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Estabilidad política

Introducción
Primeramente, por tratarse nuestra temática a lo referente a la estabilidad en la historia del
constitucionalismo nicaragüense, hay que dejar en claro desde un inicio que hacemos
referencia una temática compleja y controversial, como efectivamente lo podemos apreciar
en el presente debate.
Por lo que su argumentación podría llegar hacer interpretada por algunos como un lucir
ilógico, más no podemos perder de vista que al referirse a historia se habla en gran manera
de un tiempo muerto, por lo que la función de pensamiento comprende únicamente el
reconstruir y descubrir sus hechos y su cronología, como si estuvieses armando un
rompecabezas.
Así mismo el estudio del camino de la estabilidad constitucional resulta ser una temática de
gran relevancia, pues responde a una perspectiva de criterio formales y no sustantivos ya que
suele ser estimado para lograr la salud del sistema. En ella se establecen principios básicos
para garantizar la estabilidad constitucional siendo estos la “división de poderes, legalidad,
el imperio de la ley, derecho y libertades fundamentales y sus garantías jurídico-formales”.
De este modo resulta indispensable e imperdonable olvidar definir lo que es estabilidad,
entendiéndose por la misma como semejante a la cuestión de hecho capaz de ser evaluada
empíricamente. Pero no nos detendremos en conceptualizaciones tan limitadas como la que
nos proporciona la RAE y otras fuentes. Por lo que haremos un análisis más profundo de su
conceptualización dentro del derecho.
El término estabilidad procede del latín stabilitas-atis y significa permanencia, duración en
el tiempo ; firmeza y seguridad en el espacio. Esta primera incursión en el terreno de la
filología, nos permite determinar espacio y tiempo como punto de partida y seguridad como
meta a alcanzar como punto de encuentro. Y si seguimos avanzando, llegamos al adjetivo
estable que en este caso implica algo constante, firme y permanente.
Por otro lado, hay que señalar que esta cualidad apareció en la historia del pensamiento
jurídico con autores como Aristóteles, aunque no llegaron a formularla de forma clara. Otros
posteriores, como San Agustín, ya realizaron alguna referencia más precisa, manifestándose
a favor de que los preceptos legalmente establecidos no fuesen usualmente modificados con
excesiva rapidez, a menos que entrañasen graves injusticias; ya que, de lo contrario el efecto
que se produciría sería negativo para el pueblo, ya que éste no sabría a qué atenerse. Sin
embargo, y a pesar de que surge el germen de la idea, ésta no llega a manifestarse de forma
clara e inequívoca.
No obstante, algunos autores, como Santo Tomás, aunque no incluyen la estabilidad como
característica que deba acompañar a la norma jurídica, preparan el camino para su
introducción . Y así, el doctor angélico afirma en la Summa , que las leyes deben ser
modificadas siempre que se ofrece la ocasión de decretar otras mejores, pero el mero cambio
de una ley es en sí mismo un perjuicio para el bien común. Y, por ello, no debe modificarse
la ley humana, salvo en el caso de que el nuevo decreto establezca un provecho muy grande
y notorio o en el caso de extrema necesidad.
La primera definición de ley, que incluye la estabilidad como característica, se debe a Suárez,
el cual establece que ley es un «precepto común, justo y estable, suficientemente
promulgado». Pero antes de llegar a esta definición se ocupa de la «perpetuidad», afirmando
que la perpetuidad que se espera de la ley es «cierta estabilidad, la cual lleva consigo que
conserve su ser como valor y virtud para obligar, tan fijo y permanente en fuerza de su origen
e institución, que de suyo dure siempre o por un tiempo indefinido y prolongado».
Sin embargo, no entiende que la ley deba ser de tal modo permanente o estable que no pueda
ser revocada, ya que como 61 mismo afirma, la ley humana no es irrevocable porque su autor
próximo, su sucesor, la materia, la costumbre u otras circunstancias pueden hacer que varíe.
De hecho, explicita que las leyes no sirven de igual manera para todos los tiempos, sino que
deben cambiar según las circunstancias, pero esto no impide que tengan su perpetuidad en
tanto en cuanto no cambie el estado de las cosas o no sean revocadas. Por otro lado, cuando
establece la estabilidad se refiere a una triple consideración: la primera, en relación con el
autor, se refiere al hecho de que la ley es estable, porque no desaparece con su autor, sino
que puede pervivir con independencia de quien la haya dictado. La segunda razón está en
relación con los súbditos para quienes se da, ya que no obliga únicamente a los presentes sino
también a los futuros hasta que sea revocada. Yen tercer lugar, la ley es estable en relación
con sí misma, ya que perdura hasta que sea revocada o su materia o la causa cambien de tal
manera que deje de ser justa. Esto es así según la concepción suareciana, porque la tendencia
de la ley es la realización del bien común.
Desarrollo
Tanto en los aportes del pensamiento antiguo, como en las reflexiones institucionales,
políticas y sociales producidas principalmente en Gran Bretaña y Francia, hasta la aparición
de las primeras constituciones escritas, se logra evidenciar un hilo conductor, éste es la
necesidad de procurar controlar el poder y preservar la libertad de los ciudadanos a través de
un buen gobierno ya que la estabilidad resulta de él.
Es por ello que, desde John Locke, Jean-Jacques Rousseau, hasta Montesquieu, establecen
que la noción de libertad de las personas, y su protección, es el principio de la concepción de
Estado. Estas corrientes de la ilustración reconocen la importancia de la protección a las
personas y entre las personas, sin embargo, también reconocen la necesidad de proteger a las
y los ciudadanos de las instituciones y que se contemple en algo escrito. Es en esta doble
necesidad que se incorpora el principio de separación de poderes, como las concepciones y
herramientas de controles de pesos y contrapesos (checks and balances).
Cada Estado contemporáneo asumió el principio de separación de poderes de acuerdo con
sus propios requerimientos y adaptaciones, hasta ser considerado hoy en día como
fundamental dentro del Estado Constitucional de Derecho, dando de esta manera estabilidad
política a través de esta concepción, ya que con dicha separación se logra evitar la
concentración de poder, logrando realizar los ciudadanos tareas de la vida pública con calidad
Adentrándonos un poco a lo refrende al contexto histórico, la Constitución independiente de
1838 se vio influenciada por el modelo constitucionalista norteamericano que, en su
Constitución de 1787, fruto de un proceso constituyente, ofrecía una forma de Estado
republicana y federal. Nicaragua en esta Constitución adoptaría dos elementos
fundamentales. El primero, al establecer un régimen republicano de gobierno que tenía por
objeto la felicidad de sus miembros. El segundo, la noción de separación de poderes.

