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3.3 El Agua en el Suelo

El agua es uno de los principales factores que influyen sobre las propiedades edáficas tanto en su
cantidad como a su estado energético. El agua se almacena en los poros del suelo
compartiendo ese espacio en proporciones variables con la fase gaseosa. La condición de
almacenaje de agua en el suelo constituye uno de los puntos de mayor interés para el uso y
manejo agronómico de ese suelo. El suelo es el principal abastecedor de agua para las
plantas, por su capacidad para almacenarla e ir cediéndola a medida que las mismas lo
requieren.

El agua disuelve y transporta elementos nutritivos y contaminantes, y hace posible su absorción a


través de las raíces. El comportamiento físico del suelo viene controlado por el contenido de
humedad, que influye en la consistencia, plasticidad, penetrabilidad, traficabilidad, temperatura, etc.

Las plantas requieren agua en primer lugar para su crecimiento y desarrollo. El mantenimiento del
equilibrio térmico y de todo proceso respiratorio supone un desprendimiento continuo de agua, a lo
que hay que añadir la transpiración, como proceso que implica importantes pérdidas de este
elemento.

Las raíces de la mayoría de las plantas toman el agua de la zona no saturada, ya que para respirar
requieren un adecuado suministro de oxígeno del aire.

3.3.1 Retención de humedad por el suelo

El potencial matricial del suelo está relacionado con su contenido en humedad por medio de la
función de humedad del suelo o función de histéresis. Esta función depende de:

 El sentido en el que tiene lugar el cambio en el contenido de agua. Una misma proporción
de agua en el suelo está sometida a un potencial matricial más fuerte cuando el suelo se está
secando que cuando se está humedeciendo.
 La velocidad de cambio.
 La estabilidad en el tiempo de la estructura del suelo.
 Los cambios de volumen del suelo debidos a los procesos de expansión y retracción de las
arcillas.
 Las condiciones en la interfase agua/aire.

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La división del agua del suelo en agua gravitacional, capilar o higroscópica, tal como se ha visto
anteriormente no es una clasificación discreta ni estricta. Además, esta clasificación no permite
predecir el comportamiento del agua. En la actualidad, se recurre preferentemente al concepto de
estado energético del agua.

El agua del suelo está sometida a campos de fuerzas de distinto origen. Identificar correctamente
cada una de estas fuerzas es difícil. El estado energético predice el comportamiento del agua del
suelo.

En el suelo, el agua está sometida a diferentes campos de fuerzas, como la acción de la gravedad y a
las fuerzas capilares, osmóticas o de absorción, que condicionan el movimiento o la retención del
agua en el suelo. El grado de energía que experimenta el agua representa una medida de la
tendencia al cambio, en el sentido de disminuir su energía. Estas fuerzas condicionan el estado
energético del agua, y, básicamente, son las siguientes:

1. Fuerza de la gravedad. Tiene signo positivo y tiende a desplazar el agua hacia las capas más
profundas.
2. Fuerzas derivadas de la matriz. Son de origen molecular y tienen un corto alcance, pero
gran intensidad. Retienen una capa de sólo algunas moléculas de grosor que forman una
película recubriendo a las partículas de suelo. Son de dos tipos:

a. Fuerzas de Van der Waals.


b. Puentes de hidrógeno.

3. 3. Fuerzas de cohesión. Son debidas a las uniones entre moléculas de agua entre sí mediante
puentes de hidrógeno. El agua retenida es absorbible por las plantas.
4. 4. Fuerzas de difusión. Se deben a la naturaleza dipolar del agua, que establece uniones con
superficies sólidas y cargadas. En el caso de las esmectitas, la adsorción es tan activa que
provoca su expansión y afecta al movimiento del agua cerca de la superficie de las
partículas.
5. 5. Fuerzas derivadas de iones en solución. Son de importancia en suelos salinos y en
cultivos hidropónicos.
6. 6. Fuerzas externas (variación en la geometría de los poros, presión de gases, presión
hidráulica en suelos saturados, etc.).

El efecto de las fuerzas capilares es especialmente importante en los climas áridos, donde la
evapotranspiración potencial es muy alta y se forma un gradiente muy acentuado en la interfase
suelo / atmósfera. Los horizontes más profundos suelen mantener un contenido en humedad más
levado que los superficiales, ya que no sufren la evaporación o la absorción realizada por las
plantas.

Sin embargo, como se ha visto en el tema anterior, el agua se mueve también de forma paralela a la
superficie del suelo, a favor de la pendiente.
En el movimiento del agua tiene más importancia la estructura del suelo que la textura. El
movimiento de agua del suelo puede clasificarse en los siguientes tipos:

1) Infiltración. La infiltración consiste en la penetración del agua de lluvia o riego en el suelo.


1. La infiltración ocurre en dirección vertical o inclinada dependiendo de las características
del suelo. Una mayor infiltración determina una mayor capacidad de retención de agua. El
grado de infiltración de un suelo depende de la permeabilidad del suelo, la que a su vez está
condicionada por la porosidad, la estructura o el grado de humedad.

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2) Redistribución. Cuando cesa la lluvia o el riego, antes de que tengan lugar los fenómenos
de absorción radicular y evaporación, el agua del suelo presenta una dinámica de dos
velocidades:

a. Cuando el suelo está aún saturado, el agua de los macroporos circula rápidamente se
pierde por drenaje.
b. Cuando se alcanza la capacidad de campo el agua circula por los mesoporos y
microporos, de manera más lenta, al estar retenida por fuerzas capilares.

3) Desecación. Una vez que el agua se ha redistribuido, comienza el proceso de desecación


debido a:

a. El consumo realizado por las plantas.


b. La evaporación.

La superficie del suelo, al secarse progresivamente, forma una capa o costra seca que protege a los
horizontes inferiores de la desecación. Ese fenómeno se conoce como self-mulching, y es
característico de suelos cultivados sin laboreo mecánico y en condiciones de gran aridez.

En los horizontes superiores, la fuerza de succión del agua es mucho más intensa que en los
inferiores (se ha visto en el tema anterior que a igualdad de fuerza de retención, el suelo que se está
desecando en los horizontes inferiores contiene más agua que el que se está humedeciendo en los
horizontes superiores). La principal consecuencia es que cada vez asciende menos agua y se llega a
interrumpir el movimiento ascendente.

El self-mulching contribuye a estabilizar el grado de humedad del suelo, pero disminuye la


infiltración y, consecuentemente, favorece la escorrentía y la aparición de los procesos de erosión.
El mantenimiento de los residuos de la cosecha o de la vegetación espontánea eliminada
químicamente constituye un self-mulching artificial de gran calidad.

Los movimientos ascendentes se deben, como se ha dicho, a la capilaridad. El movimiento


ascendente también se ve intensificado si existen plantas o aumenta la temperatura.

3.3.2 Fuerza de retención (adhesión y cohesión)

En un suelo, las moléculas de agua son atraídas por partículas, iones presentes en el medio. Las
moléculas de agua se unen mediante puentes de hidrógeno, lo que explica las inusuales propiedades
del agua, como el punto de fusión elevado, y la adhesión y cohesión, determinantes en el
movimiento y retención del agua en el suelo.

La Cohesión es la atracción de las moléculas de agua entre sí, mientras que la Adhesión es la
atracción de las moléculas de agua por las moléculas de otras sustancias en la interfase agua-sólido
o agua-aire.

En función del tipo de suelo, el ascenso de agua por capilaridad estará sometido a valores de
succión distintos, dado que el diámetro de los capilares varía con los tipos de suelo. En el siguiente
Tabla, se presentan datos aproximados de la altura de columna de agua que puede subir el agua por
los capilares de los distintos tipos de suelo.

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3.3.3 Energía de retención de la humedad (unidades) capacidad de campo,


Coeficiente de marchitez, coeficiente higroscópico.

Estados del agua en el suelo


El agua en el suelo, se encuentra en diferentes estados, los cuales estarán en base a la tensión con la
que el suelo las tienen retenida y de acuerdo a como las plantas la pueden utilizar.

De acuerdo a la tensión en la que se encuentra retenida en el suelo:

a. Agua higroscópica: Es el agua absorbida por el suelo a expensas de la humedad atmosférica;


forma una delgada película alrededor de las partículas del suelo, está enérgicamente retenida por
éstas y no es susceptible de ningún movimiento; no es absorbible por las raíces. Retenida a una
tensión superior a 31bar y se ubica recubriendo las partículas de suelo, formando una pequeña
película alrededor de las mismas.

b. Agua capilar no absorbible: Llena los espacios capilares más finos del suelo. Circula
difícilmente en el suelo y es retenida demasiado enérgicamente para poder ser absorbida por las
plantas. Se encuentra retenida a una tensión entre los 31 y 15 bar y se ubica en los microporos
cercanos a 0,2 μm.

c. Agua capilar absorbible: Es el agua retenida por el suelo, que llena los poros capilares
comprendidos entre los 0,2 y 10 μm. Se encuentra retenida a una tensión entre los 15 y 0,3 bar. Esta
agua absorbible por las raíces constituye la fuente esencial de la alimentación en agua de las
plantas, durante la estación seca. Es susceptible de moverse por capilaridad.

d. Agua de gravitación: Corresponde al agua que llena momentáneamente –después de períodos de


lluvia o riego- los poros mayores a 10 μm del suelo. Se encuentra retenida a una tensión menor de
0,3 bar. Obedece a la gravedad y fluye tanto más rápidamente cuanto mayor es el volumen de los
poros (porosidad no capilar).

Puede suceder que el drenaje normal no tenga lugar y que el agua de gravitación no pueda
infiltrarse; entonces todos los poros del suelo están llenos de agua: estado de saturación.

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De acuerdo a la utilización por las plantas el agua se la clasifica como:

a. Agua superflua: Es el agua que se mueve libremente en el suelo por acción de la gravedad. Es
eliminada de acuerdo al tamaño de los poros ya que al tener un diámetro mayor, la fuerza de
retención es vencida por la gravedad. Comprende el agua gravitacional.

b. Agua disponible: Es el agua que puede ser captada por las raíces de las plantas para cubrir sus
necesidades. Se encuentra entre capacidad de campo y punto de marchitez permanente. Este estado
de humedad es denominado Agua útil. Es un valor dinámico que varía en función de las
condiciones del suelo y del cultivo. Comprende gran parte del agua capilar.

c. Agua no disponible: Es el agua retenida por el suelo y que las plantas no pueden aprovechar
para cumplir con su crecimiento y desarrollo. Incluye el agua higroscópica y una pequeña parte del
agua capilar. Es un valor dinámico y no es aprovechable para la mayoría de las plantas cultivadas.

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La capacidad de campo. Es la máxima cantidad de agua retenida por el suelo (agua capilar y agua
higroscópica). Su medición debe hacerse en el campo, después de un período lluvioso y tras haber
dejado escurrir el agua gravitacional durante tres días, habiendo protegido el suelo de la
evaporación.

