Loyola Carmona Carlos Daniel

La resurrección del cuerpo

En esta lectura hemos aprendido que las nuevas interpretaciones tienden a cuestionar a las
viejas tradiciones; la nueva forma de ver y hacer historia abre sus puertas a renovados temas
de estudio, tal es el caso del cuerpo. Roy Porter nos enseña que la historiografía no es ajena
a los grandes cambios sociales, importantes movimientos han derrumbado los
fundamentalismos del pensamiento europeo, el pensamiento marxista, el grupo de los
Annales, el feminismo o la antropología cultural, ofrecen nuevos enfoques hacia el estudio
de épocas donde “aparentemente” ya se había dicho todo.

Los nuevos enfoques, ven inseparable la historia biológica del cuerpo con los cambios
culturales de una sociedad, tal como pasa con los distintos tipos de historia, el cuerpo debe
ganar su legitimidad frente a la historia política, social, económica etc., y no es tarea fácil,
pues la elección de las fuentes requiere de cierta “sensibilidad” para poder encontrar aspectos
de la sociedad ignorados hasta entonces. Fuentes como los registros de bautismo y
enterramientos, como las fotografías y los gestos humanos, adquieren significados nuevos
para el historiador.

Para nuestro autor, la subordinación del cuerpo ha sido consecuencia del dualismo
arraigado en la visión occidental, la mente, ha estado siempre en primer plano, el cuerpo debe
servir a ésta, el sistema de castigos, y las relaciones de poder están basadas en este dualismo.
Con el nacimiento del psicoanálisis se cuestiona dicho dualismo, pues por primera vez la
conciencia es más importante que el cuerpo, el cual se desarrolla y “educa” bajo todo un
complejo sistema de signos culturales, donde “dos tipos de cultura”- la elitista y la popular-
tienen modos distintos de educar al cuerpo, a gran escala, sistemas económicos como el
capitalista subordinan al cuerpo mediante el trabajo.

El cuerpo adquiere una nueva acepción para los movimientos feministas, y resquebrajó
la antigua lógica aristotélica, cuya tesis atentaba contra la dignidad femenina, y cuya
influencia pervivió por muchos siglos tanto en las sociedades europeas como en sus
territorios conquistados; las mujeres del siglo XVIII, con sus comportamientos, con sus
costumbres, fueron muestra de una sociedad que se transformaba, su cambio de posición en
la sociedad se vio reflejado a través de gestos, de símbolos y de producción literaria, la cual
redimía la posición de la mujer, con la llegada del siglo XX, la búsqueda del control de la
mujer por sobre su cuerpo sería una lucha con importantes logros.

Roy Porter finaliza su ensayo brindándonos un amplio panorama del lugar que ha
ocupado el cuerpo en la historiografía reciente, evidentemente la producción en torno a este
tema ha crecido considerablemente; las reflexiones en torno al cuerpo son muestra de cómo
se ha abierto la historia a nuevos paradigmas, los cuales son muestra de la enorme necesidad
que tiene el historiador por explicar el contexto en el que está inmerso.

Bibliografía

“Historia del cuerpo”, en Peter Burke et al., Formas de hacer Historia. Madrid, Alianza
Editorial, pp. 255-286.