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PETROGRAFÍA Y GEOQUÍMICA DEL CAMPO DE LAVAS DE TARAPACÁ,

SANTA ROSA DE CABAL, RISARALDA

BLANCA LILIANA NARVÁEZ MARULANDA


RICARDO ANTONIO TOBÓN ROJAS

UNIVERSIDAD DE CALDAS
FACULTAD DE CIENCIAS EXACTAS Y NATURALES
PROGRAMA DE GEOLOGÍA
2007
PETROGRAFÍA Y GEOQUÍMICA DEL CAMPO DE LAVAS DE TARAPACÁ,
SANTA ROSA DE CABAL, RISARALDA

BLANCA LILIANA NARVÁEZ MARULANDA


RICARDO ANTONIO TOBÓN ROJAS

Trabajo de grado para optar al titulo de


GEÓLOGOS

Presidente
Msc. LUZ MARY TORO TORO
Profesora asociada al departamento de Ciencias Geológicas

Asesor
CARLOS ALBERTO BORRERO PEÑA
Profesor asociado al departamento de Ciencias Geológicas

UNIVERSIDAD DE CALDAS
FACULTAD DE CIENCIAS EXACTAS Y NATURALES
PROGRAMA DE GEOLOGÍA
2007
Nota de Aceptación

______________________
______________________
______________________

_____________________
Presidente

_____________________
Asesor

Manizales, 20 de Febrero de 2007


DEDICATORIAS

Liliana

A mis dos mejores amigos en todo el mundo:


mi hermano Lizardo y Jero.

Ricardo Antonio

“Bendito el hombre que confía en el Señor, y pone su confianza en Él.


Será como árbol plantado junto al agua, que extiende sus raíces hacia la corriente;
no teme que llegue el calor, y sus hojas están siempre verdes.
En época de sequía no se angustia, y nunca deja de dar fruto.”
Jeremías 17: 7-8.

Son muchas las personas que con su amor y confianza han hecho realidad este sueño, agradezco
a todos aquellos que quisieron soñar conmigo y que hicieron de este sueño una realidad.
A mis padres Gustavo y Elizabeth. Definitivamente Solo Dios sabe cuanto los amo, gracias por
darme todo su amor y sacrificio para poder darme el privilegio de ser profesional
y la persona que soy ahora.
A mis hermanos Alexandra y Manuel por ser parte de mi crecimiento como persona. A mi
Hermano Gustavo. Gracias por ser mi inspiración y modelo.
Te veré en el Cielo al lado del Gran Rey.
A mi amiga y coautora de este trabajo Liliana Narváez. Eres una luz en medio de la oscuridad.
Gracias por tu compañía y capacidad de soñar y lo mejor es que tienes ese don de alegrar la vida
de muchos. Agradezco a Dios por tu sueño que se convirtió en el anhelo
de los dos y ahora es una realidad.
A los geólogos y amigos Alejandro Bernal, Juan Carlos Gil, John Fredy Zuluaga, Marcela Reyes,
Jerónimo Valencia, Elkin Hernández. Todos ustedes han reevaluado el sentido y la forma de la
amistad, su compañía fue, es y será siendo
un deleite de risas y alegrías. Gracias.
A los integrantes de la Iglesia Presbiteriana Cumberland en cabeza del Ingeniero y Reverendo
Carlos Alberto Rivera, por darme su apoyo y compañía y sobre todo enseñarme el amor de aquel
que sobrepasa todo entendimiento
(Hashem Adonay). Los amo.
A los hermanos y amigos de la Unidad Cristiana Universitaria U.C.U. Ustedes han hecho que mi
vida se ligue a la Universidad mucho más de lo que pude imaginar. A esta altura del camino los
puedo llamar MI FAMILIA. Gracias por su amor y bondad.
A ti Dios. Eres el último de la lista pero el primero en mi vida. Te agradezco por tu guía y consuelo
en todo este trayecto. Gracias
AGRADECIMIENTOS

Los autores desean expresar sus agradecimientos a las siguientes personas que
colaboraron de una manera u otra a la realización del presente trabajo:

Al Geólogo Carlos Alberto Borrero Peña, profesor asociado al departamento de


Ciencias Geológicas y asesor de este proyecto por su continúo apoyo, orientación
y observaciones oportunas desde el inicio de este trabajo, aun cuando tan solo era
una idea, casi una ilusión, que se forjaba durante sus clases de vulcanología y que
con el correr de los días fue adquiriendo forma, color y fuerza, para convertirse en
lo que es hoy.

A la Msc Luz Mary Toro Toro, profesora asociada al departamento de Ciencias


Geológicas y presidenta de este trabajo, no solo por confiar y apoyar un proyecto
que no tiene mucha relación con el área en el que ella ha profundizado sino
principalmente por sembrar en nosotros la pasión por la petrografía y geoquímica.

Al Msc. Arley de Jesús Gómez, por facilitar el trámite de secciones delgadas y


análisis geoquímicos.

Al Geólogo Luís Jerónimo Valencia, quien nos acompañó desde el principio, aun
cuando esto parecía un sueño, y quien durante toda la realización de esta
investigación se convirtió en el infaltable “tercero”, acompañándonos a campo,
facilitándonos información, creando discusión e incluso ayudándonos en la
elaboración del presente informe final.

A los Geólogos Herman Uribe Peña y Andrés Gilberto Hernández, que nos
acompañaron en repetidas ocasiones a la zona de trabajo y que siempre
estuvieron alentándonos para la realización de este trabajo.

Al Geólogo Elkin Mauricio Hernández, quien nos acompañó especialmente


durante la digitalización del mapa base y siempre estuvo abierto a la discusión.
A la Geóloga Elvira Cristiana Ruiz, quien siempre estuvo abierta a cualquier
pregunta que surgía entorno a la Petrografía y quien además nos facilito el acceso
a material bibliográfico fundamental para la elaboración de este trabajo.

Al Geólogo Hardany Castillo, por su amabilidad al momento de utilizar la sala de


SIG durante la digitalización del mapa base.

A la Universidad de Caldas por facilitarnos los medios para realizar nuestra


investigación.
A todos los profesores y administrativos relacionados con el área de las ciencias
geológicas, quienes durante nuestro paso por la Universidad nos educaron de una
y mil maneras.
A nuestras familias y amigos, por toda su paciencia, amor y apoyo incondicional,
desde, durante y hasta el fin de esta aventura: ser Geólogos.
TABLA DE CONTENIDO

1. INTRODUCCION .............................................................................................. 16
2. OBJETIVOS ...................................................................................................... 17
2.1 GENERAL.................................................................................................................17
2.2 ESPECÍFICOS. .........................................................................................................17
3. LOCALIZACIÓN Y VIAS DE ACCESO ............................................................ 18
4. METODOLOGÍA ............................................................................................... 20
4.1 REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA ...................................................................................20
4.2 FOTOINTERPRETACIÓN ........................................................................................20
4.3 DIGITALIZACIÓN DE MAPAS .................................................................................21
4.4 TRABAJO DE CAMPO ............................................................................................21
4.5 ANALISIS PETROGRÁFICO Y GEOQUÍMICO .......................................................21
4.6 ELABORACIÓN DEL INFORME FINAL ..................................................................22
5. ANTECEDENTES ............................................................................................. 23
6. GEOLOGIA REGIONAL ................................................................................... 25
6.1 UNIDADES LITOLOGICAS ......................................................................................26
6.1.1 Complejo Arquía-Guamote............................................................................................... 26
6.1.2 Cuerpo Gabro Diorítico de Santa Rosa ........................................................................... 26
6.1.3 Complejo Quebradagrande-Alao ..................................................................................... 27
6.1.4 Flujos de lodo volcánico ................................................................................................... 27
6.1.5 Andesitas .......................................................................................................................... 27

6.2 GEOLOGIA ESTRUCTURAL REGIONAL ...............................................................28


7. GEOLOGIA LOCAL .......................................................................................... 30
7.1 ESTRATIGRAFÍA .....................................................................................................30
7.1.1 Complejo Arquía (Kca) ..................................................................................................... 30
7.1.2 Cuerpo Gabro Diorítico de Santa Rosa (Kgds) ................................................................ 32
7.1.3 Complejo Quebradagrande-Alao (Kcqa) .......................................................................... 33
7.1.4 Depósitos Volcaniclásticos Cuaternarios (TQfl) ............................................................... 35
7.1.5 Campo de Lavas de Tarapacá (Qlt) ................................................................................. 38
7.1.6 Depósitos aluviales (Qal) ................................................................................................. 38
7.2 GEOLOGIA ESTRUCTURAL LOCAL .....................................................................39
8. GEOLOGIA LOCAL DEL CAMPO DE LAVAS DE TARAPACA ..................... 42
8.1 SECTORES DE ESTUDIO .......................................................................................45
8.1.1 Sector Tarapacá-El Jazmín, sobre la vía Chinchiná-Santa Rosa .................................... 45
8.1.2 Sector de la Cantera, sobre la antigua vía del Ferrocarril ............................................... 47
8.1.3 Sector El Obito, vía Santa Rosa-Termales de San Vicente............................................. 47

8.2 NATURALEZA DE LOS FLUJOS DE LAVA ...........................................................47


8.2.1 Flujos de lava en bloque .................................................................................................. 48

8.3 ESTRUCTURAS INTERNAS....................................................................................51


8.3.1 Uniones columnares......................................................................................................... 52
8.3.2 Estructuras en rampa ....................................................................................................... 54

9. PETROGRAFIA ................................................................................................ 57
9.1 DESCRIPCIÓN MACROSCÓPICA ..........................................................................58
9.2 DESCRIPCIÓN MICROSCÓPICA ............................................................................60
9.2.1 Descripción de fenocristales ............................................................................................ 60
9.2.2 Descripción de la masa fundamental ............................................................................... 68
9.2.3 Secuencia de cristalización .............................................................................................. 70
9.2.3 Implicaciones de los aspectos petrográficos por el ascenso del magma y el escape de
volátiles...................................................................................................................................... 75

10. GEOQUIMICA ................................................................................................. 78


10.1 DATOS....................................................................................................................79
10.2 GEOQUÍMICA DE ÓXIDOS MAYORES ................................................................80
10.2.1 Diagramas Harker .......................................................................................................... 81

10.3 GEOQUÍMICA DE ELEMENTOS TRAZA Y REE ..................................................83


10.3.1 Diagrama multielementos y de REE .............................................................................. 83

11. EVOLUCIÓN ................................................................................................... 86


11.1 ASPECTOS ESTRATIGRÁFICOS .........................................................................86
11.2 ASPECTO DE LA ROCA .......................................................................................86
11.3 EDAD RELATIVA ...................................................................................................87
11.4 SECUENCIA DE EMPLAZAMIENTO.....................................................................87
11.2.1 Pre-actividad .................................................................................................................. 88
11.2.2 Inicio de la actividad volcánica ....................................................................................... 88
11.2.2 Emplazamiento de los Flujos de lava............................................................................. 89

CONCLUSIONES ................................................................................................. 93
BIBLIOGRAFÍA .................................................................................................... 95
ANEXOS ............................................................................................................... 99
LISTA DE FIGURAS

Figura 1. Mapa de localización de la zona de estudio.


Figura 2. Mapa fotogeológico regional donde se muestran las principales unidades
litológicas aflorantes en la parte media occidental de la Cordillera Central, nótese
los edificios volcánicos Nevado del Ruiz, Nevado de Santa Isabel, Páramo de
Santa Rosa y su influencia en el área. La zona de trabajo esta encerrada en el
cuadro rojo. Tomado y modificado de Thouret (1985).
Figura 3. Esquistos Negros del Complejo Arquía, detalle de estructuras de cuarzo
a manera de boudinage. Vía Chinchiná-Santa Rosa aproximadamente a 800 m del
peaje de Tarapacá.
Figura 4. Flujos de lodo (Qfl), descansando discordantemente sobre los esquistos
negros del Complejo Arquía (Kca).
Figura 5. Cuerpo Gabro Diorítico de Santa Rosa (Kgds), sector de El Volador.
Nótese el grado de deformación.
Figura 6. Intercalaciones milimétricas a centimétricas de lodolitas silíceas con
meta-arenitas cuarzosas, del litodema meta-sedimentario del Complejo
Quebradagrande. Cantera sobre la vía Santa Rosa-Termales de San Vicente,
sector del Obito.
Figura 7. Complejo Quebradagrande litodema meta-sedimentario (Kcqs), nótese
los paquetes carbonosos métricos. Cantera sobre la vía Santa Rosa-Termales de
San Vicente, sector El Obito.
Figura 8. Detalle del cuadro amarillo en la figura 7, nótese la alteración (color
amarillo) y plegamientos en paquete de materia carbonizada.
Figura 9. Columna generalizada del Deposito Volcaniclástico cuaternario (TQfl)
aflorante en la vía Chinchiná-Santa Rosa aproximadamente 800 m después del
peaje de Tarapacá.
Figura 10. Matriz volcánica con restos de materia orgánica.
Figura 11. Expresión geomorfológica del Campo de Lavas de Tarapacá (Qlt). Vía
caserío El Lembo-Vereda Muelas, sector de Buenos Aires.
Figura 12. Terrazas aluviales (Qal) en las márgenes del río Campoalegre, vía
Chinchiná-Santa Rosa, sector de Tarapacá-El Jazmín.
Figura 13. Indicadores morfotectónicos en la zona de estudio. A. Faceta triangular
y B. Cambios altimétricos que representan el trazo de la falla Santa Rosa Este,
vía Tarapacá-Vereda San Andrés. C. Silleta y faceta triangular, expresiones de la
falla Filandia, vía Tarapacá-Hacienda Santa Lucia. D. Silleta que representa el
trazo de la falla Santa Rosa Oeste, sector Guacas.
Figura 14. Campo de lavas de Tarapacá y principales edificios volcánicos
cercanos a la zona estudio (recuadro en rojo). Nótese la distancia entre la parte
más occidental de los flujos de lava y el Complejo Volcánico Ruiz-Tolima. Tomado
y modificado de Thouret (1985).
Figura 15. A. Sector de Tarapacá-El Jazmín, flujos de lava en bloque (E= parte
escoriáceo, M= parte masiva). B. Sector Cantera de afirmado, antigua vía del
ferrocarril, nótese el aspecto masivo de los flujos. C. y D. Chorros de lolo, Sector
El Obito, los flujos se observan a manera de uniones columnares.
Figura 16. Estilo de la fractura cortical vs. resistencia del núcleo. Tomado y
modificado de Kilburn (2003).
Figura 17. A. Esquema de un flujo de lava en bloque, la flecha indica la dirección
de movimiento. Tomado y modificado de Kilburn (2000) B. Sección longitudinal de
un flujo de lava en bloque. Tomado y modificado de Cash & Wright (1988).
Figura 18. Parte escoriácea de las lavas en bloque. A. Aspecto general. B. y C.
Detalles de la matriz y fragmentos.
Figura 19. A y B, aspectos generales de las lavas en bloque aflorantes en el
sector Tarapacá-El Jazmín. C y D, detalles de la relación entre parte escoriácea
externa (E) y parte masiva interna (M).
Figura 20. A. y B Esquemas de formación de uniones columnares, Tomado y
modificado de Best (1982) C. Superficies isotermales de las uniones columnares
en el sector Tarapacá-El Jazmín, las flechas señalan, de izquierda a derecha,
superficies de 5, 4 y 3 lados. D. Uniones columnares sobre el río Campoalegrito,
sector El Obito.
Figura 21. Esquema ideal que ilustra las subdivisiones típicas de las uniones
columnares al interior de un flujo de lava. Tomado y modificado de Winter (2001).
Las fotografías fueron tomadas en el sector de Tarapacá-El Jazmín a 500 metros
una de la otra; las flechas indican el buzamiento de las columnas.
Figura 22. Estructuras en rampa sector de la cantera sobre la antigua vía del
ferrocarril. Nótese la disposición en láminas y la tendencia a la flexión hacia arriba.
Figura 23. Muestras de mano. A. LR6 Sector Tarapacá-El Jazmín. B. LR8 Sector
El Obito. C. LR12.2 Sector Cantera de afirmado. El detalle muestra la diferencia
entre las tonalidades de la matriz.
Figura 24. Muestra de mano de la parte escoriácea de un flujo de lava en bloque.
Nótese el cambio textural entre el fragmento de roca y la matriz que lo rodea.
Figura 25. Principales características de los fenocristales de plagioclasa. A. LR5
a) NII y b) NX. Ilustración de textura en cedazo (sieve), textura seriada y
orientación de fenocristales. B. LR6 a) NII y b) NX. Nótese la macla de Albita-
Periclina y los bordes rectos e irregulares. C. LR8 NII. Representación de textura
glomeroporfirítica. D. LR6 NII. Nótese la Textura esqueletal. E. LR8 NX. Ilustración
de patrón de zonación compleja.
Figura 26. Ortopiroxeno y clinopiroxeno. A. LR8 a), b) NII y c) NX. Nótese el
pleocroísmo rosado y la extinción paralela del ortopiroxeno. B. LR12.1 a) NII y b)
NX. Nótese el fuerte color de interferencia del clinopiroxeno.
Figura 27. Características de los piroxenos. A. LR5 NX. Piroxeno maclado. B. LR5
NX. Piroxeno con lamellas (textura shiller). C. LR12.2 NX. Piroxeno con centros de
reabsorción. D. LR6 NX. Piroxeno esqueletal. E. LR12.1 NII. Ortopiroxeno con
textura en corona. F. LR12.1 NX. Clinopiroxeno con textura en corona.
Figura 28. Características de las oxihornblendas. A. LR8 a) NII y b) NX. Corte
basal con centros de reabsorción, nótese la asociación con ortopiroxeno. B. LR6
NII. Corte basal con centros de reabsorción. C. LR12.1 NII. Nótese el amplio borde
de reacción de óxidos de Fe-Ti. D. LR12.1 a) NII y b) NX. Fenocristales
completamente alterado a óxidos de Fe-Ti, nótese la relación con ortopiroxenos.
Figura 29. Fragmentos líticos. A. LR6 a) NII y b) NX. Nótese la forma irregular
alargada del lítico. B. LR12.2 NII. Nótese la cantidad de minerales opacos.
Figura 30. Autolitos. A. LR8 NII Nótese el centro de reabsorción y la distribución
de los microcristales. B. LR8 a) NII y b) NX. Detalle de la figura A; nótese las
texturas simplectitas. C. LR8.a) NII y b) NX. Nótese la redondez de los
microcristales de piroxenos.
Figura 31. Características de la masa fundamental. A. LR5 NII. Nótese el color de
la masa fundamental y la dispersión de los microlitos. B. LR12.1 NII. Aumento en
la cantidad de microlitos y orientación marcada de los mismos. C. LR8 NII.
Cantidad moderada de microlitos y tonalidad de la matriz intermedia. D. LR12.2
NII. Mezcla de vidrios: V1= Vidrio oscuro, V2= Vidrio claro. E. LR12.2 a) NII y b)
NX. Detalle de la mezcla de vidrios.
Figura 32. Relaciones de inclusión entre piroxenos y plagioclasas. A. LR5 a) NII y
b) NX. Plagioclasa con procesos de reabsorción y relación tangencial con
clinopiroxeno. B. LR5 NII. Plagioclasa con pequeñas inclusiones de ortopiroxeno y
relación tangencial. C. LR8 a) NII y b) NX. Plagioclasa con textura sieve e
inclusiones de ortopiroxeno además de relación tangencial. D. LR12.1 NII.
Plagioclasa con procesos de reabsorción y adherencia a ortopiroxeno.
Figura 33. Relaciones de inclusión entre piroxenos y oxihornblendas. A. LR6 a)
NII y b) NX. Oxihornblenda en contacto suturado con clinopiroxeno. B. LR6 NII.
Oxihornblenda en contacto suturado con ortopiroxeno y tangencial con
clinopiroxeno. C. LR5 NII. Oxihornblenda en contacto tangencial con Ortopiroxeno.
Figura 34. Diagramas de discriminación de series magmáticas donde se ilustra la
relación entre las rocas del Campo de Lavas de Tarapacá con las lavas recientes
del Nevado Santa Isabel y las lavas antiguas y recientes del Nevado del Ruiz A.
Diagrama TAS -Total álcalis vs. Sílice- para rocas volcánicas (Le Maitre et al.
1989; en Rollinson, 1998). La subdivisión entre rocas de afinidad alcalina y
subalcalina es dada según Irvine y Baragar, 1971 (en Rollinson, 1998). B.
Diagrama K2O vs. Sílice para la subdivisión de series subalcalinas (Peccerillo y
Taylor, 1976; en Rollinson, 1998).
Figura 35. Diagrama de variación Harker para óxidos mayores seleccionados
(FeO, Na2O, CaO y K2O) contra sílice.
Figura 36. Diagrama de variación entre elementos traza seleccionados (Rb, Sr, Zr,
Th, Ba e Yb) contra el contenido de SiO2.
Figura 37. Diagramas de normalización a MORB (valores según Pearce 1983, en
Rollinson 1998) y Condrito (valores según Sun y McDonough 1992, en Winter
2002).
Figura 38. Modelo de Elevación Digital del área de estudio. Campo de Lavas de
Tarapacá en color rojo. La flecha señala hacia el Norte.
Figura 39. Esquema en el sector Suroriental de la zona de estudio antes del inicio
de la actividad volcánica. Nótese los valles profundos con vertientes empinadas.
La flecha indica el norte.
Figura 40. Depositación de los Flujos Volcaniclásticos rellenando las cuencas y
suavizando la topografía.
Figura 41. Erosión de los flujos Volcaniclásticos e insición de los valles.
Figura 42. Depositación inicial de los flujos de lava.
Figura 43. Apilamiento de los flujos de lava posteriores.
Figura 44. Situación actual de la zona de estudio en el sector suroriental.
LISTA DE TABLAS

