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contra de Cinthia Rojas por el delito de conducción en estado de ebriedad con resultado de muerte,
bajo la denominada Ley Emilia, solicitando una pena de 10 años y un día.
El derecho penal está concebido para el castigo de los crímenes y delitos e, idealmente, la
reinserción del agresor en la sociedad. Se sabe que uno de los principales temas de preocupación
ciudadana es la falta de mayor represión a la delincuencia y el temor a la creciente criminalidad.
De allí que plantear un caso en que la justicia penal no aplique una sanción frente a un hecho
tipificado como delito resulta, a primera vista, extraña y hasta contraproducente. Sin embargo,
existen situaciones excepcionales, como el que acaba de resolver una sala en lo penal de Arica, en
que se justifica lo que se denomina el cumplimiento de una pena natural y, por consiguiente, una
decisión absolutoria.
El caso, en síntesis, trata de una mujer que ha bebido mucho en una celebración futbolera. En la
madrugada, recibe el llamado de su hija para que la recoja en una discoteca. Se niega en principio,
pero cede. En el camino de vuelta choca y su hija muere. El matrimonio fracasa y se discute la
custodia del otro hijo. Los antecedentes demuestran que la madre conducía en estado de ebriedad
y se ha tipificado el delito con resultado de muerte en grado de desarrollo consumado, por lo cual
el Ministerio Público solicitó una pena de 10 años de cárcel
Los jueces, no obstante, se enfrentaron a un dilema jurídico y humano y tal es que, como
consecuencia del delito acreditado, la autora sufrió la muerte de su propia hija, circunstancia que,
como dice la sentencia, “le ha significado un padecimiento constante”. De allí que, aludiendo al
concepto de pena natural, se razone sobre el mal que se autoinflige el autor con motivo del delito,
y la idea de la pena que va más allá del castigo que el Estado prevé al efecto. Al hablar de pena
natural, nos dice el fallo, se quiere aludir a casos sumamente crudos y estremecedores, en los cuales
el derecho penal poco y nada puede añadir para resolver el conflicto social producido por el delito.
Por otra parte, debe existir equivalencia entre la pena por haber causado la muerte de una persona
y el padecimiento por tratarse de un hijo, de modo de entender cuál es más gravosa para el acusado.
El profesor Sergio Politoff, citado en la sentencia, señalaba: “ante el conductor imprudente que, en
la colisión con un árbol, ocasiona la muerte de su mujer y de sus hijos, ¿qué puede añadir de
razonable el derecho penal?”
El autor Enrique Bacigalupo sitúa la pena natural en las enseñanzas de Hobbes, quien afirma que
ciertas acciones acarrean consecuencias perjudiciales contra el autor del ilícito y que no integran el
concepto de pena infringida por la autoridad. La pena natural sería una “pena divina”.
Frente a esta ilustrada sentencia uno queda pensativo. Cruel e imperecedera realidad para esta
mujer. Quizás el maestro Francesco Carnelutti algo habría agregado a su obra “Las miserias del
Proceso Penal” y a su célebre cita: “la pena si no propiamente siempre, en nueve de cada diez casos,
no termina nunca…Quien ha pecado está perdido, Cristo perdona, pero los hombres no…”. En este
caso, hubo perdón y humanidad.
Teoría de la pena. ¿Cuál es el propósito de la pena?
Ahora bien, en chile ya se está aplicando la institución de la pena natural y la doctrina ha señalado,
que resulta posible en:
2. La valoración de la extensión del mal causado por el delito, del artículo 69 del código penal.
se ubica sistemáticamente dentro del libro I, titulo III “de las penas” en el párrafo 4° “de la
aplicación de las penas” a lo largo de este se le asigna pautas al juez para la determinación de
la cuantía exacta de la pena, imponiéndole ciertas reglas que debe seguir. Dentro de aquellas
se encuentra la disposición que señala:
“dentro de los límites de cada grado el tribunal determinará la cuantía de la pena en atención
al número y entidad de las circunstancias atenuantes y agravantes y a la mayor o menor
extensión del mal producido por el delito”.
Es la segunda parte del artículo la que nos interesa, y a la cual dedicaremos este acápite.
Se le entrega al juez la labor mas amplia de determinar los factores reales en que se concrete la
extensión del mal producido por el delito de la directa valoración de los mismos.
Una vez pondera a partir de la pena abstracta, el grado de desarrollo del delito, la participación
del imputado y las circunstancias modificatorias concurrentes.
Principio de intervención por parte de los jueces, cuando se demuestra que la acción penal es
inútil para cumplir su objetivo protector.