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Un repaso de los últimos años de la historia de los conceptos niñez/adolescencia permite apreciar correspondencias y
tensiones en los discursos que construyen su representación en el imaginario social.
Saberes y prácticas se entrecruzan e imprimen matices diferentes a los términos. Los términos menor y niñez/adolescencia
guardan una relación directa con dos paradigmas epocales diferentes.
Sujeto y psicoanálisis
Desde una tópica pre-freudiana, a partir de cogito cartesiano, el yo piensa y no duda de su propia existencia por la
conciencia del pensar. Yo (sujeto/consiente/cognoscente) toma existencia, y en ese nivel se ubica el sujeto.
Con Freud -el pensamiento inconsciente y las tópicas- habrá un giro en las relaciones entre el pensar, la consciencia y el yo.
Con la llegada del PSA, el sujeto queda del lado del pensamiento inconsciente. Al introducir sujeto del inconsciente, el Psa
se abre a la cuestión de las relaciones que el término guarda con el deseo. El sujeto es sujeto de deseo inconsciente. El ICC
es más bien algo vivo, susceptible de desarrollo, y mantiene con el PRCC toda una serie de relaciones. Esta idea de movilidad
acompaña al concepto de sujeto. Sujeto psíquico es actividad de intercambios entre los sistemas de la organización del
aparato psíquico, pero también, intercambio con el medio, con la cultura.
Sujeto e historización
➢ Destacamos los aportes de Lacan, ya que traza diferencias entre sujeto y yo. El yo forma parte del orden
imaginario, el sujeto es parte del orden simbólico.
➢ Piera Aulagnier propone un modelo de aparato psíquico complejizado y otorga nuevas funciones al yo, entre las
cuales destaca la de historización.
“La función del yo como constructor de una historia libidinal de la que extrae causas que le hacen parecer cohabitar el
mundo exterior. Es una necesidad de su funcionamiento anclar una historia que sustituye un tiempo vivido y perdido. Esta
función de historiador es propia del yo. Es una necesidad de su funcionamiento situarse y anclar en una historia q sustituye
un tiempo vivido y perdido por la versión q el sujeto se procura merced a su reconstrucción de las causas q lo hicieron ser,
q dan razón de su presente y hacen pensable e investible un eventual futuro”.
➢ Winnicott destaca, con relación a la inmadurez adolescente, que “lo único que la cura es el paso del tiempo”. El
paso del tiempo no como quien dice “ya va a crecer y madurar” sino del paso del tiempo por el aparato psíquico, la marca
que el paso del tiempo deja en el psiquismo, su inscripción. La inscripción psíquica de la temporalidad como “cura”. Nos
referimos a la inscripción de lo pasado, lo vivido como perdido, el paso del tiempo como límite. La inscripción del presente
como fugacidad, como algo q tiene fin, q no dura siempre y, a la vez, la necesidad de construir un porvenir, entonces es
cuando la adolescencia se liga a la juventud. Inscripción subjetiva del tiempo, subjetivación de la temporalidad.
En ese periodo resuenan frases 1 características q aluden a no tolerar más la pérdida de tiempo. El yo requiere de inscribir
y dar continuidad a su existencia a través del paso del tiempo. Ahí la subjetividad trabaja, inscribiendo tiempo e hilando
entre pasado, genealogía y proyecto identificatorio. Subjetividad es historización en varios sentidos:
1) En la medida que produce la categoría tiempo
2) Produce con la historia, la genealogía y el devenir como proyectos
3) Produce en y con el contexto histórico y la cultura contemporánea. Producción subjetiva es movimiento articulado con
las marcas de la época.
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trabajo. Hablar de cuerpo erógeno en psicoanálisis implica hablar de cuerpo (erógeno), del yo y de su imagen. ¿Qué
trabajo le compete al sujeto en estas relaciones entre el cuerpo (erógeno), sus transformaciones, su imagen y el yo?
Entonces, la función del sujeto es trabajo de integración. Integración
De:
1) Un trabajo de integración psicosomática. El crecimiento corporal impone al psiquismo una ligazón constante entre
la proyección de la imagen del cuerpo, la propia mirada, las sensaciones corporales y la mirada del otro.
2) Un trabajo de integración en relación a la fantasía correlativa del crecimiento. Integración amor-odio por la
destructividad implica crecer.
3) Un trabajo de integración del aparato en cuanto a la fantasía ICC, aun hundiendo sus raíces en lo corporal,
tocando lo originario, será territorio exclusivo de la otra escena y, por lo tanto, escena del juego.
El cuerpo respeta una cronología y depende del medio para que esto se posibilite y estimule. La maduración neurológica y
endocrinológica, de la motricidad, etc. requiere para su funcionamiento normal, años de maduración. Además, requieren
de intercambios (con el medio ambiente) e intervenciones de las funciones parentales.
Así cuerpo (erógeno), el psiquismo y las funciones paralelas se van constituyendo, articulando, entrelazados.
Cuando todo transcurre por los carriles de la salud (es decir, si no hay patología grave o fracasos importantes en su
organización), todo el aparato esta en intercambio en sus procesos de constitución, organización y reorganización, desde
los inicios de la vida pasando por la pubertad-adolescencia y más allá de la misma.
Mojones en la constitución del aparato psíquico:
1) Proceso originario, (Aulagnier) que pone en marcha la actividad psíquica en relación con las primeras inscripciones
corporales, pictogramas. (Primeros meses de vida).
2) Luego, el proceso primario con la constitución de lo ICC. Poco tiempo después se pone en funcionamiento el
proceso secundario y la constitución del yo. (Durante el 1er año)
3) El estadio del espejo y la constitución del yo como funciones que comienzan a instalarse entre el 8vo mes y el 1er
año de vida, y por lo cual se vuelve a pasar con las transformaciones de la pubertad (en torno a los 13-15 años) con las
transformaciones del cuerpo puberal.
4) El superyó con sus imperativos categóricos que son herencia del complejo de Edipo (desde los 3-4 años) hasta su
sepultamiento (entre los 7-9 años). Su revisita con el nuevo cuerpo puberal, la exploración del cuerpo propio y el ajeno en
general y primero por un período homosexual entre los 10-11 hasta los 14-15 años, y a partir de los 15-17 en adelante,
ampliando diferencias genitales.
5) Las transformaciones del yo ideal en ideal del yo propias del adolescente muchos más difusas en cuanto a su
ubicación en la cronología del desarrollo.
Dichas fases del desarrollo no evolucionan unidireccionalmente, se producen con progresiones y regresiones. No
tienen fechas fijas y, además de las variaciones individuales, familiares y epocales, están las de género, sociales,
culturales. Por lo tanto, no son momentos “naturales” fijos provocados por el desarrollo.
El nexo entre la cronología del desarrollo y la función que esta cumple en el psiquismo está dado por el trabajo de la
subjetividad.
Sujeto es un sistema que no se corresponde directamente con la edad, no es ni pequeño ni grande.
La estructuración psíquica en el niño/adolescente depende (relativamente) de su desarrollo corporal, como también de
los sentidos diversos que provienen del Otro familiar. El yo pendiente del crecimiento está tomado desde los inicios por la
búsqueda alienada y, más tarde, por la transformación de las identificaciones que lo modelan.
Si bien pendiente del cuerpo, de lo parental, del medio ambiente, no quiere esto decir determinado por alguna de estas
instancias. Falta aún el producto de un trabajo combinatorio, personal; trabajo q es potencial despliegue de una
capacidad q lleva al sujeto, sobre todo en la niñez/adolescencia “de una dependencia absoluta a una dependencia
relativa”, y como agregado nuestro, hacia una relativa independencia.
Subjetividad y adolescencia:
La adolescencia implica una crisis de identidad. Lo propio del sujeto en la adolescencia es crear sentidos que enriquezcan
al yo, en un juego de identificaciones-desidentificaciones. La adolescencia transcurre en lúdica adquisición de nuevas
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identificaciones y cancelaciones de otras caducadas, obsoletas. Cuando este juego es obstaculizado, vemos el alto precio
pagado por el niño/adolescente por su alienación con el otro, con la fijeza de identificaciones reactivas y/o defensivas.
La pregunta ¿quién soy?, signo de q existen procesos adolescentes en marcha, se refiere a las identificaciones q habitan
al yo y q comienzan a estar cuestionadas por el sujeto. El yo no es el sujeto, aunque se produce y se anida en el yo:
Producción de subjetividad es la acción de sentido, se significar y poner una marca de origen (firmar) un proceso de
metabolización. Dar un sentido personal. La subjetividad es materia psíquica viviente que se produce en el intercambio
entre otros sistemas (intrapsíquico), por el intercambio con los otros (intersubjetivo), por el intercambio con el medio
(transubjetivo). Mientras hay vida, hay vida psíquica y consecuentemente posibilidad de producción subjetiva.
Si uno de los trabajos del adolescente consiste en hacer caer identificaciones inconscientes, parentales infantiles, donde
ellos eran garantes, donde ellos estaban, donde el Otro investía los objetos privilegiados de su deseo, yo debo advenir.
Ellos, ¿Quiénes? Ahí la adolescencia transita por su auto-afirmación. Sujeto es autoafirmación, auto organización,
autonomía, pero en red. La producción de subjetividad esta en-red (ada) con el cuerpo, con la historia, con el medio, con
la cultura, con la genealogía. No determinada ni fijada de antemano por la cronología del desarrollo, como no fijada
(aunque no sin) el deseo del Otro. Donde ello(s) eran, donde ello estaba, con mediación del Otro, de los Otro(s), debo
devenir yo sujeto.
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de 11 años es abrasado por una sorprendente llamarada hormonal. La pubertad designa justamente el periodo en
el que se desarrollan los órganos genitales, aparecen signos distintivos del cuerpo del hombre y de la mujer, y se
produce un impresionante crecimiento de altura así como una modificación sensible de las formas anatómicas.
Biológicamente hablando, la adolescencia es sinónimo del advenimiento de un cuerpo maduro, sexuado,
susceptible de procrear.
● En cuanto a lo sociológico, el vocablo “adolescencia” abarca el periodo de transición entre la dependencia infantil
y la emancipación del joven adulto. En nuestra sociedad los jóvenes conquistan su autonomía muy tardíamente,
dados la extensión de los estudios y el desempleo masivo, factores que mantienen la dependencia material y
afectiva del adolescente respecto de su familia. Un adulto joven de cada dos sigue viviendo en el domicilio de los
padres a los 23 años, gozando no sólo del techo por tiempos cada vez más prolongados, sino también de su sostén
económico que, muy a menudo, se extiende incluso más allá. Puede afirmarse que la pubertad signa su entrada
hacia los 11 o 12 años, mientras q la emancipación puntúa su salida alrededor de los 25 años.
● Punto de vista psicoanalítico: el joven de hoy es un ser trastornado que, alternativamente, se precipita alegre hacia
delante en la vida, luego de pronto se detiene, agobiado, vacío de esperanza, para volver a arrancar
inmediatamente llevado por el fuego de la acción. Todo en él son contrastes y contradicciones. Puede estar rebelde
como conformista, intransigente y decepcionado; en un momento entusiasta y de golpe inactivo y desmoralizado.
A veces, es muy individualista y exhibe una vanidad desmesurada o, por el contrario, no se quiere, se siente poca
cosa y duda de todo. Los únicos ideales a los que adhiere son los ideales de su grupo de amigos. A sus padres les
manifiesta sentimientos que son la inversa de lo que siente realmente por ellos: los desprecia y les grita su odio,
mientras que el niño que subsiste en el fondo los ama con ternura. El impulso creador del adolescente:
El adolescente, sin ninguna duda, es un ser que sufre, exaspera a los suyos y se siente sofocado por ellos, pero es, sobre
todo, el que asiste a la eclosión de su propio pensamiento y al nacimiento de una fuerza nueva; una fuerza viva sin la cual
en la edad adulta ninguna obra podría llevarse a cabo. Todo lo que construimos hoy está erigido con la energía y la
inocencia del adolescente que sobrevive en nosotros. La adolescencia es una de las fases más fecundas de nuestra
existencia. El cuerpo se acerca a la morfología adulta y se vuelve capaz de procrear; por otro lado, la mente se inflama por
grandes causas, aprende a concentrarse en un problema abstracto, a discernir lo esencial de una situación, a anticipar las
dificultades eventuales y a expandirse ganando espacios desconocidos. El adolescente conquista el espacio intelectual con
el descubrimiento de nuevos intereses culturales; conquista el espacio afectivo con el descubrimiento de nuevas maneras
de vivir emociones que ya conocía, pero q nunca antes había experimentado de esa manera; y por último, conquista el
espacio social al descubrir, más allá del círculo familiar y del escolar, el universo de los seres humanos en toda su diversidad.
Ante la creciente importancia que la sociedad reviste ahora en su vida, comprende muy pronto que nada puede surgir de
una acción solitaria. Nos damos cuenta de cuan vital es el otro biológica, afectiva y socialmente para cada uno de nosotros,
cuanta necesidad tenemos del otro para ser nosotros mismos.
La mayor parte del tiempo, lo que se presenta ante nosotros es un adolescente en estado de desasosiego; un joven al que
le cuesta expresar su malestar con palabras. No sabe o no puede verbalizar el sufrimiento difuso que lo invade y es a
nosotros, adultos, a quienes nos compete soplarle las palabras que le faltan, traducirle el mal-estar que siente y que habría
expresado el mismo si hubiera sabido reconocerlo.
El adolescente no siempre sabe hablar de lo que siente pq no sabe identificar bien lo que siente. Si el adolescente no habla
no es pq no quiere comunicar, sino pq no sabe identificar lo que siente, y mucho menos verbalizarlo. Se ve lanzado a actuar
más que a hablar y que su mal-estar se traduce más por medio de los actos que de las palabras. Su sufrimiento,
inconsciente, está más expresado mediante comportamientos impulsivos que conscientemente vivido y puesto en palabras.
El sufrimiento inconsciente del adolescente puede manifestarse de tres maneras diferentes:
- por medio de una neurosis de crecimiento (sufrimiento icc moderado): La adolescencia es una neurosis sana,
necesaria para volverse adulto.
- por medio de comportamientos peligrosos (sufrimiento icc intenso): Estos comportamientos peligrosos son
interpretados como la puesta en acto de un sufrimiento inconsciente. Por ejemplo: comportamientos depresivos,
aislamiento, intentos de suicidio y suicidio, adicciones, consumo de drogas duras, alcoholismo, pornografía invasiva,
anorexia y bulimia, distanciamiento escolar y ausentismo, vandalismo, violencia contra los otros y contra sí mismo,
ciberdependencia y uso abusivo de chats.
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- por medio de perturbaciones mentales (sufrimiento icc extremo): Perturbaciones mentales, principalmente la
esquizofrenia, los TOC, las fobias, la depresión, los desórdenes alimentarios crónicos y las perversiones sexuales, que
revelan un sufrimiento inconsciente.
1.(Las dos neurosis) Nasio dice que, para crecer, nos hemos visto obligados a soportar dos neurosis: la primera entre los
tres y seis años, una neurosis infantil durante el Edipo; y más tarde, la segunda entre los once y dieciocho años, una neurosis
juvenil durante la adolescencia. Estas dos neurosis de crecimiento son neurosis sanas porque son pasajeras y se resuelven
por sí mismas.
La adolescencia es un duelo de la infancia: el joven debe perder a la vez su universo de niño, conservar en sí mismo sus
sensaciones y emociones infantiles, y conquistar la edad adulta.
2.(Duelo-renacimiento Perder-conquistar-conservar) El segundo aspecto del abordaje psicoanalítico entiende el
periodo de la adolescencia como un lento y doloroso proceso de duelo y renacimiento. Detrás de los comportamientos
angustiados, tristes o rebeldes del adolescente neurótico, se esconde en lo más profundo de él un lento, doloroso y sordo
trabajo interior de alejamiento progresivo del niño que ha sido, pero también de construcción igualmente progresiva del
adulto por venir.
El adolescente debe perder, conservar y conquistar a la vez: perder el cuerpo de niño universo familiar en el cual creció;
conservar todo lo que sintió, percibió, quiso desde su primer despertar, en particular su inocencia de niño; y conquistar
finalmente la edad adulta.
El duelo es un tiempo, tiempo que hace falta para aceptar vivir con la ausencia definitiva de aquel a quien amamos y
que acabamos de perder. Aceptar vivir con la ausencia significa, de hecho, aprender a amar de otro modo a aquel que ya
nunca más volverá a estar, aprender a quererlo de otra manera que cuando estaba vivo.
No es fácil para un adolescente amar al niño que hay en él, de hecho, tiene horror a sentirse tratado como un niño porque
eso sería un signo de debilidad, por eso rechaza todo lo que de su infancia vuelve en él. Pero sólo podrá crecer asumiendo,
lo quiera o no, su infancia pasada. Para hacernos adultos, felices de serlo, aún necesitamos amar al niño que hemos sido.
El pasado infantil resurge en la vida concreta del joven sin que él sea consciente de ello. Al amar a una pareja de la misma
edad, al descubrir un país desconocido, al crear una cuenta en fb o al reírse con los amigos, el joven de hoy revive sin
saberlo la ternura y la sensualidad del primer amor que de pequeño sintió por su madre, la sorpresa de sus primeros
descubrimientos, la pasión de sus primeros juegos infantiles.
Para dejar atrás la infancia el adolescente debe volver a ella sin cesar y sin cesar revivirla en la frescura de los nuevos
encuentros. Cada retorno al pasado marca un paso hacia delante.
