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COMENTARIOS A

VALERIO DE VALERIA
POR PARTE DEL PROPIO AUTOR
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COMENTARIOS A VALERIO DE VALERIA POR PARTE DEL


PROPIO AUTOR

¿POR QUÉ ESTE TÍTULO?

El título Valerio de Valeria es una apuesta por la ciudad de Valeria como sujeto y objeto de la
acción, un poco en reacción y como justa compensación ante novelas que, al menos a mi juicio, no
hablan demasiado de esta ciudad, aun habiendo sido merecedoras del premio que lleva su nombre.
También es un homenaje a las personas de apellido Valera o Valero, muy abundantes por estas
tierras de La Mancha Oriental y, por extensión, a todos nuestros ancestros.
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¿POR QUÉ ESTA PORTADA?

La portada original era esta: una foto de Antonio José Utiel Utiel, el muchacho que inspira el
personaje de Marco, vestido de romano, apoyado en una de las columnas de mi casa. La foto está
retocada con el efecto pintura. Pero la editorial respondió proponiendo la magnífica portada que la
final nos gustó tanto a Antonio José como a mí (por deferencia le consulté esta decisión).
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DE LA FOTOGRAFÍA DEL AUTOR

Dos eran las fotografías en las que pensé, dos las que mandé y una, obviamente la elegida. Estas
son las que mandé:

La primera me muestra en el río Cabriel en Villatoya, feliz y contento con lo que estoy viendo y
con una preciosa tarde de septiembre. Es una imagen de Eloísa Gómez Ibáñez. En la segunda
estoy posando para las clases de fotografía de la U. P. de Madrigueras; es una foto tomada y
procesada por Carmen Cabañero, que fue la elegida por la editorial. Tanto en una como en otra se
puede ver a una persona contenta interior y exteriormente, que es lo que me he sentido al acabar
esta novela.
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SOBRE LA DEDICATORIA

La obra está dedicada Avis atavisque (a los abuelos y antepasados), aunque en el texto por error
aparece como Atis atavisque. Se trata de una cita de la Eneida de Virgilio, del libro VII, verso 56,
referida a Turno, poderoso caudillo de los rútulos. La obra en sí es un homenaje a nuestra herencia
cultural e histórica, realizada desde quienes, como yo, somos conscientes de nuestro papel de
transmisores de un legado. Curiosamente en la obra los abuelos están ausentes, una consecuencia
lógica de haberme sumergido tanto en la obra. De algún modo el autor no pudo plasmar a los
abuelos, al carecer actualmente de ellos, pese a sus entrañables y maravillosos recuerdos.
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CAPÍTULO I VALERIO DE VALERIA

Este capítulo fue comenzado cuando tenía pensado el plan de la obra, fruto de un reto doble: ¿se
puede escribir una novela de romanos que hable extensamente de Valeria? ¿Soy yo capaz de
escribir una novela en solitario?

El proceso de cómo escribir una novela de romanos fue para mí el siguiente:

1. elección del marco geográfico: Valeria, ciudad romana en la provincia de Cuenca.

2. elección del marco temporal: la época de Trajano y Adriano, período de esplendor de dos
emperadores hispanos, mira qué casualidad.

3. elección de tema: adaptación a la vida real de un tema mitológico. Hacía poco tiempo habíamos
hecho una película sobre el mito de Ixión. Este mismo relato, adaptado a una situación concreta,
me dio la idea.

4. seguidamente procedí a la elaboración de una trama.

5. luego tuvo lugar la selección de los personajes


principales y secundarios.

6. comienza el proceso de escritura en tercera


persona. Me atasco en la tercera página. No lo veo
creíble. Pienso en abandonar el proyecto

7. paso a primera persona. Me atasco en la cuarta


página. Lo veo más creíble, pero me falta
inspiración. En ese momento decido ponerles caras
a los personajes.

El primero fue el del protagonista principal, al


menos como testigo de los hechos, Marco Valerio
Crispo. Pare ello busqué la cara y la inspiración de
un amiguete mío, Antonio José, que me había
resultado muy fiel en muchos proyectos y un
colaborador cercanos. Tenía 15 años en ese momento, por lo que me vino al pelo. Esta es su cara
en lo que iba a ser el proyecto de portada.
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A partir de este instante comienzo a ponerle caras a los personajes, a partir de gente de mi entorno
familiar, personal y, sobre todo, del centro donde trabajo, el IES Río Júcar de Madrigueras,
Albacete. Con ello la obra avanza con gran naturalidad.

La casa que se empieza a describir en este capítulo está inspirada en la llamada Casa Colgada de
Valeria. Se describe la habitación y el mobiliario, sencilla en las casas romanas, se hace una
alusión a las ventanas acristaladas de yeso o lapis specularis y de paso se hace una mención a la
posible rivalidad entre Valeria y Segóbriga, una rivalidad razonablemente imaginada viendo
paralelismos como Barcelona y Madrid, Quintanar del Rey y Villagarcía del Llano, Casas Ibáñez
y Villamalea o Fuentealbilla y tantos otros. Ya aparecen aquí citados el padre, Clodia y Adonis.

A continuación vemos el estado actual de la casa colgada, que inspira la de la novela.

El personaje del padre está en una nebulosa a lo largo de toda la obra. La causa posiblemente sea
el fallecimiento del mío y su constante recuerdo. Es difícil sustraerse a las propias emociones.

En la página 8 aparece una descripción exacta de Valerio, es decir, de Antonio José, con datos tan
relevantes como su parecido con su madre, Carolina, y el color moreno que adquiere en verano.
Este último dato explica el porqué lo elegí para protagonizar el papel de muchacho nubio en la
película Mare, mare. La vamos a reproducir: En el agua del recipiente me vi reflejado: cabellos
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morenos, heredados de mi madre, como mis ojos rasgados, la tez clara que en verano se
ennegrecía de forma prodigiosa, las facciones dulces, la sonrisa inocente, que me servía para
ocultar mis muchas picardías…

En la pagina 9 las frases —Calor, he tenido mucho calor —repuse por mi parte mirando hacia
otro lado, aluden, por no decir que reproducen una conversación de la película El escondite, obra
de mi amigo José Fernando Valera Jiménez, que pertenecen al momento inicial en el que el
protagonista se despierta de una pesadilla que no quiere comentar. Adjuntamos tres fotos: la
imagen de la conversación, con la presencia de José Fernando y mi divina actriz Ana Isabel, un
retrato de José Fernando y la carátula de la película.
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Las páginas 9 y 10 están llenas de datos costumbristas e históricos para familiarizarnos con la vida
romana de aquellos tiempos.

La alusión a la negligencia en el culto a los lares tiene una doble función: por un aparte constata la
crisis de la religión tradicional, vista por muchos como un conjunto de supersticiones ridículas,
exentas de valores profundos; por otro lado este dato sirve de guiño para construir la novela con
una historia circular.
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CAPÍTULO II ADONIS EL ESCLAVO

Siguiendo con la idea iniciada con el personaje de Valerio de Valeria, decidí seguir inspirándome
en personas de mi entorno para dar más colorido y autenticidad a la obra. En este caso para el
esclavo Adonis me sirvió de inspiración mi amigo Álex Ballesteros Martínez, a quien me unieron
circunstancias del rodaje de la película Mare, mare, un proyecto con el que no conté con él, en un
principio, pero al que se presentó voluntariamente para ayudarme. Y vaya si lo hizo. Su trabajo fue
fundamental para que el proyecto siguiese adelante y viese la luz.

