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1.2.4. ¿Se puede considerar la inteligencia emocional como una inteligencia diferente a otros
tipos de inteligencia? ............................................................................................... 19
2. Resumen ................................................................................................................ 22
2
UD 3. Diferencias individuales en inteligencia (II)
En la unidad anterior recorrimos las dificultades que los expertos han tenido para definir la
inteligencia, asociando finalmente esta definición a la forma de ser medida. Además de saber qué
es y cómo se divide en el campo de la inteligencia, se han propuesto numerosos modelos que
han tratado de responder a las siguientes cuestiones:
3
1. Desarrollo del contenido
4
1.1.1. Modelos factoriales de inteligencia
Las teorías factoriales identifican las propiedades o componentes de la inteligencia a través del
análisis factorial. Este análisis estadístico permite reducir los datos y explicar las correlaciones
que aparecen con base en un número de variables no observadas (factores). La teoría factorial
permite identificar factores básicos, intermedios y generales y la relación que guardan entre ellos.
Algunos autores han planteado modelos jerárquicos de la inteligencia, donde hay un gran factor
situado de manera subordinada, mientras que otros autores han propuesto modelos con unos
factores o capacidades relativamente independientes.
• Factor general (g): factor común de la inteligencia general que tiene un componente
genético. Es necesario para realizar tareas complejas tales como inferir reglas, predecir
consecuencias, analizar elementos, etc., tareas no solo de tipo académico, sino también
técnicas o prácticas. Es independiente de la prueba utilizada.
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• Factores específicos (s): varianza residual asociada a la prueba psicológica utilizada.
No correlacionan entre sí.
Siguiendo a Brody (1992), aunque la teoría de Spearman ha sido bastante polémica y criticada,
algunas de sus contribuciones más importantes son:
Burt (1909, 1917) comparte gran parte de la teoría de Spearman, pero propone lo que
denominó factores de grupo. La inteligencia se estructuraría de acuerdo con cuatro niveles
jerárquicos: en la cúspide se encontraría la inteligencia general, común a todos los rasgos; en
el segundo nivel los factores de grupo comunes a ciertos rasgos; en el tercer nivel los factores
específicos propios de cada rasgo, y, por último, las fuentes de error que se refieren a lo
particular de cada rasgo en el momento de la medida.
Compartía con Spearman que la inteligencia general era una propiedad neurológica innata, que
podía ser evaluada a través de pruebas complejas y que se heredaba de los progenitores.
Burt fue centro de discusión por manipulación y fraude científico, ya que alteró deliberadamente
los datos sobre la inteligencia, inflando los índices obtenidos (Andrés, 1999).
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• Inteligencia A: se corresponde con el soporte biológico.
• Inteligencia B: la que el individuo expresa y que le hace ser más o menos eficaz.
• Inteligencia C: evaluada por los test.
• Nivel superior: factor «g». Capacidad global que explica los resultados obtenidos.
• Nivel intermedio. Compuesto por dos factores secundarios:
o Factor verbal-educativo (v:ed): formado por las capacidades verbales,
numéricas, atención, pensamiento divergente y creatividad.
o Factor práctico-mecánico (k:m): engloba tareas perceptivas, físicas,
psicomotoras, espaciales y mecánicas.
• Nivel inferior: factores específicos que se derivan del análisis factorial de las pruebas.
Thurstone consideraba que Spearman había cometido un error al dar tanta importancia a una
capacidad general para explicar la inteligencia humana, ya que el rendimiento cognitivo en los
humanos se basaba en la existencia de capacidades intelectuales muy especializadas y que,
entre ellas, no existía una relación de dependencia, puesto que podían actuar de forma
autónoma (Thurstone, 1924).
Su modelo se conoce como PMA (aptitudes mentales primarias en inglés) y presenta siete
aptitudes primarias:
Su modelo ha sido criticado porque, por una parte, usó solo muestras de estudiantes
universitarios y, por otra, sus datos se consideran muy dependientes del tipo de análisis
factorial realizado.
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Modelo de estructura de la inteligencia de Guilford
El modelo de Cattell ha sido uno de los más ampliamente aceptados, incorporando factores
biológicos y genéticos, así como aspectos culturales, motivacionales y personales, y pretende
integrar las teorías jerárquicas y los modelos de capacidades independientes (Matud et al.,
2004).
El modelo presenta 19 factores primarios que se factorizan en cinco secundarios, siendo los dos
primeros los más importantes:
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• Gr (recuperación): habilidad para acceder con rapidez al material informativo
registrado en la memoria.
• Gs (velocidad cognitiva): rapidez con la que una persona puede realizar tareas
intelectualmente exigentes.
Desde la psicología cognitiva, la inteligencia es considerada como una capacidad o aptitud que
permite procesar la información que se recibe del exterior o la que se dispone internamente.
