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ACCIDENTE CEREBROVASCULAR.

INTRODUCCION

El accidente cerebrovascular (ACV) es una patología encefálica


que constituye un problema de salud pública a nivel mundial por
diversas razones. Entre ellas se encuentran la elevada incidencia
y secuelas discapacitantes de la misma, además de ser una
enfermedad cuyos factores de riesgo son en su mayoría
prevenibles o modificables.

Existen muchos términos para describir las lesiones vasculares


súbitas de las cuales este artículo se centrará en las cerebrales.

El ACV es una patología neurológica relevante en el adulto.


Afecta principalmente a la población entre 45 y 65 años y la
adulta mayor (mayores de 65 años) y es una de las primeras cinco
causas de muerte en América Latina. Se presenta con un cuadro
clínico agudo y con una incidencia de mortalidad, en el primer
episodio de 20-30%.(2) Aquellos pacientes que lo sobreviven
tienen un alto porcentaje de quedar con algún tipo de
discapacidad. A nivel mundial su incidencia es de 10 casos por
cada 1000 habitantes en menores de 60 años, de 3 a 6 por cada
1000 habitantes y sobre los 65 años se eleva a 50 por 1000
habitantes. En general, la mortalidad es de 100 por cada 100.000
habitantes. En la mayoría de los países corresponde alrededor de
un 20-30% de todas las causas de muerte. (3)

El accidente cerebrovascular o ataque cerebral es un tipo de


enfermedad cerebrovascular, es decir, una enfermedad que
afecta a los vasos sanguíneos que riegan el cerebro.
Anteriormente, el ataque cerebral se denominaba «apoplejía», un
término que deriva del griego «plesso» y que significa «golpear».
Los síntomas pueden aparecer de forma gradual o repentina,
pero las causas subyacentes de un accidente cerebrovascular
generalmente están presentes muchos años antes.

La Asociación Americana del Corazón (AHA) calcula que cada año


aproximadamente 795.000 estadounidenses sufren un primer
accidente cerebrovascular o una recurrencia. Los que sobreviven
pueden quedar paralíticos, sufrir problemas emocionales o
padecer trastornos del habla, la memoria o el juicio. El grado de
la lesión o del trastorno depende de cuál haya sido la arteria
obstruida y durante cuánto tiempo quedó obstruida.

La mayoría de los accidentes cerebrovasculares se producen en


personas mayores de 65 años de edad. Aunque muchos de ellos se
producen sin advertencia previa, existen ciertos síntomas físicos
que pueden advertirnos que estamos sufriendo un accidente
cerebrovascular

NOMBRES ALTERNATIVOS DE LOS ACV

Enfermedad cerebrovascular; Derrame cerebral; ACV; Infarto


cerebral; Hemorragia cerebral; Accidente cerebrovascular
isquémico; Accidente cerebrovascular de tipo isquémico;
Accidente cerebrovascular hemorrágico

HISTORIA DE LOS ACV

Hace más de 2,400 años el padre de la medicina, Hipócrates,


reconoció y describió el accidente cerebrovascular como el
"inicio repentino de parálisis". Hasta hace poco, la medicina
moderna ha podido hacer muy poco por esta condición, pero el
mundo de la medicina relacionada con los accidentes
cerebrovasculares está cambiando y se están desarrollando cada
día nuevas y mejores terapias. Hoy día, algunas de las personas
que sufren un accidente cerebrovascular pueden salir del mismo
sin incapacidad o con muy pocas incapacidades, si reciben
tratamiento con prontitud. Los médicos hoy día pueden ofrecer a
los pacientes que sufren un accidente cerebrovascular y a sus
familias algo que hasta ahora ha sido muy difícil de ofrecer: la
esperanza.

En tiempos antiguos el accidente cerebrovascular se conocía


como apoplejía*, un término general que los médicos aplicaban a
cualquier persona afectada repentinamente por parálisis. Debido
a que muchas condiciones pueden conducir a una parálisis
repentina, el término apoplejía no indicaba diagnóstico o causa
específica. Los médicos sabían muy poco acerca de la causa del
accidente cerebrovascular y la única terapia establecida era
alimentar y cuidar al paciente hasta que el mismo siguiera su
curso.

La primera persona en investigar los signos patológicos de la


apoplejía fue Johann Jacob Wepfer. Nacido en Schaffhausen,
Suiza, en 1620, Wepfer estudió medicina y fue el primero en
identificar los signos "posmorten" de la hemorragia en el cerebro
de los pacientes fallecidos de apoplejía. De los estudios de
autopsias obtuvo conocimiento sobre las arterias carótidas y
vertebrales que suministran sangre al cerebro. Wepfer fue
también la primera persona en indicar que la apoplejía, además de
ser ocasionada por la hemorragia en el cerebro, podría también
ser causada por un bloqueo de una de las arterias principales que
suministran sangre al cerebro. Así pues, la apoplejía vino a
conocerse como enfermedad cerebrovascular ("cerebro" se
refiere a una parte del cerebro; "vascular" se refiere a los vasos
sanguíneos y a las arterias).

La ciencia médica confirmaría con el tiempo las hipótesis de


Wepfer, pero hasta muy recientemente los médicos podían
ofrecer poco en materia de terapia. Durante las dos últimas
décadas, los investigadores básicos y clínicos, muchos de ellos
patrocinados y financiados en parte por el Instituto Nacional de
Trastornos Neurológicos y Accidentes Cerebrovasculares
(National Institute of Neurological Disorders and Stroke -
NINDS), han aprendido mucho acerca del accidente
cerebrovascular. Han identificado los principales factores de
riesgo de esta condición médica y han formulado técnicas
quirúrgicas y tratamientos a base de medicamentos para la
prevención del accidente cerebrovascular. Pero quizás el
acontecimiento nuevo más interesante en el campo de la
investigación del accidente cerebrovascular es la aprobación
reciente de un tratamiento a base de medicamentos que puede
invertir el curso del accidente cerebrovascular, si se administra
en las primeras horas después de aparecer los síntomas.

Estudios con animales han demostrado que la lesión cerebral


ocurre dentro de unos minutos después de ocurrir un accidente
cerebrovascular y puede hacerse irreversible dentro de un
periodo de solo una hora. En los seres humanos, el daño cerebral
comienza en el momento en que empieza el accidente
cerebrovascular y a menudo continúa por días después de ocurrir
el mismo. Los científicos saben ahora que hay una "ventana de
oportunidad" muy reducida para tratar la forma más común del
accidente cerebrovascular. Debido a éstos y a otros adelantos en
el campo de la enfermedad cerebrovascular, los pacientes que
sufren estos accidentes cerebrovasculares tienen ahora una
probabilidad de sobrevivir y recuperarse. Un accidente
cerebrovascular ocurre cuando el suministro de sangre a una
parte del cerebro se interrumpe repentinamente. De la misma
forma que se dice que una persona que sufre una pérdida de flujo
sanguíneo al corazón tiene un ataque cardiaco, puede decirse que
una persona con una pérdida de flujo sanguíneo al cerebro tiene
un "ataque cerebral" o sufre un accidente cerebrovascular.

Las células cerebrales mueren cuando dejan de recibir oxígeno y


nutrientes de la sangre. Isquemia es el término utilizado para
describir la pérdida de oxígeno y nutrientes en las células
cerebrales cuando no existe un flujo adecuado de sangre. La
isquemia conduce finalmente a un infarto, la muerte de células
cerebrales que con el tiempo son sustituidas por una cavidad
llena de fluido en el cerebro lesionado.

Cuando se interrumpe el flujo de sangre al cerebro, algunas


células cerebrales mueren inmediatamente, mientras que otras
permanecen sometidas a riesgo de morir. Estas células dañadas
constituyen la penumbra isquémica y pueden permanecer en un
estado de riesgo por varias horas. Con tratamiento oportuno,
estas células pueden salvarse. La penumbra isquémica se trata
más detalladamente en el Apéndice.

* El término en inglés para describir el accidente


cerebrovascular es "stroke". En español, muchas personas
comúnmente utilizan el término "ataque cerebrovascular".

Aún cuando un accidente cerebrovascular ocurre en los lugares


recónditos del cerebro, los síntomas del mismo son fáciles de
detectar. Entre éstos figuran los siguientes: entumecimiento o
debilidad repentina, especialmente en un lado del cuerpo;
confusión repentina o problemas con el habla o la comprensión;
problemas repentinos en la vista con uno o ambos ojos; problemas
repentinos en el andar, mareos o pérdida de equilibrio o
coordinación; o un dolor de cabeza severo repentino sin causa
conocida.

Todos los síntomas del accidente cerebrovascular aparecen


repentinamente y, a menudo, hay más de un síntoma al mismo
tiempo. Por tanto, el accidente cerebrovascular puede
usualmente distinguirse de otras causas de mareos o dolores de
cabeza. Estos síntomas pueden indicar que ha ocurrido un
accidente cerebrovascular y que se necesita inmediatamente
atención médica.
Hay dos formas de accidente cerebrovascular: el accidente
cerebrovascular isquémico – cuando hay un bloqueo de un vaso
sanguíneo que suministra sangre al cerebro, y el accidente
cerebrovascular hemorrágico – cuando ocurre un sangramiento en
el cerebro y alrededor del mismo. En las secciones siguientes se
describen estas formas de accidentes cerebrovasculares
detalladamente.

¿QUÉ ES UN ACCIDENTE CEREBROVASCULAR (ACV)?

Es una enfermedad vascular en el parénquima cerebral, que


afecta a los vasos sanguíneos que suministran sangre al cerebro,
a esta patología también se le conoce como ictus, apoplejía,
infarto cerebral, ataque cerebral, embolia o trombosis cerebral.
Los dos últimos términos, se refieren a distintas causas del
ictus.

Esta enfermedad ocurre cuando los vasos sanguíneos que


conducen oxígeno y nutrientes al cerebro se rompen o se ocluyen
por una embolia sanguínea o una trombosis. (Figura 1)

Figura 1. Lesiones hemorrágicas y trombóticas

A consecuencia de esta ruptura o bloqueo en la circulación de


sangre, parte del cerebro no recibe flujo; se priva de oxígeno y
las células cerebrales afectadas no pueden funcionar y mueren
en minutosa causa de la Hipoxia. Cuando estas células mueren, la
parte del cuerpo controlada por ellas dejan de funcionar. Los
efectos devastadores del ACV son generalmente permanentes
porque mueren las células cerebrales las cuales no pueden ser
reemplazadas por otras.

El accidente cerebrovascular es una lesión cerebral que también


puede afectar gravemente al cuerpo. Se produce cuando se
interrumpe el riego sanguíneo a una parte del cerebro o cuando
se produce un derrame de sangre en el cerebro o alrededor de
él.

El cerebro es una gran masa de tejido blando compuesto de miles


de millones de células nerviosas. Es el principal centro de control
del organismo y nos permite ver, oír, saborear, oler, hablar y
caminar. También es el centro de control de los pensamientos, las
emociones, la memoria, el juicio y la conciencia.

Las células nerviosas del cerebro necesitan un suministro


constante de oxígeno y azúcar (glucosa), los cuales son
transportados por la sangre. Cuando la sangre no puede llegar a
ciertas partes del cerebro, se interrumpe el suministro de
oxígeno a esas zonas. Esto se denomina isquemia. Sin oxígeno,
mueren las células cerebrales. Cuanto más tiempo esté el cerebro
privado de sangre, más grave será el daño cerebral. La zona de
tejido muerto ocasionado por la isquemia se denomina infarto.

El flujo de sangre al cerebro puede interrumpirse de dos


maneras:

 Cuando un grumo de sangre, lo que se denomina «coágulo


sanguíneo», obstruye una arteria del cerebro o del cuello.
 Cuando se rompe una arteria debilitada del cerebro.

Como las células cerebrales controlan el movimiento, parte del


cuerpo puede quedar paralizado tras un accidente
cerebrovascular. Si éste afecta al lado derecho del cerebro, el
lado izquierdo del cuerpo puede quedar paralizado. Si afecta en
cambio al lado izquierdo del cerebro, el lado derecho del cuerpo
puede quedar paralizado.
Los efectos de un accidente cerebrovascular pueden ser leves o
graves, transitorios o permanentes. Algunos pacientes se
restablecen completamente en cuestión de días, mientras que
otros nunca se restablecen. La gravedad de un accidente
cerebrovascular depende de:

 la región del cerebro que haya sido afectada,


 la extensión del daño en las células cerebrales,
 la rapidez con la que el organismo logra restablecer el flujo
sanguíneo a las partes lesionadas del cerebro,
 la rapidez con la que las zonas intactas del cerebro logran
compensar, suplir o asumir las funciones que antes eran
realizadas por la zona lesionada.

¿POR QUÉ ES GRAVE UN AVC?


 La sangre aporta oxígeno y nutrientes a las células de todo el
cuerpo. Cuando se detiene este suministro por algún motivo,
las células comienzan a morir. En el cerebro, la extensión del
daño causado por la privación de oxígeno y de nutrientes
depende de la zona afectada y del tiempo transcurrido desde
que se produjo la interrupción del flujo sanguíneo. Por ello es
necesario actuar con rapidez: cada minuto cuenta.
 Entre las complicaciones que pueden surgir si la persona con
ACV no es atendida a tiempo se encuentran parálisis o
dificultad para mover los músculos en una parte del cuerpo,
problemas para hablar o tragar, pérdida de la memoria y
dificultad para razonar. En los casos más graves, se produce la
muerte.
¿CUÁLES SON LAS CONSECUENCIAS DE UN ACV?

La discapacidad resultante puede variar dependiendo de la


ubicación del ACV y de la gravedad. Después de un derrame
cerebral, las células cerebrales mueren en las zonas afectadas.

Los pacientes a menudo padecen discapacidades físicas, tales


como la pérdida parcial de motricidad o hemiplejía, pérdida
sensorial, trastornos del lenguaje, trastornos visuales, e incluso
pérdida de memoria.