A cada poder creado en este texto constitucional le correspondía atribuciones separadas pero
con marcados puntos de encuentro, lo que permite afirmar que el modelo de separación de
poderes adoptado no era rígido sino flexible, consolidando así la noción de Montesquieu
(1995), de que sólo a través de la separación de estos poderes, sobre los cuales se organiza y
versa la actividad política, era posible garantizar la libertad de los ciudadanos, de la cual se
denota de esta manera que atreves de la separación de poderes se esclarece la estabilidad
política de la época que nos atañe hoy en día.

La Constitución Federal de Centroamérica de 1824, calco imperfecto de la norteamericana,


se funda por los principios de legalidad y de división de poderes; en el respeto de la
propiedad, en la libertad de comercio e industria; y, finalmente, el mantenimiento del orden
público y los derechos privados a través del ejército y la policía.

Las funciones que asume el Estado en este modelo, al ser una copia del norteamericano con
algunas mínimas variantes se reducían a la defensa nacional, al mantenimiento del orden y
la seguridad pública, la administración de la Justicia y, en general, la formulación de aquellas
reglas jurídicas mínimas que hacen posible el libre juego de los actores económicos en el
mercado. La tarea de esta Administración está orientada hacia la fuerza pública (ejército,
policía) lo que es plenamente coherente con la concepción del Estado
como garante de los derechos privados, y encargado de la preservación de la libertad.

El 31 de julio (1893) las fuerzas beligerantes firmaron en Masaya el convenio que puso fin
oficial a 35 años de gobiernos conservadores (1858-1893), el llamado «Período de los treinta
años» y se da inicio a la Revolución liberal de Zelaya, que también resultó en el traslado
definitivo del centro político que había existido hasta entonces entre Granada y León, hacia
Managua. Se inicia así un proceso ¡más bien una era! de grandes reformas liberales lideradas
por Zelaya, quien duró 16 1/2 años en la presidencia.

