Вы находитесь на странице: 1из 5

Glenda María del Carmen Cabrera Aquino

Matrícula: 111394 Grupo: MH37

MH37 (06) Debates Teórico Metodológicos

Asesor: Dr. Oscar Fernando López Meraz

Actividad evaluativa 4. Feminismo vs. Falogocentrismo.

CDMX 16 de junio de 2019.

Ensayo

Feminismo vs. Falogocentrismo

1
Feminismo vs Falogocentrismo

El eje de reflexión de este ensayo nos vincula necesariamente con la historia de


las mujeres, historia no visible, anónima, no contemplada como objeto de estudio
de la historia durante mucho tiempo, ¿qué hacer ante esta recurrencia?, ¿por qué
nos son tomadas en cuenta las mujeres, sus actividades, sus historias de vida?

Esto quizá obedece a que la sociedad siempre ha estado dominada por los
hombres, el poder ha sido ejercido desde esta tribuna y las mujeres han pasado
sin ser vistas y reconocidas. Por eso artículos como el de Ortega (1998), nos dan
elementos para cuestionar lo que ha sucedido durante mucho tiempo. Uno de los
conceptos que pone a discusión es el de Género, el cual nos dice “analiza las
relaciones sociales entre los hombres y las mujeres como elementos constitutivos
del discurrir histórico.” (p. 817), es decir que la historia tendría necesariamente que
incluir a las mujeres en sus análisis puesto que las mujeres también son seres
históricos.

Vinculando esta noción con el texto de Educación y Lucha de Clases de Aníbal


Ponce, en donde plantea algunas ideas acerca de la presencia de las mujeres en
la sociedad, vemos que en su capítulo sobre la educación en la Comunidad
Primitiva nos menciona que las mujeres tenían la misma importancia en los
pequeños grupos humanos, ya que estos se organizaban de tal forma, que
compartían responsabilidades de alimentación y seguridad, estableciéndose
relaciones de igualdad. Así mismo, nos dice que esta comunidad primitiva era una
“colectividad pequeña, asentada sobre la propiedad común de la tierra, y unida
por vínculos de sangre, eran sus miembros individuos libres, con derechos
iguales, y que ajustaban su vida a las resoluciones de un consejo formado
democráticamente por todos los adultos, hombres y mujeres, de la tribu”. Es
sumamente interesante ver como la participación de la mujer en la comunidad
primitiva era valorada por sus congéneres a grado tal que era tomada en cuenta
en la toma de decisiones del grupo. (Ponce, 2005). Cabe preguntarse en qué
momento sucedió el cambio de rol de las mujeres en la sociedad y vemos que es
a partir de la propiedad privada donde el rol femenino pasa a la subordinación

2
masculina. Las mujeres ya no pueden ser las madres de todos los hijos de la
tribu, los hombres a partir del excedente de producción visualizan que solo van a
reconocer a sus hijos por consanguineidad y establecen la propiedad privada,
garantizando de esta forma su patrimonio, (Ponce, 1998). A partir de este
momento la mujer desaparece y las relaciones de poder las manejan los hombres.
Evidentemente esta situación es desde hace miles de años; ¿cómo podemos
romper con esta forma de entender el mundo? ¿Acaso la modernidad ha
cambiado este punto de vista?

A partir de estas preguntas me parece pertinente considerar las luchas que se dan
desde el feminismo por la visibilidad de las mujeres, y aclarar que existen
diferentes tipos de feminismo los cuales pueden ser radicales, excluyentes,
violentos, incluyentes o bien otros conocidos como feminazis (término peyorativo
que se le da a las feministas de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM). Las
corrientes son diversas para cuestionar conceptos que han sido construidos
culturalmente desde diversas narrativas.

Así en este transitar nos encontramos con el término heteronormatividad, que de


acuerdo con el Diccionario de Asilo “se refiere al régimen social, político y
económico impuesto por el patriarcado, extendiéndose tanto dentro del ámbito
público como del privado.” CEAR (2013). Recuperado de https://diccionario.cear-
euskadi.org/heteronormatividad/

Esta definición nos lleva a pensar que es precisamente este tipo de imposiciones
las que se quieren cambiar, es decir, las creencias y formas de vida tan
normalizadas que las mujeres ni siquiera nos damos cuenta de que existen. Se
tiene por lo tanto que deconstruir conceptos, sistemas de valores patriarcales y
formas de vida. Tomar conciencia de que las cosas no son así, aunque nos
hayan introyectado esa forma parcial de la realidad.

