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Revista Estudios, Universidad Costa Rica. Nos. 14 y 15, pág.

129-134, 1997-1998

PABLO NERUDA y EL DISCURSO DE LAS VANGUARDIAS

Guillermo Barzuna

Pablo Neruda transita prácticamente por cin- escritos en prosa en revistas de ruptura, de su
cuenta años de creación literaria, a partir de los época inicial como escritor. Neruda coincide por
años veinte en América Latina. El siglo XX se amistad con la generación de 1927 en España.
inicia con una serie de transformaciones, que en Participaría con ellos en sus coloquios y en sus
última instancia, servirán como vasos comuni- posiciones vanguardistas. Entre los principales
cantes en la producción nerudiana. Cambios que códigos estéticos que propone esta generación
se originan en su mayoría en Europa, concreta- está la destemporalización de la lírica, bajo el
mente los signos de modernidad propuestos por principio de una poesía pura, de acuerdo con
las vanguardias artísticas. De acuerdo con Saúl Paul Valery: "Todo lo que permanece en el poe-
Yurkievich, América siempre ha estado, en el te- ma después de haber eliminado todo lo que es
rreno literario, bajo los signos de la conservación puro. Puro es igual a simple, químicamente" 3.
y de la renovación. A la renovación pertenecen el En general esta poesía "pura" propuesta como
romanticismo, modernismo y la primera y segun- código estético significó un desdén por la poesía
da vanguardia. con argumento, anecdótica, ojalá lograr la metá-
Es la inserción de una cultura urbana, cosmo- fora pura. Crear un texto anti-realista, estetizante
polita en el caso del continente frente a la cultura fue la propuesta inicial de esta generación. Más
rural, más estable y conservadora, en relación con adelante fueron cediendo hacia otras representa-
el impacto de la revolución tecnológica'. ciones de escrituras más diversas. Jorge Guillén
Por otra parte el contexto de la modernidad propugnaba el paso de la "poesía pura a poesía
comienza con el modernismo, movimiento que compleja", como símbolo de la evolución poéti-
amalgama o involucra lo americano, con el sim- ca de esta generación 4. Si bien es cierto que Ne-
bolismo europeo y otras corrientes, instaurando ruda no comparte plenamente los postulados pu-
nuestras letras en el panorama mundial de las li- ristas de la generación del 27, sus posiciones es-
teraturas. A su vez el modernismo sirve de ante- téticas guardan relación, al menos con el carácter
sala o prefigura las "libertades imaginativas de contestatario de sus enunciantes. La asunción del
los vanguardistas" 2. Los cuatro libros considera- ultraísmo por poetas españoles de esta genera-
dos por buena parte de la crítica como decisivos ción y por lationamericanos (Huidobro) repre-
de nuestra vanguardia son Trilce, de César Valle- sentó una renovación en relación con el fin de la
jo, Altazor; de Vicente Huidobro, Residencia en retórica modernista. El ultraísrno contribuyó en
la tierra, de Pablo Neruda y En la masmédula, de forma decisiva a incorporar a la lírica, el queha-
Oliverio Girondo. cer tecnológico contemporáneo, urbano. Prescin-
Es precisamente en las postrimerías de los dió radicalmente de los elementos narrativos,
años veinte y a la luz de los credos vanguardistas, sentimentales. Convirtió la metáfora en el sopor-
en donde Neruda expresa deliberadamente cual te más importante del poema, Iestableció nuevas
es su arte poética, principalmente por medio de asociaciones mentales que tradujeron mejor su
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nueva visión de mundo" 5. Pero este movimiento Pero en realidad ¿cuál es la importancia en
murió rápido. Los poetas del 27 heredaron de él la historia literaria de Hispanoamérica de los
ciertos materiales de su estética, de su propuesta años de vanguardia? Los grandes signos de rup-
comunicante, pero ellos, no renunciaron al respe- tura, de creación de escritura, estuvieron enco-
to por la tradición e incorporan otras corrientes mendados a figuras como Vicente Huidobro y a