Comenzar un programa de rehabilitación rápidamente es clave


para la recuperación

SEÑALES QUE PODRÍAN ANUNCIAR UN ACCIDENTE


CEREBROVASCULAR

Debilidad, entumecimiento muscular, dificultades visuales, dolor


de cabeza y sensación de adormecimiento, pueden llegar a
constituir síntomas de un ataque isquémico transitorio, una
condición que incrementa el riesgo de stroke.

Frecuentemente se cree que el stroke o accidente


cerebrovascular se presenta repentinamente. Sin embargo, un
estudio realizado por investigadores de la Universidad de
Oxford (Inglaterra) indica que existen señales que, detectadas y
atendidas en forma prematura, pueden ayudar a prevenirlo.

De acuerdo con los especialistas, los síntomas más frecuentes


del cuadro denominado “Ataque Isquémico Transitorio” (TIA,
según sus siglas en inglés) son: el entumecimiento o la debilidad
muscular repentina de determinadas partes del cuerpo, las
dificultades visuales, la sensación de adormecimiento y confusión
y el dolor de cabeza.

* Dolor de cabeza y molestia en los ojos son señales a tener en


cuenta
Teniendo en cuenta estos factores, el estudio encabezado por el
doctor Matthew Giles se propuso determinar la importancia de
éstos para concientizar a la población acerca de la necesidad de
que sean tratados a tiempo. “Síntomas como la sensación de
adormecimiento y el dolor de cabeza así como la imposibilidad de
visualizar objetos correctamente, deben ser tenidos en cuenta
pues son un signo del incremento en la predisposición del
individuo que los padece a sufrir un accidente cerebrovascular en
el futuro”, especificó el especialista.

Consultado por Pro-Salud News, el doctor Alejandro Andersson,


médico especialista en neurología, director del Instituto
Neurológico de Buenos Aires, señaló que “el ataque isquémico
transitorio es una llamada de atención importantísima porque
alrededor de la tercera parte de los que se producen, se vuelven
a repetir transformándose en accidentes cerebrovasculares. Por
tratarse de una falla en la irrigación de alguna arteria, es
importante comenzar a tratar a la persona que lo haya
experimentado, pues es evidente que presenta algún trastorno en
la irrigación”.

* Datos y conclusiones del estudio

Para la investigación cuyas conclusiones forman parte de la


reciente edición de la publicación especializada Stroke, los
profesionales de la Universidad de Oxford entrevistaron a 241
personas cuyo promedio de edad fue de 71 años y que
manifestaron tener los síntomas descriptos anteriormente.

De los consultados, sólo 107 reconocieron presentir que se


trataba de una cuestión a tener en cuenta, y apenas 27
manifestaron haber ido a un centro clínico el día que evidenciaron
el dolor o las molestias, mientras que 1 de cada 4 (64 personas),
retrasaron la visita al especialista dos días o más.
“Esta idea de esperar uno o dos días fue especialmente
frecuente en las personas que manifestaron haber sentido los
dolores por primera vez un día viernes pues nadie quiere pasarse
el fin de semana en el médico y por eso posponen la visita hasta
el lunes. Esto es una muestra de que la gente en general no le
presta atención a la señales del organismo, situación que genera
lamentables consecuencias”, enfatizó el doctor Giles.

Entre los más preocupados por la aparición de estas molestias se


encontraron aquellos que sufrieron dificultades de movimiento en
sus manos, sus piernas o en el rostro. También manifestaron
sentir algún tipo de intriga por saber qué estaba pasando los que
experimentaron algún tipo de molestia durante más de dos horas
seguidas.

* El Ataque Isquémico Transitorio y su importancia

De acuerdo con los especialistas, esta afección que suele


presentarse en los mayores de 60 años, se produce a raíz del
bloqueo temporario de alguna arteria del cerebro y dura
solamente unos segundos. La diferencia fundamental con el
accidente cerebrovascular es que los síntomas persisten por
mucho menos tiempo, aunque son prácticamente los mismos.

El mejor tratamiento para evitar que esta complicación


desemboque en un accidente cerebrovascular es recurrir
inmediatamente al médico e iniciar una terapia. Uno de los puntos
más destacados del abordaje del Ataque Isquémico Transitorio
consiste en bajar la presión sanguínea y el nivel de colesterol.

“El Ataque Isquémico Transitorio se genera a partir de una falla


en la irrigación sanguínea, situación que produce una
tromboembolia. En general, la trombosis se desarrolla en las
arterias carótidas del cuello y de ahí va hacia el cerebro. Al
taparse la arteria por un rato, de ahí que el cuadro se denomine
transitorio, es posible compensar esa embolia a través de
antiagregantes plaquetarios como la aspirina, por ejemplo. Sin
embargo, lo más importante es controlar los factores de riesgo
como la hipertensión arterial, el colesterol elevado, el estrés, la
diabetes, el sedentarismo y por sobre todas las cosas, el
cigarrillo”, postuló el doctor Andersson.

“Tratando estos eventos en forma prematura se puede disminuir


notablemente el riesgo de padecer un stroke en el mediano y
largo plazo. Por eso es fundamental educar no sólo a la población
en general, sino también a aquellos que se encuentran
particularmente en riesgo como las personas que sufren de
diabetes o aquellos que presentan afecciones cardíacas o
coronarias preexistentes”, indicó el doctor Giles.

En cuanto a la importancia de actuar rápido, el especialista inglés


concluyó: “La rapidez es muy importante y necesaria porque
cuando se presentan los síntomas del ataque isquémico, existe un
riesgo incrementado de sufrir un accidente cerebrovascular
entre 2 y 7 días

CAUSAS DE LOS ACV

Un accidente cerebrovascular sucede cuando el flujo sanguíneo a


una parte del cerebro se interrumpe debido a que un vaso
sanguíneo en dicho órgano se bloquea o se rompe.

Si se detiene el flujo sanguíneo durante más de unos pocos


segundos, el cerebro no puede recibir sangre y oxígeno. Las
células cerebrales pueden morir, causando daño permanente.

Alrededor del 88 % de los accidentes cerebrovasculares son


ocasionados por un coágulo sanguíneo o la obstrucción de una
arteria que lleva sangre al cerebro. Este tipo de ataque cerebral
se denomina «accidente cerebrovascular isquémico». Existen dos
tipos de accidentes cerebrovasculares isquémicos: trombosis
cerebral y embolia cerebral.
El 12 % restante es ocasionado por vasos sanguíneos rotos o
dañados que derraman sangre en el cerebro o alrededor de él.
Este tipo de ataque cerebral se denomina «accidente
cerebrovascular hemorrágico». Existen dos tipos de accidentes
cerebrovasculares hemorrágicos: cerebral y subaracnoideo. Los
accidentes cerebrovasculares hemorrágicos producen más
muertes que los isquémicos, pero los pacientes que sobreviven a
un accidente cerebrovascular hemorrágico se recuperan mejor y
sufren menos discapacidades de larga duración.

FISIOPATOLOGÍA DE LOS ACV

Para cumplir con sus funciones el cerebro requiere que el flujo


sanguíneo cerebral (FSC) sea constante y permanente. El FSC es
aproximadamente de 65 ml/min/100 gr de tejido pero puede
modificarse dependiendo de la rapidez y el grado de obstrucción
que sufra el vaso. Si el FSC cae por debajo de 25 ml/m/100 g de
tejido cerebral y la circulación se establece a corto plazo, las
funciones cerebrales se recuperan; si por el contrario el FSC cae
por debajo de 10-12 ml/min/100 g, independientemente del
tiempo de duración, se desencadenan los procesos irreversibles
del infarto cerebral. En el infarto se producen básicamente dos
fenómenos fisiopatológicos, uno de ellos es la hipoxia tisular
debido a la obstrucción vascular y el otro son las alteraciones
metabólicas de las neuronas debido a la abolición de los procesos
enzimáticos. Estas alteraciones metabólicas lesionan la
membrana celular permitiendo la brusca entrada de Na+ a la
célula, seguido del ingreso de Ca++ y la salida en forma rápida del
K+ al medio extracelular.(5) El resultado final es el edema celular
irreversible. Los factores que interfieren en la producción del
infarto cerebral y en su extensión, modificando el tiempo de
aparición de la isquemia son:
1. La rapidez con que se produce la obstrucción (si es gradual da
tiempo para que se abran las colaterales).

La ruptura de un vaso sanguineo cerebral produce una EVC


hemorrágica.
La trombosis se produce cuando un coágulo bloquea una arteria
cerebral.

2. La hipotensión arterial la cual actúa negativamente para que se


abran las colaterales
3. La hipoxia e hipercapnia que tienen efectos dañinos
4. Las anomalías anatómicas en la circulación cerebral
5. Las obstrucciones vasculares previas y las alteraciones en la
osmolaridad de la sangre.

TIPOS DE ACCIDENTES CEREBROVASCULARES

Hay cuatro tipos de ACV: dos causados por oclusiones y dos por
sangrado o hemorragias. La trombosis y el embolismo cerebral
son los más comunes, ocurren en 70-80 % de todos los ACV.
Estos son causados por coágulos o partículas que ocluyen una
arteria. La hemorragia cerebral subaracnoidea es causada por la
ruptura de vasos sanguíneos. Estos eventos tienen un alto
porcentaje de fatalidad, más que aquellos generados por
oclusiones.

ACCIDENTE CEREBROVASCULAR ISQUÉMICO

Un accidente cerebrovascular isquémico ocurre cuando una


arteria que suministra sangre al cerebro queda bloqueada,
reduciendo repentinamente, o interrumpiendo el flujo de sangre
y, con el tiempo, ocasionando un infarto en el cerebro.
Aproximadamente un 80 por ciento de todos los accidentes
cerebrovasculares son de tipo isquémico. Los coágulos de sangre
son la causa más común de bloqueo arterial y de infarto cerebral.
El proceso de coagulación es necesario y beneficioso en todo el
cuerpo debido a que detiene la hemorragia y permite reparar las
áreas dañadas de las arterias o de las venas. Sin embargo,
cuando los coágulos de sangre se forman en el lugar incorrecto
dentro de una arteria, ocasionan una lesión devastadora al
interferir con el flujo normal de sangre. Los problemas de
coagulación se hacen más frecuentes a medida que las personas
avanzan en edad.

Los coágulos de sangre pueden ocasionar isquemia e infarto de


dos formas. Un coágulo que se forma en una parte del cuerpo
fuera del cerebro puede trasladarse a través de los vasos
sanguíneos y quedar atrapado en una arteria cerebral. Este
coágulo libre se denomina émbolo y a menudo se forma en el
corazón. Un accidente cerebrovascular ocasionado por un émbolo
se denomina accidente cerebrovascular embolico. La segunda
clase de accidente cerebrovascular isquémico, llamado accidente
cerebrovascular trombótico, es ocasionado por una trombosis.
Una trombosis es la formación de un coágulo de sangre en una de
las arterias cerebrales que permanece fijo a la pared arterial
hasta que aumenta de tamaño, lo suficiente para bloquear el flujo
de sangre al cerebro.

Los accidentes cerebrovasculares isquémicos también pueden ser


ocasionados por estenosis, o estrechamiento de una arteria
debido a la acumulación de placa (una mezcla de sustancias
grasas, incluyendo el colesterol y otros lípidos) y de coágulos de
sangre a lo largo de la pared arterial. La estenosis puede ocurrir
tanto en las arterias grandes como en las pequeñas y, por tanto,
se llama enfermedad de vasos grandes o enfermedad de vasos
pequeños, respectivamente. Cuando ocurre un accidente
cerebrovascular debido a una enfermedad de vasos pequeños, se
desarrolla un infarto muy pequeño, llamado a veces infarto
lagunar, de la palabra francesa "lacune" que significa "laguna" o
"cavidad".
La enfermedad de los vasos sanguíneos más común que ocasiona
estenosis es la arteriosclerosis. En la arteriosclerosis, depósitos
de placa se acumulan a lo largo de las paredes interiores de las
arterias grandes y medianas, ocasionando un aumento en el
espesor, endurecimiento y pérdida de elasticidad de las paredes
arteriales y una reducción en el flujo sanguíneo.

La arterioesclerosis es como un envejecimiento de las arterias


que se vuelven rígidas, en un proceso progresivo que consiste en
la acumulación de colesterol, calcio y otras grasas en la pared de
las arterias. En ciertas zonas de las arterias el estrechamiento
puntual es más intenso, llegando a tapar casi por completo el paso
de sangre al cerebro.

La arterioesclerosis, vista en el A.C.V. isquémico es como un


envejecimiento de las arterias que se vuelven rígidas, en un
proceso progresivo que consiste en la acumulación de colesterol,
calcio y otras grasas en la pared de las arterias. En ciertas zonas
de las arterias el estrechamiento puntual es más intenso,
llegando a tapar casi por completo el paso de sangre al cerebro.
 Si en la zona obstruida por placas de ateroma se pegan
acúmulos de plaquetas, se llegan a formar coágulos
(trombos), lo que llamamos trombosis cerebral.

 Estos trombos se pueden soltar (embolia), y por su tamaño


llegan a arterias más pequeñas por las que no pueden pasar,
las taponan totalmente y producen lo que se llama la
isquemia aguda (embolia cerebral). Estas embolias también
pueden haber migrado desde el corazón en diferentes
situaciones (la más frecuente por una arritmia; la
fibrilación auricular).

En la imagen anterior podemos observar el origen de una embolia


cerebral y el cómo se puede producir la obstrucción de la arteria
cerebral. El trombo o coágulo se puede formar en el interior de
una arteria, por ej. En la aorta o carótidas, sobre las lesiones de
arteriosclerosis y también se puede formar en el corazón. Luego
puede soltarse y ser llevado por la corriente sanguínea a una
arteria del cerebro que obstruye. La arteria queda tapada y toda
una zona del cerebro queda privada del aporte de sangre.

 Esta situación es muy grave ya que puede evolucionar a la


muerte de las células cerebrales implicadas en la isquemia y
la pérdida irreversible de las mismas.

 En otras ocasiones, lo que se produce es la rotura de una


arteria cerebral (por aneurismas o por hipertensión
arterial). La hemorragia intracerebral que se produce no
puede liberarse al exterior ya que el cerebro está
encerrado en el hueso del cráneo. Por ello la sangre
presiona lo más blando, el cerebro, produciendo la falta de
oxigenación de la zona y las lesiones subsecuentes de los
tejidos (isquemia cerebral).

