Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
La violencia contra las mujeres representa una violación a los derechos humanos y
constituye uno de los principales obstáculos para lograr una sociedad igualitaria y
plenamente democrática (Toledo Vásquez, 2009). Cuando se habla de violencia de
género, nos limitamos a pensar en una mujer blanca, de clase media, con el ojo
morado, sin embargo, la violencia de género, no se reduce a la violencia física, a pesar
de que es ésta la representación máxima. Toda violencia de género es violencia
simbólica en tanto implica relaciones de poder desiguales histórica y culturalmente
establecidas entre hombres y mujeres. Tienen su origen en pautas culturales,
prácticas, estereotipos y representaciones que construyen los cuerpos de una manera
determinada, inscribiendo en ellos unas significaciones culturales y sociales (Blanco,
2009).
La violencia contra las mujeres puede tener diversas manifestaciones como lo son la
violencia doméstica, la trata de personas, el hostigamiento, siendo el femicidio la
expresión máxima de la misma (Clarke, 2011). El feminicidio es el asesinato de mujeres
por hombres por ser mujeres, un asesinato doloso de mujeres perpetrado por
hombres (Russell, 2001). Según Diana Russell, en su obra “Feminicidio una perspectiva
global”, Desmond Ellis y Walter de Keseredy (1996) sostienen que los sociólogos
feministas diferencian el asesinato intencional de varones (homicidios) del asesinato
intencional de mujeres por parte de varones (feminicidios).
El feminicidio se presenta con diferentes rostros, uno de ellos es el femicidio íntimo.
Karen Scout lo define como el asesinato de mujeres a manos de sus parejas masculinas
(2001). Ana Carcedo y Montserrat Sagot amplían esa definición añadiendo familiares
masculinos, de convivencia o afines a ellas (2002).
Marco Conceptual:
La lucha de las mujeres y los movimientos feministas permitieron que a partir del siglo
XX, se conociera la situación real de muchas mujeres en el mundo, por lo que temas
tan importantes como la violencia contra la mujer con la muerte como resultado final
se colocó en las agendas políticas y sociales del mundo. A pesar de que ya se hablaba
de violencia de género y de los nombrados “crímenes pasionales”, no fue sino hasta el
año 1992, cuando se definió un marco conceptual más específico y se comenzó a
hablar abiertamente de femicidios o feminicidios. (Radfort y Russell, 1992)
El concepto femicide1 fue utilizado por primera vez en 1801. Años más tarde, Diana
Russell y Jill Radfort se refirieron a él como el asesinato de mujeres por hombres por el
hecho de ser mujeres. Ambas investigadoras editaron en 1992 la antología Femicide:
The Politics of Woman Killing (1992) y asociaron el fenómeno estrechamente con la
misoginia2 en su forma más extrema. Varios años después, Marcela Lagarde le dio un
nuevo significado a esta palabra, bajo la denominación de “feminicidio”. Ella explica
que, en principio, el término “femicidio” al ser traducido al español, podría ser
interpretado solo como “el término femenino de homicidio”. Entendía que esta noción
disminuía la importancia de las muertes violentas de mujeres a manos de hombres,
declarándolos como crímenes de Estado. (Russell, D.; Radfort, J. y Lagarde, M., 2006)
Estas luchas favorecieron la creación y el fortalecimiento de leyes que, con el paso del
tiempo, buscaron proporcionar mayor protección en este aspecto. En República
Dominicana la incidencia del fenómeno se ha tratado de forma distinta durante años, a
través de programas y campañas; sin embargo, la ausencia de normativas jurídicas
específicas es evidente.
En tal sentido, en 1997, se aprobó y promulgó la Ley núm. 24-97, sobre Violencia
Intrafamiliar, ley que se convirtió en la primera normativa jurídica en el país que
reconoce y sanciona la violencia hacia las mujeres por razones de género, pero que no
reconoce jurídicamente el feminicidio como un delito.
Esta norma indica que es “responsabilidad del Estado dominicano definir, impulsar y
evaluar de manera sistemática y participativa las políticas públicas contra la violencia
hacia las mujeres…”. De igual forma, establece las responsabilidades de las
instituciones públicas, los medios de comunicación y los grupos de la sociedad civil, en
general, ante esta problemática. La sanción planteada va de los 30 a 40 años de
reclusión.
La Ley núm. 550-14 plantea en su Art. 100 que “quien, en el marco de tener, haber
tenido o pretender tener una relación de pareja, mate dolosamente a una mujer
comete feminicidio. El feminicidio será sancionado con treinta a cuarenta años de
prisión mayor”. En adición, reconoce, exclusivamente, los feminicidios íntimos, sin
tratar la tipología completa generada en torno a este tema.
Según lo desarrollado por Radford, Russell y Lagarde, existen diversas tipologías del
feminicidio, dependiendo del análisis del que se parta. Históricamente, las
investigaciones sobre este fenómeno se han centrado en aquellos que son cometidos
por hombres que mantienen una relación sentimental con las víctimas, anteriormente
conocidos como “crímenes pasionales” y actualmente denominados feminicidios
íntimos; son los más comunes.
Solo en 15 de estos casos hay información sobre el historial violento del victimario
hacia la víctima: en el 57 % de los casos, los motivos principales del suceso fueron los
celos y la negativa de aquella a retomar la relación (37 de los 65 casos).
BIBLIOGRAFIA:
http://www.opd.org.do/index.php/analisis-sociedad-civil/2219-republica-dominicana-
registra-65-feminicidios-en-primer-semestre-del-ano-2016
http://www.analectica.org/articulos/vazquez-feminicidio/