3.(Salida de la adolescencia 2 indicadores de la madurez afectiva : jugar como un niño siendo adulto y mostrarse
obediente . Indicador social: no depender más de los padres económicamente) Sin ignorar que ser adulto es más un ideal
inalcanzable que un estado bien definido, reconocemos, empero, dos indicadores de madurez afectiva que muestran que
el adolescente ha abandonado la adolescencia, ya no vive bajo la presión del superyó asfixiante y, por consiguiente, se ha
vuelto más conciliador consigo mismo y con el mundo. Primero, el joven adulto ya no se avergüenza de jugar como un
niño; ha comprendido intuitivamente que ser un hombre o una mujer es permitirse regresar a la infancia cuando se
quiere y como se quiere, sin por ello sentirse rebajado. Y el segundo indicador es que ya no le molesta mostrarse
obediente frente a la autoridad. Puede responder a las órdenes de un superior jerárquico o plegarse a una disciplina sin
sentirse indigno.
Creer que es ridículo mostrarse niño o creer que es humillante obedecer son susceptibilidades que revelan que el joven
adulto no terminó de atravesar su pasaje adolescente; sigue habitado por el miedo histérico e infantil a ser humillado.
Entonces, dos principales indicadores de madurez afectiva: ser adulto es vivir sin temor de jugar como un niño y sin
vergüenza de mostrarse obediente. Seguramente hay muchos indicadores más, además del indicador social de cuando
ya no es dependiente económicamente de sus padres. Nasio piensa tres indicadores psíquicos elocuentes: ser apto para
reconocer las propias imperfecciones y aceptarse tal como se es; estar cómodo consigo mismo y, por ende, disponible con
los otros; y, haber aprendido a amar al prójimo y a amarse a sí mismo de otra manera que cuando se era un niño. Las
crisis de la adolescencia tienen lugar las más de las veces entre los doce y dieciséis años, durante los primeros años del
secundario. El indicio más evidente del surgimiento de una crisis es un cambio brutal de la conducta habitual en el
adolescente. En general, el adolescente en crisis es un adolescente desescolarizado desde hace más de dos meses,
desocupado, a veces suicida, con frecuencia encerrado en su cuarto, obnubilado por la computadora, o en el otro extremo,
vagando por la calle. No es lo mismo hablar de crisis de la adolescencia, que de un adolescente en crisis.
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RESUMIDO ¿CÓMO ACTUAR CON UN ADOLESCENTE DIFÍCIL? NASIO:
El PSA entiende el periodo de la adolescencia como un lento y doloroso proceso de duelo y renacimiento. Así se muestra
un trabajo interior de alejamiento progresivo del niño qué ha sido, pero también de construcción igualmente progresiva
del adulto por venir. Estamos en presencia de un yo sereno resuelto a perder y a crecer regenerándose paso a paso en un
movimiento de vaivén entre el presente y el pasado.
El adolescente debe perder conservar y conquistar a la vez. Perder el cuerpo de niño y el universo familiar en el cual creció;
Conservar todo lo que sintió, percibió y quiso desde su primer despertar, en particular su inocencia de niño, y Conquistar
finalmente la edad adulta.
Así el adolescente debe aprender lenta y penosamente a desligarse del niño viviente que ha sido y del universo familiar
que fue el suyo, para ligarse poco a poco al recuerdo de su infancia. Sólo podrá crecer asumiendo, lo quiera o no, su
infancia pasada. En el fondo, en un adolescente el duelo de su infancia es ante todo un cambio imperceptible en la manera
de amarte así mismo.
El pasado infantil resurge en la vida concreta y actual del joven sin que éste se dé cuenta de ello. ¿Qué es lo que vuelve
del pasado lejano? Son los recuerdos conscientes de las escenas decisivas de la infancia y la oleada de sensaciones y de
sentimientos que resurgen en el centro de una emoción presente. El Adolescente, y más tarde el adulto pierden su infancia
real, pero conservan vivaz su recuerdo.
¿Por qué el duelo de la infancia es tan lento y progresivo? Porque para dejar atrás la infancia el adolescente debe volver a
ella sin cesar y sin cesar revivirla en la frescura de los nuevos encuentros. Por lo tanto, el joven avanza gradualmente hacia
su madurez recordando el pasado innumerables veces, y dejándolo volver en acto una y otra vez. Cada retorno al pasado
marca un paso hacia adelante dando lugar a un micro-nacimiento.
El duelo de la infancia es un vaivén entre el presente y el pasado, un movimiento que avanza por retroceso sucesivos al
pasado infantil y por resurgimientos sucesivos de ese pasado en el presente. No hay progreso continuo, sólo hay
nacimientos sucesivos.
Principales signos que dan cuenta del final de la adolescente y de la entrada en la edad adulta
Hay 2 indicadores de madurez afectiva que muestran que el adolescente ha abandonado la adolescencia.
o Primero: el joven adulto ya no se avergüenza de jugar como un niño, ha comprendido intuitivamente
que ser un hombre es permitirse regresar a la infancia cuando se quiere y cómo se quiere sin por ello
sentirse rebajado. o El segundo: es que ya no le molesta mostrarse obediente frente a la autoridad.
Además del indicador social que da cuenta de que el adolescente se ha vuelto adulto cuando ya no es
dependiente económicamente de sus padres; existen 3 indicadores psíquicos:
o 1) ser apto para reconocer las propias imperfecciones y aceptase como se es, o 2) estar cómodo
consigo mismo y o 3) haber aprendido a amar al prójimo y amarse a sí mismo de otra manera que cuando
se era un niño.
Texto 4: Entrevista a Nasio por A. Grassi El estadio del espejo en el niño y el adolescente. En Revista Actualidad
Psicológica Nº 411.septiembre de 2012. Pp. 2-7
La repetición estabiliza, estructura y permite el crecimiento, pero también existe una repetición patógena de aquello que
ha sido históricamente traumático, que ha sido difícil en nuestra infancia o en nuestra pre-adolescencia y adolescencia.
Difícil en el sentido de experiencias precoces que han sido excitantes, sensorialmente fuertes y efectivamente intensas,
una experiencia traumática no tiene por qué ser un desgarro masivo, repentino y brutal (ej. en el Edipo podemos dar
cuenta que lo patógeno de una repetición puede ser justamente la experiencia infantil edípica que ha tenido el adulto que
sufre de neurosis).
Nombra las 7 crisis que hacen madurar al niño y al adolescente. Hay que decir que lo importante no es la crisis en sí
misma. Lo importante para nosotros es la lógica generadora de la crisis. Cada crisis se define como la expresión final de
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tres movimientos que convergen: pérdida, ganancia y conservación, tres experiencias que cuando son simultáneas
instalan una crisis de desarrollo. (Se desarrolla en el texto “¿cómo actuar con un adolescente difícil?”- Nasio)
1) nacimiento 2) El destete entre 3 y 6 meses 3) el descubrimiento de la marcha y la aparición del lenguaje entre 1 y 3
años 4) la primera escolarización entre 2 y 5 años 5) el descubrimiento de la vida interior entre 6 y 7 años 6) el
descubrimiento del amor por fuera de la familia entre 13 y 15 años 7) la salida del hogar entre 18 y 25 años.
Se realiza una comparación entre el Estadio del espejo de Lacan y lo que llamó el Estadio de la adolescencia. En el estadio
del espejo se oponen dos parámetros uno es el cuerpo real de un bebé (10 a 16 meses) que siente y vive la experiencia
turbulenta de sus propias sensaciones internas y externas. El otro parámetro es visual y virtual. El mismo bebé desbordado
por ese real corporal tumultuoso, percibe una imagen global y globalizante que el espejo le devuelve. Entonces vemos dos
parámetros: un cuerpo real sentido he vivido como despedazado fragmentado. Por el otro lado tenemos la imagen
especular que es una imagen redonda entera y unificante porque le da al niño la posibilidad de sentirse una unidad en
relación a sí mismo y una entidad diferente de las otras personas que lo rodean. (unidad y entidad aún relativas, pero ya
presentes).
En el caso del adolescente tenemos un cuerpo que no es un cuerpo despedazado como el del bebé, pero es un cuerpo
enloquecido por las múltiples e intensas fuerzas pulsionales, en particular sexuales y agresivas. El adolescente sufre del
choque entre dos intensidades: la intensidad de un cuerpo que vibra al ritmo de pulsiones que reclaman furiosamente
convertirse en actos impulsivos e imprevisibles, y al mismo tiempo la intensidad de un superyó rígido e inflexible que
reprime las pulsiones con tanta violencia como la violencia que las anima. Frente a esas dos fuerzas antagonistas aparece
una imagen en el espejo, una imagen que es también una imagen unitaria, pero con la particularidad de ser ante todo una
imagen de seducción.
La diferencia entre el Estadio del espejo donde aparecen 2 parámetros y el Estadio de la adolescencia donde tenemos 3
parámetros, reside en el tercer personaje que no aparece en el caso del bebé que es el superyó. Lo que marca el periodo
de la adolescencia es la presencia del pudor o del impudor, el superyó es el pudor y el adolescente vive una lucha entre
pudor e impudor. Es esa constante contradicción inherente al antagonismo entre superyó y pulsiones que caracteriza al
adolescente.
Esta importancia que le da al superyó lo lleva a agregar una nueva diferencia entre el Estadio del espejo y el Estadio de la
adolescencia. En el caso del bebé el sentimiento que domina es la alegría, el júbilo de verse reflejado en una imagen
redonda y unificadora. En el caso del adolescente el sentimiento que domina es la vergüenza o su contrario la
omnipotencia. Como sabemos el superyó puede ser agresivo con el propio sujeto o puede reformarse hacia afuera y
convertirse en violencia destructiva.
El adolescente tiene dos particulares en la manera de sentir su sufrimiento: uno no sabe identificar claramente el tipo de
sufrimiento que le afecta. Su sufrimiento es ICC, ya que está más expresado mediante comportamientos impulsivos que
conscientemente vivido y puesto en palabras, lo siente, pero no tiene la capacidad introspectiva de nombrar determinados
sentimientos.
Podemos diferenciar 3 tiempos: Identificar, nombrar y declarar; todo ello significa simbolizar, que es lo que no puede
hacer el adolescente.
3 CATEGORIAS ENTONCES:
1. Sufrimiento moderado: Afecta la mayor parte de la población adolescente, es el grupo de los adolescentes
normales turbulentos, es un adolescente con comportamientos contradictorios, difícil pero soportable tanto para
él mismo como para su familia, lo podemos llamar adolescente neurótico.
2. Sufrimiento con intensidad mayor o severa: se manifiesta por comportamientos peligrosos tanto para él como
para el medio. Comportamientos violentos contra sí mismo y contra la sociedad, manifiesta su sufrimiento intenso
a través de acciones.
3. Sufrimiento extremo: se manifiesta a través de las diferentes patologías mentales propias a esa edad.
Esquizofrenia, Neurosis obsesiva severa, Fobias, Cuadros clínicos depresivos, Anorexias entre otros.
Duelos y creatividad
El adolescente hace duelos, pero no son nunca duelos largos o patológicos. Éste pierde su infancia, pero no está abrumado
por la pena de la pérdida. Toda perdida produce dolor y pena, dolor del desgarro que significa separarnos de una parte
de nosotros mismos y pena de sentir el vacío que deja aquello que se fue. El adolescente se siente triste y al mismo tiempo
asume los cambios de su cuerpo nuevo y las nuevas exigencias afectivas, cognitivas y sociales realiza un duelo, pero un
duelo de la infancia y de todo lo que esté ligada a ella, pero al mismo tiempo es imperativo tener que seguir avanzando,
crear y responder a las nuevas solicitaciones.
Dependencia-independencia
La adolescencia es el momento en que nos damos cuenta de cuán vital es el otro biológica, afectiva y socialmente para
cada uno de nosotros. Cuánta necesidad tenemos del otro para ser nosotros mismos.
El adolescente tratará de buscar la independencia. La dependencia es un hecho y la independencia una aspiración, un
deseo, un ideal. La dependencia es una realidad que él rechaza, y termina su adolescencia cuando entendió que la
dependencia es una necesidad y que toda su vida anudará una relación de dependencia al otro puesto que el otra forma
parte de nuestro mundo y en nuestro ser, como dice Winnicott sería el movimiento que va de la dependencia absoluta a
la independencia relativa.
Texto 5: Texto puente: Aduriz F.M. Del adolescente derecho a detenerse. En Aduriz (comp.) Adolescencias por venir.
Pp. 93-102. Madrid: Gredos, 2012.
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Freud <<La escuela nunca debe olvidar que trata con individuos todavía inmaduros, a los cuales no se puede negar el
derecho a detenerse en determinadas fases evolutivas, por ingratas que estas sean>>
Derecho a detenerse en determinadas fases evolutivas (en el sentido) Adolescentes detenidos, parados, bloqueados
en sus estudios, en sus relaciones, en su vida afectiva, en el seno de sus familias, en encontrar refugio en el estudio y no
tener vida social, o incluso en los deportes y ocio al aire libre dejando de lado el estudio.
Esa detención repetida, conocida, puesto que, si bien angustia mucho a los padres, es en muchas ocasiones idéntica o, de
colorido parecido a la que esos mismos padres atravesaron durante su adolescencia.
En realidad, Freud está haciendo un llamado al esclarecimiento de lo que estaba en juego en esa edad. Su enunciado data
de 1910.
Actualmente podemos oír voces que niegan la más mínima detención de los adolescentes Con exigencias superyoicas
constantes como; atosigarlo con deberes diarios monumentales, amenazarlos con ir a un internado como castigo, con
clases especiales y particulares, con psicólogos que los metan en vereda e imponiendo autoritarismo sin molestarse en
saber lo que está en juego en cada adolescente Son conjunto de acciones encaminadas a mover al adolescente detenido
acaba con unos padres exhaustos y un adolescente enrocado aun en sus posiciones, y peligrosamente presto a ser el
proyecto de otros. LOS PADRES Lo hacen en un intento de desangustiarse, de no recordar su propia adolescencia y de
llenar el vacío adolescente. LOS ADOLESCENTES Si esto ocurre el resultado de toda esa presión ante el adolescente
detenido; es lo que hubiera podido ser una detención fructífera encaminada a buscar la salida de su propio proyecto
Se torna en una parada permanente, y en rencor y heridas difíciles de cicatrizar.
LA DETENCIÓN ADOLESCENTE NO es un impasse ni un callejón sin salida, sino que es un tiempo lógico con una duración
cronológica variada. Un tiempo fructífero al que se tiene derecho cuando se está en la búsqueda subjetiva de la mejor
salida para el futuro que cada adolescente va intuyendo para sí. Implica un tiempo de fabricación de coartadas, todas ellas
destinadas a ganar tiempo, un tiempo precioso para la construcción del semblante preciso.
FREUD Un año suele ser una medida común de tiempo que él cifraba para dar tiempo de tramitar el dolor de la pérdida
Ej. La muerte de un ser querido.
LACAN La naturaleza del auténtico trabajo de duelo no es tanto ir olvidando el objeto perdido, como verificar el objeto
que se era para quien ya no está.
DOLTO La mudanza adolescente; con ello expresaba que hay un momento de muda, al igual que sucede en el cambio
de caparazón de la langosta, del bogavante, en el que las posibles heridas con tapadas y salen después. Clínica
psicoanalítica En donde fijamos que la adolescencia es el tiempo donde el trauma se configura, tiene consistencia.
Los sujetos adultos en análisis tienen severas dificultades para recordar y narrar sus tiempos de adolescente y cómo fue
su entrada y salida de ésta.
LA ADOLESCENCIA ES UN TIEMPO DONDE El/la muchacha/o precisa para fabricar sus versiones, sus singulares respuestas,
cuando por fin tras un tiempo da con las claves correctas Entonces : Avanza en su propio deseo, siempre mejor que
sostenerse en algún rasgo identificatorio procedente de su entorno, y logra ponerse en marcha, ese tiempo empleado es
un tiempo de goma, no un tiempo estándar Es el tiempo de elaboración de un nuevo personaje, un nuevo semblante
una creación, un invento propio al cual se aferran cual partenaire.
VERDAD/MENTIRA CON LOS PADRES La verdad no puede recubrir todo lo real, siempre hay algo que queda como resto (Lacan)
. Cuando se exige al adolescente respuestas verdaderas, que confiese la verdad, se produce un efecto boomerang, en esos
interrogatorios se esconde un adolescente oculto, olvidado, que anida en el interior de todo adulto. Entonces en la
conversación con el adolescente implica una distancia ya que su queja suele ser ‘’me agobian, necesito respirar’’ lo que
implica respetar sus silencios, ficciones y trampas aparte de esto la ironía y el humor son muy bien aceptados por parte
de éste. APARTAMIENTO DE LOS ADULTOS/REFUGIOS ADOLESCENTES ES EN DONDE EL TIEMPO SE DETIENE , FRECUENTAR ESOS ESCENARIOS
SIGNIFICA LA DETENCIÓN, LA MISIÓN DE PARAR EL RELOJ, DE NO CRECER, DE PRETENDER PERMANECER EN LA CAMARERÍA ADOLESCENTE
‘’INSAECULA SAECULORUM’’. EN ESTOS ESPACIOS SE SIENTAN LAS BASES DE PROYECTOS FUTUROS EL DERECHO A DETENERSE ES ESTO ; EL
EJERCICIO DE UN DERECHO ADOLESCENTE QUE CONTRIBUYE A ENCONTRAR LA CAUSA DE SU DESEO , A MADURAR SUS OBJETIVOS, A REPENSAR SUS
ESQUEMAS, A ESPERAR LA LLEGADA DEL CAMINO SINGULAR, QUE NO ES EL CAMINO DE LOS DEMÁS SINO, EL PROPIO Y ENCUENTRA ASÍ UNA PAREJA:
LA SOCIEDAD.
