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PRÓLOGO
Karl Marx tiene como sustento la filosofía hegeliana, suprimiendo de ésta en primer término el
idealismo al cual el primero impregnó la tesis materialista; en segundo aspecto, sustituyó la
lucha de naciones hegeliana como unidades efectivas en la historia social por la lucha de
clases, radicalizando así su profetismo revolucionario.
Tomó esencialmente la dialéctica hegeliana, era su método eficaz para demostrar el desarrollo
social, por lo que su filosofía al igual que Hegel se constituyó en una filosofía de la historia.
Para ambos la base de todo cambio social es la necesidad; la fuerza impulsora del cambio
social es la lucha y en último lugar el factor determinante es el poder.
Para Marx la lucha que genera el desarrollo histórico social es la de clases y el poder
económico es el factor determinante de los cambios superestructurales a nivel político y
jurídico.
La filosofía marxista está conformada por una serie de etapas o pasos que se debían seguir
para alcanzar la sociedad humana desarrollada, la que se caracteriza por una igualdad de la
condiciones de vida, aboliendo las desigualdades, para lo que era necesario un cambio radical
de las economías que producían plus valor, es decir, había que consolidar el Estado socialista.
Marx consideraba a la dialéctica como un método lógico , el único capaz de explicar una
materia de estudio en constante desarrollo y de revelar la necesidad de su desarrollo.
El materialismo marxista se identifica como científico y a pesar que los estudios sociales
pudieran imitar a la física, pensaba acercándose a los positivistas, que podían alcanzar un nivel
de precisión y certeza alto.
El materialismo dialéctico además tenía como objeto explicar el sentido de una revolución
social, la necesariedad del auge y paralelamente la sustitución del modo de producción
capitalista, que permitiera la socialización de los medios de producción, desterrando la
explotación y la desigualdad social. El proletariado como producto del dominio de la clase
dominante al liberarse, liberará a la sociedad y al abolir la desigualdad social puede crear una
sociedad sin clases, en donde el Estado resulte innecesario.
Las fuerzas impulsoras de la historia social son para Marx económicas. Lo económico
significaba el modo de producción, y puesto que cualquier sistema de producción lleva consigo
una forma de distribución del producto social y la distribución crea una estructura de clases
sociales, en donde, cada una de las cuales está determinada por su posición en el sistema.
El método mediante el cual una sociedad utiliza los recursos naturales y produce los bienes
que le permiten vivir, es para Marx la fuente de su existencia. El modo de producción explica la
situación política y su situación cultural en determinado momento; y los cambios en el sistema
de producción explican los cambios que se producen en la política y la cultura.
Así en una economía capitalista, el respeto y defensa a ultranza de la propiedad, base del
sistema productivo, constituye una premisa fundamental del orden jurídico y político.
La economía se convirtió para Marx en una fuente de su análisis histórico, base para
determinar las relaciones prevalecientes en cualquier sistema de producción dado,
complementado por el auge y el desarrollo del sistema.
La clase era para Marx –de acuerdo a Sabine- una unidad colectiva que actúa y produce sus
ideas y creencias, actuando bajo la presión de su situación en el sistema económico y social. El
individuo cuenta por su participación en la clase, porque sus ideas son un reflejo de las ideas
creadas por la clase.
El ser social determina la conciencia social enfatizó Marx. Son las condiciones materiales en
que se desenvuelve el ser y su entorno que determinan su ideología o sus percepciones sobre
el mundo. Lo importante era que la clase proletaria asumiera la conciencia de clase en sí (el ser
proletario) y para sí (la reivindicación de sus libertades frente a la clase dominante).
“La historia de todas las sociedades que han existido hasta nuestros días es la historia de la
lucha de clases. Hombres libres y esclavos, patricios y plebeyos, señores y siervos, maestros y
oficiales, en una palabra, opresores y oprimidos se enfrentaron siempre, mantuvieron una
lucha constante, velada unas veces y otras franca y abierta; lucha que terminó siempre con la
transformación revolucionaria de toda la sociedad o el hundimiento de las clases beligerantes”
.
Las clases dan origen a sus ideologías propias, pero el hecho de que una creencia se origine en
una clase social o sea característica de ella no supone que sea válida o no.
Las otras clases reconocidas por la teoría, el campesinado y la pequeña burguesía, eran
consideradas por Marx como políticamente inertes, aunque en determinado momento podían
estar de acuerdo con lo que hacen las dos clases activas.
El fin del capitalismo, según los autores citados, también puede venir también bajo una forma
más esperada por los marxistas: en forma de una crisis económica que arrastrará consigo al
capitalismo y que será la consecuencia, de suerte que éste acabará por una especie de suicidio
por “autodestrucción”. Como es sabido la teoría del conflicto y cambio forman parte de la
noción marxista.
En la sociedad capitalista es válido desobedecer las leyes, pues son producto del ambiente
burgués, son una expresión de su voluntad; la revolución consistirá en sustituir esa leyes por
otras, que derriben todas las estructuras de la sociedad capitalista, esencialmente la
propiedad.
Como se ha mencionado, Marx baso sus estudios de diversas sociedades en una interpretación
materialista de la historia. Bajo este análisis el desarrollo de una sociedad debe comenzar a
partir del proceso de producción, el cual, a su vez, contiene dos aspectos fundamentales: “las
fuerzas de producción y las relaciones de producción” .
Para Marx, los orígenes de todo cambio histórico pueden encontrarse en el conflicto entre las
fuerzas y las relaciones de producción. Cuando las últimas no corresponden a las primeras el
desarrollo en una sociedad se hace más lento, así que debe acabarse con las relaciones
sociales obsoletas, reemplazándolas por otras nuevas y más avanzadas.
En una sociedad de clases, siempre existirán quienes se beneficien de las antiguas relaciones
de producción obsoletas y que no estarán dispuestos a abandonar sus posiciones. Por
consiguiente, el resultado es una lucha entre diferentes clases sociales.
La razón por la cual existen conflictos entre las fuerzas de producción y las relaciones sociales
es que éstas tienen un movimiento más lento que las primeras. El resultado inevitable es una
revolución social. El viejo modo de producción (tesis) es remplazado entonces por otro nuevo
(anti-tesis), que se ajuste mejor al estado de las fuerzas productivas, y que inexorablemente,
será reemplazado por otro novísimo (síntesis). El proceso comienza de nuevo y sigue su
decurso, hasta lograr el nivel de desarrollo económico más alto.
La tesis marxista del desarrollo estriba en que al preceder el feudalismo al capitalismo, y éste
al socialismo y al comunismo, con el fin de alcanzar un estado de socialismo, todas las
sociedades debían pasar por las diversas etapas del desarrollo capitalista. Marx dudaba que las
sociedades menos desarrolladas fueran capaces de lograr el desarrollo por sí mismas. Esos
países o sociedades, Marx las consideraba primitivas e incapaces de lograr un proceso de
desarrollo propio.
De acuerdo con Blomström y Hettne, para Marx el colonialismo era un mal necesario,
constituía la expansión capitalista necesaria para el salto al socialismo. Era indispensable la
eliminación de los modos de producción precapitalista y consolidar el capitalismo.
Marx –citado por ambos autores- en un famoso pasaje de El Capital, taxativamente manifiesta:
“Las naciones industrialmente más avanzadas muestran a los menos desarrollados sólo una
imagen de su propio futuro”. Marx y Engels compartían que el desarrollo, visto en la necesidad
capitalista, era universal e inexorable.
Los países menos avanzados habían de elaborar un tipo de capitalismo más autónomo, similar
al que más tarde desarrolló Estados unidos.