Tabla 1. Fotografías áreas utilizadas en la etapa de fotointerpretación.


Tabla 2. Ejemplos de Mesetas de Basaltos y Campos de Lavas, con sus
respectivas composiciones y volúmenes ocupados. Los datos fueron tomados de
diversas fuentes en internet, a través del motor de búsqueda Google.
Tabla 3. Valores promedio para flujos de lava según su composición. Tomado y
modificado de Kilburn (2000)
Tabla 4. Relación de muestras y tipo de análisis realizado.
Tabla 5. Composición de roca total de las andesitas porfiríticas del Campo de
Lavas de Tarapacá, óxidos mayores en porcentaje en peso (wt%) y elementos
traza en partes por millón (ppm). FeO* = Fe2O3/1.1113.
LISTA DE ANEXOS

ANEXO 1. Mapa geológico.

ANEXO 2. Descripción petrográfica de las muestras del Campo de Lavas de


Tarapacá.
RESUMEN

Los flujos de lava andesítica que afloran en el Sector de Tarapacá-El Jazmín,


sobre la vía Chinchiná-Santa Rosa de Cabal, entre los departamentos de Caldas y
Risaralda, se creen producto de la actividad efusiva relativamente reciente del
Complejo Volcánico Ruiz-Tolima, cuyos edificios volcánicos más importantes en la
zona son el Volcán Nevado del Ruiz, el Volcán Nevado Santa Isabel y el Páramo
de Santa Rosa. Estos flujos hacen parte del denominado Campo de Lavas de
Tarapacá y tienen la particularidad de ser los flujos que se encuentran a mayor
distancia del Complejo Volcánico, aproximadamente a 25 Km. En el área de
estudio los flujos de lava ocupan un área de 11,7 Km2 y poseen un espesor
promedio de 100 m, de manera que se obtiene un volumen de 1,17 *10 9 m3;
extendiendo el cálculo hasta el eje del Complejo Volcánico el volumen en exceso
calculado es de 5,0 *109 m3. Localmente se encuentran suprayaciendo los
Depósitos Volcaniclásticos Cuaternarios que se estima tienen una edad de 1 Ma.
Los flujos de lava son clasificados como Andesitas Porfiríticas con una asociación
de fenocristales de: plagioclasa tipo labradorita+ ortopiroxeno + clinopiroxeno +
oxihornblenda; el orden de cristalización propuesto es piroxeno → plagioclasa →
oxihornblenda. El análisis de los bordes de reacción y las texturas de desequilibrio
permite establecer que el ascenso del magma hasta el cráter y dentro de un canal
de lava termalmente aislado fue lo suficientemente lento para permitir que el
escape de volátiles facilitará el en gran avance de estos flujos y por lo tanto que
los bordes de reacción se siguieran formando incluso en las partes más distales
de los mismos. Geoquimicamente corresponden a Andesitas de la serie
calcoalcalina, con patrones de elementos traza y REE típicos de rocas de margen
continental activa; la falta de datos no permite establecer relaciones claras con
alguno de los edificios volcánicos de la zona. Se propone una historia evolutiva de
la zona de trabajo, partiendo de la idea de que estos flujos deben ser menores a
1 Ma.
1. INTRODUCCION

Mucho antes de que el hombre diera sus primeros pasos sobre el planeta, los
volcanes, aquellas geoformas que sorprenden por su belleza algunas, por su gran
altura otras o simplemente por su poder, ya moldeaban el paisaje, cubrían los
cielos de fragmentos de colores y tamaños sin igual y así como arrasaban con
bosques y animales devolvían parte de la vida que quitaban nutriendo los suelos y
creando hábitats para nuevas especies. Estos, quizás la forma más palpable de
vida al interior del planeta, hoy ante el crecimiento de las ciudades y la expansión
territorial del hombre, se han convertido en verdaderos problemas para la
supervivencia de éste.
En el corazón de Colombia, se alzan imponentes nevados volcanes que rayan con
sus cimas los cielos de grandes y medianas ciudades, con áreas de influencia no
solo urbanas sino rurales caracterizadas por amplias zonas de producción agrícola
y pecuaria, motores de la economía del centro del país. Partiendo de esto, el
estudio de estos volcanes y sus diferentes productos a través del tiempo, se hace
vital para conocer como funcionan o funcionaron y principalmente para establecer
hasta que punto y de que manera una actividad volcánica podría afectar a las
poblaciones cercanas y las actividades que estas desarrollan.
En el presente trabajo se estudian los flujos de lava que afloran entre el sector de
Tarapacá y el Jazmín, sobre la vía principal que comunica los municipios de
Chinchiná (Caldas) y Santa Rosa (Risaralda); estos flujos, denominados en este
trabajo como Campo de lavas de Tarapacá corresponden a los flujos de lava
reportados más lejanos del eje volcánico actual (sobre la Cordillera Central). Con
este estudio se pretende mediante una descripción a nivel de afloramiento y en
base a análisis petrográficos y geoquímicos, contribuir no solo al conocimiento
geológico de la zona, sino también al estudio de los flujos de lava, temática
discretamente abordada en el contexto geológico nacional.

16

 
2. OBJETIVOS

2.1 GENERAL
 

Realizar la petrográfica y geoquímica de las lavas aflorantes en el sector de


Tarapacá, municipio de Santa Rosa de Cabal (Risaralda).

2.2 ESPECÍFICOS.

Realizar la cartografía geológica del área de estudio a escala 1:25000


Determinar la naturaleza, dimensiones y características internas de los flujos
de lava.
Realizar el análisis petrográfico y geoquímico de las muestras recolectadas con
el fin de determinar las características de los flujos.
Establecer una posible secuencia de emplazamiento para los flujos de lava.

17

 
3. LOCALIZACIÓN Y VIAS DE ACCESO

El área de estudio se encuentra localizada en el flanco occidental de la Cordillera Central,


zona rural del municipio de Santa Rosa de Cabal, departamento de Risaralda, en la
cuenca de los ríos Campoalegre, Campoalegrito y San Eugenio, a la altura del peaje de
Tarapacá ocupando un área de 43,7 Km2. Figura 1.

Esta zona esta contenida en la plancha topográfica 224-II-A del Instituto Geográfico
Agustín Codazzi (IGAC) y se encuentra ubicada entre las coordenadas planas referidas a
Bogotá:

X: 825000; Y: 1038500
X: 833000; Y: 1031782

La principal vía de acceso que atraviesa la zona de estudio es el sistema de autopista del
Café que comunica los departamentos de Risaralda y Caldas en el tramo correspondiente
a Santa Rosa de Cabal y Chinchiná. En el área suburbana del municipio de Santa Rosa,
los caminos veredales por los que se transportan los productos de esta región como el
café, son abundantes, siendo en la zona de estudio los más importantes los que
conducen, de Tarapacá hasta la vereda San Andrés, desde el sector del Jazmín al
caserío Guacas y al caserío El Lembo, desde el caserío Guacas hacia la vereda La Viga,
desde el casco urbano hacia Termales de San Vicente y por ultimo, desde el restaurante
La Maria hacia la vereda Muelas por la antigua vía del Ferrocarril.

18

 
19
4. METODOLOGÍA

Para la realización de este trabajo se tomaron en cuenta 6 etapas que se siguieron


de manera consecuente de acuerdo a los objetivos trazados.

4.1 REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA

En esta etapa se realizó la búsqueda de material bibliográfico, compilando y


seleccionando aquel material que fuera adecuado para la elaboración de este
trabajo. Se tomó en cuenta la literatura existente tanto nacional como internacional
relacionada a flujos de lava, petrografía y geoquímica, con el fin de considerar
aspectos tales como metodologías manejadas, análisis realizados, modelos
elaborados y nomenclatura utilizada.

4.2 FOTOINTERPRETACIÓN

A partir de fotografías aéreas de la zona se identificaron los principales rasgos


estructurales y características geomorfológicas de las unidades litológicas
aflorantes. Para la realización de esta etapa se utilizaron las siguientes líneas de
vuelo facilitadas por la Corporación Autónoma Regional de Risaralda CARDER.
Tabla 1.

Tabla 1. Fotografías aéreas utilizadas en la etapa de fotointerpretación.

VUELO FOTOGRAFÍAS ESCALA

C- 2071 63-68 1:35000

C- 2144 101-110 1:35000

20

 
4.3 DIGITALIZACIÓN DE MAPAS

Siguiendo con la metodología propuesta, la digitalización de los mapas se realizó


en el laboratorio de Sistemas de Información Geográfica de la Universidad de
Caldas, utilizando como software base el programa ILWIS 3.3, editados en el
programa Autocad 2006 y como base cartográfica se utilizó la plancha 224-II-A a
escala 1:25000 del año 1978, con origen Bogotá, propiedad del Instituto
Geográfico Agustín Codazzi (IGAC), esto con el fin de poseer una base
cartográfica en la cual se pudiera reconocer y situar los sectores de trabajo
expuestos en la fase de campo, trazar las diferentes litologías con sus contactos y
ubicar las muestras recolectadas.

4.4 TRABAJO DE CAMPO

El trabajo de campo inició con el reconocimiento del área de estudio, con el


objetivo de identificar claramente los mejores afloramientos para la descripción de
las unidades litológicas aflorantes. A partir de estas observaciones se
seleccionaron tres sectores para la recolección de muestras, estos sectores son:
Sector Tarapacá-El Jazmín
Sector El Obito
Sector Cantera de afirmado
En estos tres sectores se realizaron observaciones detalladas de las estructuras y
naturaleza de los flujos de lava así como su relación con las unidades adyacentes.
En particular, en el Sector Tarapacá-El Jazmín, sobre la vía que comunica los
municipios de Chinchiná (Caldas) y Santa Rosa (Risaralda) se realizó el
levantamiento de una poligonal a cinta y brújula, con el apoyo de un GPS de
referencia Garmin E-trex. A partir de esta se pudieron determinar importantes
características internas de los flujos.

4.5 ANALISIS PETROGRÁFICO Y GEOQUÍMICO

Se describieron macroscópicamente 9 muestras, de las cuales a 5 se les realizo


sección delgada y a su vez, entre estas se escogieron 3 para los análisis
geoquímicos. Microscópicamente se separo entre minerales claros y minerales
oscuros así como la proporción de estos con respecto a la matríz, además se
hicieron observaciones sobre algunas texturas presentes, de esta manera se pudo
establecer una clasificación preliminar. A continuación, microscópicamente a partir

21

 
las propiedades ópticas se identificaron las fases mineralógicas y sus
asociaciones preferenciales, así como las proporciones de minerales, la presencia
de fragmentos líticos y autolitos, además de la descripción de la masa
fundamental y de las principales texturas. Con esto se pudo establecer no solo
una clasificación más concreta sino que también se pudo identificar un posible
orden de cristalización así como el papel del ascenso del magma en la cámara.
Para el análisis de elementos mayores se usó el método de separación analítica
denominado ICP-ES (espectrometría de emisión con fuente de plasma acoplado
inductivamente) y para el análisis de los elementos traza se utilizó el método ICP-
MS (espectrometría de masas con fuente de plasma acoplado inductivamente),
realizados ambos en los laboratorios ACME en Vancouver, Canadá. A partir de
estos se procedió a graficar en diagramas de discriminación y variación tamados
de varios autores con el objetivo de clasificar más específicamente los flujos e
interpretar su naturaleza y características particulares.

4.6 ELABORACIÓN DEL INFORME FINAL

A partir de la interpretación de los análisis petrográficos y geoquímicos se elaboró


el presente informe en el cual además se postula una posible secuencia de
emplazamiento de los flujos de lava objeto de este estudio y se anexa el mapa
geológico de la zona en el cual se recopila toda la información de campo así como
las principales conclusiones obtenidas del trabajo de oficina.

22

 
5. ANTECEDENTES

Los flujos de lava andesíticos que afloran en el sector de Tarapacá no han sido
estudiados en detalle, aunque se sabe de su existencia y se cuenta con algunos
estudios de geología regional.
Kassem T. (1972) elabora el mapa fotogeológico de los departamentos de
Caldas, Risaralda y Quindío, en su estudio reporta la presencia de una unidad de
rocas pórfido andesíticos y flujos de lava andesítico-dacítico cerca a los conos
volcánicos de edad Terciaria.
Herd (1974) realiza una investigación del complejo volcánico Ruíz-Tolima,
donde describe los productos de siete volcanes alineados, Nevado del Ruíz,
Nevado de Santa Isabel, Nevado del Cisne, Nevado del Quindío, Páramo de
Santa Rosa, Nevado del Tolima, y Cerro Bravo. Según su estudio las lavas
producidas por el Nevado de Santa Isabel descienden por el flanco oeste de la
cordillera central hasta las cercanías de la población de Santa Rosa de Cabal y el
Paramo de Santa Rosa, erodado en gran parte durante la última glaciación, es la
fuente de los flujos localizados al este de Pereira.
Mosquera (1978) en la geología del cuadrángulo K8 (Viejo Caldas) describe en
general los flujos de lava andesíticos-dacíticos del Mioceno-Pleistoceno como una
serie de mantos superpuestos que se extienden en forma de flujos descendentes
hasta 30 Km. del punto de emisión, corresponden principalmente a rocas
porfiríticas con matriz de vidrio volcánico y con fenocristales de plagioclasa y
algunos minerales máficos.
Thouret (1985) en el mapa fotogeológico a escala 1:250000 muestra los
aspectos geomorfológicos de la parte media de la cordillera central y los valles de
los ríos Cauca y Magdalena. A partir de lo reportado por este autor se puede
establecer que los flujos de lava de Tarapacá corresponden a una edad entre 1 y
0,6 Ma y su posible área fuente fue el Páramo de Santa Rosa.
Orozco y Gonzales (1991) en su estudio geológico-ambiental del área urbana y
suburbana del municipio de Santa Rosa de Cabal, describen en el sector del
Lembo un cuerpo de roca de origen volcánico de composición andesítica bastante
frescas, de color gris oscuro y que muestra un aspecto escoráceo con abundantes
vesículas y cavidades. En afloramiento se presentan intensamente diaclasadas
con la peculiaridad de poseer planos de diaclasamiento subhorizontales y
plegamientos locales.

23

 
Gonzáles (1993) en el mapa geológico del departamento de Risaralda,
describe como flujos andesíticos a la unidad aflorante en el sector suroriental del
departamento que varia de composición andesitita a andesítico basáltica y
localmente dacítica. Esta unidad es producto de un volcanismo relacionado a
fracturas tensiónales que sirvieron de canal de migración del magma hasta la
superficie.
Naranjo (1993) describe una secuencia de rocas volcánicas compuesta por
varias unidades de flujo de lava con dirección este-oeste y las denomina Flujos de
lava de la cuenca del río Campoalegre, las cuales presentan un aspecto masivo
con estructuras columnares y subhorizontales y fractura concoidea; en muestra de
mano fueron clasificadas como andesitas porfiríticas. Propone como fuente el
Páramo de Santa Rosa y le asigna una edad Plioceno tardío - Pleistoceno
temprano.
Naranjo y Estrada (1995) en su estudio “Evaluación geológica y geomorfológica
de la cuenca del río San Eugenio”, presentan una modesta descripción
petrográfica de los flujos de lava del río Campoalegre clasificándola como una
andesita basáltica de textura porfirítica seriada en una matriz microlítica fluidal con
fenocristales de plagioclasa cálcica, clinopiroxeno y hornblenda, presentando esta
ultima bordes de reacción a mineral de hierro.
Clavijo y Murillo (2003) en su trabajo sobre el cuerpo Gabróide de Santa Rosa
– Chinchiná, describen macroscópicamente las lavas del río Campoalegre como
una roca ígnea hipocristalina de textura porfirítica con fenocristales de plagioclasa
y anfíboles en una matriz de carácter afanítica, correspondiendo a una andesita
porfirítica mesocrática.
Naranjo (2005) propone cinco supraterrenos para la zona de influencia del
sistema de fallas de Romeral entre Pereira y Filadelfia, siendo estos Otún, San
Eugenio, Campoalegre, Chinchiná y Manizales. Propone además que el
emplazamiento de los flujos de lava del río Campoalegre, ocurrió antes de la
depositación de los flujos de lodo que constituyen el supraterreno San Eugenio,
constituyéndose así en una barrera topográfica que impidió que estos depósitos
pasaran a la cuenca del río Campoalegre.

