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418 LA BÚSQUEDA DEL SIGNIFICADO

guaje funciona siempre de una manera, qu~ tien~ siempre el misipo obje~
tivo: transmitir pensamientos». Por esa ffilsma_epoca J.~- Austm traba
·aba, sin al parecer ninguna conexión con W1ttgenst~~' sobre l? qu_e
{ería su teoría de los actos de habla. El artículo «Effi1~1ones reahzah- EMISIONES REALIZATIVAS*
vas» es una de las primeras exposicioi:ies ~e ella: e~ ~l se presenta l_a
célebre distinción entre emisiones reahzahvas y effils10nes constatat:-- ]OHN L. AUSTIN
vas y se argumenta que las primeras son, en ~Ofl:tr.a d~ lo que podría
pensar algún positivista lógico, perfectamente ~i9filflcahvas s~ que ten-
gan valores de verdad. John R. Searle_ es el filosofo que m~s h~. con- I
tribuido a sistematizar y divulgar (parncularmente entre los hngmstas)
la teoría de los actos de habla. «¿qué ~s ~acto de habla?» prese~ta Tienen ustedes más que derecho a no saber lo que significa la pala-
las tesis de Austin (que, se diría, estan ongl?alm~nt~ ~ormul~das e~ ~er: bra «realizativo». Es una palabra nueva y una palabra fea, y acaso no sig-
minos de «aires de familia») en un ~azon ~~s ngido Y sistema~~º· nifique nada demasiado. Pero en cualquier caso hay algo en su favor, que
en términos de condiciones necesanas y suf1c1e~tes. Tales c_o~d1c_1?­ no es una palabra profunda. Recuerdo que una vez, cuando yo había habla-
nes no parecen, sin embargo, suficientes para real!z~r un_a cla~1flca~1oi; do de este tema, alguien dijo después: «Sabes, no tengo la menor idea
exhaustiva de los actos de habla, tarea que, con ex1~0.d1s~1;1hble ((,que de lo que quiere decir, a menos que pudiera ser que simplemente quiera
ventajas, podría uno preguntarse, reportaría t_al clas1flcac1on?), S~arle decir lo que dice.» Pues bien, esto es lo que me gustaría querer decir.
emprende en el último de los artículos recogidos, «Una taxonoffila de Consideremos primero cómo surge este asunto. No tenemos que
los actos ilocucionarios». retroceder muy lejos en la historia de la filosofía para encontrar filó-
sofos dando por sentado como algo más o menos narural que la única
ocupación, la única ocupación interesante, de cualquier emisión --es
decir, de cualquier cosa que decimos-es ser verdadera o al menos falsa.
Naruralmente, siempre han sabido que hay otros tipos de cosas que deci-
mos --cosas como imperativos, las expresiones de deseos, y excla-
maciones- algunas de las cuales han incluso sido clasificadas por los
gramáticos, aunque tal vez no era demasiado fácil decir siempre cuál
era cuál. Pero, con todo, los filósofos han dado por sentado que las úni-

* Versión castellana de Alfonso García Suárez.


Traduzco utterance como «emisión>> y pe1formative como <<realizativo». La alter-
nativa de traducir la primera como «expresióm>-tal como hacen G. R. Carrió y E. A. Ra-
bossi en Palabras y acciones, Paidós, Buenos Aires, 1971 (traducción de las conferen-
cias de Austin How to Do Tlzings with Words )-- no me parece aceptable porque prefiero
reservar esta palabra para phrase: segmento lingüístico que no llega a oración: i. e., lo
que los gramáticos europeos llaman sintagma. Tampoco «locución» parece adecuada
porque Austin la utiliza, en Palabras y acciones, para referirse al contenido de un acto
locucionario. «Emisión» goza además de la ventaja -de la que carece «locucióm>--
de tener asociado el verbo emitir, correspondiente al inglés to utter. En cambio la tra-
ducción de Carrió y Rabossi de pe1formative por «realizativo» me parece perfecta y
preferible a la alternativa «ejecutivo». La razón es que «realizativo» es un neologismo
sobre la base de palabras ya en uso: «realizarn y «realización» -del mismo modo que
pe1formative es, como dice Austin, una nueva y fea palabra sobre la base de pe1form y
pe1for111ance-. «Ejecutivo» equivaldría, en cambio, a executive (cfr. «poder ejecuti-
vo»). (N. del T.)

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EMISIONES REALIZATIVAS
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cas cosas en las que están interesados son las emisiones que registran_hechos
0 que describen situaciones con_ verdad o con falsedad. En los tiempos
P1:1es bien~ es ~a de _esas ~uert~s de uso del lenguaje la que quiero
recientes este tipo de postura ha sido puesto en du~ -en d?s ~tapa~, creo e~ammar aqm. Qmero disc!-Jtrr un tipo de emisión que parece un enun-
yo-. Lo primero de todo la gente com~nzó a d_e~rr: «~sta bie?, si estas ciado Ysupongo que gramaticalmente sería clasificada como un enuncia-
cosas son verdaderas o falsas debe ser posible decidir que son, y si no po~e­ go que no es carente_d~ sentido, y sin embargo no es verdadera o falsa.
mos decidir qué son no son nada buenas s~.º que_ son, en resumen, _sm- Estas no, van a ser eIDISione~ que contienen verbos curiosos como <<pudo»
sentidos.» Y esta nueva postura hizo muchísimo bien; U?ª gran cantidad o «p?dría», o palabr~s cun~sas como «bueno», que muchos filósofos
de cosas que probablemente so~ sinsentidos se descub~~ron como tales. co~s~deran hoy en dia sencillamente como señales peligrosas. Serán
Sin embargo, no creo que sea cierto que se hayan clasificado adecua~­ emis10nes_Perfectamente claras, ~on yer?os corrientes en primera per-
mente todos los tipos de sinsentido, y tal vez algunas cosas que han sid? sona del smgular ~el pre~ente de mdicativo de la voz activa, y no obs-
rechazadas por sinsentidos no lo sean realmente; pero con todo este moVI- tante veremos de mmediato que no tienen la posibilidad de ser ver-
miento, el movimiento verificacionista, fue, a su manera, exc~lente. ~adera.s ,º falsas. Más aún, si una persona hace una emisión de este
Con todo, llegamos entonces a la ~egun~a etapa. D_espues de todo, ttpo, dinamos que está haciendo algo en vez de meramente diciendo
ponemos unos límites a la cantidad de smse?tido que decim~s: o al men~s algo. Esto puede sona: un poco extraño, pero los ejemplos que daré
a la cantidad de sinsentido que estamos disp~estos ~admitir que deci- de ~e~ho no son ~xtranos en ~bsoluto, y puede que incluso parezcan
mos; y así la gente comenzó a preguntarse si despues de to~o algunas decididamente gnses. He aqm tres o cuatro. Supongamos, por ejem-
de las cosas que, tratadas como enunciados,, estaban en pehgro de ser plo, que ~ne! tran~curso de una ceremonia nupcial digo, como la gente
rechazadas como sinsentidos fueron despues de todo realmente_ pro- hace, «Si qmero» (~~·, tomar a esta mujer por mi esposa legalmente
puestas como enunciados. ¿No podrían tal vez no pretender reg_istrar d~sposada). O ~ambien, supongamos que le piso a usted en el pie y
hechos sino influir en la gente de esta o aquella manera, o dar nen_da digo «Le pido disculpas»**. O también, supongamos que tengo la bote-
suelta a las emociones de esta o aquella manera? O tal vez en cua~qmer lla de champán en la mano y digo «Bautizo este barco el Oueen Eli-
caso algunos elementos de estas emisiones realizaban es~s fun~10nes, zc¡bet~». O supongamos que digo «Te apuesto cinco durosque llove-
o, por ejemplo, llamaban la atenc~ón de alguna forro~ (sm regis_trarlo r~ manana». En to~os estos casos. serí~, absurdo co~siderar la cosa que
efectivamente) hacia algún rasgo Importante de las circunstancias en digo corno un registro.~e la reahzac10n de la acción que indudable-
que la emisión se hacía. Sobre estas líneas la gente ha adoptad? ahora i:iente se ~ac~ -la acc10n d~ apostar, º.bautizar, o disculparse-. Di-
un nuevo eslogan, el eslogan de los <~di~erente~ usos del lenguaje». La na1!1,ºS mas bien que, al decir lo que digo, realizo efectivamente esa
vieja postura, la vieja poshl!a ~nunciativa, es mcluso llamada a veces ac.c10n. Cuando ~igo «Ba\ltizo este barco el Queen Elizabeth» no des-
una falacia, la falacia descnptiva. . , cnb? la cer~rn?rua de bautizo, realizo efectivamente el bautizo; y cuan-
Ciertamente hay una gran cantidad de usos del lenguaje. Es mas do digo «Si quiero» (s~., tomar esta mujer como mi esposa legalmente
bien una pena el que la gente tienda a invocar un nuevo uso del len- d~,sposada), no estoy mformando de un matrimonio, estoy satisfa-
ciendolo.
