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MISTERIO DE DIOS
TEMA 6
EL DIOS DEL ANTIGUO TESTAMENTO
DIOS DESDE DIOS MISMO: EN SU HISTORICO DON-DE-SÍ A ISRAEL
- Por otra parte debemos ver si estas percepciones de Israel, que consideramos fruto de la
revelación, coinciden o no con las proposiciones de la Filosofía y de otras religiones. Si
coinciden, quiere decir que la revelación confirma y avala esas proposiciones, con lo cual
se garantiza su validez. Esto significaría, igualmente, que la revelación confirma y valida el
conocimiento "natural" de Dios.
* Fin principal del Antiguo Testamento. Datos válidos sobre Dios. Datos imperfectos y
pasajeros. (15).
- Del análisis de la Constitución dogmática Dei Verbum se sigue que Dios sólo revela lo que
no es accesible al conocimiento natural humano como son Él mismo en su intimidad y su
plan de la divinización humana.
- Según la doctrina tradicional del cristianismo, toda persona puede llegar a conocer a Dios
al contemplar las maravillas que descubre en el cosmos y en el mismo ser humano. Esto
lo llama conocimiento “natural” de Dios.
- Pero lo que concierne a la intimidad de Dios, es decir, su misma realidad interior y sus
designios sobre el cosmos y la humanidad, lo que llamamos el plan de salvación en Cristo
que consiste en que los seres humanos podamos participar de la naturaleza de Dios
imperfectamente ya en este mundo y después de la muerte en plenitud y por toda la
eternidad, son asuntos que, si Dios no nos los hubiera revelado por medio del mismo Cristo,
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nunca el ser humano hubiera podido tener conocimiento de ello. Por eso, a este
conocimiento adquirido por la revelación explícita de Dios, el Concilio lo llama “sobre-
natural”, para distinguirlo del conocimiento “natural” por el cual cualquier ser humano puede
conocer a Dios.
- Más aún: nada de lo que el ser humano puede conocer de Dios por medio de su
conocimiento “natural”, requiere revelación. Aunque, como ya se dijo, el Catecismo de Juan
Pablo II insiste en que Dios “reveló” una Ley en el Antiguo Testamento, y “revela” una Ley
también en el Nuevo Testamento. Lo cual parece ser que no coincide con lo que afirmó el
Concilio Vaticano I y reafirma el Vaticano II en sus textos. Porque la Ley y las leyes
consignadas en el Antiguo Testamento claramente son accesibles al ser humano por el
simple conocimiento “natural”. Y lo mismo las leyes que aparecen en el Nuevo Testamento,
incluso la ley del amor propuesta por el Señor Jesús.
- Y reafirma esto el Concilio Vaticano II: “Confiesa el Santo Concilio ‘que Dios, principio y fin
de todas las cosas, puede ser conocido con seguridad por la luz natural de la razón
humana, partiendo de las criaturas’ (Dei Filius, Vaticano I); pero enseña que hay que atribuir
a Su revelación ‘el que todo lo divino que por su naturaleza no sea inaccesible a la razón
humana lo pueden conocer todos fácilmente, con certeza y sin error alguno, incluso en la
condición presente del género humano’”. (DV 6).
- El problema:
* Si el Dios del Antiguo Testamento es el mismo Dios del Nuevo, en el Nuevo no ha ocurrido
ninguna novedad sino un simple esclarecimiento. Tendríamos una gradualidad cuantitativa:
en el Antiguo habría unos datos incompletos que se completan con datos del Nuevo.
* Pero si la novedad del Nuevo Testamento es novedad absoluta, quiere decir que en el
Antiguo Testamento no se reveló el Dios del Nuevo. Quiere decir que estamos ante una
diferencia cualitativa total: en el Antiguo Testamento no están los datos que obtenemos en
el Nuevo.
* En otras palabras: Dios, que es uno y único, se revela tanto en el Antiguo como en el
Nuevo Testamento, en un proceso histórico cronológico sucesivo. Es en esto en lo que hay
continuidad entre los dos Testamentos. Pero lo que Dios revela de sí mismo en el Antiguo
Testamento no es lo mismo que revela en el Nuevo. Ni la manera como se revela en el
Antiguo es igual a la manera como se revela en el Nuevo. Por consiguiente: lo que se
obtiene de conocimiento sobre Dios en el Antiguo, no es lo mismo que se obtiene en el
Nuevo. En esto consiste la novedad absoluta del Nuevo con respecto al Antiguo.
5. Análisis del tema Dios en el Catecismo de la Iglesia Católica (Juan Pablo II)
- Lea detenidamente los números 199 a 231. Posteriormente los números 268-289.
- Analice con cuidado este conjunto de textos para saber si el Catecismo está aplicando allí
los criterios hermenéuticos propuestos por la Dei Verbum para la interpretación de la
Sagrada Escritura.
- Trate de ver ¿a qué Dios se refieren estos textos: al Dios del Antiguo o del Nuevo
Testamento?
- Veamos si en alguna forma en esta parte del Catecismo se manifiesta la novedad absoluta
de la revelación de Dios en el Nuevo Testamento.
- Graves efectos sociales ha producido la mezcla de datos del Dios de Israel con los del
Dios de los filósofos y de las otras religiones.
- Habría que modificar la catequesis y la liturgia para hacer efectivos los postulados del
Concilio Vaticano II.