24

 
6. GEOLOGIA REGIONAL

El área de estudio se encuentra enmarcada dentro de una zona geológica de alta


complejidad como lo es el piedemonte occidental de la Cordillera Central, al
noreste del municipio de Santa Rosa de Cabal, siguiendo el curso del río
Campoalegre que atraviesa la zona en dirección Este-Oeste. Sobresale el sistema
de fallas de Romeral cuya dirección preferencial es norte-sur controlando la
disposición de las unidades que allí afloran, como lo son los complejos
Quebradagrande y Arquía, así como el cuerpo Gabro Diorítico de Santa Rosa, que
en conjunto representan el basamento cretácico sobre el que se depositan
discordantemente una serie de productos volcánicos de carácter diverso. Figura 2.

Figura 2. Mapa fotogeológico regional donde se muestran las principales unidades litológicas
aflorantes en la parte media occidental de la Cordillera Central, nótese los edificios volcánicos
Nevado del Ruiz, Nevado de Santa Isabel, Páramo de Santa Rosa y su influencia en el área. La
zona de trabajo esta encerrada en el cuadro rojo. Tomado y modificado de Thouret (1985).

25

 
6.1 UNIDADES LITOLOGICAS

6.1.1 Complejo Arquía-Guamote

Denominado complejo Arquía por Maya y Gonzáles (1995) y posteriormente


complejo Arquía-Guamote por Moreno y Pardo (2003), corresponde a una franja
estrecha con tendencia norte-sur conformada por rocas metamórficas de media a
alta presión correspondientes a facies de esquistos negros, esquistos verdes,
anfibolitas, esquistos azules e incluso eclogitas cuyos protolitos varían de
sedimentarios, ígneos oceánicos como gabros y rocas ultramáficas hasta
cuarcitas. Limita al este por la falla Silvia-Pijao y al oeste por la falla Cauca-
Almaguer (Maya y Gonzáles, 1995). Moreno y Pardo (2003) sugieren que este
complejo representa una zona de multiestados de deformación compuesta de
bloques tectónicos Paleozoicos, Mesozoicos y Cenozoicos, afectados por
subducción, magmatismo y/o procesos de cizalla Jurasico Tardío-Cretácico.

6.1.2 Cuerpo Gabro Diorítico de Santa Rosa

Clavijo y Murillo (2003) hacen una recopilación de todos los nombres que ha
recibido este cuerpo gabroide que aflora entre Santa Rosa de Cabal y Chinchiná, y
tras un análisis petrográfico lo denominan cuerpo Gabroide Diorítico de Santa
Rosa con base en su clasificación de Diorita hornbléndica y Gabro Hornbléndico.
Mineralógicamente esta compuesto de hornblenda, hornblenda actinolítica,
plagioclasa (Anortita), clinozoisita, epidota y clorita. Según Gómez et al., 2004,
geoquímicamente el cuerpo pertenece a la serie subalcalina con carácter toleítico
y lo clasifican como Gabros y modalmente como Metagabros con un grado de
deformación que varia de cataclásita al oriente y milonita al occidente, según estos
autores, este ultimo detalle es probablemente la causa por la que algunos
geólogos (Estrada et al., 2001; en Gómez et al., 2004) han denominado al sector
milonítico como Anfibolita Saussuritica de Chinchiná.
Gómez et al., (2004), concluyen que el cuerpo se genero en un dominio distensivo
de dorsal oceánica y que probablemente hace parte del cinturón ofiolítico de
Romeral que posteriormente fue acrecionado al continente y actualmente limita al
este con el Complejo Quebradagrande y al oeste con el Complejo Arquía.

26

 
6.1.3 Complejo Quebradagrande-Alao

Gonzáles y Maya (1995) proponen el nombre de Complejo Quebradagrande para


el litodema volcánico y litodema sedimentario que aflora entre las franjas
metamórficas denominadas Complejo Cajamarca y Complejo Arquía, limitado con
los mismos por la falla de San Jerónimo al oriente y la falla Silvia-Pijao al
occidente respectivamente. Posteriormente Moreno y Pardo (2003) lo denominan
Complejo Quebradagrande-Alao compuesto por una suite ofiolítica de rocas
ultramáficas, gabros, basaltos, lodolitas, cherts, areniscas feldespáticas,
conglomerados, brechas y rocas piroclásticas usualmente afectadas por
metamorfismo dinámico. Según Thouret (1985) en Moreno y Pardo (2001),
localmente estas rocas se encuentran cubiertas por depósitos volcánico-
sedimentarios del Pleistoceno-Holoceno. Gómez et al., 1995 según el contenido
fósil le asigna una edad Berriasiano-Albiano (140-100 Ma.). La composición de los
fragmentos clásticos sugiere una margen continental pasiva al este y una
influencia volcánica al oeste (Gómez et al., 1995; en Moreno y Pardo, 2001).
Moreno y Pardo (2001), sugieren que este complejo representa una pila
acrecionaria compuesta de remanentes de arco volcánico y algunas porciones de
la placa Proto-Caribe los cuales fueron acrecionados y obducidos al borde
occidental de Colombia durante el Cretácico Tardío.

6.1.4 Flujos de lodo volcánico

Gonzales (1993) define como flujos de lodo volcánico a una serie de depósitos
que afloran en los flancos de la Cordillera Central y que tienen como fuente el
complejo volcánico Ruiz-Tolima, corresponden a depósitos dejados por arrastre y
retrabajamiento de material volcánico, especialmente de tipo piroclástico, que
constituye la matriz, en su mayoría cenizas, arenas, lapilli pumítico y fragmentos
de rocas volcánicas, y de 40-60% de cantos de rocas volcánicas con ocasionales
bloques de rocas metamórficas y granodioritas (Gonzales, 2001). Los bloques
pueden ser de pocos centímetros hasta alcanzar un tamaño de 5 m., además
estos tienden a disminuir en tamaño y abundancia a medida que se alejan de la
fuente.

6.1.5 Andesitas

Gonzáles (1993) describe esta unidad como flujos de lava de composición


andesitita a andesitita-basáltica producto de un volcanismo relacionado a fracturas
tensionales que sirvieron de canal de migración del magma hasta la superficie y
corresponden a rocas microporfídicas con fenocristales de plagioclasa y máficos
27

 
en una matriz vítrea. Por las relaciones de campo y la reconstrucción de la
actividad volcánica en el área se les ha asignado una edad Mioceno-Pleistoceno
(Herd, 1974; en Gonzáles, 1993).
Posteriormente Naranjo (2005) recopilando trabajos previos, denomina esta
unidad como Flujos de lava del Río Campoalegre y las describe como una
secuencia de varias unidades de flujo de lava cuya dirección de emplazamiento
es este-oeste producto de la actividad del Páramo de Santa Rosa y con una edad
Plioceno Tardío-Pleistoceno temprano. En su propuesta de supraterrenos
(secuencia sedimentaria depositada sobre terrenos yuxtapuestos limitados por
fallas), argumenta que esta unidad es anterior a la depositación de los flujos de
lodo que constituyen lo que él ha denominado Supraterreno San Eugenio pero
posterior al Supraterreno Campoalegre, esto quiere decir que el flujo de lavas del
Rio Campoalegre suprayacen discordantemente al supraterreno Campoalegre y
en su momento sirvieron como barrera natural para la depositación de los flujos
que conforman el Supraterreno San Eugenio.
Estos flujos los clasifica macroscopicamente como andesitas porfiríticas y a nivel
de afloramiento los describe como lavas masivas con estructuras columnares y
subhorizontales y fractura concoidea con un diámetro de las columnas de 10 a 15
cm. y con formas hexagonales, mostrando un espesor a lo largo de la vía
Chinchiná-Santa Rosa de 80 m., mientras que en el frente de avance de las lavas
que esta en la cantera sobre la margen derecha del río San Eugenio, el espesor
es de 115 m. Microscópicamente las clasifica como una andesita basáltica de
textura porfirítica seriada en una matriz microlítica fluidal cuyos fenocristales son
de plagioclasa cálcica, clinopiroxeno y hornblenda con bordes de reacción a
mineral de hierro.

6.2 GEOLOGIA ESTRUCTURAL REGIONAL

La localización de Colombia, en la esquina Norte de Sur América no solo le


imprime características fisiográficas únicas en la región sino que debido a la
compleja relación de las placas Caribe, Nazca y Sur América que allí se presenta,
marca notablemente estilos estructurales que afectan sin discriminación todo las
unidades litológicas existentes en el país.
Particularmente, en el flanco occidental de la Cordillera Central, durante mucho
tiempo se ha venido discutiendo en el ámbito geológico la complejidad estructural
del sistema de fallas de Romeral, que representa un limite de ambientes
tectónicos diferentes (al occidente rocas de afinidad oceánica y al oriente rocas de
afinidad continental) con dos trazos de fallas principales, denominadas como falla
Cauca-Almaguer al occidente y falla Silvia-Pijao al oriente (Maya y Gonzáles,
1995)
28

 
El trazo principal de la falla Silvia-Pijao, atraviesa la zona de estudio en dirección
preferencial N-NE y como se menciono anteriormente, representa el límite entre
los complejos Quebradagrande al este y Arquía al oeste (Maya y Gonzáles, 1995).
Según Gonzales y Nuñez (1991) tiene un componente dextral, de carácter inverso
con alto ángulo hacia el este. Para Ingeomnas (1998), es una falla activa de 728
Km. de longitud, de carácter inverso, dextral que buza hacia el este.
La falla Filandia, otra de las fallas pertenecientes al sistema de Fallas de Romeral,
es casi paralela al trazo de la Falla Silvia-Pijao y atraviesa la zona de estudio en
toda su extensión, cortando el cuerpo Gabro Diorítico de Santa Rosa. Esta falla
nace de la falla Armenia, pasa al este de Filandia, sobre el abanico del Quindío y
al oeste de Santa Rosa de Cabal (James, 1986; en Clavijo et al., 2003).

29

 
7. GEOLOGIA LOCAL

En la zona de estudio, el marco geológico local lo conforman seis unidades con


características definidas y de una gran importancia pues tres de ellas se
consideran de extensión regional, además de estar limitadas por uno de los
sistemas de fallas más importante y complejo del centro occidente del país. Estas
tres unidades son de Oeste a Este el Complejo Arquía, el Cuerpo Gabro Diorítico
de Santa Rosa y el Complejo Quebradagrande, sus límites son definidos
tectónicamente y debido a la tendencia de las fallas, dichas unidades presentan
una disposición general de franjas con dirección Norte-Sur.
De las otras tres unidades, dos corresponden a productos de origen volcánico
como son los depósitos volcaniclásticos y los flujos de lava andesíticos que en
este estudio han sido denominados como Campo de Lavas de Tarapacá, y por
último los depósitos aluviales recientes de los ríos Campoalegre y San Eugenio.

7.1 ESTRATIGRAFÍA

7.1.1 Complejo Arquía (Kca)

Este amplio conjunto litológico ocupa el 3,9% del área de estudio constituyendo
así el basamento occidental (ver anexo 1), representado por franjas de esquistos
negros con dirección preferencial norte-sur con espesores de decenas de metros,
interrumpidas localmente por lentes concordantes de cuarcitas de espesores
centimétricos. Los esquistos presentan esquistosidad, color negro a gris oscuro,
brillo y tacto sedoso. En algunos sectores, por ejemplo en el cerro San Juan se
aprecian micropliegues y estructuras de crenulación, así como cuarcitas y bandas
de cuarzo a manera de boudinage. Figura 3.
La roca se observa en general fresca pero en algunos sectores debido a los
esfuerzos tectónicos a los que esta sometida, se aprecia moderadamente alterada
en las zonas de fractura y diaclasas.
En la carretera que de Chinchiná conduce a Santa Rosa de Cabal
aproximadamente 800 m., después del peaje de Tarapacá, se observa esta unidad
suprayacida discordantemente por los Flujos de lodo (Qfl). Figura 4.

30

 
Figura 3. Esquistos Negros del Complejo Arquía, detalle de estructuras de cuarzo a manera de
boudinage. Vía Chinchiná-Santa Rosa aproximadamente a 800 m del peaje de Tarapacá. Tamaño
del martillo 32 cm.

Figura 4. Flujos de lodo (Qfl), descansando discordantemente sobre los esquistos negros del
Complejo Arquia (Kca).

Geomorfológicamente, el complejo Arquía en la zona de estudio se observa como


cuchillas alineadas norte-sur de cimas agudas a subredondeadas, de vertientes
largas e inclinadas, con algunos flancos cóncavo-convexos y un patrón de drenaje
dendrítico a subparalelo de alta densidad.

31

 
7.1.2 Cuerpo Gabro Diorítico de Santa Rosa (Kgds)

Debido a la posición que ocupa este cuerpo en la zona de estudio (34,3% del área
total), como se menciono anteriormente, en medio de dos importantes complejos
geológico estructurales, y limitado y a su vez cortado por un complicado sistema
de fallas (ver anexo 1), esta unidad se observa extremadamente diaclasada,
triturada e incluso en algunas partes altamente deformada. Figura 5.

Figura 5. Cuerpo Gabro Diorítico de Santa


Rosa (Kgds), sector de El Volador. Nótese el
grado de deformación. El martillo mide 32 cm
y la línea amarrilla representa 5 cm.

Macroscópicamente es una roca fanerítica de grano fino (localmente con


variaciones a grano medio e incluso hacia el sur de la zona, pueden alcanzar
tamaños pegmatíticos) que muestra un bandeamiento incipiente de sus minerales,
los cuales son plagioclasas en un 60% y hornblendas en un 40%. Las plagioclasa
se presentan anhedrales en tonalidades blancas y alteradas, mientras que las
hornblendas son de hábito tabular y color verde oscuro con algunas variaciones a
verde claro producto de la alteración posiblemente a clorita y/o epidota. La roca
rara vez se encuentra fresca, mostrando coloraciones verde amarillentas y verde
claras debido a la alteración, en especial hacia los bordes oeste y este del cuerpo,
donde es evidente la influencia de fluidos hidrotermales.
Se presenta como una franja norte-sur de aproximadamente 2 Km. de ancho y los
mejores afloramientos se localizan en la vía Tarapacá-San Andrés. Su expresión
geomorfológica se caracteriza por cuchillas alargadas y alineadas, con flancos de
pendientes altas a moderadas y cimas agudas como el Cerro Montserrate a
subredondeadas como El Cerro el Volador, con un patrón de drenaje típico radial
subdendritico y valles pronunciados en forma de “V”.
32

 
7.1.3 Complejo Quebradagrande-Alao (Kcqa)

Hacia el oriente de la zona de estudio, el basamento corresponde a esta unidad, la


cual ocupa el 23,6% del total del área con una tendencia general norte-noreste. Es
suprayacida discordantemente por diversos productos de origen volcánico entre
los que se cuenta el campo de lavas de Tarapacá que lo atraviesa en sentido este-
oeste. Su expresión geomorfológica consiste en colinas alargadas y alineadas
norte-sur con flancos de mediana pendiente y con formas cóncavo convexa, las
cimas son en general subredondeadas y el patrón de drenaje varía entre
dendrítico a subparalelo de densidad moderada.

Litodema meta-sedimentario (Kcqs).


Se caracteriza por una intercalación de lodolitas silíceas grises, lutitas carbonosas
negras y meta-arenitas cuarzosas grises de grano fino a medio (estas últimas
evidencian el carácter metamórfico del litodema que a pesar de conservar las
estructuras propias sedimentarias, el grado de deformación es bastante notorio).
Las lodolitas silíceas alcanzan un espesor centimétrico a decimétrico y se
caracterizan por su comportamiento frágil presentándose diaclasadas y algunas
veces a manera de boudinage. Las lutitas carbonosas de comportamiento dúctil
tienden a presentar micropliegues y en general son muy deleznables con un
espesor que varía de pocos centímetros a unos cuantos decímetros. Las meta-
arenitas cuarzosas son de grano fino y se presentan como lentes concordantes
con la estratificación de espesores centimétricos, en algunos sectores se muestran
recristalizadas lo que les da un aspecto de cuarcitas. Figura 6.

Figura 6. Intercalaciones milimétricas a centimétricas de lodolitas silíceas con meta-arenitas


cuarzosas, del litodema meta-sedimentario del Complejo Quebradagrande. Cantera sobre la vía
Santa Rosa-Termales de San Vicente, sector del Obito. Longitud de la escala 13.4 cm.

33

 
Toda esta secuencia se encuentra parcialmente interrumpida por paquetes de
materia carbonizada que alcanzan un espesor métrico y que se caracterizan por
los micropliegues y las alteraciones a sulfuros. Figuras 7 y 8. Así mismo paquetes
decimétricos a métricos de filitas de color crema, con brillo nacarado y tacto
sedoso, se pueden presentar. En algunos sectores se observan inyecciones de
venas de cuarzo, mineralizaciones de pirita y carbonatos diseminados.
La disposición general de los niveles varia de N4ºE a N20ºE, buzando entre 60º y
85º hacia el sureste. El mejor afloramiento se localiza sobre la vía que de Santa
Rosa lleva a termales de San Vicente, aproximadamente a 800 m., después del
sector El Obito.

Figura 7. Complejo Quebradagrande litodema meta-sedimentario (Kcqs), nótese los paquetes


carbonosos métricos. Cantera sobre la via Santa Rosa-Termales de San Vicente, sector El Obito.

Figura 8. Detalle del cuadro amarillo en la figura 7, nótese la alteración (color amarillo) y
plegamientos en paquete de materia carbonizada. Longitud del martillo 32 cm.