PARA ALGUNOS PADRES/EDUCADORES: EL QUE SUS HIJOS O ALUMNOS FRECUENTEN ESTE TIPO DE ESCENARIOS APARTADOS ES SERIO MOTIVO
DE PELEA Y ENFRENTAMIENTO. TRATAN DE PROHIBIRLOS, CON LO QUE PARADÓJICAMENTE REFUERZAN EL DESEO DE VISITARLOS , DE HACER DE
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ESOS ESPACIOS ALGO MÁGICO, ALGO INOLVIDABLE. YA QUE PIENSAN QUE SUS PARES SIEMPRE OCUPAN EL PAPEL DE MALOS, QUE SON MALAS
COMPAÑÍAS Y MALAS INFLUENCIAS Y QUIENES CONSTITUYEN LA AUTÉNTICA CAUSA DE SU PÉRDIDA DE TIEMPO .
Texto 6: Freud S. (1095) Metamorfosis de la pubertad. Tres ensayos de la teoría sexual. Resumen
de área de prácticos:
Freud Descubre el trauma de seducción con la histeria, entonces se interesa y va a teorizar acerca de la sexualidad infantil.
(Ruptura en relación a la temporalidad).
Rompe con la linealidad de la flecha del tiempo, para revertir esa dirección. PRESENTE INCIDE EN EL PASADO, GENERA
REINTERPRETACIONES, RESIGNIFICACIONES DE LO VIVIDO. EL PASADO INCIDE EL PRESENTE. LA CAUSA PUEDE SER EFECTO DE SU EFECTO. SI HAY UNA
MODIFICACIÓN EN LA EXPERIENCIA PRESENTE, VA A RESIGNIFICAR. Lacan afirma que el futuro incide en el presente, y en la forma de
resignificar el pasado, futuro en cómo lo imaginamos.
Freud va a hablar de un recorrido desde la sexualidad infantil que permanece en su dirección. Todos estamos atravesados por
goces autoeróticos que vienen de la infancia. No hay transformación de la sexualidad infantil en genital; la genitalidad no es
producto de la sexualidad infantil. La masturbación si bien es genital es un goce fálico autoerótico.
La mujer va a pasar de una pulsión fálica a una genital. Cambio de zona y cambio de objeto. Tiene que haber cierto balance,
cierta presencia en la relación con el otro del amor. Si falta la sensualidad es una relación más imaginaria, sin pasión, edípica. Sin
ternura, el otro es sólo un objeto de goce.
DURANTE LA ADOLESCENCIA LOS HIJOS/AS van a tener que des-sexualizar, retirar libido de los padres para investir nuevos objetos.
Esa tendencia a la unión familiar se opone a los intereses sociales. Va a tener que ratificarse la prohibición del incesto. Hay muchos
obstáculos que puede encontrar el adolescente en su desasimiento. Puede ser por la propia historia infantil o por los padres en
el presente. Barrera del incesto A partir la pubertad se da una operación decisiva y dolorosa: el desasimiento de la autoridad
de los padres. Quienes no pueden desasirse de manera amorosa, es porque quedan en algo del incesto. Atañe también a la
familia, tiene que haber una renovación, una ratificación de la prohibición del incesto que recaiga sobre el adolescente y sobre
la familia.
Expectativa narcisista de los padres que se frustran cuando el niño no responde a este ideal narcisista. La
deuda se paga con los hijos.
PULSIÓN EN LA INFANCIA Buscaba la propia satisfacción subjetiva del cuerpo A partir de la pubertad se vuelve altruista
(reproducirse)
PUNTO 1) EL PRIMADO DE LAS ZONAS GENITALES Y PLACER PREVIO
Aumenta la tensión en el psiquismo lo que opera (displacer) hay que bajar la tensión ahora los procesos sexuales Lo que
produce el aumento respecto del aumento de tensión Placer Aumento placer
Placer previo es el provocado por la excitación de las zonas erógenas, es el mismo q ya ofrecía la pulsión sexual infantil (frustrada
no hay cuerpo maduro no se llega al monto máximo)
Cuando el cuerpo es maduro si se llega al monto máximo entonces se da el placer sexual Se da una descarga (orgasmo) que
tiene como meta la reproducción.
PUNTO 3 LA TEORÍA DE LA LIBIDO
Nutrición y libido conceptos diferentes en cuanto energía sexual.
Concepto de libido existe una libido yoica o narcisista a un quantum de energía sexual o libido de energía sexual , que es
pasible de ser transferida invistiendo los objetos y las cuales pueden volver a replegarse
El yo reservorio de energía sexual Función de investir objetos sexualmente Objeto lo cubro libidinalmente ( Libido de
objeto) Puede ser retirada y volver al yo (Ej : Mecanismo de duelo, ir retirando de a poco la libido de un objeto libidinal que
se perdió y volver al yo) Plasticidad libidinal en términos de salud , no se tiene que atascar ni ser viscosa
PUNTO 4 DIFERENCIACIÓN ENTRE EL HOMBRE Y LA MUJER
Hasta ahora con los niños podíamos ver las diferencias entre el varón y la niña Ahora la satisfacción auto erótica es la misma
para ambos ( Desde un solo ordenador)
DESDE LA PUBERTAD se inscribe lo masculino y femenino
LIBIDO Es de naturaleza masculina esfuerzo q empuja impulsa es (Activo) Masculino / (Pasivo) Femenino Hay
actividad ej. en un hombre o una mujer que quiera ser penetrado, el que se hace penetrar también es activo
ZONAS RECTORAS Niña zona rectora clítoris / Varón Zona rectora el pene
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CAMBIOS EN LA PUBERTAD
Varón Gran empuje de la libido. No produce ninguna mudanza conservara zona rectora y objeto de sexual Llegada la
pubertad Elegirá a una representante de esta (la madre)
Mujer Nueva oleada de represión que afecta a la sexualidad del clítoris Para que advenga la mujer Se tiene que reprimir
la sexualidad del clítoris (se anestesia) para que después sea toda la vagina Mudando así la zona erógena rectora para su
práctica sexual posterior. Porque cuando era niña pensaba que tenía pene (masculina , viril) Como quedan restos Deberá
reprimirla resabio de la virilidad de aquello de deseaba tener el pene ( complejo de castración en relación a la figura de la madre)
MUJER DOBLE MUDANZA De Zona erógena rectora del clítoris a la vagina / Y de elección infantil de objeto Abandona a la madre
como objeto de amor y toma al padre Llegada la pubertad Elegirá a un representante de este (del padre).
PUNTO 5 HALLAZGO DE OBJETO
¿Cómo se produce para Freud? Pubertad (Primado de las zonas genitales) Penetrar y hacerse penetrar hay actividad de la pulsión
en ambos casos (Hay actividad de la pulsión)
Imperiosa necesidad pulsional de ir a buscar y satisfacer (Nueva meta sexual) : Físico y fisiológico / EN EL PSIQUISMO SE
CONSUMA EL HALLAZGO DE OBJETO PREPARADO DESDE LA MÁS TEMPRANA INFANCIA (La primera elección de objeto va a impactar en ese
objeto que se elija a partir de la pubertad)
BEBE: ( PRIMER OBJETO DE ELECCIÓN) EL PECHO MATERNO Cuando la primerísima satisfacción sexual estaba todavía conectada con
la nutrición, la pulsión sexual tenía un objeto fuera del cuerpo propio: el pecho materno (RELACIÓN ORIGINARIA)
ESTE PRIMER OBJETO QUEDA PERDIDO POR ESTRUCTURA , CUANDO EL NIÑO SE PUEDE REPRESENTAR PSÍQUICAMENTE ESA PULSIÓN SEXUAL PASA
A SER AUTOERÓTICA ( El niño pierde el objeto, cuando pudo formarse la representación global de la persona a quien pertenecía
el órgano que le dispensaba satisfacción /Cuando se puede representar completamente el cuerpo de la madre) EN LA PUBERTAD:
SUPERADO EL PERIODO DE LATENCIA A partir de la pubertad se restablece la relación originaria. El hallazgo (encuentro) de objeto
es propiamente un reencuentro ( Elegir un objeto fuera del cuerpo propio Un objeto que no tenga que ver con el autoerotismo
En la pubertad el o la q represente a la madre o al padre. (Porque estos objetos q se van a hallar fuera de lo familiar son
sustitutos representantes de esos primeros objetos de amor)
OBJETO SEXUAL DEL PERIODO DE LACTANCIA A lo largo de todo el período, el niño aprende a amar a otras personas que remedian
su desvalimiento y satisfacen sus necesidades. El trato del niño con la persona que lo cuida es para él una fuente continua de
excitación y de satisfacción sexuales a partir de las zonas erógenas, y tanto más por el hecho de que esa persona dirige sobre el
niño sentimientos que brotan de su vida sexual, lo acaricia, lo besa, lo mece, y claramente lo toma como sustituto de un objeto
sexual de pleno derecho. La madre se horrorizaría si se le esclareciese que con sus muestras de ternura despierta la pulsión
sexual de su hijo y prepara su posterior intensidad. Un exceso de ternura de parte de los padres resultará dañino, pues
apresurará su maduración sexual; y también “malcriará” al niño, lo hará incapaz de renunciar temporariamente al amor en su
vida posterior, o contentarse con un grado menor de este.
ANGUSTIA INFANTIL los propios niños se comportan desde temprano como si su apego por las personas que los cuidan tuviera
la naturaleza del amor sexual. La angustia es originariamente la expresión de su añoranza de la persona amada.
En esto el niño se porta como el adulto: tan pronto como no puede satisfacer la libido, la muda en angustia; y a la inversa, el
adulto, cuando se ha vuelto neurótico por una libido insatisfecha, se porta en angustia como un niño: empezará a tener miedo
apenas quede sólo (es decir, sin una persona de cuyo amor crea estar seguro) y a querer apaciguar su angustia con las medidas
más pueriles.
Nota n 22 (1915) Dos caminos para el hallazgo de objeto o ambas ‘’Familiar e incestuoso’’
1 ) POR APUNTALAMIENTO en los modelos de la temprana infancia madre (nutricia) padre (protector) Sustitutos (objetos
incestuosos) .
2)HALLAR OBJETO DESDE LO NARCISISTA Se busca encontrar en el otro mi propio espejo (lo que es diferente no me gusta, me enojo,
lo ignoro) y es rechazado.
LA BARRERA DEL INCESTO El/la adolescente deberá aflojar los lazos q lo unen a su familia y buscar el objeto sexual adecuado por
fuera de la familia ( difícil para los adolescentes aflojar los lazos que los unen a su familia) para hombres y mujeres . Él lo plantea
que esto tiene que ocurrir en términos de salud psíquica (Si, son representantes – pero no son familiares) hay un paso previo
donde se consuma la elección de objeto ( esfera de representación en el psiquismo) que tiene que ver con las fantasías Desde
la esfera Vuelven a emerger las inclinaciones infantiles solo que ahora con un esfuerzo somático hacia el sexo opuesto Sobre
las representaciones psíquicas madre y padre A partir de la pubertad ( Volver a activar el complejo de Edipo) Edipo
genital Se los vuelve a investir con un refuerzo somático.
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ESA ENERGÍA PSÍQUICA Tiene q luchar psíquicamente hacia la tendencia de lo incestuoso y desenvestirla ( Sublimarla) Esa libido
tiene que volver al yo y quedar disponible Para ir a buscar otros objetos sexuales adecuados fuera de lo familiar. Ej: Cuando
los adolescentes rechazan el cariño de los padres.
FANTASEA CON LOS OBJETOS INCESTUOSOS /QUE ES UN REFUERZO SOMÁTICO Masturbarse ( no hay registro cc de fantasías
incestuosas producen la excitación del cuerpo) Necesitan la descarga a través de la masturbación. ( Desplazamientos de los
primeros objetos sobre sujetos más grandes que ellos) Busca satisfacer algo del icc, de las fantasías incestuosa desestimadas
y doblegadas (esfuerzo psíquico) que tienden hacia lo incestuoso; a investir las representaciones de los objetos infantiles y otra
(esfuerzo) que busca desenvestir y desestimarse.
FANTASÍA Es un espacio de juego cuya representaciones no están destinadas a ejecutarse ( diferencia entre neurosis y
perversión ) Lo que el perverso ejecuta es lo que el neurótico fantasea.
FREUD SEXUALIDAD HUMANA BIFÁSICA (EN DOS TIEMPOS): A PARTIR DE LA SEXUALIDAD INFANTIL ( PULSIÓN SEXUAL) LATENCIA
PUBERTAD CONFORMACIÓN NORMAL DEFINITIVA ( SEXUALIDAD ADULTA)
ENFOQUE DE LA CÁTEDRA:
DESDE LA SEXUALIDAD INFANTIL HASTA LA SEXUALIDAD ADULTA Es el ( Entretiempo de la sexuacion) Concepto de Grassi
Lo puberal (Como trabajo psíquico) / Lo adolescente / La juventud
Como es crecer en la adolescencia y también desde el punto de vista psíquico Hay un trabajo de signos contrarios para que
luego podamos llegar a lo que implica los trabajos psíquicos específicos de la juventud.
Freud no estudio como se llega a la sexualidad adulta En su época masculino y femenino a lo sumo había heterosexuales
PARA QUE SE INSCRIBA EN EL PSIQUISMO EL CUERPO GENITAL Hay algo que tiene el varón que no le falta a la mujer , que pasa en el
encuentro de esta diferencia? Falta en el psiquismo para ambos sexos Identidad sexual e identidad de género a partir de la
adolescencia y todos los cambios que plantea la llegada de la pubertad EN EL TIEMPO DE LO PUBERAL Cambia el cuerpo /
tiene que haber representaciones psíquicas / reactivación del complejo de Edipo con un cuerpo nuevo ,potente genitalmente y
al mismo tiempo se va a tener que volver a pasar por el estadio del espejo literal , el cuerpo cambio tanto que el yo no se reconoce
x eso hay que volver a inscribir al yo con esta imagen que es completamente otra (efectos negativos en principio) tienen que
lidiar con un yo y con los otros / Acercamiento a las fantasías icc Canalizada a partir de la masturbación o con otro cuerpo
fuera de lo familiar (encuentro real con otro).
EN LA CATEDRA VAMOS A AGREGARLE A FREUD UN 3ER MODO DE HALLAZGO DE OBJETO 1. Apuntalamiento 2. Narcisista
3. POR ALTERIDAD Alteridad se construye y se ejercita con el encuentro con el otro Tanto más saludable es porque se va
alejando DE lo incestuoso familiar. Encuentro con el deseo del otro que me hace ver mis propios deseos. Me encuentro con la
diferencia. Tomo al otro de una manera que tiene que ver con mi deseo, pero no tengo en cuenta el deseo de él.
TEÓRICOS -> SEXUACIÓN: TRANSFORMACIÓN DE LA PULSION Y DESARROLLO DE LA LIBIDO
PRIMER OBJETO: PECHO MATERNO
PÉRDIDA DE OBJETO: EL PECHO NO LE PERTENECE A ÉL .
AUTOEROTISMO
PERÍODO DE LATENCIA: EL AUTOEROTISMO NO DESAPARECE DEL TODO; SUBLIMACIÓN (NUEVO FIN DE LOS IMPULSOS SEXUALES QUE LA SOCIEDAD
APROVECHA PARA ENCAUZARLA HACIA SITUACIONES INTELECTUALES ) POR PROHIBICIÓN LIGADA AL SYÓ.
AMIGO ÍNTIMO: PREVIO AL HALLAZGO DE OBJETO
HALLAZGO DE OBJETO: APUNTALAMIENTO Y NARCISISMO. LOS OBJETOS VAN CAMBIANDO Y SE VAN ALEJANDO DE LOS OBJETOS PRIMARIOS (LOS
PADRES). UNIÓN DE LA CORRIENTE TIERNA Y SENSUAL CON LA GENITALIDAD ; NUEVA META SEXUAL; UNIFICACIÓN DE LAS PULSIONES PARCIALES
BAJO EL PRIMADO GENITAL; ENCUENTRO CON EL OTRO .
ALTERIDAD (LO AGREGA LA CÁTEDRA) ENCUENTRO CON EL DESEO DEL OTRO QUE ME HACE VER MIS PROPIOS DESEOS . ME ENCUENTRO CON LA
DIFERENCIA. TOMO AL OTRO DE UNA MANERA QUE TIENE QUE VER CON MI DESEO , PERO NO TENGO EN CUENTA EL DESEO DE ÉL.
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En la infancia, el cuerpo es erógeno. Lo fundamental se busca en el quehacer de la zona erógena. Por eso el fin de la pulsión es
egoísta. En el adulto, las pulsiones genitales se subordinan en la pulsión genital. Lo que era autoerotismo pasa a ser hallazgo de
objeto. Es un reencuentro porque se encuentra con la figura parental (buscar a la madre o padre en la pareja). La nueva meta
sexual es la reproducción, ya no es egoísta.
Texto 7: Grassi A. Adolescencia reorganización y nuevos modelos de subjetividad. En Entre niños, adolescentes y
funciones parentales. Psicoanálisis e Interdisciplina, (pp.29-35).
El des-orden
En un sentido amplio reorganización implica que un orden o “Estado de la cosa” es cambiado, transformado por reacomodamientos,
re-ordenamientos por des-orden de lo existente, la incorporación de nuevos elementos des-ordena lo establecido dando lugar a
organizaciones Neo.
Para el pensamiento de los sistemas complejos unos órdenes organizacionales pueden hacerse a partir de un proceso que produce
des-orden. Desorden es meta a alcanzar mediante un esfuerzo de trabajo psíquico y su realización comporta un rédito positivo en la
producción de subjetividad.
