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Un nudo en la sabana

Familia | 192018 lecturas

UN NUDO EN LA SÁBANA

En la reunión de padres de familia de una escuela, la directora resaltaba el apoyo que los
padres deben darle a los hijos.
Ella entendía que aunque la mayoría de los padres de la comunidad eran trabajadores,
debían encontrar un poco de tiempo para dedicar y pasar con los niños.
Sin embargo, la directora se sorprendió cuando uno de los padres se levantó y explicó,
que él no tenía tiempo de hablar con su hijo durante la semana.

Cuando salía para trabajar era muy temprano y su hijo todavía estaba durmiendo y
cuando regresaba del trabajo era muy tarde y el niño ya estaba acostado.

Explicó además, que tenía que trabajar de esa forma para proveer el sustento de la
familia.
Dijo también que el no tener tiempo para su hijo lo angustiaba mucho e intentaba
reemplazar esa falta dándole un beso todas las noches cuando llegaba a su casa y para
que su hijo supiera que él le había ido a ver mientras dormía, hacía un nudo en la punta
de la sábana.
Cuando mi hijo despierta y ve el nudo, sabe que su papá ha estado allí y lo ha besado. El
nudo es el medio de comunicación entre nosotros.

La directora se emocionó con aquella singular historia y se sorprendió aún más cuando
comprobó que el hijo de aquel hombre era uno de los mejores alumnos de la escuela.

Este hecho nos hace reflexionar sobre las muchas formas en que las personas pueden
hacerse presentes y comunicarse con otros.
Aquél padre encontró su forma, una forma simple pero eficiente. Y lo más importante es
que su hijo percibía a través del nudo, todo el afecto de su papá.

Algunas veces nos preocupamos tanto con la forma de decir las cosas que olvidamos lo
principal que es la comunicación a través del sentimiento.
Simples detalles como un beso y un nudo en la punta de una sábana, significaban para
aquél hijo, muchísimo más que un montón de regalos o disculpas vacías.

Es válido que nos preocupemos por las personas, pero lo más importante es que ellas
sepan y puedan sentir nuestra preocupación y cariño por ellas.

Para que exista la comunicación, es necesario que las personas “escuchen” el lenguaje
de nuestro corazón, ya que los sentimientos siempre hablan más alto que las palabras.
Es por ese motivo que un beso, revestido del más puro afecto, cura el dolor de cabeza, el
golpe de la rodilla o el miedo a la oscuridad.
Las personas tal vez no entiendan el significado de muchas palabras, pero saben
distinguir un gesto de afecto y amor, aunque ese gesto sea solamente un nudo en la
sábana. Un nudo cargado de afecto, ternura y amor.
“Vive de tal manera que cuando tus hijos piensen en justicia, cariño, amor e
integridad, piensen en ti”

Historia para Reflexionar.


DePeru.com | Reflexiones

Era miércoles, 8:00 a.m., llegué puntual a la escuela de mi hijo.

- no olviden venir a la reunión, es obligatoria - fue lo que la maestra escribió en el


cuaderno del niño.

- ¡pues qué cree la maestra! ¿cree que podemos disponer del tiempo a la hora que ella
diga? si supiera qué importante era la reunión que tenía a las 8:30 a.m., de aquí
dependía un buen negocio y... ¡tuve que cancelarla!...

ahí estábamos todos, papás y mamás, la maestra empezó puntual, agradeció nuestra
presencia y empezó a hablar.

No recuerdo qué dijo, mi mente estaba pensando cómo resolver lo de ése negocio,
probablemente podríamos comprar una nueva televisión con el dinero que recibiría.

Juan rodríguez!... escuché a lo lejos. ¿no está el papá de Juan rodríguez? dijo la
maestra.

- sí, sí, aquí estoy!! Contesté pasando a recibir la boleta de mi hijo.

Regresé a mi silla y me dispuse a verla.

