaba con lo que le había mencionado su
madre. Al momento de llegar a la esquina de la calle en la que
se encontraba la casa indicada, vio desde allí a su primo
subiéndose a un auto junto a su novia y dos niños pequeños. Se
veían alegres, como si jamás en sus vidas hubieran pasado por
un momento trágico. Los niños no superaban los cuatro años
de edad, y de sus bocas se veían gesticular varias veces la
palabra “papá”. El chico comprendió en ese momento que todo
lo que su madre le había mencionado sobre ellos era totalmente
cierto. Vio que su primo y su novia eran felices junto a sus hijos
sólo por el hecho de haber nacido en un momento adecuado,
no como él, quien fue sólo “un error”.
Se sentía avergonzado, creía que son sería capaz de volver a
ver a su madre a los ojos por lo menos en unos días. Creía que
definitivamente había defraudado a su padre por las palabras
que dijo a su madre. Decidió ir a la casa de su novia para
desahogarse un momento y pasar la noche. Al llegar allí, tocó
la puerta de la casa. Lo recibió su novia, quien se fijó que estaba
llorando. Se extrañó y lo hizo pasar.
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-Amor, ¿Qué sucede? Te veo mal. ¿Por qué lloras? –le
preguntó.
-De que me sucede algo, me sucede algo, pero no sé qué es
explícitamente.
-Siéntate y cálmate. ¿Te sirvo un café?
-Estaría bien.
El chico tomó asiento en el sillón. La chica fue a la cocina y,
mientras su novio lloraba, le preparó un café. Al momento de
sentarse junto a él, éste recibió el café, tomó un sorbo y lo dejó
a un lado en la mesa de centro. Éste se acurrucó en el sillón,
apoyó su cabeza en los muslos de su novia y, mientras pensaba
en las palabras con las que le pediría perdón a su madre el día
que volviera a casa, rompió a llorar.
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POEMAS
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Instrumentos
Cuando para
estés así
sintiendo sentir,
tinieblas, vibrar,
quimeras, intensamente
uno vivir,
en recordar
jugosas ese
estrategias sonido
necesita ancestral.
estar No
pensando, sentiremos
estar tinieblas,
uniendo oiremos
xilófonos instrumentos.
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Romance como los que él me escribía
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como todos lo sabían”.
Me entró una pena muy pronto
sabía qué pasaría
“No te preocupes”, le dije
“Te amo igual” yo pensaría.
Sólo yo amo tanto a ella
nunca saco la bendita
imagen de su gran rostro
de mi conciencia maldita.
sea negra, sea baja,
sea emo, sea pita,
nunca olvido ese momento
que de mí ella le grita
a todo el mundo, dice:
“Este tipo me recita,
me escribe y me persigue
ya no aguanto más su vida”.
Un momento ya de paz
mi alma ahora necesita
no quiero que de mí cosas
más de las que quiero digan,
sólo quiero relajarme
lo que quiera hacer mi vida
irme siempre de parranda
con las que el destino tira.
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Muchas mujeres pasaron
por mi vida hasta este día
alguna vez las pensé,
¿Ellas en mí pensarían?
Esquizofrénicas, tontas,
lesbianas o bellakitas.
Metaleras, más poperas,
tal vez nadie se los quita.
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Fran, oh, Fran
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decirte miles de veces te amo
dejar atrás cuando eras mi amiga
y nunca dejar de ser tu pololo”
Si es un no la respuesta, mi amiga
quiero que sepas que yo igual te amo
que voy a volver por ti muy pronto
seguir luchando por ser tu pololo
a volver a la banca de ese parque
a recordar tu nombre bello, Fran.
38
Ahora, siempre ahora
Ahora y siempre.
Algún día como siempre te soñé
pasándote papeles al lado mío,
reservándome de ir lento,
decirte que voy aprisa,
pensando aquel carajo
de mandar todo el instante
de ahora, que ya no te quería siempre,
Te quiero siempre ahora.
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Carta para una compañera
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Tal vez un abrazo caluroso
que me haga sentir que estoy acompañado
de una chica que sea mi compañera,
porque en un momento de mi vida como éste
es cuando necesito la compañía de una compañera
y espero que esa seas tú mi compañera.
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Por unos cuantos de sus días
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que no la sacaré fácilmente
de mi consciencia maldita
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de otra forma que no sea tu amigo
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Y tú, ¿qué haces aquí?
Quisiera preguntarte
a ti que vagas
por aquí y por allá,
por estas plazas
por estos parques
en que la gente pasa
cuando los niñitos de mami
salen de casa.
