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Recomendaciones técnicas para

establecer un huerto de almendros


Para los especialistas será fundamental establecer un círculo virtuoso,
donde interactúen la variedad correcta, el polinizante, las abejas y el
clima. Conozca más antecedentes a continuación.
Martes, 01 de septiembre de 2015 a las 8:30

- La venta de Almendras puede parecer un negocio con un tremendo potencial, pero para ello, es necesario
establecer un círculo virtuoso entre todos los requerimientos del cultivo.
Crédito: El Mercurio

Criterios de selección de la variedad


El número de variedades de este frutal que existe en el mundo es inmenso, por lo que los expertos
recomiendan seguir los siguientes criterios de elección:
-La fecha de floración: Se deben preferir las variedades de floración tardía.

-El rendimiento en grano: Se debe privilegiar el peso de la semilla, no de la cáscara.

-La sensibilidad a la aparición de frutos dobles: Estos son despreciados por el mercado.

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Daniela San Martín N.


Los altos precios y la estabilidad en la demanda han llevado a que las almendras se
transformen en una interesante posibilidad de negocio para los productores
nacionales.

De acuerdo a cifras de ODEPA y de Chilenut, las exportaciones de almendras en la


última década han crecido de forma vertiginosa. Los principales destinos de estos
envíos han sido Brasil, Argentina, México y Venezuela. De hecho, durante 2014 se
llevaron a cabo envíos por US$ 43,7 millones, lo que si bien es una cifra menor que la
de 2013 (US$ 61,7 millones), sigue siendo tremendamente buena.

Cabe destacar que esta situación fue el resultado de la extendida sequía que afectó a
buena parte de la principal zona de producción en Chile.

Pese a ello, los expertos creen que este fruto de nuez posee un tremendo potencial de
desarrollo, especialmente debido a la alta rentabilidad que pueden alcanzar los
proyectos. No obstante, es importante tener en cuenta que para alcanzar buenos
resultados en el ámbito comercial, se debe contar con un producto de primera calidad.

Para esto, los especialistas consideran necesario establecer un círculo virtuoso, donde
interactúen la variedad correcta, el polinizante, las abejas y el clima.

Revise a continuación las consideraciones más importantes para establecer un huerto


modelo de almendros.

1-La elección del lugar:

Elegir la ubicación para instalar un huerto es una de las tareas más trascendentes e
importantes para un negocio agrícola. Los almendros, por ejemplo, requieren lugares
con inviernos suaves y con primavera y veranos cálidos, pero sobre todo sin heladas
durante la etapa de floración.

“Esto se debe principalmente a que el almendro, al tener un bajo requerimiento de


horas frío, es el primero en florecer a la salida del invierno, lo que lo deja expuesto a
las heladas, especialmente durante las últimas semanas de agosto y las primeras de
septiembre. Por esto es muy probable que si se planta un huerto de almendros en una
zona con riesgos de heladas entre el 20 de agosto y el 30 de septiembre el negocio no
resulte”, indica Gamalier Lemus, agrónomo fruticultor y subdirector de investigación y
desarrollo del INIA Rayentué.

Por lo mismo, se cree que en Chile este cultivo no se ha expandido demasiado, si se


compara con otras especies como los cerezos, que en los últimos años han ganado
enorme presencia en la zona central. De hecho, en la actualidad, se estima que
existen alrededor de 8.000 hectáreas, las cuales se extienden desde la Región de
Coquimbo hasta la de O’Higgins, especialmente en zonas que cuentan con pequeños
microclimas con ausencia de heladas.

Gamelier Lemus:
“El almendro es el primero en florecer a la salida del invierno y está expuesto a las
heladas, especialmente durante las últimas semanas de agosto y las primeras de
septiembre”.

Las localidades recomendadas se asocian a sectores de la precordillera — ubicados en


las regiones indicadas anteriormente— donde la presencia de heladas es menos
frecuente que en los valles. También se recomiendan zonas con condiciones climáticas
particulares como aquellas protegidas por cadenas de cerros, cercanas a una fuente
de agua, o con influencia de vientos cálidos en primavera. De hecho, estudios de
especialistas en climatología disponen de mapas con la probabilidad de ocurrencia de
heladas, información que el agricultor debiera consultar para asegurar su inversión.