La causa más frecuente de rotura de una arteria cerebral es la


presencia de un aneurisma. Un aneurisma es una dilatación
permanente de una arteria causada por la debilidad de su pared.
SÍNTOMAS DE UN ACCIDENTE CEREBROVASCULAR
ISQUÉMICO GRAVE

Rapidez en el inicio de los síntomas. El inicio de los síntomas en


un ACV grave puede variar en función del origen:

 Si el ataque isquémico grave es causado por émbolos que


han circulado por los vasos sanguíneos hasta adherirse a
una arteria en el cerebro, la aparición es repentina.
 Cuando la causa del ACV es una trombosis, coágulo de
sangre formado en una arteria estrechada, la aparición es,
por regla general, más gradual, en un tiempo que va de
minutos a horas. En casos infrecuentes, progresa de días a
semanas.
Síntomas. Los síntomas de un ACV grave son
extremadamente variables:
 Los síntomas precoces pueden ser idénticos a los de un
ataque isquémico transitorio, dado que, en ambos casos, el
coágulo puede ser el causante de una oclusión en un tramo
de las arterias carótidas o basilar (En el caso de un ataque
isquémico transitorio, los síntomas desaparecen).
 Por regla general, el coágulo de sangre afecta al lado del
cuerpo opuesto a su localización en el cerebro, con la
consiguiente posible pérdida de sensibilidad en uno de los
lados de la cara, en un brazo o pierna, o ceguera en un ojo.
 Pueden producirse problemas de habla si está afectado el
hemisferio izquierdo del cerebro. (En algunas personas,
especialmente en aquellas que son zurdas, las facultadas del
habla pueden verse afectadas por un coágulo localizado en
el hemisferio derecho del cerebro).
 La víctima de una apoplejía podría ser incapaz de expresar
verbalmente pensamientos o de entender palabras cuando
le hablan.
 Pueden sufrir convulsiones graves y posiblemente un coma.
FÁRMACOS PARA EL TRATAMIENTO INICIAL DE UN ACV
ISQUÉMICO

Trombolíticos. Los fármacos para combatir los trombos, o


trombolíticos, normalmente empleados para diluir los coágulos
existentes en pacientes que han sufrido un ataque cardiaco, se
están empleando ahora para los ACV isquémicos (no
hemorrágicos). El fármaco trombolítico estándar usado para la
apoplejía es la rt-PA o alteplasa (Actilyse) aunque se están
investigando otros. (En este momento, la estreptoquinasa, otro
importante fármaco trombolítico, no parece mejorar el
pronóstico en pacientes con ACV).

Los siguientes pasos son clave antes de administrar estos


agentes:

 Los trombolíticos deben administrarse a las tres horas del


ACV (pero no después) para que pueda tener algún efecto.
Lamentablemente, la mayoría de pacientes con una embolia
llegan al hospital en un plazo mayor de tres horas después
del ataque, y por ello no se les puede administrar el
tratamiento. (En un estudio, solo seis de cada 214 pacientes
cumplen los criterios de tratamiento trombolítico,
principalmente debido a los retrasos para obtener ayuda).
 Antes de administrarse la rt-PA, debe confirmarse
mediante una TAC que la embolia no es hemorrágica. La rt-
PA conlleva riesgo de sangrado.
 Ciertos pacientes corren un riesgo mayor de hemorragia
tras tomar estos fármacos. Incluyen a pacientes con las
siguientes condiciones: tomar aspirinas u otros
anticoagulantes, alteraciones en la coagulación, una historia
reciente de úlceras sangrantes y fibrilación auricular.

El fármaco puede ser apropiado en más pacientes de lo que se


creía inicialmente, incluidos los ancianos y los pacientes
hipertensos. Un estudio del 2000 sugirió que el tratamiento
trombolítico podía no tener efectos positivos en la capacidad
funcional posterior, aunque el estudio era pequeño y se necesitan
más investigaciones.

Ancrod. El Ancrod es un anticoagulante derivado del veneno de


una serpiente que reduce la cantidad de un factor coagulante
llamado fibrinógeno. Aunque no es un fármaco anticoagulante,
algunos expertos creen que puede ser una posible alternativa a
los trombolíticos. Los estudios están indicando menos
incapacidad en pacientes que recibieron Ancrod a las tres horas
del ACV. (Los índices de supervivencia no son mayores que si no
se administra el fármaco). Como con todos los agentes
anticoagulantes, existe un riesgo ligeramente superior de
hemorragia.

Agentes anticoagulantes. Los fármacos que impiden la formación


de coágulos llamados anticoagulantes se usan a veces para evitar
la formación de trombos después de un ACV. (No tienen efectos
en los coágulos sanguíneos existentes). Incluyen la aspirina, la
warfarina, la heparina, y otros agentes. Los estudios han
discrepado sobre si estos son inocuos cuando se administran
justo después de un ACV y sobre qué anticoagulantes deberían
usarse:

 La aspirina parece ser eficaz y segura para muchos


pacientes con embolia isquémica. El uso precoz de la
aspirina está reduciendo los índices de recurrencia de ACV
en pacientes de los que se sospecha que puedan padecer una
embolia isquémica. (Sin embargo, debería retrasarse la
administración de aspirina hasta que se haya descartado
ACV hemorrágico o confirmado el uso de trombolíticos).
 La warfarina diluye la sangre inhibiendo a la vitamina K,
suele ser la primera opción para pacientes con fibrilación
auricular. Asimismo, los diversos estudios indican que en
estos pacientes, en especial los mayores, es mucho más
eficaz que la aspirina para prevenir un ACV. También puede
demostrar ser el agente preferido cuando la causa de una
embolia isquémica no puede ser atribuida a la aterosclerosis
carótida. Todos conllevan, no obstante, cierto riesgo de
hemorragia.
 La heparina, otro agente anticoagulante, era el que suponía
un mayor riesgo y la aspirina, el de menor riesgo de
complicaciones en un estudio de dos años en pacientes que
tomaron anticoagulantes estándar. Una forma más reciente
de heparina llamada heparina de bajo peso molecular ha
sido estudiada para el ACV isquémico, pero no parece
ofrecer ninguna ventaja.

ACCIDENTE CEREBROVASCULAR HEMORRÁGICO

En un cerebro saludable, que funciona, las neuronas no entran en


contacto directo con la sangre. El oxígeno vital y los nutrientes
que las neuronas necesitan de la sangre llegan a las neuronas a
través de paredes delgadas de los capilares cerebrales. Las glias
(celdas del sistema nervioso que soportan y protegen a las
neuronas) forman una barrera sanguínea-cerebral o
hemoencefálica -- una trama compleja que rodea a los vasos
sanguíneos y capilares y controla qué elementos de la sangre
pueden pasar a través a las neuronas.

Cuando se rompe una arteria en el cerebro, la sangre pasa al


tejido circundante y perturba no sólo el suministro de sangre
sino el equilibrio químico delicado que las neuronas requieren para
funcionar. A este tipo de accidente cerebrovascular se le llama
accidente cerebrovascular hemorrágico. Estos accidentes
hemorrágicos representan aproximadamente un 20 por ciento de
todos los ataques cerebrovasculares. La hemorragia ocurre de
varias formas. Una causa común es una aneurisma sangrante, un
lugar débil o delgado en una pared arterial. Con el tiempo, estos
lugares débiles se dilatan o se hinchan en forma de globo bajo
una presión arterial elevada. Las paredes delgadas de estas
aneurismas en forma de globo pueden romperse y derramar
sangre en el espacio que rodea a las células cerebrales.

La hemorragia también ocurre cuando las paredes arteriales se


rompen. Las paredes arteriales incrustadas con placa pierden con
el tiempo su elasticidad y se tornan quebradizas y delgadas,
propensas a romperse. La hipertensión o la alta presión sanguínea
aumentan el riesgo de que una pared arterial quebradiza ceda y
libere sangre dentro del tejido cerebral circundante.

Una persona con malformación arteriovenosa también tiene un


riesgo mayor de sufrir un accidente hemorrágico. Las
malformaciones arteriovenosas son un conglomerado de vasos
sanguíneos y capilares defectuosos dentro del cerebro que
tienen paredes delgadas y pueden, por tanto, romperse.

La sangre procedente de las arterias cerebrales rotas puede


pasar a la sustancia del cerebro o a los distintos espacios que
rodean al cerebro. Una hemorragia intracerebral ocurre cuando
un vaso sanguíneo dentro del cerebro derrama sangre en el
propio cerebro. Hemorragia subaracnoide es la hemorragia bajo
las meninges o membranas exteriores del cerebro al espacio
delgado lleno de fluido que rodea al cerebro.

El espacio subaracnoide separa a la membrana aracnoide de la


membrana pia mater subyacente. Contiene un líquido claro (fluido
cerebroespinal), así como los vasos sanguíneos pequeños que
suministran sangre a la superficie exterior del cerebro. En una
hemorragia subaracnoide, una de las pequeñas arterias dentro
del espacio subaracnoide se rompe, inundando de sangre el área y
contaminando el fluido cerebroespinal. Puesto que el fluido
cerebroespinal fluye a través del cráneo, dentro de los espacios
del cerebro, la hemorragia subaracnoide puede conducir a un
extenso daño en todo el cerebro. De hecho, la hemorragia
subaracnoide es el más mortal de todos los accidentes
cerebrovasculares.
FÁRMACOS PARA EL ACV HEMORRÁGICO

Bloqueantes de los canales de calcio. Uno de los peligros más


graves y comunes tras un ACV hemorrágico es el espasmo de los
vasos sanguíneos cerca del lugar de ruptura, que cierra la llegada
de oxígeno hasta el cerebro. El calcio causa la contracción de los
músculos lisos de los vasos sanguíneos, y los bloqueadores de los
canales de calcio son fármacos que relajan los vasos sanguíneos.
Uno de estos fármacos, la nimodipina (Nimotop), ha sido probado
en varios ensayos con considerable éxito. El fármaco funciona
mejor si se administra en un plazo de seis horas después del
ACV. Los bloqueantes de los canales de calcio no son útiles para
la embolia isquémica.

Irrigación con uroquinasa. Para evitar los espasmos, puede ayudar


el introducir catéteres de irrigación y administrar uroquinasa (un
agente trombolítico) después de extraer un aneurisma.

La hemorragia cerebral ocurre cuando se rompe una arteria


en el cerebro y puede ser mortal

En condiciones normales, las neuronas no tienen contacto directo


con la sangre, ya que las separa otro tipo de células llamadas Glía,
que forman una barrera que rodea a los vasos sanguíneos y
capilares para controlar los elementos que puedan dañar a las
neuronas, como microorganismos o sustancias tóxicas.

Cuando se rompe una arteria en el cerebro, no sólo se altera el


suministro de sangre, sino el equilibrio químico necesario que
requieren las neuronas para funcionar correctamente, lo que
repercute en otras muchas funciones del cuerpo.

La hemorragia cerebral puede ocurrir por varias formas:


-Aneurisma sangrante, que se ocasiona cuando hay un lugar débil
en la pared arterial que se dilata o se hincha bajo una presión
arterial elevada, pudiendo romperse y derramar sangre en el
espacio que rodea a las células cerebrales.
-Rotura de la pared arterial, provocada por una placa
incrustada en la pared arterial, que pierde su elasticidad,
volviéndose quebradiza y con tendencia a romperse, como sucede
en el caso de la hipertensión.
-Malformación arteriovenosa, que es una acumulación o
conglomerado de vasos sanguíneos y capilares defectuosos que
tienen las paredes delgadas y con tendencia a romperse.

SÍNTOMAS DE UN ACV HEMORRÁGICO

Síntomas de una hemorragia cerebral. Los síntomas de una


hemorragia cerebral, o parenquimatosa, suelen aparecer
repentinamente y desarrollarse durante varias horas y, entre
otros, son:

 Dolor de cabeza
 Náuseas y vómitos
 Alteración del estado mental.

Hemorragia subaracnoidea. Cuando la hemorragia es de tipo


subaracnoidea, pueden producirse una serie de señales de alerta
desde unos días hasta un mes después, debidas a un vaso
sanguíneo roto después de que el aneurisma (dilatación y
debilitamiento de la pared del vaso) se desarrolle por completo y
se rompa. Estas señales de alarma incluyen:

 Dolores de cabeza repentinos


 Náuseas y vómitos
 Sensibilidad a la luz.
 Diferentes síntomas neurológicos

Cuando el aneurisma se rompe, el paciente puede presentar:

 Un terrible dolor de cabeza


 Rigidez de nuca
 Vómitos
 Alteración del nivel de conciencia
 Los ojos pueden quedar fijos en una dirección o perder
visión
 Puede producirse apatía, rigidez y coma.

INFARTOS CEREBRALES SILENTES

Ni más ni menos que el 31% de las personas de la tercera edad


padecen infartos cerebrales subclínicos. Se trata de ACV
menores que no causen síntomas perceptibles y que, sin embargo,
contribuyan en gran medida al deterioro de las facultades
mentales de los mayores. Los fumadores e hipertensos
constituyen dos grupos de riesgo considerable.

CIRUGÍA PARA ACV HEMORRÁGICO

Cirugía urgente. La cirugía urgente para el ACV hemorrágico


suele consistir en localizar y extraer grandes coágulos
sanguíneos. Antes estos procedimientos tenían pocos efectos en
la supervivencia. Los avances quirúrgicos actuales están
mejorando el pronóstico cuando se practica este tipo de cirugía
de forma precoz.

Clipaje del aneurisma. Si es posible, la técnica quirúrgica


estándar para tratar un aneurisma roto es colocar un clip en
medio del cuello del aneurisma, lo que bloquea el sangrado. Suele
realizarse en los primeros tres días. Llegar hasta el aneurisma
suele ser extremadamente difícil. Se puede emplear el
enfriamiento corporal con el fin de enlentecer la circulación,
consiguiendo un mayor tiempo para la operación. Se están
desarrollando nuevas técnicas quirúrgicas que permiten un acceso
rápido al aneurisma al extraer grandes porciones óseas del
cráneo.

