Muchos años después Friedrich Engels explicó porqué adoptaron el nombre de
«comunistas» y no el de «socialistas»:8 En 1847, se comprendía con el nombre de socialistas a dos categorías de personas. De un lado, los partidarios de diferentes sistemas utópicos [...] En ambos casos, gentes que se hallaban fuera del movimiento obrero y buscaban apoyo más bien en las clases "instruidas". En cambio, la parte de los obreros que, convencida de la insuficiencia de las revoluciones meramente políticas, exigía una transformación radical de la sociedad, se llamaba entonces comunista. [...] El socialismo representaba en 1847 un movimiento burgués; el comunismo, un movimiento obrero. El socialismo era, al menos en el continente, muy respetable; el comunismo era precisamente lo contrario. Y como nosotros ya en aquel tiempo sosteníamos muy decididamente el criterio de que "la emancipación de la clase obrera debe ser obra de la clase obrera misma", no pudimos vacilar un instante sobre cuál de las dos denominaciones procedía elegir. Se elaboraron unos proyectos de estatutos —el artículo n.º 1 decía: «La Liga tiene la meta de liberar al hombre de la esclavitud, mediante la difusión de la comunidad de bienes y su realización práctica lo más rápida posible»—9 que fueron enviados a todas las secciones de la Liga, incluida la de Nueva York. Para difundir el nuevo ideario se editó el periódico Kommunistische Zeitung —del que sólo salió a la calle un número— 10 en el que se apoyaba la alianza del proletariado con la burguesía para derribar el Antiguo Régimen, asegurándose al mismo tiempo que las libertades de reunión y de prensa fueran reconocidas. En el mismo Schapper escribió:11 Sabemos que no podemos entrar en el mundo mejor sin antes haber conquistado en lucha abierta nuestros derechos políticos. […] No pensamos que inmediatamente después de un combate sostenido de modo victorioso pueda instaurarse como por encanto la comunidad de bienes… Será necesario, según las circunstancias, un período de transición más o menos largo.
Primera edición del Manifiesto del Partido Comunista (Londres, 1848).
En diciembre de ese mismo año se celebró en Londres el segundo congreso de la nueva Liga, bajo la presidencia de Schapper, y al que asistieron numerosos militantes y delegados de las diversas secciones, como el cartista Julian Harney, representante de Gran Bretaña, o Victor Tedesco, de la agrupación de Lieja. Marx y Engels asistieron en calidad de delegados de las secciones de Bruselas y de París, respectivamente. En el Congreso se abandonaron oficialmente las concepciones comunistas de Weitling y se adoptaron las tesis marxistas. Se adoptó como objetivo «el derrocamiento de la burguesía, el dominio del proletariado, la abolición de la vieja sociedad de clases y la fundación de una sociedad nueva, sin clases, ni propiedad privada». En cuanto a los estatutos se adoptó el principio del centralismo democrático y se eliminaron todos los aspectos «conspirativos» de la organización, que contaba entonces con unos 500 miembros. 1213 Tras el congreso de junio Marx y Engels recibieron el encargo de redactar el proyecto de declaración de la Liga, que sería presentado a las diversas secciones para su debate. Engels elaboró un primer borrador a petición de la sección parisina en forma de catecismo bajo el título Principios del comunismo, pero, tras el congreso de diciembre, fue Marx el que lo escribió —aunque utilizó el borrador de Engels— siendo publicado en Londres en febrero del año siguiente con el título