Desde este enfoque se analiza cómo están implicados en la conducta inteligente la percepción, el
aprendizaje, la memoria, el razonamiento, las representaciones mentales o las estrategias
cognitivas.
Enfoque cronométrico
La inteligencia es considerada como una única capacidad básica traducida como velocidad de
ejecución o eficiencia mental. Las tareas empleadas suelen ser simples y consisten en medir el
TR ante un estímulo determinado en el que se encuentra una relación lineal entre el TR y la
complejidad del procesamiento de la información.
La inteligencia estaría inversamente relacionada con el TR, siendo las personas más inteligentes
más rápidas y menos variables entre un ensayo y otro.
El autor más importante de este enfoque cronométrico usando TR es Jensen (1980), cuyos
trabajos han recibido críticas, ya que sus pruebas generan efecto de práctica y algunos otros
problemas procedimentales relacionados con los estímulos y su presentación y otros artefactos
metodológicos.
Un parámetro también muy usado ha sido el tiempo de inspección (TI), desarrollado por Vickers
(1979), que es la velocidad de aprehensión de un estímulo simple. En lugar del tiempo de
reacción, se mide el tiempo que debe ser expuesto un estímulo determinado para ser
procesado, apareciendo correlaciones negativas entre la inteligencia y el TI, aunque no son
concluyentes.
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Enfoque de los correlatos cognitivos
Este enfoque entiende el sistema cognitivo desde un punto de vista estructural y relaciona la
ejecución en distintas tareas experimentales con los índices psicométricos de inteligencia.
Considera no solo si la persona alcanza o no una respuesta correcta y en cuánto tiempo, sino
que también se interesa por las operaciones implicadas en la tarea (Matud et al., 2004).
Hunt (1978) ha sido uno de los principales representantes, y su trabajo se centró en analizar
la inteligencia verbal, medida con pruebas tradicionales, y relacionarla con variables cognitivas
como la memoria a corto y largo plazo. El autor sostiene que las personas con puntuaciones
más altas en inteligencia verbal son más rápidas manipulando los datos de la memoria a corto
plazo, tienen una mejor capacidad para retener en dicha memoria la información en el mismo
orden de entrada y organizan mejor los datos en la memoria a largo plazo.
Enfoque componencial
Surgido del trabajo de Sternberg (1977, 1983), el enfoque componencial analiza constructos
complejos, considerados la base de las capacidades cognitivas. Su objetivo es identificar los
componentes de procesamiento de la información que intervienen en la ejecución de una tarea
que ha sido utilizada para evaluar alguna capacidad mental, siendo los procesos cognitivos más
estudiados la memoria espacial, la visualización espacial y el razonamiento inductivo.
Este método permite estudiar los componentes de ejecución en una tarea intelectual concreta,
más que las diferencias individuales en inteligencia. No obstante, su utilidad radica en que
permite identificar los componentes de una tarea y, por tanto, desarrollar modelos sobre
ejecución, para luego analizar las diferencias en ejecución de los individuos (Matud et al., 2004).
10
1.1.3. Otros modelos de inteligencia
Los potenciales evocados y el electroencefalograma (EEG) han sido ampliamente utilizados, pero
no hay conclusión definitiva sobre su relevancia en la inteligencia, ya que es posible encontrar
desde autores que plantean que hay marcadores de EEG que pueden medir mejor el factor g que
los test psicométricos hasta los que afirman que no hay relación entre las medidas de EEG y la
inteligencia general (Matud et al., 2004).
Medida mediante la tomografía por emisión de positrones (TEP), esta orientación consiste en
estudiar el consumo de glucosa por determinadas áreas cerebrales respecto a la ejecución y las
puntuaciones en test clásicos de inteligencia.
Aunque este tipo de estudios también tienen las limitaciones metodológicas de los estudios con
EEG, se han encontrado de forma consistente relaciones negativas entre el consumo de glucosa
y las capacidades cognitivas, aunque aún no se ha estimado el tamaño real del efecto de tal
asociación (Barret y Eysenck, 1994).
A raíz de la evidencia de que las diferencias individuales en inteligencia y otras tareas cognitivas
reflejan en gran medida las diferencias en velocidad y eficiencia de los procesos neurofisiológicos
que ocurren durante la ejecución de esas conductas, este enfoque plantea que los cerebros de
las personas que realizan mejor los test de inteligencia funcionan de un modo más rápido y
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eficiente; no obstante, a excepción de casos orgánicos muy graves, las diferencias entre los
cerebros de las personas con alta y baja inteligencia parecen ser bastante escasas (Matud et al.,
2004).
Modelos antropológicos
Sabías que:
Cada cultura define su ser humano ideal. En la antigua Grecia se valoraba la persona con
agilidad física, juicio racional y conducta virtuosa, mientras que los romanos destacaban el
valor viril.