guaje siempre que se sienten incl~ados a ~acerlo, par~ qu,e ~es.ayude
a salir de este, de aquel o del otro bien con~cido _enredo filosofico, nece- Pues bien, est,os tipos de emisiones son las que llamamos emisio-
sitamos más de un entramado en el que discutir estos usos !1~1 lengua- nes realizativas. Esta es una palabra un poco fea, y una palabra nueva
je; y también creo que no debiéramos deses~er~os tan fac1lmente Y pe!º. parece que !1º h~~ ya en existencia ninguna palabra que haga s~
hablar, como tiende a hacer la gente, de los mfimtos usos del len~a­ ofic10. ~a aproximac10n más cercana que se me ocurre es la palabra
je. Los filósofos hacen esto cu~do _han enume!ado t_antos como, diga- «o~erattvo», tal como la us~ Ios abogados. Los abogados cuando hablan
mos, diecisiete; pero incluso si hubiese unos diez_ rml usos del lengu~­ d~ mstrum~ntos legales distinguen entre el preámbulo, que recita las
je, seguro que podríamos enumerarlos todos con tiempo. Est~, despues crrcun~tancias en que se efec~a una tr~sacción, y por otro lado la parte
de todo, no es mayor que el número d~ especies de escarabajo que los operattva -la parte que ~eahza efectivamente el acto legal que el ins-
entomólogos se han tomado la molestia de enume!a~. Pero sean cual~s tru:nento se-propone realizar-. De manera que la palabra «operativo»
fueren los defectos de cualquiera de ambos movlilllentos --el !fiOVi- está m,uy cerca de l? que queremos. «Lego mi reloj a mi hermano» sería
miento «verificacionista>> o el movimiento del «uso del lenguaje»--, una clausula operattva y es una emisión realizativa. Sin embargo, la pala-
en cualquier caso han dado lugar, nadie podría negarlo, a una gr~rev:o­
lución en filosofía y, dirían muchos, la más sal\ldable en su histona. * «l do.» (N. del T.)
(Una pretensión, si se paran a pensarlo, no muy mrnodesta.) ** «l apologize.» (N. del T.)
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EMISIONES REALIZATIVAS
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bra «operativo» tiene otros usos, y parece preferible tener una palabra decir, la emisión es desafo~ada- si se rompen determinadas reglas
especialmente asignada para el us? que q~eren:i-os. . ,.
Ahora bien, en este punto algmen podría objetar, quiza_mcluso con
redgla~ transparen~emente SlIDples. Mencionaré algimas de estas regla~ '
Y are entonces eje~plos de algimas infracciones. Y,,21.\
cierta alarma, que parezco estar sugiriendo que cas~rse es simplemente Ante. todo, es obv10 que debe efectivamente existir el procedimiento
decir unas cuantas palabras, que justamente el decir unas cuantas pa~a­ c~nvenc10na~ que nos estamos proponiendo emplear con nuestra emi-
bras es casarse. Bien, esto ciertamente no es el caso. Las palabras tre- sio~. ~n los ejemplos dados aquí este procedimiento será verbal un pro-
nen que decirse en las circunstancias apropiadas, y ésta es una cues- cedillllento verbal para casarse o donar o lo que fuere; pero debe tener-
tión que volverá a surgir después. Pero lo 9-ue no d~bemos suponer es se e~ cuenta que hay muc~os procedimientos no-verbales por los que
que lo que se necesita en tales casos ademas de decir las pala~ras es la realizar exactamente los llllsmos actos que realizamos por estos medios
realización de un acto espiritual interno, del cual las palabras seran enton- verbales. Vale la pena recordar también que una gran cantidad de las
ces un registro. Es muy fácil deslizars~ h~cia esta op~?n al meno~ en cosas que. h,acemos son al m~nos en parte de este género convencio-
casos difíciles, portentosos, aunque qmza no sea tan facll en casos ~lID­ nal. Lo~ iloso_fos al menos tienden demasiado a dar por sentado que
f
ples como el de pedir disculpas. En el caso d~ prometer -por eJe.~­ un~ acCI<~n es siempre en último extremo el llevar a cabo un movimiento
plo, «Prometo estar allí mañana»-- es muy fácil ~ensar que la emis10:i físico, ~i~ntras que es usualmente, al menos en parte una cuestión de
es simplemente el signo externo y visible (es decir, verbal) ~e. la re~h­ convencion. '
zación de un acto espiritual interior de prometer, y esta op1Illón cier- La primera regla es, pues, que la convención invocada debe existir_
tamente ha sido expresada en muchos lugares clásicos. Tenemos ~l caso y ser aceptada. Y la segimda regla, también muy obvia, es que las cir- ..