Embolización con catéter. En la técnica denominada Embolización


con catéter, el neurocirujano o especialista introduce un tubo
delgado (catéter) a través de la arteria que llega al aneurisma, a
través del cual se pasan materiales para tapar u obstruir el
aneurisma.

En este procedimiento se emplea un clip muy delgado de platino


que se inserta a través del tubo y queda colocado en el interior
del aneurisma. Una carga eléctrica se hace pasar a través del clip
para formar coágulos sanguíneos. En este caso, los coágulos de
sangre benefician al paciente, ya que se utiliza el clip como
armazón y el aneurisma queda sellado.

En pequeños ensayos clínicos en los que se utiliza un clip, sólo el


3.7% de los pacientes sufrieron un segundo ACV después de
siete meses comparado con la tasa habitual de re-ruptura del 30
al 40%. El clipaje de los aneurismas parece obtener buenos
resultados pero la Embolización es menos invasiva y puede ir
mejor en pacientes seleccionados. Se necesita un mayor número
de estudios comparativos.

ATAQUES ISQUÉMICOS TRANSITORIOS

Un ataque isquémico transitorio, llamado a veces un "mini-


accidente cerebrovascular" (conocido en inglés como TIA),
comienza exactamente igual que un accidente cerebrovascular
pero luego se resuelve sin dejar síntomas o déficits notables. La
aparición de un ataque isquémico transitorio es una advertencia
de que la persona está sometida a riesgo de sufrir un accidente
cerebrovascular más grave y debilitante.

De la cifra aproximada de 50,000 norteamericanos que tienen un


ataque isquémico transitorio cada año, una tercera parte,
aproximadamente, sufrirá un accidente cerebrovascular agudo en
algún momento en el futuro. La adición de otros factores de
riesgo aumenta el riesgo de la persona de sufrir un accidente
cerebrovascular recurrente.

La duración promedio de un ataque isquémico transitorio son unos


cuantos minutos. En casi todos los ataques isquémicos
transitorios, los síntomas desaparecen como en una hora. No hay
forma de decir si los síntomas presentan solamente un ataque
isquémico transitorio o si los síntomas persistirán y conducirán a
la muerte o a la incapacitación. El paciente y aquellos que le
rodean deberían suponer que todos los síntomas del accidente
cerebrovascular presentan un cuadro de emergencia y no
deberían esperar a comprobar si los síntomas desaparecen.

Es frecuente que uno de los dos sistemas arteriales principales


esté implicado en un ataque isquémico transitorio, ya sean las
arterias carótidas o la arteria basilar:

SÍNTOMAS DE ATAQUES ISQUÉMICOS TRANSITORIOS


EN LAS ARTERIAS CARÓTIDAS. Las arterias carótidas
empiezan en la aorta y asciendo por el cuello, alrededor de la
tráquea hasta llegar al cerebro. Cuando se producen en esta zona
los TIA, pueden causar síntomas en la retina del ojo o en el
hemisferio cerebral (una de las mitades del cerebro):

 Cuando se reduce el paso de oxígeno al ojo, la gente


describe efectos visuales semejantes a cuando baja una
persiana. También pueden sufrir una mala visión nocturna.
 Cuando la zona afectada por el TIA es uno de los
hemisferios cerebrales, una persona puede experimentar
problemas de habla y parálisis, sensación de hormigueo, y
entumecimiento, a menudo en un único lado del cuerpo.
ARTERIA CARATODIDA ABIERTA

SÍNTOMAS DE ATAQUES ISQUÉMICOS TRANSITORIOS


EN LA ARTERIA BASILAR. La segunda ubicación problemática
más importante, la arteria basilar, tiene su origen en la base del
cráneo a partir de las arterias vertebrales, que recorren la
medula espinal. Cuando el TIA se localiza en esta arteria, ambos
hemisferios cerebrales pueden resultar afectados, de manera
que los síntomas aparecen en ambos lados del cuerpo. Algunos de
estos síntomas son los siguientes:

 Visión temporalmente difusa, gris, borrosa en ambos ojos.


 Hormigueo o entumecimiento en la boca, mejillas o encías.
 Dolor de cabeza en la parte posterior.
 Mareos.
 Náuseas y vómitos.
 Dificultad en la deglución.
 Incapacidad de hablar claramente.
 Debilidad en brazos y piernas, a veces provocando una
súbita caída.

DIAGNÓSTICO DE LOS ATAQUES ISQUÉMICOS


TRANSITORIOS Y DETERMINACIÓN DEL RIESGO DE
EMBOLIA

En personas que han sufrido un TIA o pequeñas embolias, es


importante determinar el origen de estos ataques para poder
prevenir una embolia mayor. Para ello, suelen realizarse siempre
un hemograma completo, una radiografía torácica y un
electrocardiograma.

Exploración de la arteria carótida. Se suele examinar primero la


arteria carótida para determinar si se ha producido un
estrechamiento importante. Si es así, el paciente corre peligro
de sufrir una embolia mayor. (El engrosamiento de la arteria
carótida también está resultando ser un indicador valioso de los
riesgos a largo plazo tanto para el ACV, como la enfermedad
cardiaca y la tasa de mortalidad en general).

El médico puede usar una serie de opciones para determinar el


engrosamiento de la arteria:

 Una pista de arteria colapsada es un "soplo". Se trata de un


sonido sibilante producido por la turbulencia del flujo
sanguíneo en la arteria estrechada. Este soplo puede oírlo
el médico utilizando un estetoscopio. En algunas ocasiones,
incluso el paciente puede escuchar este sonido. La
presencia de un soplo, sin embargo, no necesariamente es
un signo de un AVC inminente, ni tampoco su ausencia indica
que la arteria no esté colapsada.
 Una radiografía de la carótida es una herramienta muy útil
para medir el ancho de la arteria. En este momento, la
radiografía es más útil en personas de edades
comprendidas entre los 40 y los 60 años.
 También puede medirse la presión sanguínea en el ojo. Si se
ha reducido el flujo sanguíneo del ojo, se supone que la
arteria carótida se ha estrechado de forma importante.
 Otras técnicas de imagen. Existen otras técnicas de imagen
que pueden ser útiles para distinguir pequeños coágulos de
otros factores de riesgo del cerebro.
 El doppler transcraneal es una técnica que mediante
ultrasonidos puede identificar pequeños coágulos en
cerebro que no producen síntomas pero que hacen que el
paciente corra riesgo de TIA y de apoplejía.
 La resonancia magnética (RM) es una forma precisa de
evaluar los vasos sanguíneos y la circulación cerebral. Esta
técnica identifica incluso lesiones cerebrales silentes en
pacientes ancianos con alteraciones neurológicas pero sin
síntomas de ACV, aunque es muy costosa y no se usa de
forma rutinaria.

Angiografía cerebral. Si las pruebas menos invasivas indican


la necesidad de cirugía, puede emplearse la angiografía
cerebral. (Este procedimiento puede detectar también
aneurismas). Esto requiere la inserción de un catéter en la
ingle, que pasa luego a través de las arterias hasta llegar a
la base de la arteria carótida. En este punto, se inyecta un
contraste y se realizan radiografías para determinar la
ubicación y el alcance del estrechamiento, o estenosis, de la
arteria. También cabe apuntar que como casi toda
exploración médica, conlleva un mayor riesgo en sí de ACV,
en especial en ancianos diabéticos.

TRATAMIENTO QUIRÚRGICO DESPUÉS DE UNA


APOPLEJÍA ISQUÉMICA

Endarterectomía carótida como tratamiento para la apoplejía. La


endarterectomía carotídea normalmente se practica en personas
que ya han sufrido un ACV. Estudios importantes han demostrado
que la endarterectomía es mejor que el tratamiento con
fármacos a la hora de reducir el riesgo de recidiva de ACV en
algunos pacientes, especialmente en aquellos cuyas arterias se
han estrechado más de un 70%. En las personas cuya arteria
carótida presentaba un estrechamiento menor del 30%, el
tratamiento con fármacos resultó más beneficioso. En cuanto al
tratamiento de aquellos que se encuentran en una situación
intermedia, aún se tiene que investigar más.
Los beneficios que proporciona la cirugía a largo plazo también
incluyen mejoría en la visión, en el habla, en la facultad de tragar,
en el funcionamiento de brazos y piernas, y en la calidad de vida
en general. Debe tenerse en cuenta que los estudios que
mostraron un mayor beneficio de la cirugía en comparación con el
tratamiento con fármacos fueron realizados en hospitales con
gran experiencia en tales operaciones. Normalmente, se les
aconsejó a los pacientes que esperaran seis semanas tras la
aparición del ACV antes de someterse a la intervención, sin
embargo los estudios afirman, que una intervención más
temprana no conlleva riesgos mayores. Una vez realizada la
intervención, el riesgo de ACV incrementa temporalmente.

Cualquier persona que elija cualquier intervención incruenta para


el diagnóstico, el tratamiento, o la prevención de una apoplejía
debe antes asegurarse de que tanto el cirujano como el hospital
en el que va a ser ingresado no tiene un historial de más de un 4%
de incidencia de apoplejía después de la operación.

Angioplastia. Unos pocos hospitales están utilizando técnicas en


pacientes que han sufrido un ACV isquémico similares a las
angiografías que se practican en casos de angina o ataques
cardiacos. Se inserta un catéter extremadamente delgado en una
arteria de la ingle y ésta pasa por el sistema circulatorio hasta
llegar al área obstruida en el cerebro. El médico diluye el
coágulo, o bien hincha un pequeño balón contra las paredes de los
vasos sanguíneos para ensancharlos (angioplastia). Esta técnica
conlleva cierto riesgo de embolia.

ACCIDENTE CEREBROVASCULAR RECURRENTE

El accidente cerebrovascular recurrente es frecuente --


aproximadamente un 25 por ciento de las personas que se
recuperan del primer accidente cerebrovascular tienen otro
dentro de 5 años. El accidente cerebrovascular recurrente es un
importante elemento que contribuye a la incapacitación y a la
muerte por accidente cerebrovascular. El riesgo de sufrir una
incapacitación severa o muerte por un accidente cerebrovascular
aumenta con cada accidente cerebrovascular recurrente. El
riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular recurrente es
mayor inmediatamente después de sufrir uno de estos episodios,
y disminuye con el curso del tiempo. Aproximadamente, un 3 por
ciento de los pacientes que sufren un accidente cerebrovascular
tendrá otro accidente cerebrovascular dentro de 30 días de
sufrir el primero. Una tercera parte de los accidentes
cerebrovasculares recurrentes ocurrirá dentro de los primeros 2
años de ocurrir el primer accidente cerebrovascular.

SINTOMAS DE LOS ACV

Las manifestaciones de un ACV pueden comprender:


entumecimiento o debilitamiento repentinos en la cara, los
brazos o las piernas, en especial en un lado del cuerpo; problemas
para hablar o para comprender; dolor de cabeza súbito, que
puede ir acompañado de mareos o vómitos; pérdida del equilibrio
o de la coordinación; y dificultad para ver con un ojo o con ambos.

Ante la aparición de estos síntomas, es fundamental buscar


asistencia médica de inmediato, incluso si aquéllos parecen
fluctuar o desaparecer. No hay que esperar a ver si pasan los
síntomas. Cuanto más tiempo transcurra, más difícil será reparar
el daño causado. Si es posible, debe prestarse atención a la hora
a la que comenzaron los síntomas. Esta información será de suma
utilidad para los médicos a cargo de atender al paciente.

El ACV se define como un síndrome clínico caracterizado por


signos y síntomas neurológicos que bien pueden ser focales (como
ocurre en la mayoría de los casos) o difusos (como sucede por
ejemplo en la hemorragia subaracnoidea donde lo único que hay
es un compromiso de conciencia). Lo característico es la
afectación de un área determinada, que puede conllevar desde
afasias hasta un déficit motor o sensitivo. El compromiso
vascular puede ser causado por obstrucción o disminución del
flujo sanguíneo resultando desde una isquemia hasta el infarto
cerebral, o bien, por ruptura de la arteria dando origen a una
hemorragia.

Todos los síntomas del accidente cerebrovascular aparecen


repentinamente y a menudo hay más de un síntoma al mismo
tiempo. Por lo tanto, el accidente cerebrovascular puede
distinguirse de otras causas de mareos o dolores de cabeza. Los
siguientes síntomas pueden indicar que ha ocurrido un accidente
cerebrovascular y que se necesita inmediata atención médica:

• Alteración del estado de conciencia: estupor, coma, confusión,


agitación, convulsiones
• Falta de sensación o debilidad repentina en la cara, el brazo, o
la pierna, especialmente en un lado del cuerpo, sensación de
adormecimiento, incoordinación facial o asimetría, debilidad,
parálisis o perdida sensorial

• Confusión repentina, o problema al hablar o comprender lo que


se habla, afasia, disartria o otras alteraciones cognitivas

• Problema repentino en ver por uno o por ambos ojos, pérdida


parcial de la visión de campos visuales

• Problema repentino al caminar, mareos, pérdida de equilibrio o


de coordinación

• Dolor de cabeza severo repentino sin causa conocida


• En situaciones más severas existe la pérdida de control de
esfínteres

• Vértigo, diplopía (visión doble), hipoacusia (disminución de la


audición), náuseas, vómito, pérdida del equilibrio, foto y
fonofobia

OTROS SINTOMAS QUE SE PRESENTAN SON:

Los síntomas del accidente cerebrovascular dependen de qué


parte del cerebro esté dañada. En algunos casos, es posible que
una persona ni siquiera se dé cuenta de que ha tenido un
accidente cerebrovascular.

Los síntomas generalmente se presentan de manera súbita y sin


aviso o pueden ocurrir a intervalos durante el primero o segundo
día. Los síntomas por lo general son más greves apenas sucede el
accidente cerebrovascular, pero pueden empeorar lentamente.