La descripción que aparece en el libro es exactamente la de Álex con 15 años recién cumplidos, es
decir, la de un adolescente con la cara llena de granos, lo que explica que no salga muy
favorecido, por lo que voy a poner alguna foto suya para que se vea que el muchacho no es nada
feo. Pese a su nombre Adonis no era especialmente bello, sin ser feo. Su rostro alargado, sus ojos
rasgados, sus labios breves y tendentes a una sonrisa callada, sus cabellos lacios y rubios, su
cara blanca salpicada de pecas y últimamente de granos denotaba dulzura de carácter,
nerviosismo de movimientos y atención en el trato.
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La imagen de abajo, de mayo de 2019, presenta un momento de la genial presentación de la novela


en Albacete, en el IES Amparo Sanz, organizada por la profesora y amiga mía Pilar Torrente (la
primera a la izquierda), seguida por Antonio José, un servidor y el rubio Álex.

No tiene ningún desperdicio la alusión a la elección del mito de Adonis, que fue mía, ya que yo
estaba embarcado en un proyecto de realización de un corto sobre el mito de Adonis, que al final
se hizo coincidiendo con la finalización de la novela. El nombre Adonis le había sido puesto por el
amo, Aulo Valerio Crispo, mi padre, cuando lo compró a un comerciante sirio algunos meses
después de la muerte de su esposa.

Aquí tenemos el enlace al mencionado cortometraje:

Te voy a querer siempre (Venus y Adonis) Cortometraje con temática relacionada con la
naturaleza y la mitología.
http://iesriojucarlatgri.blogspot.com/2018/07/te-voy-querer-siempre-venus-y-adonis.html
Aquí vamos a matar tres pájaros de un tiro: Para mí tiene más pinta de galo que de sirio, pero con
la extensión que ha adquirido el imperio romano y con el trasiego de gentes tan grande, lo mismo
te encuentras a un britano de piel negra que a un egipcio de cabellos rubios.

Con esta descripción justificamos la elección de Álex como modelo para el personaje, hacemos un
reconocimiento a una sociedad variada e intercultural, como lo fue la romana y lo es la nuestra
actualmente, y, finalmente, hacemos un guiño a la imagen de esos niños sirios, refugiados de la
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guerra, muchos de ellos rubios como Adonis, de aspecto muy semejantes a nosotros, que se
colocaban en las pantallas de los televisores con sus miradas llenas de horror y desesperación.

El capítulo sigue con referencias históricas y culturales al papel del paedagogus, o esclavo
ayudante, al uso de la lengua griega en la escuela, al origen del nombre de agosto, al mito de
Venus y Adonis, y, finalmente, a la situación de un esclavo doméstico en la Roma del siglo II.
Creo que no se puede pedir más. O sí. Como la referencia a las hermanas menores de Valerio de
Valeria.
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CAPÍTULO III VALERIA, LA CIUDAD

Este capítulo comienza situando la casa del protagonista en la llamada actualmente casa Colgada,
una mansión que tiene una ubicación espectacular y que se aviene muy bien al contenido de la
novela.

Después sigue describiendo la ciudad, Valeria, con la mayor naturalidad. También hay una
ridiculización a las pretensiones de algunas familias locales de todo tiempo y lugar a descender de
linajes socialmente cotizados, como reconoce en su caso el propio Valerio.

Posteriormente reproduzco un fragmento de la obra de Plinio en el que se describe esta ciudad.


Acto seguido he hecho una adaptación o plagio, según se mire, de fragmentos de mismo autor
retocados para adaptarlos a la realidad del texto, o, como se dice en latín, mutatis mutandis. Con
ello conseguía contar con un relato lingüísticamente lo más fiel posible a cómo describiría el
territorio una persona de aquella época, ajena a conceptos y prejuicios actuales. La fuente de
inspiración ha sido las Cartas de Plinio traducidas por Julián González Fernández.

Seguidamente el narrador pasa a describir su ciudad: la traída de aguas mediante un acueducto, el


teatro (aún no descubierto, por cierto), el Ninfeo, la basílica, la cisterna (de forma discreta, pues no
se hallaban a la vista) y la disposición urbana. Todo ello lo ilustramos a continuación con
imágenes de cosecha propia obtenidas en 2019.

Sobre estas líneas, la cisterna.


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El ninfeo, con una parte parcialmente reconstruida.

Vista de las excavaciones del foro.

Hablando del foro, el capítulo describe un día de mercado, con la bulliciosa vida de una ciudad
comercial en el foro y en las tabernae. Entre pitos y flautas aparece una conversación sobre uno de
los personajes de la obra, Apio Fabio.
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Este personaje está inspirado en un muchacho, no voy a decir el nombre, que no llevaba muy
buena marcha ni en el instituto ni fuera de él. Pero como luego mejoró bastante, cosa de la que me
alegro sobre manera, lo dejaremos al lado. El nombre proviene de varias anécdotas cruzadas. Una
vez la madre de mi amigo y casi hermano Eloy Garrido Cambronero, hace ya años iba por el
mercado de puesto en puesto buscando apio y puerros para su hijo, que en estos momentos
deseaba aumentar el consumo de verduras. Hace unas décadas estos productos no eran muy
conocidos que digamos, por lo que muchas personas no los conocían y se equivocaban al decirlo.
Comoquiera que la mujer iba ya cansada de trotar de puesto en puesto, le soltó a una que le
preguntó que a dónde iba tan sofocada, "Este hijo mío, que con el opio y los porros me tiene
acabá". La anécdota es muy graciosa, y como el muchacho en el que me inspiré por lo visto le
daba y bien a los porros, y no tanto a los puerros, me permití la licencia.
Y en cuanto a lo de Fabio, es una alusión a una ilustre familia romana, famosa por la temeridad de
sus hombres que emprendieron una guerra ellos solos. La leyenda afirma que en el año 479 a. C.,
la gens o familia Fabia emprendió la guerra contra Veyes como una obligación privada. Una
milicia de más de trescientos hombres de la gens, junto con sus amigos y clientes se levantó en
armas y se estacionó en un cerro por encima del Crémera, un pequeño río entre Roma y Veyes. La
milicia fabia permaneció en su campamento, hasta que fueron engañados en una emboscada y
destruidos. Se dice que trescientos seis de los Fabios en edad de luchar perecieron en el desastre
quedando sólo un superviviente para regresar a casa. Así pues, Apio Fabio es, en mi sutil clave
informativa, "muchacho metido en drogas y temerario".
Por otra parte, la conversación que escucha Valerio en el foro es bastante importante y casa con
hechos posteriores. Las palabras exactas que emplea la interlocutora son un homenaje consciente a
una escena de nuestra película local Pater familias (1994) en la que el protagonista, Pepe Fuentes,
del que hablaremos más tarde, dice "¿Mis hijos? ¡Ay mis hijos!"
Después llega la descripción de una tienda de escritura, un homenaje también a nuestro taller de
escritura que llevamos haciendo desde hace veinte años. Para ilustrar toda esta información les
dejamos este enlace del vídeo hecho por (¡oh causalidad!) dos alumnos de los que inspiran los
personajes de esta novela.
http://iesriojucarlatgri.blogspot.com/2016/02/historia-de-la-escritura-y-sus-soportes.html

