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Licenciatura: Psicología

Matricula: 517525471

Nombre: Ledezma De Gante Michelle

Actividad: 2.1 Proyecto de parentalidad positiva

Fecha de Entrega: 15 de junio de 2018


Proyecto de parentalidad positiva.

El siguiente proyecto se basa en la parentalidad positiva la cual ejerce una pareja


en su primer hijo desde el embarazo hasta el primer año de vida del menor.
Siguiendo los estilos de parentales, y parentalidad positiva y formación de los
padres propuesta por Capano, A. y Ubach, A. (2013).

Dicho proyecto como se mencionó con anterioridad su propósito principal se basa


en dichos estilos, con la finalidad de poder brindarle las mejores opciones para un
óptimo cuidado del menor con el fin de que este de desarrollo al máximo.

Nuestro propósito en el presente trabajo es destacar la importancia de los factores


especialmente el rol de la parentalidad para el desarrollo cognitivo infantil.

La parentalidad positiva se ejerce desde el momento de la concepción. En el


embarazo los padres adoptan una responsabilidad de cuidado del feto en el útero
de la madre. Durante el periodo del embarazo los padres deberán de estar
presentes, a todas las indicaciones para que el feto se desarrolle lo mas sano
posible y que no exista ninguna complicación en él. Es importante el papel que juega
la madre y el padre en este periodo ya que un estímulo positivo se reflejará en el
florecimiento más saludable de la familia.

Por lo tanto, la parentalidad positiva son todas aquellas acciones de crianza


destinadas al favorecimiento del desarrollo infantil, nos encontramos con principios
y necesidades que van desde el área emocional, pasando por el desarrollo social,
hasta el cognitivo. Especialmente importante el desarrollo de vínculos afectivos
estables, cálidos y protectores; estos amparan y potencian todas las demás áreas.

Modo en que los padres educan a sus hijos, aplican normas y tipo de autoridad que
ejercen sobre ellos, son distintos tipos de crianza de los padres influyen en la
conducta de sus hijos Baldwin (1940): relación entre estilo de crianza de los padres
y resultado del comportamiento posterior de sus hijos.

De acuerdo con lo citado por Rodrigo et al (2010) y citados en el artículo de Capano


y Ubach (2013), los estilos de educación parentales, según la propuesta de Darling
& Steinberg (1993), estos estilos son un conjunto de actitudes hacia los hijos que
les son transmitidas y que en su totalidad crean un clima emocional en el cual se
expresan las conductas de los padres.

Dentro de la conceptualización de estilos más importantes se encuentra el “modelo


de autoridad parental” de Baumrind (1966). El cual señala los tres tipos de estilos
parentales los cuales son: estilo autoritario, estilo permisivo, estilo negligente y estilo
democrático.

De acuerdo con estos estilos de parentalidad, en base al contexto de la parentalidad


de los padres sobre el desarrollo del menor dentro del primer año de vida. Por lo
tanto, un estilo autoritario, ayudara a que el menor mantenga orientación al trabajo,
a tener mayor autonomía y obediencia, sin embargo, si deciden inclinarse por el
estilo permisivo, será lo contrario ya que no se le implementan limites, ni control. Al
contrario de estos estilos, el estilo de democracia, contribuyen a un sano desarrollo
ya que parten de los dos estilos anteriores. Algunas de las siguientes características
sobre estos estadios se relación con las características que puede adquirir el niño
dependiendo de cada estilo.

Estilo democrático.

Se caracteriza porque el padre o madre escucha el menor en sus necesidades,


adapta las exigencias según el estadio del desarrollo correspondiente, pone límites
y normas

Se les recomienda a los padres mantenerse cálidos y cariñosos, poner normas


claras y coherentes, supervisar y guiar las conductas, también fomentan la
autonomía, animando al hijo / a que sea más independiente, estimulando así el
desarrollo del niño ya que el primer año de vida del niño se presentaran cambios
que le ayudan a crear su personalidad.

Estilo autoritario.
En este estilo los padres dictan cómo se deben hacer las cosas, impone normas y
reglas y no acepta cuestionarlas. No concibe otra manera de hacer las cosas de
manera diferente a la suya.

Aplica castigos que a menudo son desproporcionados a la conducta del menor.


Muestra bajo afecto y alta exigencia. Los padres se muestran poco cariñosos, no
mantienen comunicación con el niño, y se mantienen de manera exigente y severa
el comportamiento del menor. Rene Spitz, señala que a partir del primer año de
vida se presentan cambios en la locomoción, el cual representan riesgos para el
niño entonces como padres se presentan inseguros y a dichos cambios se
presentan las órdenes y prohibiciones de la madre, cuya palabra y gesto
predominante es el NO. El niño se sentirá agredido, se le dificultara controlar sus
impulsos y no se estarían respetando los principios de la parentalidad positiva.

