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Ataduras Que Te Impiden Avanzar

By Gonzalo Dominguez

“Más los filisteos le echaron mano, y le sacaron los ojos, y le llevaron a Gaza; y le
ataron con cadenas para que moliese en la cárcel”. Jueces 16:21

Una persona puede experimentar ataduras en una, varias o todas las áreas de su
vida. Existen diferentes géneros y tipos de ataduras. Ataduras viejas y nuevas,
propias y generacionales, voluntarias e involuntarias, visibles e invisibles. Una
atadura existe dentro de uno de estos seis grupos: ataduras físicas, emocionales,
espirituales, culturales, sociales y económicas.
Cuando una persona está cautiva por una atadura, experimenta lo que Sansón
experimentó en Gaza: girar en círculos en un molinete, dando vueltas en el mismo
sitio sin poder avanzar, derrochando esfuerzo y energía para el beneficio de otro.
Siempre habrá alguien que se beneficia de una atadura: el infierno y las personas
que operan bajo las tinieblas.
La persona que ha tenido una atadura por mucho tiempo, muchas veces no es
conciente de esa atadura, hasta que es expuesta por la luz y el poder de Dios. A
Sansón le arrancaron los ojos; esto proféticamente nos dice que donde no hay visión
no hay avance, pero además predomina una ataudura. Las ataduras traen ceguera
espiritual, falta de visión, de entendimiento y de esperanza.

Si has estado experimentando todo esto ¡necesitas un urgente rompimiento que


acabe con todas esas ataduras! Este artículo no ha llegado a tus manos por
casualidad, sino porque ¡Dios hoy quiere comenzar un proceso de liberación para
que experimentes su Presencia en el ahora y entres a su propósito!

1. ¿QUÉ ES UNA ATADURA?


Una atadura o una ligadura, es un elemento espiritual que impide el movimiento y
el avance, aislando y destruyendo la libertad de una persona o una nación. Todo
aquello que amarra a un punto fijo es una atadura. Las Escrituras utilizan diferentes
figuras proféticas para ilustrar cómo opera una atadura: yugos, cuerdas, pesadas
cargas, molinetes, grilletes y cadenas. Todos tienen algo en común: oprimen y
atormentan.
Toda atadura o ligadura, con el paso del tiempo termina desarrollando un hábito y
una conducta, que luego generan más hábitos y más conductas destructivas. Una
atadura es también un ámbito espiritual de destrucción en donde se aceleran el
deterioro físico, espiritual y moral de la persona.
El alimento de las ataduras son el pecado contra Dios y la ausencia de Él. Es decir,
cuando alguien no lidia a tiempo con una atadura, esta irá echando raíces hasta
establecer otra atadura, y luego otra atadura en otra área, hasta que la persona
queda en completa cautividad. En cambio cuando existe una comunión intima con
Dios y una obediencia a su visión, propósito y diseño, día a día Dios va limpiando,
sanando, liberando y rompiendo las ataduras cuando estas recién quieren
arraigarse.

Las grandes ataduras comienzan con pequeñas puertas abiertas, y van creciendo
y arraigándose al punto de convertirse en fortalezas y luego en maldiciones. Toma
tiempo y rebelión que una atadura inicial se transforme en una maldición
generacional.

Por ejemplo, las ataduras físicas tienen que ver con la manifestación demoníaca en
el ámbito del cuerpo y la influencia que ejercen sobre el, aunque la raíz esté en el
alma. Algunos ejemplos de ataduras en el ámbito físico se manifiestan en forma de
vicios y son: uso de drogas, dependencia innecesaria de fármacos, alcoholismo,
hábitos y conductas sexuales desordenadas y desenfrenadas, falta de higiene u
obsesión por la misma, desordenes alimenticios que se manifiestan en la obesidad,
la bulimia o la anorexia.
Sansón había desarrollado una seria conducta viciosa y un estilo de vida
desordenado en su sexualidad, en su llamado y en su identidad. Eso provocó que
una atadura llevara a una fortaleza, y finalmente a la destrucción. Normalmente una
atadura física tiene un equivalente en una atadura emocional y espiritual. Es decir,
lo físico es reflejado en lo emocional.

