Вы находитесь на странице: 1из 2

El aborto en Colombia

Colombia es un país social de derecho y en su constitución política protege el


derecho a la vida, y también siguiendo los derechos internacionales humanitario
no obstante se presenta una situación que atenta contra la vida. El aborto
consiste en la interrupción del embarazo y se puede producir tanto de forma
espontánea como inducida. Sea cual sea el caso, el aborto concluye con la
expulsión del feto a través del canal vaginal.

La persona que dispone libremente de su vida, honor, patrimonio, integridad física,


etc., se considera autónoma. A modo de ejemplo: cualquier conducta de una
persona que tienda a lesionar la integridad física de otro lesiona la autonomía del
titular de ese objeto de bien jurídico y es por eso que el Estado está autorizado
(pero no obligado) a interferir en esa acción u omisión, imponiéndole una pena
previamente determinada. Es decir que solamente puede ser delito una conducta
cuando ella tienda a privar a otro de su autonomía, ya sea total o parcialmente, el
aborto no puede ser un delito, porque no es concebible afirmar que un sujeto de
derechos (el feto), que no puede tener vida en el sentido biológico si no es
estando dentro del cuerpo de otro sujeto de derechos, goza de algún grado de
autonomía.

El feto o nasciturus no puede considerarse igual que una persona nacida que
puede respirar por si sola y no depende de la madre para vivir, desde mi punto de
vista la decisión de abortar debe ser autónoma de la mujer, ya que es ella la que
debe asumir las consecuencia en su cuerpo si decide tener o no a un bebe. Hay
muchos motivos que puede tener una mujer para no querer continuar con un
embarazo y estos son todas cuestiones privadas de ella, pertenecen a su
intimidad y el Estado no puede indagar acerca de esas razones o sin razones. Si
bien el Derecho a la intimidad no es la razón decisiva para sostener que el aborto
no puede ser penalizado, debe tenerse en cuenta que un proceso en el que se
investigue si existió o no la interrupción de un embarazo en el cuerpo de la mujer
es enormemente intrusivo, y es difícil pensar en algún modo de lograr la
convicción, sin ninguna duda, de que la mujer se sometió a un aborto,
prescindiendo del cuerpo de la mujer como elemento de prueba.
Dentro de la normatividad jurídica debería darse un tratamiento especial a la mujer
que aborta, en el caso de que colabore con la justicia en la identificación del
abortador, ya que es más responsable quien provoca el aborto solamente con
ánimo de lucro, que quien lo hace, o permite que se le haga, impelido por
circunstancias de orden social y familiar.

En mi punto de vista el aborto no debe estar penalizado y moralmente no


comporta la necesidad que una mujer se practique un aborto, teniendo en cuenta
que hoy se avanzado mucho en los métodos anticonceptivos

En Colombia la Corte Constitucional reconoce que la interrupción voluntaria del


embarazo es un derecho íntimamente ligado al derecho a la vida, a la salud, a la
integridad, a la autodeterminación, intimidad y dignidad de las mujeres. La
interrupción voluntaria del embarazo por las tres causales descritas en la
sentencia C-355 de 2006, en los siguientes casos, cuando un médico certifica que
la vida o la salud de la mujer está en riesgo; cuando el feto presenta una
malformación incompatible con la vida extrauterina; y cuando el embarazo es
resultado de violación o incesto, debidamente denunciado. La sentencia de la
Corte se enmarcó en términos de los derechos de las mujeres a la salud y la vida.

Se debe definir la limitación del número de semanas en las que las mujeres en
Colombia pueden interrumpir voluntariamente su embarazo, en las causales antes
mencionadas. Situación que preocupa porque no puede aplicar criterios regresivos
para no permitir el goce efectivo de los derechos de las mujeres, porque no puede
la Corte Constitucional desconocer los retrasos, las demoras injustificadas, la falta
de información y acceso que padecen las mujeres para poder interrumpir
voluntariamente su embarazo. Limitar el número de semanas empeora la situación
de las mujeres a ejercer su derecho.

La vida humana comienza desde el momento de la fecundación del óvulo por el


espermatozoide, por ello se dice que todas las personas somos únicas e
irrepetibles, cada persona es irremplazable y goza de derechos, aunque para el
derecho civil haya una discusión jurídica acerca del nasciturus como persona
sujeto de derecho o titular de capacidad jurídica para otorgársela o no.

ORLEIDIS BARROSO

Вам также может понравиться