34

 
7.1.4 Depósitos Volcaniclásticos Cuaternarios (TQfl)

Esta unidad en la zona de estudio ha sido denominada como flujos de lodo


volcánico sin embargo en este trabajo se adopta el nombre de Depósitos
Volcaniclásticos Cuaternarios empleado por Ospina y Parra (2004) para describir
una serie de depósitos originados por diversos procesos, pero en los que
predomina notablemente la influencia volcánica y que no solo corresponden a
flujos de lodo sino que también abarcan flujos de escombros y en algunos casos
depósitos de flujos piroclásticos.
Ocupa un total de 6,6% de la zona de estudio repartidos en un 2% al norte del
Campo de Lavas de Tarapacá, en la cuenca del río Campoalegre y un 4,6% al sur
del Campo de Lavas de Tarapacá, en la cuenca del río San Eugenio (ver anexo 1).
En la cuenca del río Campoalegre, esta unidad corresponde a los depósitos de
origen volcánico que suprayacen discordantemente las rocas del Complejo Arquía
y que a su vez infrayacen el Campo de Lavas de Tarapacá. Aflora en el corte de la
carretera que de Chinchiná conduce a Santa Rosa aproximadamente 800 m.
después del peaje de Tarapacá, a orillas del río Campoalegre, donde presenta un
espesor de más o menos 40 m. en una franja de 150 m. de ancho en promedio.
Corresponde a flujos de lodo, flujos de escombros e incluso flujos piroclásticos que
se encuentran interdigitados a manera de variaciones laterales. El carácter
volcánico es el que predomina tanto en los clastos como en la constitución de la
matriz, la composición varia entre andesitas y basaltos, y se observan algunas
estructuras como gradaciones o paleocanales locales que indican retrabajamiento
de los depósitos.
En el corte de la vía antes mencionada, se levantó una columna estratigráfica,
Figura 9, en donde de base a techo se cuenta con un nivel conglomerático basal
de 2,5 m., de espesor, de clastos subredondeados a subangulares de baja
esfericidad con un tamaño promedio de 40 cm. de diámetro, de composición
volcánica (andesitas y basaltos) y en menor proporción clastos metamórficos de
tamaño promedio de 15 cm.; en una matriz de color gris oscuro con alto contenido
de material metamórfico.
A continuación se observa una variación a un nivel de flujo de escombros o
conglomeratico matriz soportado de 5 m. de espesor, con un porcentaje de clastos
de 15%, de composición volcánica, subredondeados, de baja esfericidad, con un
tamaño promedio de 5 cm. y máximo de 9 cm., en una matriz de arena fina a
media de composición volcánica con cristales de plagioclasa y minerales oscuros
y en menor proporción micas de proveniencia metamórfica, además hacia la base
contiene abundante materia orgánica, Figura 10. Se observa la presencia de un
lente decimétrico (a manera de canal), de clastos de cuarzo subredondeados con
un tamaño máximo de 13 cm. y en promedio 5 cm., además de clastos
metamórficos angulares de baja esfericidad con un tamaño promedio de 3 cm. y

35

 
máximo 8 cm. Localmente se observan cambios en la coloración de la matriz
producto de la alteración.

Figura 9. Columna generalizada del deposito volcaniclástico cuaternario (TQfl) aflorante en la vía
Chinchiná-Santa Rosa aproximadamente 800 m después del peaje de Tarapacá.

36

 
Figura 10. Matriz volcánica con restos de materia orgánica.

El carácter matriz soportado continúa en el siguiente nivel pero la concentración


de clastos aumenta alcanzando en algunos sectores un 30% en estructuras
lenticulares. La composición es en su totalidad volcánica, con clastos
subangulares a subredondeados de baja esfericidad con un tamaño promedio de
15 cm. y máximo de 30 cm. en una matriz color crema de tamaño arena muy fina
de composición volcánica con cristales de minerales negros y plagioclasas y un
incremento en el aporte de ceniza, pómez y algunos fragmentos líticos de color
rosado.
Hacia la parte superior de la sección el tamaño de los clastos aumenta superando
el metro de diámetro y la composición tanto de la matriz como de los clastos
continua siendo dominantemente volcánica, presentando niveles fuertemente
consolidados con clastos muy angulares lo que da la apariencia de un flujo
piroclástico de bloques y ceniza que varia lateralmente, con la distancia a un flujo
de escombros, a medida que aumenta la redondez y disminuye la consolidación.
Finalizando la columna se observa un flujo de ceniza y pómez fuertemente
consolidado que se encuentra en contacto con el campo de lavas de Tarapacá
que lo suprayace discordantemente.
La expresión geomorfológica de esta unidad se caracteriza por colinas bajas de
cimas redondeadas a subredondeadas y vertientes cortas de pendientes suaves,
que forman valles en “U” poco disectados con drenajes subparalelos.

37

 
7.1.5 Campo de Lavas de Tarapacá (Qlt)

En el área de estudio, esta unidad se conoce como flujos de lava andesítica


(Gonzáles, 1993). En este trabajo se ha adoptado definirlo como Campo de Lavas
de Tarapacá debido a que en la literatura geológica el término “Campo de Lavas”
se aplica para una extensión de tierra cubierta por flujos de lava y la connotación
“Tarapacá” se eligió por ser esta la localidad tipo.
Se presenta como una franja en dirección preferencial SEE-NWW ocupando el
26,7% del área total de estudio, (ver anexo 1). Corresponde a un cuerpo ígneo
volcánico de textura porfirítica, melanocrático, con un 30% de fenocristales de
plagioclasa y minerales máficos orientados en una matriz afanítica (70%), que en
muestra de mano es clasificada como una andesita porfirítica. En sección delgada
los minerales máficos corresponden a oxihornblendas, clinopiroxenos y
ortopiroxenos, en una matriz vítrofídica, microlítica, Traquítica (ver capítulo 9).
Este cuerpo aflora a lo largo de la vía Chinchiná-Santa Rosa en el sector de
Tarapaca-El Jazmín, en el sector de la Cantera de afirmado sobre la antigua via
del tren y en el sector del Obito en la vía Santa Rosa-Termales de San Vicente.
Se presenta como colinas alargadas, con cimas aplanadas suaves a levemente
inclinadas, con una densidad de drenaje baja de patrones subdentricos a
subparalelos. Figura 11.

Figura 11. Expresión geomorfológica del Campo de Lavas de Tarapaca (Qlt). Via caserío El
Lembo-Vereda Muelas, sector de Buenos Aires.

7.1.6 Depósitos aluviales (Qal)

Afloran en las riveras de los ríos Campoalegre y San Eugenio, correspondiendo al


4,9% del total del área de estudio (ver anexo 1). Son sedimentos sin consolidar (o
38

 
poco consolidados) constituidos por gravas arenas y limos, principalmente de
composición volcánica.
Geomorfológicamente se observan a manera de terrazas aluviales presentándose
en diferentes niveles, las mas recientes en la llanura de inundación de los ríos y
las más antiguas como colinas de mayor elevación. Figura 12.

Figura 12. Terrazas aluviales (Qal) en las márgenes del río Campoalegre, vía Chinchiná-Santa
Rosa, sector de Tarapacá-El Jazmín.

7.2 GEOLOGIA ESTRUCTURAL LOCAL

La zona de estudio se caracteriza por presentar una marcada expresión


geomorfológica producto de la actividad tectónica imperante, es así como
drenajes deflectados, silletas, facetas triangulares, ganchos de falla, hombreras e
incluso basculamientos son muy comunes y relativamente fáciles de identificar
tanto en fotografías aéreas como en campo. Figura 13. (Ver Anexo 1)

39

 
Figura 13. Indicadores morfotectónicos en la zona de estudio. A. Faceta triangular y B. Cambios
altimétricos que representan el trazo de la falla Santa Rosa Este, vía Tarapacá-Vereda San
Andrés. C. Silleta y faceta triangular, expresiones de la falla Filandia, vía Tarapacá-Hacienda Santa
Lucia. D. Silleta que representa el trazo de la falla Santa Rosa Oeste, sector Guacas.

La falla Silvia-Pijao es el elemento tectónico que mejor se manifiesta en la zona


estudio, se localiza al este de Santa Rosa de Cabal y posee una dirección nor-
noreste y limita, en su totalidad, a las rocas del complejo Quebradagrande con el
cuerpo Gabro Diorítico de Santa Rosa. Como se menciono con anterioridad el
Sistema de Fallas de Romeral al que pertenece la falla Silvia-Pijao (que para
algunos autores, es todo un sistema) es el responsable de la tendencia general
nor-noreste de las unidades aflorantes, en campo se manifiesta con el control
estructural de cuchillas, drenajes y principalmente la presencia de zonas de
cizalla en ambas unidades.
La falla Filandia al oeste de la falla Silvia Pijao, se manifiesta de manera casi
paralela al trazo de esta, y de igual manera atraviesa la zona de estudio en toda
su extensión, cortando el cuerpo Gabro Diorítico de Santa Rosa. Esta falla y otras
menores pertenecientes al sistema de fallas de Romeral estarían marcando el
limite entre el comportamiento diferencial del cuerpo Gabro Diorítico, hacia el
oeste deformación milonítica y hacia el este cataclástica. Los indicadores
morfotectónicos más sobresalientes son silletas, hombreras y facetas triangulares.

40

 
Las fallas Santa Rosa Este y Oeste son fallas locales, paralelas al trazo de las
fallas Silvia Pijao y Filandia, y que a la altura del municipio de Chinchiná se
convierten en una sola falla. Son denominadas de esa manera porque pasan al
este y oeste respectivamente del municipio y se evidencian en campo por los
cambios altimétricos como silletas y hombreras.
La falla del río San Eugenio es la principal de las fallas con trazo sureste-
noroeste y se localiza al noroeste del municipio de Santa Rosa de Cabal. Controla
fuertemente el curso del río San Eugenio y representa el límite sur del área de
estudio.

41

 
8. GEOLOGIA LOCAL DEL CAMPO DE LAVAS DE TARAPACA

Los flujos de lava son las formas dominantes de vulcanismo en la tierra y


posiblemente a través del sistema solar (Winter 2001). Ellos cubren el 90% de
Venus, el 50% de Marte, al menos el 20% de la luna y cerca del 70% de la Tierra,
donde la mayoría están fuera de nuestra vista escondidas sobre el piso oceánico
(Kilburn 2000) Son producto de una actividad volcánica de tipo efusiva y en
general ocurren en las lavas con baja viscosidad y bajo contenido de volátiles
(factores que junto con la temperatura, la densidad, el campo de esfuerzos y la
resistencia mecánica, determinan el comportamiento reológico de los magmas).
La viscosidad es un reflejo de la resistencia interna a fluir propia de una sustancia
cuando un esfuerzo de cizalla es aplicado; comúnmente es medida en poises. Por
ejemplo, la viscosidad del agua a 30º C es de 0,008 poises, la del aceite de oliva
de 1 poise y la del aceite de motor de unos 6 poises, mientras que para las lavas
basálticas es de unos 103 poises y para las lavas riolíticas es de 109 poises.
Los flujos de lava son en general efusiones fluidas y coherentes de magmas de
composición basáltica y en menor proporción intermedia, ya que estos magmas
tienen menor viscosidad y están menos polimerizados (es decir, que los enlaces
intermoleculares de Si-O son más sencillos y por lo tanto más débiles) que en los
magmas riolíticos. Pueden provenir de fisuras o centros de emisión (vents) y
varían en tamaño, tasa de descarga, morfología y estructura interna.
Según Cas and Wrigth (1987), en los continentes las asociaciones de flujos de
lava que se pueden presentar son de dos tipos:
Mesetas de Basaltos (Plateaus Flood basalts): corresponden a extensas
porciones de tierra cubiertas por flujos de lava basáltica que son inusualmente
fluidas y rápidamente eruptadas, generando como consecuencia grandes
volúmenes de magma. Se asocian a ambientes intraplaca.
Campos de lava (Lava Plain o Lava field): son extensiones moderadas de tierra
que están cubiertas por flujos de lava y que frecuentemente están asociados a
flujos piroclásticos de carácter más siliceo. Abarcan un rango variable de
composición desde campos de lava basálticos en el monte Etna (Italia),
andesíticos en el volcán Colima (México) y dacíticos en el volcán Santiaguito
(Guatemala). Es común encontrarlos en ambientes de arcos de isla en especial
en márgenes continentales activas.

42

 
El Campo de lavas de Tarapacá esta conformado por una serie de flujos de lava
asociados a flujos piroclásticos que descienden desde lo alto de la Cordillera
Central y se creen producto de la actividad del Complejo Volcánico Ruíz-Tolima,
cuyos principales edificios volcánicos en la zona son el Volcán Nevado del Ruiz,
Volcán Nevado de Santa Isabel y Páramo de Santa Rosa. Figura 14.

Figura 14. Campo de lavas de Tarapacá y principales edificios volcánicos cercanos a la zona
estudio (recuadro en rojo). Nótese la distancia entre la parte más occidental de los flujos de lava y
el Complejo Volcánico Ruiz-Tolima. Tomado y modificado de Thouret (1985).

Los flujos de lava objeto de este estudio (ver recuadro rojo figura 14) son los más
distantes con respecto a dicho Complejo Volcánico: la parte más occidental se
encuentra a una distancia de 25 Km., aproximadamente. En la zona de estudio
ocupan un área de 11,7 Km2 y el espesor promedio es de 100 m, de manera que
se obtiene un volumen de 1,7 * 109 m3 de lava tan solo en el área de trabajo. Los
flujos de lava se pueden seguir por fotografías aéreas por aproximadamente dos
kilómetros a partir del limite oriental de la zona de trabajo, a partir de allí la
identificación de flujos se complica debido a la cantidad de productos volcánicos
que afloran hasta lo alto de la cordillera (ver figura 14). Esta cantidad y variedad
de productos volcánicos sumados al gran número de centros de emisión (los ya
identificados y los aun no descubiertos) y a la poca información disponible, hacen
casi imposible identificar la posible fuente de los flujos de lava objeto de este
estudio.
43

 
Para tener una idea aproximada del volumen mínimo que debió descender desde
el Complejo Volcánico hasta la parte más occidental de la zona de estudio (y por
ende la más distal, a unos 25 Km., aproximadamente), se asumió una franja
constante de 2 Km de ancho con un espesor promedio de 100 m., para obtener un
volumen en exceso de 5,0 * 10 9 m3.
A continuación se presenta una tabla con distintos tipos de flujos de lava (de
Mesetas de Basaltos y de Campos de Lavas) su composición y el volumen
ocupado, de manera que se puedan establecer comparaciones con el denominado
Campo de Lavas de Tarapacá.

Tabla 2. Ejemplos de Mesetas de Basaltos y Campos de Lavas, con sus respectivas


composiciones y volúmenes ocupados. Los datos fueron tomados de diversas fuentes en internet,
a través del motor de búsqueda Google.

FLUJOS DE LAVA COMPOSICIÓN VOLÚMEN

Meseta del Decán (India) Basáltica 2.0 * 1015 m3

Meseta del Río Columbia (USA) Basáltica 1.7 * 1014 m3

Volcán de Colima (México) Andesítica 3.9 * 107 m3

Volcán Santiaguito (Guatemala) Dacítica 6.6 * 107 m3

Campo de Lavas de Tarapacá Andesítica 5.0 * 109 m3

Como se puede observar en la Tabla 2, el volumen estimado para el Campo de


Lavas de Tarapacá se encuentra por debajo de los volúmenes calculados para la
Meseta del Decán en la India y para la Meseta del Río Columbia en Estados
Unidos, pero a su vez se encuentra por encima de los valores estimados para los
Campos de Lavas del Volcán de Colima en Mexico y Volcán Santiaguito en
Guatemala.
Para establecer diferencias y poder sacar conclusiones útiles, se tomó como
referencia el Volcán de Colima, según Navarro et al., 2002, durante el más
reciente período eruptivo de dicho volcán, entre Noviembre de 1998 y Febrero de
1999 (una duración total de 79 días), los flujos de lava cubrieron un área de 1,92
Km2, con un espesor promedio de 20 m., para un volumen final de 3,9 *10 7 m3. Se
calculo una velocidad promedio de 5-100 m./día para el avance del flujo de lava, y
una viscosidad de 1,8 * 1010 poises partiendo de una densidad de 2,45 g/cm3.
En los últimos 40 años, el Volcán de Colima ha tenido 5 erupciones importantes,
las cuales en total ocupan un volumen de 1,42 * 108 m3. Comparando con el
volumen estimado para el Campo de lavas de Tarapacá (5,0 * 109 m3) se podría
presumir igualmente varias erupciones que al final sumaran tal volumen, ya que al
suponer que una sola erupción fue la responsable de producir esta cantidad de
44

 
lava se necesitarían 5.064 días que equivaldrían aproximadamente a 14 años de
actividad constante (partiendo del calculo de que si en 79 días se obtuvo un
volumen final de 3,9 * 107 m3 entonces, para obtener un volumen de 5,0 * 109 m3
se necesitaría tal cantidad de tiempo). Esto último no es probable, ya que en este
tipo de ambientes tectónicos (margen continental activa) y con tal composición de
los flujos de lava (andesítica), no se conoce hasta el momento un volcán que
permanezca en actividad efusiva constante por tanto tiempo, por lo que es más
lógico suponer varias erupciones intercaladas con periodos de no erupción en un
rango de tiempo presumible de 60 a 100 años.
Otro aspecto importante por analizar es la longitud final alcanzada por los flujos de
lava, que en el caso del Volcán de Colima la máxima distancia recorrida fue de
3.965 m., mientras que para el Campo de lavas de Tarapacá la misma fue de
25.000 m., aproximadamente. Esta diferencia tan marcada no solo se puede
deber a la tasa de emisión sino también a la topografía y condiciones particulares
al momento del descenso de la lava. Para los flujos de lava objeto del presente
estudio se asume que estos, descendieron por valles profundos que permitieron la
canalización de los mismos y por tanto que alcanzaran tales distancias.