Cuando Dalila intentó conocer el secreto de la fuerza de Sansón, Sansón le dió


falsas respuestas, y a pesar de que Dalila intentaba poner en práctica la forma de
quitarle la fuerza y la unción, Sansón seguía jugando con su secreto ¿porqué?
Porque ya estaba en un nivel de atadura habitual que le impedía ver el peligro
inminente. La persona que está bajo ataduras, en la medida que las ataduras se
vuelven fortalezas y maldiciones, menos ve, menos oye y menos percibe lo
evidente. Mucho antes de que le arrancaran los ojos, ya Sansón había perdido su
visión.
El castigo tuvo mucho que ver con su transgresión: su caída fue por lo que vio y lo
sedujo, pero su final glorioso, tuvo que ver con lo que no vio pero logró destruir.

No obstante, Sansón le dio a Dalila tres falsas respuestas, que sin embargo
contienen códigos proféticos que nos muestran más acerca de cómo operan las
ataduras y en qué niveles y nos dejan importantes enseñanzas. “Si me ataren
fuertemente con siete mimbres verdes que aún no estén enjutos, entonces me
debilitaré y seré como cualquiera de los hombres” Jueces 16:7

2. TIPOS DE ATADURAS.
Ataduras con mimbres verdes: Lo primero tuvo que ver con ser atado por siete
mimbres verdes, y con un hechizo de sus propias palabras: no dijo que perdería su
fuerza, sino “si me ataren me debilitaré y seré como cualquier de los hombres”. En
esta instancia había perdido ¼ de su fuerza. Sus propias palabras comenzaron a
tejer el comienzo de su final.
La palabra hebrea original para este tipo de ataduras es “kelub”, y se refiere a los
mimbres utilizados para tenzar arcos y lanzar flechas.

También se refiere a los mimbres que se utilizaban para fabricar jaulas. Esto es muy
interesante por dos razones: al enredarse con sus propias palabras Sansón estaba
entregando su unción para la guerra y su discernimiento profético. Recordemos que
la palabra “pecado”, no tiene que ver en su signifciado original tanto con maldad,
sino mas bien con “errar al blanco”.
Entonces, al declarar esto con sus propias palabras, el se estaba atando al error, y
a la pérdida de su libertad. Entendamos esto: nadie pierde la unción de un día para
otro, y nadie cae de la noche a la mañana. Toda caída, es una serie de errores y
malas decisiones, que termina en un caos, pero se origina con algo pequeño. Los
grandes desastres siempre comienzan con pequeñas mentiras y pequeñas
“cesiones” que a la larga se terminan pagando muy caro.

Toda persona que experimenta una pérdida real de su libertad espiritual y


emocional, se encuentra en este nivel. Muchas veces los mimbres son relaciones y
personas que Dios no aprueba, personas que nos atan y maldicen con sus palabras,
o malas decisiones que tomamos por ignorancia o falta de experiencia y madurez.
Ataduras con cuerdas sin usar: Lo segundo tuvo que ver con ser atado fuertemente
con cuerdas nuevas que no se hayan usado antes. Esto nos habla de ataduras al
nivel del alma y las emociones. La palabra hebrea utilizada en este caso es “kjbel”,
que significa “atadura que produce dolor”. Muchas personas no dimensionan el
daño que su pasado le infringe a su presente y a su destino profético, y toda atadura
que causa dolor, tiene que ver con esto.

Cuando no resolvemos los asuntos de nuestro interior por medio de la liberación y


la sanidad, esto se convierte en algo peor, y origina que el dolor y la culpa se
propaguen a otras áreas de nuestro ser, incluso nuestro cuerpo. Cuando un
recuerdo, al traerlo al ahora, trae dolor y sigue causando angustia e impotencia, se
está manifestando este nivel de ataduras.

Proféticamente, las cuerdas también nos habla de territorios y dominios. Al ser atado
con cuerdas, él estaba cediendo su territorio asignado. Nuevamente se ató con sus
propias palabras al decir: “si me ataren, me debilitaré y seré como cualquiera de los
hombres”. En esta instancia ya había perdido la mitad de su fuerza. Una persona
que ha experimentado pérdida de su familia, ministerio, capital, de sus bienes, de
su área de influencia y de aquello que en un momento tuvo y ya no tiene, está en
este nivel de ataduras.

Ataduras con trenzas de su cabeza a una estaca: Lo tercero tuvo que ver con tejer
siete guedejas (trenzas) de su cabeza con tela y asegurarlo a la estaca. Notemos
que el primer tipo de ataduras, los mimbres verdes, alcanzó al cuerpo; el segundo
tipo de ataduras alcanzó al alma y las emociones; y este tercer tipo de ataduras de
su cabello a una estaca clavada en tierra, alcanzó la cabeza, es decir el espíritu, el
hombre interior y la unción que este portaba.