El punto de marchitez permanente. Corresponde al valor máximo de agua higroscópica, agua no


absorbible por las raíces. Cuando el contenido de agua es igual o menor al punto de marchitez, las
plantas no tienen agua disponible y mueren. El punto de marchitez depende de la textura y la
porosidad, y, por lo tanto, es diferente para cada tipo de suelo.

El agua útil es la cantidad de agua almacenada en el suelo después del período de lluvias, y su
valor es la diferencia entre la capacidad de campo y el punto de marchitez permanente

Agua de escorrentía. Circula sobre y a través de los horizontes superiores, de manera paralela a la
superficie del suelo. La escorrentía se forma tras el inicio de la lluvia sobre la superficie del suelo
cuando existe una cierta pendiente, aunque sea muy baja. Para que se forme la escorrentía es
necesario que el agua precipitada en un intervalo de tiempo determinado sea superior a la cantidad
que el suelo puede absorber, bien por causa de sus características físicas, o bien porque se halle ya
saturado por agua.

3.3.4 Clasificación física de la humedad del suelo

La clasificación más utilizada es aquella que tiene en cuenta la forma en que se encuentra el agua
del suelo, según la cual el agua puede estar:

 Combinada químicamente (Ej.: Yeso)


 Adsorbida físicamente por niveles energéticos muy grandes
 Como agua capilar
 Como agua gravitante: la presión capilar con que es retenida dentro de los poros es tan baja
porque el poro es tan grande, que cede a la atracción gravitatoria. El suelo no la almacena,
no la retiene.

De todas estas formas en el agua del suelo se da relevancia al agua capilar y al agua gravitante,
porque es el agua aprovechable por la planta en la relación suelo/planta.

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POTENCIAL HÍDRICO TOTAL

Es definido como el trabajo requerido para transferir una unidad infinitesimal de agua, desde un
estado de referencia (donde el potencial es tomado como cero) a la situación donde el potencial
tiene un valor definido.

Si el potencial agua de la planta es capaz de realizar trabajo y vencer el potencial con que el agua
está retenida, ésta es absorbida por la planta. Por otra parte una vez que el agua que rodea a la raíz
es absorbida por la planta, la zona vecina a la raíz se seca, al secarse produce un estado energético
diferencial con otro punto del suelo, y al generarse este estado el agua migra desde ese punto
buscando el equilibrio.

El potencial hídrico total del agua del suelo le da el valor del nivel energético con que se encuentra
retenida el agua en el suelo. A partir de allí conociendo ese nivel energético, se puede comprender
porque el agua puede moverse dentro del suelo, porque la planta la puede tomar, etc.

Se le llama potencial porque representa energía en función de masa, de volumen o de peso. Lo que
determina siempre el potencial es un nivel de energía relativo porque no se analiza la energía libre
absoluta que tiene el sistema, sino que se la compara con un nivel de referencia. Ese nivel de
referencia se determina arbitrariamente donde el agua en ese punto cumple con los siguientes
requisitos: es pura, es libre, está a presión atmosférica y temperatura conocida y a una ubicación o
altura conocida.

Para poder determinar el estado energético específico del agua de un suelo, se dice que el nivel de
referencia tiene un potencial hídrico total igual a cero.
El potencial hídrico total del agua del suelo (ψHT) esta determinado por:

 Potencial gravitacional (ψg)


 Potencial mátrico (ψm)
 Potencial presión (ψp)
 Potencial osmótico (ψo).

ΨHT = ψg + ψm + ψp + ψo

POTENCIAL GRAVITATORIO

Todo cuerpo sobre la superficie de la tierra es atraído por una fuerza gravitacional de acuerdo al
peso del mismo.

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Cuando un cuerpo es elevado desde el nivel de referencia hasta un punto en consideración, ha


ganado energía potencial gravitatoria proporcional a su peso.

POTENCIAL MÁTRICO (o Potencial presión negativo)

Es la proporción del potencial hídrico total que puede ser atribuida a la atracción de las partículas
del suelo, es decir a la matriz del suelo. En este potencial influyen las fuerzas de adsorción, las
fuerzas capilares, y la interfase agua-aire. La presión capilar representa al potencial matriz.

Las partículas del suelo se unen en agregados, constituyendo la porosidad del suelo. Esos poros del
suelo van a desarrollar una presión capilar. Como el potencial matriz está dado por la matriz o
porosidad del suelo, siempre es una supresión, es decir que el agua queda retenida. Hay que invertir
trabajo para sacarla. Es por eso que el potencial matriz es siempre negativo y actúa en suelos
insaturados.

El potencial matriz es diferente según el poro del suelo que contenga al agua. Si el poro es grande,
la presión capilar que desarrolla el mismo es baja, por lo tanto el potencial matriz es bajo (menos
negativo). A medida que el radio del poro sea más pequeño, la presión capilar es mayor y también
el potencial matriz (más negativo). Para suelos saturados el potencial matriz es cero, no hay
formación de menisco. El potencial mátrico depende de las propiedades del suelo. Se determina con
tensiómetro.

POTENCIAL PRESIÓN POSITIVO (o Potencial neumático)

Es la porción del potencial hídrico total que resulta de la presión hidrostática positiva debido al peso
del agua en suelos saturados y en acuíferos. Es un componente que opera solamente debajo de la
zona saturada (capa freática). En suelos saturados es la presión ejercida por la columna de agua en
el punto considerado (presión hidrostática). Un aumento de presión sobre el agua libre aumenta la
capacidad de realizar trabajo, es por eso que el potencial presión es siempre positivo.

El potencial presión no depende de ninguna propiedad del suelo, depende de la presión hidrostática
o carga hidráulica. En suelos insaturados el potencial presión es cero.

POTENCIAL OSMÓTICO

Es la porción del potencial hídrico total que puede ser atribuida a la atracción de los solutos que
están contenidos en la solución del suelo. La presencia de solutos disminuye la energía potencial en
relación al agua pura. Es por eso que el potencial osmótico es siempre negativo y es de gran
importancia en suelos salinos.

3.3.5 Clasificación biológica del suelo

En la Clasificación de Suelos se refiere a la agrupación con un rango de propiedades similares


(químicas, físicas y biológicas) a unidades que puedan ser geo-referenciadas y mapeadas. De hecho,
los suelos se consideran como un recurso natural mucho más complejo que otros elementos
como el aire y el agua.

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Los suelos por su naturaleza contienen elementos químicos y simultáneamente se combinan entre
fases sólidas, líquidas y gaseosas. Además el número de características físicas, químicas y
biológicas y sus combinaciones llegan a ser casi infinitas. Asimismo no es de extrañar las varias
propuestas y esquemas distintos para armonizar y correlacionar los tipos de suelo diferentes. Los
sistemas de clasificación de suelos fueron también desarrollados para otros fines como:

 La Taxonomía de Suelos para la interpretación de inventario de suelos


 La Leyenda Revisada de la FAO para su distribución global y geográfica
 WRB para facilitar correlaciones entre diferentes sistemas de clasificación de suelos.

El proceso de ilustraciones de clasificación de suelos se puede distinguir en tres etapas; Los


primeros sistemas de clasificación de suelos (Clasificación Rusa, USDA 1938) llevaba a cabo un
enfoque en los factores de formación del suelo y su ambiente para clasificación de suelos zonales
(determinados por el desarrollo de vegetación y clima), azonales y intrazonales (determinados por
su material parental y tiempo de formación). Se diferenciaban entre suelos azonales e intrazonales a
base del desarrollo del perfil del suelo. Un desarrollo posterior a este dio enfoque en los procesos
que ocurre en el propio suelo (la ferralización, salinización, lixiviación, acumulación etc.) por lo
que se caracterizaban robustamente por sus propiedades. Un buen ejemplo de este último intento es
el sistema de clasificación francés del CPCS (1967).

El sistema de clasificación moderno se emprendió con la publicación de la taxonomía de


suelos del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA), donde se utilizaban
las propiedades del suelo definidas y cuantificadas para la designación de “horizontes diagnósticos
del suelo”.

En la actualidad se utiliza ampliamente en la clasificación de suelos postmoderna las estadísticas y


borrosidad incluyendo sistemas de clasificación de suelos numéricos (desarrollados entre otros por
Webster, Fitzpatrick and McBratney).

Clasificación del suelo de acuerdo con los niveles de microorganismos

Actualmente la clasificación de los suelos está orientada a las características químicas y físicas, y no
existe ningún interés por clasificarlos de acuerdo con su pedogénesis y sus características
biológicas. Como resultado de muchas investigaciones, los japoneses, vinculados al desarrollo de lo
que llaman “agricultura natural”, han determinado que las características de los suelos varían a gran
escala de acuerdo con los microorganismos presentes en ellos, y los clasifican en:

A) Suelos tipo putrefacción:

Cuando en los suelos cultivados se introducen materiales orgánicos, éstos se transforman


rápidamente en sustancias inorgánicas y al descomponerse liberan energía en forma de gas y calor,
produciendo con ello contaminación. A este fenómeno se le denomina “suelos en putrefacción”. El
fenómeno de la putrefacción es una transformación inorgánica que se origina por la transformación
de materiales intermediarios inestables en el momento en que los materiales orgánicos son
descompuestos por los microorganismos. Los materiales intermedios y el calor formado en este
fenómeno generalmente son perjudiciales para los animales y las plantas, y no pueden ser utilizados
como energía. Los suelos en estado de putrefacción son patógenos y favorecen el surgimiento de
insectos y enfermedades en los cultivos. Los fertilizantes sintéticos así como los venenos agrícolas
perjudican constantemente las funciones biológicas y básicas en los suelos: cuanto más son
utilizados, más fortalecen la tendencia de los suelos hacia la putrefacción.

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B) Suelos tipo bacterias purificadoras:

La clasificación biológica de este tipo de suelo está limitada a la mayoría de los suelos de los
bosques forestales nativos, los cuales poseen una gran acción purificadora en función de su
estabilidad biológica y por la poca o ninguna acción antropocéntrica y desastres naturales que en
ellos ocurren. Cuando estos suelos cubiertos por bosques sufren los impactos de la tala, la roza, la
quema y la siembra, muestran su acción benéfica de purificación biológica y gradualmente los
sistemas agrícolas explotados en estos suelos agotan esta acción. Inicialmente, los cultivos
realizados en este tipo de suelos, después de la primera tumba y quema, traen buenos resultados
durante los primeros ciclos agrícolas mientras duran y actúan las reservas de las bacterias
purificadoras y las cenizas. Después de un tiempo muy corto de cultivo el humus comienza a
disminuir y a desaparecer y la acción de las bacterias declina. Con este fenómeno el suelo se
transforma en el tipo putrefacto y los microorganismos patógenos, que al inicio eran limitados por
la estabilidad y el equilibrio microbiológico, aumentan gradualmente hasta transformarse en un
serio problema dependiente de insumos y en ciclo vicioso de enfermedades.

