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LOS DERECHOS EN SERIO

Keisy Damara Ramirez


Kelly Vanesa Borja
Maryury Hernandez
Juan Pablo Cardona

UNIVERSIDAD COOPERATIVA DE COLOMBIA


FILOSOFIA DEL DERECHO
CARTAGO
2019

ANALISIS DEL CAPITULO LA LIBERTAD Y EL MORALISMO


LIBRO LOS DERECHOS EN SERIO
RONALD DWORKIN

Tomando en cuenta los objetivos de Dworkin al intentar involucrar la filosofía y la


moral con el derecho, es compresible que en el libro Los Derechos en Serio haya
destinado un capitulo para expresar la relación de la moral con el derecho. Iniciando con
la gran controversia entre la filosofía y la sociología respecto a lo que sociedad
consideraba inmoral; prostitución, homosexualidad y material pornográfico, que
llevaba a grandes controversias a tal nivel que las personas se preguntaban por qué
todos estos actos no eran en si considerados delitos y castigados por la ley, sino que se
veían envueltos en una cuestión enmarañada a la que los juristas no hacían frente del
todo aun.

En dicho capitulo, resalta la lucha que ha enfrentado Lord Devlin por intentar defender
diferentes temas que para el mundo son inmorales tratando que los vean como un
aspecto más de la libertad individual, explica entonces que para considerar una acción
inmoral ante la sociedad se debe primero analizar y hacer unos estudios donde se pruebe
si realmente esa acción está afectando a las personas o si en realidad es algo grave
como para darle una sanción a quien la práctica o mejor dicho para erradicar dichas
acciones. Cuestiona el si no es suficiente con toda la discriminación u odio que la
sociedad refleja ante quienes se identifican con los temas mencionados, que se les hace
tan necesario el considerar que deberían tipificarlos como delitos.

En sus conferencias, Lord Devlin realiza importantes aclaraciones sobre la moral


pública y lo que se considera como delito alejándolo del pecado, todo esto con la
finalidad de demostrar que es necesario conocer el objetivo del derecho y el de la
sociedad. Aclara entonces que el objetivo del derecho es proteger y cuidar el bien
público, pero a su vez respetando la privacidad individual, pro lo tanto no debe
involucrarse en la vida privada siempre y cuando esta no afecte los derechos de los
demás, es decir, la vida privada no es asunto del derecho ya que no se puede imponer
ningún modelo de comportamiento determinado y por lo tanto, el Estado ante esta
función confusa debe adoptar un rol de tutor moral, donde en cierto sentido también
debe salvaguardar la libertad individual e intimidad y a su vez proteger la existencia de
la sociedad.

De hecho, estos son los argumentos que utiliza para realizar una crítica al utilitarismo de
John Stuart resaltando que lo que para la sociedad se considera como útil eso debe ser
respetado, mientras que si es un hecho útil para un individuo en particular este no debe
ir en contra de la sociedad ya que este interés predomina ante él individual. Por esto
primero se enfoca en el derecho que tiene la sociedad para proteger su existencia
agregando como principio este apartado, pues la sociedad también tiene y se divide en
estándares morales, un grupo son los que adoptan los principios pero no tienen el interés
de imponerlos para que los demás lo adopten también, y los otros deben vivir como la
tradición lo estipula, lo que no es malo, pues estos son los que se encargan de proteger
la existencia de la sociedad, sin embargo todos tienen el derecho a defender el medio
social por lo que la sociedad podría utilizar el derecho para defender la moralidad si así
lo considera de importante para que se mantenga su existencia, pero no olvidando que
deben respetar la libertad individual que vaya acorde con la integridad de la sociedad, lo
que permite cuestionarse ¿la libertad es una licencia o es una independencia? si el
derecho a la libertad en si es ese triunfo que se conoce por las atribuciones que nos ha
dado o es un permiso para actuar libremente dependiendo el acto que se lleve a cabo
tomando en cuenta que no puede contraponer los ideales sociales, en el contenido de las
diferentes charlas que Lord Devlin dirigía, concluye que tenemos una sociedad que
tiene una doble moral, el autor refiere que en la tan mencionada sociedad se habla
mucho de proteger la libertad, la tolerancia y la búsqueda de un equilibrio, pero al
momento de reflejarlo cuando se requiere una demostración de apoyo máximo al
reconocimiento de la libertad individual el resultado no es conforme a lo que exige la
sociedad, sino un atropello que realiza la sociedad ante los que difieren de sus ideales,
dejando de esto un abismo, pues quienes viven contrariados de dichos ideales para el
caso presente, serian quienes se encuentran sumergidos en la homosexualidad, la
prostitución o los diferentes temas que la sociedad no acepta, lo que los obliga a
ubicarse entre dos posiciones la primera de ellas someterse a la frustración de no poder
tener libre albedrio sobre su libre personalidad e intimidad o atenerse a la persecución
publica que deben llevar el resto de su vida.