Lo puberal-lo adolescente
En su devenir la subjetividad trabaja la adolescencia produciendo transformaciones, estos trabajos denominados lo
puberaladolescente, implican un potencial saludable de cambio. Es una puesta en des-orden del status quo promotor de
neoorganizaciones. Se plantea entonces la adolescencia como un segundo nacimiento.
Siendo que desorden, reorganización y neo-organizaciones aparecen ante la incorporación de lo nuevo, de lo distinto, de lo hetero,
lo puberal-adolescente trabaja para su incorporación y homogenización, lo proveniente de distintas fuentes:
a. campo intra-subjetivo (cambios corporales)
b. campo inter-subjetivo (relaciones familiares con los que se comparte un período histórico-político-social)
c. campo trans-subjetivo (generaciones precedentes)
-> Puntualizamos distintos elementos a metabolizar en este período:
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Crecimiento y desarrollo que jaquean la identidad
Los cambios corporales relativos al desarrollo que producen el crecimiento del cuerpo y la aparición de los caracteres sexuales
secundarios imponen al psiquismo un trabajo de simbolización. La maduración biológica replantea en simultáneo las identidades
enraizadas a lo somático. A través del crecimiento del aparato genital, la maduración de sus órganos sexuales internos y externos Son
elementos que anuncian al psiquismo un trabajo de metabolización de las diferencias de género sobre el desarrollo de la identidad
sexual.
Los cambios corporales piden una re-visita de la imagen especular. Un nuevo pasaje por el estadio del espejo como formador de la
función del Yo. A la vez que con la apertura hacia la genitalidad el cuerpo pre-genital queda chico y limita al adolescente para registrar
sus nuevas experiencias y exploraciones. Con el erotismo se registra nuevas vivencias, experiencias y sensaciones que requieren de
inscripciones psíquicas para su significación.
Todos estos desarreglos funcionales son una muestra suficiente para dimensionar que la subjetividad requiere de trabajos de
integración psicosomática y que no alcanza con el recurso del proceso de maduración biológica para que esta quede establecida.
La subjetividad demanda encontrar entonces nuevos ordenamientos, reordenar, desordenar las relaciones del cuerpo infantil con la
propia historia, con los padres de la infancia, con la infancia de los padres, con su lugar en el circuito de deseo familiar. Demanda
replantear las identificaciones infantiles. Se requieren nuevas organizaciones que signifiquen, que den sentido al crecimiento y la
genitalidad. La simbolización del crecimiento del cuerpo (erógeno) consumación de genitalidad implica trabajos psíquicos en relación
con el estadio del espejo y sus categorías y del complejo de Edipo.
La crisis en la adolescencia remite a los circuitos libidinales de lo puberal, de los padres y del reposicionamiento generacional.
El fin de la infancia requiere de una caída, una muerte, pero a la vez de una conservación, superadora transformación de lo infantil.
Algo se pierde, pero los referentes simbólicos de la identidad son re-significados. Así se da un proceso de resignificación e historización
que se inicia con los procesos adolescentes.
Los dos tiempos o fases de la sexuación (y el entretiempo)
La sexualidad humana se constituye en dos tiempos en relación a la sexualidad infantil y la sexualidad adulta. Se dirá así que la
sexualidad no corresponde a dos fases de una misma sexualidad sino a dos sexualidades diferentes. Una desgranada de los cuidados
precoces, implantada por el adulto, productora de excitaciones que encuentras vías de ligazón y descarga bajo formas parciales; y otra
con primacía genital establecida en la pubertad y ubicada en el camino madurativo que posibilita ensamblaje genital, un modo de
recomposición ordenado y guiado por la existencia de una primacía de carácter genital.
Se requerirá así de estaciones de recambio de la identidad infantil, de desorden del cuerpo, del objeto familiar y del reposicionamiento
generacional. Entre reedición y repetición, lo puberal adolescente tiene urgencia de transformar y crear. Urgencia por la inscripción
de un cuerpo que concibe una identidad diferenciada del infantil, de lo conocido y parental, con rasgos originarios y que contenga el
deseo genital ligado a un objeto no familiar. Entre repetición de lo viejo, inscripción de lo nuevo, lo puberal-adolescente demanda un
proceso identificatorio que se debate entre principio de permanencia y principio de cambio.
Lo puberal-adolescente es el entretiempo de trabajos específicos, lugar de transformación e inscripción del cuerpo (erógeno)
pregenital, en cuerpo genital y de objeto familiar en objeto de deseo no-familiar.
Erotismo genital y hallazgo de objeto alteran “lo familiar”
Tanto en la inscripción del cuerpo genital, como en este pasaje a elección de objeto intrafamiliar, el vínculo al otro es marca que funda
e inaugura. El otro en su función de compañero sexual, en presencia con su participación o ayuda en la inscripción del cuerpo genital,
además de la inscripción de la categoría misma de la alteridad del objeto.
La sucesión generacional y su reordenamiento
El reordenamiento que la adolescencia impone al psiquismo es un trabajo de simbolización de un nuevo emplazamiento generacional.
El corrimiento y reubicación generacional deviene des-orden. Es un corrimiento generacional cuya metabolización implica un deseo
de muerte y asesinato de los progenitores como operaciones simbólicas.
Que en la adolescencia se sobreviva al deseo de muerte y asesinato es fundante del pasaje generacional y para llegar a un nuevo
emplazamiento se requiere que lo adolescente simbolice dicha experiencia. Esto implica un nuevo registro de la temporalidad y
constituirse un pasado va a posibilitar proyectar un futuro.
LO ORIGINARIO PUBERAL LO ADOLESCENTE LA JUVENTUD
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Pulsa a la continuidad :Zona-objeto • Descomplementarizacion – • Obsolescencia – Desestimación
complementario excorporizacion y confrontación
Modo de inscripción de lo corporal: Coito- • Trabajo que conduce al Encuentro con la Otro: Sujeto de deseo /garante de un
Masturbación diferencia/alteridad. proyecto. Vinculo.
Otro: Soporte del amor idealizado
Co-operación entre pares (idealización) Caída del ideal de completud.
Texto 8: Córdova, N. Del pictograma al pentagrama. Parte I: El entretiempo adolescente. En Entre niños, adolescentes y funciones
parentales. Psicoanálisis e Interdisciplina (pp.67-74).
LO PUBERAL LO ADOLESCENTE
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- Crea los materiales sobre los que trabaja lo - Desexualiza el exceso de sensualidad, enterneciéndolo
adolescente. mediante los procesos de elaboración, sublimación e
- Es la presencia ardiente de la sexualidad idealización de esas representaciones edipicas incestuosas,
genital que activa la interpretación apres-coup de fantasías de seducción infantil creadas por interpretación
la sexualidad infantil, creando representaciones apres-coup, desde lo genital puberal.
incestuosas y fantasmas de seducción, materiales
que “arden como el viento caliente del desierto”, - Enternece el plus de sensualidad de lo puberal, lo
que queman, seducen y marcan ese cuerpo en enternece.
transición. - Expresa renuncia definitiva que posibilita dejar atrás las
-El cuerpo púber seduce al cuerpo todavía niño. arenas calientes de una infancia revisitada e interpretada,
-Habita en el centro de los procesos adolescentes. en un movimiento psíquico apres-coup por la nueva
-Es el exceso de sensualidad que se derrama sexualidad genitalidad puberal.
inundando cuerpo y psiquismo, creando
representaciones incestuosas que dan sustento a - habilita el trabajo de historización de la infancia y la
una intensa actividad autoerótica. elaboración creativa del duelo por el objeto mediante
- En su versión originaria, es una tendencia procesos saludables que conducen a la creación/hallazgo
anti separadora por excelencia, búsqueda de la de objeto propuesta por Grassi.
repetición de toda experiencia de
complementariedad. - Es una fuerza separadora, promueve la búsqueda de lo
nuevo; es tendencia a la creatividad.
Lo puberal y lo adolescente son procesos diferentes pero lindantes y complementarios, que actúan de modo simultaneo.
Se juega siempre un proceso dialectico entre la fuerza fusionante de lo puberal y los trabajos separadores de lo adolescente. Lo
puberal activa el Edipo genital, lo adolescente permite su elaboración. Lo puberal permanece cercano al yo ideal como anhelo
narcisista de retorno; lo adolescente crea las condiciones para la primacia del ideal del yo,c omo proyecto identificatorio y
horizzonte que señaliza un posible camino de salida para el sujeto adolescente.
Se tratará de estudiar a través de las características del intrincado inter-juego de escisiones y ensamblajes operando entre (la
arrolladora turbulencia sensual y originaria) de lo puberal y (los trabajos elaborativos y creativos) de lo adolescente. Ambos
contribuyen dialécticamente con los procesos de estructuración psíquica y subjetivación. Indagaremos acerca de los procesos que
conducen de lo originario a la creación, trayecto denominado “del pictograma al pentagrama”.
Gutton, dirá que lo puberal crea los materiales sobre los que trabaja lo adolescente. Lo puberal es la presencia ardiente de la sexualidad
genital que activa la interpretación a pres-coup de la sexualidad infantil, creando representaciones incestuosas y fantasmas de
seducción. Con la llegada de la pubertad, el cuerpo genital-puberal, seduce al cuerpo todavía niño. Lo puberal habita en el centro de
los procesos adolescentes. Ambos procesos son complementarios. Lo puberal es el exceso de sensualidad que se derrama inundando
cuerpo y psiquismo, creando representaciones incestuosas que dan sustento a una intensa actividad autoerótica. Lo adolescente
atenúa esa ardiente sensación puberal, desexualizando ese exceso, enterneciéndolo mediante procesos de elaboración, sublimación
e idealización de esas representaciones edípicas incestuosas, lo cual lo apacigua. El adolescente tendrá que dejar algo de si en el
camino; en principio el cuerpo infantil. Abandonar los restos del yo ideal y sus objetos amorosos, y poner gradualmente en funciones
al ideal del yo como guía.
Se juega siempre un proceso dialéctico entre la fuerza fusionante de lo puberal y los trabajos separadores de lo adolescente. Lo puberal
activa el Edipo genital, lo adolescente permite su elaboración.
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SE PODRÍA ACONSEJAR A LA SOCIEDAD que por el bien de los adolescentes y de su inmadurez, no les permitan adelantarse y llegar a una
falsa inmadurez, no les entreguen una responsabilidad que no les corresponde. LO CARACTERÍSTICO DE LA ADOLESCENCIA ES SU
INMADUREZ Y EL HECHO DE NO SER RESPONSABLE. ESTO ES UNA PRIORIDAD QUE CADA INDIVIDUO DEBE PERDER CUANDO LLEGA A LA INMADUREZ .
En la adolescencia, la fantasía de muerte pasa a ser una fantasía de asesinato, inconsciente, se da en el plano de lo psíquico. Tiene que
ver con el crecimiento del cuerpo. Asesinar para poder ocupar su lugar. Esta fantasía hace a la constitución psíquica. Requiere de un
adulto capaz de sostener, de dejarse asesinar, capaz de confrontar, de habilitar la palabra, la escucha, choque generacional. Niñez
Fantasía de muerte
Adolescencia Fantasía de asesinato
Hay algo de la cadena generacional que se pone en cuestión. Se deja de pensar en el mito fundacional. La adolescencia viene a romper
con esto. Cada uno es un eslabón más en la familia, no se arranca de cero. Los padres dejan de ser idealizados, pasan a ser falibles y
mortales. Se da una modificación del vínculo. Hay algo de este padre real que empieza a romper ese ideal. Reconstrucción de ese
vínculo y búsqueda del adolescente de otros referentes que puedan ser tan infalibles e incuestionables como lo eran los padres de la
infancia: idealismo, fanatización.
Naturaleza de la inmadurez
No hay que esperar que los adolescentes tengan conciencia de la inmadurez o conozcan sus características. Lo que importa es que se
salga al encuentro del reto de los adolescentes.
LOS CAMBIOS DE LA PUBERTAD SUCEDEN A DISTINTAS EDADES. La espera supone una gran tensión, en especial a los de desarrollo tardío.
LA TENSIÓN CORRESPONDE A LA FANTASÍA INCONSCIENTE DEL SEXO, Y A LA RIVALIDAD VINCULADA CON LA ELECCIÓN DEL OBJETO SEXUAL. El
adolescente, no puede hacerse cargo aún de la responsabilidad por la crueldad y el sufrimiento. EL SENTIMIENTO DE CULPA ES
ENORME. La madurez corresponde a un periodo posterior y no es posible esperar que el adolescente vaya más allá.
Se puede decir que una de las cosas más estimulantes de los adolescentes es su idealismo. Todavía no se han hundido en la desilusión,
por ello tienen un gran idealismo. Tienen libertad de ideas y suelen actuar por impulso.
El CAMBIO FÍSICO de la pubertad no es un CAMBIO SEXUAL únicamente, sino TAMBIÉN HAY UN CAMBIO FÍSICO Y DE LA ADQUISICIÓN DE
VERDADERAS FUERZAS; aparece un verdadero peligro, QUE OTORGA A LA VIOLENCIA UN NUEVO SIGNIFICADO . Junto con las fuerzas llegan
también la astucia y los conocimientos para usarlas. Existe una FUERTE PROPENSIÓN A LA AGRESIÓN QUE SE MANIFIESTA EN FORMA SUICIDA,
la alternativa es que aparezca como una búsqueda de la persecución, que constituye un intento de alejamiento de la locura y la ilusión.
Hacen falta adultos si se quiere que los adolescentes tengan vida y vivacidad. La confrontación se refiere a una contención que no
posea características de represalia, de venganza; pero que tenga su propia fuerza.
La madurez corresponde a un período posterior de la vida, y no es posible esperar que el adolescente vea más allá de la etapa siguiente,
la de comienzos de su tercera década de vida.
LO PRINCIPAL ES QUE LA ADOLESCENCIA ES ALGO MÁS QUE PUBERTAD FÍSICA, AUNQUE EN GRAN MEDIDA SE BASA EN ELLA. IMPLICA
CRECIMIENTO, QUE EXIGE TIEMPO. Y MIENTRAS SE ENCUENTRA EN MARCHA EL CRECIMIENTO LAS FIGURAS PATERNAS DEBEN HACERSE CARGO DE
LA RESPONSABILIDAD.
Texto 11: TEXTO PUENTE Bleichmar, S. Cap. IV La difícil tarea de ser joven.
La categoría juventud no remite a una simple cuestión cronológica, si bien se define en el marco de esa etapa de la vida que está entre
la adolescencia y algo posterior. En su definición siempre se hace alusión a la energía, vigor, frescura, que constituyen sus rasgos
principales. Por eso “juventud” alude inevitablemente a la posibilidad de goce y futuro: “perder la juventud” puede ser tanto del orden
del desaprovechamiento del tiempo de construcción de una perspectiva de vida como la ausencia de placer de los aspectos lúdicos
que la acompañan.
No es absurdo preguntarse cuánto de juventud atraviesa esta etapa de quienes hoy tienen en la Argentina la edad que se supone su
ejercicio, su apropiación, su disfrute, reducidos a la inmediatez de la búsqueda de trabajo o inmersos en una vida universitaria cada
vez más costosa desde el punto de vista moral y económico, nada garantiza que el tiempo permita el devenir de algo que culmine o
dé curso a una perspectiva de avance. Tampoco hay garantías de que los tiempos que vienen se constituyan realmente en futuro.
El éxodo que está en el horizonte mítico de toda la sociedad argentina no es sólo un síntoma de la ausencia de salida, sino del abandono
de su búsqueda. El proceso de desidentificación se acelera, y el sentimiento de pérdida de referentes abarca a todos los grupos, sean
sociales o generacionales.
Llegó la hora de la liquidación de la juventud: ausencia de perspectivas post-universitarias; jornadas de 14 y 15 horas de trabajo que
no dejan margen ni para el café con los amigos, ni para la vida social que llenaba antes las horas del ocio productivo en las cuales se
complementa la formación de un joven, para aquellos que aún tienen trabajo actual o futuro. Y el resto que se pudra entre tetrabrik
y la deambulación marginal.
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Conocemos los dos grandes peligros que acechan al psiquismo en situaciones como la presente: la pérdida de investimentos ligadores
al semejante, que dejan al sujeto sometido al vacío. Y la desidentificación de sus propios ideales.
Es desde este lugar que podemos, tal vez, contribuir junto a otros a recuperar el concepto de “joven”, no ya como una categoría
cronológica, ni por supuesto biológica, sino como ese espacio psíquico en el cual el tiempo deviene proyectos, y los sueños se tornan
trasfondo necesario del mismo.
Práctico
Habla de la problemática del universo caótico donde no hay futuro (Argentina).
Incidencia de la sociedad y la problemática social ligada a la forma en que el adolescente construye su subjetividad. Juventud --> tiene
que ver con proyectos, con futuro, dar significado a las situaciones. Se necesita tiempo, capacidad de pensar.
Texto 12: Wasserman M. Condenado a explorar. / Texto 13: Hallazgo de objeto.
Condenado a explorar
El término exploración une el devenir de la adolescencia con una de las funciones del juego, la exploratoria que conduce al
reconocimiento del sí mismo y del mundo. No hay vida sin exploración sin búsqueda y encuentro con lo perdido y el deseo de
recuperarlo y de toparse con lo inédito. Cuando se desata la pubertad no estamos soló frente a la búsqueda de la satisfacción de la
sexualidad apremiante; estamos a sí mismo ante la llamada del mundo.
La historia de las exploraciones ha sido la historia de la búsqueda y el encuentro con lo desconocido. Así se muestra el deseo de conocer
explorar y tratar de controlar aquello que está más allá del horizonte.