del Hipólito de Eurípides que dijo «Mi leng~ia lo juró, pero mi c?ra- cunstanci~s en que nos :proponemos invocar este procedimiento deben ':
zón no» -quizá debiera ser «mente» o «eSJ?Íntll>> en ve~ d~ «corazon>>, ser apropiadas para su mvocación. Si esto no se observa, entonces el /
pero en cualquier caso _una esp~cie de arhst~ de cand~lejas-. ~ora acto qu~ nos propon~.mos rea~i~~ no saldria -será, podriamos decir,
bien, es claro con este trpo de ejemplo que, si nos deslizamos hacia la un falle;> ._Esto tambien ocumra s1, por ejemplo, no llevamos a cabo el
creencia de que esas emisiones son registros; verdaderos o falsos, de p~ocedimiei;t2-~ea ~o que fuera- correcta y completamente, sin nin-
la realización de actos espirituales e interiores, ab~os una fisur~ a gim defecto Y s1~ mnguna obstrucción***. Si algima de estas reglas
perjuros, estafadores y bígamos, etc., de manera que tren~ desventajas n_o se observ_a, dec~os que el que nos proponíamos realizar es nulo
el ser excesivamente solemne de esta forma. Tal vez sea mejor aferrarnos sm efecto. _s;, por ejemplo, el pretendido acto era un acto de casarse'
al viejo dicho de que la palabra eml?e.ña. . . ento~ces dmamos que «tomamos parte en una formalidad» de matri~
Sin embargo, aunque estas emisiones no registran ~llas mismas momo, per? que no lo~amos efectivamente casarnos.
hechos y no son ellas mismas verdaderas o falsas, el decir estas cosas . _He aqu1 algim?s ejemplos de este tipo de fallo. Supongamos que
muy a menudo implica que determinadas cosas son verdadera~ y n_o viviendo en un pais c_omo el nuestro, deseamos divorciarnos de nues-
falsas, en algún sentido al menos de la palabra un tar.ito enredos<1; «lIDpli- tra esposa. Pod~mos mtentar colocarla directamente frente a nosotros
carn. Por ejemplo, cuando digo «Tomo a esta mujer como fil:1 espos_a e~ la s~la Y ~ecir, en V?z lo bastante alta para que lo oigan todos «Me
legalmente desposada», o algima otra fórmula de la ce~emorua matri- divorcio de ti>~· A?ora J;>ien, este procedimiento no es aceptado. No hemos
monial, implico que no estoy ya casado, con e~posa viva, cuerda, no logrado con,el shvorciarnos de nuestra esposa, al menos en este país y
divorciada, y demás cosas. No obstante, es muy 1IDportante darse cuen- otros como el. Este es un caso en que la convención, diríamos no exis-
ta de que implicar que esto o lo otro es verdadero, no es en absoluto lo te ~ no es acepta~a. P?r otr~ pa;-te, supongamos que, escogie~do com-
mismo que decir algo que es ello mismo verdadero. P11?eros. en una ~iesta infantil, digo «Escojo a Jorge». Pero Jorge se son-
Estas emisiones realizativas no son, pues, verdaderas o falsas. Pero roja Y di~e «No juego». En este caso obviamente, por una razón u otra,
; sufren de ciertas incapacidades propias. Pueden fracasar de maneras no escogi a Jorge -ya sea porque no existe la convención de que pue-
especiales y esto es lo que quiero considerar a~ora.. Las di".ersas mane- des esco15er ~ente qll:e no juega, o porque Jorge en esas circunstancias
ras en que una emisión reali~ativa pu~de ser~~nsfacto?a las llama- es un objeto mapropiado del procedimiento de escoger-. O conside-
mos, por darles un nombre, mforturuos*; y un mfortumo surge-es

* misfire. (N. del T.)


** jlaw. (N. del T.)
* infelicities. (N. del T.) *** bitche. (N. del T.)
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remos el caso en que digo «Te nombro cónsul», y resulta que ya has bien, estamos de acuerdo naturalmente en varias cosas. Estamos de acuer-
sido nombrado -o quizá pueda incluso ~ascen?er que er~s ~ caba- do en que el barco no se llama ahora el Generalísimo Stalin, y estamos
llo--; aquí de nuevo tenemos el infortumo ~e crr~unstancias mapro- de acuerdo en que se trata de una infernal vergüenza, etc., etc. Pero puede
piadas, objetos inapropiados, cosas por el es~ilo. Ejemplos de defectos que no estemos de acuerdo en cuanto a cómo clasificar el infortunio
y obstrucciones tal vez apenas sean necesanos -~a parte en l<: c~re­ concreto de este caso. Podríamos decir que aquí tenemos el caso de un
monia de matrimonio dice «Sí querré», la otra dice «No querre», yo procedimiento perfectamente legítimo y admitido que, sin embargo, ha
digo «Apuesto cinco duros», pero nadie ~ic_e «Hecho», nadie acepta la sido invocado en circunstancias incorrectas, concretamente por la per-
oferta-. En todos estos casos y otros srrml~es, el acto que nos pro- sona incorrecta, este tipo burdo en vez de la persona designada para
ponemos realizar, o que nos ponemo_s a realizar, no es lo~ado. . hacerlo. Pero por otro lado podríamos verlo de manera diferente y decir
Pero hay otra manera un tanto ~iferente en que est~ hJ?O de emi- que éste es un caso en que el procedimiento en su totalidad no se ha
sión puede ir mal. Una buena cantidad de estos proce~entos ver- llevado a cabo correctamente, porque parte del procedimiento para bau-
bales están diseñados para ser usados por perso?a~ que sos~enen ~eter­ tizar un barco es que tú hayas sido designado como la persona que debe
minadas creencias o tienen determinados sent1mi~ntos o mtenc10?es. hacer el bautizo y esto es lo que este compadre no fue. Así pues, la forma
y si usted usa una de estas fórmulas cuando no nene los pensamien- en que debemos clasificar los infortunios en casos diferentes quizá sea
tos o sentimientos o intenciones requeridos entonces ~ay un abuso del un asunto bastante dificil, e incluso puede que en último extremo sea
procedimiento, hay una insinc~~dad. :ro.me:nos, por ejemplo, la expre- un tanto arbitrario. Pero por cierto los abogados, que tienen que vér-
sión «Te felicito». Esta expres10n esta dise~ada para ser usada por per- selas muchísimo con este género de cosas, han inventado todos los tipos
sonas que se alegran de que la persona aludida haya logrado una deter- de ténninos técnicos y han formulado numerosas reglas sobre diferentes
minada hazaña, que creen que ella fue personalmente responsable del tipos de casos, que les permiten clasificar bastante rápidamente lo que
éxito, etc. Si digo «Te felicito» cuando no me alegr~ o cuan~o 1?-º ere~ en particular anda mal en cualquier caso dado.