La frase final de este capítulo: ¡mis hermanas en el foro, horror, error, pavor! Tiene mucho que
comentar. Alude en primer lugar a una frase de un culebrón famoso, cuyo nombre no alcanzo a
recordar, que era "Horror, terror, pavor". Por otra parte hay un guiño a una anécdota contada por
mi amiga Desi, natural de Motilleja. Según ella una paisana suya le dijo a una que se iba a casar,
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para disuadirla: "No cometas ese horror" en lugar de error. Y en tercer lugar la reacción se inspira
en algún comentario de mi sobrino Juan Antonio, al sentirse acorralado por sus hermanas, la
pequeña Irene y la mayor Mari Nieves, inspiradoras de los personajes de las hermanas de Valerio.
Así todo queda en casa.
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CAPÍTULO IV VALERIA, LA HERMANA Y VALERIA MÍNIMA

El capítulo comienza con una frase en tono cercano a despectivo, tomada consciente y cabalmente
de una frase de nuestra película Rococó (1993), en la que el obispo, papel magistralmente
interpretado por mi amigo Pepe Fuentes, comenta la llegada de dos señoras: "¡Ahí vienen estas!",
con un tono que denotaba a las claras la inoportunidad de su presencia. Adjuntamos el fotograma
de la película en el que Monseñor Casanova está con su sobrino, el famoso Giacomo Casanova, al
que le dice la mencionada frase.

Lo que sigue en una curiosa reflexión léxico-matemática: para indicar una cantidad exagerada,
nosotros solemos decir mil, los griegos de la antigüedad decían diez mil y los romanos trescientos.
Eso queda bien explicado en el capítulo.

— ¡La Compañía de Siro, David y Teodora, la Compañía de Siro, David y Teodora! Aquí hay
comentarios para dar y vender. Siro Martínez Verdejo es un exalumno mío, buena persona y
excelente actor, que encarnó el papel de amo de la casa de un mimo escrito por mí e inspirado en
los mosaicos de Noheda, que estaban siendo estudiados por mi amigo, exalumno y afamado
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arqueólogo Miguel Ángel Valero Tévar. El mimo se llama "Mimu zelotypi numti", cuyas posibles
traducciones son "Mimo del recién casado celoso" o "Mimo del rico celoso".

En las fotos anexas, a la izquierda Siro aparece posando para un cuadro viviente, hecho todo un
romano. A la derecha encontramos a Miguel Ángel, en primer plano, junto con Javier Parrilla,
alcalde de Villar de Domingo García, el municipio al que corresponde la pedanía de Noheda, en la
que se halla este fenomenal mosaico.
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Arriba podemos ver una escena del espléndido mosaico. Ahora adjuntamos un enlace a la película
del mimo en el que interviene Siro:

http://iesriojucarlatgri.blogspot.com/2014/11/mimu-zelotipi-numti-mimo-del-recien.html

También adjuntamos un enlace a nuestra revista Cuadernos de Mitología, donde viene material
sobre el mimo, incluido el texto del mimo reconstruido.

http://iesriojucarlatgri.blogspot.com/2015/02/cuaderno-de-mitologia-n-29.html

La mención a David, por otra parte, hace mención a David Ortega Carrasco, hijo de mi prima Mari
y exalumno, que protagonizó también una destacada actuación en la representación del mimo de
Herodas La celosa. Es posible que esta representación de este mimo haya sido la única después de
varios siglos. Ahora ponemos el enlace a la grabación de este teatro.

http://iesriojucarlatgri.blogspot.com/2009/12/mimo-la-celosa-i.html

Y aquí tenéis el rostro real de David.

Por último la alusión a Teodora es un homenaje a esta gran mujer, de origen muy humilde y actriz
de mimos en su juventud, que acabó convertida en emperatriz del Imperio Romano de Oriente.
Como emperatriz, asesoró eficazmente a su marido, el emperador Justiniano, para que las leyes
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fuesen menos lesivas para los derechos de las mujeres. Muchos la consideran incluso una
precursora del movimiento feminista. Debajo vemos una imagen de Teodora con sus damas y
ayudantes, procedente del mosaico de Rávena.

No sabemos qué fiestas había en Valeria, pero podemos colegir que el culto a Diana, tan extendido
en la península, se daría aquí. Hemos recalcado en la obra la festividad de la diosa Diana en
agosto, la festividad de la virgen de agosto, por su gran coincidencia con la fiesta cristiana de la
Virgen de Agosto, la Asunción o Dormición de la Virgen.

Aquí entra en escena otro personaje, Quinto Emilio Ponderio, basado en un joven amante de la
mitología, del que hablaremos más tarde.

Las muchachas romanas solo tenían un nombre, el nomen o apellido, por lo que se las distinguía
por el orden (prima, secunda, maior, minor) o por el diminutivo. Las descripciones de las
hermanas se corresponden a las de mis sobrinas, Irene la menor y Mari Nieves la mayor, y el
agobio que a veces siente Valerio está inspirado en el que a veces siente mi sobrino Juan Antonio,
hermano de ambas. Me consta que me han perdonado la descripción que hago en la obra, pese a
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que me refiero a momentos especialmente llamativos de su vida. En la imagen que hay bajo estas
líneas aparecen mis cuatro sobrinos: de izquierda a derecha Avelino (que inspira otro personaje),
Mari Nieves, Juan Antonio e Irene.

Tras las descripciones sigue un comentario sobre la libertad de la mujer en Roma, con los
ejemplos extremos de las mujeres etruscas, en situación social de práctica igualdad con el hombre,
y la historia de la casta Lucrecia. Esta leyenda es un relato moralizante de carácter nacionalista y
conservador. En nuestra película Trusenna hacemos referencia a este mito y a los aspectos sociales
que distinguían a griegos, etruscos y latinos. Copiamos aquí el enlace de youtube:

https://www.youtube.com/watch?v=pgTvsZ57j-8

Sigue una cita de Tito Livio, una de las muchas que jalonan el texto. A esto sigue un comentario
del padre de Valerio, en el que se nota una actitud crítica hacia la familia imperial, a la que niega
el carácter divino. Seguidamente el protagonista hace una defensa de la igualdad, reivindicando el
papel de las mujeres en la literatura. Detrás de este texto estoy yo en estado puro, con mis
esfuerzos por incorporar a los temarios figuras femeninas poco conocidas pero muy importantes.
Y si no lo creéis, aquí tenéis el enlace de un trabajo mío al respecto, publicado en el blog SVCRO.

http://iesriojucarlatgri.blogspot.com/2019/02/escritoras-griegas-y-romanas-en-prosa-y.html
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CAPÍTULO V CLODIA, LA ESCLAVA

Como ya hemos adelantado el personaje de Clodia se inspira en mi hermana Josefina y,


especialmente en el físico, en María Ángeles Fajardo, una mujer de Mahora. La de la foto es mi
hermana Josefina, una mujer muy especial, muy trabajadora, generosa y valiente, que vale en
proporción inversa a lo chiquitilla que es.