En conclusión la moralidad “Correcta” depende de los estándares que toma la sociedad


y lo que la mayoría estime apropiado puesto que aunque se busca tener una igualdad en
tanto a derechos individuales e intimidad, esto solo puede tenerse oculto de la mirada
del a sociedad y aunque actualmente vivimos en una sociedad en donde no se puede
imponer la moralidad y donde no se le puede dar sanciones a todo lo considerado
moralmente incorrecto se debe tener en cuenta que los derechos de una persona acaban
donde empiezan los derechos de la otra y por ende, independiente de la mentalidad que
se tenga hacia los homosexuales, la prostitución y demás, siempre y cuando no afecten
de sobremanera la sociedad se deben tolerar y aceptar estas prácticas sin ningún tipo de
odio u discriminación.

Otro argumento es El Derecho De La Sociedad A Seguir Sus Propias Luces, este


argumento lo ha definido el autor llegando a una complejidad que no logra desmoldar
del todo, pues la conclusión es que la moralidad de la sociedad depende de muchos
estándares sociales, por lo mismo, implica de allí el origen al hecho de que las personas
sometidas al escarnio público, ya que dándose la posibilidad de que si se realizaran sus
prácticas homosexuales, por ejemplo, de manera pública siendo posiblemente algo
normal, ocasionaría alto impacto en el sistema de la familia, la economía y las diferentes
instituciones sociales; lo que le crea un cuestionamiento acerca de ¿cómo se deben
reconocer estos hechos jurídicamente?, tomando en cuenta el papel del legislador como
tutor moral de la sociedad este debe encontrar el equilibrio que conlleva a la paz social
pero dicho esto también debe entenderse que la costumbre y la tradición hacen el
derecho y la comunidad es la que asume la responsabilidad ante el derecho por lo tanto
allí recae el argumento que la sociedad debe seguir sus propias luces asumiendo esta
que la convicción de la norma debe estar de acuerdo a sus ideales, todo lo contrario a las
corrientes kantianas en las que la moralidad dependía del individuo y esto le permitía
hacer valer sus derechos frente a las mayorías, por lo que Dworkin considera que la
moral es variable y por tanto esta no debe ser una razón del legislador para crear
derecho sino a base de los principios y valores que definen el sistema y la sociedad.
Cabe destacar que en relación a la pornografía, se da el ejemplo de los libros eróticos o
obscenos como describe el autor, se habla de una restricción total de todo aquel tipo de
lecturas donde algunos jueces se basaban en el argumento de que los escritos incitaban
a las personas a cometer crímenes relacionados y por ello debían prohibirse, por lo que
se lanzó al aire la duda de si realmente era cierta esa conjetura y no el hecho de que no
se tenía lo suficientemente claro el tema relacionado a este tipo de lecturas y tampoco
una base clara para justificar los delitos, dando inicio allí aun debate moral respecto a
que tan incorrecto era leer o escribir pornografía, más cuando se tenía de por medio la
libertad de quienes creaban todos aquellos contenidos. Llegando a la misma conclusión
del tema anterior, de que la moralidad no puede ser arbitraria y la moralidad sexual
dependía de cada persona, yendo muy aparte de las acciones que cometieran mientras
no se afectara al núcleo social.

Dworkin agrega además que esta bien el tener ideales morales diferentes pero que no
por ello debemos tener un derecho guiado y dirigido por los prejuicios, puesto que todos
los seres humanos tenemos un pensamiento diferente, no tener en cuenta estas
mentalidades le resta poder a los criterios generales que la sociedad busca interponer,
aún más basándose en la suposición de defender los derechos individuales de las
personas. Por ende, el legislador debe interponer el bien común por sobre los ideales o
mentalidades ya que mientras no afecte el núcleo social de sobremanera ser o no ser
inmoral en el ámbito privado e individual no afecta, ya que finalmente la moralidad
varía dependiendo del sujeto, de sus creencias y su pensamiento, siendo estos aspectos
por sobre los cuales no se puede tener un dominio general y no tiene porque penalizarse
sino le está haciendo daño a nadie.

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