en forma simultánea como el neopopularismo en César Vallejo. Más adelante vendrían Borges, Al-
Lorca y más adelante el surrealismo con Vicente fonso Reyes, Neruda y Octavio Paz. La lista no
Aleixandre. En la evolución del grupo del 27 el termina. Ellos, habitantes del texto poético, artí-
surrealismo por ejemplo, más que un estímulo fices de la imagen, abrirían en gran medida el ca-
para la libertad de la inauguración, se convirtió mino por andar en la modernidad de las letras
en un vehículo para expresar las inquietudes so- contemporáneas.
ciales de algunos de los poetas. Alrededor de y es que la vanguardia, salvo algunas excep-
1933 Neruda publica Residencia en la tierra tex- ciones, estuvo más allá de actitudes puramente
to surrealista en vínculo directo con la genera- esnobistas o elitistas como se le concibe. El siglo
ción española a pesar de sus divergencias. Neru- XX había decidido la historia bajo otra textura,
da, entonces cónsul de Chile en Madrid, dirige de otra manera: la revolución mexicana, las dos
por esta época una revista "Caballo verde para la guerras mundiales, el impacto tecnológico (fonó-
poesía". La revista se abre precisamente con un grafos, aeroplanos, automóvil, falda corta) y
manifiesto "sobre una poesía sin pureza" en alu- otros elementos incidirían profundamente en la
sión directa con el credo purista de los inicios de praxis del texto. Más adelante con el devenir del
la generación del 27. "Caballo verde para la poe- siglo, la amenaza nuclear, los intereses transna-
sía" resulta en un título simbólico de un jinete de cionales, la presencia de los "rnass media", el ni-
la esperanza, en acentuación de un proceso anti- hilismo, la droga. Lo anterior, de afuera, unido a
purista de la generación. Neruda incorpora en su la gran masa continental desposeída y la crecien-
visión de la poesía la necesidad de legitimar las te intensidad de la contradicción en esta América
creencias políticas y el deseo de justicia: "es lo mestiza 9.
que la nueva poesía reclama ante el caos lírico Históricamente, los dorados años 20, en los
existente" 6. albores del 900, anuncian crisis (económica, de
Más adelante vendrían coyunturas como la valores) del capitalismo (auge y caída y recupe-
Guerra Civil Española, la Segunda Guerra Mun- ración). Es en este contexto abismal (aún lo sigue
dial y el ataque atómico de Hiroshima, circuns- siendo) que la vanguardia tiene su verdadera sig-
tancias entre otras que generarían el cambio del nificación y vigencia. Es el momento de lo inde-
clima estetizante y purista que antecedía. Neruda cible del sistema, el trazo de la modernidad, el
propondría años más tarde un humanismo poéti- inicio de la productividad mediante el decir del
co, una poesía teñida de realismo temporal, his- texto poético.
tórico 7. "Poesía es comunicación" diría Aleixan- Tanto el movimiento modernista, como los
dre, años más tarde. "Expresar con mi dolor o textos de vanguardia, fueron síntomas de una ac-
con mi esperanza el anhelo y la angustia del eter- titud cosmopolita, internacionalista. América
no corazón del hombre" expresaría Damaso realiza su inserción en territorios que trascien-
Alonso y Bias de Otero proclamó: "Poesía a la den lo puramente localista. En este sentido, el
inmensa mayoría" 8. Se daría un cambio semán- vanguardismo hispanoamericano se relaciona
tico en la retórica del texto, por la situación con- con el modo y las condiciones en que se vive la
textual. Pero el principio de ruptura, de creación crisis internacional de la posguerra y la depre-
de escritura, propuesto por los vanguardistas en sión del 29. Es así como para una comprensión y
su visión de mundo, marcarían en gran medida la definición rigurosa de la vanguardia literaria en
producción nerudiana, aunque fuera para retrac- Hispanoamérica, se hace necesario despojar sus
tarse por una poesía más humana, de acuerdo con nexos con las condiciones particulares del conti-
su propuesta poética. nente en los inicios del siglo. Los escritores que
Pablo Neruda y el discurso de las vanguardias 131