Este párrafo había estado trabajando en una villa en el campo, no muy lejos de la ciudad de
Egelaxta, por donde hay unas minas de sal. Hace alusión a las minas de sal de Minglanilla y a la
ciudad de Iniesta, con lo que conseguimos darle un mayor color local y más verosimilitud.

Lo que sigue es, en realidad, un tema sobre la esclavitud en la antigüedad, solapado de capítulo de
novela. Y como tal se puede usar.

Sigue el capítulo con un dato: entre otras propiedades, el padre de Valerio tiene tierras en el
campo, cerca del río Sucro, y un macellum, es decir un mercado de carne. Es un guiño a la
actividad del padre, carnicero, y a la familia en general de Antonio, agricultores, y un guiño a las
tierras de Madrigueras, cerca del río Júcar.

Sigue de nuevo con unos comentarios sobre la situación de los esclavos de los que, así espero, se
puede sacar bastante jugo.
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CAPÍTULO VI TRICLINIUM

Este capítulo comienza con la descripción del triclinum o comedor de una casa romana.
Entremedias metemos la descripción de un personaje curioso, el esclavo Ptolomeo, del que se
dice: Llevaba solo un año en casa y lo llamábamos Ptolomeo, porque era de Egipto. Hablaba muy
bien el griego (cuando lo hablaba, pues acostumbraba a mostrarse taciturno). Un amigo de mi
padre que había estado en Egipto nos comentó que Ptolomeo tenía el mismo perfil que las
pinturas que había visto él en los templos del Nilo.

Este personaje está inspirado en el carácter, el físico y parte de la historia de un joven conocido
que ha acabado dentro del círculo de mis amistades, por esas cosas de la vida. Se llama Adrián
Bermejo Gil, y aunque rubio, tiene una tez morena y una cara que, además de ser ciertamente
fotogénica, recuerda en efecto a las pinturas egipcias. Por eso lo "contraté" para hacer de nubio en
la película Mare, mare (2016). Adjuntamos el correspondiente enlace, para quien el interese:

http://iesriojucarlatgri.blogspot.com/2017/04/pelicula-mare-mare.html

Debajo vemos una imagen de Adrián en dicha película y una foto suya más reciente. La discreción
y el silencio del personaje también son rasgos que he tomado del muchacho.
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Siguen comentarios sobre las comidas de de los romanos (un tema encubierto, lo confieso), con
alusiones a las truchas del Júcar (en Cuenca las he probado excelentes).

Sigue una conversación familiar en el que se habla de la situación de los esclavos y de su posible
liberación, desde la óptica de la inocencia de una niña. Esta es una forma sutil de criticar la
institución de la esclavitud sin caer en un anacronismo inverosímil y exagerado.

—¡Mañana es fiesta! —gritamos todos.

Este final del capítulo, tan lacónico, tan cortante, tan sugerente, es, como en otros
capítulos, copia del estilo de Leopoldo Alas Clarín en su obra maestra y una de mis
lecturas preferidas, La Regenta.
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CAPÍTULO VII FIESTA DE DIANA

El capítulo comienza sin desperdicio: El día amaneció radiante y espléndido. El dios Febo Apolo
derramaba pródigamente sus dones para
homenajear a su hermana Diana. Como el que
no quiere la cosa estamos haciendo un homenaje
de la película Cleopatra, de 1963, dirigida
por Joseph L. Mankiewicz y protagonizada
por la maravillosa y mítica actriz Elizabeth
Taylor, concretamente al momento en el que
César usa una frase muy parecida para quitar de
su vista al hermano de Cleopatra.

Este capítulo intenta reconstruir una festividad


de la antigüedad, mezclando datos obtenidos de
bajorrelieves, comentarios de autores y de
reconstrucciones por parte de expertos. No se
sabe en realidad si hubo templo de Diana en
Valeria, pero considerando al popularidad de su
culto es Hispania (Santuario de Segóbriga,
templos en varias ciudades) cabe presumir que
pudo existir. Además nos viene como anillo al dedo para hacer un paralelismo con las actuales
fiestas de agosto. La procesión por ejemplo, recuerda en algunos detalles a las procesiones
católicas, como la presencia de niños y niñas. Y aquí en este punto me he de detener, pues me he
inspirado para estos dos papeles en las hijas de mis amigos Rosa y Luis (María) y Estrella y
Nicolás (Estrella). Esta es el texto que las describe: También pude ver a Fabia, la hermana de mi
amigo Apio Fabio, que me dirigió una mirada de tal intensidad amorosa que la de mi hermana
Valeria comparada con la suya parecía la de una virgen vestal. En cambio Fabula, la hermana
menor, dicharachera y habladora en extremo, se mostraba con un recogimiento y una
concentración tal que casi daban ganas de romper a reír.

La descripción de Fabia está tomada con burla e ironía de María, que te mira intensamente pero
para todo lo contrario. Encima de estas líneas tenemos una imagen de María, seria como un
tabique.
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La de Fabula, en cambio, se ajusta muy bien a Estrella, cuando está formal, claro. Debajo tenemos
una instantánea.

Y ahora viene una buena dosis de mitología. Empezando haciendo referencia a las distintas
divinidades, locales y foráneas, que se agrupan detrás del culto a Diana. Después, como el que no
quiere la cosa, cuento una experiencia personal: Muchas son las leyendas que sabemos sobre
Diana, pero a mí la más me impresionó fue la de Hipólito. Y digo me impresionó por lo que tuve
la suerte de ver la representación de una tragedia, la famosa tragedia llamada Hipólito,

Hace años tuve la suerte de asistir en Segóbriga, una noche, a la maravillosa representación de esta
obra. Lo hicieron tan bien que quedé conmocionado. Es una experiencia que aconsejaría a todo el
mundo, si volviera a haber teatro en las noches del mes de junio en Segóbriga, claro. El
comentario que sigue es totalmente personal: La obra me impactó tanto que estuve toda la noche
angustiado. Ver al desdichado Hipólito, que por la voz debía de ser interpretando por un
muchacho bastante joven, en brazos de su padre, me impactó.

Hablamos de la procesión, del foro, y de las amistades de Valerio padre. Y aquí cuelo yo a mi
amigo Pedro Jesús Monasor Casas, a quien llamo en varios lugares el amigo fiel: En este lugar tan
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importante para la vida social y política de nuestro municipio se había citado mi padre con su
amigo, colaborador y confidente el decurión Tito Severo Paulo.

Lo llamo Tito porque es tío de las muchachas que acabo de citar (un
guiño más), Severo, porque parece una persona seria, y Paulo (poco
en latín), porque lo es solo en apariencia. Aquí hay una foto suya.

Cuando están en el foro se produce un encuentro con Apio, que


aparece con... Allí también se reunieron los amigos de Marco, Apio
Fabio, seguido por el alto y fornido esclavo Áyax. Para el personaje
de Áyax, sincero en sus expresiones, serio y que a veces va a su bola,
me he inspirado en mi sobrino mayor Avelino, un tío más alto que la
voluntad del señor y más listo que el hambre, como decimos por
estas tierras: aquí adjunto foto.
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CAPÍTULO VIII AULO VALERIO

Este capítulo está en buena medida inspirado en las cartas de Plinio, cuando no directamente
plagiado, aunque eso sí, lleno de citas y variantes que ajustan el texto al contenido de la novela.
Todo esto se hace con tal de dar color genuino y autenticidad al relato.

