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El feto o nasciturus no puede considerarse igual que una persona nacida que
puede respirar por si sola y no depende de la madre para vivir, desde mi punto de
vista la decisión de abortar debe ser autónoma de la mujer, ya que es ella la que
debe asumir las consecuencia en su cuerpo si decide tener o no a un bebe. Hay
muchos motivos que puede tener una mujer para no querer continuar con un
embarazo y estos son todas cuestiones privadas de ella, pertenecen a su
intimidad y el Estado no puede indagar acerca de esas razones o sin razones. Si
bien el Derecho a la intimidad no es la razón decisiva para sostener que el aborto
no puede ser penalizado, debe tenerse en cuenta que un proceso en el que se
investigue si existió o no la interrupción de un embarazo en el cuerpo de la mujer
es enormemente intrusivo, y es difícil pensar en algún modo de lograr la
convicción, sin ninguna duda, de que la mujer se sometió a un aborto,
prescindiendo del cuerpo de la mujer como elemento de prueba.
Dentro de la normatividad jurídica debería darse un tratamiento especial a la mujer
que aborta, en el caso de que colabore con la justicia en la identificación del
abortador, ya que es más responsable quien provoca el aborto solamente con
ánimo de lucro, que quien lo hace, o permite que se le haga, impelido por
circunstancias de orden social y familiar.
Se debe definir la limitación del número de semanas en las que las mujeres en
Colombia pueden interrumpir voluntariamente su embarazo, en las causales antes
mencionadas. Situación que preocupa porque no puede aplicar criterios regresivos
para no permitir el goce efectivo de los derechos de las mujeres, porque no puede
la Corte Constitucional desconocer los retrasos, las demoras injustificadas, la falta
de información y acceso que padecen las mujeres para poder interrumpir
voluntariamente su embarazo. Limitar el número de semanas empeora la situación
de las mujeres a ejercer su derecho.
ORLEIDIS BARROSO