8.1 SECTORES DE ESTUDIO

Para el estudio de los flujos de lava que conforman el Campo de lavas de


Tarapacá, se escogieron tres sectores de muestreo y descripción (ver figura 1 y
figura 15), donde se realizaron observaciones geomorfológicas (forma de
presentación de los flujos) y descripciones tanto a nivel de afloramiento
(clasificación de muestras de mano) como a nivel petrográfico y geoquímico
(secciones delgadas y análisis químicos); dichos sectores son:

8.1.1 Sector Tarapacá-El Jazmín, sobre la vía Chinchiná-Santa Rosa


 

En este sector el río Campoalegre marca el límite entre los departamentos de


Santa Rosa de Cabal (Risaralda) y Chinchiná (Caldas) (ver anexo 1). En el corte
de la carretera que comunica estos dos municipios se observa una parte de los
flujos de lava que conforman el campo de lavas de Tarapacá alcanzando un
espesor promedio de 100 m. en una franja que varía de 1 Km., a 2 Km., de ancho
aproximadamente; dichos flujos al oriente se encuentran limitados por el río
Campoalegre, y al occidente por el rió San Eugenio, presentando una disposición
general sureste-noroeste. En este lugar se observa claramente la relación con los
depósitos volcaniclásticos terciarios-cuaternarios los cuales infrayacen el Campo
de lavas de Tarapacá (ver Figura 9) y además es posible determinar el carácter de
flujos de lava en bloque que se explicaran más adelante.

45

 
Figura 15. A. Sector de Tarapacá-El Jazmín, flujos de lava en bloque (E= parte escoráceo,
M= parte masiva). B. Sector Cantera de afirmado, antigua vía del ferrocarril, nótese el aspecto
masivo de los flujos. C. y D. Chorros de lolo, Sector El Obito, los flujos se observan a manera de
uniones columnares.

46

 
8.1.2 Sector de la Cantera, sobre la antigua vía del Ferrocarril
 

Para acceder a este lugar desde la vía que de Chinchiná conduce a Santa Rosa,
después del Jazmín, se gira hacia la derecha en el sector de La Maria, allí se toma
la antigua vía del Ferrocarril en dirección nuevamente hacia Chinchiná (ver anexo
1); después de avanzar aproximadamente 3 Km., se llega a la cantera de afirmado
donde los flujos de lava que conforman el Campo de Lavas de Tarapacá alcanzan
los 130 m. de espesor aproximadamente. Hacia el lado occidental se puede
observar el pronunciado cañón del Río San Eugenio.

8.1.3 Sector El Obito, vía Santa Rosa-Termales de San Vicente


 

Ascendiendo por la vía que de Santa Rosa conduce a Termales de San Vicente,
en el sector conocido como El Obito, por un camino de trocha se llega a los
Chorros de Lolo, donde el río Campoalegrito cae desde una altura de 150 m.,
cortando los flujos de lava que conforman el Campo de lavas de Tarapacá (ver
anexo 1). Este lugar corresponde al sitio de muestreo más oriental de la zona de
estudio, aquí los flujos representan una franja de aproximadamente 1 Km., de
ancho con una disposición SEE-NWW y se presentan a manera de uniones
columnares. Ante un espesor tan grande, la identificación de pulsos es muy difícil,
pero el hecho de que hacia el oriente de la zona los espesores empiecen
aumentar se postula la idea de varios flujos que hacia el eje de la cordillera se
presentan a manera de escalones, siendo la unidad de flujos que dio origen al
Campo de lavas de Tarapacá, la que avanzo más.

8.2 NATURALEZA DE LOS FLUJOS DE LAVA


 

La apariencia externa de los flujos de lava es la base para su clasificación en tres


categorías mayores: pahoehoe, aa y en bloque (blocky). Los términos Hawaiianos
pahoehoe y aa fueron introducidos a finales del siglo XIX para describir los tipos
comunes de lava encontrados en los volcanes Mauna Loa y Kilauea, pero ellos
son aplicados a otras rocas que contengan entre el 50-55% de sílice (basaltos y
andesitas basálticas) así como los flujos poco comunes de sulfuros y carbonatitas.
Los flujos de lava en bloque son comunes en las lavas con contenidos de sílice
mayores al 55% (desde andesitas basálticas hasta riolitas) (Kilburn 2000). Tabla 3.

47

 
Tabla 3. Valores promedio para flujos de lava según su composición. Tomado y modificado de
Kilburn (2000).

Composición Longitud Espesor Tasa de descarga Volumen de Ejemplos


(Km) (m) (m3s-1) flujo (Km3)

SiO2 < 55 % <10 3-20 10-100 0.01-0.1 Kilauea y Mauna


Loa, Hawai.
Basaltos y (basalto (basaltos hasta (basaltos <1-
andesitas s hasta 1000) 2) Etna y Vesubio,
basálticas 50) Italia.

Lanzarote y Tenerife,
Is. Canaria

SiO2 > 55% <5 20-300 1-10 0.01-1 Lonquimay, Chile.

(Andesitas, (algunas (andesitas hasta (<10-20) Nea Mamen,


dacitas, hasta 100) Santorini, Grecia.
traquitas) 15)
Hibok-Hibok,
Filipinas.

Mientras que los flujos pahoehoe se caracterizan por tener superficies lisas y
onduladas o acordonadas, los flujos aa y en bloque poseen superficies irregulares,
rugosas y fragmentadas. La diferencia entre aa y en bloque es que estas ultimas
se asocian frecuentemente a flujos de escombros y los fragmentos son lisos y
angulosos con tamaños desde decímetros hasta metros (para las aa los
fragmentos varían de centímetros a decímetros).
Una categoría menor pero a menudo mucho más frecuente que las anteriores
corresponde a los flujos masivos, es decir sin una apariencia externa definida y
con un aspecto compacto, comúnmente asociado a las lavas de composición
intermedia a acida.
Los flujos que conforman el Campo de lavas de Tarapacá, de composición
andesítica como se vera más adelante, pertenecen a las categorías en bloque y
masivos, siendo esta última la más generalizada en toda la zona (Ver figura 15 A y
B). A continuación se presenta una introducción a la teoría de los flujos de lava en
bloque y su influencia en el Campo de lavas de Tarapacá.

8.2.1 Flujos de lava en bloque


 

Según Kilburn (2003), en el estudio de la dinámica de flujo, el grado de


solidificación de la lava y el tipo de fracturamiento que se produce a medida que el
flujo avanza, son indicadores importantes para comprender la naturaleza del
espectro de lava y los rasgos que distinguen cada régimen, ya sea pahoehoe, aa o
48

 
en bloque. Mientras la lava se conserve en estado “seudo-liquido” tendera a fluir,
pero cuando se empiece a solidificar el fracturamiento empieza a actuar y este va
a determinar la morfolología de las superficies de flujo, la preferencia del flujo a
formar tubos o canales alimentadores y el estilo del avance del frente de flujo.
Las lavas pahoehoe y aa tienen inicialmente núcleos fluidos, con baja resistencia,
es decir un grado bajo de solidificación pero aun asi, desarrollan una corteza que
puede fracturarse. La corteza se fractura intermitentemente para las lavas
pahoehoe pero persistentemente para las aa. Las lavas en bloque se comportan
similar a las aa, es decir también se fracturan persistentemente pero se
diferencian en que tienen una resistencia inicial mucho mayor, lo que hace que la
superficie de fractura ocurra a medida que el flujo avanza, independientemente de
si el enfriamiento ha formado o no una corteza significante. Esto último implica que
la lava parental es lo suficientemente fuerte para romperse sin la necesidad de
que exista enfriamiento superficial inicial, por esta razón las lavas en bloque
tienden a tener superficies rotas y frentes desintegrados desde el inicio del
emplazamiento. Figura 16.

Figura 16. Estilo de la fractura cortical vs. resistencia del núcleo. Tomado y modificado de Kilburn
(2003)

Las lavas en bloque como se menciono anteriormente se asocian a lavas mas


fuertes y viscosas, lo que explica su avance lento, tanto así que algunos autores
las consideran glaciares magmáticos que avanzan lentamente (Kilburn, 2000).
Pueden alcanzar volúmenes finales entre 1 y 100 millones de metros cúbicos, con
longitudes máximas del orden de kilómetros, en escalas de meses; las
velocidades de flujo dependen principalmente de la reología de la lava y de la tasa
de efusión. Se pueden reconocer principalmente por una capa externa escorácea
como se describió previamente y una interna masiva que según el caso se puede
presentar a manera de uniones columnares. Figura 17.
49

 
Figura 17. A. Esquema de un flujo de lava en bloque, la flecha indica la dirección de movimiento.
Tomado y modificado de Kilburn (2000) B. Sección longitudinal de un flujo de lava en bloque.
Tomado y modificado de Cash and Wright (1988).

En el Campo de lavas de Tarapacá, los flujos de lava en bloque se observan


específicamente en el sector de Tarapacá-El Jazmín en la vía Chinchiná-Santa
Rosa (ver anexo 1). El elemento clave para su identificación es la presencia de
una superficie escoriácea con fragmentos angulares de tamaños entre 10 y 30 cm.
en promedio, en una matriz vítrea, de color gris clara, altamente vesiculada y de
baja densidad. Figura 18.

Figura 18. Parte escoriácea de las lavas en bloque. A. Aspecto general. B. y C. Detalles de la
matriz y fragmentos. Longitud del martillo 32 cm., del bolígrafo 13 cm., y de la moneda 2 cm.

50

 
Las superficies de las lavas en bloque además de su aspecto escoriáceo son
relativamente fáciles de identificar pues son más susceptibles a la meteorización y
comúnmente se encuentran más alteradas (con superficies de color amarillo y
naranja principalmente) y bio-turbadas (asociados a materia orgánica y procesos
de formación de suelos) en comparación con las partes masivas que son mas
resistentes y por lo tanto se observan frescas.
Idealmente estas superficies escoriáceas se desarrollan en la periferia del flujo
(ver figura 17-A), por lo que se esperaría que cada flujo estuviese separado uno
del otro por dichas superficies, pero esto implicaría un terreno plano y homogéneo
que permitiese el discurrir de los diferentes flujos sin mayores obstáculos y donde
un flujo se depositase uniformemente sobre el anterior. Esta premisa entre otras,
serviría de criterio para identificar la cantidad de flujos individuales que conforman
un determinado campo de lavas.
En el caso de los flujos de lava en bloque que hacen parte del Campo de lavas de
Tarapacá este modelo ideal no se aplica en lo más mínimo, ya que la relación
entre la parte externa escorácea y la parte interna masiva es en extremo
desordenada. En la Figura 19 se ilustran algunas de las presentaciones de las
lavas en bloque, en las cuales la parte escorácea a menudo, suele observarse a
manera de cuñas al interior de las partes masivas (ver figura 19-B), o rodeando las
mismas, siendo poco común los contactos netos normales a la superficie del
terreno, entre ambas partes.
Como se observa en la figura 19-A, la presentación vertical de las partes masivas
y escoráceas no coincide con el modelo ideal esperado para el estudio de los
flujos de lava por lo que la identificación de pulsos es muy difícil, además plantea
la posibilidad ya sea de un volcamiento tectónico o un terreno con obstáculos. La
primera posibilidad se descarta principalmente por la poca edad que se asume
para los flujos de lava, mientras que la segunda vía es más factible, ya que la
presencia de obstáculos en el terreno podría inducir a que los flujos de lava
adoptaran posiciones diferentes a las esperadas.

8.3 ESTRUCTURAS INTERNAS

Tanto los flujos de lava masivos como en bloque pueden desarrollar en su interior
estructuras diversas las cuales pueden llegar a ser mucho más complejas que las
superficies externas.
Como ya se menciono previamente, a medida que el flujo avanza se forma una
corteza o superficie externa que en teoría se encuentra más fría y sólida que el
interior, allí el flujo aun conserva temperaturas altas y se pueden presentar
contracciones termales que dan origen a uniones columnares o estructuras de
relajación a manera de lajas y rampas en respuesta al enfriamiento diferencial y a
las propiedades reológicas de los flujos, conocidas como estructuras en rampa.
51

 
Estas dos estructuras se pueden observar en los flujos del Campo de lavas de
Tarapacá.

Figura 19. A y B, aspectos generales de las lavas en bloque aflorantes en el sector Tarapacá-El
Jazmín. C y D, detalles de la relación entre parte escorácea externa (E) y parte masiva interna (M).
La barra amarilla representa 1 m de longitud; el martillo mide 32 cm.

8.3.1 Uniones columnares


 

Según Best (1982) todas las rocas magmáticas están unidas en alguna proporción
ya sea debido a procesos tectónicos posteriores a su consolidación o como
producto de la contracción durante el enfriamiento desde un estado magmático.
Durante esta contracción termal al interior de los flujos de lava puede darse un
arreglo de uniones columnares poligonales. A medida que el cuerpo se enfría y el
52

 
esfuerzo termalmente inducido excede la resistencia tensional, espontáneamente
surgen grietas en muchos puntos de la superficie isotermal. Aproximadamente tres
fisuras salientes separadas 120º una de otra, representan el mínimo trabajo para
la configuración en estos puntos de nucleación. A medida que estas fisuras se
propagan, ellas intersectan la forma irregular de polígonos de 5 a 6 lados que
algunas veces pueden llegar a ser de 3, 4 o 7. Con enfriamiento continuo y
contracción dentro de las partes internas del cuerpo tabular, las grietas poligonales
iniciadas en la superficie isotermal marginal se propagan hacia dentro para formar
uniones columnares poligonales tridimensionales. Figura 20.

Figura 20. A. y B Esquemas de formación de uniones columnares, Tomado y modificado de Best


(1982) C. Superficies isotermales de las uniones columnares en el sector Tarapacá-El Jazmín, las
flechas señalan, de izquierda a derecha, superficies de 5, 4 y 3 lados. D. Uniones columnares
sobre el río Campoalegrito, sector El Obito. La barra amarilla representa 50 cm.

53

 
Las columnas se forman perpendicularmente a las superficies de temperatura
constante, las cuales son usualmente paralelas a las superficies del flujo (Winter
2001). Las columnas pueden variar de 5 cm. a más de 3 m de ancho, son
típicamente rectas y generalmente tienen lados paralelos semirectos aunque
pueden estar curvados.
En el campo de lavas de Tarapacá, las uniones columnares se presentan en dos
sectores, en el sector Tarapacá-El Jazmín y en el sector El Obito (ver anexo 1).
En el primer lugar las uniones columnares presentan superficies de 5, 4 y mucho
menos frecuente 3 lados (Ver Figura 19-C) con diámetros que oscilan entre 10 y
20 cm. y con tendencias desde 40º al NW hasta 20º al SE. En este sector en
particular es frecuente encontrar procesos de meteorización esferoidal asociados
con la formación de estas uniones. Mientras, en el sector El Obito, las columnas
tienen diámetros de 20 a 30 cm. en promedio y en su mayoría poseen superficies
pentagonales; presentan una tendencia preferencial al NW con algunas
variaciones marcadas al SEE.
La variación en la disposición de las columnas en un trayecto corto, por ejemplo
en el sector de Tarapacá-El Jazmín, donde en pocos metros el buzamiento puede
cambiar de SE a NW, plantea la idea de columnas ligeramente curvadas, lo que se
puede explicar a través del modelo propuesto por Winter (2001); donde se
presenta un corte ideal con cuatro subdivisiones, las cuales, desde la base al tope
serían: columnas inferiores, una entabladura central, columnas superiores y un
flujo superior vesicular. Figura 21.
Esta diferenciación entre tope-base y parte media, se debe a que el tope y la base
de los flujos se enfrían antes que la parte central por lo que estas áreas externas
se contraen mientras que en el centro no, por eso tienden a formar uniones
columnares más definidas. La irregularidad de la entabladura central se puede
explicar ya sea por superficies de enfriamiento perturbadas o por deformación
post-unión del aun dúctil flujo central. (Winter, 2001).
En el caso del Campo de lavas de Tarapacá, como se puede observar en las
fotografías de la figura 21, la mayoría de uniones columnares identificadas
corresponden a la parte central o entabladura; la perturbación que pudo haber
ocasionado este arreglo se considera también relacionada con un terreno con
obstáculos previo al acomodamiento de los flujos.

8.3.2 Estructuras en rampa


 

Debido a la alta viscosidad del magma se produce una gran cantidad de cizalla
interna. El movimiento a lo largo del terreno es retardado por la fricción, mientras
que el movimiento líquido en el interior sigue aumentando lo que provoca que el
flujo tienda a separarse en una serie de láminas que se deslizan una sobre otra
54

 
como en una baraja de cartas. El movimiento de las láminas es
predominantemente paralelo a la superficie infrayaciente y cuando se han
solidificado estas pueden ser muy delgadas (de unos cuantos centímetros). Cerca
al frente del flujo, la alta viscosidad del magma puede causar que los planos de
cizalla se doblen afiladamente hacia arriba. Las rampas se pueden formar cuando
el movimiento local empuja hacia arriba porciones del flujo a lo largo de planos de
cizalla.

Figura 21. Esquema ideal que ilustra las subdivisiones típicas de las uniones columnares al interior
de un flujo de lava. Tomado y modificado de Winter (2001). Las fotografías fueron tomadas en el
sector de Tarapacá-El Jazmín a 500 metros una de la otra; las flechas indican el buzamiento de las
columnas.

55

 
En el sector de la cantera sobre la antigua vía del ferrocarril, el tipo de flujo que se
observa se considera en su conjunto masivo (Ver figura 15-B), pero aun así
presenta estructuras en rampa, donde se ve el arreglo a manera de láminas que
tienen un espesor promedio entre 5 y 10 cm. y uno máximo de 30 cm. y donde
además, en algunos lugares, dichas laminas se pueden observar dobladas hacia
arriba. Figura 22.

Figura 22. Estructuras en rampa sector de la cantera sobre la antigua vía del ferrocarril. Nótese la
disposición en láminas y la tendencia a la flexión hacia arriba. El martillo tiene una
longitud de 32 cm. y el bolígrafo 13 cm.

56

 
9. PETROGRAFIA

Se analizaron 9 muestras macroscópicamente, de las cuales 5 fueron escogidas


para la elaboración de secciones delgadas y su posterior análisis e interpretación
microscópica, y por ultimo de estas cinco se seleccionaron 3 para el análisis
químico que se realizó en los laboratorios Acme de Canadá. Tabla 4.

Tabla 4. Relación de muestras y tipo de análisis realizado. Nótese que en el sector El Obito, no se
cuenta con análisis químico, esto debido al alto grado de meteorización que mostraban las
muestras en dicho sector.

MUESTRA SECTOR DESCRIPCIÓN DESCRIPCIÓN ANÁLISIS


MACROSCÓPICA MICROSCÓPICA QUÍMICO

LR4 Tarapacá-El Jazmín ☺


LR5 Tarapacá-El Jazmín ☺ ☺ ☺
LR6 Tarapacá-El Jazmín ☺ ☺ ☺
LR7 Tarapacá-El Jazmín ☺
LR8 El Obito* ☺ ☺
LR10 El Obito ☺
LR11 El Obito ☺
LR12.1 Cantera afirmado ☺ ☺
LR12.2 Cantera afirmado ☺ ☺ ☺
☺ Se realizo el análisis No se realizo el análisis

57

 
9.1 DESCRIPCIÓN MACROSCÓPICA
 

La recolección y análisis macroscópico de los flujos de lava se realizó como ya se


mencionó previamente, en los tres sectores escogidos como lugares claves para
llevar a cabo los objetivos del presente trabajo, y los resultados arrojados
muestran una homogeneidad generalizada en las características de las muestras
analizadas, tanto así que se optó por agrupar las descripciones de todos los
sectores en una sola. Figura 23.

