Autor: Zygmunt Bauman, ed. Paidós, Barcelona, 2014. La última publicación de Z. Bauman es un pequeño libro, consta sólo de cuatro capítulos, y llega en un momento muy oportuno. La sociología como profesión está en el debate; se desarrollan seminarios, es tema de congresos, es motivo de reunión de responsables académicos, etc. La pregunta no es nueva, pocas ciencias como la sociología se interrogan desde su nacimiento sobre su necesidad, por el contrario las diferentes disciplinas no sólo no se hacen esa pregunta dando por hecho que sirven, sino que además el objetivo es asentarse, acotar su espacio y desarrollarse sin mayores debates. Alguna vez hemos oído o leído ¿Para qué sirve la historia? ¿Para qué sirve la economía? Por citar disciplinas afines. Si estos interrogantes no los hemos visto ni oído, es mucho más impensable preguntar ¿Para qué sirve la biología? o ¿Para qué sirve la psicología? La sociología es una disciplina en un estado de crisis continuo, al estar de manera permanente defendiéndose y legitimándose, en definitiva al estar continuamente analizando su razón de ser. Los propios sociólogos admiten que la gran dificultad de la sociología en su desarrollo, además de ser una ciencia poliparadigmática, radica en su inherente sentido autocrítico. Bauman expone la necesidad de la sociología a partir del primer capítulo ¿qué es la sociología? “La sociología es una conversación con la experiencia humana” “es una actividad crítica, en la medida en que lleva a cabo una continua deconstrucción derridiana de la percepción de la realidad social…” finaliza el capítulo siguiendo a C. Wright Mills sobre la labor sociológica “uniendo biografía e historia con la hermenéutica sociológica, descifrando la conducta humana como una interacción e intercambio continuo entre los desafíos situacionales (objetivos) y las estrategias de vida humanas (subjetivas); una suerte de interpolación al recordatorio de Marx de que los ‘hombres hacen su propia historia, pero no como ellos la eligen’, se puede vivir con esa disyuntiva, pero los sociólogos difícilmente podrían vivir sin ella”. En el capítulo 2 la pregunta que lo resume es: ¿por qué ser sociólogo? Jocobsen y Tester le recuerdan su lección inaugural en Leeds (febrero de 1972) en la que afirmaba que “la misión de la sociología es dar poder a los que no tenían poder y sin esa habilidad, la sociología debería aceptar su propia impotencia para entender el mundo social”. A lo que Bauman responde contundentemente que en este momento; “no he hallado ninguna razón para cambiar de parecer. En cambio, he hallado muchas razones adicionales para creerlo aún más”. En el siguiente capítulo ¿cómo hacer sociología? El autor reflexiona sobre la tarea de la sociología; “es hacer factible y plausible el hecho de la elección de un valor, así como hacerlo accesible al individuo, que es quien tiene la posibilidad de encontrar sus propias soluciones frente a los problemas vitales que genera la sociedad. La sociología no está en contra de un determinado grupo de valores, sino contra la afirmación TINA (There Is No Alternative), inspirada por Margaret Thatcher, de la que los poderes establecidos usan y abusan”. Bajo la pregunta de ¿cómo hacer sociología? en este capítulo añade una crítica a la academia, como ya lo hiciera en el anterior cuando recordaba que entre los más ilustres padres de la sociología Marx y Simmel, desarrollaron su teoría sociológica fuera de la academia e incluso Weber pasó la mayor parte de su tiempo en excedencia académica. El diagnóstico que hace de la academia es el de acoger una sociología poco crítica. Una sociología pendiente del procedimiento establecido de promoción, rotación de plantillas, autorreproducción, etc. “Una sociología que aferrándose a su propia situación se olvida del mundo cambiante. Un mundo cada vez más desregulado, privatizado e individualizado”. Aquí Bauman se remite a su libro Para una sociología crítica escrito en 1976, por la importancia del contenido y actualidad del mismo se reproduce un fragmento: “ Durante más de medio siglo de nuestra reciente historia, y debido al intento de ponerse al servicio de la razón empresarial, la sociología luchó por presentarse como una ciencia/tecnología de la ‘no libertad’: como un taller de diseño del entorno social pensado para resolver en la teoría, pero aún más en la práctica, lo que Talcott Parsons articuló de manera memorable como la ‘cuestión hobbesiana’ : ¿cómo inducir/forzar/adoctrinar a los seres humanos, bendecidos/maldecidos con el ambiguo regalo del libre albedrío, a ser guiados por las normas y seguir de manera rutinaria un esquema, si no manipulable, predecible de acción?… En pocas palabras ¿cómo hacer que la gente haga lo que tiene que hacer?…” Finaliza el pequeño pero interesantísimo texto de Bauman con una última pregunta ¿qué puede conseguir la sociología? Su respuesta es muy crítica una vez más con la academia; está en contra de la “sociología que ‘ha perdido su conexión con el espacio público’ que no le importa lo relevantes que puedan ser los asuntos que investiga en su disertación y la demanda social que existe para sus descubrimientos, lo que verdaderamente importa para una carrera convencional es si utiliza la metodología de sus maestros que están sentados en el comité examinador, o si ha sido o no ha sido leal”. Es muy recomendable la lectura detenida y reflexiva de la cuestión planteada por Jacobsen y Tester: “si aceptamos que la sociología es, y debería ser, un compromiso crítico frente al mundo del sentido común y la opinión, al mundo de lo que se da por sentado, al mundo naturalizado, al mundo aparente y obstinadamente impermeable al cambio y a la crítica, ¿para qué sirve la crítica (y con ello la sociología)?” En las conversaciones con Michael H. Jacobsen y Keith Tester, el autor les explica por qué la sociología es necesaria, analizado las razones con referencias desde los padres fundadores y sus diferentes posturas, a los contemporáneos como Pareto, Parsons, Kuhn, Nisbet, Burawoy, Bourdieu o Sennett, interrelacionado sus reflexiones con la filosofía, a la que tanto debe la sociología; de Platón y Aristóteles a Gramsci o Lyotard. Bauman defiende que la praxis de la sociología va más allá de su contribución al progreso económico y la producción de datos, para volver siempre al origen “lo humano”; el hombre en la polis. Como no puede ser de otra manera, concluye en la relevancia del papel de la sociología, al tiempo que alerta de la necesidad de cuestionar el mundo en que vivimos y desarrollar un espíritu crítico. ¿Se había convertido la sociología en una ciencia acomodaticia? Es un libro que en sus 157 páginas encierra todo un manual de teoría y práctica sociológica. Un libro que a los profesionales de la sociología conducirá a muchos y dolorosos planteamientos y replanteamientos sobre su hacer sociológico, y a los estudiantes de sociología les dibuja un escenario con un recorrido histórico y actual profundo, de lo que es, puede ser, deber ser… su futura profesión. El autor: Zygmunt Bauman nació en Polonia en 1925. Actualmente es catedrático emérito de Sociología de la Universidad de Varsovia. Ha sido profesor en las universidades de Leeds, Tel Aviv, The London School of Economics, entre otras. Sus aportaciones a la conceptualización de la posmodernidad, a la que denomina “modernidad líquida” le han valido el reconocimiento internacional. Ha sido galardonado con el European Amalfi Prize for Sociology and Social Science en 1992 y el Theodor W. Adorno Award en 1998. En 2010 le fue concedido, junto con Alain Touraine, el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades. Pilar Nova Melle Sociólogos sin Fronteras Fuente: http://www.sociologossinfronteras.org/%C2%BFpara-que-sirve- realmente-un-sociologo/