C) Suelos tipo fermentación y síntesis:

Este tipo de suelo se sostiene a partir de la efectiva acción del flujo de energía en un ambiente de
pureza, sin crear contaminación. Está confirmado que cuando se fija en el suelo una combinación
microbiológica tipo fermentación-síntesis, no se produce liberación de gas ni de calor, aún
incorporándose materiales orgánicos in natura al suelo. Por otro lado, también está comprobado que
cuando los microorganismos del tipo fermentación predominan, los materiales orgánicos in natura
incorporados al suelo se transforman en aminoácidos y azúcares, sustancias de gran importancia
para los vegetales, y por lo tanto terminan siendo reciclados como energía orgánica. En la
fermentación se da el proceso contrario al que ocurre en la putrefacción: los materiales orgánicos se
vuelven sustancias útiles y solubles. La fermentación es el fenómeno por el cual la proteína se
subdivide en diversos aminoácidos, y sustancias vegetales como la celulosa y la lignina se
transforman en glúcidos. En el proceso de la fermentación los materiales orgánicos se mantienen en
el suelo en forma de energía asimilable, que será programada biológicamente por los vegetales en
forma de energía orgánica sin liberar calor y mucho menos contaminando el medio ambiente.

Es muy común encontrar en muchas bibliografías agrícolas la afirmación de que los aminoácidos y
los azúcares no son absorbidos después de descompuestos en sustancias inorgánicas. Está
comprobado que los azúcares y los ácidos orgánicos, como la prolina y la metionina, son absorbidos
en la forma orgánica a través de la superficie de las hojas y la raíz. Ya hay muchos ejemplos del uso
práctico de biofertilizantes orgánicos aplicados directamente sobre las hojas de las plantas y el
propio suelo. Sin embargo, la absorción es limitada cuando se aplican solos; pero ocurre lo
contrario cuando los biofertilizantes se usan en combinación con azúcares o aminoácidos. En este
sentido, una serie de preparados a base de desechos de sueros, jugos de frutas, maguey, caña y
harina o polvo de rocas hace parte del éxito de muchas experiencias en manos campesinas.

Consecuentemente, cuando el suelo está transformado en el tipo fermentación-síntesis por medio de


la simbiosis de los microorganismos de los tipos de fermentación y síntesis, el aprovechamiento de
la materia orgánica es más efectivo. Suelos de este tipo tienen la capacidad de transformar las
sustancias nocivas que surgen “espontáneamente” en sustancias benéficas por intermedio de los
procesos de fermentación de síntesis biológica. Esto crea condiciones en los suelos para que las
bacterias patógenas no puedan ser activadas. De esta forma, el suelo vivo se vuelve puro y saludable
y los cultivos se tornan resistentes a los cambios y las variaciones repentinas del medio ambiente.

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La evidencia la da un ejemplo: si dejamos podrir hortalizas que han sido cultivadas en un suelo tipo
fermentación-síntesis y, por otro lado, hortalizas cultivadas en un suelo del tipo putrefacción y
colocamos ambas en bolsas plásticas con agua, la diferencia es notoria para cualquier persona sin
que sea ningún especialista en la materia. La hortaliza cultivada en el suelo tipo putrefacción
desprenderá un olor fétido. Si se deja por algún tiempo, aparecerán insectos como moscas,
cucarrones, mosquitos de las fermentaciones y otros, los cuales ponen huevos que cubrirán de larvas
las hortalizas.

Sin embrago, la hortaliza cultivada en el suelo tipo fermentación-síntesis emitirá un olor de


fermentación, y aun cuando llegue a estar totalmente descompuesta no aparecerán insectos ni se
desarrollarán larvas.

La putrefacción no solamente reduce y perjudica las actividades celulares, sino que también
contiene elementos que provocan el surgimiento de enfermedades e insectos. Con la utilización de
la harina de rocas, abonos orgánicos y biofertilizantes todas estas anomalías se pueden amortiguar
en los suelos, lo cual dará paso firme a una agricultura al alcance de todos, con seguridad, confianza
y con cromatogramas en manos campesinas.

Suelo orgánico
El estudio de la dinámica del suelo muestra que sigue un proceso evolutivo al que son aplicables
por completo los conceptos de la sucesión ecológica. La formación de un suelo profundo y
complejo requiere, en condiciones naturales, largos períodos de tiempo y el mínimo de
perturbaciones. Donde las circunstancias ambientales son más favorables, el desarrollo de un suelo
a partir de un sustrato geológico bruto requiere cientos de años, que pueden ser millares en climas,
topografías y litologías menos favorables.

Los procesos que forman el suelo arrancan con la meteorización física y química de la roca bruta.
Continúa con el primer establecimiento de una biota, en la que frecuentemente ocupan un lugar
prominente los líquenes, y el desarrollo de una primera vegetación. El aporte de materia orgánica
pone en marcha la constitución del edafon. Éste está formado por una comunidad de
descomponedores, bacterias y hongos sobre todo y detritívoros, como los colémbolos o los
diplópodos, e incluye también a las raíces de las plantas, con sus micorrizas. El sistema así formado
recicla los nutrientes que circulan por la cadena trófica. Los suelos evolucionados, profundos,
húmedos y permeables suelen contar con las lombrices de tierra, anélidos oligoguetos comedores de
suelo, en su edafón, lo que a su vez favorece una mejor mezcla de las fracciones orgánica y mineral
y la fertilidad del suelo.

Existen dos clasificaciones para los tipos de suelo, una según su estructura y otra de
acuerdo a sus formas físicas.

Por estructura

 Suelos arenosos: No retienen el agua, tienen muy poca materia orgánica y no son aptos para la
agricultura.
 Suelos calizos: Tienen abundancia de sales calcáreas, son de color blanco, secos y áridos, y no
son buenos para la agricultura.
 Suelos humíferos (tierra negra): Tienen abundante materia orgánica en descomposición, de
color oscuro, retienen bien el agua y son excelentes para el cultivo.

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 Suelos arcillosos: Están formados por granos finos de color amarillento y retienen el agua
formando charcos. Si se mezclan con el humus, que es la sustancia compuesta por ciertos
productos orgánicos, pueden ser buenos para cultivar.
 Suelos pedregosos: Formados por rocas de todos los tamaños, no retienen el agua y no son
buenos para el cultivo.
 Suelos mixtos: Tiene características intermedias entre los suelos arenosos y los suelos
arcillosos mezclados.

Por características físicas

 Litosoles: Se consideran un tipo de suelo que aparece en escarpas y afloramientos rocosos, su


espesor es menor a 10 cm y sostienen una vegetación baja. Se conocen también como
leptosoles, palabra que viene del griego leptos, que significa "delgado".
 Cambisoles: Son suelos jóvenes con proceso inicial de acumulación de arcilla. Se divide en
vértigos, gleycos, eutrícos y crómicos.
 Luvisoles: Presentan un horizonte de acumulación de arcilla con saturación superior al 50%.
 Acrisoles: Presentan un marcado horizonte de acumulación de arcilla y bajo saturación de
bases al 50%.
 Gleysoles: Presentan agua en forma permanente o semipermanente con fluctuaciones de nivel
freático en los primeros 50 cm.
 Fluvisoles: Son suelos jóvenes formados por depósitos fluviales, la mayoría son ricos en
calcio.
 Rendzina: Presenta un horizonte de aproximadamente 50 cm de profundidad. Es un suelo rico
en materia orgánica sobre roca caliza.
 Vertisoles: Son suelos arcillosos de color negro, presentan procesos de contracción y
expansión, se localizan en superficies de poca pendiente y cercanos escurrimientos
superficiales.

El suelo se puede clasificar según su textura: fina o gruesa, y por su estructura: floculada, agregada
o dispersa, lo que define su porosidad que permite una mayor o menor circulación del agua, y por lo
tanto la existencia de especies vegetales que necesitan concentraciones más o menos elevadas de
agua o de gases.

El suelo también se puede clasificar por sus características químicas, por su poder de absorción de
coloides y por su grado de acidez (pH), que permite la existencia de una vegetación más o menos
necesitada de ciertos compuestos. Los suelos no evolucionados son suelos brutos, muy próximos a
la roca madre y apenas tienen aporte de materia orgánica. Son resultado de fenómenos erosivos o de
la acumulación reciente de aportes aluviales. De este tipo son los suelos polares y los desiertos,
tanto de roca como de arena, así como las playas.

Los suelos poco evolucionados dependen en gran medida de la naturaleza de la roca madre. Existen
tres tipos básicos: ránker, rendzina y los suelos de estepa.

 Los suelos ránker son más o menos ácidos, como los suelos de tundra y los alpinos.
 Los suelos rendzina se forman sobre una roca madre carbonatada, como la caliza, suelen ser
fruto de la erosión y son suelos básicos.
 Los suelos de estepa se desarrollan en climas continentales y mediterráneo subárido. El aporte
de materia orgánica es muy alto. Según sea la aridez del clima pueden ser de colores desde
castaños hasta rojos.

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En los suelos evolucionados encontramos todo tipo de humus, y cierta independencia de la roca
madre. Hay una gran variedad y entre ellos se incluyen los suelos de los bosques templados, los de
regiones con gran abundancia de precipitaciones, los de climas templados y el suelo rojo
mediterráneo. En general, si el clima es propicio y el lugar accesible, la mayoría de estos suelos
están hoy ocupados por explotaciones agrícolas.

Clasificación Soil Taxonomy


La taxonomía de suelos de USDA, o sintéticamente y más generalizada Soil Taxonomy,
desarrollada y coordinada internacionalmente por el Ministerio de Agricultura de los Estados
Unidos (en inglés, el United States Department of Agriculture y su subsidiaria Natural Resources
Conservations Service) da una clasificación de suelos acorde a varios parámetros.

Clasifica los suelos por nomenclatura de:

 Orden Los órdenes son:


 Suborden  Alfisol
 Grandes grupos  Andisol
 Subgrupo  Aridisol
 Familia  Entisol
 Series  Espodosol
 Gelisol
 Histosol
 Inceptisol
 Molisol
 Oxisol
 Ultisol
 Vertisol

Alfisoles

 Suelos de regiones húmedas, por lo que se encuentran húmedos la mayor parte del año.
 Con un % de saturación de bases superior al 35%.
 Sus horizontes subsuperficiales muestran evidencias claras de traslocación de partículas de
arcilla (Clayskins) que provienen posiblemente de molisoles.
 En los trópicos se presentan con pendientes mayores de 8 a 10% y vegetación de bosque
refleja su alta fertilidad.
 Son suelos jóvenes, comúnmente bajo bosques de hoja caediza.
 En Colombia se encuentran en un porcentaje de 0,8%, distribuidos entre la llanura del
Caribe, la zona Andina y los valles Interandinos.
 En Colombia están formados principalmente en las zonas de clima seco como la región
Caribe, excepto La Guajira puesto que presenta condiciones climáticas áridas y semiáridas
y las zonas muy húmedas y pluviales de la Sierra Nevada de Santa Marta.
 En las planicies de clima frio y seco del altiplano cundiboyacense, son comunes los suelo
con una capa endurecida, que dieron origen a los alfisoles o suelos arcillosos.7

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Andisoles

 Suelo desarrollado en depósitos volcánicos (como ceniza volcánica, piedra pómez,


carbonillas y lava) y/o en materiales piroclásticos.
 Suelos de las regiones subhúmedas y húmedas. Poseen buena acumulación de humus.
 Poseen evidencia de mayor desarrollo que los entisoles.
 Alta productividad natural.
 Con textura franco arenosa.8
 Se caracterizan por su mineralogía, en la que se encuentran minerales de poco
ordenamiento cristalino (amorfos) como la imogolita y el alofano.
 En Colombia se encuentran distribuidos en la región Andina y especialmente en la
cordillera Central. En la cordillera Occidental y Oriental también se presentan, pero en
menor proporción que en la Central.
 Suelos que se meteorizan rápidamente, formando mezclas amorfas de aluminio y silicato.
 Suelos denomindos andisoles o andosoles, el término andosol deriva de los japoneses «an»
que significa negro y «do» que significa suelo, haciendo alusión a su carácter de suelos
negros de formaciones volcánicas.

