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Mi nombre es Mariela Tellez Castillo. Nací el 17 de enero de 1992 en Monterrey, Nuevo León.

Mis
padres son Francisco Mario Tellez Tellez y Santos Castillo Flores. Tengo cuatro hermanos varones,
mayores que yo, de nombres Francisco Mario, Esteban Genaro, Cesar Edgardo y Pedro Damián.
Actualmente terminé el octavo semestre de Ingeniería Química en la Facultad de Ciencias Químicas
de la Universidad Autónoma de Nuevo León.

Me recuerdo a mí misma en mis primeros años de vida como una niña feliz y traviesa. Tenía mucha
imaginación y no importa si jugaba sola o acompañada siempre me divertía mucho. A los tres años
de edad entré a un jardín de niños lejos de mi casa del cual sólo conservo una foto y no recuerdo
mucho. El tercer año lo cursé en el Jardín de Niños Dr. Ángel Martínez Villarreal. Al regresar a casa,
comía lo que mi mamá preparaba y posteriormente hacía la tarea. Me gustaba mucho jugar con las
muñecas, videojuegos o en el parque después de hacer mis deberes. Pertenecí a la escolta como
sargento, es por ello que los lunes solían ser mi día favorito.

A los seis años entré a una primaria lejos de mi casa porque quedaba más cerca del trabajo de mi
papá; sin embargo, tenía que levantarme más temprano así que decidieron cambiarme a la
Escuela Primaria Dr. Ignacio Morones Prieto, ubicada a pocas cuadras de mi casa. Mi hermano
Pedro y yo asistíamos a la misma escuela, el transporte escolar pasaba por nosotros y al finalizar
las clases nos llevaba de regreso a casa. En esta etapa como estudiante recibí diplomas por
aprovechamiento escolar y al final obtuve el primer lugar de la generación con la mayor calificación
posible en el certificado. Con ayuda de una maestra, escribí la letra para una melodía que
cantamos en la graduación.

A los 9 años mis papás se separaron. Los días previos a esto el ambiente en mi casa se tornó hostil.
Sabía que en cualquier momento reventaría. Un día mi papá se fue y no supimos de él en un
tiempo. Me sentía más tranquila, ya no había discusiones en mi casa y aunque faltaba el dinero, mi
mamá también estaba más relajada. En esta época mi mamá entró a trabajar y no ha dejado de
hacerlo. Y aunque en ese entonces no entendía el porqué yo me sentía más feliz.

En el 2003 mi abuela materna murió. Padecía diabetes y un día su estado ya era muy crítico. Mis
tíos y mi mamá optaron por dejarla partir. Este acontecimiento me hizo sentir muy triste.
Acostumbrarme a su ausencia no iba ser fácil. Sin embargo, tenía el consuelo que había dejado de
sufrir. Pase por el proceso de duelo pero aún la extraño y no creo dejar de hacerlo.

Cuando era momento de realizar los trámites para el ingreso a la secundaria yo seleccioné la de
mayor prestigio y más cercana a mi casa; sin embargo, el cupo era limitado y aquellos estudiantes
con hermanos mayores que estudiaran en esa secundaria tenían prioridad. Lo cual me parecía
totalmente injusto y molesto. Entonces tuvimos que buscar una secundaria con un lugar disponible
para mí. A simple vista la Escuela Secundaria Eduardo Livas Villarreal no era la mejor secundaria,
pero era la única opción. A pesar de ello, también me destaqué como una buena estudiante
obteniendo los primeros lugares durante el transcurso de los tres años, además de diplomas por
puntualidad y buena conducta. Fui representante de mis grupos y pertenecí a la mesa directiva de
alumnos en el tercer grado. Fui el primer lugar de la generación y fui la encargada de dar el
discurso durante la graduación. Fueron tres años de mucho aprendizaje y buenas experiencias.

