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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA


LA EDUCACIÓN UNIVERSITARIA,
CIENCIA Y TECNOLOGÍA
INSTITUTO UNIVERSITARIO
POLITÉCNICO “SANTIAGO MARIÑO”
EXTENSIÓN MATURÍN

LA ÉTICA

Autor: Br. Luis Golindano

Maturín, Julio 2018


Historia de la Ética

Para los siglos IV y III a.C., indica García (1980), el filósofo


materialista griego Epicuro (322 a.C.) desarrolló un sistema de pensamiento,
que identificaba la bondad más elevada con el placer, sobre todo el placer
intelectual, al igual que el estoicismo, abogó por una vida moderada, incluso
incorruptible, dedicada a la contemplación. Mantenían posponer el placer
inmediato con el objeto de alcanzar una satisfacción más segura y duradera
en el futuro, por lo tanto, insistieron en que la vida buena lo es en
cuanto se halla regulada por la autodisciplina. Sostenían que en el
universo no hay intervención de ningún Dios. El universo es infinito; la
materia es eterna e indestructible.

La idea o la noción de que los seres humanos son seres éticos por
naturaleza no son en absoluto novedosas. Aristóteles, los estoicos, Tomás
de Aquino, etc., defendían la idea de que la capacidad ética, o la ética sin
más, están enraizadas en la naturaleza humana. Para Lipovetsky, (2002) “El
hombre se ha convertido en el fin de la religión y el imperativo moral, en el
deber supereminente “(p.33); es éste el primer momento por el que pasa la
ética según el autor: el de la secularización. Un segundo momento, de los
tres en los que centra su tesis, es el de la laicización, que inicia con la caída
de la religión.

1. Esfuerzo físico, gimnasia que anula las tendencias negativas y controlar


las pasiones, el autodominio en defensa del bien y la razón.
2. Sabiduría, virtud del conocimiento, usar la inteligencia y la razón para
conocer los deberes y que debe ser lo que decide cada acto humano.
3. El cultivo de las virtudes morales: aptitud para realizar el bien.
4. Fortaleza para dominar los sentimientos en defensa del bien y la razón.
5. Templanza para dominar las pasiones, moderación y auto control por la
razón.
6. Prudencia utilizar la razón para alcanzar el bien.
7. Justicia que es la virtud de todas las virtudes, y que representa el
equilibrio de las tres virtudes anteriores.

Platón distingue en el alma humana:


1. Lo racional que es la capacidad excelsa del hombre instruido.
2. Lo Irascible la decisión del corazón en acción y
3. El Apetito los deseos pasiones e instintos.

En los escritos de ética de los filósofos modernos y contemporáneos


se encuentra planteadas dos clases de cuestiones: a) la cuestión de lo que
es bueno para mí como persona y para nosotros como comunidad; b) la
cuestión de lo que es correcto o de lo que es justo en las relaciones con
los otros (incluso especialmente con otros grupos humanos y culturas
diferentes), cuales quiera sean los bienes que cada uno se proponga
alcanzar como fin. Pero también puede considerarse que ambas, tanto
las preguntas y las discusiones acerca del bien, como las que están
centradas en el tema de la justicia, pertenecen al campo disci- plinario de la
ética, no obstante que se trata de cuestiones distintas, y que quizás tengan
que ser tratadas con métodos diferentes.

Conceptos Fundamentales

La ética, como ciencia o como disciplina filosófica fue iniciada por


Sócrates, quien fue el primero que teorizó sobre los conceptos morales
básicos: lo bueno y la virtud, Sócrates estaba rodeado de los sofistas cuya
doctrina tenía como características el escepticismo, el relativismo y
subjetivismo. Protágoras expresa que “el hombre es la medida de todas las
cosas”; “las cosas son para mí como a ti te parece que son”, estas frases
aplicadas al terreno de la ética infieren que para él y los sofistas en general
todos los conceptos y valores eran relativos.
Sócrates no compartía esta manera de pensar, pues decía que si no
se acepta la validez del conocimiento, no habrá ciencia ni moralidad porque
la ciencia es la base de la moralidad, pero lo más importante para Sócrates
era la virtud, sobre lo cual expresó “el mayor bien del hombre es hablar de la
virtud todos los días de su vida” ya que la virtud es el hábito de obrar bien, la
virtud es entonces el único bien y solamente la virtud nos puede traer una
felicidad perpetua e inalterable, porque la virtud siempre tiene la medida
justa: nada le falta”.
Al igual que ocurre con los otros aspectos de su filosofía la ética no es
objeto de un tratado específico en el que se aborde el tema
sistemáticamente. El hecho de que muchos de los diálogos platónicos
comiencen con alguna interrogación acerca de la virtud en general, o de
determinadas virtudes en particular, muestra claramente, sin embargo, que el
interés por el análisis del comportamiento humano no es algo accidental en
Platón. Como hemos visto en su concepción de la ciudad ideal, el objetivo de
la vida del hombre no puede reducirse a la satisfacción de sus necesidades
materiales; más allá de éstas, el hombre debe ser objeto de un desarrollo
completo de su personalidad, de acuerdo con las partes más elevadas de su
alma, la irascible y la racional, con el fin de alcanzar una felicidad identificada
con la armonía de su vida.