Galba vivía en una hermosa villa situada a mitad de camino entre Conca y Ercávica, muy cerca
de la vía que comunica Segóbriga con Cesaraugusta. El destinatario del texto, de modo muy
ambiguo, vivió en una villa, entonces de tamaño medio, que con el tiempo se convertiría en la
espectacular villa de Noheda. Otro guiño histórico y arqueológico, y un homenaje a mi amigo y
arqueólogo preferido Miguel Ángel Valero Tébar, que aparece en la foto sobre el mosaico.

El resto del capítulo consta de reflexiones sobre la vida en el campo, antes y ahora, sobre la
participación en la vida de la ciudad y sobre la vida cotidiana en general de una familia de clase
alta. Una reflexión en la que el papel del padre se ve desdibujado. En ello seguramente ha pesado
la ausencia del mío, fallecido hace años. Un capítulo reflexivo y sosegado, salpicado, eso sí, de
citas históricas y mitológicas.
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CAPÍTULO IX NINFEO

Este capítulo se centra en describirnos una de las maravillas de Valeria, su famoso ninfeo. Y en él
se sitúa una de las travesuras de los muchachos. Adjuntamos la fotografía de la reconstrucción del
ninfeo de Gerasa, en oriente, y una imagen actual con la reconstrucción parcial del ninfeo de
Valeria.

Aquí he intentado reflejar con realismo las reacciones, a veces crueles, de los niños y jóvenes de
ciudad frente a los que ellos tildaban de paletos, en un mundo mucho menos globalizado que
ahora.

También sirve este capítulo para perfilar los caracteres de los protagonistas y, de paso, para
presentar algo muy moderno, pero que ya existía en la antigüedad, un "metrosexual", llamado
entonces "homo bellus". Creo que no tiene desperdicio el poema de Marcial que describe a uno de
estos tipos.

Como vemos, el mundo clásico se repite en nuestro tiempo, tanto en lo bueno como en lo malo,
pues, en definitiva, seguimos siendo romanos, y antes que nada, humanos.
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CAPÍTULO X TEMPLO

Como reza su título, este capítulo comienza con la descripción de un templo romano. Pese a que
aún no se ha encontrado ninguno, he optado por un templo sencillo de pocas dimensiones, como
este de la Fortuna Viril en Roma.

Estos son los templos en los que inicialmente me inspiré: el de Diana en Mérida
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Y ahora una imagen del templo de Diana en Évora, que a veces he confundido con el anterior, foto
cortesía de mi amigos Luis y Jacinta.

Aprovechamos el relato de la costumbre de ofrecer los juguetes a la diosa Diana para introducir un
comentario sobre el matrimonio, tal y como lo podrían ver unos jóvenes en el siglo II. Así colamos
en la narración un tema sobre el matrimonio, y apuntamos veladamente a unas prácticas que van a
ser determinantes en el ulterior desarrollo de la acción.
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CAPÍTULO XI TEATRO

En el momento en el que se está escribiendo esto el teatro de Valeria aún no ha sido encontrado,
aún digo, porque está. Yo lo sitúo cerca de la casa colgada, en una ladera de la colina, justo donde
hay una cata y unos sillares enterrados. Es una mera intuición, lo confieso, pero me ha servido
para situar la obra.

Empieza el capítulo con algo de literatura, explicando la diferencia entre tragedia, comedia y
mimo. A esto sigue una comparativa con el teatro de Segóbriga, y unos comentarios sobre la
colocación de los espectadores en el teatro. Una clase encubierta, vamos.

El mimo que van a ver es una obra mía inspirada en el archifamoso mosaico de Noheda.

Ajuntamos aquí el enlace para que quiera verla entera.

http://iesriojucarlatgri.blogspot.com/2014/11/mimu-zelotipi-numti-mimo-del-recien.html

El papel de Polidoro era interpretado por el tal Siro, un actor alto y apuesto, y el del eunuco por
David, un joven moreno y muy gracioso.

Aquí la alusión es triple, ya dijimos que Siro era Siro, de Navas de Jorquera; David mi primo
David, pero la descripción concreta del eunuco corresponde a Jorge Plaza, de Navas de Jorquera,
que protagoniza este papel en concreto. Aquí tenemos a Siro y Jorge juntos en una representación
teatral, por cortesía de Gaby.
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El segundo mimo se llamaba La celosa. Esta obra de Herodas (o Herondas) fue representada en su
momento por Jesús, Cristina, David y otros alumnos míos. De nuevo un guiño doble, a la literatura
griega y a nuestras propias representaciones. Les adjunto el enlace:

http://iesriojucarlatgri.blogspot.com/2009/12/mimo-la-celosa-i.html

El tercer mimo está basado en un cortometraje de tema mitológico, de un tema muy actual: el de la
hospitalidad. De nuevo tenemos aquí el enlace, para quien guste:

http://iesriojucarlatgri.blogspot.com/2017/05/ay-ixion-ixion.html

El tema de este mito, corto y mimo está entroncado con el drama de la novela, por lo que no
podemos ni debemos decir más, por no desvelar datos.
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CAPÍTULO XII CENA

Lo que va a ser el tranquilo retrato de una cena romana comienza con la descripción de un
esclavo:

El esclavo que atendía a las mesas no daba abasto a hacer viajes a la cocina. Tenía la piel
bronceada, los ojos muy rasgados pero el cabello castaño tirando a rubio. Tenía una pinta
curiosa, que recordaba al cutis de un egipcio. Por eso lo llamábamos Ptolomeo, como creo haber
contado ya, por los últimos reyes egipcios, aunque su nombre original era Tamiris.

Esta descripción corresponde a Adrián Bermejo Gil, amiguete y compañero de aventuras. Lo del
nombre es un guiño a la película Mare, mare, en la que hacía el papel de nubio, un guerrero nubio
que perseguía a un esclavo fugado cuyo nombre era, oh casualidad, Tamiris. Véase el comentario
que hicimos ya en el capítulo VI.

La escena está salpicada de referencias literarias y culturales, como cuando habla del origen del
teatro en Roma y de la posición social de los actores, pero en conjunto se trata de una escena de
transición que ahonda levemente en la intriga.
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CAPÍTULO XIII AULA

Este capítulo es uno de los más genuinos de la obra. Se inspira literalmente en la clase mía de
Cultura Clásica de 2017-2018, clase tan numerosa como ruidosa (y divertida a veces). Hela, hela
por dó viene.

La clase en sentido físico se ubicaría en cualquiera de los espacios cercanos al foro, como por
ejemplo este mismo:
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Sin embargo mis alumnos y exalumnos de todos los tiempos confiesan sentirse totalmente
identificados. También hay elementos que podrían referirse a mi hermano y alter ego Raúl. Aquí
estamos los dos.

Pero vayamos al detalle.