Aridisoles

 Suelos típicos de zonas desérticas.


 Las bajas precipitaciones producen que sean suelos poco lixiviados.
 Pobres en materia orgánica.
 Suelos de baja tasa de formación y descomposición.
 Tienen desarrollado un horizonte cálcico por iluviación.
 Muchos tienen bien desarrollado un horizonte argílico que indican un anterior clima más
húmedo.
 Suelos de colores claros.
 Vegetación: En zonas áridas dominan arbustos xericos, y en zonas menos áridas aparecen
gramíneas.
 Uso en pastoreo y cultivos con riego.
 El agua presente es retenida a gran tensión.8

La mayoría de los aridisoles están enriquecidos con carbonato de calcio. En estos suelos el mismo
se encuentra como finos cristales dispersos en la matriz.

 En Colombia se presentan en la región de la media y alta Guajira, alrededores de Cúcuta,


Santa Marta, Desierto de la Tatacoa (Huila), cañón del Chicamocha.
 pH neutros a básicos, fertilidad en general moderada, con excepción de N, pueden
presentarse problemas de sales y Na y baja M.O.

Entisoles

 Suelos de regolito.
 Tienen menos del 30% de fragmentos rocosos.
 Formados típicamente tras aluviones de los cuales dependen mineralmente.
 Suelos jóvenes y sin horizontes genéticos naturales o incipientes.
 Permanecen jóvenes debido a que son enterrados por los aluviones antes de que lleguen a
su madurez (Nilo).
 El cambio de color entre horizonte A y C es casi imperceptible.

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 Son pobres en materia orgánica, y en general responden a abonos nitrogenados.


 La mayoría de los suelos que se generan desde sedimentos no consolidados cuando jóvenes
fueron entisoles.
 Son abundantes en muchas áreas en posiciones de diques, dunas o superficies sometidas a
acumulaciones arenosas de origen eólico.
 En Colombia se presentan en zonas aledañas e influenciadas por los principales ríos de la
Orinoquia, Amazonia, áreas de la región Andina, y en algunas partes de la región Caribe.
 Suelos jóvenes con un desarrollo limitado que exhiben propiedades de la roca madre.9

Espodosoles

 Suelos de climas pluviales, húmedos y muy húmedos, a partir de materiales parentales


asociados a cenizas volcánicas y a materiales arenosos.
 Presentan vegetación arbórea.
 Suelos de pH ácido.
 Suelos con baja capacidad de intercambio catiónico y bajo % de saturación de bases.
 Horizonte A claro o medianamente oscuro.
 Horizonte B con significativa acumulación de arcilla.
 Fertilidad muy baja, alta acidez, baja saturación de cationes, baja concentración estructural
en superficie, compactación en profundidad. aporte de nutrientes bajos a partir de la materia
orgánica.
 Presencia de Endopedon espódico.

Gelisoles

Suelos afectados por permafrost.

Histosoles

 Suelos orgánicos.
 Se desarrollan en ambientes de condiciones húmedas o frías.
 El suelo se encuentra saturado en agua al menos una vez al año.
 Su grado de evolución está asociado con el proceso de descomposición de sus materiales
orgánicos.
 El material original de estos suelos consta de material vegetal poco descompuesto mezclado
con cantidades variables de material terroso.
 Es un suelo muy liviano.
 Se forman en zonas depresionales de los páramos.
 pH en general ácido, fertilidad y productividad variable de acuerdo con la adecuación de la
zona y el grado de evolución del material orgánico.

Inceptisoles

 Suelos con características poco definidas.


 No presentan intemperización extrema.
 Suelos de bajas temperaturas, pero de igual manera se desarrollan en climas húmedos (fríos
y cálidos).
 Presentan alto contenido de materia orgánica.

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 Tienen una baja tasa de descomposición de la materia orgánica debido a las bajas
temperaturas, pero en climas cálidos la tasa de descomposición de materia orgánica es
mayor.
 pH ácido.
 Usualmente presentan permafrost
 Poseen mal drenaje.
 Acumulan arcillas amorfas.
 Son una etapa juvenil de futuros Ultisoles y Oxisoles.
 Son suelos volcánicos recientes.10
 Para los trópicos ocupan las laderas más escarpadas desarrollándose en rocas recientemente
expuestas.
 Predominan en la cordillera de los Andes junto a los entisoles y en la parte más alta los
ultisoles, por las vegas de los ríos Caquetá, Guaviare, Putumayo y Amazonas.
 pH y fertilidad variables dependientes de la zona: alta en zonas aluviales y baja en
sedimentos antiguos y lavados sobre los cuales evolucionan el suelo, materia orgánica
variable.

Molisoles

 Suelos de zonas de pastizales.


 Ubicados en climas templados, húmedos y semiáridos.
 No presentan lixiviación excesiva.
 Suelos oscuros, con buena descomposición de materia orgánica gracias a los procesos de
adición y estabilización (melanización).
 Saturación de bases superior al 50%.
 Suelos productivos debido a su alta fertilidad.
 Suelos bien estructurados.
 Suelos formados a partir de sedimentos minerales en climas templados húmedos a
semiáridos.
 Cobertura vegetal integrada principalmente por gramíneas.
 Dominancia de arcillas.

Los mollisoles están asociados geográficamente a la vegetación de praderas, razón por la cual se les
conoce muchas veces como suelos de praderas. Se han formado bajo diferentes tipos de ellas; así,
Boul et al (1980) comentan las diferentes alturas que alcanzaban (superiores a 12 m, inferiores a
30/50 cm o intermedias) cuyo efecto, a través de su biomasa, afecta el espesor del horizonte molico,
mediante procesos de ganancias, en ambientes con tendencia a la neutralidad y abundante
intervención de organismos edáficos.

En algunas áreas, transicionales a climas más húmedos, por ejemplo en la zona de Maicao y al sur
de ella, hay presencia de mollisoles como resultado de una mayor biomasa y humificación del
suelo; ellos son especialmente calciustolls, haplustoll, arídicos, líticos, salothídicos o terrérticos.
(Soto X, 2010) tomado de (Malagon et al 1987).

En los MOLLISOLES Colombianos a pesar de encontrarse teóricamente mayores proporciones de


ácidos humicos y tipos de humus chernozémico y eutrófico, las condiciones climáticas no
favorecen. El alto aporte de biomasa de gramíneas relacionados con estos suelos en otras parte del
mundo (planicies centrales de los Estados Unidos, Canadá, Argentina); las condiciones de praderas
aportaron grandes contenidos de materiales orgánicos; de la cual el 50 por ciento se incorpora
anualmente al suelo en su horizonte A.

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Oxisoles
 Suelos tropicales ricos en sesquióxidos de hierro y aluminio.
 Presentan proporción de arcillas
 Se forman sobre antiguos suelos de trópicos húmedos.
 Suelos muy meteorizados.
 Suelos de escasa fertilidad.
 Tienden a presentar texturas finas debido a su alto grado evolutivo y a la relación
del mismo con el tamaño de las partículas.
 Los oxisoles son suelos de alta evolución, relacionados con climas húmedos y muy
húmedos, debido a la alta precipitación son suelos lavados que presentan
condiciones ácidas. En Colombia se encuentran en la Amazonia.

Ultisoles
 Suelos con un horizonte argílico de poco espesor.
 Presentan vegetación arbórea.
 Con un % de saturación de bases inferior al 35%.
 Suelos de color pardo rojizo oscuro.
 No muestran presencia de saturación hídrica.

Vertisoles

 Su proceso formativo es el de la haploidización, están definidos por la dinámica vinculada


con su granulometría arcillosa.
 Suelos minerales que se quiebran en estación seca, formando grietas de 1 cm de ancho.
 Suelos muy ricos en arcilla.
 Los suelos vertisoles ocupan las partes bajas del relieve en los altos llanos occidentales.
 Suelos con fuerte expansión al humedecerse y contracción al secarse.
 Son característicos de las cubetas de decantación y pantanos en los llanos y en valles
aluviales.
 Para el caso de los trópico estos se forman a partir de la transformación directa de alofana
en arcilla montmorillonita de tipo 2:1 expandible.
 Hidratados y expandidos en húmedo y bastantes agrietados en seco.

3.3.6 Determinación del agua del suelo

El agua en el suelo se halla alojada en los macro y micro poros y adsorbida en las partículas de
suelo. Para un determinado momento, la cantidad de agua contenida por un suelo podrá definirse
según las siguientes condiciones:

a) Humedad de Saturación

b) Capacidad de Campo (CC).

c) Punto de Marchitez Permanente (PMP):.

d) Agua Útil (AU):

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EXPRESIÓN DEL CONTENIDO HÍDRICO

El estado hídrico del suelo puede ser expresado de dos maneras: - Por unidad de masa de suelo:
Conocido como Humedad Gravimétrica (W)

Es la relación entre la masa de la fracción líquida y la masa de la fracción sólida.

W = Ma / Ms (gr / gr; tn / tn)

Dónde: Ma es masa de agua y Ms es masa de suelo. Generalmente se expresa en porcentaje

W% = (Ma / Ms) x 100

3.3.7 Movimiento del agua del suelo

El agua del suelo está sometida a dos tipos de fuerzas de acciones opuestas. Por un lado las fuerzas
de succión retienen el agua en los poros mientras que la fuerza de la gravedad tiende a desplazarla a
capas cada vez más profundas. De esta manera si predominan las fuerzas de succión el agua queda
retenida mientras que si la fuerza de la gravedad es más intensa el agua se mueve hacia abajo.
Pero también el agua asciende en el suelo debido a la evaporación y la absorción por las raíces de
las plantas.

El agua se desplaza por capilaridad (efecto especialmente intenso en los climas áridos) y por
diferencia de humedad (los horizontes más profundos permanecen más húmedos al estar protegidos,
por su lejanía de la superficie del suelo, a las pérdidas de agua debidas a la evaporación y a la
absorción de las plantas). Por otra parte el agua no sólo se mueve en sentido vertical sino que
también lo hace en dirección lateral, movimiento generalizado en todos los relieves colinados y
montañosos. Por tanto se puede decir que el agua en el suelo se mueve en cualquier dirección.
Infiltración y percolación.