Por otra parte, en relación al concepto de Falogocentrismo, creado por Jaques


Derridá desde la filosofía, nos pone en la mesa de discusión, las formas de
deconstrucción femenina del término.

3
Al respecto Peretti, basándose en el pensamiento de Derridá nos dice que “el
falogocentrismo muestra, a su vez, la estrecha solidaridad que existe entre la
erección del logos paterno (el discurso, el nombre propio dinástico, rey, ley, voz,
yo, velo del yo-la verdad-hablo, etc) y del falo “como significante privilegiado”,
(Peretti, 1990). Esta construcción teórica del filósofo, nos permite acercarnos al
fundamento del término, la unidad indisoluble de ambos conceptos, su solidaridad.

En cuanto a la deconstrucción del Falogocentrismo el autor piensa que no


necesariamente se tiene que hacer desde algún punto de vista feminista pues se
puede caer en la reproducción de alguno de sus aspectos. No obstante considera
que “es cierto que la deconstrucción desestabiliza, sin duda alguna, la jerarquía
contra la cual se dirige la crítica feminista y creo que no hay deconstrucción
consecuente del falogocentrismo que no implique un replanteamiento de la
jerarquía falocéntrica, por tanto, en cierto modo, toma en consideración lo que
ocurre en la llamada lucha feminista” (Peretti, 1990).

Evidentemente hay una lucha por no estar invisibilizadas, una lucha por no
reproducir estereotipos incluso falogocéntricos, una lucha por salir del anonimato
impuesto. Y es precisamente en esto en lo que radica el trabajo y los discursos
que deben de criticarse.

Como podemos observar los términos feminismo y falogocéntrismo va unidos a un


discurso teórico y se complementan. Las miradas femeninas son diversas y los
planteamientos de Derridá hacen que se profundice en los signos y significados de
los discursos culturales y de poder, sociales y escolares que están presentes en la
sociedad.

Esta última idea me permite ejemplificar los papeles asignados socialmente a las
mujeres, por un lado tenemos a las que se designa como cuidadoras, al frente de
las familias y sobre todo si son solteras tendrán que cuidar a sus padres o
familiares enfermos. En la educación tenemos más profesoras y educadoras que
maestros frente a grupo. En las instituciones culturales las mujeres ganan menos
que los hombres y estos siempre tienen empleos de mayor responsabilidad.

4
Otro ejemplo contundente es lo que recientemente pasó con los uniformes en
educación básica, incluso había una información en internet que decía “México es
tan machista que pensó que lo de los uniformes era para los hombres”, es decir,
las preocupaciones eran por que los hombres pudieran usar falda, decían que era
fomentar la homosexualidad, generar dudas en los niños, que era ideología de
género. Muy pocas personas pensaron que las mujeres pudieran usar pantalones
y las ventajas que ello proporcionaba a las niñas, desde movimiento, hasta
seguridad en situaciones de acoso. Nuestra sociedad desgraciadamente sigue
siendo machista y eso incluye a hombres y mujeres.

Bibliografía

Diccionario de Asilo, CEAR. (2013). Recuperado de https://diccionario.cear-


euskadi.org/heteronormatividad/

Malabou, Catherine. (1995). El sentido de lo femenino: sobre la admiración y la


diferencia sexual. Recuperado de: file:///C:/Users/Asesores/Downloads/Dialnet-
ElSentidoDeLoFemenino-3102726.pdf

Ortega, Margarita. (2015). Historia y Género. Recuperado de:


file:///C:/Users/Asesores/Downloads/Dialnet-HistoriaYGenero-6521034%20(1).pdf

Peretti, Cristina. (1990). Entrevista con Jaques Derridá. Recuperado de:


http://www.debatefeminista.cieg.unam.mx/wp-content/uploads/2016/03/articulos/002_25.pdf

Ponce, Aníbal. (1998). Educación y Lucha de Clases. México, Quinto Sol, 2014.
235 págs.

Вам также может понравиться