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Análisis del papel maligno que se le da a la mujer en la literatura griega.

Manuela Henao Mesa.


Facultad de Comunicaciones, Universidad de Antioquia, 2019.

La Introducción:
Cuando estudiamos la historia de las culturas es muy fácil notar que la mujer siempre ha
cumplido un papel secundario en la sociedad, ha sido representada como el sexo débil y por
esta razón los cargos en los que se puede estaba bien visto que se desempeñara, se reducían
sobre todo a las tareas del hogar, ya que era vista como un ser inferior, con una capacidad
cognitiva y física reducida. Por estas razones la cualidad esencial que poseía una buena mujer
eran la obediencia.
Sin embargo, ha existido a lo largo de la historia una tendencia a relacionar a la mujer con
el mal, relación que se vuelve un poco contradictoria si tenemos en cuenta que por un lado a
la mujer se le considera como un ser inferior, pero que al mismo tiempo, ella puede
representar un peligro inminente para el hombre.
La intención de este trabajo es poner en discusión esta relación entre la mujer y el mal,
primero intentando comprender la manera en la que se concibe el mal y luego rastreando la
relación que existe con la mujer, haciendo uso de dos personajes femeninos en los que se ve
claramente esta tendencia a ver a la mujer como un ser maligno.

La mujer y el mal
En principio es importante tratar de entender qué es el mal, ya que de esta manera nos será
más fácil comprender qué tipo de maldad es la que se le adjudica a la mujer y de donde nació
esta tendencia de relacionarlas.
Esta es una pregunta que ha dado mucho de qué hablar en la filosofía a lo largo de los
años. El mal se comprende como la ausencia de bien y se puede clasificar en tres tipos: el
mal natural, el mal social y el mal moral o metafísico. El mal natural se entiende por las
enfermedades, las catástrofes climáticas, todo lo que el hombre no puede controlar; el mal
cultural se refleja en el racismo, la xenofobia y cualquier tipo de discriminación que ocurre
dentro de una sociedad; y el mal moral, que es el que nos interesa para la realización de este
ensayo, se genera a través de la desviación del camino establecido por Dios, San Agustín nos
hablaba de que este mal se genera mediante el libre albedrío, para él, el mal nace desde el
mismo ser humano, por lo tanto rechaza la existencia de otro ser todopoderoso que se
encargue del mal “Cada hombre que no obra rectamente es el verdadero y propio autor de
sus malos actos. Y si lo dudas, considera lo que antes dijimos, a saber: que la justicia de Dios
castiga las malas acciones. Y claro está que no serían justamente castigadas si no procedieran
de la voluntad libre del hombre.” (San Agustín, 387-389)
Los seres humanos son los que crean el mal, pero este nace por la incitación de los
sentidos, el cuerpo es el que nos hace pecadores y en este orden de ideas, la corrupción del
cuerpo que nace con Eva, ya que ella es la causa del deseo de Adán, es la que lo tienta a
cometer el pecado inicial. "Existe un principio bueno que creó el orden, la luz y el hombre,
y un principio malo que creó el caos, la oscuridad y la mujer." (Pitágoras, 582-507 a.C). El
papel que cumple el hombre y la mujer es clave para entender la relación entre la mujer y el
mal, se habla de que el principio del mal es la mujer y el fin de este es el hombre. por
consiguiente el mal empieza con Eva y termina cuando Jesús se sacrifica en la cruz para
salvarnos.
En la mitología pagana también se maneja la misma dinámica, cuando los dioses querían
castigar al hombre, lo hacían enviándoles una mujer que despertará sus deseos instintivos,
para que de esta forma no se pudieran resistir, y en este caso, el mal nace de la curiosidad de
una mujer, Pandora, quien al abrir la caja libera todos los males.
En la actualidad esta relación ha perdido un poco de fuerza, una de las razones puede ser
que el vínculo con lo sagrado ya no es tan fuerte, pero la antigua Grecia era un sociedad que
se caracterizaba por su relación con la divinidad, para ellos honrar a los dioses era algo muy
importante en su día a día. Por esta razón podemos suponer que el mal moral tenía gran peso
en su ideología y el hecho de que la mujer cargara con la culpa, tiene mucho peso histórico.

La representación maligna de la mujer en la literatura griega.