El nombre Nicéforo es un guiño personal a mi bisabuelo Aniceto, pues lo tenía un poco marginado
frente a los otros bisabuelos a la hora de usar su nombre. El maestro, de pelo blanco y mayor, soy
yo, aunque no lleve barba. Una descripción de una escuela era inevitable, y muy interesante,
incluyendo la de la vara de pegar, Punica ultio, o sea, venganza púnica.

—Hoy vamos a tener una clase especial — nos espetó nada más entrar Nicéforo (Ya lo
sabíamos) —Vamos a hablar de poesía moderna.

— ¡Oooooh duuuulce Catuuuuulo! —suspiraron al unísono todas las muchachas de la


escuela, y creo recordar, avergonzado, que la que más suspiraba de todas era mi hermana
Valeria.

Este oh dulce Catulo está tomado de una divertida y didáctica grabación teatral, llámese vídeo o
cortometraje, obra de Carmen Roldán Ibáñez, profesora de latín y amiga, y Enrique Carrasco,
profesor de inglés, entusiasta del cine y colaborador en muchos de mis proyectos. Se llama
Formatus Libri y recrea una clase en la antigua Roma. Añadimos, por supuesto, el enlace, para su
posible uso y disfrute.
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http://iesriojucarlatgri.blogspot.com/2017/05/formatus-libri.html

También hay una referencia sutil a una anécdota: un día en el que mi cuñada acompañó a mi
sobrina mayor al cine, junto a sus amigas, en una película de esas que enloquecen a las
preadolescentes que chillan y suspiran al ver a sus ídolos en la pantalla.

—Quinto Emilio Ponderio, contestó el grammaticus, no seas impaciente, otro día daremos
a Ovidio.

Aquí aparece ya por la puerta grande un personaje, al principio muy secundario, pero cobra
protagonismo conforme la relación mía con él se intensificó. Se inspira totalmente en Óscar
García Carretero, buena persona, muy tímido y amante de la mitología. Aquí lo tenemos.

El nombre Quinto es un guiño al Quinto Horacio Flaco, el gran poeta y personaje del libro de latín
que usamos. Ponderio, un nombre derivado de pondus, peso, es un homenaje a la familia del
muchacho, llamados los Peseta, y Emilio en particular a Emilio García, primer alcalde
democrático en Madrigueras tras la transición y tío abuelo de Óscar.
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— ¡Ovidio, el autor del Arte de amar! —prorrumpió al borde del éxtasis Helena
Alexandra, una muchacha que es calco exacto de mi hermana Valeria en enamoradiza, aunque
algo menos soñadora, pilar y sostén del gremio de alumnas enamoradas de Catulo.

Este personaje, Helena Alexandra, retrata a una muchacha muy sensible, amante de la poesía y
escritora en ciernes. En dos zagalas de la clase me inspiré, Elena y Pilar, por eso el párrafo tiene
todo su sentido. La fotografía de Elena es la primera, la de la sonriente Pilar la segunda.

La clase continúa hablando del poeta Marcial y de su obra, lo que da mucho juego.

— ¿Por qué fue a Roma? —preguntó Julio Paulo, un compañero aventajado que no perdía
ocasión de ampliar sus muchos conocimientos.

Esta es la pregunta de Julio Paulo, nombre que esconde a un par de Pablos, Pablo Jiménez y Pablo
Merino, inteligentes y participativos. Aquí tenemos las fotos de ambos.
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— ¿Y de amores ardientes? —preguntó ahora Gayo Mario, de nombre idéntico al famoso


cónsul, adolescente en todo lo suyo en cuanto a inclinación al sexo de cualquier clase y
condición.

Ahora entra en acción Mario, alumno muy inteligente, procaz, divertido y deslenguado, tanto
como el alumno en el que se inspira, Mario Pérez Verdejo, un muchacho que nos ha hecho reír
mucho y que aparece en estas dos imágenes, en una actuando en una representación teatral y en
otra en la foto de clase.

A continuación siguen varios comentarios literarios de los que se pueden sacar jugoso
aprovechamiento.

Ahora va y aparece en escena un nuevo alumno:

— ¡Como yo, bello, joven, moderno y a la moda! —cortó Sergio Rufo, un compañero
nuestro con quien cada vez nos juntábamos más, pero que aún no era de la cuadrilla. Era alto,
más que nosotros, más incluso que Adonis, moreno, bello de rostro, de facciones finas, agradable
al trato y algo caradura también, cosa que a mí me daba envidia, lo confieso.
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Sergio, porque es Sergio Ruiz Gómez, Rufo, por lo de Ruiz.

Sobrino de mi cuñado, es un excelente muchacho. Pero un


día me enfadé mucho con él, y en venganza...

—Cállate, Sergio Rufo, o va a tener que entrar en


acción Punica Ultio —le advirtió algo más serio que de
costumbre Nicéforo.

En venganza por la guerra que me dieron un día, mi manera


de desahogarme fue esta: Quien actuó esa vez en serio fue
nuestro profesor, quien, con una ligereza inesperada para
su edad misteriosa, se lanzó cual rayo, descolgó a Punica
Ultio, la blandió cual relámpago y fustigó las descaradas
espaldas de Gayo Mario.

Siguen los poemas y acaba el capítulo:

Maximina, Maximina, así se llamaba mi madre.

Maximiliana, la Maxi, se llamaba mi vecina, a la que yo tenía como a una tía. Con pocos meses de
diferencia se marcharon mis tías, Fátima, Pura y la Maxi. Con esta cita de un poema quería
homenajear desde el corazón a estas mujeres tan queridas e importantes en mi vida, y de paso
asociar el dolor por su ausencia al propio dolor del protagonista.
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CAPÍTULO XIV EL SOL DOMINA

Un baño en el río un día de verano. Un atrevimiento semiclandestino típico de los muchachos de


todos los siglos.

Pero antes una descripción de una casa, inspirada o plagiada, según se mire, de Plinio. Después
tenemos la descripción de una muchacha. De todo el texto solo resalto lo pertinente a la fuente de
inspiración, que no es otra que María Ibáñez Monasor, de la que ya hemos hablado.

La hermana mayor, Fabia, tenía 16 años... Era arisca, seria y distante en los saludos, cortante en
la conversación, nada cariñosa, bastante alta y agraciada...

La segunda está inspirada en Estrella Valera Monasor, prima hermana de la anterior, que también
ha aparecido en estos comentarios.

Mucho más tratable era Fabula, la hermana menor de Fabio, de solo ocho años, dicharachera y
simpática. Con ella me gustaba gastar bromas. Cada vez que me veía solía preguntarme si la veía
bonita, si era la más atractiva de la casa, y comentarios así, destinados las más de las veces a
provocar una furibunda respuesta en forma de mirada de su hermana mayor. Ahora bien, si la
contrariabas prorrumpía en un llanto enloquecido que, al decir de Quinto Emilio, recordaba a la
profetisa troyana Casandra.