Cuando hablamos de las trenzas, es una figura profética de los pensamientos y las
decisiones, y en el caso de Sansón, estaba relacionado directamente con su
identidad. Es decir, el estaba diciendo proféticamente, ato mi unción y mi llamado a
una estaca clavada en la tierra. Cada vez que el infierno logra controlar la mente
trayendo depresión, angustia, verdades contaminadas y pensamientos tóxicos
cargados de autocompasión y reproches, es porque hay una estaca clavada a la
tierra, que está transmitiendo la maldición de ella.
El hecho de que esta atadura tuviera que ver con su cabeza, nos habla de la
abdicación de su autoridad y su medida de unción. Lo que él creía que era un
engaño a Dalila, era en realidad un engaño hacia él mismo. Jamás satanás puede
operar en una vida, un territrio o una nación si alguien no le otrogó el derecho legal
de hacerlo.
En el caso de la tierra, quien se lo dio fue Adán, pero en el caso de cada individuo,
a lo largo de nuestra vida vamos cediendo derechos legales. Cada estaca clavada
en la tierra, tiene que ver con la legalidad con la que el infierno está operando.
Sansón no se dió cuenta, de que antes de revelar el gran secreto y de la posterior
gran caída, primero había sido atado por sus propias acciones, por sus propias
mentiras y por sus propios enemigos.

Los límites fueron puestos por Dios para protegernos, pero en este caso, todos los
límites que lo protegían, habían sido violados sistemáticamente, a tal punto que ya
cuando al final Sansón revela el secreto de su fuerza, su unción había sido drenada
por causa de las ataduras a las que el mismo se había amarrado. La estaca fue el
paso previo a la caída.
En el momento en que Dalila ató sus cabellos a una estaca, usurpó la autoridad y
la unción del cielo, clavándolo y amarrandolo en la tierra llena de maldiciones. Tomó
lo que Sansón tenía del más allá, y lo clavó con una estaca a las limitaciones del
más acá. ¿Cuantas personas existen hoy con poderosos llamados, y con dones
sobresalientes, pero con su propósito clavado a una estaca por causa de una mala
decisión o una mala relación?

3. ATADURAS SECUENCIALES.
En el primer episodio, cuando Sansón mencionó los mimbres verdes, alertó que
debían ser siete. Cuando nuevamente en el segundo episodio de las cuerdas y en
el tercero de las trenzas, también fue específico en que debían ser siete. Cuando el
profeta Eliseo le dijo a Naamán que se sumergiera en el río, también le dijo que
fueran siete.

¿Porqué siete? Porque siete es un número que, además de su conocido significado


de perfección, también nos habla de ciclos espirituales y secuencias tanto como
para atar las maldiciones del diablo, como para desatar las bendiciones del cielo.
La semana tiene siete días y nos habla del ciclo del tiempo, la creación fue hecha
en siete días y nos habla de secuencias espirituales, Dios ordenó a Israel dar siete
vueltas alrededor de Jericó y nos habla sobre la destrucción de fortalezas, mientras
Jesús ordenó perdonar a nuestros enemigos setenta veces siete y nos habla acerca
de los ciclos infinitos del perdón y la misericordia de Dios.

El hecho de que Sansón estuviera atado a un molino que giraba en círculos, nos
habla claramente de que las ataduras espirituales operan en forma secuencial y
cíclica. Es decir, hay un patrón común y distintivo en la forma de accionar del
infierno, y en la medida que lo identificamos, lo exponemos y nos liberamos, pierde
su fuerza, su efecto y su poder.

Esta es la secuencia de una atadura:

Primer nivel: Argumento: Toda atadura comienza con un argumento. Un argumento


es un pensamiento contrario a la Palabra de Dios, a su santidad y a su voluntad.
Los argumentos nacen de la carne y la razón. El primero en argumentar contra Dios
fue Lucifer, por lo tanto, una de las primeras semillas que se sembró de pecado
tiene que ver con argumentos.
La caída de Adán y Eva fue articulada con una serie de varios argumentos bien
fundamentados, pero falsos, fundamentados en la razón y en el saber, y querer
saber. Lo primero que hizo para llevar a Eva a un plano de argumentos, fue aislarla,
seducirla y tentarla con aquello que no tenía y no podía comer. Los argumentos
trabajan en el marco de la razón, la soledad y la seducción.
Esos argumentos del infierno suenan muchas veces coherentes y hasta justos, pero
solamente suenan así. La única paternidad del diablo en la Biblia, es la mentira: y
los argumentos contra Dios son el nivel mas alto de engaño y son el nudo inicial de
una gran atadura. Antes de comenzar a sembar un argumento, el infierno hace lo
posible por aislar a la persona, y en medio de la soledad, comenzar a operar. Por
eso, Jesús envió a sus discipulos de “dos en dos”.