que el mérito fuese tuyo, entonces hay una insinc_enda~.,Asrrmsmo si En cuanto a si esta lista es completa, ciertamente no lo es. Una forma
digo que prometo hacer algo, sin tener la menor mtencion ~e hacerlo ulterior por la que las cosas pueden ir mal es, por ejemplo, por lo que
o sin creerlo factible. En estos casos hay algo que va mal cierta~en­ en general puede llamarse malentendido. Puede que no oigas lo que
te, pero no es igual que un fallo. No diríamo,s. qll:e yo no prometi d_e digo, o puede que entiendas que me refiero a algo distinto de aquello
hecho, sino más bien que prometí pero prometí msmceramente; te feli- a lo que pretendí referirme, etc. Y aparte de ulteriores adiciones que
cité pero las felicitaciones fueron. huecas. Y puede h~~~r un ii:fo~­ pudiéramos hacer a la lista, está la prevalente consideración general de
nio de una especie un tanto semejante cuando la e~sion !eahzahva que, en cuanto que estamos realizando un acto cuando proferimos estas
compromete al hablante a conducta futura de determmado hpo Yluego emisiones realizativas, puede por cierto que lo estemos haciendo bajo
en el futuro él no se comporta de hecho de la manera esperada. Est~ coerción o en otras circunstancias que no nos hagan enteramente res-
es muy obvio, naturalmente, si prometo hacer ~lgo Yluego rompo mi ponsables de hacer lo que estamos haciendo. Esto sería ciertamente una
promesa, pero hay muchos tipos de comprom1SO d~ una forma bas- infelicidad de una cierta especie --cualquier especie de no-responsa-
tante menos tangible que la del caso de promet~r. Por ~jemplo,_yo puedo bilidad podría llamarse una infelicidad; pero naturalmente es un tipo
decir «Te doy la bienvenida», dándote por bienve~do a m1 casa o a de cosa completamente diferente de aquellas de las que hemos estado
donde fuere, pero luego empiezo a tratarte como si fueses e~tr~ma­ hablando. Y podría mencionar que, de nuevo de manera muy diferen-
damente mal recibido. En este caso se ha abusado del pro~edrrmento te, podríamos proferir cualquiera de estas emisiones, tal como pode-
de decir «Te doy la bienvenida» de una manera un tanto diferente de mos proferir una emisión de cualquier tipo, en el transcurso, por ejem-
la de simple insinceridad. . . . . plo, de representar un papel o de hacer un chiste o escribir un poema-,
Podríamos preguntamos ahora si esta hsta de mfo~os es com- en cuyo caso naturalmente no sería presentado seriamente y no podre-
pleta, si los tipos de infortunio son mutuamente ex_clusivos; etc. Pues mos decir que realizamos seriamente el acto en cuestión. Si el poeta
bien, no es completa, y no son mutua~ente exclusivos; n~ca lo son. dice «Ve y recoge una estrella cadente» o lo que fuere, no profiere seria-
Supongamos que estás a punto de bauhzar el barco, has sido n?mbra~ mente una orden. Consideraciones de este género se aplican absoluta-
do para bautizarlo,'¿ estás a pun~o de estallar la botella contra e1 casco~ mente a cualquier emisión, no solamente a las realizativas.
pero en ese mismo mstante un tipo burdo aparece, te arr~bata la bote Esto, pues, tal vez sea bastante para seguir con ello. Hemos discu-
Ha de la mano, la rompe contra el ~asco, ex3lama «Bauhzo es~e barco tido la emisión realizativa y sus infortunios. Ello nos equipa, podemos
el Generalísimo Stalin, y luego retrra las cunas con buen campas. Pues suponer, con dos nuevas y relucientes herramientas para resquebrajar
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acaso la cuna de la realidad. También nos equipa-siempre lo hace- . ~sto, pues, es un ejemplo de una prueba de si una emisión es rea-
con dos nuevas y relucientes zapatas bajo nuestros pies metafisicos. La hzativa o no, pero no debemos suponer que toda emisión realizativa
cuestión está en cómo las usamos. haya. de adoptar e~ta forma estándar. Hay al menos otra forma están-
dar, i~al ~e comun que ésta, en que el verbo está en la voz pasiva (o
reflexiva):¡< y en la se~da o tercera persona, no en la primera. El tipo
Il de c~so al que me refiero es el de un aviso que reza «Se advierte a los
pasaJ eros de 9ue crucen las vías por el puente solamente», o de un docu-
Hasta aquí hemos estado haciendo firmes progresos, sintiendo des- mento, que dice. «Por la presente está usted autorizado» a hacer tal y
lizarse bajo nuestros pies el firme piso del prejuicio, lo cual es siempre cual.. Estos so~ mduda?lemente realizativos, y de hecho a menudo se
bastante regocijante, pero ¿qué pasa ahora? Ustedes estarán esperando reqmere una ~irma a f n:i de mostrar quién es el que está haciendo el
el momento en que nos embarranquemos, el momento en que nos retrac- acto. de ~dvertrr, o ª1:1tonzar, o lo que fuere. Muy típico de este tipo de
temos de todo, y con bastante seguridad que llegará pero tomará tiempo. real~zativo --especialmente susceptible de figurar en documentos
Ante todo formulémonos una pregunta bastante sencilla. ¿Cómo pode- e~cntos naturalmente-es que la expresión «por la presente»** o bien
mos estar seguros de, cómo podemos distinguir, si una emisión cualquiera figura de hecho o podría con naturalidad insertarse.
ha de ser clasificada como realizativa o no? Seguramente, sentimos, debe- Desgrac~a?:unente, sin embargo, ~~davía no nos es posible sugerir
mos poder hacerlo. Y obviamente nos gustaría muchísimo poder decir que toda emision que vaya a ser clasificada como un realizativo haya
que hay un criterio gramatical para ello, algún medio gramatical de deci- de adoptar una u otra de estas dos, por llamarlas así, formas estándares.
dir si una emisión es realizativa. Todos los ejemplos que he dado hasta Después .de todo sería una emi~ión realizativa muy típica decir «Te orde-
aquí tienen de hecho la misma forma gramatical; todos ellos comienzan no que cierres la puerta». Satisface todos los criterios. Realiza el acto
con el verbo en primera persona del singular del presente de indicativo de ordenarte cerrar la puerta, y no es verdadera o falsa. Pero en las cir-
de la voz activa-no precisamente cualquier tipo de verbo por cierto, pero cunsta~cias apropi~~as seguramente que pudimos realizar exactamen-
con todo todos ellos son de hecho de esa forma-. Además, en el caso te ~l mismo a~t? diciendo sencillamente «Cierra la puerta>>, en impe-
de los verbos que he usado hay una asimetría típica entre el uso de esta rativo: O tambie~, supongamos que alguien coloca un aviso «Este toro
persona y tiempo del verbo y el uso del mismo verbo en otras personas es I?e~igroso», o slillpl.emente «Toro peligroso», o simplemente «Toro».
y otros tiempos, y esta asimetría es una clave ciertamente importante. ¿Difier~ e.sto necesanamente de colocar un aviso, apropiadamente fir-
Por ejemplo, cuando decim9s «Yo prometo que ... », el caso es muy mado, diciend~ «Por la :presente se advierte que este toro es peligroso»?
diferente de cuando decimos «El promete que ... », o en tiempo pasado Par~ce que e~ simple aviso «Toro» puede realizar la misma función que
«Yo prometí que ... ». Pues cuando decimos «Yo prometo que ... » reali- la form~a mas elaborada. Na~lmente, la diferencia está en que si colo-
zamos un acto de prometer-hacemos una promesa-. Lo que no hace- cam~s solo «T?r~» no q1:1edaija d~l todo claro que es una advertencia;
mos es informar de que alguien realiza un acto de prometer --en par- :podría estar alb solo por mteres o información, como «Wallabi» ante la
ticular, no informamos de que alguien usa la expresión «Yo promeJ:o>>--. Jaula del zoo, o <<Monumento antiguo». Sin duda que sabríamospor la
Efectivamente la usamos y hacemos la promesa. Pero si digo «El pro- naturaleza ~el caso 9.ue era una advertencia, pero no sería explícita.
