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“Semilla s de vida nueva”

Colegio Padre Hurtado


Departamento de Historia y Geografía
Profesor Ricardo Mardones Novoa

Violación de los Derechos Humanos 1973-1990

A partir del golpe de Estado y teniendo como base ideológica la Doctrina de Seguridad Nacional, se puso en práctica en
Chile una política de Estado represiva que tuvo como objetivo sofocar toda amenaza al nuevo orden establecido,
recurriendo para ello a la detención, la tortura, el asesinato y el exilio. Estas acciones afectaron a miles de chilenos entre
políticos de izquierda, dirigentes sindicales y simpatizantes del depuesto gobierno de la Unidad Popular.

La violación sistemática de los derechos humanos se llevó a cabo a través de los órganos estatales ya existentes (Fuerzas
Armadas, Carabineros de Chile, Policía de Investigaciones), mientras que otros fueron creados especialmente para tal
efecto, como fue el caso de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA, 1974-1977), Comando Conjunto (1975-1977)
y Central Nacional de Informaciones (CNI, 1977-1990, sucesora de la DINA). Entre 1974 a 1977, la DINA, al mando
del coronel Manuel Contreras, actuó en forma selectiva y sistemática atacando a los dirigentes de los partidos políticos
de izquierda que se encontraban en la clandestinidad, lo que elevó la cifra de detenidos desaparecidos a 1.102 en 1977.
Desde 1978 en adelante, la represión tomaría cauces más institucionalizados, manteniéndose la violación sistemática de
los derechos humanos hasta el fin del régimen militar, como una forma de reprimir los movimientos políticos y sociales
que protestaban por el retorno a la democracia.

Entre los casos más conocidos, se encuentran Caravana de la Muerte (1973), Operación Colombo (1975), Calle
Conferencia (1976), Hornos de Lonquén (1978), caso Degollados (1985), caso Quemados (1986) y Operación Albania
(1987), además de los asesinatos de Carlos Prats (Buenos Aires, 1974), Orlando Letelier (Washington, 1976) y Tucapel
Jiménez (1982).

Igualmente, lugares emblemáticos de la represión fueron el Estadio Nacional (1973), el Estadio Chile (1973), el buque
escuela Esmeralda (1973), Peldehue (1973), Pisagua (1973-1974), Chacabuco (1973-1975), Academia de Guerra Aérea
(1973-1975), Isla Quriquina (1973-1975), Tejas Verdes (1973-1976), Cuatro Alamos (1974-1977), Londres 38 (1973-
1974), José Domingo Cañas (1974), Villa Grimaldi (1974-1976) y Venda Sexy (1975), entre muchos otros.

Fuente: www.memoriachilena.cl

Lee el siguiente artículo sobre un testimonio de una víctima de la dictadura

Nota del editor: Mario Aguilera es un periodista chileno y jefe de prensa del Ministerio de Defensa. Fue detenido en
1974 por la Dirección de Inteligencia Nacional de la dictadura de Augusto Pinochet, acusado de ser opositor al
régimen. Estuvo desaparecido durante 40 días, en los que sufrió torturas. Tras permanecer casi un año en calidad de
prisionero de guerra, fue expulsado del país a Francia. Después de vivir 15 años en el exilio, regresó a Chile, donde
desde el año 2014 plasma sus memorias en el texto “Caballito de Mar”, que fue llevado a las tablas por la Compañía
Ciclo Teatro. Esta columna incluye partes de ese texto.

La bandera que hasta 1973 flameó en el Palacio de La Moneda regresó a su lugar de origen este año en la víspera del
décimo aniversario de la muerte de Augusto Pinochet y del Día Internacional de los Derechos Humanos. Un anónimo la
sacó hace 43 años desde un cajón del Palacio de Gobierno algunos días después del bombardeo que terminó con el
gobierno de Salvador Allende. Había perdido sus colores, pero estaba allí con su estrella y el escudo del emblema
nacional. Ya han pasado 43 años: la historia, los hechos, la gente, los victimarios y las víctimas vuelven a recordar lo
que ocurrió en Chile.

En septiembre de 1973, lo que era el sueño de muchos, hacer cambios sin violencia y mejorar las condiciones de vida de
los más pobres de un plumazo se convirtió en pesadilla; miles de chilenos opositores al régimen militar sufrieron las
peores consecuencias: muertos, desaparecidos, torturados, prisión o exilio fueron algunas de las consecuencias que
debieron sufrir los opositores a la dictadura.
Los seguidores de Pinochet y algunos de sus familiares se congregaron para conmemorar la fecha en el fundo donde se
encuentran las cenizas del exuniformado llegaron en buses gritando consignas a 10 años de su muerte. Ya son menos los
políticos que llegan a la cita, tampoco su viuda, que luego deberá enfrentar a la justicia para aclarar el destino de
inmuebles que le fueron entregados cuando su marido encabezaba el gobierno militar.