Figura 23. Muestras de mano. A. LR6 Sector Tarapacá-El Jazmín. B. LR8 Sector El Obito.
C. LR12.2 Sector Cantera de afirmado. El detalle muestra la diferencia entre las
tonalidades de la matriz. Diámetro de la moneda 16 mm.

58

 
Los flujos de lava que conforman el Campo de Lavas de Tarapacá corresponden a
una roca porfirítica, mesocrática, con una relación 30% de fenocristales y 70% de
matriz. Los fenocristales presentan una orientación preferencial en una matriz
vítrea afanítica de color gris oscuro y son en su mayoría plagioclasas con un
tamaño en promedio de 2 mm. y en menor proporción, minerales oscuros como
anfíboles y piroxenos de 1.5 mm. en promedio (ver figura 23-A y B).
Dada esta asociación mineralógica y la descripción textural, estas muestras son
clasificadas como Andesitas Porfiríticas, sin mayor variación entre uno y otro
sector, a excepción de una característica particular que presenta la muestra LR
12.2, donde se observa la matriz con dos tonalidades de grises (uno claro y otro
oscuro) y una presentación irregular a manera de una “mezcla” de dos tipos
diferentes de vidrios (ver figura 23-C).
Una descripción más puntual se realizo en la parte escoriácea de los flujos de lava
en bloque donde se observó un cambio importante en características tales como el
color de la matriz la cual cambia a un tono gris más claro, la presencia de
vesículas la cual aumenta significativamente y quizás relacionada a esta última,
una disminución considerable en la densidad relativa de las muestras. Figura 24.

Figura 24. Muestra de mano de la parte escorácea de un flujo de lava en bloque. Nótese el cambio
textural entre el fragmento de roca y la matiz que lo rodea. Diámetro de la moneda 16 mm.

59

 
9.2 DESCRIPCIÓN MICROSCÓPICA

El análisis microscópico se realizo en cinco secciones delgadas (ver tabla 4) las


cuales fueron elaboradas en Bogotá. Mediante éste se pudo determinar las
características texturales y la composición de los flujos de lava que conforman el
Campo de Lavas de Tarapacá. Además se pudo comprobar la homogeneidad del
cuerpo (la cual ya se vislumbraba desde el análisis macroscópico), factor que
complica aun más la identificación de los diferentes pulsos que conforman toda la
unidad.
Se pudo identificar una asociación mineralógica de plagioclasas, piroxenos y en
menor proporción oxihornblendas, con algunos minerales accesorios como opacos
y apatitos en una masa fundamental vitrofídica, con microlitos de plagioclasas
orientados (textura Traquítica) y algunos microcristales de minerales máficos. La
proporción de fenocristales (por estimación visual) se encuentra entre un 30-40%
mientras que la masa fundamental varia de 70-60%. Según Streckeisen (1979) las
muestras fueron clasificadas como Andesitas Porfiríticas. Para una descripción
mas especifica ver el Anexo 2.

9.2.1 Descripción de fenocristales


 

Para la descripción de los fenocristales y su representación mediante fotografías


se utilizaron las abreviaturas de Kretz (1983): Plagioclasas (Pl), Ortopiroxeno
(Opx), Clinopiroxeno (Cpx), Oxihornblenda (Ohbl), Fragmentos líticos (Lt) y
minerales Opacos (Op).

Plagioclasas.
Constituyen el mineral más abundante en las muestras analizadas en una
proporción de 40 a 43% (Figura 25). Corresponden a plagioclasa tipo labradorita
(An50-70) de acuerdo con el método de Michel-Levy y presentan comúnmente
maclas de Albita, Albita-Periclina (Figura 25-B) y Periclina-Carlsbald. Son cristales
subhedrales a euhedrales, de hábito tabular, con lados principalmente rectos y
algunos irregulares (Figura 25-A); que varían de tamaño fino a medio (en
promedio 1,2 mm. y máximo 2,5 mm.), además como ya se menciono, tienen un
papel importante como microlitos en la masa fundamental. Asimismo como
características especiales, presentan una zonación oscilatoria y en algunos casos
de patrón complejo (Figura 25-E) y centros de reabsorción.

60

 
Figura 25. Principales características de los fenocristales de plagioclasa. A. LR5 a) NII y b) NX.
Ilustración de textura en cedazo (sieve), textura seriada y orientación de fenocristales. B. LR6 a)
NII y b) NX. Nótese la macla de Albita-Periclina y los bordes rectos e irregulares. C. LR8 NII.
Representación de textura glomeroporfirítica. D. LR6 NII. Nótese la Textura esqueletal. E. LR8 NX.
Ilustración de patrón de zonación compleja. Abreviaturas según Kretz (1983)

61

 
Presentan texturas de flujo y seriada y frecuentemente se observan texturas en
cedazo o inclusiones de vidrio (Figura 25-A). Son comunes las inclusiones de
minerales accesorios como apatitos y algunos opacos, además de texturas
esqueletales (Figura 25-D)
Es usual encontrarlos agrupados con otras plagioclasas (textura glomeroporfirítica,
figura 25-C) o con minerales máficos como piroxenos (textura cúmuloporfiriticas) y
en especial con estos últimos la relación esta marcada por una intrincada historia
de cristalización que se explicara más adelante.

Piroxenos.
Se encuentran en una proporción de 30 a 35% del total de porcentaje de los
fenocristales y por sus características ópticas se logro diferenciar entre
ortopiroxenos y clinopiroxenos (Figura 26). Se presentan como cristales
euhedrales a subhedrales, en cortes basales y tabulares, de lados semirrectos,
con tamaño de grano fino (desde 0,25 mm. haciendo parte de la masa
fundamental) a medio (promedio 1 mm.; máximo 1,5 mm.).

Figura 26. Ortopiroxeno y clinopiroxeno. A. LR8 a), b) NII y c) NX. Nótese el pleocroísmo rosado y
la extinción paralela del ortopiroxeno. B. LR12.1 a) NII y b) NX. Nótese el fuerte color de
interferencia del clinopiroxeno. Abreviaturas según Kretz (1983)

62

 
Los ortopiroxenos (Figura 26-A) del tipo Hipersteno, con típico pleocroísmo rosado
pálido y extinción paralela, son los más abundantes representando entre un 17 y
25% del total del porcentaje de piroxenos y son la fase más desarrollada
alcanzando tamaños de grano hasta de 1,5 mm.
Los clinopiroxenos (Figura 26-B) tipo augita, con un leve pleocroísmo verde,
extinción oblicua y un alto color de interferencia, están en una menor proporción
entre el 10 y 13% del total de piroxenos. Se caracterizan por presentar tamaños
menores que los ortopiroxenos (entre 0,25 y 0,8 mm.) y a menudo se observan
como microcristales incluidos en oxihornblendas.
En general los piroxenos, se observan maclados, tipo Carlsbald o con
intercrecimientos a manera de lamellas, textura “schiller” (Figura 27-A y B). Las
texturas más comunes que presentan los piroxenos son las texturas
cumuloporfiríticas y glomeroporfiríticas, además de inclusiones aisladas de opacos
y apatitos; así como centros de reabsorción y texturas esqueletales (Figura 27-C y
D). En los cortes basales, en algunas muestras, se observa un borde de
microcristales que han sido identificados como piroxenos, a manera de textura en
corona (Figura 27-E y F).

Oxihornblendas.
Representan la fase mineralógica menos abundante de los fenocristales, variando
entre un 20 y 25% del total de los fenocristales (Figura 28). Son cristales
euhedrales a subhedrales, con hábito prismático, cortos y largos, con lados rectos
y a menudo en cortes basales, donde son evidentes las dos direcciones de clivaje.
Varían desde tamaños de grano fino (microcristales desde 0,25 mm.) hasta medio
(en promedio 1 mm. y máximo 1,5 mm.). Presentan un fuerte pleocroísmo de
pardo a pardo rojizo. Es común observar una macla simple.
Se presentan a menudo con centros de reabsorción (Figura 28-A y B) y con
algunas inclusiones de accesorios menores, y en texturas glomeroporfiríticas y
cumuloporfiríticas, con una relación preferencial con los cristales de piroxeno
(Figura 28-A y D).
Los bordes de reacción típicos de las oxihornblendas se observan de dos clases,
el más común de óxidos de Fe-Ti con grosores que varían desde pocos milímetros
hasta invadir completamente el cristal (Figura 28-C y D) y uno menos común
conformado por cristales aciculares de plagioclasa, piroxeno y minerales opacos
(Figura 28-A).

63

 
Figura 27. Características de los piroxenos. A. LR5 NX. Piroxeno maclado. B. LR5 NX. Piroxeno
con lamellas (textura shiller). C. LR12.2 NX. Piroxeno con centros de reabsorción. D. LR6 NX.
Piroxeno esqueletal. E. LR12.1 NII. Ortopiroxeno con textura en corona. F. LR12.1 NX.
Clinopiroxeno con textura en corona. Abreviaturas según Kretz (1983).

64

 
Figura 28. Características de las oxihornblendas. A. LR8 a) NII y b) NX. Corte basal con centros
de reabsorción, nótese la asociación con ortopiroxeno. B. LR6 NII. Corte basal con centros de
reabsorción. C. LR12.1 NII. Nótese el amplio borde de reacción de óxidos de Fe-Ti. D. LR12.1
a) NII y b) NX. Fenocristales completamente alterado a óxidos de Fe-Ti, nótese la relación con
ortopiroxenos. Abreviaturas según Kretz (1983).
65

 
Accesorios menores.
Son principalmente minerales opacos y apatitos. Representan entre el 5 y 7%
según estimación visual, del total de los minerales presentes en las muestras.
Esencialmente son de tamaño de grano fino, aunque hay algunos minerales
opacos que alcanzan tamaños medios (máximo 1,2 mm.), y son más frecuentes
como microcristales en la masa fundamental. Como se ha mencionado
previamente se observan comúnmente como inclusiones en las principales fases
mineralógicas y en particular algunos opacos en texturas cumuloporfifícas con
fenocristales de piroxenos y oxihornblendas.

Fragmentos líticos.
Representan hasta el 3% de la composición total de fenocristales, corresponden a
fragmentos que no hacen parte de la actividad magmática que dio origen a los
flujos de lava sino que probablemente fueron incorporados posteriormente a los
mismos (fragmentos accidentales), se caracterizan por presentar formas
irregulares alargadas y con una composición principalmente de microcristales de
cuarzos, epidotas y minerales opacos, dicha asociación parece estar relacionada a
fases hidrotermales (Figura 29-A y B).

Figura 29. Fragmentos líticos. A. LR6 a) NII y b) NX. Nótese la forma irregular alargada del lítico.
B. LR12.2 NII. Nótese la cantidad de minerales opacos. Abreviaturas según Kretz (1983).

Autolitos.
Se encuentran en una escasa proporción del 2% en las muestras estudiadas y
consisten en asociaciones máficas de microcristales de piroxenos y plagioclasas
(composición basáltica). Tienen un tamaño promedio de 2 mm. y máximo de 2,5
mm. (Figura 30). Los piroxenos son de hábitos subhedrales con lados
redondeados mientras que las plagioclasas conservan su apariencia tabular.
Algunos presentan centros de reabsorción y texturas simplectitas entre piroxenos
y óxidos de Fe (Figura 30-A y B).

66

 
Figura 30. Autolitos. A. LR8 NII Nótese el centro de reabsorción y la distribución de los
microcristales. B. LR8 a) NII y b) NX. Detalle de la figura A; nótese las texturas simplectitas.
C. LR8.a) NII y b) NX. Nótese la redondez de los microcristales de piroxenos. Abreviaturas según
Kretz (1983).

67

 
9.2.2 Descripción de la masa fundamental

La masa fundamental, representa entre el 60 y 70% del total de las muestras


analizadas, según estimación visual. En general es una masa fundamental
Vitrofídica con material microlítico (microlitos de plagioclasa), microcristalino
(microcristales de piroxenos, oxihornblendas y opacos) y en menor proporción
criptocristalino. Su principal característica es la orientación de los microlitos,
textura traquítica. Son escasas las vesículas y prácticamente inexistentes las
amigdalas, además no se observan procesos de alteración del vidrio. Figura 31.
La masa fundamental es tal vez uno de los pocos criterios petrográficos, al igual
que los bordes de reacción en la oxihornblendas, para establecer diferencias entre
los diferentes sectores de muestreo, dada la marcada homogeneidad en la
composición y texturas principales de las muestras analizadas. Es así como
cambios en la coloración del vidrio o en especial la cantidad, tamaño y disposición
de los microlitos con respecto al vidrio intersticial, permite establecer diferencias
entre los diferentes niveles de muestreo representados por los sectores antes
mencionados, el sector oriental El Obito (muestra LR8), a una altura de 1800
msnm; el sector norte Tarapacá-El Jazmín (muestras LR5 y LR6) a una altura de
1500 msnm y el sector occidental la Cantera (muestras LR12.1 y LR12.2) a una
altura de 1600 msnm; asumiendo desde luego que estos tres sectores representan
tres niveles diferentes en el perfil de los flujos de lava.
Con respecto a la coloración del vidrio se encontró que la tonalidad más oscura
(café oscuro) la encontramos en los flujos del sector de Tarapacá-El Jazmín,
donde además se presenta una disminución considerable en la cantidad y tamaño
de los microlitos y una mayor dispersión de los mismos. En el sector de la cantera
encontramos por el contrario una gran cantidad de microlitos fuertemente
orientados, además de una disminución en la proporción de vidrio intersticial que
en conjunto, le imprime a la matriz una tonalidad más clara. Por último en el sector
de El Obito, el vidrio tiene una coloración intermedia (ni muy clara ni muy oscura)
con una cantidad moderada de microlitos y un mayor aporte de microcristales, en
especial de piroxeno, además la disposición de los microlitos no es tan marcada
como en el sector de la Cantera y los tamaños de los mismos son mayores a los
del sector de Tarapacá.
En el sector de la Cantera, la muestra LR12.2 presenta la particularidad de una
mezcla aparente de vidrios como se había mencionado previamente en la
descripción de la muestra de mano (ver figura 22-C). La diferencia entre estos dos
tipos de vidrios, se estableció con base en el color del vidrio, donde el V1 es el
vidrio con coloración más oscura y el V2 es el de tonalidad más clara (figura 30-C
y D). No se encontraron diferencias sobresalientes en la composición de uno u
otro, sin embargo en comparación con la otra muestra recolectada en dicho sector
(LR12.1) sobresale el grado de vesiculación, la cantidad de cristales con centros
de reabsorsión y la desorganización en los microlitos (textura traquítica difusa).

68

 
Figura 31. Características de la masa fundamental. A. LR5 NII. Nótese el color de la masa
fundamental y la dispersión de los microlitos. B. LR12.1 NII. Aumento en la cantidad de microlitos y
orientación marcada de los mismos. C. LR8 NII. Cantidad moderada de microlitos y tonalidad de la
matriz intermedia. D. LR12.2 NII. Mezcla de vidrios: V1= Vidrio oscuro, V2= Vidrio claro. E. LR12.2
a) NII y b) NX. Detalle de la mezcla de vidrios. Abreviaturas según Kretz (1983).

69

 
9.2.3 Secuencia de cristalización

La formación de cristales en una cámara magmática depende principalmente de


tres factores, la tasa de nucleación, la tasa de crecimiento y la tasa de difusión, y
estos a su vez dependen de otros pequeños aspectos, que hacen más complejo
este proceso. Dado que se considera que los sistemas volcánicos son típicamente
sistemas abiertos con recargas y perdidas frecuentes, las posibilidades parecen
infinitas y aunque los resultados se pueden agrupar de manera general,
específicamente cada reservorio magmático y los procesos que se dan en su
interior tienen una especie de sello propio que sirven para diferenciarlo de otros.
La secuencia o historia de cristalización es una herramienta que sirve para
determinar como su nombre lo indica el orden de formación de las diferentes fases
mineralógica presentes en una unidad volcánica y así junto con otros estudios
caracterizar un sistema volcánico particular.
Para establecer dicha secuencia los petrólogos generalmente emplean tres
criterios principales en el análisis de las secciones delgadas, los cuales son, el
tamaño de los cristales, la forma de los granos individuales y las relaciones de
inclusión. Winter (2001) presenta una discusión sobre estos criterios, quedando
claro que cada uno de ellos tiene tantos aciertos como desaciertos por lo que
ninguno por sí solo ofrece una respuesta satisfactoria.
El tamaño de los cristales, particularmente en una roca porfirítica, es uno de los
aspectos empleados para afirmar que los fenocristales se formaron antes que la
masa fundamental pero este criterio depende principalmente de las tasas de
nucleación y crecimiento, por lo que algunos cristales de la masa fundamental
dado el caso, pudieron haberse formado primero que los fenocristales.
Con respecto a la forma de los cristales, es de esperarse que aquellos con sus
caras bien formadas, es decir, cristales euhedrales son aquellos que se formaron
primero cuando solo estaban rodeados por fundido y no interactuaban con otras
fases cristalinas, mientras que los cristales subhedrales y anhedrales vendrían a
ser aquellos que entraron en contacto con cristales previamente formados
resultando en una interferencia mutua que impide el desarrollo ideal de las caras.
Estudios recientes han demostrado que el euhedralismo tiende a disminuir a
medida que se incrementa la polimerización Si-O, razón que explicaría el porque
las fases máficas como los olivinos y piroxenos tienden a ser más euhedrales que
las félsicas como feldespatos y el cuarzo (Winter, 2001).
Y por último, tal vez el menos cuestionado de los tres criterios, se trata de las
relaciones de inclusión. Una inclusión por definición se refiere a una sustancia
encerrada en otra, en este caso un fragmento de un cristal formado en un estadio
temprano, rodeado por otro tardío. Winter (2001), concluye que cuando un mineral
se presenta comúnmente incluido en otro, y no al contrario, implica pero no
demuestra que el mineral incluido cristalizó primero; claro esta, sin descartar la
posibilidad de cristalización simultánea en ciertos casos puntuales.
70

 
Diversas denominaciones texturales se emplean para referirse a las relaciones de
inclusión, como por ejemplo la textura poikilitica, que según Mackenzie (1999), se
trata de cristales grandes de un mineral, llamados oikocristales, que encierran
numerosos pequeños cristales, o shadocristales, de otro u otros minerales. Asi
mismo los conceptos de textura ofítica y subofítica tratan sobre la interacción
particular entre cristales de plagioclasa y piroxeno.
Un término en particular conocido como textura en corona, donde un cristal es
rodeado por un borde o manto de uno o más cristales de otro mineral puede servir
también para establecer historias o secuencias de cristalización en ciertos casos
particulares.
Para efectos de este trabajo, en la descripción y análisis de las secciones
delgadas, no se emplearon los términos poikilítico, ofítico o subofítico, dado que
las definiciones puntuales de dichos términos no ilustraban de manera correcta y
completa las relaciones de inclusión observadas en las secciones, por lo que se
tomo la decisión de nombrarlas simplemente como inclusiones.
Dicho esto y después de de haber caracterizado cada uno de los fenocristales y la
masa fundamental que conforman las andesitas porfiríticas del Campo de lavas de
Tarapacá, es momento de plantear una posible secuencia de cristalización a partir
de las relaciones de inclusión entre dos grupos de fenocristales: piroxenos-
plagioclasas y piroxenos-oxihornblendas.