De nuevo el romanticismo nos lleva a la poesía latina, para en brusco contraste descender a una
escena de violencia y velada agresión. Lo ideal y lo sórdido se juntan en este capítulo, que prepara
la tensión del próximo.
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CAPITULO XV BAÑO EN EL RÍO

Este capítulo va a desarrollar esa escapada de un grupo de adolescentes para bañarse en un río.
Todo un ritual de juventud semiclandestino, como ya comentábamos, que va a ser el marco de uno
de los momentos más decisivos de la obra. La acción transcurre en el fondo del valle del río
Gritos, con un caudal bastante más caudaloso que el actual, como se ve en la fotografía.

En sí el capítulo constituye un oxímoron, es decir, un momento sumamente agradable, como es un


baño en el río (aquí reflejo la experiencia personal de un baño en las limpias aguas del río Cabriel)
y en total contraste presento una situación de abuso, odioso abuso, de una persona sobre otra. Es
algo que está muy en el ambiente a la hora de escribir la novela, pero que ha existido siempre. La
modalidad del maltrato, del caso, del abuso, es lo secundario. Lo importante es la denuncia del
hecho. Y el valor de un muchacho tímido que se rebela ante la injusticia. Por si fuera poco la
revelación de Apio, ese comentario resentido y malvado, provoca el hundimiento de Marco.

—Las mujeres de tu casa están sin domar, son caprichosas y licenciosas. Y ahora entiendo
también lo de tu madre cuando hizo lo que hizo, cuando se acos…

A partir de este instante el muchacho va a madurar de golpe y se va a enfrentar a la


dolorosa búsqueda de la verdad.
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CAPÍTULO XVI EN BUSCA DE LA VERDAD

Aquí los muchachos se muestran casi adultos. Las descripciones están tomadas de Plinio, y los
pensamientos están llenos de reflexiones senequianas y de elementos de mitología. El mito de
Edipo no puede fallar.

El personaje de Tito Severo vuelve a aparecer. Sus hijas son


personajes totalmente ficticios. No lo es en cambio, el esclavo
Delio.

El atildado y serio esclavo que respondía al nombre de Delio


entró a llamar a su amo.

Volvemos a clase de Cultura Clásica. El alumno que inspira el


personaje es David Cáceres, un poco serio pero buen muchacho
y elegante siempre. Aquí aparece fotografiado.

Este capítulo está impregnado de tacto en la escritura y de alusiones mitológicas, como las de
Edipo, Ixión y la fábula de Procne y Filomela. Por eso hay quienes consideran esta novela como
una antología de mitos encubierta, y no les falta razón, en parte.
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CAPÍTULO XVII EL DECURIÓN AMIGO

El comienzo del capítulo pinta al personaje basado en detalles reales y concretos de la vida, obra y
milagros de mi amigo Pedro Jesús, pero lo que hay que destacar es que es un elogio a la amistad y
una apuesta por el diálogo y la sinceridad para limar asperezas y solucionar cualquier clase de
conflictos.

De paso se comentan hechos reales, como las trabas que desde el poder se ponían para ciertos
tipos de asociaciones, una muestra más de la intensa vida política y social del momento (antiguo y
moderno).

El silencio calló sobre una losa sobre los dos amigos. Un silencio que pesaba como un buey sobre
la lengua de Aulo, a quien le costó replicar.

El tópico del buey que aplasta la lengua y le impide moverse y hablar aparece en la literatura
griega. Un detalle de realismo y pertinencia cultural.
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CAPÍTULO XVIII CONVERSACIÓN DE HOMBRES

El texto del presente capítulo es deudor de las cartas y reflexiones de Séneca, convenientemente
retocados y manipulados. Contiene la sincera conversación entre padre e hijo, en el que la acción
se remite a hechos históricos: la época de Trajano, las guerras dacias, etc.

—Aquí no hay más enemigo que el que lleva uno en su mente y en su corazón, recuérdalo
bien.

Esta reflexión nos lleva directamente al famoso poema de Cavafis, Ítaca, en concreto a los versos
que dicen:

Ni a los lestrigones ni a los cíclopes

ni al fiero Poseidón encontrarás,

si no los llevas tú dentro del alma,

si tu alma no los pone frente a ti.


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CAPÍTULO XIX UN VISITANTE INESPERADO

Después de la revelación todo vuele a la normalidad. Nos encontramos con escenas cotidianas,
entre las que se cuelan alusiones a la casa romana, incluida la referencia a los "grifos".

El personaje que describimos se basa en muchos aspectos (tolerancia, capacidad de reflexión y


paciencia) es mi compañero y amigo Pedro Gómez, profesor de filosofía. Aquí lo mostramos, tan
contento y auténtico él, con sus alumnos de este curso 2018-2019.

Le he adjudicado el nombre de Filemón para hacer alusión a una de las más bellas leyendas
griegas, y rica en enseñanzas, por cierto, la historia de Filemón y Baucis. De paso citamos a
Ovidio, para que la novela se pueda usar como antología de literatura romana, grosso modo.

— Han dicho en la puerta de la curia, como decía nuestra vecina Amulia, que se va a
quedar un tiempo aquí —comentó Valeria.

Un dicho popular de Madrigueras para no dar el nombre de quine que nos ha contado algo es este:
"Han dicho en la puerta de misa...". Una de las personas que usaba esta muletilla era mi vecina
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Amalia, una simpática y tremenda mujer cuyas anécdotas dan para un libro. Esta alusión es un
homenaje a una vecina a la que hemos sentido en mi casa como de la familia. En la foto es la
mujer mayor. La que está al lado con sus dos hijos es su nuera, la Maxi, de la que ya hablamos
antes en el capítulo XIII.

Acaba el capítulo con una alusión a la sagrada, complicada y muy de actualidad noción de la
hospitalidad.
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CAPÍTULO XX FILEMÓN

En un ambiente sosegado vemos una conversación educada en la que se nos deslizan, como quien
no quiere la cosa, datos sobre la vida, las lenguas y las ciudades de oriente mientras se explican los
platos cocinados en honor al cada vez menos misterioso Filemón. Los platos, por cierto, están
tomados de Apicio, el famoso gastrónomo romano que nos dejó un libro de recetas.

Pero en un momento dado la conversación toma un giro inesperado:

— ¿Se han portado bien los dioses, en especial el dios Neptuno, en todo el viaje? —
preguntó mi padre.

Filemón se lo pensó antes de responder.

—Puedo decir que la divinidad que mora en el cielo se ha mostrado propicia, como
siempre.

Aquí nos encontramos por primera vez un conflicto entre politeísmo y monoteísmo, solventado
con una formulación de tipo teológico y filosófico conciliadora: la divinidad que mora en el cielo.
Una formulación inspirada en la que se utilizó después en el edicto de Milán: a fin de que
quienquiera que fuere el numen divino y celestial pueda ser propicio a nosotros y a todos los que
viven bajo nuestro imperio.

La conversación, cautelosa en extremo, se detiene en el uso de los términos sofista y filósofo.

Un detalle interesante es este: en ese momento vino el esclavo que traía el postre, Ptolomeo. Entró
sonriente, pero algo debió de ver en Filemón que lo dejó parado. Hizo un gesto con la mano, que
fue respondido con un raudo movimiento de manos del convidado. Podría haber pasado por una
acción de espantarse una de las moscas que acudían al dulzor de la fruta, pero yo me di cuenta de
que era un señal. El rostro de Ptolomeo cambió y salió con un semblante de paz.