Estos modelos estudian cómo afecta la cultura a la inteligencia, ya que cada sociedad configura
su concepto de ser humano ideal. En las culturas occidentales actuales hay una clara
magnificación de la persona inteligente. Estos modelos tratan de analizar si la inteligencia es la
misma en todas las culturas y, en caso de no serlo, cómo difieren.
12
Comparativismo cultural
Esta perspectiva, representada fundamentalmente por Cole (1971), asume que los procesos
cognitivos son universales, considerando que las diferencias culturales en cognición residen más
en las situaciones a las que se aplica un proceso cognitivo particular que en la existencia de un
proceso en un grupo cultural y su ausencia en otro.
Modelos de sistemas
Estos modelos consideran la inteligencia como una interacción compleja entre los sistemas
cognitivos y otros sistemas.
Propuesta por Sternberg (1985), trata de explicar de manera integrada las relaciones entre la
inteligencia y el mundo interno de la persona, el mundo externo del individuo y la experiencia.
Propone la existencia de capacidades intelectuales que, aunque son diferentes, están
interrelacionadas y su teoría la integran tres subteorías (Matud et al., 2004).
Sabías que:
Howard Gardner (1983, 1999) plantea que la inteligencia no es un constructo unitario, sino que
existen múltiples inteligencias, siendo cada una de ellas relativamente independiente. Plantea
siete inteligencias:
Dentro de los modelos de interacción entre los procesos cognitivos y otros sistemas, destaca en
las últimas décadas el estudio de la inteligencia emocional. Debido al interés que ha suscitado
este concepto en los últimos 20 años y a los numerosos estudios que se han realizado sobre el
tema, le dedicaremos una sección aparte.
En la unidad didáctica anterior veíamos cómo, tras el amplio debate surgido para consensuar la
definición de inteligencia, algunos autores la definían como la capacidad mental muy general que
implica la habilidad para razonar, planificar, resolver problemas, pensar de modo abstracto,
comprender ideas complejas, dar sentido a las cosas e imaginar qué se debe hacer.
Bajo esta definición muy general, en la que resaltamos el papel de la inteligencia a la hora de
facilitarnos la toma de decisiones en un mundo complejo y dinámico, podemos incluir la capacidad
para razonar, planificar, resolver problemas e imaginar qué hacer respecto a situaciones y dilemas
no solo cognitivos, sino también aquellos que incluyen nuestras emociones y las de los demás.
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A lo largo de la historia de la psicología, los procesos emocionales han ido cobrando importancia
a la hora de explicar nuestro comportamiento, situándolos actualmente como una variable
esencial que permite obtener información relevante del entorno y que interactúa con nuestros
procesos cognitivos.
Es por ello por lo que, tras la formulación de Gardner de la teoría de las inteligencias múltiples,
entre las que se encontraba la inteligencia intrapersonal e interpersonal, comienza a surgir el
constructo de inteligencia emocional (IE) como una variable que agrupa aquellas investigaciones
sobre las habilidades vinculadas al procesamiento de la información emocional y social.
El concepto de IE apareció por primera vez en una publicación científica en 1990, aunque no fue
hasta 1995 cuando se popularizó tras la publicación del best seller Emotional Intelligence: Why it
can matter more than IQ, del conocido autor Daniel Goleman (1995), y que hizo crecer el interés
sobre el término, tanto en el ámbito académico como en la población general. Esto ha tenido
como repercusión tanto la aparición de numerosos estudios científicos que exploran el
procesamiento de la información emocional como de publicaciones y afirmaciones seudocientíficas
sobre el tema.
Aunque son muchas y diversas las definiciones que existen, utilizaremos la propuesta por Mayer
y Salovey, los autores que acuñaron el término.
Definimos la inteligencia emocional como la habilidad para percibir, valorar y expresar las
emociones con exactitud, la habilidad para acceder y generar sentimientos que faciliten el
pensamiento; la habilidad para comprender la emoción y tener conocimiento emocional, y la
habilidad para regular emociones y promover el crecimiento emocional e intelectual (Mayer y
Salovey, 1997, p. 10).
Al igual que vimos en el estudio de la inteligencia, se han propuesto diversos modelos y teorías
para explicar y conceptualizar la IE. Todos ellos se pueden agrupar fundamentalmente en dos
aproximaciones diferentes, pero relacionadas entre sí: la IE rasgo y la IE como habilidad.
15
La IE rasgo (Petrides, Pita y Kokkinaki, 2007)
Este modelo se compone de cuatro ramas o habilidades que son utilizadas para gestionar las
propias emociones y las de los demás.
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Figura 3. Modelo de habilidad de inteligencia emocional. Fuente: Mayer y Salovey, 1997 (adaptación).