Se puede presentar un dolor de cabeza, especialmente si el


accidente cerebrovascular es causado por sangrado en el
cerebro. El dolor de cabeza:

 Comienza repentinamente
 Ocurre al estar acostado
 Despierta a la persona
 Empeora cuando se cambia de posición o cuando se agacha,
hace esfuerzo o tose

Otros síntomas dependen de la gravedad del accidente


cerebrovascular y de la parte del cerebro afectada. Los síntomas
pueden abarcar:

 Cambio en la lucidez mental (incluyendo coma, somnolencia y


pérdida del conocimiento)
 Cambios en la audición
 Cambios en el sentido del gusto
 Torpeza
 Confusión o pérdida de memoria
 Dificultad para deglutir
 Dificultad para leer o escribir
 Mareos o sensación anormal de movimiento (vértigo)
 Falta de control de esfínteres
 Pérdida del equilibrio
 Pérdida de la coordinación
 Debilidad muscular en la cara, el brazo o la pierna (por lo
regular sólo en un lado)
 Entumecimiento u hormigueo en un lado del cuerpo
 Cambios emocionales, de personalidad y estado de ánimo
 Problemas con la vista, incluyendo disminución de la visión,
visión doble o ceguera total
 Cambios en la sensibilidad que afectan el tacto y la
capacidad para sentir el dolor, la presión, las temperaturas
diferentes u otros estímulos
 Problemas para hablar o entender a otros que estén
hablando
 Problemas para caminar

DETERMINAR EL TIPO Y LA CAUSA DE UN ACV

Una vez que se ha determinado la embolia, el siguiente paso


importante es determinar tan rápido como sea posible si ésta es
hemorrágica o isquémica. Los tratamientos farmacológicos
anticoagulantes pueden salvar la vida de pacientes con embolia
isquémica, pero sólo son eficaces en las primeras tres horas.
Además, causan sangrado y pueden ser letales si la causa de la
embolia es, en realidad, una hemorragia.
Una tomografía computarizada (TAC) realizada de forma precoz
diagnostica con exactitud un 95% de las embolias hemorrágicas.
Los indicios de que existe un ACV isquémico normalmente
aparecen en el TAC al cabo de unos días. (El doppler
transcraneal, una técnica con ultrasonidos, puede ser lo
suficientemente sensible para poder diferenciar entre una
hemorrágica y una isquémica si no se dispone de TAC).
· Si el TAC es negativo, pero el médico cree que puede existir un
ACV hemorrágico, está indicada hacer una punción lumbar. Si el
líquido cefalorraquídeo contiene cantidades significativas de
sangre normalmente confirmará un ACV hemorrágico.
· Siempre se realiza una evaluación cardiaca usando un
electrocardiograma y también suele hacerse un ecocardiograma
cuando se sospecha que puede existir una embolia isquémica. Es
particularmente útil una técnica exploratoria llamada
ecocardiografía transesofágica para determinar las causas del
ACV, como la fibrilación auricular, que les llevarán a tratamientos
específicos. Debe descartarse la posibilidad de una enfermedad
cardíaca subyacente.

Análisis sanguíneos

Pueden ser también útiles hacer una serie de análisis sanguíneos


para predecir el riesgo de un ACV, así como la gravedad y las
complicaciones de una embolia existente. Algunos de ellos están
investigándose:

 Algunos análisis sanguíneos se emplean para determinar


tiempos de coagulación.
 Se miden los niveles de azúcar en sangre (hiperglicemia).
Los niveles elevados indican un peor pronóstico en el caso
de algunos ACV (aunque no las hemorrágicas o las
lacunares).
 Uno de estos análisis en sangre mide el glutamato, un
aminoácido. Los niveles elevados indican un ACV grave.
 La respuesta inflamatoria del cerebro estimula la liberación
de ciertos marcadores usados para diagnosticar un
accidente cerebrovascular. La proteína C-reactiva, las
enzimas llamadas troponinas y los índices elevados de
sedimentación globular son también indicadores del proceso
inflamatorio y pueden predecir un mayor riesgo de ACV y
un peor pronóstico en personas con embolia existente.
 Los niveles elevados de lipoproteína (a) pueden revelar la
posibilidad de un aneurisma no roto, algo que puede
confirmarse con una resonancia magnética (RM).

FACTORES DE RIESGO DE LOS ACV

Ciertos medicamentos incrementan las probabilidades de


formación de coágulos y, por lo tanto, aumentan las posibilidades
de sufrir un accidente cerebrovascular. Las píldoras
anticonceptivas pueden aumentar las posibilidades de tener
coágulos sanguíneos, especialmente en mujeres que fuman y
tienen más de 35 años.

Los hombres tienen más accidentes cerebrovasculares que las


mujeres; sin embargo, estas últimas tienen un riesgo más alto de
presentar un accidente cerebrovascular durante el embarazo y
en las semanas inmediatamente posteriores a éste.

Los siguientes factores incrementan el riesgo de sangrado


dentro del cerebro, lo cual lo hace a uno más propenso a sufrir un
accidente cerebrovascular:

 Consumo de alcohol
 Trastornos hemorrágicos
 Consumo de cocaína
 Traumatismo craneal

Muchos de los factores identificados no pueden controlarse


como son la edad avanzada, antecedentes familiares, ACV previo,
raza y sexo, pero otros pueden modificarse, tratarse o
controlarse.

Estos factores se clasifican de acuerdo con su susceptibilidad o


posibilidad de ser modificados de acuerdo con los programas de
prevención que el equipo de salud haya planeado realizar.
1. Factores de riesgo modificables, (tabla 1) donde la
intervención oportuna puede hacer que el mismo desaparezca o
disminuya mejorando el pronóstico de riesgo del paciente.

TABLA 1. Factores de Riesgo Modificables Asociados con


Accidentes Cerebrovasculares

Hipertensión arterial Anticonceptivos


orales

Tabaquismo Embarazo

Diabetes mellitus Menopausia

Dislipidemias Factores alimentarios

Fibrilación auricular Sedentarismo


no valvular

Estados de Infecciones crónicas


hipercoagulabilidad

Alcoholismo Drogadicción

Tromboembolismo Ateroesclerosis
pulmonar

Falla cardiaca Trombosis venosa


profunda

Poliglobulia Enfermedad vascular


de las carótidas

Obesidad Estrés
2. Factores de riesgo no modificables, (tabla2 ) los cuales no son
susceptibles de intervención alguna.

Tabla 2. Factores de Riesgo No Modificables Asociados con


Accidentes Cerebrovasculares

Edad

Sexo

Raza

Herencia

ACV Previo

Factores no modificables

1. Edad avanzada: el riesgo de tener un ACV se incrementa a más


del doble por cada década de vida después de los 55 años.

2. Sexo: la incidencia y prevalencia son iguales en hombres y


mujeres, más de la mitad de muertes por ACV ocurre en mujeres.

3. Herencia (historia familiar) y raza: el riesgo de sufrir un ACV


es mayor en personas que tienen historia familiar de ACV. Los
afroamericanos tienen mayor riesgo de muerte e incapacidad
generada por ACV que los blancos, en parte porque tienen mayor
incidencia de hipertensión arterial y diabetes. Los asiáticos y los
hispanos también tienen mayor riesgo.

4. ACV previo: El riesgo de repetir un ACV es mayor que en


aquellas personas que no lo han padecido.

Factores modificables
1. Hipertensión arterial (HTA): se considera HTA en adultos
cuando la presión sistólica es de 140 mm Hg o mayor y/o presión
diastólica de 90 mm Hg o mayor, mantenida durante un período
de tiempo. Este es el factor de riesgo más importante para ACV.
Muchos pacientes han alcanzado y mantenido un tratamiento
antihipertensivo efectivo, esta es la razón de la disminución
acelerada en el porcentaje de muertes por ACV.

2 Tabaquismo: en años recientes los estudios han demostrado


que fumar es un importante factor de riesgo de sufrir un ACV.
La nicotina y el monóxido de carbono del cigarrillo daña el
sistema cardiovascular de muchas maneras.

3. Diabetes mellitus: es un factor de riesgo independiente de


sufrir un ACV y se correlaciona fuertemente con la HTA. Aún
con un tratamiento adecuado de la diabetes, los pacientes tienen
mayor riesgo de sufrir un ACV. Los pacientes diabéticos a
menudo tienen altos niveles de colesterol y sobrepeso,
incrementando este riesgo aún más.

4. Enfermedad vascular de las carótidas: la enfermedad vascular


periférica es el estrechamiento de las arterias que repercute
sobre los músculos de los brazos o las piernas y es causada
también por arterioesclerosis. Las arterias carotídeas en el
cuello aportan la sangre que llega al cerebro. El daño de una
arteria carotídea puede generar un soplo que es escuchado con el
estetoscopio. Las personas con enfermedad vascular periférica
tiene alto riesgo de padecer enfermedad carotídea que aumenta
el riesgo de ACV.

5. Enfermedad cardíaca: las personas con patologías cardíacas


tienen más de dos veces el riesgo de tener un ACV. La fibrilación
auricular (la rápida e irregular contracción de las cámaras
auriculares) aumenta en particular el riesgo de ACV. El ataque
cardíaco es también la mayor causa de muerte en pacientes que
sobreviven de un ACV.

EXISTEN ADEMAS OTROS FACTORES DE RIESGO ENTRE


LOS CUALES TENEMOS:

Los accidentes cerebrovasculares o ictus son actualmente uno de


los problemas más importantes de salud pública en nuestro país,
ya que más de 100.000 españoles se ven afectados cada año por
este tipo de enfermedades que constituyen la primera causa de
invalidez permanente y segunda de muerte entre la población
adulta en España. Se calcula que cada seis minutos una persona
sufre una trombosis cerebral, una embolia o un derrame
cerebral.

Edad y sexo

Personas mayores. Las personas con un riesgo mayor de ACV son


las personas mayores, especialmente aquellas con presión arterial
elevada, sedentario, con sobrepeso, fumadores o diabéticos. La
edad avanzada está también vinculada con un índice mayor de
demencia post apoplejía. En los grupos de mayor edad, los
estudios son variados al respecto de los ACV según el sexo. Las
mujeres pueden tener un riesgo mayor de ACV hemorrágico que
los hombres.

Algunos han revelado que hay más mujeres que fallecen por ACV,
aunque un análisis canadiense del 2000 de casi 45.000 registros
de pacientes afirmó que, aunque los hombres mayores recibían un
tratamiento más agresivo, las mujeres ancianas tenía una ligera
ventaja en la supervivencia un año después de un ACV.

Adultos jóvenes. Tampoco son inmunes las personas más jóvenes;


un 28% de los pacientes tienen menos de 65 años. Los accidentes
cerebrovasculares en personas más jóvenes afectan por igual a
hombres y mujeres.

Presión arterial alta (Hipertensión)

La presión arterial alta (conocida como hipertensión) es uno de


los factores causantes del 70% de los casos de ACV. De hecho,
los investigadores han calculado que casi la mitad de los ACV
podrían evitarse si se controla bien la presión arterial. Se
utilizan dos cifras para describir la presión sanguínea:

 La presión sistólica (la primera cifra, la más elevada) se


mide cuando el corazón se contrae para bombear la sangre.
 La presión diastólica (la segunda cifra, la más baja) se mide
cuando el corazón se relaja a fin de permitir la entrada de
sangre entre latido y latido. Al parecer, una presión
diastólica elevada comporta un riesgo considerable de ACV.

Fibrilación auricular

Cada vez es más frecuente esta alteración en el ritmo cardiaco,


que en España afecta a cerca del 10 por ciento de los mayores de
70 años y es responsable de la elevada tasa de embolias
cerebrales que se detecta en individuos de edad avanzada, sin
lesión cardiaca previa. Las mujeres con fibrilación auricular
corren un riesgo mayor de ACV que los hombres con este
trastorno. La fibrilación auricular puede suponer también un
riesgo mayor de complicaciones tras una embolia.

Tabaco

Las personas que fuman un paquete al día tienen casi un riesgo de


2 veces y media más de riesgo de ACV que los que no fuman. Los
factores específicos de un riesgo mayor de ACV en fumadores
incluyen lo siguiente:

 Fumadores empedernidos
 Fumadores actuales. El riesgo puede seguir siendo elevado
durante 14 años después de dejar e fumar.
 Las mujeres fumadores que toman anticonceptivos orales
 Dejar el tabaco reduce significativamente el riesgo. En un
estudio, los ex fumadores tenían casi el mismo riesgo que
aquellas personas que nunca había fumado.

Diabetes y resistencia a la insulina

La diabetes es un factor de riesgo importante de la embolia


isquémica, tal vez debida a los factores de riesgo acompañantes,
como obesidad e hipertensión arterial. Los estudios han implicado
también la resistencia a la insulina, que suele producirse en
diabéticos insulinodependientes, como factor independiente en la
aparición de la aterosclerosis y la embolia. Con este trastorno,
los niveles de insulina son de normales a elevados, pero el cuerpo
es incapaz de usar con normalidad la insulina para metabolizar el
azúcar en sangre. El cuerpo compensa al elevar el nivel de insulina
(hiperinsulinemia), que puede, a su vez, aumentar el riesgo de
coágulos sanguíneos y reducir niveles HDL (forma beneficiosa de
colesterol). La diabetes no parece aumentar el riesgo de una
embolia hemorrágica. [Para más información, ver el capítulo de la
enciclopedia sobre Diabetes Tipo II].

Obesidad y sedentarismo

La obesidad se asocia con la embolia, principalmente porque el


sobrepeso refleja la presencia de otros factores de riesgo,
incluyendo resistencia a la insulina y diabetes, hipertensión
arterial y niveles de colesterol poco saludables. El peso que se
centra en torno al abdomen (el sobrepeso denominado en forma
de manzana) tiene una mayor asociación con la embolia, como
también con la enfermedad cardiovascular, que el peso
distribuido entorno de las caderas (en forma de pera).
Homocisteína y deficiencias de vitamina B

Los niveles anormales en sangre del aminoácido homocisteína, que


se producen con deficiencias de vitamina B6, B12, y ácido fólico,
están fuertemente vinculados a un aumento del riesgo de
enfermedad de las arterias coronarias y de un accidente
cerebrovascular. Algunos expertos creen que la homocisteína es
un factor de riesgo importante de embolia, seguido sólo por la
hipertensión arterial. La homocisteína parece ser tóxica para las
células que recubren las arterias y que contribuyen a la
coagulación sanguínea.