Piroxenos-plagioclasas.
Las plagioclasas (tipo labradorita), como se describió previamente es la fase
mineralógica que alcanzo los mayores tamaños, con formas generalmente
subhedrales, mientras que los piroxenos (tanto ortopiroxenos como
clinopiroxenos) son de menor tamaño y con formas principalmente euhedrales.
Figura 32.
Las relaciones de inclusión entre estas dos fases mineralógicas consisten
principalmente en relaciones tangenciales es decir, por un lado o borde (a manera
de adherencia, figura 32-A y D) y unos pequeños remanentes de cristales de
piroxeno al interior de las plagioclasas (ver figura 32-B y C).
Ya que los piroxenos se encuentran incluidos en las plagioclasas y que poseen un
mayor grado de euhedralismo, se puede establecer hasta este momento, que
estos cristalizaron primero que las plagioclasas y que el fundido en un principio era
de una composición más básica.

71

 
Figura 32. Relaciones de inclusión entre piroxenos y plagioclasas. A. LR5 a) NII y b) NX.
Plagioclasa con procesos de reabsorción y relación tangencial con clinopiroxeno. B. LR5 NII.
Plagioclasa con pequeñas inclusiones de ortopiroxeno y relacion tangencial. C. LR8 a) NII y b) NX.
Plagioclasa con textura sieve e inclusiones de ortopiroxeno además de relación tangencial.
D. LR12.1 NII. Plagioclasa con procesos de reabsorción y adherencia a ortopiroxeno.
Abreviaturas según Kretz (1983).

Piroxenos-oxihornblendas.
La relación de tamaños entre piroxenos-oxihornblendas, es mucho más pareja que
la vista entre piroxenos-plagioclasas, sin embargo al igual que en esta asociación,
con respecto a las formas de los cristales, los piroxenos (tanto ortopiroxenos como
clinopiroxenos), conservan el euhedralismo, mientras que las oxihornblendas
sobresalen por sus formas subhedrales a moderadamente euhedrales. Figura 33.
En esta asociación mineralógica, son mucho más comunes las inclusiones de
cristales de piroxenos en oxihornblendas (ver figura 28-D) y los contactos
suturados entre los mismos (figura 33-A y B), además de los ya mencionados
contactos tangenciales (figura 28-A y 33-D).

72

 
Figura 33. Relaciones de inclusión entre piroxenos y oxihornblendas. A. LR6 a) NII y b) NX.
Oxihornblenda en contacto suturado con clinopiroxeno. B. LR6 NII. Oxihornblenda en contacto
suturado con ortopiroxeno y tangencial con clinopiroxeno. C. LR5 NII. Oxihornblenda en contacto
tangencial con Ortopiroxeno. Abreviaturas según Kretz (1983).

En particular, los contactos suturados y la posibilidad de euhedralismo en las


oxihornblendas, suscitan dudas acerca de quien se formo primero pues dadas
estas condiciones cualquiera de las dos fases mineralógicas podría ser la primera
en formarse. Sin embargo, con respecto al euhedralismo Winter (2001) menciona
un aspecto importante que debería ser tomado en cuenta en este análisis, como
es la energía superficial de las caras factor determinante en la forma final que
adquieran los cristales, se ha comprobado que aquellos minerales con muy bajas
energías superficiales pueden formar cristales euhedrales aun estando en
contacto con otras fases mineralógicas, como por ejemplo, los apatitos y circones
73

 
siempre tienden a ser euhedrales y a estar incluidos en otros cristales, pero
comúnmente estos se forman durante estados tardíos de cristalización.
En el caso de las oxihornblendas, ellas debido a la energía superficial de sus
caras, tienen una tendencia marcada al euhedralismo por lo que este no es un
criterio confiable para establecer secuencia de cristalización. Entonces, teniendo
en cuenta que los piroxenos comúnmente se encuentran incluidos en las
oxihornblendas, se puede argumentar que los piroxenos se formaron previo a la
cristalización de las oxihornblendas.

Conclusiones a partir de la secuencia de cristalización.


Según lo descrito anteriormente se puede concluir que los piroxenos cristalizaron
primero que las plagioclasas y oxihornblendas; entre los piroxenos, se encontró
que los ortopiroxenos son los que se encuentran incluyendo las otras fases
mineralógicas, por lo que se podría postular que primero se formaron los
ortopiroxenos, seguido por los clinopiroxenos. Entre plagioclasas y oxihornblendas
no se encontro una relación clara que pudiera brindar datos sobre cual de las dos
se formo primero, así que se opto por seguir el orden de cristalización de Bowen,
en donde la plagioclasa, tipo labradorita cristaliza primero que la hornblenda (en
este caso oxihornblenda). De manera que el orden de cristalización seria el
siguiente: Ortopiroxeno, seguido de clinopiroxeno, a continuación plagioclasa tipo
labradorita y por último oxihornblenda.
Comparando con los datos de las lavas en bloque de composición andesítica del
período eruptivo 1991-1999 del volcán Colima (México) en Luhr (2002), se
encuentra que la asociación mineralógica es similar a la de las andesitas
porfiríticas objeto de este estudio: plagioclasa+ortopiroxeno+clinopiroxeno+
hornblenda+titanomagnetita; además de otras similitudes como la formación de
bordes de reacción en las hornblendas (oxihornblendas).
Luhr (2002), basado en la termometría del piroxeno según Wells (1977), para
dicha asociación mineralógica postula una temperatura experimental mínima de
950ºC, con presiones entre 600 y 1700 bares que equivalen a profundidades entre
2.3-6.6 Km. debajo de la cima del Volcán Colima, asumiendo unas densidades
magmáticas de 2.62 g/cm3.

74

 
9.2.3 Implicaciones de los aspectos petrográficos por el ascenso del magma
y el escape de volátiles
 

Bordes de reacción en hornblendas.


Browne et al, (2006), en su estudio sobre la influencia del ascenso del magma en
la textura, mineralogía y formación de los bordes de reacción en la hornblenda,
plantea que al ser la hornblenda un mineral hídrico (es decir al contener
aproximadamente el 2% de H2O en su estructura cristalina) y a pesar de formarse
en profundidad en la cámara magmática, tiende a volverse inestable y a
reaccionar con el fundido a medida que el magma empieza a ascender, (dado que
la concentración de agua decrece en condiciones de baja presión) y entonces si el
magma asciende a una tasa suficientemente lenta un borde de reacción de
minerales anhidros, como piroxeno, plagioclasa y óxidos de Fe-Ti puede
desarrollarse alrededor del cristal mientras éste se encuentre en contacto con el
fundido. Pero es necesario aclarar que dicho borde solo se forma cuando el cristal
se encuentra en contacto con el fundido y no cuando esta junto a otro cristal.
Son varios los factores que se interconectan en la formación de los bordes de
reacción, entre ellos la composición del fundido, la viscosidad, el contenido de
agua, la temperatura y la presión. El estudio de dichos bordes ha sido abordado
por muchos petrólogos, siendo los pioneros Rutherford y Hill (1993, en Browne et
al, 2006 y en Luhr, 2002), ellos se centraron en los bordes de reacción de las
hornblendas que hacen parte de las dacitas eruptadas por el Monte Santa Helena
en 1980 y se dedicaron a medir el espesor de los bordes con el fin de establecer la
tasa de reacción de las hornblendas y así determinar la tasa de ascenso del
magma de dicha erupción.
Es de esperarse entonces que a tasas de ascenso rápidas, los bordes de reacción
en hornblendas no se distingan o estén ausentes completamente, mientras que si
las tasas son relativamente lentas, los bordes tenderán hacer más gruesos. En
este aspecto la relación de la tasa de ascenso, con la viscosidad y el estilo
eruptivo final se puede plantear de manera más clara ya que una tasa de ascenso
lenta tiende a estar asociada con un fundido mucho más viscoso pero no
necesariamente implica un estilo eruptivo explosivo, esto debido que a medida que
asciende el magma lentamente los volátiles tienen mayores posibilidades de
escapar y entonces se producen erupciones efusivas que no por ello dejan de ser
viscosas, como por ejemplo de flujos de lava en bloque.
Los flujos de lava en bloque de composición andesítica del Volcán de Colima,
México, como se ha mencionado previamente, comparten características tanto
reológicas como petrográficas con los flujos de lava en bloque de igual
composición que hacen parte del Campo de Lavas de Tarapacá. Es por eso que a
continuación se citan los resultados del estudio realizado por Luhr (2002) para
este volcán, aplicando la teoría de Rutherford y Hill (1993) basada en los bordes
de reacción en hornblendas, donde dichos bordes presentan espesores promedio
de 20 a 25 μm y plantea tasas de ascenso entre 9-11 días a partir del momento
75

 
en que el magma alcanzo el campo de estabilidad de la hornblenda (1600 bares
aproximadamente), equivalente a una profundidad de 6.3 Km., asumiendo
densidades magmáticas de 2.62 g/cm3. Esto se traduce en una tasa de ascenso
magmática de 570-900 m/día.
En el caso de las oxihornblendas que hacen parte de las andesitas porfiríticas que
conforman el Campo de lavas de Tarapacá, el cálculo del espesor promedio de los
bordes, basado en estimación visual, arrojo datos en promedio de 0,2-0,25 mm.
(50-100 μm) en las muestras LR5, LR6, LR8 (ver figura 28 A y B) alcanzando un
máximo de 0,4 mm. (200 μm) en las muestras LR12.1 y LR12.2 (las más
occidentales, ver figura 28 C y D).
Estos espesores tan grandes en comparación con las muestras del Volcán Colima
se debe posiblemente a que estas fueron recolectadas aproximadamente a 3 Km.
de distancia del centro de emisión (vent), mientras que las del Campo de lavas de
Tarapacá se encuentran a una distancia aproximada de 25 Km., de su fuente
probable. Luhr (2002) contempla además la posibilidad de que los bordes de
reacción se formen de dos maneras, uno a medida que el magma asciende hasta
el cráter y otro durante el flujo del magma al interior de un canal de lava aislado
termalmente hasta alcanzar el termino del flujo. Entonces como los flujos del
Campo de lavas de Tarapacá recorrieron mucho más terreno, probablemente
confinados a un valle donde las condiciones de temperatura se mantuvieran
relativamente similares, los bordes de reacción en las hornblendas continuaron
formándose casi hasta el final de los flujos, y precisamente por esta razón las
muestras del sector más occidental, es decir, el más distal de la fuente, son las
que muestran los bordes más gruesos hasta invadir completamente el cristal (ver
figura 28-D).

Texturas de desequilibrio.
Aspectos como la mezcla de vidrios y los centros de reabsorción, sumados a los
bordes de reacción en las oxihornblendas, la textura cedazo y las zonaciones
relacionadas a las plagioclasas, son considerados para la mayoría de petrólogos
como indicadores de desequilibrio a nivel de la cámara magmática. Según
Calvache et al (1997), este desequilibrio se puede deber ya sea a la mezcla de
diferentes tipos de magmas, presión de agua variable, circulación de cristales
dentro de un reservorio de magma y/o diferentes composiciones de material
asimilado.
Nelson y Montana (1992) resaltan el papel de la descompresión y cambio en el
contenido de volátiles como responsable de las texturas de desequilibrio
particularmente en las plagioclasas; al igual que Reubi et al., 2002, quienes
argumentan que en determinados estados del sistema magmático las variaciones
en el contenido de volátiles y/o temperatura podrían representar un papel más
importante que la mezcla de magmas.

76

 
En el caso de los bordes de reacción de las oxihornblendas, se mencionó la
pérdida de volátiles como una consecuencia directa del lento ascenso del magma.
Dado que los flujos de lava objeto de este estudio, recorrieron una gran distancia,
siendo un fundido de composición andesítica la cual se esperaría que por su alta
viscosidad no viajara tanto, se puede concluir que la pérdida de volátiles jugo un
papel muy importante no solo en el avance de estos flujos, sino quizás también en
las texturas de desequilibrio observadas principalmente en las plagioclasas y en la
mezcla de vidrios en la muestra LR12.2.

77

 
10. GEOQUIMICA

Los análisis geoquímicos se realizaron para tres muestras (ver tabla 4), en los
laboratorios ACME en Vancouver, Canadá; con el objetivo de caracterizar los
flujos de lava que conforman el Campo de lavas de Tarapacá y posteriormente
comparar los resultados con los datos disponibles de flujos de lava producidos por
los volcanes más cercanos a la zona de estudio: el Volcán Nevado de Santa
Isabel y el Volcán Nevado del Ruiz.
Del Volcán Nevado de Santa Isabel solo se encontró la información de Núñez et
al., 1993, donde se caracterizan los flujos de lava en bloque más recientes del
denominado Complejo de Domos de Santa Isabel (entre 5700 y 3400 años AP.),
estos fueron recolectados en el sector sur del cráter y se relacionan con la
formación de la Laguna del Otún; comprenden tan solo Geoquímica de Óxidos
Mayores con el inconveniente adicional de que muchos de estos datos no son los
adecuados, es decir, no son los esperados para rocas de un ambiente de margen
continental activa (por ejemplo, valores de Al2O3 entre 2,7 y 5,5 wt%, y de MnO
entre 5,8 y 7,8 wt%) .
Los datos del Volcán Nevado del Ruiz se tomaron de Vatin-Pérignon et al., 1989,
quienes dividen los flujos de lava de este volcán en dos categorías principales,
lavas antiguas (Old Lavas, 1.8-1.0 Ma.), una de ellas recolectada en la zona de
influencia del Páramo de Santa Rosa y lavas recientes (Young Lavas, 0.8-0.6 Ma),
entre los que sobresale los flujos de lava en bloque de río Molinos. Se contaron
tanto con Geoquímica de Oxidos Mayores como de Elementos Traza y Tierras
Raras.
Lastimosamente no existen datos del Paramo de Santa Rosa ni de otros centros
de emisión en esta parte del Complejo Volcánico, lo que hace muy difícil poder
establecer relaciones claras entre el Campo de Lavas de Tarapacá con alguna
fuente probable y/o con un período de actividad eruptiva de tipo efusiva a nivel de
todo el Complejo. Por esta razón en este capítulo se presenta tan solo una
descripción general de la Geoquímica y algunas conclusiones producto de la
comparación de datos en especial los relacionados con el Volcán Nevado del Ruiz
el cual es uno de los edificios volcánicos mejor estudiados y por ende uno de los
que más información reúne.

78

 
10.1 DATOS

Los métodos analíticos tienen por objetivo la separación, identificación y


determinación de las cantidades relativas de los componentes que forman una
muestra de materia. Para los análisis de elementos mayores en roca total se
aplico el método de separación analítica denominado ICP-ES (espectrometría de
emisión con fuente plasma acoplado inductivamente), mientras que para los
elementos traza se aplico el ICP-MS (espectrometría de masas con fuente de
plasma acoplado inductivamente) ambos hacen parte de los métodos cuantitativos
de análisis basados en espectroscopia atómica, y en particular aquellos de
emisión atómica a partir de fuentes de plasma, en este caso una fuente
generadora de radiofrecuencia (o sea, el plasma acoplado inductivamente) que
puede ser en general de espectrometría de emisión, es decir, sensible a aspectos
como masa, carga, longitud de onda etc., o más específicamente espectrometría
de masas que mide la abundancia de los isótopos en una mezcla.
A continuación se presentan los análisis de roca total para elementos mayores
(recalculados al 100% en base a la liberación de volátiles) y elementos traza.
Tabla 5.

Tabla 5. Composición de roca total de las andesitas porfiríticas del Campo de lavas de Tarapacá,
óxidos mayores en porcentaje en peso (wt%) y elementos traza en partes por millón (ppm). FeO* =
Fe2O3/1.1113

LR5 LR6 LR12


SiO2 60,60 60,76 60,90
Al2O3 17,38 17,25 17,48
FeO* 5,35 5,42 5,26
MgO 3,01 2,98 2,85
CaO 5,37 5,60 5,51
Na2O 4,30 4,30 4,36
K2O 1,98 1,94 1,92
TiO2 0,77 0,76 0,76
P2O5 0,26 0,25 0,24
MnO 0,08 0,08 0,09
Cr2O3 0,01 0,01 0,01
TOTAL 99,71 99,96 99,99
Elementos Traza y REE
Ba 1098,2 1152,2 1102,1
Be 1 1 1
Co 13 13,9 14,7
Cs 2,2 2,3 2,2
Ga 20 19,7 20,3
Hf 3,6 3,6 4,1
79

 
Continuación…
Nb 6,1 5,8 6
Rb 50,5 48,3 49,4
Sn 1 1 1
Sr 592 598,3 594,5
Ta 1,3 0,3 0,4
Th 5,3 5,4 5,2
U 2,3 2,2 2,3
V 144 143 138
W 0,7 0,5 0,6
Zr 128,5 129 127,5
Y 19,2 23,2 17,8
La 19,8 21,7 18,2
Ce 38,5 41,1 39,3
Pr 5,38 5,71 4,88
Nd 21,4 23,7 19,8
Sm 4,3 4,7 3,9
Eu 1,19 1,27 1,14
Gd 3,8 4,14 3,45
Tb 0,66 0,71 0,61
Dy 3,08 3,41 2,87
Ho 0,59 0,68 0,56
Er 1,89 1,97 1,61
Tm 0,28 0,32 0,24
Yb 1,88 2,05 1,77
Lu 0,27 0,28 0,24

10.2 GEOQUÍMICA DE ÓXIDOS MAYORES


 

En general, observando los datos de la tabla 5, se puede identificar claramente la


similitud de los valores de los óxidos mayores y de elementos traza para las tres
muestras analizadas, confirmando de manera reiterativa la homogeneidad de los
flujos de lava que ya era evidente en los análisis macroscópicos y petrográficos.
Los flujos que conforman el Campo de lavas de Tarapacá, corresponden a
andesitas de la serie subalcalina, según el diagrama TAS (Le Maitre et al. 1989;
en Rollinson, 1998) que confronta valores de álcalis total (Na2O+K2O) versus sílice
(SiO2), y específicamente, dentro de esta serie corresponde a rocas de afinidad
calcoalcalina según el diagrama K2O versus SiO2 (Peccerillo y Taylor, 1976; en
Rollinson, 1998). Figura 34.