darían este salto, especialmente capas medias de del verbolibrismo junto a la estrofa regular, la in-
intelectuales, estudiantes, sistematizarían artísti- corporación de cánones tales como la poesía pu-
camente un intenso cuestionamiento de las con- ra y la de corte surrealista 10.
diciones sociales, con todas las ambigedades, Además, hay un evidente interés por pene-
debilidades, contradicciones e inconsecuencias trar en las realidades circundantes, por expresar
que el proceso del nuevo siglo implicó. un mundo en inminente crisis y por mostrar la
Vicente Huidobro inicia el camino vanguar- evidencia existencia\.
dista en Hispanoamérica y a partir de 1920 se de- José Otilio Jiménez, en el prólogo a su Anto-
sarrollarían varias opciones artísticas: ultraísmo, logía de la poesía hispanoamericana contempo-
creacionismo, surrealismo, expresionismo, entre ránea (1914-1970), plantea que el vanguardismo
otras. No obstante, muchos textos del siglo XIX, en sus inicios era la réplica americana al furor
fundamentalmente los de manufactura modernis- iconoclasta de tantos homólogos europeos, que
ta, implicaron ruptura con las fórmulas de crea- habían estado apareciendo incesantemente desde
ción dominante. Fue el siglo anterior, antesala de la primera conflagración europea. El vanguardis-
las tendencias que se postularían con gran auge mo representaba así, el gran acorde inicial de un
en la primera mitad del siglo XX. Hacia los años espíritu nuevo que tenía que hacerse escuchar
veinte, se presenta el surgimiento de las primera con gran intensidad.
vanguardias y hacia los años comprendidos entre Era un no rotundo a todo lo sospechoso de
1935 y 1955, coincidentes con la Segunda Gue- convivencia tradicional, realista y racionalista
rra Mundial, resaltan la presencia del superrealis- que el modernismo no había podido desarraigar
mo, la incorporación del existencialismo y lo que de modo tota\. Se propone un nuevo orden del
un sector de la critica denomina "poesía compro- mundo, de las cosas, y del hombre. Arremeto a
metida", ya que incorpora explícitamente catego- las normativas artísticas dominantes, no a los
rías como la lucha de clases, la paz, la opresión y viejos temas, no a las fórmulas poéticas comunes
otras. Término que, desde luego, ha sufrido un de composición (estrofas, metros, rimas), no a la
gran desgaste en su uso común, pues el compro- sintaxis, mayúsculas, puntuación. Era un cambio,
miso o la evasión frente al mundo, tiene sus raí- una afirmación a nuevos motivos que surgen con
ces en cualquier praxis artística, desde tiempos la vida moderna. La gran ciudad, la fábrica, el
inmemoriales. obrero, el cinematógrafo.
La producción textual de estos inicios tendrá En el plano del texto poético, la imagen múl-
como signo recurrente, el aprovechamiento y tiple, con su infinita capacidad de sugerencia, pe-
práctica de la retórica vanguardista, gestada en ro intentando un máximo de lirismo primordial a
grado fuerte, en el Continente Europeo. partir de la metáfora pura.
A partir de 1940 fructificaría una poesía de Ruptura de fórmulas convencionales para la
implicación metafísica o trascendentalista, que la época, creación de escritura, cruce de discursos
historia literaria denomina posvanguardismo. entre todos los pueblos y culturas de Occidente.
Octavio Paz en " El arco y la lira" llama a los Estos son algunos signos claves que suscitan la
representantes de estas dos generaciones, poetas lectura de los textos iniciales del siglo XX. Con-
contemporáneos, en el quehacer literario del pre- vergencias, disimilitudes, expresión dialéctica,
sente siglo. Y es que la mayoría de ellos, transi- constituirán la producción de Vicente Huidobro,
taron primero por el vanguardismo y luego inten- César Vallejo, Jorge Luis Borges, Nicolás Gui-
tarían otros caminos más coherentes, con su Ilén, Nicanor Parra y Pablo Neruda por seleccio-
acontecer vital e histórico (Borges, Molinare, nar nombres bastante representativos.
Neruda). Durante la Primera Guerra Mundial perma-
Los paradigmas del posvanguardismo se po- nece aún una escritura fundamentada en los códi-
drían concretar en la presencia de la asimilación gos de la estética vanguardista. En los años que
y enriquecimiento de los postulados de la retóri- anteceden a la década del veinte, se inicia, junto
ca vanguardista inicial. Entre ellos resalta el uso con algunos resabios modernistas, la búsqueda
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de otros rumbos o postulados artísticos. En un textos, y en la valoración a sí mismo bajo la bús-