Colesterol y otros lípidos

 Aunque un exceso del colesterol "malo" tiene gran


importancia en la aterosclerosis que provoca la enfermedad
cardíaca, su importancia en la embolia está menos clara.
Distintos factores del colesterol pueden tener efectos
diferentes:
 Los estudios indican que las HDL (lipoproteína de alta
densidad, considerada colesterol saludable) tal vez ayude
en la prevención de apoplejías isquémicas e incluso reduzca
el riesgo de ACV causado por hemorragia. Por ejemplo, en
un estudio del 2000, con los niveles de colesterol HDL más
elevados tenían un 32% menos de riesgo de embolia que los
hombres con los niveles de HDL más bajos.
 En contraste con este lípido, la lipoproteína a y la apoE son
lípidos (moléculas grasas) que parecen aumentar el riesgo
de apoplejía. La lipoproteína a presenta una estructura
similar a la de la LDL y transporta una proteína que puede
obstaculizar la habilidad del cuerpo de disolver coágulos de
sangre.
 Son pocas las pruebas que señalan la presencia de niveles
elevados de colesterol y LDL (el considerado colesterol
perjudicial) como desencadenantes de ACV isquémicos; de
hecho, un nivel bajo de colesterol puede constituir un
factor de riesgo de apoplejía hemorrágica. Según un
estudio realizado en 1999, existe una asociación entre la
presencia de LDL y un riesgo elevado de demencia tras un
accidente cerebrovascular.

Abuso de drogas, alcohol y café

Alcohol. El abuso desmesurado de alcohol, especialmente un


historial reciente de alcoholismo, se asocia con un riesgo elevado
de ACV isquémico y hemorrágico. Sin embargo, algunos estudios
han indicado que el consumo moderado de alcohol (de una a siete
copas por semana) está asociado con un riesgo
considerablemente más bajo de apoplejía isquémica, aunque no de
apoplejía hemorrágica.

Café. Algunos estudios sugieren que tomar tres o más tazas de


café al día podría aumentar el riesgo de ACV en hombres
mayores con hipertensión. Al parecer, el café no comporta ningún
peligro en el caso de hombres con una presión arterial normal.

Abuso de drogas. El abuso de drogas, especialmente en el caso de


la cocaína y, cada vez más, de la metanfetamina (una anfetamina),
constituye un factor importante de riesgo en la incidencia de
casos de apoplejía entre los jóvenes. Los esteroides utilizados
para la tonificación del cuerpo también aumentan el riesgo.

Factores genéticos y congénitos

La genética puede ser responsable de la mayor parte de los casos


de ACV. Los estudios indican que la existencia de una historia
familiar de apoplejía, especialmente en el padre, constituye un
factor de riesgo importante.

Genética y hemorragia subaracnoidea. Los factores genéticos son


especialmente importantes en el caso de hemorragia
subaracnoidea, siendo la causa del 7% al 20% de los casos. Los
aneurismas fisurados que presentan dichos pacientes suelen
aparecer a una edad más temprana, ser menores, y presentar una
probabilidad de recidiva más elevada que en el caso de pacientes
sin dicha condición genética. Un estudio realizado con personas
que habían sufrido hemorragias subaracnoideas detectó que los
parientes más cercanos de los pacientes con apoplejía
presentaban un riesgo elevado que oscilaba entre el 2% y el 5%.
Algunos expertos recomiendan realizar pruebas de detección en
personas con más de un familiar cercano que haya sufrido una
embolia hemorrágica.

Trastornos hereditarios que contribuyen al ACV. Algunos casos


de fibrilación auricular pueden ser hereditarios. Las alteraciones
genéticas también están asociadas con ACV producidos por
hemorragia; entre éstas se incluyen la enfermedad poliquística
renal, el síndrome de Ehlers-Danlos tipo IV, la neurofibromatosis
tipo 1 y el síndrome de Marfan. Se recomienda realizar pruebas
para la detección de posibles aneurismas en aquellas personas
con más de un pariente cercano que haya sufrido un ACV
hemorrágico.

Factores genéticos específicos que están siendo investigados. Se


están investigando determinados factores genéticos específicos.
Algunos de ellos son los siguientes:

 El déficit congénito de los factores denominados proteína C


y S, factores, que inhiben la coagulación de la sangre, puede
ser la causante de ACV en adultos jóvenes, aunque un
estudio indica que no es importante.
 Una mutación genética del factor V Leiden puede estar
relacionada con riesgo de coagulación sanguínea.
 Las personas que han heredado un gen llamado
apolipoproteina (Apo) E-4 pueden correr un mayor riesgo de
ACV. Este gen está también asociado con el de la
enfermedad de Alzheimer. Se requieren, no obstante, más
estudios.
Enfermedad cardiaca y sus tratamientos

La enfermedad cardiaca y los ACV están fuertemente


relacionados por muchos motivos:

 A menudo tienen en común factores de riesgo, incluyendo


una presión arterial alta y la diabetes.
 El riesgo de ACV aumenta durante las intervenciones
quirúrgicas que implican cirugía en las arterias coronarias,
tales como operaciones de bypass aorto coronario,
angioplastia y arteriectomía coronaria. El peligro es mayor
en aquellas personas que presentan factores de riesgo de
ACV, como presión sanguínea alta, diabetes y soplos
carotídeos. Los fármacos antitrombóticos (substancias
disolventes de coágulos) y otros anticoagulantes que se
utilizan en el tratamiento de infartos de miocardio también
aumentan ligeramente el riesgo de ACV hemorrágico.
 Un infarto de miocardio por sí sólo ya aumenta el riesgo de
ACV; el peligro es aún mayor durante los primeros días tras
un ataque, aunque sigue sin ser demasiado elevado. Aquellos
que presentan más riesgo son las personas mayores y las
personas que sufren también insuficiencia cardiaca
congestiva.
 Se cree que el prolapso de la válvula mitral constituye una
de las causas principales de apoplejía entre los jóvenes,
pero aún no se ha investigado adecuadamente tal conexión.
Un estudio de 1999 no proporciona prueba alguna que
confirme que una anomalía cardíaca leve tenga algún tipo de
efecto en la aparición de un caso de ACV.

Factores mentales y emocionales

Estrés. En algunas personas, el estrés mental prolongado o


frecuente causa un aumento exagerado de la presión arterial; con
el tiempo, este efecto ha sido vinculado con un engrosamiento de
las arterias carótidas. De hecho, una serie de estudios han
descubierto una asociación entre el estrés mental prolongado y
un estrechamiento progresivo de la carótida.

Depresión. La depresión también se ha vinculado a un riesgo más


elevado de apoplejía e índices de supervivencia inferiores
después de sufrir una. En un estudio del 2000, los pacientes con
depresión grave tenían un riesgo de un 73% más de ACV y
aquellos con depresión moderada tenían un 25% de riesgo más
que la media.

Migraña y factores de riesgo asociados

Los estudios han descubierto que la migraña o el dolor de cabeza


grave es un factor de riesgo de ACV tanto en hombres como en
mujeres, especialmente antes de los 50. De hecho, la migraña se
asocia con un 19% de todas las ACV. Hay que destacar que
muchas personas con migraña presentan un riesgo bajo, un 2.7%
para las mujeres y un 4.6% para hombres, según un estudio. Las
mujeres del estudio corrían un riesgo mayor entre 45 y 65 años y
los hombres antes de los 45. En ambos sexos, el riesgo disminuía
con la edad.

Los anticonceptivos orales se añaden al riesgo de ACV en


mujeres jóvenes con migraña, pero sólo que aquellas personas que
sufren auras. Fumar intensifica este riesgo.

Infecciones

Los informes han indicado durante algún tiempo que


determinadas bacterias y virus pueden tener importancia en la
aterosclerosis y enfermedad cardiaca, provocando generalmente
una respuesta inflamatoria en las arterias. Pueden funcionar
también mecanismos similares con un ACV. Algunas pruebas que
vinculan infecciones con los ACV son las siguientes:

 Infecciones pulmonares. En dos estudios del 2000, la


infección crónica con Chlamydia pneumoniae, un
microorganismo no bacteriano que causa una leve neumonía
en adultos se relacionaba con un aumento de riesgo de ACV.
Uno de los estudios revelaba un engrosamiento de las
paredes internas de los vasos de las arterias carótidas en
pacientes portadores del microorganismo. La Chlamydia
también ha sido vinculada con la enfermedad cardiaca.
Un estudio del 1998 descubrió que los pacientes
hospitalizados por ACV eran tres veces más propensos que
los pacientes que no habían sufrido una apoplejía de haber
estado expuesto recientemente a las infecciones,
normalmente infecciones leves en el aparato respiratorio.
 Enfermedad periodontal. La enfermedad periodontal ha
sido asociada con un mayor riesgo de apoplejía y
enfermedad cardiaca. Las bacterias que causan
periodontitis pueden estimular factores que causan
coagulación sanguínea y otras proteínas que contribuyen a
un riesgo más elevado.
 Virus Varicela Zóster. El virus varicela zóster (virus
causante de la varicela y el herpes) ha sido asociado a la
vasculitis cerebral, trastorno en que los vasos sanguíneos
del cerebro se inflaman. Es una causa de ACV en niños. El
virus se ha asociado también con algunos casos de ACV en
adultos jóvenes.

Otros factores asociados

Una serie de trastornos y situaciones puede contribuir al riesgo


de ACV:

 La apnea del sueño, que puede contribuir al estrechamiento


de la arteria carótida, parece aumentar el riesgo de ACV
multiplicándolo por tres e incluso por seis.
 El embarazo comporta un riesgo mínimo de apoplejía,
principalmente se da en mujeres embarazadas con presión
arterial alta o a aquellas a las que se les practica una
cesárea. El riesgo parece ser mayor durante los períodos
posteriores al parto, tal vez debido al cambio repentino de
la circulación y del nivel de hormonas.
 Casi un 40% de jóvenes con ACV y un 10% de todos los
pacientes con apoplejía tienen componentes del sistema
inmunitario conocidos como anticuerpos antifosfolípido que
aumentan las probabilidades de coagulación sanguínea.
 Las personas con anemia falciforme corren riesgo de ACV a
una edad temprana.

Otros factores de riesgo generales

Momento del día. Como el ataque cardiaco y la muerte cardiaca


repentina, el ACV parece ser más común en las horas de la
mañana, algo que tal vez se deba a un aumento transitorio de la
presión arterial en ese momento. Distintos estudios apuntan a un
riesgo más elevado de ACV los fines de semana, los lunes y en
vacaciones. El riesgo de embolia hemorrágica también puede ser
mayor en invierno, especialmente en personas mayores
hipertensas.

FACTORES INCIDENTES EN EL ACV

La inactividad física incrementa el riesgo de enfermedad


cardiaca, por lo que se produce un aumento en el riesgo de A.C.V.
. Esto es, que al realizar una actividad física moderada podemos
obtener una baja considerable de las posibilidades de obtener un
accidente cerebro vascular. Este ejercicio consiste en que
durante 30 minutos, 4 veces a la semana realicemos alguna
actividad física, ya sea trotar, correr, jugar fútbol, etc... .

La actividad física produce normalmente una elevación y luego


una baja de la presión; esta gimnasia arterial mantiene la
elasticidad de las paredes arteriales, favoreciendo el
mantenimiento de una baja presión, elemento esencial para el
buen funcionamiento de cerebro y corazón.
Otro factor incidente en la obtención de un accidente cerebro
vascular es el tabaco, que además de afectar el cerebro con la
adicción, lesiona las arterias cerebrales al producir ateromas
sobre los cuales puede comenzar a formarse un coágulo, que en
determinado momento, al avanzar la isquemia, produce
obstrucción parcial o total de una zona cerebral y daña el tejido
cerebral.

¿CUÁLES SON LOS PRIMEROS PASOS PARA CONTROLAR


UN ACV?

Hasta hace poco, el tratamiento del ACV estaba restringido a


realizar un soporte básico vital en el momento del cuadro y la
rehabilitación después. Ahora, se están utilizando unos
tratamientos cuyos resultados parecer ser muy beneficiosos
cuando se administran lo antes posible tras la aparición de la
embolia. En ese momento, es clave acudir a un servicio de
urgencias y ser diagnosticado lo antes posible:

 Si parece que una persona con riesgo de un ACV presenta


síntomas significativos, se debe llamar a un servicio de
urgencias o si es posible acudir lo más rápidamente a un
servicio de urgencias hospitalario.
 Aunque administrar una aspirina en las 48 horas siguientes
puede reducir el riesgo de una embolia recurrente, no se
debe tomar antes de que el paciente haya ingresado en el
hospital. La aspirina aumenta el riesgo de sangrado en
pacientes con ACV hemorrágico y deberían evitarse los
fármacos anticoagulantes en pacientes con ACV isquémico.
 Tan pronto como el paciente ingresa en el hospital, se le
efectúan una serie de pruebas diagnósticas, especialmente
un TAC, para determinar si la embolia es isquémica o
hemorrágica.
 El paciente recibe tratamiento para mantener las funciones
vitales básicas y reducir el estrés, el dolor y el nerviosismo.
Es básico controlar la presión arterial y el equilibrio
hidroelectrolíctico (niveles de sodio, calcio y potasio en
plasma).
 Si al paciente le diagnostican un ACV hemorrágico, y
presenta la presión arterial superior a 200 (sistólica) o de
100 (diastólica) se le administra tratamiento para el control
de la presión. (Disminuir rápidamente la presión arterial
puede ser peligroso y debe controlarse cuidadosamente).
 El personal sanitario vigila y monitoriza cuidadosamente si
existe un aumento de presión en el cerebro, complicación
frecuente de los ACV hemorrágicos. También puede
producirse días después de un ACV isquémico. Pueden
administrarse una serie de fármacos durante el ACV para
reducir este riesgo. Los síntomas precoces de un aumento
de la presión intracraneal son somnolencia, confusión,
letargo, debilidad y dolor de cabeza.