En muchos otros lugares de Santiago y de regiones, exposiciones fotográficas, música, testimonios y piezas de teatro
recordaban a las víctimas de la dictadura al cumplirse un nuevo Día Internacional de los Derechos Humanos que fueron
brutalmente violados bajo las órdenes de Pinochet: las paradojas del calendario reunieron en un mismo día la muerte de
Pinochet y el aniversario de la firma en 1948 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Declaración que podría ser solo un texto de buenas intenciones, una regla de vida para entendernos mejor. Es difícil
imaginar que alguien pueda realizar los hechos que allí se enumeran; en Chile y lamentablemente en otros países son o
fueron una cruda realidad.

Habían pasado 40 años del golpe de Estado y el 12 de agosto de 2014, aniversario de la fecha en la que fui detenido,
comencé a contar lo que me tocó vivir en los diferentes centros de detención y tortura por los que debí pasar.

“Abrí los ojos y todo estaba muy oscuro, me había quedado dormido sin darme cuenta, pero rápidamente logré despertar
y supe dónde estaba. Todo estaba más negro, tenía la vista vendada. No era sueño, era cansancio, demasiadas tensiones
para un día cualquiera. Era lunes 12 de agosto de 1974 y me encontraba en una silla al fondo de una sala, con más gente,
todos en las mismas condiciones, era el lugar conocido como Londres 38. Esa tarde cerca de las siete me había detenido
la DINA (Dirección de Inteligencia Nacional)” …“ comenzamos a bajar por Grecia al poniente. Con el ánimo de romper
el hielo le pregunto al agente que me custodiaba : ¿Vamos a Londres? Y eso desató la furia del tipo, un golpe en el rostro
que me botó los lentes y quebró uno de los vidrios. ¡¡Qué sabías vos de Londres, weón!!, me gritaba el tipo fuera de sí.
Días después entendí su enojo, yo sabía la existencia de Londres 38 y mucha más gente también. Allí llegaban personas
a preguntar por sus familiares detenidos sin conocer su paradero”.

“La noche era lo peor, en medio del silencio se escuchaba mucho más de lo que uno quería saber. La tortura a otros era
peor que lo que uno podía soportar. Mientras estás en la parrilla o te están golpeando tú sabes lo que te hacen; cuando
los gritos ahogados por los llantos de una mujer llegan a tus oídos te imaginas lo peor. Cuando te lo hacen a ti logras
morder la rabia y el dolor, pero al escuchar a los demás tu indignación sólo te permite llorar en silencio. La valentía para
enfrentar a los monstruos capaces de hacer eso sólo se ve en las películas. Vendados, asustados y vejados en esas
condiciones, nadie quiere ser héroe”….

“Entre las conversaciones en voz muy baja, supe que había otros lugares de detención. Se hablaba horrores de Villa
Grimaldi, algunos venían desde ese lugar y decían que era lo peor, se sabía de José Domingo Cañas, otra casa en Ñuñoa,
pero había un paraíso: ese era Cuatro Álamos, todos queríamos llegar a ese lugar, había camarotes, comida dos veces al
día, baños y duchas, pero allí se permanecía en calidad de desaparecido en un sitio agradable. Luego supimos que no era
tan así. Pero somos animales de costumbres, al estar en un lugar como Londres 38, Cuatro Álamos sonaba maravilloso”.

“La noche, las campanadas de la iglesia y el silencio… llegaba de nuevo el miedo por mí y por todos los demás, en el
día también se subía al segundo piso, pero había ruido y eso enmudecía el dolor, escuchar otra vez los gritos era
insostenible, había parejas que eran torturadas al mismo tiempo, padres con hijos, abuelos con sus nietos. Yo ya era
padre, mi hijo tenía dos años cuatro meses, no quería que supiesen que mi señora y él existían. Eran capaces de todo”.
Han pasado los años, muchos de los que allí estuvieron hoy son parte de las listas de detenidos desaparecidos, muchas
de las madres que les buscaban han fallecido, aún se conocen fallos en contra de victimarios que durante mucho tiempo
guardaron silencio y ahora pagan con cárcel, ya pasó casi medio siglo y recién ahora la bandera que ondeaba en el
Palacio Presidencial vuelve a su lugar, pero las heridas todavía no cicatrizan, la memoria en cambio, no cicatriza jamás.

https://cnnespanol.cnn.com/2016/12/14/la-memoria-no-cicatriza-jamas-el-testimonio-de-un-torturado-durante-la-
dictadura-de-pinochet/

Actividad grupal

a) Lee de manera reflexiva el testimonio de Mario Aguilera y el caso de Ingrid Olderock. Luego realiza
una reflexión personal sobre estos casos u otro caso que te haya llamado la atención sobre víctimas de
violaciones a los derechos humanos (10-15 líneas).

b) Realiza una expresión artística de lo trabajado vinculando los contenidos con la idea de acto de
reparación a las víctimas. La idea de esto es promover una reflexión de presente y futuro para evitar la
repetición de hechos tan graves como los vividos, y valorar la democracia. Para tal efecto, debes ser
creativo y utilizar diversas estrategias que promuevan tu idea a través de una expresión artística.

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