mete», o en tiempo pasado «Yo prometí», informo precisamente de un ~ues bien, en vista de este derrumbamiento de los criterios gra-
acto de prometer, esto es, de un acto de usar la fórmula «Yo prometo» maticales, ~o que. ~~s gustaría suponer -y es bastante suponer- es
-informo de un acto presente de prometer por su parte, o de un acto que cualqmer emision que sea realizativa podría ser reducida a, o desa-
pasado por mi parte-. Hay así una clara diferencia entre la primera rrollada en, una de est:is dos formas estándares que comienzan con «Yo ... »
persona del singular del presente de indicativo de la activa, y las demás tal y c1:1al o .que comienzan con «Usted (o él) por la presente ... » tal y
personas y tiempos. Esto es puesto de manifiesto con el típico caso del cual. Si hubiese alguna justificación para esta esperanza, como en algu-
pequeño Guillermito, cuyo tío dice que le dará media corona si pro-
mete no fumar nunca hasta que tenga cincuenta y cinco años. El ansio-
so padre del pequeño Guillermito dice «Naturalmente que lo prome-
te, ¿verdad, Guillermito?», dándole un codazo, y el pequeño Guillermito * Añado la P!lltualización ~el paréntesis porque en castellano, frente al inglés, resul-
ta foi;;ado el ut1hzar la ".ºz pasiva y se. emplea, en cambio, de modo natural, la cons-
ni siquiera dice esta boca es mía. La gracia reside aquí en que él debe t:ucc10n con se: «Se advierte a los pasajeros de que ... » y no «Los pasajeros son adver-
hacerJa promesa por sí mismo diciendo «Lo prometo», y su padre va tidos de que ...». (N. del T.)
demasiado rápido al decir que promete. ** En el original «is that the little word "hereby"». (N. del T.)
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na medida la hay, entonces podríamos esperar hacer una lista de todos Éste e!' justamente un modo en que el lenguaje se desarrolla a tono
los verbos que pueden aparecer en estas formas estándares, y luego po- con la sociedad de la cual es el lenguaje. Los hábitos sociales de la socie-
dríamos clasificar los tipos de actos que pueden realizarse con emisiones dad pueden afectar considerablemente qué verbos realizativos se desa-
realizativas. Podríamos hacerlo con la ayuda de un diccionario, usan- rrollan y cuáles, a veces por razones más bien irrelevantes no lo hacen.
do una prueba como la ya mencionada-el que haya la asimetría carac- Por ejemplo, s_i digo «Eres un cobi;rrde», pudiera ser que te estoy cen-
terística entre la primera persona del singular del presente de indicati- surando o pudiera ser que te estoy msultando. Ahora bien, dado que al
vo de la activa y las demás personas y tiempos- a fin de decidir si un parecer la sociedad aprueba el censurar o reprobar, hemos, en este caso,
verbo entra en nuestra lista o no. Pues bien, si hacemos esta lista encon- desarrollado una fórmula «Te repruebo», o «Te censuro» que nos per-
tramos de hecho que caen en determinadas clases bastante bien dife- mite llevar a cabo expeditivamente esta deseable empresa.'Pero por otro
renciadas. Tenemos la clase en que emitimos veredictos y hacemos esti- lado, dado que al parecer no aprobamos el insultar no hemos desarro-
maciones y valoraciones de diversos géneros. Tenemos la clase en que llado una fórmula simple del tipo «Te insulto», c~sa que pudiéramos
hacemos compromisos, nos comprometemos de diversas formas al decir haber hecho exactamente igual.
algo. Tenemos la clase en que al decir algo ejercitamos diversos dere- Por medio de estos verbos realizativos explícitos y de algunos otros
chos y poderes, tales como nombrar, votar, etc. Y tenemos una o dos recursos, pues, expli~itamos qué acto preciso es el que estamos reali-
más clases bastante bien diferenciadas. z~ndo cuando profenmos nuestra emisión. Pero aquí me gustaría aña-
Supongamos realizada esta tarea. Entonces llamaríamos a los ver- dir unas palabras de advertencia. Debemos distinguir entre la función
bos de nuestra lista verbos realizativos explícitos, y a cualquier emisión de expli_c,itar qué act~ es el 9-ue estamos realizando, y la muy diferen-
que se redujese a una u otra de nuestras formas estándares la llamaría- te cuestlon de enunciar que acto es el que estamos realizando. Pode-
mos una emisión realizativa explícita. «Te ordeno cerrar la puerta» sería mos dibujar 1;1Il valioso pa~alelo aquí con otro caso en que el acto, el
una emisión realizativa explícita, mientras que «Cierra la puerta» no lo acto convencional que realizamos, no es un acto del habla sino una rea-
sería -esto es, una emisión realizativa <<primaria>> o como quiera que lización física. Sup?ngamos_ que aparezco ante usted un día y doblo pro-
deseemos llamarla-. Al usar el imperativo puede que estemos orde- fundamente el espmazo. Bien, esto es ambiguo. Puedo estar simple-
nándote cerrar la puerta, pero no queda justamente claro si estamos or- mente obseryando la flora del lugar, atando el cordón de mi zapato, o
denándote o rogándote o implorándote o solicitándote o incitándote o ten- algo de este tipo; por otro lado, es concebible que pudiera estar hacién-
tándote, o uno u otro de entre muchos otros actos sutilmente diferentes dole una reverencia. Pues bien, para esclarecer esta ambigüedad tene-
que, en un lenguaje primitivo poco sofisticado, es muy probable que no mos algunos recursos tales como levantar el sombrero, decir «Salaarn>>
sean discriminados. Pero necesitamos no sobreestimar la no sofistica- o al~o de este tipo, p~a dejar completamente claro que el acto que s~
ción de los lenguajes primitivos. Hay una gran cantidad de recursos uti- reahza es el convencional de hacer una reverencia en vez de otro acto.