80

 
Figura 34. Diagramas de discriminación de series magmáticas donde se ilustra la relación entre las
rocas del Campo de lavas de Tarapacá con las lavas recientes del Nevado Santa Isabel y las lavas
antiguas y recientes del Nevado del Ruiz A. Diagrama TAS -Total álcalis vs. Sílice- para rocas
volcánicas (Le Maitre et al. 1989; en Rollinson, 1998). La subdivisión entre rocas de afinidad
alcalina y subalcalina es dada según Irvine y Baragar, 1971 (en Rollinson, 1998). B. Diagrama K2O
vs. Sílice para la subdivisión de series subalcalinas (Peccerillo y Taylor, 1976; en Rollinson, 1998).

Comparando con los flujos de lava de los Nevados Santa Isabel y Ruiz es evidente
el predominio de rocas de composición Andesítica y de afinidad subalcalina, en
particular en la subserie calcoalcalina, sin embargo, el alto contenido de álcalis
total en la mayoría de muestras del Nevado de Santa Isabel (lo que le otorga una
composición Traquiandesítica), marca una diferencia clara con el Campo de lavas
de Tarapacá probablemente relacionada con la diferencia de edades.

10.2.1 Diagramas Harker


 

Para los diagramas de variación Harker se hizo una selección de aquellos óxidos
mayores que no muestran anomalías en los datos del Volcán Nevado de Santa
Isabel, estos son FeO*, Na2O, CaO y K2O, figura 35. La nube verde encierra las
rocas con comportamiento similar a las andesitas del Campo de lavas de
Tarapacá y la nube amarilla muestra las discrepancias con el Volcán Nevado de
Santa Isabel.

81

 
Figura 35. Diagrama de variación Harker para óxidos mayores seleccionados (FeO, Na2O, CaO y
K2O) contra sílice (valores en porcentaje en peso).

Con respecto al contenido de FeO* se observa una tendencia negativa para todas
las muestras graficadas mientras que para el Na2O los valores se observan
dispersos, nótese la sutil diferencia entre las rocas del Campo de Lavas de
Tarapaca (y afines en la nube verde) y las rocas del Nevado de Santa Isabel
encerradas en la nube amarilla. Los contenido de CaO muestra también una
tendencia negativa (nótese la ausencia de datos del Volcán Nevado de Santa
Isabel) y por el contrario el K2O se muestra ligeramente positivo a medida que
avanza la diferenciación.
Las relaciones decrecientes en los contenidos de FeO* y CaO a medida que la
SiO2 aumenta, se pueden deber probablemente al fraccionamiento de minerales
máficos como piroxenos y óxidos de Fe-Ti. El K2O, muestra un comportamiento
positivo con respecto al aumento de SiO2, lo que puede implicar la participación
del K en las fases mineralógicas a medida que la sílice aumenta.
A pesar de que las diferencias no son muy claras, se puede establecer a nivel
general una mayor afinidad de las rocas del Campo de Lavas de Tarapacá con las
andesitas del Volcán Nevado del Ruiz, de edades entre 1.8 Ma y 0.6 Ma, a partir
de esto se puede postular una posible relación con este periodo eruptivo que al
82

 
parecer estuvo asociado a una gran actividad de tipo efusiva, sin que esto
implique que la fuente del Campo de Lavas de Tarapacá sea el edificio volcánico
que hoy se conoce como Volcán Nevado del Ruiz.

10.3 GEOQUÍMICA DE ELEMENTOS TRAZA Y REE

En esta sección se comparó el comportamiento de los elementos traza y REE, del


Campo de lavas de Tarapacá con los datos de las lavas antiguas y recientes del
Volcán Nevado del Ruiz con el fin de establecer una relación específica con
alguno de los dos periodos de actividad de dicho volcán. Desafortunadamente no
se encontraron datos geoquímicos de elementos traza para el Volcán Nevado de
Santa Isabel, por lo que no se pudieron establecer relaciones con el mismo.
En los diagramas de variación de elementos traza seleccionados en partes por
millón contra el contenido de SiO2 en porcentaje en peso (Figura 36), se puede
observar sutiles tendencias positivas en los contenidos de elementos
incompatibles (en la fase mineralógica) como Rb, Zr, Th y Ba, mientras que para
elementos compatibles como el Sr y el Yb no se observan variaciones
significativas en relación al aumento de SiO2. A pesar de esto, no es posible
relacionar directamente los flujos del Campo de Lavas de Tarapacá con las lavas
antiguas o recientes del Volcán Nevado del Ruiz.

10.3.1 Diagrama multielementos y de REE


 

La figura 37 muestra los diagramas de normalización a MORB y a Condrito para


los elementos de tierras raras donde para todas las muestras analizadas el
comportamiento es muy similar.
En los dos diagramas de normalización (tanto a MORB como a condrito) se
observa claramente un enriquecimiento en tierras raras ligeras, esto según
Davidson et al, 1988 (en Vatin-Perignon et al 1990) es una característica de la
serie calcoalcalina en una margen continental. Además se observan bajos
contenidos de Sr y caídas fuertes en Th, Nb y Ta; este comportamiento del Sr
probablemente resulta de la cristalización fraccional de la plagioclasa a partir de
fundidos más básicos, así como una caída en Th y Rb, combinada con una en Nb-
Ta puede sugerir la contaminación de un magma por rocas continentales inferiores
(Wilson, 1989).
Con respecto a la relación La/Lu, tenemos que para el Campo de Lavas de
Tarapacá esta es de 75,33; mientras que para las lavas antiguas es de 85,03 y
para las recientes es de 105,67.
83

 
Figura 36. Diagrama de variación entre elementos traza seleccionados (Rb, Sr, Zr, Th, Ba e Yb)
(valores en partes por millón) y el contenido de SiO2 (valores en porcentaje en peso)

84

 
Figura 37. Diagramas de normalización a MORB (valores según Pearce 1983, en Rollinson 1998)
y Condrito (valores según Sun and McDonough 1992, en Winter 2002)

85

 
11. EVOLUCIÓN

11.1 ASPECTOS ESTRATIGRÁFICOS

En lo que se refiere a las relaciones estratigráficas, como se menciono


anteriormente, queda claro que los flujos de lava se encuentran suprayaciendo
discordantemente las unidades litodémicas aflorantes en la zona de estudio (ver
anexo 1), las cuales de oeste a este son: el Complejo Arquía, el Cuerpo Gabro
Diorítico de Santa Rosa y el Complejo Quebradagrande; además de los Depósitos
Volcaniclásticos que se presentan en la parte media de la zona (ver anexo 1).
Estos últimos son posiblemente correlacionables con las secuencias
volcaniclásticas descritas por Borrero et al (1993), que fueron depositadas desde
el Mioceno Tardío al Pleistoceno y son asociadas a la orogenia Andina, la cual, en
el área del Viejo Caldas produjo un volcanismo explosivo (flujos piroclásticos, de
escombros, lahares, lluvias plinianas etc.) de características andesíticas-dacíticas
relacionadas a la actividad del Complejo Volcánico Ruiz-Tolima.
Este aspecto en particular, nos lleva a pensar que la edad de los flujos de lava que
conforman el Campo de Lavas de Tarapacá, es inferior a 1 Ma, edad que se le a
asignado a las secuencias volcaniclásticas denominadas Formaciones Manizales,
Casabianca y más cerca al área, Armenia esta ultima de edad Plio-Pleistoceno
localizada en los departamentos de Quindío y Risaralda (Borrero et al., 1993).

11.2 ASPECTO DE LA ROCA

Previamente se mencionó el fuerte control tectónico que impera en la zona de


estudio, control que no solo domina la disposición de las unidades litodémicas sino
que a su vez le imprime a las mismas una mayor predisposición ante los procesos
de meteorización. Incluso los Depósitos Volcaniclásticos que son mas recientes en
comparación con las unidades infrayacentes, muestran también alteraciones y
efectos de actividad tectónica.
En contraste, las rocas del Campo de Lavas de Tarapacá se observan muy
frescas con escasas superficies afectadas por procesos de bioturbación y
prácticamente no afectadas por los procesos tectónicos de la zona. Tal grado de
conservación de la roca en una zona tan activa tectónicamente y bajo condiciones
climáticas intensas, sirve para postular que la edad de emplazamiento de los flujos
de lava corresponde a una edad relativamente reciente.
86

 
11.3 EDAD RELATIVA

Con respecto a la actividad que dio origen a los flujos de lava que conforman el
Campo de lavas de Tarapacá, no solo sorprende la cantidad de material extruido,
o la distancia que alcanzaron los flujos, sino también es de resaltar lo reciente de
dicha actividad, pues tanto aspectos estratigráficos como de la naturaleza misma
de la roca respaldan la hipótesis de una edad de emplazamiento menor a 1 Ma.

11.4 SECUENCIA DE EMPLAZAMIENTO

El área de estudio se encuentra enmarcada como ya se vislumbro previamente en


la zona de influencia de la actividad volcánica, en el centro del país, la actividad de
este cinturón volcánico denominado Ruiz-Tolima por sus respectivos extremos
norte y sur, se caracteriza por la producción de flujos piroclásticos, flujos de
escombros y flujos de lava, que suelen rellenar uno tras otro los valles de los ríos
cordilleranos, formando secuencias volcánicas que caracterizan la estratigrafía de
las estribaciones de la cordillera central.
Los flujos del Campo de lavas de Tarapacá, hacen parte de esa actividad efusiva y
como vimos en el apartado previo, su edad es relativamente reciente lo que facilita
el desarrollo de la reconstrucción evolutiva del emplazamiento de los mismos.
Figura 38.

 
Figura 38. Modelo de elevación digital del área de estudio. Campo de lavas de Tarapacá en color
rojo. La flecha señala hacia el Norte.

87

 
11.2.1 Pre-actividad

Mucho antes de que se diera inicio a la actividad que originó los flujos de lava, aun
cuando los depósitos volcaniclásticos no habían sido depositados, en la zona de
estudio la estratigrafía local estaba conformada por el basamento cretácico. Las
cuencas de los ríos San Eugenio y Campoalegre ancestral formaban valles
profundos en medio de las unidades litodémicas aflorantes. Figura 39.

Figura 39. Esquema en el sector sur oriental de la zona de estudio antes del inicio de la actividad
volcánica. Nótese los valles profundos con vertientes empinadas. La flecha indica el norte.

11.2.2 Inicio de la actividad volcánica

La orogenia Andina asociada a la actividad volcaniclástica iniciada desde el


Mioceno Tardío al Pleistoceno (Borrero et al, 1993), en la zona de estudio se ve
reflejada en el emplazamiento de varios depósitos volcaniclásticos que rellenaron
los valles de los ríos San Eugenio y Campoalegre ancestral, además de
quebradas y drenajes afines que descendían del eje cordillerano. Estos depósitos
volcaniclásticos en el área de Santa Rosa de Cabal cubren un área extensa
88

 
alcanzando espesores considerables en una escala de tiempo amplia en la que
probablemente se presentaron episodios de no actividad volcánica intercalados
con depósitos volcaniclásticos. Figura 40.

Figura 40. Depositación de los Flujos Volcaniclásticos rellenando las cuencas y suavizando la
topografía.

Al cesar la actividad volcánica, estos mismos depósitos fueron erosionados e


incisados por los drenajes principales formando de nuevo cañones profundos que
serian posteriormente rellenos por los flujos de lava que conforman el Campo de
lavas de Tarapacá. Figura 41.

11.2.2 Emplazamiento de los Flujos de lava


 

Hace menos de 1 Ma, la actividad volcánica finalizo con un periodo efusivo,


relacionado a la actividad del Complejo Volcánico Ruiz-Tolima. Los flujos de lava
al parecer estuvieron confinados al valle del río Campoalegre ancestral, ocupando
un área en promedio de 1 Km. de ancho, pero al llegar a la altura de la vereda
Guacas (ver anexo 1), se observa un aumento casi del doble del área pero sin una
disminución significativa en el espesor; siendo esta la parte mas distal se
esperaría que los flujos se expandieran de tal manera que el espesor fuera
disminuyendo hasta formar delgadas capas. Sin embargo, en el sector más distal,
89

 
los flujos de lava siguen conservando un espesor en promedio de 100 m. esto
puede deberse a que al salir del valle los flujos se expanden un poco pero
encuentran en el cerro San Juan (un posible paleoalto de Arquía) y probablemente
en el río San Eugenio una barrera natural que hace que se apilen uno sobre otro
alcanzando tal espesor.
 

 
Figura 41. Erosión de los flujos Volcaniclásticos e insición de los valles.

En el sector de Tarapacá-El Jazmín, el apilamiento de los flujos y las


características reológicas de las lavas andesíticas, producen que los primeros
flujos se conviertan a su vez en obstáculos para los flujos posteriores de manera
que se presenten represamientos que implican cambios en la disposición normal
de los mismos, provocando perturbaciones en la formación de las estructuras
internas como en el caso de las entabladuras en las uniones columnares y
aparentes volcamientos de los frentes de flujo de lava en bloque. Mas alla de la
zona de trabajo en dirección hacia el eje de la cordillera se empiezan a observar
geoformas a manera de escalones, que representan el retroceso de los flujos de
lava mas recientes que los flujos objeto de este estudio; considerados los que más
avanzaron y por ende los más lejanos del Complejo Volcánico hasta ahora
reportados. Figuras 42 y 43.

90

 
Figura 42. Depositación inicial de los flujos de lava.

Figura 43. Apilamiento de los flujos de lava posteriores.

91

 
Actualmente los ríos Campoalegre y Campoalegrito que drenan sus aguas desde
lo alto de la cordillera, continúan la actividad erosiva incisando los flujos de lavas y
formando de esta manera valles profundos y estrechos como en el sector El Obito
(ver anexo 1) Figura 44.

Figura 44. Situación actual de la zona de estudio en el sector suroriental.

92

 
CONCLUSIONES

En la zona de estudio, los flujos de lava que conforman el Campo de Lavas de


Tarapacá cubren un área de 11,7 Km2, con un espesor promedio de 0.1 Km., de
manera que se obtiene un volumen de 1,17 * 109 m3. Estos flujos se consideran
producto de la actividad efusiva reciente del Complejo Volcánico Ruíz-Tolima.
Extendiendo el cálculo hasta el eje volcánico se obtiene un volumén en exceso de
5,0 * 109 m3. Tal volumen se considera producto de varias erupciones en un
período considerable de tiempo (entre 60-100 años).
Los flujos se presentan de manera masiva y en bloque. Los flujos de lava en
bloque se caracterizan por presentar una superficie escoriácea con fragmentos
angulares de tamaños entre 10 y 30 cm en una matriz vítrea, altamente vesiculada
y de baja densidad. Al interior, los flujos pueden contener estructuras como
uniones columnares y en rampa. Las uniones columnares poseen superficies de 5,
4 y 3 lados, con diámetros entre 10 y 30 cm., las direcciones de buzamiento son
muy cambiantes, debido probablemente a perturbaciones en el medio como por
ejemplo represamientos y/o volcamientos, esto correspondería a la entabladura,
es decir a la parte media del perfil idealizado para uniones columnares según
Winter (2001). Las estructuras en rampa se caracterizan por láminas de 5-10 cm.
de espesor que se encuentran dobladas hacia arriba.
Petrográficamente los flujos de lava se clasifican como una Andesita Porfírítca,
con una asociación mineralógica de Plagioclasa + Ortopiroxeno + Clinopiroxeno +
Oxihornblenda, además de minerales accesorios, fragmentos líticos accidentales y
autolitos máficos. El estudio de las texturas y las relaciones de inclusión entre las
fases mineralógicas permite establecer la siguiente secuencia de cristalización:
Ortopiroxeno → Clinopiroxeno → Plagioclasa tipo labradorita → Oxihornblenda.
Los bordes de reacción en las oxihornblendas y las texturas de desequilibrio en
las plagioclasas (textura sieve o cedazo) así como los centros de reabsorción en
las principales fases mineralógicas, se creen consecuencias del escape de
volátiles producto del lento ascenso del magma. Este escape de volátiles facilita
además el avance de los flujos de lava, los cuales se consideran que desde la
fuente estuvieron confinados a valles profundos de manera que algunas
propiedades del fundido se conservaron durante gran parte del trayecto recorrido,
siendo consecuencia de esto que en la parte más occidental de los flujos (la parte
más distal) los espesores de los bordes de reacción en las oxihornblendas sean
los mayores de toda la zona de estudio.
Los flujos que conforman el Campo de lavas de Tarapacá, corresponden a
Andesitas de la serie subalcalina, específicamente de afinidad calcoalcalina. Los
diagramas de multielementos y de REE muestran patrones típicos de series
93

 
calcoalcalinas en márgenes continentales. Comparando con flujos recientes del
Volcán Nevado Santa Isabel, y flujos tanto recientes como antiguos del Volcán
Nevado del Ruiz, se encuentra mayor afinidad con los últimos, sin embargo no
existen suficientes y claras similitudes geoquímicas que permitan establecer a que
período eruptivo y mucho menos a que fuente en particular se pueden asociar los
flujos de lava objeto de este estudio.
Las relaciones estratigráficas de la zona de estudio, permiten establecer que al
encontrarse el Campo de lavas de Tarapacá suprayaciendo discordantemente los
depósitos volcaniclásticos (para los cuales se estima un período de
emplazamiento entre el Mioceno Tardío al Pleistoceno), la edad relativa de estos
debe ser inferior a 1 Ma.
Se recomienda que estudios posteriores se concentren en la parte media del
Complejo Volcánico Ruiz-Tolima, analizando petrográfica y geoquímicamente los
productos volcánicos principalmente del Nevado de Santa Isabel y del Páramo de
Santa Rosa, de los cuales no se tienen datos que permitan determinar una
correlación directa con el Campo de Lavas de Tarapacá a pesar de su cercanía.

94

 
BIBLIOGRAFÍA

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