Para Cortina A (1986) “La ética que ha de regir las relaciones en el


ámbito intercultural e internacional no puede tener un contenido mucho más
rico que el de los principios de justicia y de solidaridad humana; es una ética
mínima” (p.23) Se ha dado lugar a la formación de las teorías éticas rivales
que mencionábamos al comienzo: 1) ética deontológica, formal o de normas,
o ética de la justicia; y 2) ética teleológica, material, de los valores y de las
virtudes, o ética del bien. Sin embargo, la aparente oposición de estas
teorías éticas que se presentan como alternativas, debería resolverse en
alguna forma de integración o de complementariedad, por cuanto se trata en
realidad de una diferencia que no es meramente teórica, sino que pertenece
al campo objetivo de los fenómenos morales y, en consecuencia, tanto las
teorías éticas como la educación deberían trabajar con esta diferencia.
Ahora bien, usualmente los valores se desarrollan por la influencia
tanto de
como de las organizaciones al igual que por experiencias personales.
Cañas (1998) cita:
Nuestros valores éticos no deben fundarse en mitos,
rumores o imágenes, sino en conocimientos
racionalmente fundamentados. Muchas veces el hombre
cree que piensa por el solo hecho de seguir los dictados
de la mayoría y no se percata de que la sociedad, aun antes
de que nazca, ya le ha escogido sus valores. Pero si
alguien es capaz de reexaminar esos valores, ya sea para
eliminarlos, fortalecerlos o formar otros nuevos, ello implica
que también es capaz de pensar por sí mismo y de
elaborar una ética o filosofía moral (p.3)

Filosofía de la Ética

La Teoría ética aristotélica

Aristóteles expone sus reflexiones éticas en la "Ética a Nicómaco",


fundamentalmente. Sus otras dos obras sobre el tema son la "Ética a
Eudemo", que recoge elementos de la reflexión aristotélica de su período de
juventud y, por lo tanto, anteriores a la teoría de la sustancia, por lo que
contienen algunos vestigios de platonismo; y la "Gran Moral", en la que se
resumen las ideas fundamentales de la "Ética a Nicómaco", por lo que lo que
coincide con el Aristóteles de la madurez; ninguna de ellas aporta, pues, algo
distinto a lo expuesto en la "Ética a Nicómaco" (en la "Ética a Eudemo", por
ejemplo, se repiten textualmente cuatro de los libros de la "nicomáquea").
La ética de Platón, al igual que la socrática, identificaba el bien con el
conocimiento, caracterizándose por un marcado intelectualismo. Por
naturaleza el hombre tiende a buscar el bien, por lo que bastaría conocerlo
para obrar correctamente; el problema es que el hombre desconoce el bien,
y toma por bueno lo que le parece bueno y no lo que realmente es bueno.
De ahí que Platón en la República, en la explicación del mito de la
caverna, insista en que la Idea del Bien debe necesariamente conocerla
quien quiera proceder sabiamente tanto en su vida privada como en su vida
pública, una Idea de Bien que es única y la misma para todos los hombres.
Para Aristóteles, sin embargo, en consonancia con su rechazo de la
subsistencia de las formas, no es posible afirmar la existencia del "bien en
sí", de un único tipo de bien: del mismo modo que el ser se dice de muchas
maneras, habrá también muchos tipos de bienes.

En efecto, la disciplina llamada “ética” surgió en Grecia con el


propósito, no de describir los sistemas de creencias valorativas existentes
en una u otra cultura, sino con el de examinar si dicho sistema era el
mejor, o el más deseable posible. Aquiles como en el del conflicto armado
en el Perú, lo que la ética promueve no es simplemente un registro de lo
sucedido, ni siquiera solo una comprensión distanciada de los
hechos, sino un juicio acerca de la transgresión del orden de la
convivencia, una reflexión, sobre la necesidad de hallar una mejor manera
de vivir.

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