2-La elección de la variedad principal

Una vez elegido el lugar, viene el segundo paso: buscar la variedad que se plantará.

En la actualidad existe un sinfín de variedades de almendros alrededor del mundo. No


obstante, en nuestro país, la mayoría de las que se utilizan son las desarrolladas en
California, Estados Unidos.

De hecho, la más cultivada es la ‘Non pareil’, la que se destaca por ser de fácil
blanqueado (eliminación de la piel), al tener una cáscara delgada y un grano blando.
Por lo mismo, permite que su procesamiento sea más sencillo, a diferencia de otras
variedades.

De acuerdo a los expertos, esta variedad está desarrollada para aquellos productores
que buscan producir una almendra con características estéticas llamativas y sin
imperfecciones.

“‘Non pareil’ cumple todos los requerimientos que se buscan en la industria —tamaño
y color de la semilla—, lo que le permite acceder sin problemas a los principales
mercados. Creo que por lo mismo es la base de la industria californiana, la cual es, por
lejos, la más importante del mundo”, explica Gamalier Lemus.
Otras variedades como Mission, Carmel, Merced, Fritz y Price, pese a presentar la
mayoría de las veces una fecha de floración más tardía, no son tan atractivas para la
industria, que busca un procesamiento rápido y sencillo, ni tampoco cumplen con las
características comerciales requeridas.

3- La selección del portainjerto

De la elección de la variedad principal, dependerá la selección del portainjerto,


herramienta que le permitirá a la planta adaptarse de buena forma a diferentes
condiciones de suelo, plagas y clima.

En ese contexto, uno de los atributos del portainjerto más valorado, por estos días, es
el grado de enanismo que le pueda brindar a la planta, con el fin de obtener plantas
pequeñas, de fácil manejo, y que además sean precoces al momento de comenzar con
la producción.

En la lista de los más utilizados aparecen el Nemaguard, el Nemared, el duraznero


Lovel y el ciruelo Marianna 2624; es decir, los mismos que se utilizan en la mayoría de
los frutales de cuesco y que, hasta ahora, han entregado excelentes resultados en los
huertos chilenos. Sin embargo, por estos días se han comenzado a evaluar híbridos
con el potencial de enanismo que permitan altas producciones, precocidad y una fácil
cosecha.

4- Utilizar polinizantes

Si bien la variedad principal será la encargada de entregar la producción frutal, de la


cual se obtendrá la semilla, se debe considerar que la mayoría de las variedades de
esta especie es autoincompatible, es decir, presenta barreras tanto genéticas como
fisiológicas que impiden la germinación de su propio polen.

Por esta razón, se requiere una segunda y hasta una tercera variedad que sea
genética y cronológicamente compatible con la principal. Esto, en rigor, permitirá que
se realice la polinización y se consiga la posterior cuaja de los frutos.

“Es importante que el polen esté disponible durante toda la época de apertura de la
flor. Cuando tienes dos variedades puedes ampliar el periodo de liberación de polen
para que la variedad principal tenga una mayor seguridad de polinizacion y cuaja.
Entonces se puede tener un despliegue de variedades que cubran diferentes tiempos
de la variedad principal”, agrega Lemus.

De acuerdo a los expertos, las variedades más efectivas para realizar la polinización en
Non pareil son Merced, Carmel, Solano, Fritz y Price.

Gamalier Lemus:
“La mejor producción de un frutal ocurre con la polinización y cuaja de las
primeras flores. En este caso se generan las mejores semillas”.
Lo técnicamente recomendado es que la variedad polinizante esté en plena flor en el
momento en que la variedad principal tenga de 25% a 30% de flores abiertas. “La
mejor producción de un frutal ocurre con la polinización y cuaja de las primeras flores.
En este caso se generan las mejores semillas. Las últimas flores, por lo general,
producen frutos más chicos y de menor calidad. Además, tienen una menor
fecundación”, explica Gamalier Lemus.

La proporción en la que deben estar presentes los polinizantes es de 11%, lo que en


la práctica significa que cada uno de ellos estará rodeado por 8 plantas de la variedad
principal. Esta forma de distribuir los polinizantes entregará la posibilidad de que cada
hembra de la variedad principal reciba el polen de la manera más directa posible. “Si
bien se pueden tener más polinizantes, éstos no entregarán fruta de buena calidad,por
lo tanto se debe tener el mínimo necesario de polinizantes, es decir, un 11%”, indica

Gamalier Lemus.
5- Incorporación de abejas

El último eslabón del ciclo virtuoso que mencionan los especialistas, se ubica en la
polinización del almendro mediante abejas. Lo cierto es que este frutal depende de la
polinización entomófila, ya que no puede realizarse por el viento, debido al alto peso
de los granos de polen.