Se habla de infiltración para cuando el agua se introduce en el suelo atravesando su superficie. La


percolación se refiere al movimiento del agua dentro del suelo.

Formación de la costra seca superficial o efecto self mulching. Es una capa de extrema aridez
que se produce en los horizontes superiores del suelo y protege de la evaporación al agua contenida
en los horizontes profundos. Se debe al distinto grado de humedecimiento que presenta el suelo en
función de la profundidad. Al haber un gradiente de humedad con la profundidad del perfil también
habrá diferentes potenciales de succión para las distintas capas del suelo.

En los horizontes superiores las fuerzas de succión de agua son más intensas (agua sólo en los poros
pequeños) que las de los horizontes inferiores (agua también en los poros más grandes). Como
resultado el agua asciende desde los niveles más húmedos hacia la superficie. Pero en el suelo no
llega a igualarse los contenidos en humedad de las distintas capas debido a la histéresis que
muestran las curvas de desorción y sorción de agua. A igualdad de fuerza de retención el suelo que
se está desecando (horizontes inferiores) contiene siempre más agua que el suelo que se está
humedeciendo (horizontes superiores).

A igualdad de pF (recuerda, medida de fuerza de retención) un determinado nivel del suelo está
recibiendo de la capa inferior menos agua de la que allí queda y a su vez él cede a una capa superior
menos agua de la que se queda. Como consecuencia cada vez asciende menos agua y llega un

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momento que se interrumpe el movimiento ascensional, cuando ocurre se produce la ruptura del
lazo capilar que rodea a todas las partículas del suelo. Esto evita que se pierda gran cantidad de
agua, es decir, el suelo se protege de la pérdida de agua.

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3.3.8 Infiltración del agua del suelo.

La infiltración es el proceso por el cual el agua en la superficie de la tierra entra en el suelo. La tasa
de infiltración, en la ciencia del suelo, es una medida de la tasa a la cual el suelo es capaz de
absorber la precipitación o la irrigación. Se mide en pulgadas por hora o milímetros por hora. Las
disminuciones de tasa hacen que el suelo se sature.

Si la tasa de precipitación excede la tasa de infiltración, se producirá escorrentía a menos que haya
alguna barrera física. Está relacionada con la conductividad hidráulica saturada del suelo cercano a
la superficie. La tasa de infiltración puede medirse usando un infiltrómetro.

La infiltración está gobernada por dos fuerzas: la gravedad y la acción capilar. Los poros muy
pequeños empujan el agua por la acción capilar además de contra la fuerza de la gravedad. La tasa
de infiltración se ve afectada por características del suelo como la facilidad de entrada, la capacidad
de almacenaje y la tasa de transmisión por el suelo.

En el control de la tasa y capacidad infiltración desempeñan un papel la textura y estructura del


suelo, los tipos de vegetación, el contenido de agua del suelo, la temperatura del suelo y la
intensidad de precipitación. Por ejemplo, los suelos arenosos de grano grueso tienen espacios
grandes entre cada grano y permiten que el agua se infiltre rápidamente. La vegetación crea más
suelos porosos, protegiendo el suelo del estancamiento de la precipitación, que puede cerrar los
huecos naturales entre las partículas del suelo, y soltando el suelo a través de la acción de las raíces.
A esto se debe que las áreas arboladas tengan las tasas de infiltración más altas de todos los tipos de
vegetación.

La capa superior de hojas, que no está descompuesta, protege el suelo de la acción de la lluvia, y sin
ella el suelo puede hacerse mucho menos permeable. En las áreas con vegetación de chaparral, los
aceites hidrofóbicos de las hojas suculentas pueden extenderse sobre la superficie del suelo con el
fuego, creando grandes áreas de suelo hidrofóbico.

Otros eventos que pueden bajar las tasas de infiltración o bloquearla son los restos de plantas secas
que son resistentes al remojo, o las heladas. Si el suelo está saturado en un período glacial intenso,
puede convertirse en un cemento congelado en el cual no se produce casi ninguna infiltración.
Sobre una línea divisoria de aguas probablemente habrá huecos en el cemento helado o el suelo
hidrofóbico por donde el agua puede infiltrarse.

Una vez que el agua se ha infiltrado en el suelo, permanece allí y se filtra al agua subterránea, o
pasa a formar parte del proceso de escorrentía subsuperficial.

Proceso de infiltración

El proceso de infiltración puede continuar sólo si hay espacio disponible para el agua adicional en la
superficie del suelo. El volumen disponible para el agua adicional depende de la porosidad del suelo
y de la tasa a la cual el agua antes infiltrada puede alejarse de la superficie a través del suelo.

La tasa máxima a la que el agua puede entrar en un suelo se conoce como capacidad de infiltración.
Si la llegada del agua a la superficie del suelo es menor que la capacidad de infiltración, toda el
agua se infiltrará. Si la intensidad de precipitación en la superficie del suelo ocurre a una tasa que
excede la capacidad de infiltración, el agua comienza a estancarse y se produce la escorrentía sobre

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la superficie de la tierra, una vez que la cuenca de almacenamiento está llena. Esta escorrentía se
conoce como flujo terrestre hortoniano.

El sistema hidrológico completo de una línea divisoria de aguas se analiza a veces usando modelos
de transporte hidrológicos, modelos matemáticos que consideran la infiltración, la escorrentía y el
flujo de canal para predecir las tasas de flujo del río y la calidad del agua de la corriente.

Permeabilidad

Representa la facilidad de circulación del agua en el suelo. Es un parámetro muy importante que
influirá en la velocidad de edafización y en la actividad biológica que puede soportar un suelo.
Está condicionada fundamentalmente por la textura y la estructura.

En la siguiente figura puedes ver el comportamiento tan distinto de un suelo franco arenoso (débil
succión horizontal e intensa infiltración vertical debida a la gravedad) y uno franco arcilloso (fuerte
desplazamiento horizontal y lenta infiltración vertical). Los suelos arcillosos y limosos tienen poros
más pequeños y más numerosos que los que presentan los suelos arenosos y por tanto tienen más
capacidad de retención y menos permeabilidad.

3.4 El Aire en el Suelo

Aproximadamente la mitad del volumen total de un suelo superficial mineral típico está ocupado
por materiales sólidos. El remanente no sólido o espacio de poros está ocupado por agua y gases.

Es necesario enfatizar que estas dos fases (agua en el suelo y aire en el suelo) están
interrelacionadas; el cambio en una de ellas, afecta a la otra. No obstante, y a pesar del hecho cierto
de esta interrelación, hay aspectos de la aireación del suelo (especialmente lo relativo a ciertos
procesos de las plantas) que ameritan su estudio por separado.

Teniendo en cuenta que los procesos biológicos fluctúan ampliamente cerca de la superficie del
medio edáfico de forma estacional (y a veces en menores lapsos de tiempo), así como la enorme

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variabilidad de nichos o hábitats que alberga, su variabilidad espacio-temporal es muy elevada. Ya


que la vida del suelo consume abundante oxígeno, emitiendo a su vez CO2, no debe extrañar que el
aire del suelo sea mucho más rico en este gas de invernadero que la atmósfera aérea, por ejemplo.

Antes de continuar digamos que la atmósfera del suelo comparte con el agua el relleno de sus poros,
por lo que su volumen cambia en función del grado de saturación de los suelos en el líquido
elemento. Del mismo modo, ahora los expertos en cambio climáticos se encuentran alarmados por
las consecuencias del deshielo del permafrost de los suelos circumboreales, debido a su enorme
potencial para emitir metano, si se llegara a dar tal circunstancia. Reseñemos por último que se trata
de un post de divulgación para los más jóvenes o no iniciados en la ciencia del suelo.

3.4.1 Composición de la fase gaseosa

La atmósfera del suelo también atesora una gran cantidad de vapor de agua. Recordemos de nuevo,
que el agua contenida en la porosidad del medio edáfico, es decir, en los espacios inmediatos a las
partículas sólidas, actúa como disolvente de muchas substancias, comportándose también como
fluido transportador de partículas. En función de su cantidad ocupa poros de mayor o menor
tamaño, desplazando al aire.

Como norma, el aire se ubica en los de mayor tamaño y el agua los más pequeños. Por esta razón,
los suelos con prolongados periodos de hidromorfía sufren problemas de oxigenación. Para una
óptima producción de cosechas, podemos decir que aire y agua deben repartirse balanceadamente
un 50% del volumen del suelo si bien los datos exactos dependerán de la textura y estructura del
suelo.

Así por ejemplo, conforme disminuye el tamaño medio de las partículas del suelo se modifica el
espacio poroso. Un modelo muy simplificado puede observarse en la gráfica que mostramos abajo.
En cualquier caso, será la estructura (para lo cual la cantidad y calidad de la materia orgánica del
suelo es determinante), la que determine y reparta tanto el número de poros como su distribución
por tamaños. Por ejemplo, un suelo arcilloso, en el que el movimiento del agua es lento y la
aireación escasa, puede ser afectado por problemas de drenaje y aireación si no atesora una buena
estructura. Y viceversa, si un terreno tras ser cultivado prolongadamente solo es enmendado por
fertilizantes inorgánicos, puede sufrir un proceso de deterioro de la estructura del suelo, llegando
poder a sufrir los problemas mentados si no se aportan abonos orgánicos que compensen las
pérdidas previamente generadas. Suele admitirse que, si el volumen de suelo ocupado por el aire es
menor del 10% comienzan a producirse problemas de oxigenación.

Relación entre textura y porosidad

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Suele considerarse que para que se produzca un apropiado crecimiento de las plantas se requiere al
menos un 2% de oxígeno y no más de un 5% de CO2, la composición del aire edáfico varía con la
profundidad, así como a lo largo del ciclo anual. Respecto a este último cabe señalar que en las
estaciones favorables para el crecimiento vegetal y la actividad biológica de los suelos, su aire se
empobrece en oxígeno y enriquece en anhídrido carbónico. No se trata más que de una lógica
consecuencia del metabolismo respiratorio de los seres vivos. Por estas razones, puede afirmarse
que la variabilidad del aire del suelo es mucho mayor que la que acaece sobre él, es decir el que
respiramos nosotros.

3.4.2 Factores que afectan su composición

Los factores que afectan la aireación del suelo son:

1-Volumen de macroporos y su capacidad para el aire.


2-Textura del horizonte.
3-Estructura.
4-Agregación.
5-Drenaje, el cual está relacionado con la topografía.
6-Régimen de lluvias.
7-Períodos de descomposición de residuos por la gran actividad biológica en los primeros 10cm
de suelo.
8-Diferencias estacionales.

Factores que afectan la aireación.


Los factores que afectan la aireación del suelo son:

1-Volumen de macroporos y su capacidad para el aire.


2-Textura del horizonte.
3-Estructura.
4-Agregación.
5-Drenaje, el cual esta relacionado con la topografía.
6-Régimen de lluvias.
7-Períodos de descomposición de residuos por la gran actividad biológica en los primeros 10cm
de suelo.
8-Diferencias estacionales.