17
1.2.3. Evaluación de la inteligencia emocional
Para evaluar los procesos mentales que intervienen en el reconocimiento, uso, comprensión y
regulación de las emociones propias y de los demás se han utilizado dos sistemas de evaluación
diferentes que se corresponden con las dos aproximaciones teóricas que hemos explicado
anteriormente (IE rasgo e IE habilidad): medidas de autoinforme e instrumentos de ejecución.
Son el tipo de medida utilizada para evaluar la IE rasgo. En este tipo de medida se pide a la
persona que ella misma estime e informe de su propia capacidad para gestionar las emociones.
Existen limitaciones en este tipo de medidas como el sesgo por deseabilidad social o una falta
de ajuste entre la autopercepción y la realidad. Una persona puede creer que percibe
correctamente las emociones de los demás, aunque esté identificando de forma errónea la
expresión emocional de otra persona. Dentro de este tipo de medidas se incluyen los informes
de observadores externos sobre el rendimiento típico de otra persona.
Este tipo de medidas presenta una metodología similar a las utilizadas en las medidas de otros
tipos de inteligencia. En este tipo de medida no se evalúa la creencia que tiene una persona de
su propia competencia. Se presentan tareas emocionales que la persona debe resolver y donde
existen respuestas correctas o incorrectas conocidas de antemano.
Viaja
El instrumento más utilizado a nivel internacional para evaluar la IE como habilidad, y que
cuenta con una adaptación española, es el Mayer-Salovey-Caruso Emotional Intelligence Test
(MSCEIT; Mayer, Salovey, Caruso y Siratenios, 2003). El MSCEIT evalúa los cuatro
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componentes de la IE: percepción, facilitación, comprensión y manejo emocional, y además
proporciona una medida global de IE.
Para evaluar la percepción emocional de alguien se le muestra una fotografía de una persona
expresando emociones o de un objeto, requiriendo que identifique la emoción que percibe en
la imagen que se le muestra. Para medir la facilitación emocional se utilizan tareas en las que
la persona debe reconocer cómo las emociones influyen en nuestros pensamientos.
Luis recibe una carta que anuncia que su mejor amiga va a ir a Burgos a visitarlo, ¿cómo es
más probable que se sienta? Marca la opción correcta.
• Feliz.
• Esperanzado.
• Triste.
• Ansioso.
Por último, para evaluar la regulación emocional se presenta una historia en la que un personaje
experimenta un estado emocional concreto y se pregunta qué estrategias son más efectivas
para regular esa emoción.
Para tratar esta controversia se han realizado diferentes investigaciones empíricas y discusiones
teóricas que finalmente indican que podemos concebir la IE como una inteligencia genuina
(MacCann et al., 2014).
Desde un enfoque de la inteligencia como una estructura jerarquizada, los diferentes estudios
muestran cómo la IE puede ser considerada un factor general que incluye diferentes componentes
(percepción, facilitación, comprensión y regulación emocional). Además, la IE se relaciona de
forma positiva con otros tipos de inteligencia ampliamente constatados (por. ej., inteligencia
cristalizada e inteligencia fluida), pero siendo lo suficientemente diferente de ellas como para ser
considerada una inteligencia nueva y distinta al resto. Todos estos tipos de inteligencia
relacionados contribuyen, a su vez, a formar un factor aún más general, el factor g de inteligencia
que vimos en apartados anteriores.
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Figura 4. La IE, considerada un factor de segundo orden en un modelo jerarquizado de la inteligencia. Fuente: MacCann
et al. (adaptación).
Género
Podemos encontrar diferencias individuales en los niveles de IE según el género. Las mujeres
han mostrado ser más empáticas que los hombres, y son capaces de identificar y categorizar
las expresiones faciales, comunicar, expresar y manejar sus emociones mejor. Estas diferencias
pueden deberse a factores educativos donde las niñas desde temprana edad son animadas a
expresar sus emociones y son reforzadas a hablar de ellas, mientras que algunos patrones
educativos han potenciado la supresión emocional en niños varones.
Indicadores de salud
Diferencias individuales en los niveles de IE han sido asociadas con diferentes indicadores de
salud mental, incluyendo alteraciones emocionales, episodios depresivos, trastorno de fobia
social y esquizofrenia. Respecto a conductas de carácter desadaptativo, algunos estudios
muestran cómo los hombres con bajos niveles de IE presentaban mayor consumo de alcohol y
drogas.
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No solo en población adulta, los adolescentes también muestran diferencias respecto a sus
niveles de inteligencia emocional. Estas diferencias se han visto asociadas a mayor presencia
de problemas externalizados, como hiperactividad, conductas agresivas o conductas
disruptivas, y de problemas internalizados, como ansiedad, depresión o baja autoestima.