LOS ACCIDENTES CEREBROVASCULARES PUEDEN


OCASIONAR LA MUERTE O DEJAR A LAS PERSONAS
INCAPACITADAS IRREVERSIBLEMENTE Y SE PUEDEN
PREVENIR

 Algunas de las complicaciones que pueden llevar a


incapacidades son: - Hemiplejia, o parálisis, sobre todo de
un lado del cuerpo.
- Hemiparesia o debilidad de un lado del cuerpo, lo que
afecta mucho la movilidad.
Tanto la hemiplejia como la hemiparesia pueden afectar la
cara, (parálisis facial), una extremidad o todo un lado del
cuerpo. El lado que se afecta es el contrario al hemisferio
cerebral que ha sufrido el accidente.
 - Otra consecuencia puede ser el déficit cognitivo, que
ocasiona problemas de raciocinio, conciencia, atención,
juicio, memoria, campo visual o inconsciencia de lo que le
rodea.
 - Otra complicación es el déficit del lenguaje, que incluye
problemas para comprender lo que se les dice o afasia o
para construir frases, llamada disartria, y estos problemas
se suelen deber al daño de los lóbulos temporales y
parietales del cerebro.
 - Déficit emocional, con problemas para controlar o
expresar emociones en determinadas situaciones. Un
problema muy frecuente después de un accidentes
cerebrovascular es la depresión, que puede dificultar la
recuperación y la rehabilitación del enfermo e incluso,
conducirlo al suicidio.
 -Dolor central llamado así porque proviene de un área
cerebral llamada tálamo y que produce una mezcla de
sensaciones, como calor y frío, ardor, hormigueo, falta de
sensibilidad, punzadas agudas y dolor intenso, muy difícil de
combatir y controlar.
 Es importante tener en cuenta que aproximadamente un
25% de las personas que se recuperan de un Accidente
cerebrovascular tienen el riesgo de presentar otro evento
entre los 5 años siguientes, después de los cuales el riesgo
disminuye con el paso del tiempo.
 · Otras complicaciones provienen del tiempo de
recuperación del enfermo y sus necesidades. En ocasiones
los enfermos sufren contracturas articulares o úlceras por
estar acostados, pérdida de movimiento o de sensibilidad y
están más expuestos a sufrir fracturas. También pueden
sufrir por algunos efectos secundarios a los medicamentos
y tienen mayor riesgo de Broncoaspiración y desnutrición

PREVENCIÓN DE LOS ACV

Para ayudar a prevenir un accidente cerebrovascular:

 Evite los alimentos grasos. Siga una dieta saludable y baja


en grasas.
 No beba más de 1 a 2 tragos de alcohol por día.
 Haga ejercicio en forma regular: 30 minutos al día si no
tiene sobrepeso y de 60 a 90 minutos si lo tiene.
 Hágase revisar la presión arterial al menos cada 1- 2 años,
especialmente si la hipertensión arterial es hereditaria.
 Hágase revisar el colesterol. Si está en alto riesgo de
accidente cerebrovascular, el colesterol "malo" LDL debe
estar por debajo de 100 mg/dL. Es posible que el médico le
recomiende que intente reducir el colesterol LDL hasta 70
mg/dl.
 Siga las recomendaciones de tratamiento del médico si
presenta hipertensión arterial, diabetes, colesterol alto y
cardiopatía.
 Deje de fumar.

La terapia con ácido acetilsalicílico o aspirin (81 mg al día o 100


mg cada dos días) se recomienda para la prevención del accidente
cerebrovascular en todos los hombres que tengan factores de
riesgo de sufrirlo y en las mujeres menores de 65 que también
estén en riesgo, en tanto los beneficios superen dichos riesgos.
Se debe considerar para mujeres de más de 65 años sólo si su
presión arterial está controlada y si el beneficio es mayor que el
riesgo de sangrado gastrointestinal y hemorragia cerebral.
Pregúntele a su médico si el ácido acetilsalicílico (aspirin) es
apropiado en su caso.

El médico también le puede recomendar que tome ácido


acetilsalicílico u otro anticoagulante si ha tenido un accidente
isquémico transitorio o un accidente cerebrovascular en el
pasado o si actualmente tiene:

 Insuficiencia cardíaca congestiva


 Latidos cardíacos irregulares (como fibrilación auricular)
 Válvula cardíaca mecánica
 Otros factores de riesgo para accidente cerebrovascular
Un tipo de cirugía llamada endarterectomía carotídea puede
ayudar a evitar que ocurran nuevos accidentes cerebrovasculares
en personas con grandes obstrucciones en las arterias del cuello.

PRONÓSTICO DE LOS ACV

El pronóstico depende del tipo de accidente cerebrovascular, de


la cantidad de tejido cerebral dañado, de qué funciones
corporales están afectadas y de la prontitud para recibir el
tratamiento. La recuperación puede ocurrir por completo o puede
haber alguna pérdida permanente de la función.

Más de la mitad de las personas que tienen un accidente


cerebrovascular son capaces de desempeñarse de manera
independiente en el hogar.

Si el tratamiento con trombolíticos tiene éxito, los síntomas de


un accidente cerebrovascular pueden desaparecer por completo.
Sin embargo, los pacientes con frecuencia no llegan al hospital a
tiempo para recibir estos fármacos o hay afecciones médicas
complicadas que impiden su uso.

Las personas que tienen un accidente cerebrovascular isquémico


(accidente cerebrovascular debido a un coágulo de sangre) tienen
una mejor probabilidad de sobrevivir que aquéllos que tienen un
accidente cerebrovascular hemorrágico (accidente
cerebrovascular debido a sangrado en el cerebro).

El riesgo de un segundo accidente cerebrovascular es más alto


durante las primeras semanas o meses después del primero y
luego empieza a disminuir.

POSIBLES COMPLICACIONES DE LOS ACV

 Broncoaspiración de alimento (aspiración)


 Disminución del período de vida
 Dificultad en la comunicación
 Fracturas
 Desnutrición
 Espasticidad muscular
 Pérdida permanente de las funciones del cerebro
 Pérdida permanente del movimiento o la sensibilidad en una
o más partes del cuerpo
 Problemas debido a la pérdida de movilidad, incluyendo
contracturas articulares y úlceras de decúbito
 Disminución de la capacidad para desempeñarse o cuidarse
 Disminución de la interacción social
 Efectos secundarios de los medicamentos

DIÁGNOSTICO DE UN ACV

Para salvar la vida del paciente, es crucial efectuar un rápido


diagnóstico de la presencia y también del tipo de ACV. Lo
primero que debe determinarse es si los síntomas indican en
realidad una embolia. (Las pruebas simples verbales y físicas
pueden permitir a los equipos de emergencias identificar a casi
todos los pacientes con un ACV).

Las técnicas no invasivas para el diagnóstico de ataques


isquémicos transitorios se emplean también para las apoplejías
mayores.

EL DIAGNÓSTICO DE UN ACCIDENTE CEREBROVASCULAR


INICIA CON LA HISTORIA CLÍNICA Y SE CONFIRMA A
TRAVÉS DE PRUEBAS DIAGNÓSTICAS DE IMAGEN QUE
PERMITAN VISUALIZAR EL INTERIOR DE LAS ARTERIAS
DENTRO Y ALREDEDOR DEL CEREBRO

Hay varios estudios que pueden ayudar, pero que deben ser muy
bien valuados por el médico y comentados con los enfermos o sus
familiares para elegir el más adecuado y el de menor riesgo,
entre ellos están como:
- Examen neurológico general que se realiza aplicando diferentes
escalas para valorar el daño, solicitando al enfermo que responda
a diferentes preguntas y realice diferentes pruebas físicas y
mentales.
Análisis de sangre.
Electrocardiograma.
Tomografía computarizada o TAC.
Esta técnica es la más acertada porque identifica
inmediatamente una hemorragia, tumores e incluso evidencia de
infarto precoz. En ocasiones se inyecta un medicamento a través
de las venas para ayudar a ver las estructuras cerebrales como
hueso, sangre y tejido nervioso.
- Resonancia magnética o IMR, que utiliza campos magnéticos
para detectar cambios en el tejido cerebral o pequeños infartos.
También permite ver si existe un bloqueo de vasos sanguíneos del
cerebro, pero no permite determinar si hay hemorragia.
- Angiografía de Resonancia Magnética.
- Ultrasonido Doppler, mediante el que se envían al cuello ondas
sonoras para por medio del rebote de los ecos en la sangre en
movimiento y en el tejido en la arteria carótida, se puedan
convertir en una imagen. También determina el nivel del flujo de
sangre a través de la arteria. Pero si bien es un método rápido,
sin dolor y sin ningún riesgo además de económico, no es tan
exacto como por ejemplo una arteriografía.
- La Arteriografía, es una radiografía de la arteria carótida
tomada cuando se inyecta en ella un tinte especial de contraste y
aunque es el mejor medio para determinar la cantidad de bloqueo
en una arteria del cuello o sea en las arterias carótidas, sin
embargo debe ser muy bien evaluada ya que el procedimiento
tiene un riesgo propio de ocasionar un accidente cerebrovascular,
además de que es costoso, por lo que se debe valora bien su
necesidad. También puede detectar aneurismas y malformaciones
vasculares.
- El angiograma es una prueba invasiva, para la que se tiene que
insertar un catéter dentro de una arteria principal en la ingle,
para dirigirlo hacia las arterias cercanas al cerebro.

¿CÓMO SE DIAGNOSTICA UN ACCIDENTE


CEREBROVASCULAR?

Se utilizan estudios que muestran imágenes del cerebro


(tomografía computada, resonancia magnética), miden la
actividad eléctrica del cerebro (EEG) y muestran el flujo de
sangre al cerebro (dúplex carotídeo), a fin de averiguar el tipo
de accidente cerebrovascular y su gravedad.

REHABILITACIÓN DE UN ACV

En general, el 90% de los supervivientes de un ACV experimentan


diferentes niveles de mejora tras la rehabilitación. Actualmente
desde los hospitales se suele remitir a las personas de la tercera
edad que han sufrido un ACV a una residencia de ancianos, o al
domicilio familiar. En ambos caso, sería muy importante probar
en primer lugar, un intento de rehabilitación. Un estudio
demostró que la posibilidad de volver a casa de estos pacientes
era tres veces mayor cuando acudían a unidades de rehabilitación
y no a residencias de ancianos. Sin embargo, no todos los
pacientes necesitan o se benefician de la rehabilitación rutinaria:

 Si el ACV es grave, un ejercicio físico excesivo no será de


ayuda
 Si el ACV es leve, los pacientes mejoran por sí mismos.

Ciertos factores positivos pueden ayudar a predecir quiénes son


buenos candidatos para la rehabilitación:

 El paciente debe ser capaz de estar sentado durante al


menos una hora.
 Los pacientes deben ser capaces de aprender y estar
conscientes.
 La espasticidad puede ser un buen signo, ya que indica una
acción nerviosa activa.
 Los pacientes que pueden mover los hombros o los dedos
durante las tres primeras semanas después de haber
sufrido una apoplejía tienen más posibilidades de recuperar
el movimiento de las manos que aquellos que no presentan
movilidad alguna. Sin embargo, la habilidad de sentir una
ligera presión en la mano afectada no tiene nada que ver
con una posible recuperación del movimiento de las manos.
 Los familiares o amigos cercanos deberían participar en el
proceso de rehabilitación.
 La disfagia (incapacidad de tragar) se asocia con un índice
de mortalidad elevado, posiblemente debido a un aumento
de riesgo de infección y malnutrición. (Los pacientes con
disfagia que se alimentan mediante un tubo en el estómago
pueden mejorar más que aquellos que lo hacen a través de
una sonda insertada por la nariz).
 Incontinencia
 Incapacidad de después de un ACV de reconocer sonidos no
verbales que se producen después de producirse tras una
embolia.
 Una escasa capacidad para apretar la mano que está todavía
presente después de tres semanas indica problemas graves.

Factores que no descartan la rehabilitación

 Aproximadamente el 30% de los pacientes sufren de afasia


(problemas en el habla), lo cual es desalentador. Esta
incapacidad no altera necesariamente la capacidad de
pensar.
 Aunque la confusión es común entre las personas que han
sufrido un ACV, es muy posible que puedan recuperarse
parcial o incluso completamente.
Consideraciones sobre la rehabilitación

La fisioterapia debería iniciarse tan pronto como el paciente esté


estable, y si fuera posibles dos días después del ACV. Algunos
pacientes experimentan una mejora más rápida en los primeros
días, y muchos de ellos siguen mejorando en los siguientes seis
meses o más. Como el ACV afecta a diferentes partes del
cerebro, las diferentes opciones específicas de rehabilitación
varían en gran medida en función de cada paciente:

 Una opción es la que se basa en entrenar músculos


diferentes para sustituir aquellos que han sido alterados
debido a la lesión de las neuronas. En un estudio limitado,
pero importante, del año 2000, 13 pacientes con ACV que
habían tenido parálisis del lado derecho, fueron sometidos
a una inmovilización del brazo no paralizado, con lo que eran
forzados a usar su brazo paralizado. Once de estos
pacientes experimentaron mejoría en sus brazos. El
hemisferio cerebral afectado de estos pacientes también
pareció volverse más activo. Son necesarios más estudios
para confirmarlo. El ejercicio físico relacionado con la
minusvalía provocada por el ACV es, en cualquier caso,
importante y puede ayudar a reparar el cerebro.
 Mientras progresa, el fisioterapeuta del paciente debe usar
y estimular a la comunicación no verbal, como con signos,
expresiones faciales, y lápiz y papel. Aprender y usar el
alfabeto de signos puede ser útil tanto para comunicarse
como para mejorar la destreza de los pequeños
movimientos.
 La fisioterapia combinada con la estimulación eléctrica y las
técnicas de biofeedback han resultado beneficiosas en
algunos casos. Por ejemplo, la estimulación eléctrica de la
garganta puede ayudar a los pacientes con disfagia a
recuperarse de la capacidad de deglución más rápida. La
estimulación de la muñeca y de los dedos también están
siendo prometedores para mejorar las capacidades
motoras.
 Otro tratamiento interesante para pacientes con apoplejía
en el hemisferio derecho emplea un prisma especial y
sonidos que ayuda al paciente a recobrar la función del
hemisferio izquierdo, que sufre descuido cuando el
hemisferio derecho está lesionado en un ACV.