La aireación del suelo puede influir de la siguiente manera:

1-Sobre las reacciones y propiedades fisicoquímicas del suelo.


2-Sobre la descomposición biológica de los residuos orgánicos. La naturaleza así como la tasa de
descomposición está determinada por el tenor de O2 del suelo. Donde este es abundante los
organismos aeróbicos son activos y se producen reacciones de oxidación.

En ausencia de oxigeno gaseoso actúan organismos anaeróbicos, cuyas reacciones pueden conducir
a la producción de ácidos orgánicos y etileno, los cuales son tóxicos para las plantas.

3-Sobre las actividades de las plantas superiores las cuales son tolerantes a distintas
profundidades de la napa.
4-Sobre la compactación del suelo, afectando no sólo la aireación sino también la penetración de
raíces.

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3.4.3 Relación del aire con otras propiedades del suelo

El suelo, compuesto por agua, aire, material inorgánico y materia orgánica es el principal sustrato
para producir nuestros alimentos. Conocer su conformación y funcionamiento nos permite realizar
un manejo más adecuado.

Aproximadamente, los suelos contienen un 25% de agua, un 25% de aire, hasta un 5% de materia
orgánica y el restante 45% son minerales con distintas características.

Las partículas sólidas del suelo, dejan espacios (porosidad) que son ocupados por agua y aire en
forma variable en el tiempo. Estos sólidos se distinguen y clasifican por sus tamaños. Cada uno de
ellos genera distintas pro-piedades al suelo de acuerdo a la proporción en la que se presenta. Esta
combinación de proporciones de arena, limo y arcilla se denomina “textura”.

Materia Orgánica

Otro elemento sólido del suelo es la materia orgánica. Está compuesta principalmente por
organismos vivos (biomasa), tejidos muertos aun identificables (animales y vegetales) y materiales
ya transformados (humus).Su contribución es vital para la calidad y salud del suelo y los cultivos.
Entre sus muy diversas funciones se pueden mencionar:

• Fuente de nutrientes tales como Nitrógeno, Fósforo y Azufre.


• Mejora la disponibilidad de Zinc, Hierro y Manganeso para las plantas.
• Es fuente de energía para microorganismos y favorece la presencia de lombrices.
• Mantiene el clima adecuado para la acción de organismos y microrganismos del suelo.
• Estabiliza los cambios de temperatura del suelo haciendo que no sean tan marcados.
• Le da estructura al suelo a través de su unión con sus partículas formando agregados.
• Mejora la infiltración.
• Previene la compactación amortiguando el peso y la presión por el tránsito.
• Retiene el agua y no permite que se formen costras superficiales.

3.5 Temperatura del suelo

El calentamiento del suelo dependerá de la cantidad de radiación neta que llegue a la superficie
terrestre resultado de considerar el balance energético de onda corta y de onda larga. La cantidad de
radiación neta que llega a la superficie del suelo depende de factores externos al mismo, entre ellos
la radiación global disponible, el albedo, y del balance resultante de radiación infrarroja que
dependerá de la temperatura y de las emisividades de la atmósfera y la Tierra.

El total de radiación global disponible sobre la superficie terrestre será el resultado de restar a la
radiación global el porcentaje que es reflejado, esto es, el albedo. Así mismo, influye la pendiente y
la orientación, al variar el ángulo de incidencia de los rayos solares y el número de horas de sol
recibidas. La presencia de una importante cubierta vegetal disminuye la cantidad de radiación
global, no solo por efecto de la sombra que hace disminuir la radiación directa, también afecta al
cambiar el albedo. El bosque es más eficaz que el césped, así en verano un suelo de un bosque
denso puede llegar a estar 10 ºC más frío que un suelo sin cubierta vegetal.

El albedo depende de la naturaleza de la superficie, y entre otros factores del color y la humedad.
Un suelo oscuro rico en materia orgánica puede tener un albedo del 0,2, esto es, absorbe hasta el 80
% de la radiación recibida, mientras que en un suelo blanquecino puede llegar a absorber un 30%.
Así, cuanto más oscuro sea el suelo mayor es la absorción pero también lo es la emisión nocturna,

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por el contrario los colores blanquecinos actúan al revés. En este sentido el contenido en materia
orgánica resulta decisivo. En los suelos blancos, el albedo es elevado y puede ser tan intenso que
puede llegar a quemar los frutos cercanos al suelo por la adición del calor incidente al reflejado por
el suelo; eso sucede en viñedos desarrollados sobre suelos muy calcáreos, el exceso de calor
provoca una fuerte concentración de azucares, siendo una de las razones de su peculiar aroma y
sabor.

Influye notoriamente en el albedo el contenido en humedad, es fácil comprobar que un suelo seco se
oscurece al ser humedecido disminuyendo el albedo y aumentando la cantidad de radiación que se
absorbe. También influye el color del suelo, así los suelos de color amarillento absorben menos
radiación que los rojos, calentándose en general más los suelos oscuros que los claros. En cuanto, al
balance de radiación infrarroja es mayor la cantidad de radiación de onda larga perdida en un suelo
mullido y con vegetación al aumentar la superficie radiante, así la situación más favorable para
reducir las pérdidas de irradiación se produce cuando el terreno está liso y compacto, y limpio de
vegetación espontánea.

El color del suelo

El color del suelo es una propiedad física que permite inferir características importantes del suelo,
como su composición mineralógica, su edad o los procesos edáficos que tienen lugar, como la
rubefacción, la acumulación de carbonatos, la presencia de materia orgánica humificada, etc.
Del mismo modo, permite diferenciar entre distintos tipos de horizontes de un mismo perfil o entre
perfiles de distintos suelos.

Relación entre el color y otras propiedades del suelo

A continuación (Tabla) se enumeran algunos de los principales colores del suelo y su relación con
otros factores.

De esta manera, en los suelos templados de nuestras latitudes predomina de manera general el color
pardo: las sustancias resultantes de la descomposición de la materia orgánica se oxidan y adquieren
una coloración oscura; por otra parte, algunas de estas sustancias pueden combinarse con sustancias
minerales presentes en el suelo, procedentes de la mineralización de la materia orgánica (como
nitrógeno, fósforo o hierro) o de la alteración química de la arcilla (como los óxidos de hierro,
solubles). Esto permite, por ejemplo, la utilización del color como parámetro de la transformación
antrópica del suelo, y establecer qué suelos son más idóneos para su conservación o qué suelos u
horizontes de suelo pueden utilizarse para la regeneración en caso de que sea necesario.
Color Propiedades del suelo
Oscuro o negro. Normalmente se debe a la presencia de materia orgánica, de forma
que cuanto más oscuro es el horizonte superficial más contenido en
materia orgánica se le supone. Es característico de horizontes A y, en
ocasiones, de horizontes Bh.
Si el color oscuro se restringe a nódulos y películas se le atribuye a
los compuestos de hierro y, sobre todo, de manganeso.
Claro o blanco. Normalmente se debe a los carbonatos de calcio y magnesio o al yeso
u otras sales más solubles.
Los carbonatos pueden presentarse con distintos patrones, de manera
continua o discontinua: en forma de nódulos, películas sobre los
agregados o pseudomicelios. Las sales como el ClNa pueden
acumularse también formando una costra superficial. La acumulación
de carbonatos o sales más solubles puede deberse a la presencia de

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estas sustancias en el material original o a la aridez del clima.


En los horizontes eluviales (E), el color claro es consecuencia del
lavado de las arenas (constituidas fundamentalmente por cuarzo).
Pardo amarillento. Se debe a la presencia de óxidos de hierro hidratados, FeO(OH)
(goethita), y unidos a la arcilla y a la materia orgánica.
Color rojo. El color rojo aparece en el suelo como consecuencia de la alteración
de minerales de arcilla, por lo que se presenta habitualmente en los
horizontes Bw o Bt. Se debe a la liberación de óxidos férricos como
la hematita (Fe2O3). Este proceso se ve favorecido en climas cálidos
con estaciones de intensa y larga sequía, como el clima mediterráneo.
El color rojo indica un buen drenaje del suelo, lo que permite la
existencia de condiciones oxidantes para formar los óxidos.
Grises y abigarrados. Se debe a la presencia de compuestos ferrosos y férricos. Estos
colores son característicos de los suelos pseudogley con condiciones
alternantes de reducción y oxidación.
El abigarrado o veteado se presenta como grupos de manchas de
colores rojos, amarillos y grises. Esta propiedad aparece en suelos
que se encharcan durante un período del año.
En ocasiones, puede deberse a la actividad de raíces de plantas que
viven en condiciones de encharcamiento.
Gris y/o verdoso azulado Se debe a la presencia de compuestos como el Fe(OH)2, arcillas
saturadas con Fe2+. Son característicos de suelos que sufren una
intensa hidromorfía.
Normalmente indica una falta de oxígeno en el suelo, bien por
encharcamiento, bien por una baja porosidad.
Violeta Indica la presencia de determinados minerales, como el yeso.

La temperatura del suelo es un factor de gran importancia para el agricultor. La temperatura es una
propiedad que posee un efecto muy importante sobre los organismos y sobre los procesos de
alteración química de la fracción mineral del suelo. Cada especie cultivada posee un rango propio
de aptitud para la germinación de la semilla, por ejemplo.

La mayor parte de la energía calorífica que recibe el suelo procede de la energía solar. En un clima
templado, y por término medio, se estima que el suelo recibe 144 calorías·día-1·cm-2.
Obviamente, este valor varía con la latitud, la época del año, la nubosidad, la orientación de la
ladera y la cubierta vegetal.

Absorción de energía calorífica por los suelos


La temperatura del suelo depende del balance de energía térmica absorbida, emitida y reflejada. Por
lo tanto, la capacidad del suelo para elevar su temperatura dependerá de una serie de variables
intrínsecas (color, humedad, calor específico, drenaje, renovación de la atmósfera del suelo, etc.) y
extrínsecas (humedad atmosférica, nubosidad, partículas en suspensión en la atmósfera,
precipitación, viento, relieve, vegetación, etc.). De manera más detallada, los principales factores
que influyen sobre la absorción de energía solar por el suelo, son los siguientes:

1. El ángulo de incidencia de los rayos solares. La temperatura alcanzada es mayor cuando los
rayos inciden de manera perpendicular al suelo. Este factor varía con la latitud (la temperatura
alcanzada es mayor en el ecuador y disminuye cuando nos acercamos a los polos; la estación
(los rayos solares en nuestras latitudes llegan con mayor inclinación en invierno que en verano;
y el momento del día (la máxima perpendicularidad se alcanza al mediodía. También como

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consecuencia de la orientación del sol, en nuestra latitud, las laderas orientadas al sur reciben
más insolación que las orientadas al norte.
2. Las nubes atenúan la intensidad de la radiación solar. Sin embargo, pueden emitir radiación
infrarroja, lo que es perceptible durante la noche. La nubosidad minimiza la oscilación térmica
entre el día y la noche.
3. Los suelos de color oscuro absorben mayor cantidad de energía térmica que los de color claro.
4. La humedad del suelo puede regular la temperatura, ya que el agua es un conductor del calor
más rápido que la tierra, pero posee una gran inercia térmica. Por esta razón, los suelos más
húmedos se calientan y enfrían más lentamente que un suelo seco. Por otra parte, la
evaporación contribuye al mantenimiento de una temperatura más fresca.
5. La conductividad térmica del aire es muy baja. Por esta razón, los horizontes superficiales, si
están bien aireados, difunden mal el calor hacia los horizontes inferiores, de modo que el suelo
se calienta y enfría más rápidamente que un suelo poco poroso.
6. La vegetación y los restos de hojarasca (la capa de residuos vegetales del suelo se denomina
frecuentemente como mulch) proporcionan una sombra que reduce el calentamiento del suelo
durante el día. Además, pueden actuar como un aislante que evita la pérdida de energía térmica
durante la noche. En nuestras latitudes, la superficie de los suelos desprovistos de vegetación
puede alcanzar los 40ºC en verano, con lo que se detiene la actividad biológica y se frenan los
procesos edafogénicos.
7. En climas fríos, la capa de nieve durante el período invernal puede ayudar a mantener la
energía térmica del suelo, funcionando como un aislante

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3.5.1 Conceptos térmicos y unidades de expresión.