La Libérrima suprimía la pena de muerte, daba el derecho al habeas corpus, a no ser arrestado
si no hay orden de una autoridad competente, a no ir a prisión por deudas, implemento la no
reelección presidencial. “En la práctica rápidamente empezó a modificarse esta
Constitución”, señala el historiador. En 1896 hubo una reforma, con la que se fortaleció el
Poder del Ejecutivo. La Libérrima cambió radicalmente el sistema electoral. Incrementó el
número de electores, impuso la obligatoriedad de votar y el sufragio se convirtió en directo
y secreto (arto. 24). Dio un salto cualitativo en la forma de elección porque abolió el sufragio
censitario e implementó el universal, ya pedido en Francia en la Revolución Liberal de 1848.
Así, Nicaragua se ponía en consonancia con las formas electorales más avanzadas del
liberalismo. En el aspecto constitucional, con la promulgación de la “Libérrima”, se
establecen los principios ideológicos del liberalismo y se inicia la transición hacia nuevas
instituciones modernas. Entre otros cambios sustanciales, la nueva constitución prohibió la
existencia de una religión estatal, garantizó la libertad de cultos, negó a los clérigos el derecho
a servir en la Asamblea Legislativa o como oficiales ejecutivos o jueces, prohibió los
conventos y los monasterios, estableció la asamblea unicameral reincorporó la Mosquita al
territorio nacional; legisló la libertad civil para la mujer, la autonomía municipal, el
ordenamiento jurídico del país; tituló terrenos baldíos; estableció el Museo Nacional y el
Archivo General de la Nación; organizó la dirección de estadísticas y censos y levantó el
primer censo nacional; formó el Consejo Electoral para que el pueblo emitiera su voto
directo, libre y secreto, aunque él mismo solamente se sometió al voto popular por sólo dos
veces y como candidato único. En lo económico el país avanzó y alcanzó un rápido
crecimiento en el comercio exterior; construyó más vías férreas, más líneas telegráficas, más
transporte lacustre y más caminos.

Abolió la pena de muerte, estableció la libertad de trabajo y de imprenta, de profesiones y de


impuestos. Suprimió los monopolios, estableció el control de las rentas públicas, introdujo el
recurso de inconstitucionalidad de las leyes, jurado para juicios civiles, la separación del
Estado de la Iglesia, el registro civil de las personas y suprimió la prisión por
deudas.18 En los años de 1904 y 1906, respectivamente, se promulgan los Códigos Civil y
de Procedimiento Civil, aún vigentes. A pesar de estas reformas importantes, Zelaya no
separó el Gobierno de la Administración Pública.

En la segunda mitad del siglo xix, entre 1858 y 1893, Nicaragua gozó de una relativa calma
durante la República Conservadora o también llamada los 30 años conservadores.

Los historiadores afirman que este régimen constituye un caso excepcional en la historia de
Nicaragua por el relativo grado de estabilidad alcanzado en el país en este período.
Este régimen se basó en el estilo tradicional que consistía en “sujeción al orden establecido,
obediencia a la jerarquía eclesiástica o seglar, y respeto a la propiedad privada.
• Para entonces Nicaragua tenía poco más de 300,000 habitantes y era regida por la
Constitución de 1858, la más larga hasta ahora, con 35 años.
• Surge un fenómeno político no repetido aún, las sucesiones cada 4 años de 6
presidentes de la república. Había una evidente gobernabilidad, considerando la reelección
como un crimen de usurpación todo intento de acceder al poder por otras vías que no fueran
las constitucionales
• Hubo mucho desarrollo integral.
 Control de la mano de obra para la agricultura
 Impulso del cultivo del café
 Nicaragua logró insertarse en el mercado Capitalista mundial
 Se reorganizó la hacienda pública
 Se lograron cancelar varias deudas externas
 Se fundaron los primeros bancos
 Se emitieron las primeras monedas y los primeros billetes nacionales
 Se crearon las leyes, códigos, reglamentos y tarifas para la superestructura jurídica:
LA LEY QUE ESTABLECIA LA EDUCACIÓN GRATUITA Y OBLIGATORIA
PARA PRIMARIA (1877), LEY DEL SERVICIO CONSERVATORIO DE BIENES
RAICES (1877), Y LA LEY DE MORAL MILITAR (1878)
 El agua por cañería en las ciudades
 La navegación a vapor en los dos lagos
 El cable submarino
 El telégrafo, el teléfono
 EL FERROCARIL FINANCIADO CON LOS FONDOS PROPIOS DEL ESTADO
SIN NECESIDAD DE ALGÚN PRESTAMO INTERNO O EXTERNO
 Fundación de la Biblioteca Nacional en 1882
 Se promovió la enseñanza a todos los niveles, INCLUYENDO LA ENSEÑANZA
NOCTURNA PARA LOS OBREROS
 SURGE EL PLURALISMO IDEOLÓGICO
 Se garantiza la LIBERTAD DE PRENSA

