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8 cosas que debes saber del amor verdadero

Decían los Beatles en su famosa canción aquello de All You Need Is Love (todo lo que necesitas
es amor). Ahora bien ¿qué tipo de amor es el que debemos buscar? Sabemos que no nos vale
cualquiera, y que en este arte del querer hay que tener cabeza para no nutrirnos solo de
decepciones. Todos ansiamos de algún modo un amor verdadero. Saber qué lo define es sin
duda un primer paso.
Por curioso que resulte, los terapeutas de pareja se encuentran muy a menudo con este mismo
dilema: el tener que explicar a sus pacientes qué es eso a lo que llamamos «amor verdadero».
Cabe decir también que cada vez que iniciamos una relación nos decimos a nosotros mismos que
lo hemos encontrado. Nos embarga la ilusión, la pasión y todo ese torrente de neurotransmisores
dotándonos de un sinfín de intensas emociones. Sin embargo, al cabo del tiempo acontece algo
que pone en duda esa primera afirmación. No, no era nuestro amor verdadero.
Uno no puede decir que ama al otro hasta que no se conocen sus demonios, su ira, su enfado y
sus contradicciones. Hace falta amar de verdad para comprender que en una relación no todo es
belleza, sino que también hay caos y, junto a él, dinamita.
La investigación científica nos dice que hay muchos tipos de amor. Tenemos el amor romántico, el
posesivo, el amor ágape, el que se basa solo en la atracción, el que se basa en la amistad, el que
cultiva la intimidad… Sin embargo, definir con exactitud cómo es el amor verdadero no siempre es
fácil. En cierto modo sería un amor ágape, ese que se basa en la madurez y la comprensión, ese
donde además existe una trascendencia, un compromiso auténtico y firme… Veamos todas sus
características.

1. El amor verdadero parte primero del amor propio


A menudo lo hacemos: nos enamoramos del amor. Tendemos a alimentar un ideal, ese que
durante generaciones nos ha transmitido la imagen del amor romántico. Sin embargo, no
debemos equivocarnos. Este concepto, este esquema relacional deriva en auténticos suicidios
emocionales, pérdidas de autoestimas y relaciones dependientes.
Para amar sin dependencia ni necesidad, hace falta valorarnos a nosotros mismos primero.
Por tanto, no olvidemos lo siguiente, para decir “te quiero” primero debes saber decir “me quiero”.
El amor propio y el conocimiento de uno mismo son las claves para generar relaciones
saludables.
En resumen, para encontrar a la persona adecuada, para dar con ese amor verdadero,
también debemos prepararnos nosotros para una relación. Esto exige un trabajo interior
que puede resultar costoso pero que, sin embargo, tendrá grandes beneficios.
«Si el amor fuera un árbol, las raíces serían tu amor propio. Cuanto más te quieras, más frutas
dará tu amor a los demás y más sostenible será en el tiempo».
-Walter Riso-

2. Amar es querer sin condiciones


Es normal que no nos guste todo de nuestra pareja. Sin embargo, las diferencias hacen más
hermoso el amor, y su vez, lo complementan. Si nos limitamos a amar solo aquello que nos
gusta de la otra persona, tendremos una relación incompleta. Si nos focalizamos en idealizar
al otro, viviremos en una mentira. Todo ese cariño no se podrá sostener por mucho tiempo. Por
tanto, abramos los ojos y aceptemos a la otra persona con todos sus matices, sus defectos,
virtudes, errores, grandezas, luces, sombras…

3. Amar no es necesitar, es preferir


La dependencia y el amor están tan reñidos que si les obligamos a coexistir, se destruyen. Nadie
en la vida tiene la responsabilidad de completar lo que nos falta. Por eso preferir en vez de
necesitar tiene como consecuencia directa otorgarle más valor a la persona que queremos, pues
la valoraremos por quién es y no por lo que nos aporta.
La resolución de este punto está muy ligada al primero; es decir, necesitamos trabajarnos y
cuidarnos a nosotros mismos para no caer en la “necesidad” de que alguien tape nuestras heridas
y elimine nuestras carencias. Por eso, la clave del amor verdadero está en nosotros mismos.