Ya desde el siglo XVIII se puso de relieve la importancia de la temperatura sobre el desarrollo de


las plantas, relacionándose la duración del ciclo vegetativo de las plantas con la marcha de las
temperaturas. Es fácil observar cómo se acorta la duración del ciclo vital de la planta cuando las
temperaturas son más altas (Urbano, 1999).

La temperatura es un concepto abstracto, el cual se explica por su efecto en las condiciones del
medio ambiente, los objetos y sus propiedades, en general se relaciona con el comportamiento de la
materia y en la mayoría de los casos define el estado final de ésta.

Popularmente la temperatura es relacionada a los conceptos de frío y calor. Algo es más caliente si
presenta una mayor temperatura, o está más frío si se presenta una disminución en la temperatura.
Sin embargo, aunque este concepto es común y aceptable, en la realidad la física define a la
temperatura como: “una magnitud escalar relacionada con la energía interna de un sistema
termodinámico, definida por el principio cero de la termodinámica, o conocida como la energía
sensible, que es la energía asociada a los movimientos de las partículas de ese sistema
termodinámico”, esto quiere decir que la temperatura es la cuantificación de la actividad molecular
de la materia.

La física térmica es el área de la física que estudia la temperatura, la transferencia y la


transformación de la energía, y la termodinámica es la rama de la física que describe los estados de
equilibrio a nivel macroscópico, desde un punto de vista fenomenológico, por lo que no se le busca
explicación o interpretación física ya que se realiza un estudio profundo del fenómeno a través de
otras magnitudes con el uso de un método experimental.

El sistema internacional de unidades, SI, considera a la temperatura como una de las magnitudes
básicas, cuya unidad es el kelvin (K), al que corresponde la escala absoluta, en la cual el valor de
“cero kelvin (0 K)” es el cero absoluto.

Las mediciones de la temperatura son básicas para el desarrollo de la mayoría de las actividades del
ser humano. La temperatura define el comportamiento de los objetos en el medio ambiente normal,
o en un medio controlado o acondicionado para un resultado específico.

La temperatura define el comportamiento mecánico de la materia, y a través de la sensación de


cambio que produce permite inferir la reacción de la materia a ciertos estímulos y condiciones.
Permite definir los conceptos de energía, masa, presión, vibración, desgaste, fricción, etc., y define
el comportamiento de muchas reacciones químicas típicas de la naturaleza, o realizadas dentro de
un laboratorio para mostrar una característica propia del proceso.

Desde el punto de vista industrial, la temperatura tiene que ver con los alimentos, su producción,
almacenamiento y vida útil, con la agricultura, la generación de energía, la metalurgia y todos los
materiales existentes hasta ahora, la medicina, la farmacéutica, la informática, el medio ambiente,
en general con todos los campos de la ciencia. El ser humano no se habría desarrollarse al nivel
actual sin haber dominado este concepto.

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La medición en los cambios producidos en la temperatura se realiza con diferentes instrumentos:

Termómetros de líquido en vidrio


Termómetros de columna
Termómetros a presión de gases y de vapor
Termómetros bimetálicos
Termómetros de resistencia
Termopares
Pirómetros ópticos

3.5.2 Ley de propagación del calor

El calor es una de las múltiples formas en que se manifiesta la energía, y la transferencia de calor es
el proceso mediante el cual se intercambia energía en forma de calor entre distintos cuerpos o entre
diferentes partes de un cuerpo que estén a temperaturas desiguales. La transferencia de calor ocurre
mediante convección, radiación y conducción. Estas tres formas pueden producirse a la vez, aunque
por lo regular predomina una de ellas.

La transmisión de calor por conducción, entre dos cuerpos o entre diferentes partes de un cuerpo, es
el intercambio de energía interna, que es una combinación de la energía cinética y energía potencial
de sus partículas microscópicas: moléculas, átomos y electrones. La conductividad térmica de la
materia depende de su estructura microscópica: en un fluido se debe principalmente a colisiones
aleatorias de las moléculas; en un sólido depende del intercambio de electrones libres
(principalmente en metales) o de los modos de vibración de sus partículas microscópicas
(dominante en los materiales no metálicos).

Para el caso simplificado de flujo de calor estacionario en una sola dirección, el calor transmitido es
proporcional al área perpendicular al flujo de calor, a la conductividad del material y a la diferencia
de temperatura, y es inversamente proporcional al espesor:

El calor se transfiere por medio de alguno de los siguientes procesos:6

 Conducción: transmisión de calor por contacto sin transferencia de materia.


 Convección: transmisión de calor por la transferencia de la propia materia portadora del calor.
 Radiación: transmisión de energía por medio de la emisión de ondas electromagnéticas o
fotones.

La transferencia de energía térmica o calor entre dos cuerpos diferentes por conducción o
convección requiere el contacto directo de las moléculas de diferentes cuerpos, y se diferencian en
que en la primera no hay movimiento macroscópico de materia mientras que en la segunda sí lo
hay. Para la materia ordinaria la conducción y la convección son los mecanismos principales en la
"materia fría", ya que la transferencia de energía térmica por radiación sólo representa una parte
minúscula de la energía transferida. La transferencia de energía por radiación aumenta con la cuarta
potencia de la temperatura (T4), siendo sólo una parte importante a partir de temperaturas superiores
a varios miles de kelvin.

Es la forma de transmitir el calor en cuerpos sólidos; se calienta un cuerpo, las moléculas que
reciben directamente el calor aumentan su vibración y chocan con las que las rodean; estas a su vez
hacen lo mismo con sus vecinas hasta que todas las moléculas del cuerpo se agitan. Por esta razón,

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si el extremo de una varilla metálica se calienta con una llama, transcurre cierto tiempo hasta que el
calor llega al otro extremo.6 El calor no se transmite con la misma facilidad por todos los cuerpos.
Existen los denominados "buenos conductores del calor", que son aquellos materiales que permiten
el paso del calor a través de ellos. Los "malos conductores o aislantes" son los que oponen mucha
resistencia al paso de calor.

Cabe destacar que cuando se produce transmisión de calor entre dos cuerpos, generalmente
coexisten las tres formas de calor enunciadas, lo que ocurre es que alguna de ellas prevalece sobre
las demás.

Un ejemplo práctico se produce al encender una lámpara eléctrica donde se puede comprobar que:
 El portalámparas se calienta porque se produce una transmisión de calor por conducción.
 El aire que rodea la lámpara se calienta y asciende por transmisión de calor por convección.
 Al acercar la mano a la lámpara encendida, notamos la emisión de calor por radiación.

Ley de Fourier

La conducción térmica está determinada por la ley de Fourier, que establece que el flujo de
transferencia de calor por conducción en un medio isótropo es proporcional y de sentido contrario al
gradiente de temperatura en esa dirección. De forma vectorial:

q=k∆T

3.5.4 Efecto sobre las plantas.

La temperatura es un elemento esencial en el cultivo y desarrollo de las plantas. Junto con los
niveles de luz, dióxido de carbono, humedad del aire, agua y nutrientes, la temperatura influye en el
crecimiento de la planta y la productividad de las cosechas. Todos estos factores deberían estar
equilibrados. La temperatura afecta a la planta tanto a corto como a largo plazo.

Diferencias entre la temperatura ambiental y la de la planta

La mayoría de los procesos biológicos se acelerarán con temperaturas altas, lo cual puede ser tanto
positivo como negativo. Un rápido crecimiento o producción de frutos es un beneficio en la mayoría
de los casos, sin embargo, la excesiva respiración que se produce es desfavorable porque implica
que quedará menos energía disponible para el desarrollo de los frutos, resultando en unos frutos más
pequeños. Algunos efectos se manifiestan a corto plazo mientras que otros lo harán a largo plazo. El
equilibrio de asimilación de la planta, por ejemplo, se ve influenciado rápidamente por la
temperatura, sin embargo, la inducción floral requerirá más tiempo.

La temperatura de la planta y la del ambiente no son iguales porque las plantas son capaces de
enfriarse por evaporación y de calentarse por irradiación. Las plantas buscan alcanzar su
temperatura óptima, para lo que es muy importante que exista un equilibrio entre la temperatura
ambiental, la humedad relativa y la luz. Si los niveles de luz son altos la planta se calentará
demasiado, produciéndose una diferencia entre la temperatura ambiental y la de la planta. Para
enfriarse, el índice de transpiración de la planta deberá aumentar. Al igual que ocurre con la
temperatura, el índice de transpiración depende de condiciones medioambientales como la luz, el
nivel de CO2 en la atmósfera y la humedad relativa, pero también de la especie de la planta.

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Las plantas constan de diferentes partes y cada una de ellas reaccionan de un modo distinto a la
temperatura. La temperatura de los frutos es similar a la del aire; cuando la temperatura del
ambiente aumenta, lo hace también la de los frutos y viceversa. Sin embargo, la temperatura de los
frutos fluctuará menos que la del ambiente y tardará más en hacerlo (hasta un par de horas más en
algunos casos). La temperatura de las flores, por el contrario, es mayor que la temperatura de las
hojas o la del aire, además, los pétalos transpiran a mucha menos velocidad que las hojas. La
temperatura de las hojas en la parte más alta del follaje experimentará mayores fluctuaciones que la
de las hojas situadas en la parte baja. Asimismo, el follaje de la zona superior se calentará más
fácilmente por irradiación y, por lo tanto, alcanzará temperaturas más altas que las del ambiente
cuando los niveles de luz sean altos.