Después explicaremos este gesto y en qué nos hemos inspirado.

La cena acaba con dulce de pan, que es lo que ahora llamamos torrijas. Tras esto las niñas se van a
acostar y sigue lo que en griego llamaríamos un symposion, es decir, una conversación mientras se
bebe en la que se tratan de temas humanos y divinos. Conversación a la que por primera vez,
asiste el joven Marco Valerio.
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CAPÍTULO XXI LOS DIOSES


Tras hacer alusión a la seguridad de las vías y a la grandeza del imperio bajo los emperadores
hispanos Trajano y Adriano, la conversación desemboca en las posiciones sobre los dioses. Con
espíritu conciliador van a desgranarse múltiples opiniones, desde el monoteísmo filosófico a la
crítica de autores como Jenófanes, o la negación de otros autores ateos o agnósticos.

Filemón se decanta por un monoteísmo conciliador, con ideas tomadas de Sócrates, Platón y
Aristóteles. Todo un guiño a nuestro compañero Pedro, profesor de filosofía, recordémoslo.

Siguen citas de Terencio y Menandro, lo que hacen que esta novela se pueda de nuevo ver como
una antología de textos y frases de autores clásicos.

— ¿Y qué es la verdad?

Esta es una pregunta rotunda que nos lleva directamente a Poncio Pilatos y al evangelio de san
Juan, que se debió de escribir en fecha no muy lejana a la de los acontecimientos principales de la
obra.

El texto sigue hablando sobre la idea de hacer el bien, con ecos de la filosofía estoica y epicúrea.
Pero de pronto Filemón habla de otro personaje, no muy bien conocido, el llamado Nazareno, el
Cristo. Filemón insiste en conciliar politeísmo y monoteísmo, pero el anfitrión le recuerda que el
cristianismo está prohibido (una alusión a las persecuciones). Se produce un momento de tensión.
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CAPÍTULO XXII QUIEN HABITA EN EL CIELO

De nuevo una expresión conciliadora abre el capítulo. Todo él abunda en opiniones y reflexiones
que suponen una base humanística que podría ser reivindicada por paganos y cristianos. Citas y
referencias de Sófocles y de Platón, por ejemplo. Aquí la conversación pasa de la filosofía a la
religión, con la exposición de las opiniones adversas y en muchos casos inexactas que se tenían
sobre los cristianos.

Este ambiente de conciliación y diálogo es fruto de la experiencia en un interesante curso de


evangelización promovido por la diócesis de Albacete. Coincidió con los momentos en los que yo
estaba con el libro, que es deudor en gran medida de los debates, reflexiones y comentarios que se
trabajaron a lo largo de unas sesiones muy enriquecedoras: desde aquí damos gracias
especialmente al equipo de Antonio Carrascosa, Javier Avilés, Rafael Sarrías y José Alberto
Garijo.
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CAPÍTULO XXIII VENGANZA Y VERDAD

Comienza el texto con una explicación racional y de base psicológica de muchos milagros, los
milagros de la fe. Una reflexión conciliatoria, una vez más.

Sigue un relato insertado en el capítulo que va a pretender aclarar el misterio que cubre la novela.
Este relato está lleno de alusiones históricas a los hechos de los últimos años del gran Trajano,
pero recoge también el mito de Filoctetes.

—Es hora de renovar recuerdos dolorosos, Aulo —dijo con la vista puesta en mi padre. Entonces
se atusó la barba y se dirigió a mí.

Una alusión literaria muy clara: se trata de un verso de la Eneida de Virgilio, puesto en boca de la
reina Dido: Infandum regina, iubes, renovare dolorem: Reina, me ordenas renovar un dolor
indecible.

Perdónalo y perdónate. El perdón aliviará. Lo garantiza Dios. Lo garantiza tu dios Júpiter, si en


verdad protege al justo y al hospitalario. Sea quien sea.

De nuevo un mensaje de perdón sustentado en el humanismo clásico y en el humanismo cristiano.


La idea de Júpiter hospitalario está en la base del mito de Filemón y Baucis, un nuevo guiño.

La confesión está contada con mucho tacto; es una narración de la que me siento orgulloso.

Sin pensarlo dos veces abrí la puerta. Entré y la vi:


era el ama de la casa, la domina: estaba asomada a
una ventana acristalada, que mantenía abierta,
seguramente con la intención de atisbar el retorno de
su esposo. De repente un relámpago la iluminó: el
agua de la lluvia la había empapado, lo que hacía
que sus negros cabellos y sus ropas se le pegasen al
cuerpo. Estaba increíblemente hermosa.

Para la descripción de la domina me he servido de la


imagen de mi amiga Carmen Roldán Ibáñez, de la que
ya he hablado y que está más que encantada con esta
inspiración. Aquí vemos una foto suya:
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CAPÍTULO XXIV DESPEDIDA

La familia se congrega en el atrio, junto al larario. Se trata de una historia cíclica, acaba como
empieza, pero todo va a ser diferente.

Filemón se despidió de nosotros. Agradeció en un latín bastante elemental nuestra acogida, pero
pasó rápidamente al griego. También habló muy despacio en esa lengua, pero lo que realmente
nos quedó grabado en nuestros corazones fue la intensidad de su mirada: uno a uno nos amó con
su mirada, uno a uno, con calma, enviándonos un mensaje de paz y reconciliación con la vida a
las dieciséis personas, pequeños y grandes, hombres y mujeres, libres y siervos, que estábamos
reunidos.

Este párrafo responde a una experiencia real: estábamos un grupo de turistas esperando que
acabara la misa para ver la Basílica de Santa María la Mayor en Roma. Cuando acabó, salió el
cardenal que oficiaba impartiendo la bendición a los congregados. Nos miró y nos bendijo tal y
como dice el texto. Todos, absolutamente todos los que estábamos allí sentimos lo mismo. Fue tan
intenso y hermoso que lo he querido plasmar en esta novela.

En este momento se destacó de entre todos Ptolomeo, quien se acercó, se arrodilló ante
Filemón, que hizo un gesto sobre él que los demás no entendimos pero que el egipcio agradeció
en su alma, a juzgar por el modo en que irradiaba su mirada. Filemón le indicó con un ademán
que se irguiera y se volvió hacia todos nosotros.

Otro enigma que se resuelve (recordemos el comentario del capítulo XXI): Ptolomeo es un
cristiano encubierto, algo bastante razonable teniendo en cuenta la rápida expansión del
cristianismo en Egipto. Es otro guiño más pues el muchacho que inspira el papel, Adrián, era el
único de los amigos que iba a la catequesis.

—Solo os pido en mi despedida que atendáis a este sencillo consejo: obrad con los demás
como queráis que los demás obren con vosotros. Lo dijeron muchos sabios antes de que lo
predicara aquel a quien sigo, Jesús el Nazareno. Con este mensaje que os dejo, os dejo también
mi paz. Os llevaré en mi corazón y estaréis conmigo adondequiera que vaya.

Otro guiño conciliatorio: la regla de oro, la norma de moral que es común al cristianismo y a otros
grandes sistemas éticos aparece aquí formulada. Y, como vemos, la vida sigue. Se trata de un final
abierto, lleno de sugerencias y posibilidades. Como la vida misma.

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