Estilo permisivo.

También es conocida como paternidad indulgente. Según Baumrind, los padres


permisivos “son más receptivos de lo que exigen. No requieren un comportamiento
maduro, permiten una considerable autorregulación y evitan la confrontación”.

Los padres permisivos tienen pocas reglas, no establecen limites, no controlan las
rutinas ni horarios, Los efectos de la crianza permisiva

Los niños criados por padres permisivos tienden a carecer de autodisciplina, poseen
pobres habilidades sociales, pueden ser auto-involucrados y exigentes, y pueden
sentirse inseguros debido a la falta de límites y orientación.

Debido a que la crianza permisiva implica una falta de demandas y expectativas, los
niños criados por padres con este estilo tienden a crecer sin un fuerte sentido de
autodisciplina. Pueden ser más ingobernables y mostrar intolerancia a la frustración
dentro de su primer año de vida.

Dado que estos padres tienen pocos requisitos para el comportamiento maduro, los
niños pueden carecer de habilidades en entornos sociales. Si bien pueden ser
buenos para la comunicación interpersonal, carecen de otras habilidades
importantes.

Estilo indiferente o negligente.

En este estadio los padres no imponen límites y tampoco proporciona afecto. Se


concentra en las tensiones de su propia vida y no le queda tiempo para sus hijos.
Si además los padres son hostiles entonces los niños tienden a mostrar muchos
impulsos destructivos y conducta delictivas. Es un estilo caracterizado por la
indiferencia, la permisividad, la pasividad, la irritabilidad y la ambigüedad, no hay
normas ni afecto (Montero Jiménez y Jiménez Tallón, 2009; Arranz, et al., 2004).
Dentro de este estilo utilizan el castigo físico hacia los hijos como medida
disciplinaria, predomina la falta de coherencia, mínimo control e implicación
emocional. AL igual que el estilo de autoridad se rompen los derechos establecidos
por la Asamblea General de las Naciones Unidas (1989), en donde describe el
ejercicio de la parentalidad positiva respetando los derechos, promoviendo la
atención y el desarrollo infantil con respecto a la no violencia.

Conclusiones.

En realidad, es necesario transmitir seguridad a cualquier niño o niña. Sentirse


querido y aceptado contribuye a la de un óptimo desarrollo. Por lo que es importante
mantener una parentalidad positiva, bajo los principios que estableció Rodrigo et al.,
(2010).

 Vínculos afectivos cálidos: generan aceptación y sentimientos positivos.


Sirven para promover el fortalecimiento de los vínculos afectivos en la familia
a lo largo de su desarrollo.
 Entorno estructurado: promueve la creación de hábitos y rutinas con el fin
de organizar las actividades diarias. Se ofrece un sentimiento de seguridad.
 Estimulación y apoyo: Impone compartir tiempo de calidad con ellos con lo
hijos, pare mejorar la comunicación.
 Reconocimiento: al igual que la estimulación esta contribuye a la
comunicación y comprensión. Estimula la importancia de escuchar a los hijos
y preocuparse por sus necesidades.
 Capacitación: potencia el valor de los hijos e hijas, para ejercer seguridad y
confianza.
 Educación sin violencia: elimina toda forma de castigo ya sea físico o
psicológico. Estimula las buenas conductas para suprimir las conductas
negativas

Todo esto ayuda a que los menores aprendan a relacionarse y ponerse en el lugar
de los demás, desarrollando capacidades importantes para la vida en sociedad:
expresión y comprensión de sentimientos, habilidades sociales.

Considero que el estilo democrático es el que comporta claramente más ventajas,


tanto para el bienestar de los hijos, como de los padres y de las relaciones
familiares, ya que este estilo se encuentra en una media dentro de la permitividad y
el estilo de autoridad.

Referencias:

 Capano, A. y Ubach, A. (2013). Estilos parentales, parentalidad positiva y


formación de padres. Ciencias Psicológicas, 7(1), 83-95.
 Freud, A. (2010). Normalidad y patología en la niñez: Evaluación del
desarrollo. Argentina: Paidós.
 Mahler, M. (1977). El nacimiento psicológico del infante humano: simbiosis e
individuación. Buenos Aires: Marymar.
 Spitz, R.A. (1986). El primer año de vida del niño. México: Fondo de Cultura
Económica.

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