Rendimiento laboral
Hay estudios que muestran cómo las diferencias encontradas en las puntuaciones del MSCEIT
se han visto asociadas a diferentes indicadores del ámbito laboral. Personas que obtenían
mayores puntuaciones en el test de IE mostraban mayor tolerancia al estrés producido por el
trabajo, mayor satisfacción laboral y mejores valoraciones por parte de sus compañeros y jefes.
Por otra parte, las personas con bajas puntuaciones en las tareas que componen el MSCEIT
mostraban mayores niveles de burnout.
Funcionamiento social
En el ámbito del funcionamiento social también se han mostrado diferencias entre las personas
con alto y bajo nivel de IE. Las personas con baja IE refieren una menor calidad en las relaciones
sociales, mayor presencia de conflicto e interacciones negativas en las relaciones de amistad
más cercanas.
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2. Resumen
Diferentes autores han propuesto diversos modelos sobre la inteligencia que, según la manera de
conceptualizarse y de los presupuestos teóricos que subyacen, pueden sistematizarse en tres
categorías:
Dentro de los modelos de sistemas surge el constructo de inteligencia emocional (IE), que trata
de explicar las diferencias individuales en el procesamiento de la información emocional. Podemos
distinguir dos tipos de aproximaciones teóricas en el campo de la IE: la IE rasgo y la IE habilidad.
La IE rasgo hace referencia al rendimiento típico y habitual de una persona, mientras que la IE
habilidad se refiere a la competencia que posee la persona, de forma independiente al desempeño
que haga habitualmente. La IE se ha asociado con diferencias individuales vinculadas a diferentes
indicadores de ajuste psicológico como problemas de salud mental, rendimiento laboral o
funcionamiento social.
22
3. Mapa conceptual
23
4. Recursos bibliográficos
Bibliografía básica
Matud, M. P., Marrero, R. J., y Carballeira, M. (2004). Psicología diferencial. Madrid: Biblioteca
Nueva.
De todos los de la bibliografía básica, el más concreto y accesible para el estudio de los modelos.
Bibliografía complementaria
Otros recursos
24
Grado en Psicología
1.1.3. Aptitudes y rendimiento cognitivo de las personas con discapacidad intelectual .........8
2. Resumen ................................................................................................................ 19
2
UD 4. Discapacidad intelectual y excepcionalidad mental
En esta unidad didáctica estudiaremos dos temas, aparentemente independientes, como son la
discapacidad intelectual y la excepcionalidad mental, por una parte, y las diferencias en
creatividad, por otra.
Por otra parte, la creatividad supone la capacidad de la persona para producir objetos nuevos,
ideas originales, obras artísticas, etc.
En esta unidad, pretendemos dar respuesta a cuestiones como (separadas por tópicos):
1. Discapacidad intelectual:
2. Excepcionalidad mental:
3. Creatividad:
3
1. Desarrollo del contenido
Diferencias en creatividad.
En la psicología diferencial, el rendimiento ha sido uno de los criterios más relevantes para la
clasificación de seres humanos, mostrando especial interés por los extremos, esto es, la
discapacidad intelectual y la excepcionalidad mental.
Viaja
4
Clasificación antigua Clasificación actual CI Binet CI Wechsler
Tabla 1. Niveles y clasificación de la deficiencia mental según el CI a partir del test de Stanford-Binet o de las escalas de
Wechsler (Andrés, 1999).
Sabías que:
5
1.1.1. Clasificación conceptual de la discapacidad intelectual
Sabías que:
Nota
Para ampliar el estudio de los Trastornos del Desarrollo Intelectual consultar el DSM-5.
6
Por su parte, la clasificación actual que realiza la CIE-10 (OMS, 1992) mantiene el término de
retraso mental, distinguiendo entre distintos niveles. Sin embargo, en la revisión que se está
llevando a cabo de este sistema de clasificación, se utilizará el término trastornos del desarrollo
intelectual, distinguiendo entre leve, moderado, grave y profundo.
• Genéticas. Las más importantes son las de naturaleza poligénica, aunque destaca el
discapacidad intelectual con causa monogénica recesiva, como la fenilcetonuria.
• Cromosómicas. En este tipo de alteraciones se incluye, además de las ligadas a los
cromosomas sexuales, el síndrome de Down o trisomía del par 21.
• Cerebropatías. Pueden ser:
o Prenatales: lesiones o intoxicaciones durante el desarrollo embrionario, como la
toxoplasmosis.
o Perinatales: anoxias o traumatismos durante el parto.
o Posnatales: debidas a traumatismos o infecciones que se producen después del
nacimiento.
• Ambientales. En este grupo se incluyen los tipos de deficiencia debidos a la deprivación
ambiental, como es el caso de los niños con desnutrición, los criados en orfanatos o los
que, por distintos motivos, se han visto recluidos.