- ¿para esto vine? ¿Qué es esto?...

la boleta estaba llena de rojos 08 y 07. Guardé las calificaciones inmediatamente,


escondiéndola para que ninguna persona viera las porquerías de calificaciones de mi
hijo.

De regreso a la casa aumentó más mi coraje a la vez que pensaba...., ¡si le doy todo!
¡nada le falta ¡ahora sí le va a ir muy mal!...

me estacioné y salí del carro, entré a la casa, tiré la puerta y grité:

- ven acá Juan!!!

Juan estaba en su recámara y corrió a abrazarme.

- ¡papi!...

- ¡qué papi, ni que nada!- lo retiré de mí, me quité el cinturón y no


sé cuántos latigazos le di, al mismo tiempo que decía lo que pensaba de él.
¡¡¡¡ y te me vas a tu cuarto!!! - terminé.

Juan se fue llorando, su cara estaba roja y su boca temblaba.

mi esposa no dijo nada, solo movió la cabeza negativamente y se fue...

cuando me fui a acostar, ya más tranquilo, mi esposa me entregó otra vez la libreta de
calificaciones de Juan, que estaba dentro de mi saco y me dijo: léela despacio y después
toma tu decisión...

ésta decía así:

boleta de calificaciones para el papá

tiempo que le dedica a su hijo calificación

1. En conversar con él a la hora de dormir 08

2. En jugar con él 07

3. En ayudarlo a hacer la tarea 08

4. En salir de paseo en familia 07

5. En contarle un cuento antes de dormir 08

6. En abrazarlo y besarlo 07

7. En ver la televisión con él 08

él me había puesto ochos y sietes, a mí!!! Yo me hubiese calificado con menos de


cinco...

me levanté y corrí a la habitación de mi hijo, al verlo quise llamarlo y se me hizo


un nudo en la garganta y dos gruesas lágrimas rodaron por mi mejilla en ese
instante lo abracé y lloré...quería regresar el tiempo, pero era imposible...

Juanito abrió sus ojos, aún estaban hinchados por sus lágrimas, me sonrió, me
abrazó y me dijo: ¡te quiero papi! cerró sus ojos y se durmió.

¡Que duro es ver nuestros errores como padres desde esta perspectiva!....

démosle el valor a lo que realmente es de valor para nosotros: nuestra familia!!!

Hay muchas personas que desean un hijo y no lo tienen, dios te dio una familia
apréciala, amala, compréndela.

El día de mañana el señor te pedirá cuentas por tu familia y ¿qué le vas a contestar?
Los padres como primeros educadores (I)
(Por Marcela García Frausto, Colaboradora de Mujer Nueva, 2010-09-09)

Mis padres se casaron muy jóvenes, y sin embargo nos educaron


como si fueron todos unos “veteranos”. Si hay algo que admiro de mis padres es
definitivamente, la educación que han sabido dar a todos sus hijos.

Pero, ¿qué es eso de “educar” a los hijos? A menudo, el concepto “educación” se


confunde con la mera transmisión del saber o de los conocimientos. La instrucción es
necesaria, pero no es educación.

Educar es uno de los caminos para alcanzar el desarrollo pleno de la persona humana.
Es la modelación de la personalidad, la transmisión de un modo de comprender al
mundo, a la vida, a las personas, etc. La educación debe estar encaminada a formar a la
persona humana integralmente, es decir, lograr el desarrollo armónico y jerarquizado de
todos los componentes de la personalidad, de todas las facultades y capacidades de la
persona.

Los padres y la familia como fuente de educación.

Esta misión de formar personas compete primeramente a los padres de familia. No es el


Estado, la televisión o los otros parientes quienes más deben influir en los hijos.
Podemos decir que la paternidad y la educación son sinónimos, pues la misión del padre
y de la madre es ayudar al hijo a que se desarrolle hasta la plenitud.

Los padres son los primeros y principales educadores de sus hijos. Su tarea empieza en
la concepción del hijo y su labor se prolonga durante toda la vida. Ellos, que han dado la
vida a los hijos y establecen con ellos una relación única de amor, son quienes están en
condiciones de transmitir la educación a los hijos.