Siempre se viaja primero con la imaginación y luego se buscan los medios para hacerlo en la realidad, es en la imaginación donde
empiezan los viajes exploratorios. En esta expedición se pondrá en juego la búsqueda y el “hallazgo de objeto” que une el objeto
perdido al objeto inédito. Y esto no es casual ya que obedece al cierre de la niñez y comienzo de la pubertad.
Lo no explorable está sujeto a un proceso de contra-investidura. Lo cual está sujeto a las problemáticas de la inhibición y las fobias;
por el contrario, los procesos de desinvestidura están asociados a la clínica de lo negativo o clínica de lo real (anorexias y adicciones).
También hay que agregar la sobre-investidura estéril que caracteriza a la productividad de la manía y la sobreinvestidura excitada del
brote esquizofrénico.
Nuestro punto de partida es tomar el trauma puberal como aquello que condena al sujeto a explorar. Se sitúa en un mismo nivel de
causa tanto el trauma como el deseo. Los dos le plantean una exigencia de poner en movimiento su cuerpo y su mente. La exigencia
exploratoria le viene no sólo de la metamorfosis de su propio cuerpo (del cual debe apropiarse); sino que también le viene del medio
social que lo expulsa del protectorado donde residía bajo la protección de sus padres y lo condena a buscar su propio cobijo en el
amplio mundo. Así se dan dos procesos de desterritorialización del cuerpo infantil y del espacio infantil y reterritorialización del cuerpo
de joven y del espacio del joven, que se atraviesan unos a otros. Además, el mundo del otro sexo también debe ser explorado y
territorializado por el propio cuerpo, si el adolescente pretende encontrar este objeto perdido, el objeto de la experiencia de
satisfacción y se pretende asimismo encontrar otras satisfacciones pulsionales diferentes al autoerotismo. El propio cuerpo se torna
insuficiente hay que salir a explorar fuera de sí.
El hallazgo de objeto
A partir de la primera frase que da cuenta de hallazgo freudiano de objeto dirá: “el hallazgo de objeto, momento que se ha venido
preparando de la más temprana niñez cuando la primitiva satisfacción sexual estaba ligada con la absorción de alimentos”.
Debemos diferenciar entonces dos procesos y por ende dos campos exploratorios; uno es la búsqueda y encuentro de la cavidad
excitatoria de la zona genital (objeto parcial); y por otra parte lo que Freud ubica bajo el dominio psíquico, el objeto que se ha venido
construyendo desde la más temprana niñez y cuyo retorno se anhela (objeto total). El objeto total designa a la persona en su
totalidad, pero jamás será total ya que nunca podrá reunir todos los objetos parciales en ella.
Este objeto de la pulsión debe ser hallado y simultáneamente construida su representación.
Hallazgo de objeto se hace primero en la fantasía y ahí sigue un recorrido donde encuentra un goce ilimitado y alucinatorio (fantasía
masturbatoria).
Esta necesidad del hallazgo del objeto condena al sujeto también a una exploración del mundo, porque ese objeto no puede ser
compensado suficientemente por una parte del propio cuerpo. En este encuentro con el Otro es donde, probablemente, se inscriba
un nuevo pictograma vinculado al nuevo cuerpo ahora re-generalizado.
Pues bien, Freud se dirige a teorizar sobre una de las tareas que el nuevo status de su cuerpo le impone al sujeto: hallar un objeto
adecuado para sus nuevas posibilidades sexuales. Freud concluye finalmente que el objeto buscado es un objeto perdido, por lo tanto,
de lo que fundamentalmente se trata es de su búsqueda. Lo paradojal de esa búsqueda es que se trata de un objeto que nunca tuvo
y que nunca se dará otro encuentro que lo encuentro con lo inédito. Pero es esa búsqueda, una búsqueda de lo antiguo en lo inédito
lo que dispara, obliga, condena al sujeto a la exploración. GRASSI MUESTRA QUE EL TÉRMINO HALLAZGO HAY QUE PENSARLO COMO ALGO
QUE SE ENCUENTRA SIN BUSCAR, AL AZAR, INESPERADAMENTE.
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Freud afirma que lo que empuja fundamentalmente al sujeto lejos de sus padres, lo que lo condena a explorar, es el peligro de la
consumación del incesto. Buscando el objeto perdido debe impulsarse lo más lejos posible de él; en ese alejamiento exploratorio es
donde es posible encontrar el objeto adecuado. Esta trayectoria exploratoria tiene un recorrido probable que depende de los procesos
previos de la primera elección objetal en la instalación del Edipo. Va desde las cercanías del objeto incestuoso al objeto nuevo
exogámico.
Este recorrido exploratorio tiene un primer momento (imaginario, masturbatorio) donde los objetos incestuosos y nuevos desfilan
incesantemente y todas las formas de la sexualidad son exploradas; y un segundo momento exploratorio en la realidad. Este placer
alucinatorio no se abandona por completo, una parte de la sexualidad se conserva autoerótica.
Tenemos entonces definido uno de los campos exploratorios que se disparan con la explosión puberal: el de la búsqueda del objeto
adecuado para su hallazgo. De él sólo se llega a tener un acercamiento a la representatividad. Para la clínica de la adolescencia lo que
interesa es si se ha iniciado o no esa búsqueda de objetos.
El hallazgo de objeto viene de por si acompañado del encuentro con otros objetos que se presentan como necesarios para el andar
adolescente.
Los objetos acompañantes
La exploración adolescente es una experiencia personal intransferible que se hace acompañado, por una distinta clase de objetos cuya
presencia es beneficiosa para el recorrido exploratorio.
a. Objetos narcisistas que sostienen al Yo.
b. Objetos transicionales que reaparecen en la adolescencia donde se inscriben los objetos culturales objetos que se crean
porque ya están allí.
c. El grupo de pares.
d. El objeto supuestamente complementario.
Con el objeto complementario nos referimos al hallazgo del objeto sexual. El grupo de pares como objeto de apuntalamiento que
permite la emergencia del sentimiento del nosotros, lo cual hace al sustento identitario. Un nosotros que no son los otros y que
apuntalan al yo. Los objetos narcisistas son parte del yo, mientras que los objetos transicionales son valorados como objetos no-yo.
Todos ellos cumplen una función de apuntalamiento.
El apuntalamiento
En su búsqueda de ayuda exploratoria, el púber adolescente debe aprender a apuntalar sus apuntalamientos. El objeto sostén del
adolescente necesita desesperadamente de la investidura. Los procesos de desinvestidura graves se dirigen especialmente al sostén.
Los grandes fracasadores son especialmente hábiles en des-investir el apuntalamiento que se les ofrece. Así parece estar obrando la
pulsión de muerte.
Hay en la adolescencia normal un deseo de recuperar un apuntalamiento perdido cuya gestión se produce en la latencia pero que se
pierde al entrar en la adolescencia. Podemos hablar en la adolescencia de un deseo de apuntalamiento, un deseo de recuperar el
apuntalamiento del objeto que se está perdiendo y de recuperar el apuntalamiento del grupo de pares de la latencia.
Objetos narcisistas
Son los que apuntalan el yo del púber, y estos son fundamentalmente los padres. El narcisismo adolescente necesita para mantenerse
el amor de los padres. En ese basamento lo que le permite al yo dedicarse a desplegar su fantasía exploratoria en la búsqueda del
objeto y su acción exploratoria que se espera sea sostenida por los padres. Gutton enfatiza entonces esa función de apoyo narcisista
parental: “lo que llamamos presencia física del objeto narcisista puberal implica cierta concretud de la relación parental “.
Objetos transicionales
En muchos casos, el adolescente produce un objeto apuntalador cuya función la conoció en su infancia. Es el objeto que es parte él y
parte un objeto externo. Es una parte de él que es no-yo y lo acompaña en el mundo externo. Está presente cuando la ausencia es
más punzante y lo representa a él ante los otros.
Podemos dar cuenta del rol que juegan las sustancias adictivas que muchos adolescentes usan para acompañarse en el recorrido
operatorio. Entonces, a través de esta adicción el adolescente hace un viaje exploratorio llevado por el despliegue de la excitación
sensorial, por diferentes mundos sin moverse de su casa. Esta exploración de un nuevo autoerotismo a veces inhibe toda salida al
mundo y se transforma en un sostén que captura al yo hasta hacerlo desaparecer. Así es una exploración metafórica que transita
únicamente el mundo sensorial y brinda una satisfacción alucinatoria. Al estar drogado se está sumido en un ensueño sin fantasías.
Aquí diferenciamos la fantasía, que es creadora y se conecta con la vida, del ensueño que es un deseo que queda confinado al espacio
mental, no crea mundos y por lo tanto empobrece la vida del yo.
• Objetos narcisistas. Son los que apuntalan el yo del púber, son los padres. El narcisismo adolescente necesita para
mantenerse el amor de los padres. Es ese basamento lo que le permite al yo dedicarse a desplegar su fantasía exploratoria
en búsqueda del objeto y su acción exploratoria que se espera sea sostenida por los padres.
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• Objetos transicionales. Es una parte de él que es no yo y lo acompaña en el mundo externo. Lo representa a él ante otros.
Ej. El diario íntimo, la guitarra viajera, las zapatillas que nunca deja de usar, etc.
• Grupo de pares. Grupo de amigos.
• Objeto complementario. Hallazgo de objeto sexual. Zona-objeto complementarias.
Texto 14: Lepka, M. La llegada de la pareja en la adolescencia.
Planteando la propuesta Los siguientes desarrollos constituyen un intento de pensar la confluencia de ciertos procesos psíquicos que
van a contribuir al momento inaugural de la pareja en tanto proyecto-con-el-otro, durante el tiempo lógico de la juventud. Se trata de
un re-trabajo específico del Sujeto en relación a re-posicionarse en la configuración edípica y frente a la Ley, al Contrato Narcisista,
que en tanto ordenadores y garantes, lo habilitan volverse artífice de un complejo ensamblaje, de modo que la elección de objeto
exogámica contemple, en los términos más saludables posibles, una apropiación de los atributos de “partenaire”, reconocimiento de
la alteridad del semejante de la par-eja y un enriquecimiento con la “ajenidad” que porta ese otro. Así, este nuevo “Entre” analizado
desde los aportes tanto del psicoanálisis de representación como desde el psicoanálisis vincular, se vuelve punto de partida de una
“novedad” para el sujeto, requiriendo de algunas condiciones originantes, de características paradojales.
Los comienzos de los cambios frente al “otro” Cuando trabajamos el proceso adolescente sabemos que uno de los logros es el arribo
“a” “de” la par-eja; de hecho Jannine Puget homologa el “ser adolescente” a esta llegada, ya que se trata de un verdadero
“acontecimiento”. Aquí el vocablo par-eja separado porque desde el terreno conocido de la amistad que es el par, se dará el encuentro
con el otro ya desde las características del “cuerpo sexuado vincular”(J. Puget, 1997).
Y el arribo se produce con la sala de recepción llena de modelos infantiles u objetos primarios que forjaron el campo de las
Identificaciones, el camino del hallazgo de objeto que se debate entre reencuentro y hallazgo-creatividad. Verdadera etapa de
“deambulador” para él o la joven que lo/a sorprende envolviendo al otro bajo el término “Amor”. Y lo nuevo “altera”, y esta sana
alteración trae lo inentendible del otro, lo “ajeno”, lo distinto, y tal vez lo que nunca asimilaré del otro. Significará un barajar y dar de
nuevo, un acontecimiento creativo, enriquecedor, ¿habrá un lugar posible habiendo deseado algo no anticipable desde la estructura
familiar que avale su incorporación? (J. Puget). La llegada del otro desde la pareja entonces se inaugura con la exploración y la
construcción de la identidad de género en un vínculo donde el juego erótico, la sexualidad, el enamoramiento, el amor van sembrando
marcas. Es posible pensar estos trabajos psíquicos como un permanente interjuego de las dimensiones que producen subjetividad, es
decir, la intra, la inter y la transubjetiva.
En pleno momento de re-visitas que promueve el segundo embate pulsional, siguiendo palabras de Freud, toda la problemática del
narcisismo primario – secundario y la conflictiva edípica sufrirán un replanteo. La dimensión más individual no se despliega sino en
una malla intersubjetiva que arranca desde los orígenes del sujeto en los vínculos padres-hijos, luego en el lazo fraternal con los
hermanos y siempre en un contexto grupal-socio cultural. El trabajo específico de despegue llegada la adolescencia demanda una
“transición”. Así la realidad y la fantasía durante la adolescencia que trae esto del área de ilusión reencontrada, que señala Winnicott,
cuando describe el juego y lo transicional como el área de ilusión que la madre y el bebé sostendrán en la adecuada presencia y
ausencia materna para que el yo del Infans adquiera la capacidad de manejar la satisfacción y la frustración, se volverán ahora, terreno
de pasaje en un ida y vuelta en las figuras de relevo y la función apuntaladora del grupo de pares, y así se dé el tránsito desde la
endogamia a la exogamia.
Cabe destacar aquí los trabajos de la búsqueda del objeto adecuado para las nuevas posibilidades sexuales y entonces para su hallazgo
siguiendo a Wasserman. Como así también, pensar la exogamia en términos de salida heterofamiliar (A. Grassi, 2010). El semejante
(amigos), los mecanismos de identificación proyectiva sobre los miembros del grupo, constituyen una experiencia plafón que prepara
la llegada de la par-eja. La función apuntaladora del grupo de pares contribuye en esto a metabolizar las transformaciones que
generaron “los procesos de lo puberal y lo adolescente” (A. Grassi). Los peinados, las vestimentas, los gustos compartidos, las modas,
la práctica movilizante pero también confirmante del espejo contribuyen a afirmar la diferencia generacional, a inscribir la
representación sexual de órganos maduros, y la representación del otro cada vez más en sus aspectos masculino y femenino, caminos,
recorridos diversos, simultáneos, entrelazados que marcan, en un registro mutuo, desde la “complementariedad (?) del otro sexo”,
como dirán distintos autores. Aquello que señalaba Freud como “estado alterado de la conciencia” o también, como dicen otros
autores al hablar sobre el amor, la facultad de ver las cosas como no son. El tiempo lógico de lo adolescente significará lidiar con el
objeto amor y su idealización.
Un recorrido marcado por la “enamoración” según Didier Laurú, quien intenta con este término dar cuenta del involucramiento del
sujeto joven en el proceso que lo lleva a enamorarse, una “locura amorosa” en el sentido no de perturbación, sino de todo lo que se
revoluciona, se “huracaniza” en el aprender a amar en un vínculo de pareja. Estos primeros procesos están más alineados del lado del
propio narcisismo y su necesidad de completud en el otro semejante, resguardándose de cualquier “falla”, resguardándose de la
Castración y la Muerte que nos marca a todos como sujetos y nos reenvía a un trabajo permanente en lo simbólico para aceptarlo y
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tramitarlo. A este arribo, a esta conquista le anteceden batallas preliminares como consecuencia de que en la adolescencia, esta
segunda oportunidad, el nuevo embate pulsional, también obliga a un nuevo embate de la castración que se revisita.
El vínculo se reconfigura Aún con las vicisitudes y variantes que irá cobrando la construcción de la identidad de género y sus guiones
eróticos el tema aquí que viene a demandar el “vínculo de pareja” es entonces el trabajo sobre el otro. Un “Otro” que en los orígenes,
en el entramado intersubjetivo está como un portavoz (P. Aulagnier, 1979) que debe posibilitar no sólo un “yo hablado sino un yo
supuesto hablante.” (P. Aulagnier). Este advenimiento del yo se acompañó, fue de la mano de la construcción, del temprano modelo
de la otredad; supone discriminar un yo de un no-yo, una exigencia de exterioridad del Mundo y del Otro, de representar la ausencia
del otro (la Madre) y la diferencia sobre la que se edificó luego el modelo edípico. La constitución subjetiva a cargo del yo se fue dando
por identificación pero también por imposición. Un bebé no propone una identificación a los padres, sí el requerimiento de recibir esa
imposición en el vínculo con ellos (I. Berenstein, 2004), pero ese bebé al principio de la vida necesita que el encuentro con su madre
sea sólo “parcialmente” heterogénea. El yo de uno y otro metabolizará la demanda y la respuesta desde las propias representaciones
forjadas por el yo pero siempre hay una cualidad de presencia del otro que excede lo proyectado desde el yo. Esta no-coincidencia,
marca al yo de un modo suplementario respecto del propio deseo, no genera unidad sino diversidad. Aparece una parte inaccesible
“ajena” del otro que como señala I. Berenstein en su concepción de lo vincular falla constantemente en su inclusión imaginaria. El
motor del vínculo sería entonces el trabajo de inscripción de lo “diferente” que sobrepasa la relación de objeto. La reedición del
complejo de Edipo por su parte, en el transcurrir de los procesos de “lo puberal y lo adolescente” que ha hecho, al decir de Rassial,
del cuerpo del niño un cuerpo semejante y de la misma materia que la del adulto, interpela ahora al sujeto a aceptar la prohibición
que establece el complejo de Edipo para limitar el goce de ese Otro, la Madre, quien debe aceptar que el Nombre-del-Padre la limite
y permitir así, la promesa de “ser” como proyecto (Rassial, 1999). O sea, reasegurarse su condición de Sujeto de deseo, en tanto,
entonces, Sujeto del inconsciente. Se trata de un salto cualitativo en la prohibición del incesto sobre la cual el niño elabora la diferencia
sexual para dar paso a una nueva lógica significante, ligado a lo fálico desde el objeto ahora definitivamente atravesado por la “falta”.