Y tú, ¿Qué haces aquí?
Con esa droga, con esa pasta,
con esas cosas que dices
te producen la calma,
te liberan, te desadoctrinan
y que crees que te salvan.
Al final, ¿crees que estarás
en otro lugar que no sea la cana?
Quisiera preguntarte
a ti que estudias,
que lees todos los libros,
que no se te escapa ninguna,
que conoces la fotosíntesis
y cómo le afecta a las tunas
y sabes cómo incumbe en la marea
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la gravedad de la luna.
Y tú, ¿qué haces aquí?
¿Conoces diferencia alguna
entre casualidad y causalidad
y crees que de estas no te afecta una?
Si total son los ricos
son quienes dirigen la vida de la gentuza.
Al final, ¿crees que no estarás
pateando piedras bajo la lluvia?
Quisiera preguntarte
a ti que ganas dinero
obteniendo beneficios
a costo del trabajo del obrero
humillándolo y desterrándolo
a zonas de la ciudad de desprecio
mientras tú vives tu vida de lujos
estando de lo marginal muy lejos.
Y tú, ¿qué haces aquí?
¿Crees tener aprecio
de la gente poblacional
a la que impones respeto?
De hecho, a tu pueblo entero
lo has sucumbido en el infierno.
Al final, ¿crees haberte ganado
una suite en algún lugar del cielo?
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Quisiera preguntarte
a ti que diriges nuestras vidas,
que gobiernas estas tierras,
que riges las marinas,
decides el camino a seguir
de nuestra patria querida
trabajando codo a codo
con la gente que legisla.
Y tú, ¿qué haces aquí?
¿Crees que tus guerras están vencidas?
A nuestros hermanos de fronteras
invades y asesinas.
Para la pobreza de tu pueblo
no has ofrecido medicina
Al final, ¿crees que en la nación
está cumplida tu misiva?
Quisiera preguntarte
a ti que cuando tienes la ocasión
te miras frente al espejo
y dices: '¿Qué imagen se formó?
¿La de un tipo decidido
a cumplir una misión
o que se cree superhéroe
en un mundo de color bermellón?'
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Y tú, ¿qué haces aquí?
No sabes responder: '¿quién soy yo?'
Dudas de tu propia existencia
y a lo establecido dices 'no'.
No crees que te ha enviado
a la Tierra ese tal 'Dios'.
Al final, ¿crees que encontrarás
respuesta a esta dudosa cuestión?
Quisiera asegurarte
a ti que me lees
que me crees cuestionador
de todos estos seres
quienes a lo largo de sus vidas
han usado diferentes papeles.
Por ellos no lo haré
pero sí por mí hablar en las palabras siguientes
Y yo, ¿qué hago aquí?
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Romance con un rosario pa' mi muerte
La causa de mi deceso
fue como yo mismo decía:
"lo que nunca pude quitar
de mi vida: cobardía".
Llevaremos mi cadáver
a enterrar donde pedía,
esa ciudad tan amada
la cual visitar quería.
El día en que llegué a ésta
quise aquí de por vida
establecer mi morada
sin que nadie allá me pida
que vuelva a Santiago
porque allá está mi familia.
Mi familia es mi templanza,
y mi conciencia maldita
la que dice que me quede
y si no hago caso, grita.
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Por eso, aquí me quedo
por mí llorar no querría
cuando muera ustedes hagan
sino que preferiría
un rosario pa' mi muerte
en esta ciudad, Valdivia.
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Soneto del Rechazo
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Soneto del presente no concordado
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Mi sueño
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La reina
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y quien se entrega a ti en alma
para que así junto a la tuya
se complementen nuestras andanzas.
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Me presento, soy Bifrost
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Todos somos iguales para ti
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Miedo
Te tengo miedo
y no porque seas un monstruo
o porque te conozca capaz de cosas
sino que por todo lo contrario.
No te conozco en absoluto,
no sé cómo reaccionas ante las situaciones
y no sé cómo tratas al resto.
Ése es mi miedo,
ese en el que no me consideras importante
porque a todos por igual tratas, quizás.
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El encuentro
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Al hablarme tenía muy buen aliento
son cosas que no pasan cada día.
¡Encontré una posible compañera!
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Tan simple como eso
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Antes de mi muerte
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para ser específico
tu propia vida pasada
te reconocerás al leerme
y te encontrarás a ti mismo
en cada uno de mis textos.
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porque tú, mi querido lector
no eres nadie más ni nadie menos
que la propia reencarnación
de mi ser.
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