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La mayoría de las personas no ven el acto de dar con una aventura. Como ocurre con
cualquier aventura que se emprende, nosotros debemos prepararnos para ello.
La mayordomía sobre todo aquello que Dios nos confía en la vida, es la base para dar.
Todo lo que tenemos, lo disfrutamos por la bondad y gracia de Dios. Él ha puesto en
nuestras manos la administración de todo lo que le pertenece. Como su preeminente
Amo y Dueño, Él le hace a usted responsable de cómo maneja lo que ha confiado a su
cuidado.
La fidelidad es otra cualidad que lo equipará para su aventura de dar. El apóstol Pablo
dice, "Ahora bien, se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel." La
fidelidad es dependencia - una obediencia constante a Dios, día tras día, en aquello que
Él le ha pedido que haga.
Todo lo que tenemos, es nuestro únicamente por la gracia de Dios. Todo le pertenece a
Él. El salmista escribió, "De Jehová es la tierra y su plenitud; el mundo y los que en él
habitan." El derecho de propiedad de Dios es eterno e invariable. Él nunca ha renunciado
a sus derechos como dueño, ni lo hará jamás.
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El dar inicia y completa el círculo del gozo. Dios da; usted recibe. Usted da; El recibe. El
entonces multiplica su regalo devolviéndoselo en forma de provisión adicional. Es
importante recordar que es Dios quien inicia este proceso de bendición. El propósito de
la devolución no sólo es premiarlo por dar, sino incrementar su habilidad para dar más,
y así completar el círculo una y otra vez.
Nuestro Padre celestial, por otro lado, quiere que disfrutemos de una vida plena y
abundante, libre de las preocupaciones y presiones que trae la dependencia del dinero
y de otras posesiones materiales. En vez de confiar en un sistema mundano que no
puede asegurar nuestro bienestar, o depender de nuestras pocas capacidades para
suplir nuestras necesidades, Él nos llama a depender totalmente de Él.
El apóstol Santiago observa, "No tenéis lo que deseáis porque no pedís." Nuestro Señor
dice, "Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que
queréis, y os será hecho." La fe requiere acción. Como un acto de su voluntad, pídale a
Dios que supla sus necesidades. La Palabra de Dios dice que El promete escuchar y
responder en todo lo que pidamos con fe y en armonía con su voluntad.
Una "promesa de fe" no es un compromiso que debe ser "pagado." Al contrario, es una
promesa voluntaria basada en su fe en la habilidad de Dios para suplir con Sus recursos
aquélla que usted no puede dar con los propios. Usted da conforme Dios le suple.
Al dar este paso de fe, usted une su vida finita a la vida infinita de Dios, - el Dios de amor,
poder, sabiduría y suficiencia. Usted comienza a apropiarse de su provisión inagotable;
usted se constituye en Su instrumento para ayudar a cambiar el mundo.
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