Durante mi último año en la secundaria (2007) pasaron algunos acontecimientos importantes para
destacar. Mi mamá y yo organizamos mi fiesta de quince años. Mi papá cooperó con los gastos. Fue
uno de los días más felices y satisfactorios de mi vida, totalmente inolvidable. En mayo Se realizó el
proceso de divorcio de mis papás, en el cual fui citada a declarar. Fui cuestionada acerca de con
quien quería vivir y respondí que con mi mamá. No me sentí incómoda en lo más mínimo, ni tenía
miedo. Me sentía bien de poder elegir y tranquila por mi elección. El mismo día recibimos la
llamada en la que mi hermano Cesar nos decía que se iba a vivir al DF, lo cual me llenó de tristeza y
nostalgia, pero pronto comprendí que era en beneficio de su futuro. Fui seleccionada entre todos
los estudiantes del estado y recibí una invitación para participar en el Programa de Alumnos
Sobresalientes (PAS). Éste consistía en entrar a un Bachillerato Bilingüe Progresivo. Por primera vez
se daba la oportunidad a alumnos con alto rendimiento escolar y bajo nivel en el idioma inglés de
tomar sus clases en un segundo idioma. La idea de este proyecto era básicamente que el alumno
aprendiera el contenido de los cursos de preparatoria y el idioma inglés simultáneamente.
Presenté mi examen de admisión en el Centro de Investigaciones y Desarrollo de Educación
Bilingüe (CIDEB), como el resto de los aspirantes a ingresar a preparatorias de la UANL, además de
presentar el TOEFL cuya única importancia era marcar el inicio de mi progreso en el idioma inglés.

Mis primeros días de preparatoria fueron desgastantes. Leer textos en los que comprendía sólo
tres palabras de un párrafo era frustrante. Sin embargo, pronto aprendí que no es que fuera más
difícil sino que requería más tiempo de estudio y así poco a poco, conforme pasaban los días, todo
se iba volviendo más sencillo. Aprendí que lo más importante eran los conocimientos adquiridos y
no la calificación. Estaba entre los mejores alumnos del estado y a pesar de la competitividad, nos
apoyábamos para mejorar y salir adelante. Algunos podrán creer que la información que recibía
en un sólo día era abrumadora; yo sin embargo, creo que me entrenaron para manejar la presión y
trabajar con ella para cumplir los objetivos planteados. En tercer semestre entré al primer equipo
femenil de futbol americano bandera de la preparatoria junto a mis amigas. Estos dos años fueron
para mí el mejor regalo de la vida en cuanto a formación académica y personal que he recibido,
formándome un carácter más fuerte y un gran sentido humano.

En mi último semestre de la preparatoria (2009) empecé a realizar los trámites para el ingreso a la
facultad. Investigué los planes de estudio de todas las carreras relacionadas con química y la que
encontré más afín a mí fue y sigue siendo Ingeniería Química. Me preparé con asesorías para
presentar el examen y lo aprobé. Recibí una beca y un reconocimiento como talento universitario
al obtener un alto puntaje en el examen CENEVAL además de mis calificaciones de preparatoria.
Esto me hizo sentir muy feliz y capaz de poder con el resto de la carrera.

Durante mi primer semestre en IQ me sentía un poco torpe a pesar que mis resultados eran
buenos y por encima del promedio, no sentía suficiente confianza. Sin embargo, con el pasar de los
semestres me fui adaptando a otro sistema de aprendizaje y me enamoré más de mi carrera.
Reforcé la idea del trabajo en equipo. No sólo me integro a equipos para realizar las tareas
obligatorias sino que me gusta estudiar en grupo porque de esta manera fomentamos la
retroalimentación. Estudio mucho todos los días de la semana no porque sea una obligación,
realmente me gusta hacerlo, me gusta aprender porque quiero ser una buena Ingeniera Química.
No ha sido fácil, he tenido que sacrificar tiempo con mi familia y amigos. Pero el tiempo que paso
con ellos es de calidad. Además, busco momentos para balancear todo mi trabajo con actividades
recreativas a manera de no saturarme. Esto me ha enseñado a conocer mis límites de cansancio y
saber cuándo necesito descansar. A veces he sentido que no me alcanza el tiempo, pero tomo un
respiro y sigo adelante. Incluso cuando las cosas no me salen a la primera lo intento hasta lograrlo.