Por ejemplo, alguien que no fuma, pero toma en su mano su primer cigarrillo, va a
oír una voz suave que le dice: ¿porqué no hacerlo? ¡Te mereces descargar toda tu
ira y frustración con este cigarrillo! La adicción nunca entra con su rostro más
oscuro, sino con la dulzura de los argumentos porque los argumentos son la
antesala a las ataduras. Los argumentos siempre operan en la base del “yo” y del
ego. Cuando una Palabra viene de Dios para romper un argumento, lo primero que
mata es el “yo”.
Segundo nivel: atadura inicial y eventual. Luego que el argumento es sembrado,
todo argumento lleva a la acción, entonces esto tiene que ver con el pecado inicial
y primario. El perdón y la liberación son las armas más poderosas para desterrar y
cauterizar el efecto de esta atadura. La atadura inicial es como una semilla que
necesita una tierra preparada en donde crecer y multiplicarse. Cuando una persona
maldice, planifica una venganza, insiste en recordar episodios traumáticos de su
vida, o permite que su mente se convierta en un río de suciedades y basura, la
atadura encuentra el terreno ideal en donde establecerse. Si una atadura encuentra
un corazón arrepentido, quebrantado, humillado y dispuesto a la Presencia de Dios,
no puede prosperar.

Tercer nivel: Atadura habitual. La atadura habitual es el nivel en donde se reproduce


una actitud a tal punto que termina formando un hábito y con el hábito, una conducta.
Esto abarca palabras, pensamientos, intenciones y hechos concretos. La fuerza de
la atadura habitual está en la no confesión del pecado. Cuanta menos luz entre, más
oscuridad habrá en el secreto.

Muchas veces guardamos y escondemos lo que hemos hecho o sido, por miedo a
la religión o al qué dirán, pero es justamente ahí donde la atadura se transforma en
hábito, donde tiene el beneficio de la oscuridad. Dios es luz y en Él no hay oscuridad.
Cuando una persona llega a este nivel, ya ha comenzado a dar la primera vuelta del
molino de la esclavitud. La atadura habitual termina generando una dependencia
peligrosa en donde la persona pelea por ser libre y romper esa fuerza que la
mantiene atada, pero ya no puede.
En el caso del alcohólico o del que tiene un vicio, esto se da cuando ya no puede
controlar ni controlarse en el consumo del alcohól, en el caso del mentiroso, tiene
que ver con que en todo lo que dice o hace, agrega u oculta algo, o tergiversa las
cosas de lo que realmente son y todo lo hace casi sin ser consciente. Todo aquello
que escapa de tu control y tu dominio propio, es una atadura de carácter habitual
que ha generado una conducta que necesita ser liberada.

Cuarto nivel: Atadura de raíz expansiva. Este es el nivel de atadura en donde la


persona comienza a ser contaminada entre un área a otra de su ser por una raíz.
De la misma manera en que una célula cancerígena se expande por el cuerpo y
genera una metástasis, este nivel de atadura es multiactivo y peligroso.
Por ejemplo, la falta de perdón por heridas o una traición, terminan generando un
problema de osteoporosis o artritis degenerativa, o el dolor de una pérdida dolorosa
termina convirtiéndose en una adicción a las drogas. Muchas ataduras espirituales
y mentales tienen un triste descenlace en el cuerpo y una gran cantidad de
enfermedades tienen origen en ataduras que se fueron expandiendo.

Todo comenzó con algo simple y puntual, pero que con el paso del tiempo fue
ganando lugar y territorio hasta convertirse en algo que no deja de crecer, intoxicar
y matar. Así como un cáncer va destruyendo a las células buenas, y va
empoderando las células malas, una atadura de raíz expansiva hace el mismo
proceso.

Quinto nivel: Ataduras con fortalezas.