LA SALUD PÚBLICA
 De igual manera, es durante el período de los Treinta Años de los Conservadores, que
el estado nicaragüense dio los primeros pasos para asumir su responsabilidad en el
campo de la salubridad pública.
 Será hasta 1859, que el presidente Tomás Martínez, dictó un acuerdo
 ejecutivo que creó el Protomedicato General de la República, un cuerpo colegiado
integrado por los catedráticos de la Facultad de Medicina de la Universidad de León,
cuyo nombramiento corría a cuenta del gobierno y sus principales atribuciones en
cuanto a salubridad pública eran:
o “Hacer las advertencias necesarias a favor de la salud pública, dando cuenta
al Gobierno cuando dichas advertencias fueran desechadas sin fundamento
o Formular recetas y dirigir al Gobierno las indicaciones más explícitas para
evitar y curar las enfermedades epidémicas cada vez que alguno ó algunos de
los pueblos de la república sean amenazados o invadidos por ellas; y
o divulgar por la prensa las indicaciones higiénicas más adecuadas y propagar
la vacuna.
 Si bien es cierto el protomedicato nunca llegó a constituirse a nivel nacional,
representó un primer esfuerzo del Estado nicaragüense de establecer políticas e
instituciones de salubridad con perfil nacional.
 Se dictaron y codificaron leyes encaminadas a atenuar los efectos de las epidemias
tales como el cólera morbus, viruela, disentería entre otras, que con relativa
frecuencia hacían su aparición en el país.
 En ese sentido, en 1880 durante la administración del Joaquín Zavala, se publicó el
 “Reglamento de Policía de la República de Nicaragua”11, el cual contenía una
sección (Capítulo 22) de disposiciones higiénicas relacionadas con la salubridad
pública, agrupadas bajo el término, “policía higiénica”, las cuales debían ser
cumplidas estrictamente por la población
 Incluso si calificamos estos 30 años como una total oligarquía y que la forma de
elección de los gobernantes no era de forma directa, sino que indirecta, estos
gobernantes realizaban sus acciones apegados a derecho y a la Constitución,
produciendo ESTABILIDAD POLÍTICA, ECONÓMICA, SOCIAL Y CULTURAL.

En los años de 1904 y 1906, respectivamente, se promulgan los Códigos Civil y de


Procedimiento Civil, aún vigentes. A pesar de estas reformas importantes, Zelaya no separó
el Gobierno de la Administración Pública.

El sistema político y normativo vigente en Nicaragua es el resultado de las transformaciones


operadas en el orden institucional a raíz del triunfo del movimiento revolucionario que derrocó al
Gobierno de Anastasio Somoza Debayle.

Como consecuencia de una guerra civil sangrienta, al triunfar el movimiento revolucionario


encabezado por el Frente Sandinista de Liberación Nacional, los nuevos gobiernos adoptaron
medidas tendientes a instaurar un nuevo sistema político y jurídico, como elementos esenciales en
la etapa de transición configurada por el triunfo de la revolución.
En consideración a lo anterior, la Constitución Política de Nicaragua, promulgada el 3 de abril de
1974 y vigente desde el 24 del mismo mes y año, fue derogada, lo mismo que las leyes
constitucionales correspondientes al régimen anterior. Como consecuencia de ello, el Gobierno de
Reconstrucción Nacional promulgó, el 20 de julio de 1979, como Ley de la República, el Estatuto
Fundamental que constituye el ordenamiento jurídico básico del sistema político y normativo vigente
actualmente. Asimismo, dicho Gobierno procedió a declarar disueltas la Cámara de Diputados y de
Senadores, la Corte Suprema de Justicia, Cortes de Apelaciones, Tribunal Superior del Trabajo “y
demás estructuras del poder somocista”; y se declararon especialmente inaplicables todas las
disposiciones referentes al partido de la minoría en cualquier otra ley vigente.