7
1.1.3. Aptitudes y rendimiento cognitivo de las personas con discapacidad
intelectual
Sabías que:
Una de las enfermedades genéticas relacionadas con las limitaciones intelectuales más
estudiadas ha sido la fenilcetonuria (FKU). Se hereda como rasgo autosómico recesivo y
puede ocasionar discapacidad intelectual y trastornos del movimiento e hiperactividad.
Los defensores de la EM, partiendo de un enfoque desarrollista, sostienen que los individuos que
tienen edades mentales similares también deben ser similares en cuanto al funcionamiento de
sus procesos cognitivos y su rendimiento.
Los defensores del CI, desde un enfoque cognitivo, afirman que la EM es simplemente una
puntuación aritmética que da poca información acerca de la naturaleza de las capacidades
intelectuales.
La teoría del desarrollo de Zigler considera a la persona con discapacidad intelectual como un
sujeto normal de baja inteligencia cuyo desarrollo cognitivo es, esencialmente, como el de todos,
excepto que su tasa de desarrollo es más lenta y su nivel intelectual final es menor.
Según la teoría del déficit de Ellis, se considera que todas las personas con discapacidad
intelectual tienen algún tipo de alteración y sufren algún déficit psicológico específico,
principalmente situado en la memoria o en la atención.
Desde una propuesta integradora basada en modelos factoriales jerárquicos, defendida por
Detterman, se propone que el déficit fundamental de la inteligencia se debe situar en aquellas
aptitudes específicas poco implicadas en los procesos superiores (alejadas de «g») y que este
déficit no se debe a una «depresión» general de todas las aptitudes cognitivas (Andrés, 1999).
8
En el estudio de la discapacidad intelectual se han producido grandes cambios. Hoy en día, su
abordaje se centra en la adaptación de las personas y en la preocupación porque se desarrollen
en un ambiente familiar, frente a la tradicional institucionalización.
Según algunos autores, los mismos argumentos que se utilizan para justificar las limitaciones
intelectuales de las personas con discapacidad intelectual pueden ser utilizados para plantear el
estudio de las altas capacidades intelectuales (Castelló, 2002).
Sabías que:
9
Tradicionalmente se ha abordado la genialidad desde distintos puntos de vista (Anastasi, 1958):
Teorías patológicas
Teorías psicoanalíticas
Teorías cualitativas
Consideran al genio como una persona cualitativamente distinta de los demás, de tal manera
que su capacidad intelectual reside en una condición ausente en una persona considerada
normal.
Teorías cuantitativas
Sitúan la superioridad del genio en el extremo derecho de la curva normal de aptitud. Galton
fue el primer autor que comenzó a desarrollar esta orientación desde el punto de vista de la
heredabilidad de los dones.
Figura 1. Las teorías patológicas sobre la genialidad ya eran sostenidas por Aristóteles y Platón. Autor: Raphael. Fuente:
Wikimedia .
10
1.2.2. Clasificación de la excepcionalidad mental
Los conceptos que se han usado tradicionalmente para catalogar a las personas con una capacidad
intelectual superior a la normal son (Matud et al., 2004):
Superdotado
Prodigio
Suele usarse con niños o adolescentes con habilidades superiores a las habituales para su edad.
Un niño considerado prodigio no llega necesariamente a ser un adulto destacado.
Talento
Una persona con talento es aquella que ha desarrollado una habilidad específica en algún área
de estudio, sea técnica, artística o profesional. Esta habilidad se adquiere y perfecciona por
medio del entrenamiento.
Genio
Se trata de un individuo muy similar al denominado con talento pero que, además de una
habilidad específica muy desarrollada, demuestra un alto nivel de creatividad.
Figura 2. Mozart es el clásico ejemplo de prodigio. Tocaba el clavicordio con 4 años, comenzó a componer a los 5 y a los
6 tocaba con destreza el clave y el violín; podía leer música a primera vista y contaba con una capacidad asombrosa
para improvisar frases musicales. Autor: Barbara Kraft. Fuente: Wikimedia.
11
1.2.3. Estudios sobre personas intelectualmente excepcionales
Han sido varios los tipos de estudios que se han utilizado para estudiar a las personas
intelectuales:
Estudios estadísticos y biográficos sobre personas eminentes del pasado que fueron claramente
notables. Suelen usar material histórico (biografías, documentos o diarios), además de
información de tipo biológico y sociológico.
El primer acercamiento desde este punto de vista fue el de Yoder, cuyos estudios a finales del
siglo XIX, tras estudiar 50 casos de personas notables, no apoyaron la idea extendida de la
mala salud de estos personajes, encontrando, además, que tenían muy buena memoria y una
gran imaginación.
La exactitud de estos cálculos deja mucho que desear, ya que, entre otras posibles críticas, los
resultados dependen de la información disponible sobre cada personaje (Colom, 2009).