Cuando una persona viene a este mundo, entra en él necesitada de todo tipo de ayuda:
material, afectiva, etc. y sólo poco a poco, con el paso del tiempo, va cobrando
autonomía e independencia. En este proceso la persona necesita de otras personas que le
ayuden; en primer lugar, necesita de sus padres, y en segundo lugar, de su familia.

Con la educación pasa lo mismo que con la vida humana. La persona llega al seno de la
familia con unos dones y talentos, pero al mismo tiempo, la persona llega como una
tablilla en blanco, que sólo a través de la relación personal con los seres que le rodean y
con la ayuda de otros, podrá ir adquiriendo un contenido. En la familia, se da esa
comunicación directa con la persona, y por medio de esa relación, se van transmitiendo
los valores, la cultura, la educación. Así pues, la educación no puede entenderse como
un mero “aprender”, sino que es un “aprender de otros seres humanos” en la
convivencia diaria.
Elementos necesarios para la educación de los hijos

La educación en la familia no es automática, requiere varios elementos. Sin tratar de ser


exhaustivos podemos decir que algunos de los ingredientes para crear un ambiente
positivo y formativo en la familia podrían ser: confianza, comunicación, conocimiento
mutuo, convivencia, constancia y el común acuerdo en las metas. Vamos a ver
brevemente cada uno de ellos.
a. Confianza y comunicación.
No existe un entorno mejor ni más natural para el proceso de maduración personal, que
el hogar y la familia. Nada, ni nadie puede sustituir esa relación personal con los padres.

La escuela es un complemento excelente para el proceso educativo, pero no deja de ser


eso, un complemento. No hay escuela o colegio que pueda reemplazar a los padres en la
transmisión de una educación para sus hijos, pues en la familia se da el ambiente de
confianza y de comunicación necesarios para educar.

Acrecentar la comunicación y la confianza entre padres e hijos, acrecienta también las


posibilidades de educación en el hogar. Si hay comunicación, habrá intercambio de
ideas, de pensamientos; si hay confianza, habrá mayor influencia positiva y directa
sobre los hijos.

b. Conocimiento de las personas.


A veces se puede pensar que ya se conoce al hijo sólo porque se le ha visto crecer. Los
padres deben conocer a fondo a sus hijos para saber cómo tratarlos, y saber qué exigir a
cada uno, pues cada hijo tiene su temperamento, sus reacciones, su tipo de inteligencia,
etc. En una misma familia puede ser que una hija sea muy sensible y otra no, que un
hijo sea más activo y el otro más reservado. Así, cada hijo necesitará un trato y una
educación personalizada según sus dones, características y temperamentos. El
conocimiento se hace necesario para ir sacando lo mejor de cada hijo y limar sus
posibles “aristas” o limitaciones.

c. Convivencia.
Además, para educar a alguien es necesario estar con él. No se trata de determinar un
tiempo específico. Un padre puede estar tres horas con su hijo para resolver problemas
de matemáticas, pero no darle el cariño que le pide. Bastará con tener algún momento al
día o varios momentos a la semana para estar con los hijos, y alguna vez a la semana
dedicarle más tiempo a la familia; lo importante es la calidad en la relación en los
momentos que se tiene. La tarea de los padres no se reduce a dar contenidos o a
establecer normas sino que exige involucrarse y comprometerse de manera personal en
el perfeccionamiento de cada hijo.

d. El común acuerdo entre los padres al educar.