“Porque ¿cómo puede alguno entrar en la casa del hombre fuerte, y saquear sus
bienes, si primero no le ata? Y entonces podrá saquear su casa”. Mateo 12:29

La atadura con fortaleza es cuando alguien ha edificado y establecido su vida en


torno a esa atadura, de manera que al venir el poder de Dios para sanar o liberar,
la fortaleza que ha edificado alrededor de esa atadura, impide el fluír del Espíritu
Santo. Donde hay una fortaleza, nadie entra y nadie sale sin que el hombre fuerte
lo decida. Por ejemplo, una persona que sufrió el abuso, y queda marcada de por
vida por ese episodio, asume un papel de víctima, de debilidad o de rechazo hacia
el género de la persona que le abusó, y de esa manera queda edificada una
fortaleza alrededor de esa atadura: “todos los hombres son iguales”, o “donde
estaba mi madre en aquel momento”, o “porqué tuvo que sucederme a mi y no a mi
hermana”.

Donde existe una fortaleza, gobierna un hombre fuerte, y viceversa. En este nivel,
la persona está bajo posesión de un demonio dominante, que mantiene una
estructura activa de pecado y tinieblas. Hay un gobierno con legalidad totalmente
contrario a Dios y a su Reino. Si la atadura tiene que ver con enfermedad, el espíritu
enviado es de sufrimiento, autocompasión, dolor y tragedia. Si la atadura tiene que
ver con problemas espirituales, es enviado un espíritu de iniquidad, hechicería y
manipulación que controla y domina la mente de la persona y la lleva a controlar.
Muchas fortalezas están constituídas con mentiras e intrigas para proteger el
pecado oculto, es decir, edificar una fortaleza para salvar las apariencias. Otras
fortalezas están constituídas por el aislamiento y la soledad absoluta. Cuando Jesús
habló de atar al hombre fuerte y tomar su palacio, se refería a este nivel de
liberación. En esta instancia, es importante saber que primero hay que derribar esa
fortaleza con ayuno y oración, para luego liberar el alma de esa atadura dominante.

Sexto nivel: Indentidad basada en la atadura. En este nivel, luego de que la persona
haya edificado fortalezas para proteger a la atadura, la persona asume una
identidad absolutamente igual a la atadura que no le deja vivir. La identidad de
Gedeón estaba basada en una atadura: el creía que era un cobarde, él creía que
era un inútil, pero Dios veía por encima de las ataduras de Gedeón a tal punto que
le dice: “varón esforzado y valiente”.
En este nivel de atadura, la persona deja de estar en esclavitud para convertirse en
un esclavo, de tener una enfermedad, a ser un enfermo. Que hayas cometido un
error, no significa que eres un error. Que hayas fracasado, no significa que seas un
fracaso. El enemigo gana sus grandes batallas, cuando logra ganar y suplantar la
identidad original de la persona por una identidad falsa.

Séptimo nivel: Maldiciones generacionales

El último nivel de atadura, tiene que ver con la herencia de los padres a los hijos
hasta la tercera y cuarta generación. Llega un momento en que la atadura forma
parte de la identidad, y esta se transmite por sangre a las generaciones posteriores.
Esto explica porqué hay familias enteras y naciones enteras atadas y amarradas a
un patrón común. Existen naciones marcadas por la corrupción, otras por la
explotación la pobreza y la ignorancia, otras por las masacres y la extrema
brutalidad, otras por el materialismo y la inmoralidad, otras naciones marcadas por
el orgullo y la arrogancia y otras por la envidia y los conflictos permanentes. Las
ataduras del primer Herodes, se convirtieron en maldiciones generacionales hasta
la tercera y cuarta generación. Todos persiguieron a los enviados de Dios, todos
siempre estuvieron a un paso de entregarse y hacer lo correcto, y todos murieron
de la forma mas terrible. La peor herencia que le puedes dejar a tus hijos, es saber
que han existido maldiciones y ataduras por generaciones, pero no hacer nada para
cortarlas y detener su avance.
4. ¿CÓMO PUEDO SER LIBRE DE ATADURAS EN MI VIDA?
Enseñaba Jesús en una sinagoga en el día de reposo; y había allí una mujer que
desde hacía dieciocho años tenía espíritu de enfermedad, y andaba encorvada, y
en ninguna manera se podía enderezar. Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo:
Mujer, eres libre de tu enfermedad.