Tratamiento farmacológico en la rehabilitación

El tratamiento farmacológico puede ayudar a veces a aliviar los


efectos específicos del ACV:

 El dantrolene, el baclofeno, y las inyecciones de la toxina


botulínica han mostrado resultados prometedores para
aliviar la espasticidad.
 En un pequeño estudio, el fármaco bromocriptina (Parlodel),
normalmente usado para la enfermedad de Parkinson,
mostró ser útil en pacientes con graves problemas de habla,
ya que mejoraba su capacidad para pronunciar palabras
polisílabas y formar oraciones.
 Algunos pacientes experimentan hipo intratable, que puede
ser muy grave. Entre los fármacos empleados para este
problemas se encuentran la clorpromazina o el baclofeno.
 Un estudio indicó que el metilfenidato (Ritalin), fármaco
usado para el trastorno por déficit de atención, podría
ayudar a que los pacientes se recuperaran después de un
ACV. El uso de esta anfetamina puede ayudar a mejorar las
capacidades motoras cuando se combina con la fisioterapia.

Ciertos fármacos administrados comúnmente para trastornos


relacionados con los ACV pueden, en realidad, retrasar la
recuperación. Entre éstos se incluyen los empleados para la
presión arterial alta, como la clonidina y el prazosin, fármacos
anticomiciales, antipsicóticos como el haloperidol, y las
benzodiacepinas, que son los fármacos ansiolíticos más comunes.
Controlar las consecuencias emocionales

Estado emocional de los pacientes. La depresión es muy común


tras un ACV, tanto como resultado directo como indirecto de una
embolia.

Los ACV que afectan al hemisferio derecho del cerebro


aumentan especialmente el riesgo de depresión. Los pacientes
pueden sufrir ciertamente una depresión debido a los grandes
cambios en su autonomía y calidad de vida.

Un peculiar trastorno inducido por la embolia, conocido como


labilidad emocional neurológica o llanto post-ACV, es un trastorno
neurológico y no psicológico.

Si la depresión es prolongada, puede alterar la recuperación. Un


estudio mostró que las personas que sufrieron ACV y depresión
tenían tres veces más posibilidades de muerte en un plazo de
diez años que aquellos con ACV que no estaban deprimidos.
Existe un riesgo significativo de suicido en pacientes con ACV,
especialmente en mujeres y en personas menores de 60 años.

Los antidepresivos, especialmente la fluoxetina (Prozac) y


fármacos similares llamados ISRS, son beneficiosos para aliviar
la tristeza postapoplejía y para mejorar la recuperación en
general y el estado de ánimo en especial en pacientes con
depresión.

Algunos médicos recomiendan también otros fármacos llamados


antidepresivos tricíclicos, incluyendo la amitriptilina (Mutabase,
Deprelio) y la nortriptilina. En un estudio del 2000 otro
tricíclicos, la nortriptilina no sólo mejoró el estado de ánimo, sino
que tuvo también efectos positivos en el funcionamiento mental,
indicando tal vez que puede haber alguna demencia asociada con
la apoplejía puede ser debida a la depresión. Los tricíclicos
pueden ser también útiles para la labilidad neurológica.
El trastorno de ansiedad es también común e incapacitante.
Algunos trabajos, de hecho, indican que muchos pacientes sufren
sentimientos idénticos a los del síndrome de estrés post-
traumático. Los dos trastornos suelen solaparse, pero los
tratamientos farmacológicos para cada uno difieren.
Debe señalarse que muchos fármacos para trastornos
psicológicos afectan al sistema nervioso central y pueden, en
realidad, retrasar la rehabilitación. La ayuda profesional
experimentada es necesaria para determinar los tratamientos
más eficaces y seguros.

Estado emocional del cuidador. El estado emocional del cuidador


es fundamental. Los pacientes empeoran cuando sus cuidadores
se sienten deprimidos y no saben nada acerca de lo qué es una
embolia y cuando la vida familiar se altera. En un estudio
realizado, más de la mitad de los cuidadores se sentían
deprimidos, especialmente si las víctimas de apoplejía
presentaban demencia o un comportamiento anormal.

TRATAMIENTO PARA LOS ACV

Los tratamientos avanzados y la rehabilitación permiten que


muchos pacientes regresen a sus hogares y a sus familias. Los
tratamientos incluyen la administración de anticoagulantes,
asistencia hospitalaria, rehabilitación y, en casos excepcionales,
cirugía.

Pero el mejor tratamiento para el accidente cerebrovascular es


la prevención. Si conocemos los síntomas de advertencia y
controlamos los factores de riesgo, tales como el hábito de
fumar cigarrillos o tabaco, la hipertensión arterial, la diabetes y
la enfermedad cardiovascular, es posible reducir el riesgo de
sufrir un ataque cerebral.

Un accidente cerebrovascular es una emergencia médica. El


tratamiento inmediato puede salvar vidas y reducir la
discapacidad. Llame al número local de emergencias (911 en los
Estados Unidos) o busque atención médica inmediata ante los
primeros signos de accidente cerebrovascular.

Es muy importante para las personas que están experimentando


síntomas de un accidente cerebrovascular llegar al hospital lo
más rápidamente posible. Si el accidente cerebrovascular fue
causado por un coágulo sanguíneo, se puede administrar un
fármaco trombolítico para disolverlo.

La mayoría de las veces, los pacientes deben llegar al hospital


dentro de un período de tres horas después del comienzo de los
síntomas. Algunas personas pueden ser capaces de recibir estos
fármacos hasta por 4 a 5 horas después del inicio de los
síntomas.

El tratamiento depende de la gravedad y causa del accidente


cerebrovascular. Se requiere hospitalización para la mayoría de
los accidentes cerebrovasculares.

TRATAMIENTO EN EL HOSPITAL

Los trombolíticos (terapia trombolítica) se pueden usar si el


accidente cerebrovascular es causado por un coágulo de sangre.
Dichos medicamentos disuelven los coágulos de sangre y ayudan a
restablecer el flujo sanguíneo al área dañada. Sin embargo, no
todas las personas pueden recibir este tipo de medicamento.

 Para que estos fármacos hagan efecto, la persona debe ser


examinada y tratada dentro de las tres primeras horas
siguientes al inicio de los síntomas. Se debe realizar una
tomografía computarizada para ver si el accidente
cerebrovascular es por un coágulo o sangrado.
 Si el accidente cerebrovascular es causado por sangrado en
vez de coagulación, los trombolíticos pueden causar más
sangrado.
Otros tratamientos dependen de la causa del accidente
cerebrovascular:

 Los anticoagulantes, como heparina o warfarina (Coumadin),


se pueden utilizar para tratar accidentes
cerebrovasculares debidos a coágulos sanguíneos. También
se puede utilizar ácido acetilsalicílico o clopidogrel (Plavix).
 Se pueden necesitar otros medicamentos para controlar
otros síntomas, incluyendo hipertensión arterial. Los
analgésicos se pueden administrar para controlar el dolor
de cabeza severo.
 En algunas situaciones, radiólogos expertos y un equipo
especial para accidente cerebrovascular pueden emplear
una angiografía para resaltar el vaso sanguíneo obstruido y
destaparlo.
 En caso de accidente cerebrovascular hemorrágico, a
menudo se requiere cirugía para extraer la sangre que se
encuentra alrededor del cerebro y reparar los vasos
sanguíneos dañados.
 Se puede necesitar cirugía en la arteria carótida.

Pueden ser necesarios nutrientes y líquidos, en especial, si la


persona presenta dificultades para deglutir. Éstos se pueden
suministrar a través de una vena (intravenosos) o una sonda de
alimentación en el estómago (sonda de gastrostomía). Las
dificultades para deglutir pueden ser temporales o permanentes.

La fisioterapia, la terapia ocupacional, la logopedia y la terapia de


deglución se iniciarán todas en el hospital.

TRATAMIENTO A LARGO PLAZO

El objetivo del tratamiento después de un accidente


cerebrovascular es ayudarle al paciente a recuperar la mayor
funcionalidad posible y prevenir accidentes cerebrovasculares
futuros.
El tiempo de recuperación y la necesidad de tratamiento a largo
plazo difieren de una persona a otra. Los problemas para
movilizarse, pensar y hablar con frecuencia mejoran en las
semanas o meses después de un accidente cerebrovascular.
Muchos personas que han tenido un accidente cerebrovascular
aún seguirán mejorando en los meses o años después de éste.

Fase inicial o aguda:

Debe acudirse lo antes posible a un Hospital, ya que el ahorro de


tiempo en comenzar el tratamiento mejora el pronóstico.
Contacte rápidamente con su teléfono de Emergencias (112, 911,
061) para que le envíen el recurso asistencial adecuado.

Control de la vía aérea, oxigenación y tensión arterial, para


asegurar una óptima oxigenación y perfusión de las células
cerebrales.

Medicamentos que impidan la agregación plaquetaria (ácido


acetilsalicílico, ticlopidina, clopidogrel, dipiridamol, triflusal). En
algunos paises se usan trombolíticos por vía intravenosa para
revertir rápidamente la obstrucción.

Si el problema es un embolismo a distancia (desde el corazón), se


puede precisar de una anticoagulación permanente.

Control de la hipertensión arterial.

Control de las complicaciones: convulsiones, edema cerebral, etc

Si el cuadro es hemorrágico puede precisar de su evacuación


quirúrgica (no en todos los casos).

Fase de seguimiento:

En los cuadros de isquemia cerebral por arterioesclerosis de la


arteria carotídea se realiza la endarterectomía de la arteria
afectada. Esta intervención se realiza a través de una incisión en
el cuello, para acceder hasta la arteria carótida, se abre y se
realiza una limpieza de las placas de ateroma que hay en su
interior.

En los últimos años se han desarrollado técnicas endovasculares


para corregir la estenosis carotídea sin necesidad de cirugía
abierta. Son la angioplastia transluminal percutánea y la
colocación de stents. La angioplastia es la dilatación de una
arteria inflando un balón, a través de un catéter especial
insertado por punción percutánea, a través de la arteria femoral.
El paciente está despierto y puede regresar a su domicilio en
pocos días. El stents es una prótesis metálica, en forma de
muelle que se coloca en la zona estrechada y al ejercer presión
sobre la pared vascular mantiene la apertura de la luz.

Los aneurismas, malformaciones arteriovenosas, etc. que


provocan una hemorragia intracerebral, pueden precisar una
intervención quirúrgica posterior o una técnica envovascular para
su tratamiento definitivo y evitar las recidivas.

Medicamentos antiagregantes o anticoagulantes como los


mencionados en la fase aguda. Se están investigando nuevos
antitrombóticos cuyo mecanismo de acción suma a su acción
antiagregante efectos anticoagulantes y fibrinolíticos.

Rehabilitación de las funciones afectadas, tanto motoras como


de otro orden.

Control de hipertensión arterial, hipercolesterolemia,


tabaquismo, diabetes, obesidad, etc.
PRUEBAS Y EXÁMENES PARA LOS ACV

Se debe llevar a cabo un examen físico y neurológico completo. El


médico:

 Verificará si hay problemas con la visión, el movimiento, la


sensibilidad, los reflejos, la comprensión y el habla. El
médico y las enfermeras repetirán este examen con el
tiempo para ver si el accidente cerebrovascular está
empeorando o mejorando.
 Auscultará para ver si hay un ruido anormal, llamado
"soplo", al usar un estetoscopio para escuchar las arterias
carótidas en el cuello. Un soplo es causado por flujo
sanguíneo turbulento.
 Revisará y evaluará la presión arterial, la cual puede estar
alta.
Los exámenes le pueden ayudar al médico a determinar el tipo, la
localización y la causa del accidente cerebrovascular y descartar
otros trastornos que pueden ser responsables de los síntomas.

 Una tomografía computarizada del cerebro a menudo se


realiza poco después del comienzo de los síntomas del
accidente cerebrovascular. Asimismo, se puede hacer una
resonancia magnética del cerebro en lugar o después de
ésta.
 Se puede realizar una angiografía por resonancia magnética
(ARM) o angiografía por tomografía computarizada para ver
si hay vasos sanguíneos anormales en el cerebro que puedan
haber causado el accidente cerebrovascular.
 Se puede hacer una ecocardiografía si el accidente
cerebrovascular pudo haber sido causado por un coágulo
sanguíneo proveniente del corazón.
 Un dúplex carotídeo (un tipo de ecografía) puede mostrar
si el estrechamiento de las arterias del cuello (estenosis
carotídea) llevó a un accidente cerebrovascular.
 Una angiografía de la cabeza puede revelar cuál vaso
sanguíneo está bloqueado o sangrando y ayudarle al médico
a decidir si la arteria se puede reabrir usando una sonda
delgada.
 Los exámenes de laboratorio incluirán un conteo sanguíneo
completo (CSC), tiempo de sangría y exámenes de la
coagulación sanguínea (tiempo de protrombina o tiempo
parcial de tromboplastina). También se verificará en nivel
de azúcar y colesterol en la sangre.
 Un electrocardiograma (ECG) y un monitoreo del ritmo
cardíaco pueden ayudar a determinar si un latido cardíaco
irregular (como fibrilación auricular) causó el accidente
cerebrovascular.
 También se puede efectuar una punción raquídea (examen
del líquido cefalorraquídeo).
CONCLUSIÓN

Por lo estudiado anteriormente, puedo decir que los accidentes


cerebro vasculares, A.C.V. son altamente peligrosos, ya que nos
pueden llevar a la muerte. Estos A.C.V. hacen que el flujo
sanguíneo normal de una persona hacia el cerebro, se vea
altamente imposibilitado y en algunas ocasiones, se corte
totalmente.

Encontramos dos tipos de accidentes cerebros vasculares, el


primero es el denominado isquémico, el cual produce una
obstrucción parcial o un taponamiento total de una arteria. El
Segundo es el llamado hemorrágico, el cual es producido por la
ruptura de una arteria.

Hay varias formas de evitar un A.C.V. las tres más importantes


son la disminución del tabaco, el hecho de hacer actividad física
moderada, esto es, combatir el sedentarismo y el llevar una sana
alimentación

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