Sabías que:
Mediante la historiometría, Cox situó el valor promedio de los grandes personajes en 155.
Alguno de los valores que obtuvo son los siguientes:
• Newton: 135.
• Kepler:140.
• Galileo: 145.
• Mozart: 150.
• Voltaire: 170.
• Pascal: 180.
• Goethe: 185.
• Galton: 200.
De la mayoría de los estudios biográficos, se puede concluir que un gran número de personajes
históricos se mostraron muy inteligentes desde que eran niños; no obstante, también existe un
número importante de personas excepcionales que fueron tratados como niños con retraso, ya
fuera porque tardaron en leer y escribir o porque no se adaptaban a la escuela.
12
Estudios estadísticos sobre casos eminentes
Estos estudios, no exentos de dificultades y con un coste económico bastante elevado, ofrecen
un análisis de la evolución de las personas excepcionales, que siendo catalogadas así cuando
son menores, son estudiadas a lo largo de varios años o décadas.
Terman y su equipo realizaron durante décadas este tipo de estudios. En la primera toma de
datos, concluyeron que los niños superdotados se situaban por encima de los del grupo control
en características físicas y de desarrollo (estatura, peso, fuerza, etc.). Además, de manera
general, aprendieron antes a hablar y a andar y su salud también era mejor. Su rendimiento
escolar fue superior en casi todas las materias y mostraron variedad de intereses,
fundamentalmente intelectuales, destacando la lectura. Presentaban también mayor
motivación de logro y un mayor ajuste emocional.
En una segunda etapa tras siete años (denominada primer seguimiento), encontraron una ligera
disminución del CI, aunque se mantuvieron muy por encima de la media.
En una tercera etapa tras 25 años (denominada segundo seguimiento), encontraron que las
personas tenían buena salud y un ajuste adecuado. También tenían éxito académico en la
universidad y un nivel profesional más alto.
A los 35 años se tomaron de nuevo datos y siguieron mostrando los logros anteriores, además
de realizar más publicaciones de carácter científico, técnico y artístico.
Ya muerto Terman, un colaborador suyo tomó muestras a los 46 años. Los resultados seguían
siendo coherentes con todo lo recogido con anterioridad.
13
1.2.4. Programas especiales para superdotados
Viaja
En las últimas décadas han aumentado de manera importante los programas diseñados
específicamente para personas superdotadas con el fin de lograr una mejor adaptación a la vida
escolar y laboral. No obstante, los datos sobre la influencia de la aplicación de estos programas
son confusos en cuanto a los beneficios sobre su propia educación, así como sobre algunas
variables psicológicas como el autoconcepto o el bienestar subjetivo (Chan, 1988; Cornell,
Delcourt, Goldberg y Blant, 1992).
Play
Aunque existe la noción de que situar al alumnado excepcional en clases especiales puede
producir un mayor rendimiento académico pero también una amenaza para la madurez personal,
el SMPY no encontró efectos negativos a largo plazo sobre la adaptación psicológica.
1.3. Creatividad
Sabías que:
Si apartas por un momento tu vista de estas líneas, casi todo lo que puedes ver ha sido fruto de
la creatividad humana. Imagina por un momento cuánta creatividad hay en ese teléfono móvil
que tienes a tu lado. Creatividad para desarrollar el concepto de teléfono, para crear pantallas
14
capaces de representar figuras y colores, pantallas sensibles al tacto, altavoces que reproducen
sonido, baterías recargables capaces de almacenar energía, microprocesadores con capacidades
de cálculo sorprendentes, una lente capaz de registrar fotos y vídeos, una funda hecha a medida
con maquinaria industrial y así un larguísimo etcétera.
Guilford, considerado el padre de la creatividad, fue uno de los autores que más impulsó su
estudio, incluyéndola dentro de su modelo de inteligencia. Hoy día, la creatividad no solo es
considerada como un fenómeno psicológico importante capaz de resolver problemas actuales y
futuros, sino que se ha convertido en una conducta valorada personal y socialmente.
Pese al uso tan común que tiene el término creatividad, su conceptualización no es fácil, siendo
un constructo hipotético que se usa tanto para designar las características de determinadas
personas como los procesos mentales o fenómenos que dan lugar a una idea o a un producto
nuevo (Ryhammar y Brolin, 1999).
• Vernon (1989): capacidad de una persona para producir objetos nuevos o ideas
originales, intuiciones, reestructuraciones, invenciones u objetos artísticos, que son
aceptados por los expertos como de valor científico, estético, social o tecnológico.
• Sternberg (2001): potencial para producir ideas nuevas que son apropiadas y de alta
calidad.
• Torrance (1988): proceso de detectar dificultades, problemas, ausencias de información,
elementos desaparecidos, cualquier anomalía; cometer errores y formular hipótesis acerca
de tales anomalías; valorar y medir estos errores e hipótesis; posiblemente revisarlos y
evaluarlos; y finalmente comunicar los resultados.