Así la Castración, la Muerte se enlaza e integra a la nueva sexualidad naciente. Un nuevo reposicionamiento en este momento del
crecer frente a la Castración, de modo que el camino saludable esté marcado por el Deseo, conservando su esencia de no realización
para ser tal y se cumpla el destino de la pulsión, de no ser satisfecha nunca. El atravesamiento de ese reconocimiento, esto es, de
nuestra condición de sujetos de la “falta” hace que los primeros objetos de amor, que desde el narcisismo y el autoerotismo generaban
formas preliminares del Amor, mediante los mecanismos de devoración y apoderamiento, ahora sufran una segunda configuración
objetal en su dimensión simbólica. La frustración del objeto pulsional por su rasgo estructural de nunca coincidir con el objeto de la
necesidad, con el objeto real, remite a la promesa no cumplida, a la discontinuidad que abre la presencia de la ausencia; y, ahora, por
la lógica que introduce el tiempo psíquico de la juventud se ubica como objeto a investir, pero marcado por la “falta”, en una suerte
de “emparejamiento” de todos en tanto humanos. Estos procesos de construcción del amor, durante la juventud, con el desasimiento
de la figura de los padres, como señala Freud, o el trabajo psíquico de “obsolescerlos”, según Gutton, implica una tarea de
desidealización de los objetos parentales. Movimiento que pone en juego el odio como función de desligadura sobre la elevada
investidura que tenían los padres haciendo del hijo “Su Majestad el Bebé”, reaseguro narcisístico fundamental, cuna del forjamiento
del “yo-ideal”. Ahora que el principio de realidad y los procesos de simbolización cobraron un progreso enriquecedor durante el
transcurrir de la adolescencia el proceso de la “desidealización”, como analiza L. Kancyper, desencadena para el sujeto una
reestructuración del vínculo con los objetos parentales y consigo mismo. Cae la sobrevaloración al volverse un “semejante” del adulto
padre y repercute en la omnipotencia del yo, de tal modo que “…la desmesura del Ideal puede convertirse en un ideal de mesura a
partir del reconocimiento del Otro como límite irreductible al designio dominador del sujeto.” (L. Kancyper, 2004). Esta victoria
psíquica también implica duelos en el ámbito del “doble ideal”(Kancyper) que pertenece al despliegue y resolución del complejo
fraterno, también tramitado en la reedición que se da en la vida del grupo de pares que caracteriza al joven. Estos caminos internos
de la revisita a la Castración permiten redefinir las condiciones para el cierre definitivo del aparato psíquico y la consolidación del
“Ideal del Yo”. Proponiendo una paradoja estructurante Llegado este punto, quiere decir que la exogamia como relación de simetría
“yo-yo del otro” (P. Aulagnier) puede pensarse en los términos más saludables posibles cuando un yo activo puede articular en el
entramado de las tres dimensiones de producción de subjetividad (intra-inter-transubjetivo) alteridad, proceso de hallazgo-creatividad
de objeto y ajenidad. Podemos decir que así como hay una escena originaria fundante de la condición deseante del yo, la búsqueda
de una pareja como proyecto necesita de una escena de la conyugalidad, un pasaje del sujeto a la condición de “excluido” de la escena
originaria (N. Córdova), para poder tomar los atributos de un “partenaire” gracias a los trabajos específicos del tiempo lógico de la
juventud. Esto significa que la escena de la conyugalidad sucede mientras se da el duelo por los padres y se iguala el sujeto a su misma
condición, se da la identificación con los padres en los aspectos de adultos-cónyuges, una mirada a la configuración edípica desde ver
a la pareja-parental justamente en su rol de par-eja, de semejantes mutuamente elegidos. Se instala así, un verdadero enlace entre
castración, reconocimiento e identificación. Ese tiempo lógico de la juventud establece así una situación paradojal compuesta de los
siguientes dos términos: uno que nos enfrenta a reconocer la alteridad del otro, en su condición también de sujeto barrado, como
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señala Lacan, con una suerte de pregunta, entonces, sobre qué hago entonces con lo “otro del otro”. Y el otro término, esa promesa
mutua de que cada uno “represente” para el otro la ilusión, de que el amor es ese bien común que los preserva de la Castración, de
la Muerte y de la Falta. Ilusión que cabalga a la vez con su reconocimiento de imposibilidad, de modo que la “presencia” del otro más
allá de los intentos de diferentes juicios de atribución desde el principio del placer rompe con aquello de que “quienes se parecen se
juntan” (Rassial). Entonces más que complementariedad de sexos es suplementariedad, se da cabida a la novedad, al acontecimiento
que diferencia a lo infantil como único origen del sujeto y su mera búsqueda de lo conocido familiar. El otro puede ser recepcionado
en su diversidad. Esta escena fundante permitiría luego en la unión de la pareja, en su “volverse un proyecto”, construir el llamado
por varios autores como el “malentendido básico inicial”, trama relacional, estructura transaccional, “zócalo”, donde se deposita la
articulación de ideales infantiles que cada uno porta para producir el resguardo y también la continuación de su elaboración. Así, el
encuentro con el otro, como señala P. Aulagnier, va a implicar poder reunir placer identificatorio con placer del pensamiento y placer
del cuerpo. La presencia es un soporte, un apuntalamiento, un basamento para aspectos narcisistas, para poner en pensamiento, en
anhelo también el tiempo vivido con el otro. Comienza así un interjuego entre los encuentros vividos y los pensados. El yo busca
aunque fugitiva una identidad con el yo del otro. Es necesario, dirá la autora, que el yo pensado se refleje en el yo real, que “confluyan”.
Luego señala que hay momentos privilegiados de identidad, de confluencia entre placer esperado y placer recibido – por ejemplo en
la relación sexual- pero así como una característica del vínculo de pareja es ser fuente de placer para el otro también lo es su capacidad
para frustrar. En este punto, esta cualidad de relación de poder, abre al juego – conflictivo – de “entender” al otro que supera al
coincidir. Ese objeto privilegiado de catectización con quien se puede establecer una relación compartida o recíproca que quiere decir
con consentimiento de dos yoes que pueden reconocerse ante la Falta, ante un poder proporcional mutuo de decepción, de no
respuesta, y de búsqueda inacabable de prueba de verdad entre el yo pensado del otro y el otro real, señala el éxito de las
transformaciones que transitó el Amor. Este advenimiento siembra en el terreno vincular de la pareja las configuraciones necesarias
para lo que un poeta describe como un buen amor: “y desde entonces soy porque tú eres, Y desde entonces eres, soy y somos, Y por
amor seré, serás, seremos.” (P. Neruda, Cien sonetos de amor, LXIX) Texto 14: Soler, M. El otro por venir.
SOLER: EL OTRO PORVENIR
Antes de nacer, el grupo familiar imagina y simboliza al bebé. Aulganier propone la categoría de cuerpo imaginado para dar cuenta de
este trabajo anticipado de las funciones parentales sobre el niño. Así éste, se confronta desde un primer momento con un mundo
simbólico que le proyectan los otros. El bebé es el soporte narcisista del grupo; y la función de la familia es dar un lugar al nuevo
integrante filiándolo a la cadena generacional, proyectándole ideales y valores, etc.
Si el espacio intersubjetivo está regido por la violencia secundaria, el niño es candidato a ser tomado como objeto de proyección de
los otros y el espacio intersubjetivo deviene relación de objeto.
La subjetividad que vendrá quedaría reducida a repetir un cuadro ya pincelado por las generaciones anteriores. Por el contrario, si la
violencia primaria es la que rige el contrato, además de ser objeto de proyecciones de figuras ya pintadas; el grupo va a transmitir
también la potencialidad vinculante inherente a todo vínculo. Esto implicará una posibilidad de no definir el vínculo por lo anterior,
lo preestablecido; sino dejar en suspenso la posibilidad de que el niño sea diferente, altero, por-venir.
El espacio intersubjetivo entre un hijo y quienes sostienen las funciones parentales puede advenir relación de objeto o vínculo. El
primero ocupa un lugar de objeto de proyecciones de los otros; mientras que el vínculo deviene cuando aún, cumpliendo el grupo con
la función de transmisión, aloja a la subjetividad naciente como un sistema abierto.
Al portar el grupo la función de la potencialidad vinculante también transmite algo de la esencialidad del sujeto: su falta. La transmisión
de la potencialidad vinculante conlleva la transmisión esencial de la falta inherente a todo sujeto, que habilita el movimiento deseante
de búsqueda y construcción de sentidos posibles po-venir que den consistencia a cada subjetividad.
Para apropiarse de la potencialidad vinculante transmitida por los padres, el hijo tiene que realizar muchos trabajos psíquicos durante
la infancia y la adolescencia, para construir y conquistar las categorías de vínculo y de alteridad. Que un sujeto construya la categoría
de alteridad implica que pueda considerar al otro en su diferencia: con un cuerpo separado y deseo diferente. Implica asumir la
diferencia del otro y la propia.
La primera experiencia que tiene el infante del otro se juega en un registro pictogramático, de sensaciones corporales. En la
continuidad del vínculo de apego es imprescindible que se ponga en juego la diferencia, la ausencia. Esto posibilita la creación de la
fantasía y el deseo. Allí reside el primer registro de la alteridad, al modo de una diferencia sensorial.
Lo extraño
La constitución de la categoría del extraño implicaría una primera simbolización de la diferencia, de la alteridad del sujeto. Se
conceptualizan 3 momentos:
1. El primer tiempo del proceso de reconocimiento de uno mismo es el de no tener rostro. La falta implica todo el vacío de
constitución.
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2. El segundo tiempo es el de tener el rostro de la madre. Este momento está fundado en inclusiones recíprocas. El sujeto es lo
que percibe. No hay distancia ni diferencia entre el sujeto y el otro (la madre).
3. El tercer tiempo se define por la percepción del rostro del otro como otro. Ya se percibe y registra la diferencia. Esto inaugura
la posibilidad de ser diferente de la madre.
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El cuerpo, respeta una cronología y depende del medio para que este lo posibilite y estimule, depende de condiciones alimentarias y
habitacionales, de condiciones culturales. Todos elementos fundantes del cuerpo erógeno. Además, requieren de intercambios (con
el medio ambiente) e intervenciones de las funciones parentales. Así, cuerpo erógeno, psiquismo y las funciones parentales se van
constituyendo articuladamente. Puntualización en la constitución del aparato psíquico:
1. Aulagnier el proceso originario, pone en marcha la actividad psíquica en relación con las primeras inscripciones corporales,
pictogramas (primeros meses de vida).
2. luego, proceso imaginario con la constitución de lo icc. Poco tiempo después se pone en funcionamiento el proceso
secundario y la constitución del yo (durante el primer año).
3. el estadio del espejo y la constitución del yo como funciones que comienzan a instalarse entre el 8° mes y el primer año de
vida, por la cual se vuelve a pasar, luego en la pubertad (en torno a los 13-15 años) con las transformaciones del cuerpo
puberal.
4. el superyó con sus imperativos categóricos que son herencia del complejo de Edipo (desde los 3-4 años) hasta su
sepultamiento (entre los 7-9 años). Su revisita con el nuevo cuerpo puberal, la exploración del cuerpo propio y el ajeno en
general y primero por un período homosexual, en adelante ampliando las diferencias genitales.
5. las transformaciones del yo ideal en ideal del yo propias de lo adolescente.
Dichas fases del desarrollo no evolucionan unidireccionalmente, se producen con progresiones y regresiones. Por lo tanto, no son
momentos “naturales” fijos provocados por el desarrollo. El nexo entre la cronología del desarrollo y la función que este cumple en el
psiquismo está dado por el trabajo de la subjetividad. La estructuración psíquica en el niño/adolescente depende de su desarrollo
corporal, como también de los sentidos diversos que provienen del Otro familiar.
Subjetividad y adolescencia
La adolescencia implica una crisis de identidad. Lo propio del sujeto en la adolescencia es crear sentidos que enriquezcan al yo, en un
juego de identificaciones-desidentificaciones. Cuando este juego es obstaculizado, vemos el alto precio pagado.
El yo no es el sujeto, aunque se produce y anida en el yo.
Producción de subjetividad es la acción de sentido, se significar y poner una marca de origen (firmar) un proceso de metabolización.
Dar un sentido personal. La subjetividad es intercambio entre otros sistemas (intrapsíquico), por el intercambio con los otros
(intersubjetivo), por el intercambio con el medio (transubjetivo). Si uno de los trabajos del adolescente consiste en hacer caer
identificaciones inconscientes, parentales infantiles, donde ellos eran garantes, donde ellos estaban, donde el Otro investía los objetos
privilegiados de su deseo, yo debo advenir. Ellos, ¿Quiénes? Ahí la adolescencia transita por su auto-afirmación. El devenir yo es trabajo
psíquico, es producción subjetiva. El yo se entiende en movimiento, en intercambio con el ello, el mundo exterior, con los otros, con
la cultura.
Texto 2:Córdova N. La primavera del significante. Parte I: El entretiempo adolescente.
Lo adolescente y las figuras de la alteridad
Crecer es un proceso de subjetivación, que conlleva una fantasía ICC agresiva.
El significante en la adolescencia, connota para el mundo, el amenazante sentido de anunciar el advenimiento inexorable
del recambio generacional.
Primavera del significante
Grassi sostiene que los procesos puberal y adolescente se ponen en juego en lo que denomina el “entretiempo de la
sexuación”. Afirma que la adolescencia es urgencia de transformar y crear, es puesta en desorden del cuerpo, de la
identidad infantil, del orden familiar y la posición generacional, ello se verifica también en el campo del lenguaje. Al
adolescente le urge poner en desorden el lenguaje. Los adolescentes necesitan recurrir a significantes propios, a veces
inéditos para apalabrar e inscribir ese íntimo acontecimiento y subjetivarlo. El adolescente no cuenta con un “discurso
apropiado”, está en proceso de desasimiento y desalineación del Otro parental, debe entonces crear recursos expresivos
en la grupalidad. Una operación característica “en” la adolescencia es la manipulación de las sílabas y fonemas, creando
apócopes y acortamiento a veces originales, que configuran lo que se denomina metaplasmos: alteraciones de la escritura
o pronunciación de palabras sin modificación del significado (“na, bolu”). Este será un modo de transcribir en lo simbólico
la experiencia con lo real de un cuerpo cuya imagen es alterada. Apropiarse del lenguaje permitirá materializar sus deseos
y decir algo en nombre propio.
Texto 3: Najmanovich, D. El desafío de la complejidad.
Los abordajes del paradigma de la complejidad nos permite considerar y aprovechar el modo en que las distintas
áreas del saber y el quehacer humanos se afectan de múltiples formas fertilizándose mutuamente. Pensar “en red”
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implica ante todo la posibilidad de tener en cuenta el alto grado de interconexión de los fenómenos y establecer
itinerarios de conocimiento tomando en cuenta las diversas formas de experiencia humana y sus múltiples
articulaciones. La red no tiene recorridos ni opciones predefinidas. Las redes dinámicas son fluidas, pueden crecer,
transformarse y reconfigurarse. Son ensambles autoorganizados que se hacen al “andar”. Atraviesan fronteras, crean
nuevos dominios de experiencia, perforan los estratos, proveen múltiples itinerarios, tejiendo una trama vital en
continuo devenir.
El paso de la perspectiva moderna al pensamiento complejo conlleva la necesidad de gestar nuevas cartografías, y
sobre todo nuevas formas de cartografiar. Los nuevos escenarios contemporáneos que están emergiendo nos
permiten pasar de una concepción estática y aislada del ser hacia una perspectiva en red; interactiva, dinámica y
multidimensional. Se trata de un movimiento capaz de dar cuenta del saber y del mundo en términos de redes
poieticas, capaces de producir y crear en y a través de interacciones transformadoras.
Del ser aislado al devenir entramado
En el enfoque de la complejidad que propone la autora, todo conocimiento es una configuración actual del mundo
producida en la red de interacciones e intercambios. El conocimiento ha entrado en la era de la fluidez, al igual que
nuestra experiencia en el mundo. El dinamismo no se limita al mundo, sino que nos incluye. En las redes dinámicas
los vínculos no son conexiones entre entidades preexistentes, sino que los vínculos emergen simultáneamente con
aquello que enlazan en una dinámica de autoorganizacion. Lo que concebimos como sistema, partes y enlaces desde
una perspectiva dinámica no tienen existencia independiente ni previa al acto de conocer, como suponen los
objetivistas.
Las nociones de red, configuración y organización desde los enfoques dinámicos, vinculan infinitas formas lo que las
dicotómicas clásicas habían escindido y petrificado o evaporado. La estética de la complejidad es la de las paradojas
que conjugan estabilidad y cambio, unidad y diversidad, autonomía y ligadura, individuación y sistema. El
pensamiento dinámico es interactivo, lo que le permite construir categorías como ser en el devenir, unidad
heterogénea, autonomía ligada a sujeto entramado, que se caracterizan por su no dualismo. En estas categorías los
opuestos conviven enredados de múltiples formas y modos en un proceso de configuración activa y temporal.