lizables para aclarar, incluso al nivel primitivo, qué acto estamos reali- Ahora bien, nadie querría decir que levantar el sombrero fue enunciar
zando cuando decimos algo --el tono de voz, la cadencia, los gestos- que usted ~staba realizando un acto de reverencia, ciertamente no lo
y ante todo podemos confiar en la naturaleza de las circunstancias, en es, pero deja completamente claro que lo estaba haciendo. Y así de la
el contexto en que la emisión es proferida. Esto muy a menudo hace total- misma manera decir «Te advierto que ... » o «Te ordeno que ... » o «Pro-
mente inconfundible si se trata de una orden que se está dando o si, pon- meto que... » no es enunciar que está usted haciendo algo, pero deja claro
gamos por caso, estoy simplemente instigándote o rogándote. Puede que, que lo está haciendo --constituye su realización verbal una realiza-
por ejemplo, digamos algo de este tipo: «Viniendo de él yo estaba obli- ción de un género particular-. '
gado a tomarlo como una orden.» No obstante, a pesar de todos estos Hasta ahora hemos estado avanzando como si hubiese una diferencia
recursos, hay una desafortunada cantidad de ambigüedad y falta de dis- totalmente clara entre nuestras emisiones realizativas y aquello con lo
criminación en ausencia de nuestros verbos realizativos explícitos. Si que las hemos contrastado, enunciados o informes o descripciones. Pero
digo algo como «Estaré allí», puede que no quede determinado si es una ahora comenzamos a encontrar que esta distinción no es tan clara como
promesa, o una expresión de intención, o tal vez incluso una predicción podría ser. Es ahora cuando empezamos a hundirnos un poco. En pri-
de mi conducta futura, de lo que va a sucederme; y puede que importe mer lugar, na!1Jralmente, podemos_ sen?r dudas en cuanto a cuán amplia-
bastante, al menos en sociedades desarrolladas, cuál de estas cosas es mente se _extienden nuestros ~eahzativos. Si nos paramos a pensar en
precisamente. Y por esto es por lo que se ha desarrollado el verbo rea- algunos tl~os raros de expre~1ón_ que usamos en casos raros, pudiéra-
lizativo explícito -para aclarar exactamente cuál es, hasta qué punto mos muy bien preguntarnos s1 satisfacen o no nuestros criterios un tanto
me compromete y de qué manera, etc.-. vagos para ser emisiones realizativas. Supongamos, por ejemplo, que
430 LA BÚSQUEDA DEL SIGNIFICADO EMISIONES REALIZATIVAS 431

alguien dice «Bravo». Bien, no es verdadero o falso; está realizando ~l Consideraciones de esta especie, entonces, bien puede que nos hagan
acto de vitorear. ¿La hace esto una emisión realizativa en nuestro senti- sentimos bastante incómodos. Si volvemos la vista por un momento a
do o no? O supongamos que él dice «Demonios»; está!eaJ!zando el. acto nuestro contraste entre enunciados y emisiones realizativas, nos damos
de jurar, y no es verdadera o falsa. ¿La hace esto_reahzativa? Sentimos cuenta de que estábamos considerando los enunciados fiándonos
que en cierto modo sí y sin embargo es bastante diferente. Por otro lado, demasiado en, como dijimos, el tratamiento tradicional. Teníamos que
consideremos casos de «dicho y hecho»*; éstos también pueden hacer los enunciados habían de ser verdaderos o falsos; las emisiones reali-
que nos preguntemos si tal vez la emisión debiera clasificarse come;> rea- zativas por otra parte habían de ser afortunadas o desafortunadas. Con-
lizativa. O a veces, si alguien dice «Lo siento», nos preguntamos si esto sistían en hacer algo, mientras que con todo lo dicho el formular enun-
es justamente lo mismo que <<Le pido disculpas» --en cuyo caso, natu- ciados no era hacer algo. Ahora bien, seguro que este contraste es
ralmente, hemos dicho que es una emisión realizativa- o si tal vez ha insatisfactorio si volvemos a examinarlo. Naturalmente los enuncia-
de ser tomada como una descripción, verdadera o falsa, del estado de dos son susceptibles de ser evaluados en la cuestión de su correspon-
sus sentimientos. Si hubiese dicho <<Me siento profundamente apenado dencia o falta de correspondencia con los hechos, es decir, de ser ver-
por ello», entonces pensaríamos qu~ debe_ enten~erse como ~a d~scripción daderos o falsos. Pero son también susceptibles de infortunio al igual
del estado de sus sentimientos. Si hubiese dicho «Le pido disculpas», que lo son las emisiones realizativas. De hecho puede demostrarse que
sentiríamos que ésta es claramente una emisión realizativa, que lleva a algunas dificultades que han surgido en el estudio de los enunciados
cabo el ritual de pedir disculpas. Pero si dice <<Lo siento»** hay un ale- recientemente son sencillamente dificultades de infortunio. Por ejem-
teo entre las dos. Este fenómeno es muy común. Frecuentemente enc~n­ plo, se ha señalado que hay algo muy extraño en decir algo como esto:
tramos casos en que hay una obvia emisión re~a~va p~a y otras. o~vias «El gato está sobre la alfombra pero yo no creo que esté». Pues bien,
emisiones conectadas con ella que no son reahzativas srno descnptivas, el decir esto es una cosa chocante, pero no es contradictorio. No hay
pero por otro lado muchas en el medio de mru:era que n~ estamos en!e- ninguna razón por la que el gato no debiera estar sobre la alfombra sin
ramente seguros de lo que son. En algunas ocasion~s por cierto son obvia- que yo crea que lo está. Por tanto, ¿cómo hemos de clasificar lo que
mente empleadas de una forma, en al~as ocas10nes de o~a~_pero en anda mal en este enunciado peculiar? Si recordamos ahora la doctrina
algunas ocasiones parecen gozarse positiva;n~nte en la am~iguedad. del infortunio veremos que la persona que hace esta observación sobre
Por otro lado consideremos el caso del arbitro cuando dice <<Fuera>> el gato está en gran medida en la misma posición que alguien que diga
o «Cambio», o l~ emisión del jurado cuando dicen que encuentran al algo como esto: «Prometo que estaré allí, pero no tengo la menor inten-
detenido culpable. Naturalmente, decimos, éstos son casos d_e dar vere- ción de estar allí.» Una vez más usted puede, por cierto, perfectamen-
dictos, de realizar el acto de valorar, etc., pero no obstante en cierto ?Iodo te bien prometer estar allí sin tener la menor intención de estar allí, pero
tienen alguna conexión con los hechos. Parecen tener algo parecido al hay algo chocante en decirlo, en confesar efectivamente la insinceri-
deber de ser verdaderos o falsos, y parecen no estar por tanto muy ale- dad de la promesa que hace. De la misma manera hay insinceridad en
jados de los enunciados. Si el árbitro dice «Cambio», esto seguramente el caso de la persona que dice «El gato está sobre la alfombra pero yo
que tiene al menos algo que ver con el hecho de que se hayan lanzado no creo que esté», y está confesando efectivamente esa insinceridad
seis pelotas más bien que siete, etc. De hecho podemos _en general acor- -lo cual forma un tipo peculiar de sinsentido--.