inicio, la mayoría de estos ismos o tendencias queda de legitirnización de la identidad continen-
arremeten fuertemente contra la academia, los tal. Literatura de un fuerte tono referencial unida
museos y en general hacia el "statu quo" de las a la creatividad del discurso vanguardista.
sociedades en que se generan los textos. -Las posiciones, puntos de vista de los diver-
Abordar la producción vanguardista implica sos hablantes líricos en la configuración de mun-
tomar en cuenta un corpus sumamente amplio, do, oscilan desde posiciones de un marcado
cuyo abordaje no es tarea fácil. Una lectura acento subjetivista hasta dimensiones de un suje-
abierta de este corpus apunta una serie de direc- to colectivo, portador e intérprete de las necesi-
trices y coordenadas de la literatura hispanoame- dades de los grandes sectores de poblaciones su-
ricana contemporánea. balternas o marginales en América. Asimismo,
Una producción artística implica un modo de algunos autores transforman su escritura inicial
realización, que se especifica a veces teóricamen- (incluso en el modernismo Rubén Darío) para
te (poética) y, en la mayoría de los casos, por me- asumir posiciones combativas en su producción
dio de una escritura configurada por ciertos patro- final (Neruda, Huidobro, entre otros).
nes propios de una coyuntura cultural (ismos). -La ruptura con modos de composición ante-
Asimismo subyace en todo texto literario una per- rior a la propuesta de nuevos códigos poéticos de
tenencia a una estética o concepción del quehacer presentación literaria caracterizará el quehacer
literario. De acuerdo con esta perspectiva, un poe- vanguardista: Superación del modernismo, ruptu-
ma presupone un concepto de escritura o de deter- ra con el realismo, metáfora pura, antipoesía,
minada visión que se concreta en escritos donde creacionismo. Lo que configura una constante
el poeta desentraña su concepción de mundo. Es creación de escritura, en términos de Roland Bart-
aquí donde se señala la literatura como una prác- hes, en la historia literaria de Hispanoamérica.
tica ideológica que, como tal, mantiene relaciones -Se presenta una fuerte intertextualidad entre
y forma parte de la realidad. De esta manera la el discurso poético americano y los discursos de
creación vanguardista lanza luces para la com- otras latitudes, así como coincidencias textuales
prensión de rasgos del mundo americano y de la entre representantes del mismo continente, en la
literatura de los inicios del siglo xx. adopción de determinadas retóricas y en la expre-
Parafraseando a Umberto Eco, podría afir- sión de signos tales como la libertad, la tierra y el
marse que el estudio de las vanguardias elucida hombre americano. En este intento de búsqueda
esa "metáfora epistemológica" de la representa- de nuevas fórmulas artísticas (vanguardia) se de-
ción figurada, que se organiza, como los otros mostraría el constante interés por plasmar una es-
conocimientos, según los módulos con que cada critura de un matiz particularmente americanista
época percibe y concibe la realidad. Ya sea para en la génesis literaria del Continente.
que los autores reforzaran la ideología dominan- En el período que va de 1916 a 1938, que
te a su momento, ya sea para que renegaran de la son las fechas centrales de la vanguardia que se
misma y propongan nuevas opciones programáti- expresa en producción literaria y manifiestos, Pa-
cas y respuestas del universo en mostración. En blo Neruda ha vivido su tiempo de formación ju-
esta segunda postura se ubicarían la mayoría de venil en Santiago (1921-1927), su período consu-
los vanguardistas. lar en Asia (1927-1932), un breve regreso a Chi-
Bajo estos supuestos las coordenadas y di- le (1932), la actividad consular en Buenos Aires
rectrices del credo vanguardista podrían resumir- (1933), la experiencia española de la República,
se así en América Latina: los comienzos de la guerra civil (1934-1937), y
-Ia temática esencial (iniciada por Andrés un regreso a su patria en 1938.
Bello) en los textos de vanguardia apunta la El marco de aparición de la vanguardia en
constante presencia del espacio americano, como Chile, en los años que se toman como referencia,
modelo estructurante, sémicamente hablando. hay que completarlo con una serie de nombres
Espacio que se justifica en oposición a otros con- como Juan Emar, Pablo de Rokha, Rosamel del
Pablo Neruda y el discurso de las vanguardias 133

