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Escrito por: Virginia Gudiño; directora de Neurocapital Humano: red de profesionales de Cs del

Comportamiento, Cs de la Salud, Cs de la Educación y Cs. Sociales, comprometidos con la construcción


de Neurocapital Humano y Neurofelicidad.

Contexto

Este sigo XXI, época marcada por grandes contrastes donde el florecimiento de la ciencia y la tecnología coexiste
con el incremento de conflictos emocionales la tarea de formar y educar a las nuevas generaciones requiere cada
vez más de planteamientos pedagógicos que se sitúen en le punto de encrucijada de la mundialización de los
conocimientos y la particularidad de los procesos de aprendizaje.

Modificar el modelo sobre cómo se desarrolla la vida de las escuelas respecto de la construcción del saber, y a
partir de la comprensión de cómo aprende, cómo guarda información nuestro cerebro, y cuáles son los procesos
biológicos que facilitan el aprendizaje, es una tarea que demanda urgente implementación en los tiempos actuales.

Los grandes avances de la neurociencia ayudan a develar los mecanismos cerebrales que hacen posible el
aprender, des-aprender, re-aprender, el recordar y el grabar información en el cerebro, lo que tiende a mejorar
todo lo que abarca el Enseñaje (Enseñanza-Aprendizaje), a modo personal, un proceso muy necesario de
implementar en los distintos ámbitos educativos actuales.

Teniendo presente que la educación ha experimentado un cambio negativo porque se ha perdido la importancia
del aprendizaje reemplazándolo por hojas, textos, exámenes, etc., siendo un sistema rígido que ocasiona
problemas en los niños, la neurociencia aplicada al ámbito educativo puede generar resultados altamente
positivos.

Actualmente, el estudio de las conductas a partir de la comprensión del funcionamiento cerebral por medio de
técnicas de neuroimagen, que exploran la actividad cerebral en tiempo real y en vivo (las más populares son
Tomografía por Emisión de Positrones -PET en inglés- y la Resonancia Magnética Funcional -fMRI en inglés-),
han permitido encontrar algunas respuestas, y sin duda están colaborando con una mejor implementación en el
campo educativo.

Situaciones presentes en el acto cotidiano escolar encuentran su origen en la actividad cerebro-mental humana.
Por ello el conocimiento que el docente tenga sobre sus características, potencialidades y sobre las implicaciones
en el aprendizaje le permitirán ampliar las fuentes para la toma de decisiones en los procesos pedagógicos. El
cerebro humano es un sistema estructural y funcional diseñado para recibir información, integrarla de modo flexible
y creativo y elaborar conductas destinadas a la adaptación. Para ello, está configurado en forma de módulos
funcionales altamente dinámicos, constituidos por células interconectadas que realizan una sofisticada mensajería
química y física dentro del cerebro y con el resto del organismo. Aprender es un proceso innato del ser humano,
siempre estamos en constante aprendizaje. Este proceso adquiere mayor relevancia cuando se traduce en el
plano educativo. La capacidad de educabilidad que nos caracteriza como seres humanos reside en la capacidad
compleja del cerebro que tenemos. Sin embargo durante el proceso de aprendizaje los individuos enfrentan
algunas dificultades.

¿Por qué considerar el estudio de las funciones cerebrales en los procesos educativos?

La respuesta parece obvia, si se considera que la labor pedagógica es inminentemente humana y esto significa
que se debe considerar su integralidad, pero aún así, podemos esbozar como argumento que en un acto
educativo, existen diversos procesos comunicativos, y además, que toda percepción implica una elaboración, una
interpretación, una representación, una construcción del individuo.

Esto nos indica que la actividad mental y la cultural interactúan. Florez (1995) indica que no se puede separar
ninguna de estas dimensiones (la mental y neuronal), ni reducir una en detrimento de la otra; se trata de una
unidad dual (cerebro- mente) en constante interacción.
Asimismo, el aprendizaje cambia la estructura física del cerebro, es decir, que se fortalece con el ejercicio mental.
Aún más, estudiar organiza y reorganiza la mente, por tanto, el ejercicio mental cambia nuestro modo de percibir
y comprender la realidad.

Aún hay un largo el camino por recorrer para poder llegar a las transformaciones “de fondo”, que los paradigmas
educativos vigentes necesitan realizar para ser “verdaderamente útiles” a los niños y jóvenes; importante es
replantearse cuáles son las herramientas, metodología y valores que les posibilitarán adquirir las necesarias
competencias para adaptarse ante los desafíos que este siglo XXI les seguirá exigiendo cuando se hayan
convertido en ciudadanos adultos (del futuro). Dotarlos de herramientas integrales, óptimas y efectivas es nuestra
responsabilidad y debiera ser un compromiso compartido por todos.

Neurociencia y Educación

Para Judy Willis, neurocientúífica e investigadora de la relación neurociencia-educación hay dos puntos focales
relevantes para un óptimo aprendizaje:

–En primera instancia, el estado de ánimo del “alumno” ó la predisposición que éste tenga hacia la captación de
una información novedosa. Si el alumno está contento, la información recepcionada será aprendida con mayor
facilidad .en situación contraria de nada valdrán las explicaciones del profesor

–En segundo lugar está la metodología empleada muy importante en la enseñanza porque depende en gran parte
de la manera cómo el estudiante se predisponga para aprender.

Asimismo, se sabe que son las emociones las que conducen la memoria, esto significa que si las emociones son
placenteras, el rechazo a información novedosa será menor, y por ende, el aprendizaje más efectivo.