Entre las características que posee la tragedia griega, la función más importante es el uso
de la tragedia como método para conducir la moral del pueblo, de acuerdo con los valores
establecidos por la aristocracia. El ideal era que los espectadores salieran de la obra con una
lección en la cabeza sobre las acciones que eran moralmente incorrectas, para que de esta
manera no las reprodujeran en su vida.
El sentido de la literatura griega estaba determinado por una corriente filosófica que
concibe la palabra como aquello de lo que depende la realidad o veracidad, así como las
concepciones materiales, morales y religiosas. Para los griegos el teatro era una pieza
fundamental en sus estructura de pensamiento, era más que simples representaciones de la
realidad.
Por esta razón, en un análisis sobre la relación entre la mujer y el mal, es importante tener
en cuenta la literatura griega, además porque esta configuró por muchos años la forma en la
que se realizaba la literatura.
Lo interesante de la literatura griega es que muchas veces nos presenta prototipos de mujer
que son todo lo contrario a lo que se piensa de la mujer en esta época, son seres pensantes,
astutos, conscientes de lo que quieren y con la tenacidad suficiente para conseguirlo. Pero
tenemos que entender que esta no era una forma de enaltecer y reivindicar la figura de la
mujer, al contrario la intencionalidad con la que se realizaban estos escritos era demostrar
que una mujer con autonomía, es un peligro para la polis, por esta razón la función de la
mujer se debe limitar a las tareas del hogar y a la crianza de los hijos en sus primeros años
de vida.
El papel que cumple Antígona es uno de los que más ha perdurado a través de la historia.
Antígona es una mujer fuerte, que es consciente de sus valores y de lo que es el bien, su
relación con lo sagrado es tan fuerte, que ella no duda al momento de revelarse ante Creonte,
pone por delante sus creencias antes de los mandatos del gobernante y esto es lo que desata
la tragedia. Si bien en Antígona no se reconoce como tal una figura maligna, si se muestra
como una mujer pensante y rebelde, dos valores que no son bien vistos en una mujer.
Por otro lado la representación más fuerte que poseemos de la mujer como ser maligno, sin
duda alguna es el personaje de Medea, esta podría ser considerada como la primera feminista,
ya que en todo su discurso se refiere mucho a las injusticias y las desigualdades que vive la
mujer a causa del hombre:
“De todo lo que tiene vida y pensamiento, nosotras, las mujeres somos el ser más
desgraciado. Empezamos por tener que comprar un esposo con dispendio de riquezas y tomar
un amo de nuestro cuerpo, y éste es el peor de los males. Y la prueba decisiva reside en tomar
a uno malo, o a uno bueno. A las mujeres no les da buena fama la separación del marido y
tampoco les es posible repudiarlo. Y cuando una se encuentra en medio de costumbres y
leyes nuevas, hay que ser adivina, aunque no lo haya aprendido en casa, para saber cuál es el
mejor modo de comportarse con su compañero de lecho. Y si nuestro esfuerzo se ve coronado
por el éxito y nuestro esposo convive con nosotras sin aplicarnos el yugo por la fuerza,
nuestra vida es envidiable, pero si no, mejor es morir. Un hombre, cuando le resulta molesto
vivir con los suyos, sale fuera de casa y calma el disgusto de su corazón (yendo a visitar a
algún amigo o compañero de su edad). Nosotras, en cambio, tenemos necesariamente que
mirar un solo ser” (Eurípides, Medea, 230-250).
Por otro lado, Medea es la mejor candidata para este análisis, ya que además de ser una
mujer rebelde, con criterio y astuta, esta también posee la cualidad de ser una hechicera. La
conexión que existe de la mujer con la magia le otorga a esta un nivel inalcanzable, la magia
supone una ventaja, ya que por medio de ella la mujer puede ayudar o perjudicar a los héroes,
como ocurre en el caso de Jasón. Sin Medea, Jasón nunca hubiera podido conseguir el
vellocino de oro, y estamos seguros de que tampoco hubiera sobrevivido. Pero Jasón creyó
ser más astuto, y habiendo conseguido el título de héroe, abandona a Medea para al final
darse cuenta de que una mujer dolida, y más si esta es una hechicera, es la peor desgracia que
te puede suceder. Como dice Álvarez (2004):
La magia supone la conquista de poderes sobrenaturales y provee sabiduría, ciencia y
poder al quien la práctica. En manos femeninas, la magia, adquiere un carácter oscuro y
amenazante, les otorga a las hechiceras el conocimiento de hierbas, plantas, venenos y drogas
que pueden utilizar para sanar o causar daño. La mujer, por lo tanto, es peligrosa por sus
facultades de hechicería y magia, pero también por su género. (p. 78)
Medea es una mujer que atenta contra todas las estructuras morales ya establecidas, por
la sociedad griega. Ella sin duda es el mejor referente griego de la reflexión que se quería
transmitir a la sociedad, demostrando las razones por las cuales hay que temer de una mujer
con poder, ya que al momento de la venganza, una mujer es capaz de cualquier cosa.
El punto de quiebre final se da cuando Eurípides introduce el infanticidio al mito, este
momento es tan relevante para la obra, ya que Medea deja de ser una simple asesina, sino
que además rompe con la función para la cual la mujer supuestamente ha sido creada, ser
madre, desde este punto Medea se convierte en una mujer carente de instintos maternales.
Y si bien la obra posee múltiples interpretaciones, creo que esta es la más acertada a lo que
le quería transmitir Eurípides a la polis. Sin embargo hay varias conclusiones a las que se
pueden llagar sobre este tema, siendo una de ellas que los hombres en esa época estaban
conscientes de toda la capacidad que tiene la mujer y por esa razón la limitaban,
imponiéndole solamente las tareas del hogar. También resulta contradictorio el hecho de que
la mujer, que normalmente cargaba con imagen de un ser incapaz para la mayoría de las
labores de la polis, a la cual no se le permitía tener acceso al conocimiento, a su vez se
representaba en la literatura, como un ser tan astuto que al momento de revelarse, ningún
hombre, ni siquiera un héroe o un gobernante, pudieran con ella.

Bibliografía.
 Álvarez, N (2004) Medea, la mujer transgresora de la clóquide. Rev. Artes y Letras,
Univ. Costa Rica.
 Gall, N. (2017). Medea como una figuración feminista. Universidad Nacional de
Córdoba.
 Ricoeur, P. (1986) El mal: Desafío a la filosofía y a la teología. Editorial Seuil, Paris.
 Sánchez, E. (1991) La mujer como fuente del mal; el maleficio. MANUSCRITS, n 9.
 Hierro, G. (1992) La mujer y el mal. Editorial de la UNAM, México
 Sófocles. (2016) Antígona. Editorial de la Universidad de Antioquia.
 Eurípides. (2010) Medea. Editorial Gredos.
 González, P. (2009) El problema teológico del libre albedrío. Escuela de Artes y Superior
de Diseño de Orihuela.

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