En este punto cobra tremenda relevancia la realidad climática del lugar donde se
instale el huerto. Y es que las abejas poseen un umbral de temperatura para
emprender vuelo, por lo que sólo saldrán de la colmena para cumplir su función si la
temperatura ambiente es mayor a 15°C.

“Una flor del almendro dura aproximadamente entre 48 y 72 horas antes de


envejecer. Si la temperatura durante este periodo no fue mayor a 15°C, significa que
esa flor no fue visitada por las abejas, por lo que se entiende que no producirá fruto ni
almendra”, explica Lemus.

Por lo mismo, el experto es enfático en señalar que el lugar que se elija debe tener
temperaturas adecuadas para la polinización de las abejas, al menos por unas horas.
“Sólo así —dice— habrá polinización y cuaja”.

Gamalier Lemus:
“Es cierto que el arriendo de las colmenas tiene un costo importante, pero se debe
tener claro que mientras más colmenas sean ubicadas en el huerto, mejor será el
resultado”.

Respecto de la calidad del material que se utilizará, la literatura americana recomienda


contar con al menos seis familias de abejas por hectárea. No obstante, lo normal es
que en Chile se utilicen 20 familias por hectáreas, ya que los productores buscan
maximizar el resultado de esta labor. “Es cierto que el arriendo de las colmenas tiene
un costo importante, pero se debe tener claro que mientras más colmenas sean
ubicadas en el huerto, mejor será el resultado. Esta es una regla que se cumple,
siempre y cuando se cubra el requerimiento de temperatura, las familias de abejas
estén aptas para polinizar, exista un número importante de ejemplares por colmena,
que los ejemplares tengan la edad y sanidad adecuada, etc. Además que se
distribuyan adecuadamente en el huerto y que éste cuente con los polinizantes
correctos”, indica Gamalier Lemus.
6- Establecer el marco de plantación

Hasta hace poco, el marco de plantación que más se utilizaba para variedades sobre
Nemaguard era el de 6x4 metros, lo que permitía poner alrededor de 400 plantas por
hectárea. Así también, se usaban otros (5x4 o 6x3 metros), los cuales permitían
conseguir una densidad cercana a 500 plantas por hectárea.

No obstante, esa situación ha comenzado a cambiar con los años, debido en gran
medida al avance genético de las variedades utilizadas. De hecho, la tendencia en este
frutal ha avanzado hacia contar con hileras con poco espacio de separación, con el fin
de aumentar la cantidad de plantas en la superficie. El uso de portainjertos
enanizantes, por ejemplo, permitirá que se logren marcos de plantación de 3x1
metros, con densidades que llegan a 3.300 plantas por hectárea e incluso más, tal
como se ve en huertos modernos de España.

“Estos marcos tan estrechos tienen un objetivo claro: mecanizar la mayor cantidad
posible de labores, como la cosecha, que se puede realizar tal como se lleva a cabo la
de los olivos. Lo importante es que se utilicen portainjertos adecuados, que generen
árboles más bajos, densos, y que permitan formar un verdadero seto como se hace en
España o Italia, donde cuentan con huertos de alta densidad”, agrega Lemus.

Lo cierto es que la alta densidad trae consigo una serie de beneficios para el
productor. Uno de los más importantes es propiciar la precocidad, lo que permitirá un
almendro alcance la plena producción hasta dos años antes que un huerto tradicional.

Cabe destacar que las primeras muestras de producción en un huerto tradicional se


alcanzan al tercer año, donde se obtienen alrededor de 300 kilos de semillas. Una vez
que se llega a la plena producción, al sexto año, se pueden conseguir cerca de 2.000
kilos de almendras. En un huerto en alta densidad, en cambio, al primer año se
pueden ver algo de producción; al segundo, producciones de alrededor de 250 kilos; y
cuando se llega a plena producción, montos que sobrepasan los 2.500 kilos por
hectárea.

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