Valle y Jorge Edwards Bello, los regresos de Hui- Toda su experiencia poética inicial es con-
dobro y sus revistas de escasos números Pro vertida en un mecanismo de soledad, bastante
(1934), Vital (1934-1935), Ombligo (1934), Total ajeno al mundo cultural que pasaba por su alre-
(1938-1939)- y otras revistas como Caballo de dedor: "Me refugié en la poesía con ferocidad de
Bastos, que sólo publicó un número en 1925, tímido. Aleteaban sobre Santiago las nuevas es-
creada por Neruda; o Dínamo (1925); Elipse cuelas literarias. En la calle Mauri, 513, terminé
(1922) y Nguillatun (1924), cuya presencia indi- de escribir mi primer libro [oo.] En las tardes, al
ca una progresiva aclimatación vanguardista 11. ponerse el sol, frente al balcón se desarrollaba un
Sin embargo, parece evidente que no es la espectáculo diario que yo no me perdía por nada
producción teórica de la vanguardia chilena la del mundo. Era la puesta de sol con grandiosos
que puede determinar la construcción poética de hacinamientos de colores, repartos de luz, abani-
Neruda en esos mismos años, donde las líneas cos inmensos de anaranjado y escarlata".
iniciales de la producción no coinciden, en la re- Hay un texto de 1972, que formó parte de un
creación modemista de Crepusculario (1923) o catálogo en París de una exposición sobre el su-
la expresión neorromántica de los Veinte poemas rrealismo y que es significativo por la forma de
de amor y una canción desesperada (1924), con soslayar los problemas teóricos que tiene en el
lo que poco después serán sus caminos y sus me- debate de la vanguardia y su pertenencia.
canismos de alteración del propio lenguaje poéti-
r
co normalizado (modernismo o construcción
r neorromántica) en la búsqueda de otro lenguaje. IRREALIDAD Y MILAGRO
Es indudablemente Tentativa de hombre infinito
(1925) o El hondero entusiasta (1923), aunque "El sol negro salió de los montes de Chuqui-
publicado en 1933 donde se observan ya nuevas camata y produjo sombras, cicatrices, triángulos
indagaciones, imaginativas y expresivas, que y heridas en los grandes arenales de Chile.
f pueden anticipar algo del ámbito de Residencia Luego produjo islas, dioses, ventisqueros,
f
en la tierra, de la que algunos poemas fueron es- bestias de color violeta, edificios, pescadores de
critos ya en 1926. río y de mar, escarabajos.
La experiencia de Tentativa y El hondero tie- Cuando más tarde el navegante solitario
nen mucho que ver con la influencia del urugua- Max Ernst descubrió al amanecer la Isla de Pas-
~
yo Carlos Sabat Ercasty, también probablemente cua y lo publicó en los primeros documentos co-
con las resonancias de la actividad de Huidobro llages de aquellas épocas, ya todo el Continente
r y con el conocimiento directo de algunas obras Americano era una antigua convulsión, y los
I~ de la vanguardia europea, pero la definitiva fija- ríos corrían cubiertos de fugitivos sombros que
i ción de su creación vanguardista se realiza bas- se sometían a las descargas de los cazadores,
tante después, en el tiempo en las Residencias en que acechaban de Este a Oeste la procesión de
f
los años 30 12. los sombros. No sólo sucedía naturalmente un
t Por otra parte, Neruda intensifica progresi- hecho tan extraño, sino que varios aconteci-