Y puso las manos sobre ella; y ella se enderezó luego, y glorificaba a Dios (…) Y a
esta hija de Abraham, que Satanás había atado dieciocho años, ¿no se le debía
desatar de esta ligadura en el día de reposo?

Lucas 13:10-13 y 16

Busca estar donde el poder de Jesús está y se manifiesta.


A pesar de su problema, esta mujer estaba en la sinagoga escuchando la Palabra
de Dios. Las ataduras o ligaduras no se resuelven con consejería. Se resuelven con
liberación. La consejería puede ser útil para tomar decisiones, o resolver situaciones
de otra naturaleza, pero no problemas de origen espiritual: eso es competencia
exclusiva de la liberación. Entonces, donde no se enseña, no se imparte, no se cree
y no se ministra liberación, el problema no se va a resolver. Es importante estar bajo
la cobertura de una casa que sane como Jesús sanaba, que predique como Jesús
predicaba, que libere como Jesús liberaba, y que manifieste las obras
sobrenaturales del Reino de Dios en el ahora.

No esperes el día perfecto ni el momento perfecto: el día es hoy.


Era el dia de reposo, no se suponía que fuera el día correcto para hacer milagros.
Sin embargo eso era intrascendente para Jesús. No se trata del momento, sino de
la actitud. En los momentos menos oportunos, se esconden las mejores
oportunidades de Dios. No esperes a que las cosas empeoren, o mejoren por si
solas. Busca ayuda y liberación hoy. Dios pondrá en tu camino la provisión exacta
si lo dispones en tu corazón.

No escondas el problema.
Aunque sea vergonzoso, y la atadura te obligue a mirar al piso, no te escondas en
tu vergueza. Muchas veces no es sencillo vivir con ciertas cargas, pero en el secreto
y en la oscuridad, es donde el diablo puede hacer de las suyas. Aislado y escondido,
siempre estarás cautivo. Busca que la luz entre a ese lugar espiritual, y no tengas
miedo de lo que puedan decir o pensar. Muchas veces es en la vergüenza y en la
exposisión, donde Dios más manifiesta su Gloria y su poder.

Poder en la Palabra y en la impartición.


Muchas personas solo buscan su liberación, o su milagro, sin dimensionar el
rompimiento que origina la palabra. La liberación fue por la Palabra, y la sanidad fue
por la imposición de manos. Muchas veces permanecemos insensibles a lo que
Dios dice en el ahora, ignorando que ahí se esconde el rompimiento y la liberación.
Busca alimentarte de una casa en donde se predique la Palabra revelada en el
ahora, y no solamente a un Dios histórico. Hay tanto poder en lo que decimos de
Jesús, como en lo que hacemos en el Nombre de Jesús.

Una nueva identidad basada en lo que Dios dice que soy.


Ella se enderezó y glorificó, es decir, adoró a Dios. Cuando somos vaciados de algo
malo, debemos inmediatamente llenarlo con algo bueno. Esta mujer comprendió
que en el poder de la adoración, se encontraba su victoria completa y total.
Comienza a darle gracias a Dios por lo que hace, pero también por lo que hará. No
hay cautividad tan grande como su poder, no hay cárcel tan fuerte como su brazo
libertador, y no hay atadura tan fuerte como su espada redentora, que rompe
cadenas, libera de ataduras, redime de pecado, restituye lo robado y restaura
plenamente la vida de sus hijos.

Oración de liberación (Repetir en voz alta)

Padre Celestial, vengo delante de ti, a renunciar a toda oscuridad, a todo secreto, a
toda esclavitud en las regiones de mi alma, de mi mente, de mi cuerpo y de mi
espíritu. Ahora mismo, declaro con mi boca que Jesucristo es mi Señor. Señor de
mis emociones. Señor de mis pensamientos. Señor de mis decisiones. Señor de
mis acciones.

Renuncio a toda atadura que esté operando en mi vida. (Identificar y Mencionar


siete ataduras) Ahora mismo, en el Nombre de Jesús: son desarraigadas, dejan de
operar, son revocadas y regresan al mismo infierno de donde salieron. ¡Por el poder
del Nombre de Jesús! Recibo vida, recibo paz, recibo esperanza, recibo fe. Me
levanto ahora mismo, con una nueva identidad, y con una nueva marca de victoria.
¡Cristo en mi, esperanza de Gloria! En el Nombre de Jesús, ¡Amén!

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