Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
En ese tiempo, Eli era el Sumo Sacerdote, pero él no oía de Dios. Los hijos de Elí
tampoco conocían a Dios (2:12). Ellos oían al pueblo, no al Señor. Por el contrario,
la Biblia señala que Samuel oía al Señor y le servía a Él (heb. Sharat: ministrar).
Samuel era un “Hijo de Sadoc”: él servía al Señor, no a los hombres (Eze. 40:46).
Si alguien tiene el llamado a ser un líder espiritual, debe saber que en su servicio a
Dios tendrá que servir a Su pueblo. El amor de Dios se muestra amando al
prójimo (1 Juan 4:20-21). Sin embargo, en el proceso no se debe perder de vista
que a quien uno está sirviendo es a Dios. A quien uno debe agradar y con quien
uno debe quedar bien es con el Señor, y no necesariamente con la gente.
Ezequiel señala que algunos levitas tenían su vista puesta en el pueblo, y le dieron
la espalda a Dios. Por el contrario, los levitas hijos de Sadoc tenían sus ojos
puestos en el Señor, y a Él servían.
Dios le dio la oportunidad a Eli para llamar la atención a sus hijos. Pero él prefirió
quedar bien con sus hijos que con Dios.
Por otro lado, la Biblia dice que los ojos de Eli “comenzaban a oscurecerse y no
podía ver bien”. El se estaba quedando “ciego”. No podía ver en lo físico, pero
tampoco en lo espiritual.
Al principio, él creía que era Eli quien lo llamaba. Pero luego supo que era Dios.
(1 Sam. 3:5-8) Entonces corrió a Elí y le dijo: Aquí estoy, pues me llamaste. Pero
Elí le respondió: Yo no he llamado, vuelve a acostarte. Y él fue y se acostó. (6) El
SEÑOR volvió a llamar: ¡Samuel! Y Samuel se levantó, fue a Elí y dijo: Aquí estoy,
pues me llamaste. Pero él respondió: Yo no he llamado, hijo mío, vuelve a
acostarte. (7) Y Samuel no conocía aún al SEÑOR, ni se le había revelado aún la
palabra del SEÑOR. (8) El SEÑOR volvió a llamar a Samuel por tercera vez. Y él
se levantó, fue a Elí y dijo: Aquí estoy, pues me llamaste. Entonces Elí comprendió
que el SEÑOR estaba llamando al muchacho.
Nótese que Samuel dormía cerca del Arca, la cual se encontraba en el Santuario.
En realidad no era un lugar donde él debía estar ni mucho menos dormir.
Tampoco debía apagarse la luz de la lámpara (heb. Menora; Exo. 27:20-21). Esto
es una muestra del desorden del tiempo de los jueces. No se respetaba el orden
establecido por Dios.
REVELACIÓN
Samuel creía que Eli lo estaba llamando en la noche…pero no era él.
La tercera vez fue la vencida, y Eli se dio cuenta que quien estaba llamando al
joven era el Señor mismo.
(1 Sam. 3:9-10) Y Elí dijo a Samuel: Ve y acuéstate, y si El te llama, dirás: "Habla,
SEÑOR, que tu siervo escucha." Y Samuel fue y se acostó en su aposento. (10)
Entonces vino el SEÑOR y se detuvo, y llamó como en las otras ocasiones:
¡Samuel, Samuel! Y Samuel respondió: Habla, que tu siervo escucha.
¿Por qué estaba Dios llamando a Samuel en medio de la noche? ¿Cuál era el
mensaje que quería darle?
(1 Sam. 3:11-14) Y el SEÑOR dijo a Samuel: He aquí, estoy a punto de hacer una
cosa en Israel la cual hará retiñir ambos oídos a todo aquel que la oiga. (12) Ese
día cumpliré contra Elí todo lo que he hablado sobre su casa, desde el principio
hasta el fin. (13) Porque le he hecho saber que estoy a punto de juzgar su casa
para siempre a causa de la iniquidad que él conocía, pues sus hijos trajeron sobre
sí una maldición, y él no los reprendió. (14) Por eso he jurado a la casa de Elí que
la iniquidad de su casa no será expiada jamás, ni por sacrificio ni por ofrenda.
La Palabra que Samuel recibió del Señor era confirmación de la palabra dada a Eli
por el otro profeta (cap. 2:27-36). Iba a venir juicio sobre la Casa de Eli porque no
atendió al llamado de Dios para poner en orden su casa.
Como no hubo cambio en Eli y sus hijos, el Señor dijo que sus pecados no le
serían perdonados. Aun cuando hicieran sacrificios, sus pecados no iban a ser
expiados dado que no se habían arrepentido.
La palabra que Dios le dio a Samuel era muy dura. Por ello, es natural que el
joven tuviera miedo de decírsela a Eli. Sin embargo, Eli insistió.
(1 Sam. 3:15-18) Samuel se acostó hasta la mañana; entonces abrió las puertas
de la casa del SEÑOR; pero Samuel temía contar la visión a Elí. (16) Pero Elí
llamó a Samuel, y le dijo: Samuel, hijo mío. Y él respondió: Heme aquí. (17) Y Elí
dijo: ¿Cuál es la palabra que el SEÑOR te habló? Te ruego que no me la ocultes.
Así te haga Dios, y aún más, si me ocultas algo de todas las palabras que te
habló. (18) Entonces Samuel se lo contó todo, sin ocultarle nada. Y Elí dijo: El
SEÑOR es; que haga lo que bien le parezca.
¿Por qué Dios le reveló a Samuel esta palabra? No sólo porque él debía fungir
como testigo, sino porque era importante que él supiera que las malas acciones de
los hijos de Eli no eran bien vistas por el Señor.
Samuel oía de Dios, y él transmitía lo que Dios le revelaba. También el texto dice
que todas las palabras que él profetizaba se cumplían.
El Señor se había alejado del Santuario debido al pecado de los sacerdotes. Pero
la Biblia dice que algo lo hizo volver:
(1 Sam. 3:21) Y el SEÑOR se volvió a aparecer en Silo; porque el SEÑOR se
revelaba a Samuel en Silo por la palabra del SEÑOR.