Déficit de Presión de Vapor (DPV)


La humedad relativa del ambiente depende de la temperatura y de la velocidad del viento.
Temperaturas más altas suelen suponer una mayor transpiración. Esto ocurre, en parte, porque las
moléculas se mueven más deprisa, pero el aire caliente también puede contener más vapor de agua.
Cuando el aire no se mueve, el aire que rodea a las hojas se saturará de vapor de agua ralentizando
el proceso de evaporación. Si el aire está saturado de agua, se condensará una película de agua
alrededor de las hojas dando lugar al medio idóneo para el desarrollo de patógenos, los cuales
podrían atacar a la planta.

La diferencia de contenido de vapor de agua entre el aire y el punto de saturación se conoce como
Déficit de Presión de Vapor (DPV). Cuanto más alto sea el DPV, más agua podrá eliminar la planta
por transpiración, sin embargo, si el DPV es demasiado alto, la planta se estresará por no poder
reemplazar la cantidad de agua que está perdiendo por transpiración. Esto no supone un problema si
ocurre durante periodos cortos -la planta absorberá suficiente agua a la noche siguiente para
recuperarse-, pero cuando el DPV permanece a niveles altos por un periodo largo, la planta no será
capaz de recuperarse durante la noche y daños irreversibles tales como hojas o pétalos quemados
pueden tener lugar.

El grosor de las hojas nos da una idea del potencial de recuperación de una planta. Las hojas
adelgazan durante el día porque pierden agua por transpiración, pero cuando una hoja es más
delgada una noche que la noche anterior, significa que la planta no ha podido recuperarse, por lo
que será aconsejable mantener unos niveles de DPV bajos para evitar daños. Sin embargo, en estas
condiciones la planta no recibirá los estímulos necesarios para crecer y estar activa, lo que puede
dar lugar a resultados negativos en el momento en que la planta tenga que enfrentarse a una
situación que le provoque estrés.

Este proceso se puede comparar con el de un tacómetro. Con el aumento de velocidad, la aguja del
tacómetro se irá moviendo hasta alcanzar la zona roja. Esto no supondrá una avería inmediata, pero
sí se provocará un daño si la aguja se mantiene en la zona roja por demasiado tiempo. Para la
mayoría de las plantas el DPV debe mantenerse entre 0,45 y 1,25, expresado este en kilopascal
(kPa, la unidad de la presión) con un nivel óptimo de 0,85 kPa.

El DPV sigue, aproximadamente, el mismo patrón que los niveles de irradiación ambiental, se eleva
en la mañana según empieza a brillar el sol, alcanzando su máximo al medio día, para después ir
decreciendo de nuevo. Para calcular el DPV, primero deben conocerse la temperatura ambiental, la
de la planta y la humedad relativa.

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Estomas
Las plantas regulan los procesos de transpiración y enfriamiento por medio de unos órganos
especiales conocidos como estomas. Los estomas son células especializadas de las hojas que pueden
cerrarse o abrirse limitando la cantidad de vapor de agua que puede evaporarse. Cuanto más
aumente la temperatura más evaporación tendrá lugar al abrirse los estomas. Es difícil medir la
apertura del estoma, por lo que se utiliza el DPV. Cuanto más se abra el estoma más gases podrán
salir y entrar de las hojas.

Los factores medioambientales afectan al ritmo con que ocurre este proceso (conductancia
estomática) -una humedad relativa alta acelerará la conductancia, mientras que unos niveles altos de
CO2 la ralentizarán. Pero la conductancia también se ve influenciada por otros factores aparte de los
medioambientales, como las hormonas de las plantas y el color de la luz (longitud de onda) que la
planta recibe. La hormona ácido abscísico regulará la concentración de iones en los estomas y hará
que estos se abran muy rápidamente, en cuestión de minutos. La luz de longitudes de onda bajas
(entre 400-5000 nanómetros (nm)), correspondientes a la luz azul, dan lugar a una apertura mayor
de los estomas que las de las altas (alrededor de 700 nm), que son las de la luz roja.

Temperatura ideal para el día y la noche


Procesos diferentes tienen lugar en la planta durante el día y noche, y la temperatura perfecta para la
planta variará consecuentemente. El transporte de azúcares se produce principalmente durante la
noche y, sobre todo, hacia las partes de mayor temperatura de la planta. Las hojas se enfrían más
rápidamente que los frutos y las flores, por lo que la mayoría de la energía disponible se dirige a
estos últimos para facilitar su crecimiento y desarrollo.

La combinación de temperaturas óptimas para el día y la noche fue objeto de investigación en el


primer invernadero dispuesto con aire acondicionado en el mundo, un fitotrón, en el Instituto de
Tecnología de California, en 1949. Los experimentos demostraron que las tomateras crecen más
con la combinación de temperaturas altas durante el periodo de luz y más bajas durante el periodo
de oscuridad, que si la temperatura se mantuviese constante durante ambos periodos. Esta capacidad
de las plantas de “distinguir” entre las variaciones de temperaturas durante el día y la noche es
conocido como termoperiodismo, y este afecta a la floración, fructificación y crecimiento.

La cantidad de azúcar que se transporta al tejido en crecimiento, donde la energía es más necesitada
para permitir mayores niveles de respiración, puede ser limitada con temperaturas más altas durante
la noche, lo que será sinónimo de una restricción del crecimiento. También se descubrió que el
crecimiento del tallo se puede provocar combinando temperaturas altas durante el día y bajas
durante la noche. Las temperaturas bajas durante la noche mejoran el equilibrio de agua en la
planta, que es el principal motivo de un aumento en el crecimiento del tallo. Como vemos, la
temperatura puede ser utilizada como una herramienta reguladora de la altura de la planta; además,
bajas temperaturas durante la noche también pueden significar un ahorro de energía. El término
termomorfogénesis es utilizado para describir los efectos termoperiódicos en la morfología de una
planta.

La temperatura perfecta del ambiente depende también de la intensidad de la luz y de la cantidad de


dióxido de carbono que haya en el aire. Las plantas funcionan de un modo similar a los animales de
sangre fría, ya que su metabolismo y el ritmo de fotosíntesis aumentan a la vez que lo hace la
temperatura del aire. Cuando la temperatura es muy baja (cómo de baja dependerá de la variedad de
la planta) apenas se produce fotosíntesis, independientemente de la luz que haya, con lo que el
índice de fotosíntesis aumentará con el aumento de temperatura ambiental. Cuando existe un
equilibrio entre luz y temperatura, el nivel de CO2 en el ambiente será el factor limitador. Si hay
suficiente CO2 disponible, el índice de fotosíntesis aumentará al ritmo de la temperatura. Aun así,

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siempre habrá que tener que hay otros factores que también juegan un papel importante, como lo es
la enzima RuBisCo.

La RuBisCo es esencial para la fotosíntesis. En algunos casos tendrá lugar un proceso conocido
como fotorespiración –esto es cuando la RuBisCo se une al oxígeno en lugar de unirse al dióxido de
carbono, como ocurrirá durante el proceso normal de fotosíntesis. Tanto el nivel de CO 2 como la
temperatura perfecta serán menores con niveles de luz bajos que con altos; la actividad enzimática
aumentará también a más altas temperaturas.

Caídas e integral térmica (DIF)


El concepto DIF hace referencia a la relación entre las temperaturas del día y la noche. Los efectos
de las variaciones de temperatura diurna en el crecimiento longitudinal de las plantas depende de la
diferencia (DIF) entre las temperaturas del día y la noche (que se calcula restando la temperatura
nocturna a la diurna), más que de respuestas separadas e independientes a ambas temperaturas. En
otras palabras, es esta diferencia de temperatura lo que importa realmente, así como cuál es la
temperatura más alta, si la del día o la de la noche.

El crecimiento del follaje no se ve enormemente afectado por la DIF, pero sí el de las secciones de
los entrenudos del tallo. La plantas que hayan crecido con una DIF positiva serán más altas que
aquellas que lo hayan hecho con una DIF igual a cero, y estas serán más altas y sus secciones de
los entrenudos más largas que aquellas cultivadas con una DIF negativa. Otras importantes
respuestas morfogenéticas a la DIF negativa (esto es, cuando la temperatura diurna es inferior que la
nocturna) incluyen peciolos, tallos de flores, pedúnculos y hojas más cortos.

Las diferencias entre el elongamiento del entrenudo y el crecimiento de la hoja son los resultados de
las diferencias en el proceso de alargamiento y/o división celular. Cuando la DIF es negativa ambos
procesos son inhibidos, lo que puede resultar en una disminución de la actividad de la giberelina en
el meristemo subapical (tejido de la planta responsable del crecimiento). La giberelina es un
hormona de la planta que estimula el crecimiento. La DIF tiene el efecto más acuciado en la
elongación del tallo durante el periodo de crecimiento rápido, por lo que los semilleros son más
sensibles a las diferencias de temperatura entre el día y la noche que las plantas adultas. Será
importante, por tanto, mantener una DIF negativa en las etapas tempranas del crecimiento del tallo
para limitar la altura de la planta.

El alargamiento del tallo puede también ser producto de un corto descenso de la temperatura (de dos
horas aproximadamente) durante el ciclo de crecimiento diario de 24h., que generalmente ocurre
justo antes del amanecer o ya con las primeras luces del día, pero aun durante el periodo de
oscuridad. El grado de respuesta a los cambios de temperatura parece ser mayor tanto en las plantas
de día largo como en las de día corto y en las de día neutro durante las primeras horas del periodo
diurno, lo cual significa que una caída de temperatura durante las últimas dos horas de la noche
tendrá en efecto en la altura de la planta. Esto suele conseguirse con facilidad en invernaderos,
durante el otoño de zonas de clima frio por sus noches de bajas temperaturas.

La variación en la sensibilidad del crecimiento del tallo a la temperatura del día y la noche puede
ser controlada por un ritmo de crecimiento endógeno. Se descubrió un ritmo de crecimiento
circadiano (de una duración aproximada de 24h.) en el crisantemo, en 1994. El alargamiento del
tallo de la planta no es constante durante un ciclo de luz y oscuridad de 24h. Tanto las plantas de día
corto, como las de día largo, desarrolladas por inducción floral crecen más rápido durante la noche
que durante el día. Las orquídeas necesitan un periodo de bajas temperaturas nocturnas para
florecer.

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La integral térmica es una de las estrategias utilizada por los cultivadores. Se determinan unas
temperaturas máximas y mínimas, por encima y por debajo de las cuales el crecimiento de la
cosecha se verá ralentizado o completamente detenido, y se permiten variaciones de temperaturas
siempre que la temperatura media sea la más constante. Este método hace uso del calor natural en la
medida de lo posible.

La temperatura del aire es un factor medioambiental principal que afecta al índice de desarrollo de
la plantas, sin embargo, no es un agente aislado en este proceso. Cada factor influyente en el
crecimiento de una planta se interrelaciona con otros factores, estando el reto encontrar el eslabón
débil de la cadena. Este artículo ha realizado un recorrido por muchos de esos elementos
determinantes, pero aun existen otros igualmente importantes como el balance hídrico y, por lo
tanto e indirectamente, la transpiración. Todo lo que ocurre u ocurrirá en la planta pasa primero por
el control de temperatura; un buen control de esta es el primer paso de una largo camino hacia una
buena cosecha.

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