• Eysenck (1995): rasgo disposicional o capacidad que permite a una persona expresar
ideas, o ejecutar y producir trabajos que tienen una apariencia de novedad, y que son
aceptados por expertos y por colegas como contribuciones genuinas con valor social.
• Minton y Schneider (1980): producción de algo –ya sea una obra de arte, una teoría
científica o la solución a un problema de una organización– que es juzgado como
relativamente nuevo u original.
• Gardner (1993): aquellos productos que inicialmente se consideran como nuevos dentro
de un área pero que, finalmente, son reconocidos como aceptables por una comunidad.
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Algunos autores han planteado que para que una persona con capacidad creativa realice
realmente productos creativos, son fundamentales las variables motivacionales y de personalidad.
De tal manera que se distinguen al menos cuatro componentes:
Desde la perspectiva que considera a la creatividad como una disposición común a todos los
individuos, se han diseñado una serie de test agrupables en tres categorías (Andrés, 1999):
Hocevar y Bachelor también analizaron cuál es la mejor medida para analizar la creatividad:
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2. Correlatos de la conducta creativa en la vida real: evaluaciones de pensamiento
divergente, características biográficas, actitudes e intereses y características de la
personalidad.
3. Similares a lo que la sociedad reconoce como creatividad: estudios de hombres y mujeres
eminentes, análisis de productos creativos y autoinformes de actividades y logros
creativos.
Generalmente se reconoce que, pese a que un elevado CI no parece ser condición suficiente para
la creatividad, sí es necesario tener cierto nivel de inteligencia para ser creativo (Matud et al.,
2004).
Hay un cierto consenso en considerar que la inteligencia no se relaciona con la creatividad en las
personas con CI superior a 120 (Gardner, 1993), lo que sugiere que, a esos niveles de CI, los
rasgos de creatividad y originalidad medidos por los test de capacidad divergente pueden tener
su origen en la personalidad más que en la cognición (Eysenck, 1983).
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1.3.4. Creatividad y personalidad
Aun así, las personalidades creativas parecen caracterizarse por la complejidad y por la capacidad
de moverse entre los polos de los distintos rasgos. Csíkszentmihályi afirma que una persona
creativa conoce ambos extremos y los experimenta con igual intensidad y sin conflictos externos,
de tal manera que:
1. Tienen gran energía física, pero también con frecuencia están quietos y en reposo.
2. Tienden a ser listos pero a la vez son ingenuos.
3. Son guasones y disciplinados, responsables irresponsables.
4. Alternan entre la imaginación y la fantasía pero, a su vez, tienen un sentido de la realidad
muy arraigado.
5. Parecen tener tendencias opuestas en el continuo introversión-extraversión.
6. Son muy humildes y orgullosos a la vez.
7. No siguen de forma rígida los roles estereotipados de género. Son capaces de ser al mismo
tiempo agresivos y sensibles y dominantes y sumisos.
8. Son rebeldes e independientes pero a su vez tradicionales.
9. Sienten gran pasión por su trabajo, pero también son capaces de ser extremadamente
objetivos con él.
10. Su apertura y sensibilidad con frecuencia les expone al sufrimiento y al dolor, aunque
también a muchas alegrías.
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2. Resumen
Aunque casi la mitad de los casos tienen una etiología desconocida, hemos visto posibles causas
como las genéticas, cromosómicas, cerebropatías o ambientales.
Respecto al rendimiento de estas personas, hemos estudiado varias teorías que intentan
explicarlo desde la psicología.
Respecto a la excepcionalidad mental, tras abordar los puntos de vista históricos sobre la
genialidad (teorías patológicas, psicoanalíticas, cualitativas y cuantitativas), hemos visto cómo se
ha clasificado tradicionalmente la excepcionalidad mental (superdotado, prodigio, talento y
genio).
Para estudiar a las personas con excepcionalidad mental, se han utilizado diversos tipos de
estudios (biográficos, estadísticos y longitudinales).
También hemos visto qué se sabe sobre los programas especiales para superdotados (SMPY).
La creatividad se evalúa de diversas maneras y algunas son más apropiadas que otras:
La creatividad y la inteligencia están relacionadas, pero esta relación parece ser diferente según
el CI del sujeto.
Hay relación entre la personalidad y la creatividad, siendo las personalidades creativas complejas
y con la capacidad de moverse entre los extremos de los polos de los rasgos.
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3. Mapa conceptual
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4. Recursos bibliográficos
Bibliografía básica
Bibliografía complementaria
Colom Marañón, B. R. (2002). En los límites de la inteligencia. ¿Es el ingrediente del éxito en
la vida? Madrid: Pirámide.
Otros recursos
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