El autor prosigue a destacar aquellos supuestos básicos de esta concepción dinámica de la organización y de las
redes:
a. Las partes de un sistema complejo solo son “partes” por relación a la organización global que emerge de la
interacción.
b. En ningún nivel encontramos “unidades elementales” aisladas, sino patrones de interacción en red.
c. La “unidad heterogénea” formada en y por la dinámica no puede explicarse por sus componentes.
d. El sistema es abierto en una configuración activa producto de su intercambio con el medio, que no es un
contexto pasivo sino un entorno activo.
e. Las partes no son unidades totalmente definidas en sí mismas, sino que existen como redes dinámicas.
f. El sistema dinámico surge de la internación en múltiples dimensiones de la dinámica de redes.
g. El universo ya no es concebido como átomos en el vacío sino como una red de interacciones, y por lo tanto la
libertad no puede concebirse como independencia.
h. Las ligaduras con el medio son la condición de posibilidad para la libertad. La flexibilidad del sistema, su
apertura regulada, le permite cambiar o mantenerse, con relación a sus interacciones con su ambiente.
i. Al tratar con sistemas complejos dinámicos en un mundo entramado no tiene sentido preguntarse por la
causa de un acontecimiento, pues es imposible aislar factores o cadenas causales lineales.
j. Solo podemos preguntarnos por las condiciones de emergencia, por los factores coproductores que se
relacionan con la aparición de la novedad que no solo genera algo nuevo, sino que reconfigura lo existente
en tanto modifica la trama. La emergencia, a diferencia de la causalidad, hace lugar al acontecimiento y al
azar, rompe con la linealidad del tiempo y da cuenta del aspecto creativo de la historia.
k. Al surgir la organización a partir de una dinámica de intercambio no hay jerarquías preestablecidas.
(más en texto)
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Texto 4: Freud S. Metamorfosis de la pubertad. Tres ensayos para una teoría sexual.
Texto 5: Guía para lectura de 3 ensayos. Ficha de cátedra.
Capítulo 1: SOBRE TEORIAS DE PULSIONES (DUEK)
Freud alude a la libido como energía de la pulsión sexual. En “tres ensayos” la define como un concepto límite entre el
soma y la psique, que posee un fin: la descarga; una fuente: el cuerpo erógeno; y objetos en los que descargar la tensión
psíquica; más adelante, la define como un empuje que representa una presión que fuerza el trabajo psíquico del sujeto.
Dice Freud que lo conservativo se opone a la pulsión sexual y posee características diferenciadas:
• Pulsiones sexuales tienen plasticidad, la capacidad de cambiar de vías sus metas dejándose sustituir una
satisfacción pulsional por otra.
≠
• Pulsiones de autoconservación son inflexibles, no admiten diferimiento, son imperativas de manera muy diversa
y tienen una relación enteramente distinta tanto con la represión como con la angustia.
Habría en las pulsiones autoconservativas, una meta prefijada, un ciclo consumatorio y un objeto bien preciso,
manteniéndose en esta primera teorización, en un polo del conflicto el grupo de las pulsiones de autoconservación y las
pulsiones yoicas; y en el otro polo, las pulsiones sexuales.
En este esquema el amor se apuntala en el hambre a partir del acto de succionar, al alimentarse y saciar esa necesidad, se
crea la zona erógena oral.
El acaecer pulsional del sujeto es fragmentario y la sexualidad pregenital infantil polimorfa. Cada zona erógena y quehacer
pulsional conforma cierta organización libidinal relativamente predominante pudiendo delinear zonas erógenas
pregenitales: oral, anal y fálica; y luego en la pubertad apuntalada en las pulsiones pregenitales, se erigirá la supremacía
de la pulsión genital. Es recién aquí, que las pulsiones pregenitales se reorientan y subordinan a favor de la poderosa
pulsión genital.
Narcisismo
El cuerpo llega a ser en su conjunto, una gran zona erógena y sobre las bases de este se constituirá el yo. Sin embargo,
Freud plantea que hace falta un nuevo acto psíquico para que el yo sea unitario y se constituya como instancia psíquica,
teniendo como sostén al cuerpo erógeno pasaje del autoerotismo al narcisismo.
La libido no inviste solamente los objetos externos, sino que se deposita en el yo mismo. El abordaje de la vida amorosa
muestra como hasta el mismo objeto de deseo, puede investirse en libido narcisista, por lo cual se halla dentro del grupo
de las pulsiones sexuales: libido yoica (sexual) y libido de objeto (sexual).
En la segunda teoría pulsional, el dualismo es entre las pulsiones de vida y las pulsiones de muerte. Si bien, sitúa las
pulsiones sexuales en las pulsiones de vida, la sexualidad se bifurca en esta teoría. Hay sexualidad en el amor y también
en el odio y la destrucción. Sin embargo, habría una oposición pulsional y fundamental entre el polo que ama y aquel que
rompe y destruye. Eros (pulsiones de vida) y Tánatos (pulsiones de muerte), son en última instancia fuerzas que en el
sujeto se presentan juntas y que sólo teóricamente son separables, y que se ocultan tras las pulsiones manifiestas,
pulsiones del yo y pulsiones de objeto.
CAPÍTULO 2: SOBRE LA PULSIÓN EN LA PUBERTAD (SLIPAK)
Propiedades de la pulsión sexual:
• Faltaría en la infancia
• Advendría en la época de la pubertad siendo su meta la unión sexual (genital) o por lo menos las acciones que
tiendan hacia ello.
Objeto sexual y meta sexual son los conceptos que le permiten a Freud hablar sobre las perversiones y la sexualidad
infantil, para dar cuenta del trayecto de la pulsión sexual hasta la pubertad. La disposición a las perversiones es la
disposición originaria y universal de la pulsión sexual en los seres humanos. Así Freud se sitúa en la niñez intentando
descubrir esa disposición originaria y ahí ya destaca la emergencia de aquello que circunscribe la orientación de la pulsión
sexual. Los llama diques morales de la pulsión: la vergüenza, el asco, la compasión y las construcciones sociales de la
moral.
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Señala un destiempo en términos de la sexualidad infantil, la práctica sexual no se desarrolla al ritmo de sus otras
funciones, se discontinúa con la latencia donde la excitación sexual no se suprime, sino que se emplea para otros fines
diferentes de los sexuales.
Siguiendo con la infancia, es preciso señalar a una única meta donde las excitaciones influyen de diversas fuentes y
persiguen por separado su meta (la ganancia de placer) que en la niñez la pulsión no está centrada y al principio carece de
objeto (o por decirlo de otro modo, el objeto está/es el propio cuerpo) o sea, es autoerótica. Ya en la infancia comienza a
hacerse notable los genitales como zona erógena. El temprano florecimiento de la vida sexual infantil hace madurar
también una elección de objeto y veremos que este hecho no es sin consecuencias, ya que la fase que se le asocia y le
corresponde ha de apreciarse como importante precursora de la organización sexual definitiva.
Transformaciones que experimenta la sexualidad infantil con la emergencia de la pubertad: la subordinación de todas las
fuentes originarias de la excitación sexual a la zona genital y el hallazgo de objeto. La subordinación se consuma por los
actos sexuales autónomos resultantes de la conjugación de excitación y placer, así pasan a ser actos preparatorios para la
nueva meta sexual, que él señala es el vaciamiento de los productos genésicos (eyaculación). El logro de esta meta pone
fin a la excitación sexual. Volviendo a la elección de objeto, es guiada por los indicios infantiles renovados en la pubertad.
Diferencias entre placer previo y placer final: el placer previo es lo mismo que ya podía ofrecer, aunque en escala reducida,
la pulsión sexual infantil. El placer final es plenamente el placer de satisfacción de la actividad sexual genital.
La subordinación de todas las fuentes al primado de la zona genital, y el hallazgo de objeto, sumado a esto a la maduración
de sus órganos sexuales, los genitales, nos permiten pensar en una nueva función que aparece en el púber: la aptitud para
la reproducción. La pulsión se pone al servicio de la reproducción, se torna altruista. Una adquisición simbólica: el ejercicio
de las funciones materna y paterna.
CAPÍTULO 3: DOS CORRIENTES DE LA PULSIÓN (GRASSI)
La pulsión tiene:
• Cuatro elementos: objeto-fin o meta-empuje y fuente
• Cuatro destinos: transformación en lo contrario, vuelta sobre sí mismo, represión y sublimación
• Dos corrientes: la tierna y la sensual
La constitución de la sexuación tiene como fundamento un carácter bifásico: sexualidad infantil (propia del complejo de
Edipo) y sexualidad adulta (caracterizada por el hallazgo de objeto). Lo puberal-adolescente aparece como interfase con
sus trabajos específicos, un entretiempo.
Freud plantea que la normalidad de la vida sexual es garantizada por la exacta coincidencia de las dos corrientes dirigidas
al objeto y a la meta sexual: la tierna y la sensual. El encuentro de las dos corrientes de la pulsión en el (nuevo) objeto y
con la (nueva) meta (penetrar/ser penetrada) de la pulsión en la pubertad, es una perfecta coincidencia.
La corriente tierna proviene de la primera infancia, se ha formado sobre la base de los intereses de la pulsión de
autoconservación. Corresponde a la elección infantil primaria de objeto. La ternura de los padres y personas a cargo de la
crianza, que rara vez desmiente su carácter erótico contribuye en mucho a acrecentar los aportes del erotismo a las
investiduras de las pulsiones yoicas en el niño.
En “pulsiones y destinos” Freud dice que tenemos razones para distinguir pulsiones de meta inhibida, a saber, mociones
pulsionales de fuentes notorias y con meta inequívoca, pero que se detienen en el camino hacia la satisfacción. De esta
clase es por ejemplo el vínculo de la ternura que indudablemente proviene de las fuentes de la necesidad sexual y por
regla general renuncia a la satisfacción. Esta corriente se pone al servicio del mantenimiento y desarrollo de las relaciones
afectivas donde no interviene el erotismo, lo que Freud denomina “inhibición del fin de las pulsiones”.
Al lado de las pulsiones libidinales de pleno efecto y de las pulsiones de autoconservación, se instalan las pulsiones
libidinales inhibidas en su fin o de carácter sublimado, derivadas de las pulsiones libidinales corriente tierna de la
pulsión.
En la pubertad se adiciona a la pulsión sexual, la poderosa corriente sensual, que ya no ignora sus metas (penetrar/ser
penetrada) ni su objeto (genitales del sexo opuesto instaladas en la categoría de femenino/masculino). Esta corriente
constituye el erotismo genital, nunca deja de investir con montos libidinales más intensos los objetos de la elección infantil
primaria. Pero como tropieza ahí con los obstáculos de la barrera del incesto y los diques morales de la pulsión, construidos
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en la latencia, exteriorizará el afán de hallar lo más pronto posible el paso de esos objetos inapropiados en la realidad
hacia los objetos ajenos, con los cuales pueda cumplirse una real vida sexual.
La integración de las pulsiones en la genitalidad tendría su punto culminé en el amor de objeto que reúne ambas corrientes
de la pulsión. A su vez, la insatisfacción no es del orden del coito, sino del amor (desarticulación de las dos corrientes).
Desarmonía fundante de la sexuación en primer lugar a consecuencia de la acometida de la elección de objeto en dos
tiempos separados por la interposición de la barrera del incesto, el objeto definitivo de la pulsión sexual ya no es nunca el
originario sino un subrogado (sustituto) de este.
Lo puberal-adolescente aparece como momento de rehistorización de lo infantil ligándose con las inscripciones de lo
nuevo.
La pulsión y el altruismo: “La pulsión se pone al servicio de la reproducción, se torna altruista”
1) En la infancia, el niño crece entre autoerotismo, narcisismo y elección infantil de objeto. Hay una orientación
(hetero u homosexual) en la elección de objeto. Pero esta última implica una relación de vincularidad; encontrar
el máximo placer en el orgasmo en relación al compañero, generar placer en el otro. Este es un sentido del hecho
que la pulsión deja de ser egoísta y se vuelve por así decir altruista. La alteridad se está constituyendo junto con
el erotismo (concepto de la cátedra).
2) Si la pulsión se pone al servicio de la reproducción y esto entonces abre a la cuestión de la relación del sujeto con
un interés que no es exclusivamente individual sino de la “humanidad”, también aquí asistimos a la transformación
de la pulsión hacia el altruismo: la consideración por lo altero es el acoplarse a un interés colectivo.
CAPÍTULO 4: SEXUALIDAD, PERVERSIONES Y NEOSEXUALIDADES: DE FREUD A JOYCE MCDOUGALL. UN RECORRIDO A MODO DE INTRODUCCIÓN.
1-Freud comienza “Las metamorfosis de la pubertad” con la siguiente afirmación: “Con el advenimiento de la pubertad se
introducen los cambios que llevan la vida sexual infantil a su conformación normal definitiva.” Se desliza en esta frase una
opacidad de sentido que sugiere que un sector de la vida sexual infantil, más allá de los cambios de la pubertad, continuará
vigente con su carácter polimorfo en la sexualidad genital adulta. Por otra parte el término “normal” da cuenta de una
paradoja en el pensamiento freudiano, ya que coexisten en su obra un cierto criterio normativo epocal, junto con aportes
inéditos e inquietantes para sus contemporáneos como la existencia de una sexualidad infantil perverso-polimorfa iniciada
y señalizada nada menos que por los cuidados y significantes prodigados por el otro materno y su deseo (dimensión
intersubjetiva de la pulsión). La “normalidad sexual”, desde el pensamiento de Freud, es alcanzada a veces mediante un
trabajo de adaptación cuyo costo inevitable es la neurosis.
En el capítulo inicial de Tres ensayos, “Las aberraciones sexuales”, Freud se refiere a las perversiones ordenándolas de
acuerdo a las desviaciones de la pulsión sexual respecto a la meta y al objeto o ambas. Pero concibiendo a su vez una
etiología sexual que deberá explicarse por ciertas fijaciones infantiles y detenciones en el recorrido de la pulsión.
Para Freud las experiencias de placer-displacer son factores constitutivos de la subjetividad, el objeto de la pulsión es
contingente, y por tanto la elección del objeto sexual y las formas de distribución del goce que definen el erotismo y la
sexuación (posicionamiento sexual) de cada sujeto, serán el resultado de un recorrido pulsional cuyo corolario dependerá,
entre otros factores, del modo de atravesamiento del Complejo de Edipo.
2- Después de Freud. El psicoanálisis actual, transcurridos algo más de 100 años de la publicación de Tres Ensayos, no
puede soslayar la diversidad sexual de la posmodernidad expresada por las neosexualidades, el transgénero y las familias
homoparentales entre otros nuevos significantes que cuestionan la lógica “natural” de las polaridades
masculino/femenino, heterosexualidad/perversión, paternidad/maternidad. Nos encontramos ante profundos cambios
sociales y culturales, y nuevos paradigmas interdisciplinarios abiertos a lo complejo, que problematizan los modos de
pensar la sexualidad, las múltiples formas de expresión del erotismo, la lógica de la sexuación, y consecuentemente
también los criterios de salud y procesos saludables.
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CAPÍTULO 5: PROBLEMATIZANDO EL CONCEPTO DE PERVERSIÓN (SOLER)
Mc Dougall propone otros criterios para definir la perversión:
1- Se separa de la connotación peyorativa de la palabra perversión, a la cual se asocia “perversidad, inclinación al
mal” o “aberración, desviación de la pulsión” según Freud.
2- Tampoco la define según la práctica sexual, ya que los guiones sexuales que un sujeto presente, si no implican
sufrimiento para sí mismo o para el otro, no los considera perversos.
3- El criterio que ella propone en este capítulo implica diferenciar al sujeto de las formaciones clínicas.
La autora ubicará a lo largo del capítulo, la categoría psíquica de la alteridad como aquella que se encuentra fallida en la
formación psíquica de la perversión.
Guión erótico no solo contribuyen a asegurar el sentimiento de la identidad sexual, sino que a menudo se revelan como
técnicas de supervivencia psíquica en cuanto salvaguardan el sentimiento de identidad subjetiva.
Ética y responsabilidad del analista es su responsabilidad no intentar modificar este sistema de defensa hasta que no
se constituyan otros recursos psíquicos, ya que ello puede producir un verdadero derrumbe psíquico.
Propone definir como perversiones aquellas formaciones psíquicas donde está fallida la constitución de la categoría de la
alteridad. Poder construir la categoría de la alteridad implica poder reconocer al otro en dos sentidos: el otro como cuerpo
separado y como sujeto de deseo. Esta categoría empieza a constituirse en los primeros tiempos de la infancia y es en la
adolescencia y con el hallazgo de objeto que se vuelve a poner en cuestión.
CAPÍTULO 6: LAS TRANSFORMACIONES FISIOLÓGICAS PUBERALES
La palabra pubertad procede del latín “pubes” (que quiere decir pelos) y, en efecto, la aparición del vello en el pubis, en
las extremidades y en las mejillas (en el caso de los varones) es uno de sus signos. Los cambios se suceden a lo largo de
unos años e implican una enorme transformación en el sujeto.
A partir de los 10 años y hasta los 12 o 13 años (con variaciones individuales), éstos cambios se traducen en un mayor
crecimiento y maduración destinados ambos a crear nuevas funciones. Los cambios se dan en ambos sexos, aunque con
algunas diferencias; éste proceso se pone en marcha por la acción de determinadas glándulas (hipófisis, testículos, ovarios)
que, ya maduras, segregan las hormonas que modifican los órganos para los cuales están destinadas. A partir de estos
cambios los/las jóvenes ya están en condiciones de procrear.
Talla: Aumento rápido de la talla que lleva a un crecimiento desordenado (crecen primero los pies y las manos). El
crecimiento puberal es en principio disarmónico y con sustanciales diferencias en varones y mujeres, en comparación con
la etapa anterior en la cual el crecimiento era armonioso y similar en ambos sexos.
Cambios en la estructura ósea: Se produce en el varón un aumento del tamaño de los hombros y dorso, y en las mujeres
crece predominantemente la cintura pelviana (lo que favorecerá el desarrollo uterino durante el embarazo).
Distribución del vello: En ambos sexos aparece el vello en la zona pubiana. La distribución del vello pubiano en varones y
mujeres es distinta: con forma de triángulo en la mujer y romboidal en el varón. El desarrollo del vello pubiano mas los
cambios genitales en el varón y en las mamas en la mujer llevan a una clasificación de la madurez puberal. Aparece el bozo
o bigote en ambos sexos y posteriormente la barba en el varón, también el vello axilar y el aumento del mismo en
miembros superiores e inferiores.