En enero de este año comencé mis trámites para realizar un intercambio académico a la
Universidad de Santiago de Compostela en España. Pero desde septiembre de 2012 empecé a
preparar la información necesaria para ello. El pasado mayo me enviaron mi carta de aceptación.
Esto me hizo sentir muy feliz y orgullosa.

A inicios de año empecé a buscar una empresa donde pudiera realizar mis prácticas profesionales
pero me encontraba muy limitada debido al tiempo que exigían. Rechacé a Vitro porque requerían
un practicante por seis meses y yo solo disponía de cinco antes de dejar el país. Además, no obtuve
el puntaje requerido para las pruebas de Ternium. Debido a esto me sentía triste y algo
decepcionada. Verme en octavo semestre como tercer lugar de generación, pero sin experiencia
laboral alguna me hacía sentirme frustrada. No me derroté y seguí buscando en otras empresas
aún y cuando el tiempo se reducía cada día. Hasta que en mayo me hablaron de PYOSA, en la cual
cumplía sus requerimientos. Actualmente estoy trabajando en el área de Nuevos Negocios junto a
tres compañeros estudiantes de la carrera de Licenciado en Química Industrial, un encargado
egresado de la misma carrera y el jefe del área que es un Ingeniero Químico.

De este tiempo trabajando he aprendido muchas cosas. No sólo en el aspecto profesional sino en
el interpersonal. Me he adaptado bien al ritmo de trabajo. Al entregar resultados al final del día he
adquirido nuevas habilidades y capacidades que creía que no poseía. Con respecto a mis
compañeros me he sentido muy bien recibida. Trabajo en un ambiente de respeto y
responsabilidad alimentado por todos. Admiro mucho a la gente que trabaja conmigo y han
cambiado mi perspectiva en gran medida.

Mi mamá se encargó de hacerme sentir protegida y fuerte desde mi infancia. Me enseñó a ser
libre, valiente e independiente, a defender mis ideas y luchar por lo que quiero. Es el mejor
ejemplo de mujer y madre. Siempre que hablo de ella se quiebra mi voz porque la admiro y amo
infinitamente. Si bien estoy muy apegada a ella, he aprendido lo suficiente para sobrevivir lejos de
mi hogar. De mi padre, en mi infancia, no tengo muchos recuerdos. No tengo resentimientos ni
odio, pero tampoco siento cariño por él. Adjudico esta falta de amor a que realmente no conviví
con él lo suficiente para crear ese lazo sentimental. No reclamo su abandono porque ese acto me
ha enseñado a sobrevivir y perdonar. Obtuve de esta mala experiencia lo mejor que pude y me
siento en paz conmigo misma. Hasta ahora me han puesto a pensar que hubiera sido tener a un
papá a mi lado. Probablemente mi vida hubiera sido más fácil pero quizá no sería quien soy ahora.
Mi objetivo en la vida es ser una mejor persona en todo sentido. Mi familia y la gente que amo son
mi prioridad. Mi realización profesional es una parte muy importante pero considero que el
balance entre ésta y mi vida personal es la fórmula perfecta.

En todo este recorrido he conocido a gente maravillosa que sigue en mi vida. Tengo muchos
amigos con los que me gusta pasar el tiempo y compartir momentos que nos hagan crecer. Me
gusta mucho participar en debates con ellos y hablar sobre la vida misma. Ahí es cuando me doy
cuenta que todos tenemos una historia que contar y cada una refleja la manera en qué pensamos y
quiénes somos.

Me siento muy orgullosa de las decisiones que he tomado en mi vida. Todas ellas me han llevado a
crecer profesional y personalmente. Aunque me he equivocado, siempre he buscado la manera de
reponerme y buscar alternativas para lograr mis objetivos. Me gusta siempre tomar lo mejor de
cada acontecimiento. Sé que mi rendimiento escolar que no es cuestionable, pero la duda radica
en mi estado emocional. Lo que me resta decir es que soy una persona muy fuerte y lo
suficientemente inteligente para balancear mis emociones a manera de no causarme un daño.

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