Para la neurociencia al cerebro se le agiliza el aprendizaje cuando se incorpora mediante esquemas, mapas,
gráficos y cualquier otra herramienta que permita la formalidad y el orden. La información mostrada de forma
organizada y estructurada incorpora una actitud positiva para captar la atención del alumno. Dicha información se
maximiza cuando ésta se relaciona con aprendizajes previos, es decir, vivencias personales que los alumnos
tienen y que permiten entender mejor lo aprendido.

Aprendizaje Relacional

La neurociencia continúa desenredando los mecanismos del cerebro y actualmente se ha podido concluir que la
educación memorística ha sido correcta, pese a haber sido satanizada por mucho tiempo.

Según el neurocientífico Ignacio Morgado, el memorismo resulta la mejor forma de aprender muchos conceptos
que se determinan por hábitos o formas de hacer las cosas. Una suma siempre será la misma, por eso se repite
hasta memorizarla.

Sin embargo, existen otras formas de aprendizaje, como el relacional, que consiste en aprender hechos, episodios
y circunstancias en la vida que, más que repetir, requiere relacionar cosas. Cuanto más cosas comparamos,
cuanto más relacionamos, más y mejor aprendemos.

Memorizar no está mal, porque es como trabaja el cerebro, pero el aprendizaje actual no se sirve de una única
fuente, hoy en día los alumnos tienen la posibilidad de contrastar la información nueva con otras fuentes que le
permitan ampliar el conocimiento y corroborarlo. Por eso el aprendizaje necesita de una estrategia cognitiva que
lo guíe.

El repetir la información hasta memorizarla sirve como guía de aprendizaje, pero si lo que se quiere es aprender
hechos y conocimientos, episodios que han ocurrido, el memorismo no será insuficiente. Entonces es más efectivo
aprender por contraste, utilizando las diversas fuentes de información.
El proceso de Aprendizaje

El aprender es un proceso por el cual se adquiere una determinada información y se almacena para poder usarla
cuando haga falta. El aprendizaje se produce como consecuencia de una serie de procesos químicos y
eléctricos.

Luego de ser captados por medio de los sentidos todos los estímulos que recibe un individuo se dirigen al
cerebro, pero parte de éstos no llegan a él. ¿Por qué ocurre esto? Según la investigadora Judy Willis el cerebro
tiene ciertos “guardianes”, que funcionan como obstáculos previos e impiden alcanzar el aprendizaje total y
completo, es decir, existen una serie de filtros que protegen al cerebro de la ¨sobrecarga¨ de información a la que
está expuesto diariamente, permitiendo el ingreso, la asimilación, sólo de la información que al cerebro le
interesa.

Estos filtros favorecen la discriminación y la atención del cerebro a lo que realmente “le importa” absorber como
aprendizaje. Los filtros están presentes en el sistema de aprendizaje RAD: el sistema reticular de activación (RAS),
el filtro positivo de la Amígdala y la intervención de Dopamina. Cada uno de ellos se determina por las emociones,
si son positivas, el acceso de la novedad al cerebro se realizará con mayor rapidez.

El neurocientífico Ignacio Morgado, agrega a lo expuesto, que las emociones son de relevante importancia para
el aprendizaje, porque determinan finalmente la decisión del ser humano al elegir entre varias opciones. El uso de
la razón se mantiene limitado al análisis de las probabilidades, pero es en la decisión final que las emociones
determinan la elección según las sensaciones que nos producen.

Asimismo, si el cerebro detecta estrés puede combatir y bloquear la información. Se ha demostrado que el nivel
elevado de estrés provoca que los Lóbulos Prefrontales (LPF – áreas más evolucionadas de nuestro cerebro)
implicados en la funciones cognitivas y en las ejecutivas, se bloquen. Las neuronas se “deprimen”, se “achican” lo
que deviene en un mal funcionamiento.

En otras palabras, si el niño está en una clase en la que se ve expuesto a un impacto fuerte de estrés, sus Unidad
Cerebro-Mente (UCM) no responderá al 100 %.

Esto significa que, cuando mejor sea el ambiente para aprender, mejor será el aprendizaje. Por eso es importante
la didáctica en el proceso educativo. Está claro que no sólo el memorismo resulta beneficioso, sino que también
existen ciertas maneras según sea el caso de lo que se requiere aprender. Cada vez los niñños son más hábiles
y más veloces en su pensamiento, por eso es necesario mejorar las herramientas para capturar su atención.

Conclusiones

 Neurocientíficamente hablando, aprender mediante la experiencia puede resultar lo mejor, mediante


las sensaciones de un específico hecho, sobre un evento en especial. Así, cada vez que se repita la
situación estaremos mejor preparados para afrontarla, porque dejará de ser nueva para nosotros y
reaccionaremos más rápido y mejor.

 Integrar experiencias valiosas en las que participen adultos, puede estimular la producción
de dopamina en los niños y adolescentes y, de esta manera, ayudarlos a encontrar placer en sus
acciones.

 El maestro que conoce los principios neurobiológicos que rigen el funcionamiento cerebral, su
maduración cognitiva y emocional, tiene en sus manos un recurso espléndido para diseñar su praxis
docente, identificando ritmos y modalidades madurativas en sus ¨alumnos¨ y eligiendo recursos de
enseñanza sobre bases científicas que le garantizan óptimos resultados.

 Conocer el sustrato neurobiológico de las dificultades de aprendizaje, las bases del desarrollo
cognitivo-afectivo y la influencia que ejerce el contexto en su enriquecimiento y potenciación, provee al
docente de herramientas para ¨detectar¨ los talentos de cada alumno y la oportunidad
de potenciarlos de manera armónica.

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