damos de que «Enuncio que ... » no parece muy diferente de «Te Un segundo caso que ha salido a discusión es el referente a los hijos
advierto que ... » o <<Prometo ...». Acl~a seguramente qu~ el acto qu~ esta- de Juan --el caso en que se supone que alguien dice «Todos los hijos
mos realizando es un acto de enunciar, y por tanto func10na exactamente de Juan son calvos, pero Juan no ha tenido hijos»--. O quizás alguien
como «Advierto» u «Ordeno». Por tanto, ¿no es «Enuncio que ... » una dice «Todos los hijos de Juan son calvos», cuando de hecho --él no lo
emisión realizativa? Pero entonces uno puede sentir que las emisiones dice- Juan no tiene hijos. Pues bien, los que estudian enunciados se
que comienzan con <<Enuncio que ... » tienen que ser verdaderas o fal- han hecho un lío con esto; ¿deben decir que el enunciado «Todos los
sas, que son enunciados. · hijos de Juan son calvos» es carente de significado en este caso? Bueno,
si lo es, no se parece ni una pizca a muchísimos otros tipos más están-
dares de carencia de significado; y vemos, si nos volvemos a mirar nues-
tra lista de infortunios, que lo que anda mal aquí es en gran medida lo
* En el original «cases of"suiting thc; action to the word"». (N_. de! T.) mismo que lo que anda mal en, por ejemplo, el caso de un contrato de
** Quizá resulte un tanto forzado el ejemplo en castell~.~; en mgles n? resulta for-
zado porque <<l am sony>> tiene todas las trazas de una em1s1on que descnbe el estado venta de un trozo de tierra cuando el trozo de tierra al que se refiere no
de los sentimientos del que la profiere. (N. del T.) existe. Pues bien, lo que decimos en el caso de esta venta de tierra, que
432 LA BÚSQUEDA DEL SIGNIFICADO EMISIONES REALIZATIVAS 433

por cierto sería efectuada por una emisión realizativa, es que l~ venta donas en lo que hemos dicho, tendríamos que clasificar como realiza-
es nula -nula por falta de referencia o ambigüedad de referencia-; y tivas-casos en que decimos «Te advierto ... », «Te aconsejo ... », etc.-
así podemos ver que el enunciado sobre todos los hijos de Juan es igual- habrá otras cuestiones además de simplemente: ¿estaba en orden?, ¿fue
mente nulo por falta de referencia. Y si el hombre en cuestión dice efec- correcto~, ¿salió? Después de esto seguro que vendrá la cuestión: ¿fue
tivamente que Juan no tiene hijos de la misma sentada que dice que son un conse~o bueno o sensato? ¿Fue una advertencia justificada? O en
todos calvos, está haciendo el mismo tipo de emisión chocante que el el caso, digamos, de un veredicto o una estimación: ¿fue una buena esti-
hombre que dice <<El gato está sobre la alfombra y yo no creo que esté», ma~i~n, o un j!lsto veredi,cto? Y éstas son cuestiones que sólo pueden
o el hombre que dice <<Prometo pero no tengo la intención de hacerlo». decidirse considerando como se relaciona el contenido del veredicto o
De esta manera, pues, los males que se ha encontrado que afectan de la_ estimación realizativas en una dimensión general de correspon-
a los enunciados pueden ser puestos precisamente en paralelo con los dencia con el hecho. Puede que aún se diga, por cierto, que esto no las
males que son característicos de las emisiones realizativas. Y después hace muy parecidas a los enunciados porque todavía no son verdade-
de todo, cuando enunciamos algo o describimos algo o informamos de ras o falsas, y que ésta es una pequeña particularidad en blanco y negro
algo, realizamos un acto que es con igual derecho un acto que el acto que distingue a los enunciados como una clase aparte. Pero de hecho
de ordenar o de advertir. No parece que haya ninguna buena razón por -aunque nos llevaría mucho proseguir con esto-, cuanto más se pien-
la que debamos darle al acto de enunciar una posición especialmente s~ en la verdad y la _f~lsedad n;iás se encuentra que muy pocos enun-
única. Ciertamente los filósofos han estado acostumbrados a hablar como ciados de los que emihmos son Justamente verdaderos o justamente fal-
si usted o yo o cualquiera pudiera justamente ponerse a enunciar cual- sos. Usualmente ~e plantea la cuestión de si son justos o injustos, de si
quier cosa sobre cualquier cosa y esto estuviese perfectamente en orden, son adecuad?s o madecuados, de si son exagerados o no exagerados.
sólo que hay justamente una pequeña cuestión: ¿es verdadero o falso? ¿Son demasiado toscos, o son perfectamente precisos, exactos, etc.?
Pero además de la pequeña cuestión, es verdadero o falso, hay segura- «Verdadero» y «falso» son justamente etiquetas generales para toda una
mente la cuestión: ¿está en orden? ¿Puede usted ponerse precisamen- dimensión de diferentes valoraciones que tienen una cosa u otra que
te a hacer enunciados sobre cualquier cosa? Supongamos, por ejem- ver con la relación entre lo que decimos y los hechos. Si, entonces, rela-
plo, que usted me dice «Esta mañana tengo la sensación de estar muy jamos nuestras ideas de verdad y falsedad veremos que los enunciados
anticuado». Bien, yo le digo «No la tiene»; y usted dice «¿Qué demo- cuando son evaluados en relación a los hechos, no son tan distintos des-
nios quiere decir, no la tengo?». Yo digo «Oh, nada-sólo e~toy enun- pués de todo de consejos, advertencias, veredictos, etc.
ciando que no la tiene-, ¿es verdadero o falso?». Y usted dice «Espe- . Vemos entonces que enunciar algo es realizar un acto justamente
re un momento sobre si es verdadero o falso, la cuestión es ¿qué quiere igual que lo es dar una orden o hacer una advertencia; y vemos, por
usted decir al hacer enunciados sobre los sentimientos de otro? Yo le otro lado, que, cuando damos una orden o hacemos una advertencia o
dije que tengo la sensación de estar muy anticuado. Usted no está pre- damos un consejo, hay la cuestión de cómo esto está relacionado con
cisamente en posición de decir, de enunciar, que no la tengo.» Esto pone los hechos, la cual no es quizá muy distinta del tipo de cuestión que
de manifiesto que usted no puede justamente hacer enuncia,~os sobr~ surge cuando discutimos cómo está un enunciado relacionado con el
los sentimientos de otras personas (aunque puede hacer con3eturas si hecho. Bien, esto parece significar que en su forma oricinal nuestra dis-
gusta); y hay muchas cosas que, no teniendo conocimiento de ell~s, no tinción entre el realizativo y el enunciado se debilita co~siderablemente
estando en posición de pronunciarse sobre ellas, usted no puede Justa- y en realidad se derrumba. Haré sólo una sugerencia respecto a cóm~
mente enunciar. Lo que necesitamos hacer con el caso de enunciar, y tratar este asunto. Necesitamos retroceder mucho para considerar
por la misma regla de tres describir e informar, es bajarlos un poco de todas las maneras y sentidos en que decir algo es hacer esto o aquello
su pedestal, darnos cuenta de que son actos del habla no menos que todos -porque por cierto es siempre hacer una buena cantidad de cosas dife-
esos otros actos del habla que hemos estado mencionando y discutiendo rentes-. Y una cosa que sale a la luz cuando hacemos esto es que ade-
como realizativos. más de la cuestión que ha sido muy estudiada en el pasado concentlente
