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1. PRINCIPIOS DE LA RESPONSABILIDAD
2. INDEMNIZACIÓN
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En los casos de responsabilidad patrimonial a los que se refiere los
apartados 4 y 5 del Art. 32, Ley 40/2015, de 1 de octubre, serán indemnizables
los daños producidos en el plazo de los cinco años anteriores a la fecha de la
publicación de la sentencia que declare la inconstitucionalidad de la norma con
rango de ley o el carácter de norma contraria al Derecho de la Unión Europea,
salvo que la sentencia disponga otra cosa.
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3. EXIGENCIA DE LA RESPONSABILIDAD PATRIMONIAL DE LAS
AUTORIDADES Y PERSONAL AL SERVICIO DE LAS ADMINISTRACIONES
PÚBLICAS.
Para hacer efectiva la responsabilidad patrimonial a que se refiere esta Ley, los
particulares exigirán directamente a la Administración Pública correspondiente
las indemnizaciones por los daños y perjuicios causados por las autoridades y
personal a su servicio.
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iniciará por acuerdo del órgano competente que se notificará a los interesados
y que constará, al menos, de los siguientes trámites:
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- En general, las derivadas del funcionamiento normal o anormal del
servicio del centro sanitario, siempre que del mismo se deriven
exclusivamente daños materiales y, por tanto, no se refieran a
reclamaciones por daños físicos y/o psicológicos.
5.1. Introducción.
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En idéntica línea, y por citar tan sólo algunas, en la Sentencia del
Tribunal Supremo (STS) de 4 de abril de 2000 se declaró: “El criterio
fundamental para determinar si concurre responsabilidad patrimonial en
materia de asistencia sanitaria es el de la adecuación objetiva del servicio
prestado, independientemente de que existan o no conductas irregulares por
parte de los agentes de la Administración y del buen o mal éxito de los actos
terapéuticos, cuyo buen fin no siempre puede quedar asegurado”.
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En consecuencia, la Administración únicamente responde en caso de
funcionamiento anormal o negligente del servicio sanitario, atemperándose, en
estos casos, la regla de la responsabilidad objetiva. Esto se ha puesto de
manifiesto por la práctica generalidad de la doctrina que de este tema se ha
ocupado, asimismo, ello supone que en esta materia de la responsabilidad
sanitaria rige el principio de la garantía de medios y no de resultados.
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independencia del actuar administrativo, porque de lo contrario se
transformaría aquél en un sistema providencialista no contemplado en nuestro
ordenamiento jurídico”.
- Que los pacientes acrediten suficientemente que los daños sufridos han
sido debidos al funcionamiento del servicio público sanitario.
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su evolución y en su determinación, y por tanto, cuantificable. También es
evidente que surgen casos en la realidad sanitaria en que ni existe auténtica
curación ni la posibilidad de determinación del alcance de las secuelas; y ello
bien porque la propia naturaleza de la enfermedad no permita prever la posible
evolución de las mismas, bien porque devenir de su desarrollo se produzcan
secuelas imprevistas y no determinadas, en cuyos supuestos este Tribunal ha
venido aceptando la posibilidad de la existencia de una temporánea
reclamación a pesar de haberse producido la misma fuera del periodo del año
desde que inicialmente se produjo el diagnóstico en atención a esa
imposibilidad de determinación concreta en toda su extensión del daño sufrido.
Es el supuesto de enfermedades de evolución imprevisible como son las
derivadas del contagio de la hepatitis C o del SIDA o aquellos otros ocasionales
casos en que la enfermedad inicialmente diagnosticada se traduce en unas
secuelas de imposible predeterminación en su origen. Es estos últimos casos
ha afirmado, efectivamente, esta Sala que si del hecho originador de la
responsabilidad se infieren perjuicios o daños que no pueden ser determinados
en su alcance o cuantía en el momento de ocurrir el acontecimiento dañoso, el
plazo de prescripción no comienza a computarse sino a partir del momento en
que dicha determinación es posible, aceptando igualmente que en aquellas
enfermedades excepcionales de imprevisible evolución, el daño pueda ser
reclamado, como continuado, en cualquier momento”.
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Por último citamos la Sentencia de 28 de octubre de 2004, que recoge
una reiterad posición jurisprudencial “según doctrina constante de esta Sala,
por todas sentencias de 3 y 17 de octubre de 2000 que, como quiera que la
Hepatitis C es una enfermedad crónica cuyas secuelas, aunque puedan
establecerse como posibles, están indeterminadas en el caso concreto,
desconociéndose la incidencia de la enfermedad en el futuro de la víctima, es
claro que estamos ante un supuesto de daño continuado y por ello el plazo de
prescripción queda abierto hasta que se concrete definitivamente el alcance de
las secuelas”.
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necesarios, los criterios, por ejemplo, de indicación quirúrgica, los
procedimientos de elección y el tipo de cuidados. Para esto siempre tiene que
haber un denominador común, la información. Mantener al paciente informado
a lo largo del proceso asistencial es la mejor póliza que un profesional pueda
tener.
Otros de los objetivos del PGR son minimizar los daños ocasionados por
un siniestro y, evaluar la siniestralidad de la organización. Los sistemas de
información del PGR permiten evaluar por series temporales los siniestros
ocurridos en los últimos cinco años. Y en último lugar estaría el aseguramiento,
las pólizas cubren la posible defensa, juicio e indemnización a los ciudadanos,
pero esto solo no resuelve el problema.
Es necesario poner todos los medios para que nunca se produzca ese
error, pero estamos hablando de una actividad humana y, en algún momento,
puede ser necesario reconocer que algo no se ha hecho bien. Si la reclamación
de un ciudadano es atendida a tiempo, si se orienta como se debe, es decir,
acudiendo inmediatamente a la fuente de ese riesgo para ofrecer una
explicación al afectado o sus familiares, dando todo tipo de información al
respecto, posiblemente, lo que comienza como una queja, como una
reclamación, con una buena información no acabará en un siniestro.
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