Siendo el Estatuto Fundamental el conjunto de disposiciones jurídicas esenciales que rigen el Estado
de Nicaragua, el mismo fue decretado sobre la base de dos consideraciones que determinan la
conducta del Gobierno de Reconstrucción Nacional:

I. Que es necesario sujetar su gestión a normas que garanticen los derechos ciudadanos
y que regulen el ejercicio de la función pública;

II. Que la función primordial del Gobierno de Reconstrucción nacional será restaurar la
paz, sentar las bases para la instauración de un sistema de gobierno democrático con profundas raíces
populares, y emprender la gran tarea de reconstrucción nacional en lo político, en lo social, en lo
económico, para lo cual se necesita el orden jurídico adecuado.

El Estatuto Fundamental consigna, además, en las Disposiciones Generales, los Propósitos


Inmediatos del Gobierno; y en los Derechos y Garantías, los Principios Fundamentales que orientan
su gestión pública.

Como principios fundamentales, el referido Estatuto establece que se garantiza la plena


vigencia de los derechos humanos consignados en la Declaración Universal, el Pacto
Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, el Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos de la Organización de las Naciones Unidas, y en la Declaración
Americana de Derechos y Deberes del Hombre de la Organización de los Estados
Americanos, en la forma establecida en el Estatuto sobre Derechos y Garantías de los
nicaragüenses que se dicte simultáneamente con el Estatuto Fundamental.

Asimismo, se consagran como principios fundamentales la igualdad incondicional de los


nicaragüenses, y el reconocimiento de la libertad de conciencia y culto, fundada en el más
amplio espíritu de tolerancia y la libertad irrestricta de pensamiento hablado y escrito, de
organización política y sindical, con las únicas limitaciones que emanaren del Estatuto sobre
Derechos y Garantías de los nicaragüenses; esclareciendo atreves de este hecho histórico la
estabilidad que se ataña con la revolución sandinista

El 25 de febrero de 1990, en cumplimiento de los Acuerdos de Esquipulas, se efectuaron


elecciones para escoger al Presidente y Vice Presidente de la República, representantes ante
la Asamblea Nacional y Concejales municipales; el resultado de las elecciones fue el triunfo
de la coalición de Partidos Políticos identificado como Unión Nacional Opositora (UNO). En
los primeros años de gobierno, la Presidenta Violeta Barrios de Chamorro implementó un
programa de reforma al Estado (Programa de Estabilización Económica y Ajuste Estructural
de la economía, con la ayuda del Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Asociación
Internacional para el Desarrollo (IDA) del Banco Mundial que centró su esfuerzo en la
estabilización y balance de los indicadores macroeconómicos, a partir del elevado déficit
fiscal, resultado de aproximadamente 10 años de política expansiva de Estado.

En realidad, en los dos primeros años fueron dos planes de estabilización: el primero en mayo
de 1990, que incluyó planes para recortar el gasto público a través de reducciones en las
remuneraciones y una política de austeridad. El segundo de los programas fue lanzado en
marzo de 1991. Este plan, entre otras medidas, redujo el gasto público corriente (salarios y
la compra de bienes y servicios) tenía que ser financiado exclusivamente por los ingresos
ordinarios del gobierno (mayores impuestos), y se prohibió incurrir en cualquier déficit en
relación a este tipo de gasto. En relación al gasto público en inversiones (construcción de
carreteras, hospitales, etc.) se permitió contraer créditos, pero solamente si esos eran
financiados por fuentes externas, y no por la creación y emisión de moneda por el Banco
Central.

La política económica de Nicaragua, en la década de los 90, ha estado orientada por los
Programas de Ajuste Estructural diseñados por el FMI y el Banco Mundial, los que han
sido conocidos popularmente en Nicaragua como ESAF (Enhanced Structural Adjustment
Facilities). La aplicación de estos programas se justificaba por los fuertes desequilibrios
macroeconómicos vividos por Nicaragua en los años 80

En junio de 1994 se da inicio la segunda generación de reformas, con la negociación del


primer ESAF; el cual promulgaba la implantación de un programa de mediano plazo que
promoviera la consolidación de la estabilización macroeconómica, la profundización de las
reformas estructurales y la promoción de condiciones para la viabilidad externa. Esto
implicaba mejorar las finanzas públicas; ajustar el crédito; establecer políticas salariales y
políticas de tipo cambiario estable; así como llevar a efecto reformas estructurales que
incluyeran la reducción del tamaño del sector público, el fortalecimiento de los derechos de
propiedad, y la promoción de las actividades del sector financiero a través de la eliminación
de operaciones bancarias estatales.

