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Alberto Trejos
Entre los aspectos del entorno más relevantes, está la macroeconomía: lo que
ocurre en la economía de un país en su conjunto. Esta le influencia de varias
maneras:
Por costos. Varios de los precios clave que una empresa va a enfrentar
son el costo de la mano de obra y el de algunos insumos de uso muy
generalizado, como la energía, los combustibles, la logística o las
comunicaciones. Si queremos entender el desempeño de esos precios,
y sobre todo del nivel de salarios, necesitamos entender lo que ocurre
en la economía en su conjunto, y no solamente en un mercado en
particular.
Las ideas anteriores implican que un buen gerente tiene siempre un ojo puesto en
las condiciones macroeconómicas que le rodean. No necesita ser experto en la
materia, pero sí debe estar enterado de lo que dicen las cifras, la prensa y los
expertos, entender las señales de lo que puede ocurrir, y poder tomar decisiones
en su producción, estructura financiera, esfuerzos de ventas y otros aspectos
internos, en relación al clima económico.
En particular, debe tener los ojos abiertos en relación a lo que ocurra con el nivel
de actividad económica (producción e ingreso), la disponibilidad y costo de la
liquidez (tasas de interés), el valor de la moneda local internacionalmente (tipo de
cambio) y la evolución de su valor doméstico a través del tiempo (inflación).
nos referimos al comportamiento cíclico que de por sí tiene la economía (las olas),
y que es el trasfondo en el que se realiza el análisis.
1
El coeficiente de variación de una variable es su desviación estándar dividida por su promedio, y nos indica
que tan volátil es, proporcionalmente, esa variable. Puede interpretarse como qué tan lejos está esa variable,
en el período promedio, de su tendencia de mediano plazo.
2
Cuando una variable está positivamente correlacionada con el PIB, de manera que tiende a crecer en las
expansiones y a caer en las recesiones, decimos que esa variable es pro-cíclica. Casi todos los agregados
macroeconómicos son procíclicos. Algunas otras variables (por ejemplo, las exportaciones) tienden a
moverse por su lado, sin correlación con el PIB; decimos que son a-cíclicas. Finalmente, unas pocas variables
tienden a moverse en dirección opuesta al PIB, y las llamamos contra-cíclicas. El nivel de desempleo es un
ejemplo de una variable contra-cíclica.
3
Nótese el lenguaje humilde que estamos utilizando aquí. SI las distintas variables económicas no tuvieran
un patrón “metabólico” de movimiento a lo largo del ciclo, y si no hubiera un elemento aleatorio tan poderoso
en el comportamiento de las personas, podríamos hablar más categóricamente de “causas” que tuvieran,
inevitablemente, un “efecto”. Hablamos, en su lugar, de “impulsos”, que tienden a tener “respuestas” en una
determinada dirección, pero que no son perfectamente predecibles ni exactas, pues esas “respuestas” pueden
ser amplificadas o compensadas por el patrón cíclico de comportamiento de las variables, o por
modificaciones en las expectativas de los agentes económicos
A primera vista, la respuesta a esta última pregunta es que no, no habrá una
respuesta de la producción nacional o de la demanda agregada de bienes y
servicios a los cambios en la tasa de inflación, que sea análoga a las respuestas
que se darían en el mercado de un bien o servicio en particular al variar su precio.
La teoría y los datos confirman categóricamente que la inflación, al menos a
mediano y largo plazo, es NEUTRAL, lo que quiere decir que cambios en el nivel
general de precios no debieran cambiar el comportamiento de los productores o
de sus compradores, y en general que los fenómenos monetarios no tienen
efectos de mediano y largo plazo sobre las variables reales. El productor sabe
que la inflación se refleja en todos los productos, servicios e insumos, y que si
aumentan en la misma magnitud el precio de su producto, el precio de los insumos
y factores que necesita para producir dicho producto, y el precio de los bienes y
servicios que podría comprar con la ganancia de la producción, entonces ese
cambio de precios no cambia de ninguna manera sus circunstancias, sus opciones
son las mismas, y no tiene porqué modificar sus decisiones sobre cuánto producir.
Algo semejante ocurre, por ejemplo, con las decisiones del consumidor, pues si él
viera modificados en la misma magnitud su ingreso nominal y los precios de las
distintas cosas que puede comprar, su situación objetiva no estaría cambiando.
Por otra parte, curiosamente, es posible que a corto plazo las decisiones
productivas de las empresas, y las decisiones de compra de los consumidores,
empresarios y gobierno, estén afectadas por variaciones inesperadas en la tasa
de inflación. ¿Por qué?
El productor está mejor informado de los precios del producto que él vende
que de los demás productos en la economía. Si la inflación se acelera y él
Si sumamos esas relaciones cruzadas a las reglas anteriores, nos quedan las
siguientes versiones modificadas:
¿Quiénes compran dólares? Los que los necesitan para importar bienes y
servicios, para invertir afuera, o para pagar sus deudas afuera. También los que
creen que el tipo de cambio subirá y será buen negocio poseer dólares
internamente. En general, cuanto más fuerte la moneda local, más dólares
desearán comprarse (porque los bienes externos parecen más baratos, y porque
es más probable que esa moneda pierda valor).
¿Quiénes venden dólares? Los que los reciben por exportar bienes y servicios,
los que los traen de afuera para invertir o para prestar, y los que cobran lo que les
deben afuera. También los que creen que el tipo de cambio bajará y será un buen
negocio poseer moneda local en lugar de dólares. En general, cuanto más débil la
moneda local, más dólares desearán venderse.
Si añadimos estas últimas dos fuerzas a las reglas anteriores, encontramos esta
última versión cuando el tipo de cambio es flexible:
Ejemplos para la regla 4: La gente necesita más liquidez para hacer más
transacciones, y además busca tener más liquidez en sus manos hoy si
cree que la misma se hará más cara o más escasa mañana. Además, hay
cambios regulatorios o tecnológicos que afectan cuántos recursos necesito
tener en forma líquida hoy para enfrentar mis necesidades de flujo de caja
mañana. Por ejemplo, las reglas que definen qué se puede hacer en
cajeros automáticos y banca por internet varían en el tiempo, con el efecto
de que las personas y empresas van cambiando su estrategia de tenencia
de liquidez.