La educación se ha de presentar sin ambigüedad, sin divisiones en las posturas de los
padres. La comunión en los criterios, principios, normas que se han de aplicar en casa y
en los hijos, es indispensable en la transmisión de la educación. Así si los padres de
familia quieren educar, primero deben de estar de acuerdo en cómo educar.

e. Constancia.
Esta se aplica a las decisiones, permisos, órdenes y prohibiciones que reciben los hijos
de sus padres. Es de vital importancia que los padres sean firmes, de forma que un no,
sea siempre no, (a menos que circunstancias especiales ameriten un sí) y el sí también se
mantenga sin cambiar por el llanto del pequeño o el capricho del niño. No hay que
temer el negarles algo a los hijos cuando eso les beneficia, pues de otra forma, en la
práctica, se puede dejar que los hijos sean niños caprichosos, volubles, débiles, al hacer
siempre lo que quieren sin nunca contradecirles.
f. Claridad en las metas.
Igualmente, es necesario saber qué se quiere lograr con los hijos, refrescarlo todos los
días, y tenerlo bien presente y claro en el momento de actuar.

La importancia del interés de los padres en los hijos


Univision.com | May 04, 2010 | 10:31 AM

Getty Images

Los niños sin atención pierden motivación.


Para un niño, es de gran relevancia que sus padres muestren interés en sus actividades tanto
de la vida diaria como en las escolares. Al mostrarlo, ayudarás a tus hijos con su autoestima y a
tener éxito escolar.

Un padre involucrado con sus hijos es un padre con voz, que puede luchar y desempeñar un
papel central para batallar por la educación que necesitan y merecen sus pequeños.

Uno de los grandes problemas hoy en día, es que cada vez se toma menos en cuenta el rol de
los padres en la vida familiar, asegura Paloma Valladares Ortiz, psicóloga especialista en
Educación.

La estudiosa del tema mencionó, que en la actualidad, los niños se quedan mucho tiempo
solos en casa porque los padres se ven obligados, por las necesidades económicas, a salir a
trabajar todo el día. Por lo mismo, los padres no muestran interés por falta de tiempo y los
niños a causa de su soledad, pierden la motivación que surge en el hogar.

Este es el primer eslabón que se rompe entre los padres y los hijos. Se pierde la vigilancia en la
educación y en las actividades rutinarias de los niños, recalcó Valladares.

La psicóloga aclaró que la escuela es muy importante para la educación de los hijos pero que
nada se lograría, sin el apoyo e interés de la familia.

"La escuela sí es la principal fuente de educación en el niño sin embargo, para que esto se dé
tiene que estar la familia atrás, porque antes de que vaya el niño la escuela el primer contacto
que tiene con el exterior es por medio de la familia".

"Si se pierde esta parte, es cuando el niño puede encontrar muchos problemas sobre todo
entre los ocho y los diez años, puede empezar a desarrollar conflictos de identificación y ya no
será tan fácil encontrarse a sí mismo, todo esto por la falta de la autoridad de los padres", dijo.

Las consecuencias puede ser devastadoras, la psicología infantil asegura que algunos factores
que presentarán los niños de padres que no se ocupan de la educación de sus hijos son:
Desequilibrio mental ante la posibilidad de ser rechazado por sus padres, aislamiento, pérdida
de autoestima, culpa y vergüenza, depresiones y delincuencia juvenil.

Por el contrario, la experta explicó que cuando hay un apoyo familiar en la educación del niño,
cuando la familia es la primera que promueve la educación, el niño tiene un auto-concepto
mucho más fuerte y la fuerza para desenvolverse por sí mismo.

Recalcó, que es muy importante que la familia apoye a sus hijos tanto el ámbito escolar como
en sus relaciones sociales.

"Con el apoyo familiar el niño aprende rutinas y lo que tiene que hacer, que está bien y que
está mal y también a convivir con los demás, asunto de suma importancia".

Algunas investigaciones en el tema han demostrado que los niños mejoran en la escuela
cuando los padres tienen comunicación frecuente con los maestros y además se involucran en
las actividades del colegio.

¡Decídete hacerlo! Además de involucrarte con sus maestros y su institución, pregúntales


todos los días como les fue en la escuela y revisa sus tareas. Escúchalo y comparte sus
intereses tales como deportes y pasatiempos. Tus hijos lo agradecerán siendo adultos
funcionales en el área académica y también social

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