4. Ser la pareja perfecta no significa no tener problemas, sino saber solucionarlos


El amor verdadero no está exento de problemas. La armonía no siempre es perfecta, ni se es
inmune a las dificultades. A veces caemos en ese mismo error: creer que para que el amor
funcione no deben existir las discusiones, las diferencias, los retos. Sin embargo, debemos
tenerlo claro, la pareja perfecta en realidad es aquella capaz de resolver los problemas a través
del respeto, del compromiso y de la estabilidad. Es no coincidir en todo, pero disponer de unos
mismos valores donde trabajar en conjunto, por un mismo proyecto aceptando las diferencias.

5. El amor verdadero no crece de la nada, se construye


Para construir el amor es necesario formar un equipo y establecer las normas del juego. Para
poder saltar a esa cancha relacional y afectiva deberíamos saber que son necesarias la
comunicación, la escucha sincera y empática, los diálogos abiertos y la eliminación de
pretensiones.
El amor se construirá con los cimientos del apoyo, del reconocimiento y del cariño verdadero. A
través de estas premisas construiremos algo mejor que un amor: una complicidad.

6. Para amar de manera plena debes establecer tus límites emocionales


Una relación sana no está fundamentada en juegos de poder ni en condiciones, sino que
se basa en propósitos conjuntos, equilibrados y saludables. Así, deberíamos deshacernos
de la idea del sacrificio ligado al amor.
Hay ciertas cosas que no debemos tolerar como son el abuso, el engaño, la manipulación
emocional, el maltrato o la violación de nuestros valores. Todos ellos se fundamentan en la
falta de respeto y la falta de amor, por lo que rechazarlo significa no sobrepasar nuestros límites
emocionales.

7. Al verdadero amor no se le conoce por lo que exige, sino por lo que ofrece
El amor no es control ni exigencia, es libertad y confianza. A pesar de esto, la esclavitud
emocional es mucho más común de lo que nos gustaría reconocer; de hecho, es más que
habitual encontrarnos con ideas erróneas en cuanto al compromiso y la pareja.
Por eso, es necesario eliminar victimismos y reproches que pretenden justificar malas
acciones o malas palabras. Este tipo de comportamientos nos mantienen atrapados en una
espiral negativa que nutre nuestra relación de oscuridad, desconfianza y falsas
expectativas.

Del mismo modo, si por estar al lado de alguien tienes que sacrificar parte de ti y de tu vida,
entonces ese amor te está mermando. El amor se basa en el respeto y en el crecimiento
individual de cada uno de los miembros de la pareja.

8. Si el amor te aprieta, no es tu talla


Si el amor duele, significa que no es amor, que estamos confundiendo sentimientos y que nos
estamos haciendo daño a nosotros mismos. Es decir, si percibimos que nos estamos ahogando
¿no es ya el momento de salir del agua? No somos nosotros los que debemos cambiar para
encajar con nuestra pareja, no es uno mismo quien está obligado a caber en cada expectativa, a
callar cada ofensa, a cerrar los ojos a cada desilusión. En el caso de que la relación suponga
angustia, lo mejor es dejarla ir.
Si un miembro de la pareja veta una parte del otro, es hora de decir adiós y dejar marchar.
Debemos ser capaces de restablecer prioridades, de salvaguardar nuestra dignidad.
Para concluir, buscar y encontrar una pareja puede ser más fácil de lo que pensamos. Sin
embargo, el amor verdadero no solo se encuentra sino que se trabaja cada día para hacer de ese
hallazgo un proyecto, de ese amor una seguridad y una ilusión con la que crecer como personas
haciendo equipo, dando forma a la felicidad.

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