La administración de Barrios de Chamorro y alemán, implementaron la mayoría de las


actividades contempladas dentro de los planes de ajuste. Se redujo el número de funcionarios
del Estado, se privatizaron las empresas públicas (con excepción de 6); se liberalizó el
comercio exterior, reduciendo los aranceles y eliminando las medidas de salvaguarda
(exceptuando los granos básicos); se liberalizó la banca, creando un ente supervisor y se
implementó una nueva ley tributaria. La materia pendiente de ambas administraciones, al
nivel de actividades, son la privatización de la empresa de telecomunicaciones y la
aprobación de una ley de ordenamiento de la propiedad, esta última es fundamental para
resolver los conflictos de tenencia de la tierra.
Podríamos decir que a nivel de actividades o productos intermedios la eficacia de los
gobiernos ha sido alta, aunque el cumplimiento no fue carente de conflictos, especialmente
por la oposición en la Asamblea Legislativa del Frente Sandinista. Esto nos conduce a la
reflexión sobre la capacidad que tienen las IFIs de “imponer” la política; existe el mito de
que las IFIs imponen de manera casi todopoderosa los lineamientos de la política económica.
El único indicador que ha mejorado sensiblemente es el de la estabilidad de precios, la
inflación se ha controlado, pero el déficit público continúa. Esto nos deja ver claramente que
el problema no es tanto el tamaño del Estado, sino la forma como se financia el déficit
público. En estos años el incremento de los ingresos tributarios y especialmente los flujos
externos, a través de créditos y donaciones, han permitido una financiación del déficit público
no inflacionaria, al menos en el corto plazo.
El tipo de cambio ha sido un instrumento utilizado para alcanzar dos productos, la estabilidad
de precios y el equilibrio externo. Se ha usado como ancla nominal fijando el tipo de cambio
nominal, lo que dio resultados positivos cortando la espiral inflacionaria; lo que muestra que
la inflación en Nicaragua tiene un alto componente de expectativas. La utilización del tipo
de cambio como ancla nominal ha significado que la política monetaria sea endógena y que
se haya reducido a no financiar el déficit fiscal.
Para finalizar, apreciamos como en todo lo largo del trabajo surge la problemática base en
torno a la necesidad de conjugar el cambio y la permanencia, ya que en principio los hombres
buscan, a través del Derecho, «la eliminación de la inseguridad y de la incertidumbre en el
ámbito de las relaciones sociales y sienten la urgencia de saber a qué atenerse» . Puesto que,
como advierte Kelsen, «el contenido de las normas que forman el orden estatal se refiere
esencialmente a la conducta humana, y ésta se desenvuelve en el tiempo y en el espacio».
Por ello, y en función de tales coordenadas, las normas son por su propia naturaleza variables
y variadas .
Sin embargo, esta variabilidad no puede suponer una falta de seguridad o de certeza, porque
el hombre necesita saber en cada caso lo que se exige de él . Por ello, debe estar en situación
de saber cómo actuar en cualquier situación. Y esto se convierte en una tarea difícil cuando
las normas jurídicas varían con una velocidad excesiva en un mismo espacio.
No obstante, y a pesar de haber detectado el problema de la excesiva variabilidad, hay que
tener en cuenta igualmente la otra faceta de la cuestión. Esto es, la necesidad de disponer de
un orden dinámico que asegure «el proceso continuo de formación de las normas» 7 . De
hecho, no podemos olvidar, en ese sentido, que la seguridad, aún siendo un valor fundamental
del ordenamiento jurídico, tiene que estar al servicio de la justicia, entendida como el valor
fundante y fin último de todo el ordenamiento. Así planteado el problema, parece que nos
encontramos ante un «callejón sin salida», ya que por un lado propugnamos la necesidad de
estabilidad del Derecho para que éste pueda cumplir adecuadamente con la finalidad a él
encomendada, y por otro lado aparece la necesidad de respetar la movilidad propia que por
su naturaleza tienen las acciones humanas.

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