l vamente su posición anti-teórica en relación con


la propia poesía. Cuando surja la primera Resi-
mientos políticos de las Repúblicas -como el
extraño fallecimiento del dictador paraguayo

I
r
dencia en la tierra la experiencia creativa es na-
rrada en una correspondencia como absorción fí-
sica del mundo, no como una determinación cul-
tural: "Tengo hasta un cierto desprecio por la cul-
Dr. Francia, mientras estudiaba en su telescopio
la simetría del cielo estrellado- demuestran de
manera evidente la influencia del Conde de
Lautréamont, uruguayo de origen, en ese acon-
¡
tura; como interpretación de las cosas me parece tecimiento misterioso. (Debo agregar que los

I mejor un conocimiento sin antecedentes, una ab-


sorción física del mundo". Esta disposición, del
poeta, que es de 1929, se. expresa como génesis
despojos mortales del terrible tirano - que, a la
vez, fue un iluminado- estuvieron por semanas
cubiertos de naranjas, haciendo imposibles las
del lenguaje residencial. indagaciones sobre su desaparición).

,
~
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En fin, es demasiado prematuro saber de 3. Cano, José Luis. La poesía de la generación


dónde vino, si de América o de París, el viento del 27. Madrid, Ediciones Guadarrama, 1973.
que desvirtuó los viejos mitos haciéndolos to- p.32-56.
mar nuevas formas y la vitalidad que ejerce has-
4. Cano, José Luis, Opus, cít. p. 38.
ta la hora presente. Dejo la tarea a los historia-
dores y también a los exploradores de este lado González, Angel. El Grupo poético del 27. Ma-
5.
y del otro. drid, Ediciones Taurus, 1979. p. 20.
Mientras tanto, celebremos la irrealidad y el
milagro: el hombre prueba su existencia entrando 6. Duverrán, Carlos. Pablo Neruda. (Antología)
y saliendo de las puertas oscuras" 13. San José, Ediciones MCm. 1977. p. 336.
En el caso particular, de al menos dos escri-
tores involucrados con las vanguardias en Amé- 7. Duverrán, Carlos. Opus cit, p. 342.
rica latina (Vallejo y Neruda), su posición frente
a ellas es bastante particular. A pesar de que su 8. González, Angel, Opus cit. p. 46.
producción se afinca definitivamente en una re-
9. Textos claves vanguardistas, en los inicios
novación de lenguaje poético, creando auténticos
del siglo, fueron entre otros. País blanco y
paradigmas para la vanguardia latinoamericana
negro de Rosamel del Valle (1929), Eutreja
(Trilce de Vallejo; Residencia en la Tierra de Ne- de Uslar Pietri (1927), Escolas melografia-
ruda) su posición ante la efervescencia teórica de das de César Vallejo (1923), Alazor de Vi-
las vanguardias es de manifiesta toma de distan- cente Huidobro (1929), El habitante y su es-
cia por parte de Vallejo (Autopsia del surrealismo peranza de Pablo Neruda (1926), El café de
y Contra el secreto profesional), mientras Neruda nadie, de Arqueles Vela (1926). Otros auto-
parece como si hubiera querido pasar de puntillas res importantes fueron: Macedonio Fernán-
al lado de las vanguardias actuantes y, en cual- dez (Argentina), Pablo Palacio (Ecuador),
quier caso, hacer la menor referencia posible a Julio Garmendia (Venezuela), Juan Emar
(Chile), Eduardo Zalanca Borda (Colombia),
ellas.
Enrique Bernardo (Venezuela), Max Jiménez
Parece realmente que Neruda podría obtener
(Costa Rica).
la calificación de vanguardista sin adscripción, o
quizá mejor de vanguardista sin manifiestos - sus lO. Confróntese entre otros: Cemuda, Luis, Estu-
sucesivas Artes poéticas no coinciden desde lue- dios sobre poesía contemporánea. (Buenos Ai-
go con el tono habitual, de llamamiento a los ar- res, Ed. Guadarrama, 1957). Pogergioli, Rena-
tistas, que los manifiestos de la vanguardia sue- to. Teoría del arte de vanguardia. (Madrid,
len tener-o El mismo tono personal de sus artes Rev. de Occidente, 1964). Raymond, Marcel.
poéticas tiene una distancia evidente con el ca- De Baudelaire al surrealismo. (México, FCE,
rácter agitativo que los creadores de los ismos 1960). Paz, Octavio. El arco y la lira. (México,
imprimieron a su orientación estética, pero resul- FCE,1970).
ta innegable su participación inicial con las retó-
11. Homenaje a Pablo Neruda. Taller de Letras.
ricas vanguardistas.
Revista de Literatura latinoamericana. N°
2, Chile, Universidad Católica, 1979, p.
104.
NOTAS Y BIBLIOGRAFÍA
12. Rodríguez Nonegal, E., Pablo Neruda: el siste-
1. Yurkievich, Saúl. A través de la trama: sobre ma del poeta. Madrid, Ed. Taurus, 1985. p 132-
vanguardias literarias y otras concomitancias. 147.
Barcelona, Muchnice Editores, 1984. p. 7-32.
13. Rovira Soler, Carlos. Para leer a Pablo Neru-
2. Yurkievich, Saúl. Opus cit, p. 11. da. Alicante, Ed. Alicante, 1986. p. 8.

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