Genitales: En el varón se produce un aumento en el tamaño del pene, primero en longitud y luego en diámetro. Se da un
aumento de tamaño en bolsas y testículos. Las erecciones se hacen más frecuentes y aparecen las primeras poluciones
nocturnas.
Desarrollo mamario: En la mujer comienza alrededor de los 10años, con cambios a veces unilaterales o sea desarrollo de
una sola mama y que luego de unos meses se iguala con la otra. En los varones se produce frecuentemente el aumento
de tamaño de las mamas que luego retrogradan casi siempre espontáneamente.
Otros cambios: En el varón la propulsión de la laringe hacia adelante (nuez de Adán) da como resultado la voz más grave,
el cambio de la voz es más neto en los varones que en las chicas y, en éste período, le produce por momentos la voz
distonal. Al final del proceso puberal el/la joven es núbil, con un cuerpo fisiológicamente apto para la práctica genital y la
procreación, pero, la fisiología no alcanza para explicar el cuerpo erógeno ni la exquisita complejidad de la sexualidad
humana que, desde el inicio de la vida, está atravesada por vicisitudes vinculares.
Metamorfosis de la pubertad
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Con la metamorfosis de la pubertad, la sexualidad infantil se integra en la sexualidad adulta bajo la égida del primado
genital; se reorganiza lo que había y se agrega algo nuevo: el placer final.
En la pubertad reemerge la masturbación (más ostensible en el varón y generalmente más encubierta en la joven), primero
como descarga de tensión, luego como prueba, como ensayo (con efecto de ligadura) , ésta precede lo que será el “trabajo
adolescente”: la salida a la búsqueda- creación del objeto por fuera del cuerpo propio, y por fuera del cuerpo familiar,
trabajo que se inscribe como “creación propia”(3), puesta en escena de una sexualidad que, incluyendo el pasado
historizado, satisfaga también las necesidades de ternura.
Texto 6: Grassi A. Lo originario. Un aporte a la conceptualización de integración psicosomática y subjetividad. Ficha de
cátedra.
LO ORIGINARIO nos ubica en la perspectiva de los movimientos iniciales del psiquismo, de su fundación.
Representar-Metabolizar
Una función fundamental que tiene el aparato psíquico es la actividad de representación. Representar es metabolizar. Esta
actividad indica que existe un trabajo por parte de la estructura orgánica que consiste en incorporar elementos que son
ajenos, extraños a él y transformarlos, homogeneizarlos a su propia estructura.
El aparato psíquico naciente, va a tener que metabolizar, que representar el efecto de un doble encuentro. El encuentro
del recién nacido (bebé) con la madre, y el encuentro de este naciente aparato psíquico con su propia corporeidad.
Metabolizar la madre-metabolizar el hijo
El encuentro del aparato psíquico naciente es con los procesos psicosomáticos que se han despertado en la madre a partir
del estado de afecto (presencia o ausencia) en su psiquismo de la representación hijo. Es que, para la madre, el naciente
es un elemento heterógeno a si, que tendrá que metabolizar.
El encuentro del bebé con la madre es a partir del trabajo de metabolización, implica tener que representar la presencia
de un elemento heterogéneo a ella, que es el propio hijo, y de cómo sea la relación establecida por ella con dicha
representación, qué tipo de afectos (amor, odio, placer, displacer) la acompañan. El concepto de cuerpo imaginado es el
que da cuenta de cómo se inicia en la madre este proceso de representación-hijo.
Estos primeros encuentros bebé-madre, son con los procesos psicosomáticos despertados en la madre a partir de cómo
ella viene procesando la representación-hijo en su psiquismo, lo cual le produce respuestas que se transmiten en el cuerpo
a cuerpo de la alimentación, las caricias y los cuidados corporales. Esta representación es un elemento a metabolizar por
el niño.
Metabolizar el cuerpo propio
El bebé va a metabolizar su cuerpo a partir de las sensaciones corporales y así la corporeidad propia va a quedar
representada en el psiquismo naciente.
Freud había propuesto un modelo para comprender la puesta en marcha de la vida psíquica y el aparato psíquico a partir
del concepto de anáclisis, apoyo o apuntalamiento. Planteó que la actividad psíquica nace apoyada en la satisfacción de
una necesidad, el hambre “Experiencia de satisfacción”. La satisfacción de la necesidad sirve de apoyo para que se
monte el aparato psíquico. El modelo de la pulsión nace apoyado en la satisfacción de una necesidad biológica y el
desarrollo de la libido, primero “lo oral”, luego lo anal, lo fálico, es un modelo que circunscribiendo zona por zona (de lo
corporal) y en una relación progrediente hasta llegar a lo genital. El cuerpo se va erogenizando con el desarrollo de la
libido que evoluciona y progresa siguiendo el ritmo de la maduración biológica de lo oral hacia lo genital.
En principio el Placer
La presencia o ausencia del Principio de Placer es fundamento de la puesta en marcha del proceso de representación. El
principio de placer ha de estar presente en las dos partes que integran este encuentro, en el cuerpo del niño y en los
procesos psicosomáticos maternos.
Para lo originario, las primeras representaciones de lo corporal se denominan “pictogramas”, que son marcas, la
inscripción del principio del placer en el cuerpo. Pictograma es principio de placer corporizado.
Integración psique-soma: el enraizamiento
Es importante señalar que con la introducción del concepto de lo originario y su representación “el pictograma”, se
introducen diferencias que replantean una mirada diferente sobre el modelo de apuntalamiento que Freud introdujo.
33
Desde un punto de vista, la idea de apoyo implica que dos entidades o unidades, se contactan entre sí. Una se apoya en la
otra, son dos entidades diferenciadas que se contactan por sus bordes. Una entidad ya constituida (el cuerpo) sirve de
apoyatura para que la otra (lo psíquico) se constituya.
Con el concepto de lo originario y el pictograma, se propone un modelo diferente para pensar la relación entre lo psíquico
y lo somático. Ya no se plantean dos entidades bien delimitadas y diferenciadas en que una de ellas se presta para que la
otra se monte en sus bordes. El concepto de representación pictogramática propone un modelo por el cual no se podría
decir que lo psíquico por constituirse se apoyará en el cuerpo ya constituido. Hay razones que justifican esta diferencia:
Lo psíquico más que apoyado, esta enraizado en lo somático. No va a ser tan fácil la delimitación de las dos
entidades. Porque las raíces (psíquicas de la subjetividad) penetran y se hunden, se expanden y se bifurcan cada
vez más arraigadas en el soma (el otro terreno de la subjetividad).
Diferencia soma-cuerpo: la subjetividad como integración psicosomática. Al nacer un bebé, nace un soma que
luego devendrá un cuerpo libidinizado, cuerpo erogenizado.
La presencia del principio del placer en el doble encuentro es la condición para que el soma pase a otro territorio
y quede inscripto como cuerpo erógeno., cuerpo psíquico.
El Pictograma
La representación correspondiente al trabajo de representación de lo originario cuando está regulada por el principio del
placer es el “pictograma de fusión”. Dejaremos para otro trabajo los efectos somáticos tanto en niño y adolescentes,
cuando hay existen fracasos en la constitución del pictograma de fusión: “pictograma de rechazo”.
¿Y que fusiona el pictograma?:
lo somático y lo psíquico
objeto y zona (la boca y el pecho fundidos)
representación y afecto; el pictograma de fusión es principio de placer corporizado.
Teórico
Fantasía acompaña todo el desarrollo de la subjetividad. Todo púber atraviesa una fantasía Fantasías
infantiles
37
pulsión), es trabajo de simbolización, de elaboración de lo puberal, de creatividad-hallazgo de objeto por fuera del propio
cuerpo familiar.
Por lo originario puberal, la repetición pulsa. Por la creatividad adolescente, la libido altruista va más allá, diferencia, crea,
es hallazgo, encuentra objeto otro, es alteridad. Entro lo puberal y lo adolescente, la repetición, la creatividad.
Texto11: Grassi A. Sobre los intereses libidinales de los jóvenes y la subjetividad en devenir. Texto
que tiene como referencia el trabajo de S. Bleichmar “La difícil tarea de ser joven”.
Los intereses en la vida de un individuo son una construcción que responde a múltiples variables y que en los jóvenes es
un proceso que toma un carácter particular. Este proceso se articula a dos cuestiones:
- Una es la que tiene que ver con que cada sociedad produce su propio discurso sobre sus modelos y valores, siendo los
individuos sus portadores. Intereses como una producción subjetiva, son en este sentido marcas de una época, de una
cultura o sistema político. - La otra es que los intereses, llevan también las marcas de un circuito desiderativo (que expresa
o indica deseo) particular. Se plantea cuáles son los márgenes de elección y libertad que le competen al sujeto en la
producción de sus intereses.
El punto de vista del PSA à implica preguntarse sobre cómo cada sujeto produce sus investiduras libidinales, en tanto
determinan la dirección de sus elecciones. El sujeto construye sus intereses acorde a las investiduras libidinales q realiza,
entre las dimensiones social, familiar, su historia q es historia sexual infantil, como su historia vincular actual, y su
genealogía. La complejidad en la construcción de sus intereses libidinales, tmb asienta y hecha raíces en una dimensión q
es la del “sujeto del Icc”.
La juventud y el acceso a su incierto proyecto identificatorio:
Si bien en la construcción de sus intereses intervienen enunciados sociales, parentales, institucionales, grupales, el ser del
sujeto (del icc) es responsabilidad: ser su actor y autor. El fin de la infancia, está marcado por el acceso a un proceso de
HISTORIZACION. Proceso de construcción subjetiva entre emblemas identificatorios que dependen del conjunto social y
de las condiciones históricas, familiares, epocales, con marcas propias que llevan su firma.
Una larga historia de identificaciones con enunciados del discurso del conjunto social y familiar, y desde esos primeros y
largos años en que transcurría por el complejo de Edipo, llevan al joven a una estación de recambio y desidentificaciones
en la pubertad y adolescencia. Distintas alteraciones marcan al Yoà El sentido de plantear las alteraciones del Yo está dado
por la importancia q toma para la subjetividad con la adolescencia y la juventud, la categoría de lo altero como
radicalización de las diferencias.
Junto con su cuerpo se RENUEVAN sus enunciados, sus ideales, sus intereses, se replantean sus objetos privilegiados, sus
vínculos con los otros, su relación con el pasado y el porvenir. A partir de allí, nuevas referencias modelarán la imagen que
EL JOVEN quiere y espera para sí.
Con las marcas impresas de la historia infantil, de la pubertad y adolescencia, lo que caracteriza la juventud es su
proyección esperanzada en un futuro. La esperanza y promesa futura no ilusoria, aunque incierta, permite la salida de las
satisfacciones de lo inmediato y de las conformaciones propias de lo adolescente.
La JUVENTUD es fundamentalmente interés libidinal expectante, anticipación de un proyecto posible, concretable,
articulado a un futuro y a una identidad q están igualmente investidos socialmente. Marcado por una espera no pasiva,
lúdica y gozosa de realización del Yo, en un proyecto particular del sujeto y a la vez colectivo, pq es inclusión y aporte
solidario al conjunto social.
Un trabajo de la juventud sublimando la pulsividad adolescente, es su inserción anticipada en representaciones de lo que
será su proyecto identificatorio, con marcas desiderativas propias, articulando al Otro social, pq nadie es si no hay otros
que determinan y reconocen lo que uno es.
La proyección expectante del futuro, q es búsqueda anticipada de la identidad como fundante de la subjetividad en la
juventud, es algo peculiar y singular, propio de cada sujeto, pero q se co-construye y sostiene socialmente, con lo cual es
imposible considerar la identidad sin el marco de las relaciones solidarias con otros. La juventud es búsqueda de identidad
en el seno del grupo exogámico. Comienza a tener importancia la categoría del nosotros como grupo.
Apuesta esperanzada en el futuro y los vínculos con otros, como expectativa y lugar de potenciales realizaciones.
Confiabilidad por lo venidero y en co-construcción con otros, pquno de los pilares del psiquismo son los vínculos
intersubjetivos.
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Es preciso que en términos individuales pero además en el conjunto social se produzca la realización de operaciones que
impliquen un proceso de des-identificación con la des-esperanza y la desconfianza en el otro, del otro. Se tornan
necesarios espacios de identificación compartida, q transformen la significación del otro social no confiable o amenazante.
La subjetividad en devenir en la juventud golpea la puerta del otro social, demanda confiabilidad en un futuro que aunque
incierto es esperanzador. Un espacio hospedante donde no sentirse extranjero.
TEXTOS PUENTE:
Texto 12:Moreno J. La pubertad y el acontecimiento adolescente. Los ritos de pasaje adolescente. La adolescencia a
través del Edipo.
Cuando el macho de una de las especies sexuales superiores deviene viejo los jóvenes le disputan su lugar de privilegio
como jefe y semental del grupo y lo reemplazan. Esto se conoce con el nombre de confrontación generacional.
Se menciona el mito que inventó Freud el de la horda primitiva según la cual estos hermanos decidieron derrocar al padre
originario; lo mataron y se lo comieron y triunfantes se socializaron. Puede leerse en este mito de tótem y tabú la
confrontación entre padres e hijos, la cual es necesaria para modular la violencia natural entre ellos, si estas
confrontaciones se aluden puede advenir a una mayor violencia. Esta confrontación es necesaria para que no tenga
consecuencias catastróficas en el vínculo o en sus integrantes el enfrentamiento inevitable. Con catastrófica se relaciona
los dos finales extremos el filicidio y el parricidio, además lo imposible sería evitar un cierto enfrentamiento.
La clínica psicoanalítica nos muestra que por eludir o aplacar la confrontación suelen intensificarse las hostilidades y sus
consecuencias.
Hechos característicos de la adolescencia: Podemos ver que algo extraño asimismo crece dentro o que las miradas de los
otros sobre si han cambiado y la respuesta que le dan los padres ya no lo satisface. En estos tiempos en que vivimos, es
principalmente la mirada de los otros, sobre todo la de los pares y las que se reflejan en las pantallas, la referencia
privilegiada y buscada acerca de una confirmación de quién es uno mismo. Así el adolescente busca otros referentes, otros
interlocutores que reemplacen a sus padres, otros con los que pueda decir un nuevo “nosotros”, ya no él nosotros de la
familia del niño pequeño sino el grupo de pares.
El encuentro entre la potencia emergente y en alza del hijo y la decadencia del padre es un motivo central de la
confrontación implícita en la sucesión generacional. En el enfrentamiento padre e hijo, el resultado general es conocido:
el hijo finalmente reemplaza al padre. El encuentro generacional es inevitable y el intento de eludirlo potencia sus efectos.
Texto 13: Nasio J.D. ¡El inconsciente es la repetición!. Revista generaciones. (Pp. 139-155)
Vamos a considerar el ICC como una pulsión, como una fuerza. Al respecto todas las elecciones nuestras se imponen a
nosotros sin que sepamos verdaderamente por qué.
Sin embargo, la experiencia clínica nos ha enseñado que existe otro poder del ICC, este es su poder de empujarnos a
repetir. El ICC entonces es la fuerza que nos empuja a reproducir activamente desde la más pequeña infancia el mismo
tipo de apego amoroso y el mismo tipo de separación dolorosa que jalonan nuestra vida afectiva. Esta sería una repetición
sana y el ICC una pulsión de vida A diferencia de esto puede darse la fuerza que nos empuja a reproducir compulsivamente
los mismos fracasos las mismas conductas enfermas los mismos traumatismos, ésta sería una repetición patológica y el
ICC una pulsión de muerte.
Una fantasía es una escena difusa casi borrada que quedó estampada en el ICC del niño en el momento de un traumatismo.
Entonces la fantasía es el recuerdo ICC de un psicotraumatismo infantil, la cual es una herida abierta y sangrienta que no
llega a cicatrizar y que opera durante años desde la infancia hasta la edad adulta contaminando todo el ser.
Cuando hablamos de síntomas consciente y de fantasía ICC ¿dónde situamos la repetición? Pues bien la repetición se haya
al nivel de la emoción, la emoción vivida conscientemente por el paciente, cuando sufre sus síntomas repite la emoción
dominante de la fantasía de la que el paciente no tiene conciencia, la emoción actual consciente repite una emoción
infantil ICC.
En resumen: la primera idea que me guió fue la idea en la clínica. Así es concerniente a la repetición del síntoma del tiempo
el número de veces que se ha manifestado desde su primera aparición es lo que llamó la repetición temporal del síntoma.
La segunda idea es en relación con la búsqueda de los detalles del síntoma a partir de los cuales me identifico o trato de
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identificarme con la emoción consciente e ICC del paciente. Es una idea que concierne la repetición espacial o tópica de la
fantasía, la emoción del síntoma repite verticalmente la emoción de la fantasía
Definición general de la repetición
La repetición es una serie de al menos dos ocurrencias donde un objeto aparece (primera ocurrencia), desaparece y
reaparece (segunda ocurrencia) cada vez ligeramente diferente, aunque reconocible como siendo siempre el mismo
objeto. Es repetición de lo mismo de la misma cosa que reaparece, pero nunca idéntica a ella misma siempre algo
modificada cada vez que resurge. Es siempre repetición de algo que jamás se verifica se verifica como idéntico.
O bien nos mantenemos exteriores a la serie repetitiva que contamos y aquí somos conscientes; o bien somos el juguete
inocente de una repetición que nos atraviesa y nos constituye y aquí somos inconscientes.
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