Entonces consideremos por un momento nuestro contraste origi- a lo que una determinada emisión significa, hay una cuestión ulterior
nal entre el realizativo y el enunciado desde el otro ángulo. Al mane- distin!a.~e ésta concerniente a cuál era lafiterza, por así llamarla, de
jar realizativos hemos estado expresándonos todo el tiempo como si la la emISI0!1. ~~ede que nos resulte totalmente claro lo que «Cierra la
única cosa que una emisión realizativa tuviera que hacer fuera ser afor- puerta» s1gmflca, pero no tengamos claro todavía en absoluto el punto
tunada, salir, no ser un fallo, no ser un abuso. Sí, pero esto no es el final ulterior concerniente a si en cuanto emitida en un momento determi-
de la cuestión. Al menos en el caso de muchas emisiones que, basán- nado era una orden, un ruego o cosas por el estilo. Lo que necesitamos
434 LA BÚSQUEDA DEL SIGNIFICADO

además de la vieja doctrina sobre los significados es una nueva doctri-


na sobre todas las posibles fuerzas de emisiones, y nuestra lista propuesta
de verbos realizativos explícitos constituiría una gran ayuda para su des-
cubrimiento; y luego, partiendo de allí, una investigación de los diver- ¿QUÉ ES UN ACTO DE HABLA?*
sos términos de valoración que usamos al discutir actos del habla de este,
de ese o de aquel tipo preciso --órdenes, advertencias y demás-. JOHN R. SEARLE
Las nociones que hemos, pues, considerado son el realizativo, el
infortunio, el realizativo explícito, y finalmente, un tanto apresurada-
mente, la noción de las fuerzas de emisiones. No sé si decir que todo l. INTRODUCCIÓN
esto parece un poco estéril, un poco complicado. Bueno, supongo que
en algunos respectos es estéril, y supongo que debe ser beneficioso. Al En una ~i~ación de habla ti¡~ica que incluy~ un hablante, un oyen-
menos, sin embargo, creo que si prestamos atención a estas cuestiones te y una erms10n del hablante, existen muchos generos de actos asocia-
podemos aclarar algunas confusiones que se dan en filosofia; y des- dos con la emisión del hablante. El hablante habrá movido característi-
pués de todo la filosofia se usa como un chivo expiatorio, exhibe con- cam~nte ~u mandíbula ,Y ~u lengua y habrá producido ruidos. Además,
fusiones que son realmente las confusiones de. todo el mundo. Podría- hab~ realiza~o caractens_tic.amente algunos actos pertenecientes a la clase
mos incluso aclarar algunas confusiones que se dan en gramática, que que ~.cluye info~ar o rrntar o aburrir a sus oyentes; habrá realizado
tal vez sea un poco más respetable. tambien caractensticamente algunos actos pertenecientes a la clase que
¿Y es complicado? Bueno, es un poco complicado; pero la vida y ~cluye r~f~rirse a Kennedy o a Jruschov o al polo Norte; y habrá rea-
la verdad y las cosas tienden a ser complicadas. No son las cosas, son h~ado aslffilsmo actos pertenecientes a la clase que incluye hacer enun-
los filósofos los que son simples. Supongo que habrán oído decir que ci~dos, plan!ear preguntas, dar órdenes, emitir informes, saludar y acon-
la simplificación excesiva es la enfermedad profesional de los filóso- ~eJar. ~os ~embros de esta última clase son los queAustin 1 llamó actos
fos, y en cierto modo se podría estar de acuerdo con ello. Pero por una ilocuc10~an?s, y es de ~sta clase de la que me ocuparé en este artículo;
secreta sospecha de que es su profesión. :por co?si~iente el ~culo podría haberse titulado «¿Qué es un acto
ilocucionano?». No mtento definir la expresión «acto ilocucionario»
aunque ~i mi análisis de un acto ilocucionario particular tiene éxito pued~
proporcionar las bases para una definición. Algunos de los verbos cas-
t~llanos y frases verbales asociadas con actos ilocucionarios son: enun-
ciar, aseverar, describir, aconsejar, observar comentar mandar orde-
nar, suplicar, criticar, p~~ disculpas, censurar: aprobar, d~ la bien~enida,
~romet~r, ~ co~sentirme°:to y pedir perdón. Austin afirmaba que exis-
tían en mgles mas de un millar de expresiones semejantes.
. ~modo ~e introducción ~I vez pueda decir por qué pienso que tiene
mteres y es unportante en füosofia del lenguaje estudiar los actos de
~abl_~; º:como se les denomina algunas veces, actos de lenguaje o actos
lm~is~co~ .• C_reo que e_s esencial a cualquier especimen de comuni-
cac10n lmguistica el que mcluya un acto lingüístico. La unidad de comu-
nicaci?n lingüístic8: no es, como generalmente se ha supuesto, ni el sím-
bolo m la palabra m la oración, ni tan siquiera la instancia del símbolo,

*Versión castellana de Luis M. Valdés Villanueva.


' J. L. .~ustin, How to J:?o Things with Words, Oxford, 1962. Versión castellana de
G. R. Camo y E. A. Rabosst, Palabras y Acciones, Paidós, Buenos Aires, 1971.

[435]
436 LA BÚSQUEDA DEL SIGNIFICADO ¿QUÉ ES UN ACTO DE HABLA? 437

palabra u oración, sino más bien lo que constituye ~a unid~d básica de ciales para mis propósitos principales en este artículo, pero, incluso así,
la comunicación lingüística es la producción de la mstancia en la rea- lo que deseo decir respecto de cada una de esas nociones, si hubiera de
lización del acto de habla. Para establecer más precisamente este punto: ser completo, requeriría un artículo para cada una de ellas; sin embar-
la producción de la oración-instancia bajo ciertas condiciones es el acto go, algunas veces puede que valga la pena sacrificar la minuciosidad
ilocucionario, y el acto ilocucionario es la unidad mínima de la comu- en favor del alcance y, por lo tanto, seré muy breve.
nicación lingüística.
No sé cómo demostrar que la comunicación lingüística incluye esen-
cialmente actos, pero puedo pensar en argumentos ~on los cuales se II. REGLAS
podría intentar convencer a alguien que fuese escéptico. Un argumen-
to consistiría en llamar la atención del escéptico sobre el hecho de que En los años recientes se han producido considerables discusiones
cuando él considera que un ruido o una marca sobre un papel es un caso en la filosofia del lenguaje respecto a la noción de reglas para el uso
de comunicación lingüística, como un mensaje, una de las cosas que de expresiones. Algunos filósofos han dicho incluso que conocer el sig-
se incluyen en su considerar así ese ruido o marca es qu~ deb~ con- nificado de una palabra es simplemente un asunto de conocer las reglas
templarlo como habiendo sido producido po~ un ser con c1ef!as mten- para su uso o empleo. Una característica inquietante de tales discusio-
ciones. No puede contemplarlo como un fenomeno natural, igual que nes la constituye el hecho de que ningún filósofo, al menos que yo sepa,
una piedra una cascada, o un árbol. Para contemplarlo como un caso ha dado jamás algo parecido a una formulación adecuada de las reglas
de comuni~ación lingüística debe suponer que su producción es lo que para el uso de tan siquiera una expresión. Si el significado es un asun-
yo estoy denominando un acto de habla. Por ejemplo, una presuposi- to de reglas de uso, seguramente deberíamos ser capaces de enunciar
ción lógica de los intentos corrientes de descifrar los jeroglíficos mayas las reglas para el uso de expresiones de una manera que explicase el
consiste en que al menos avanzamos la hipótesis de que las marcas que significado de esas expresiones. Algunos otros filósofos, desanimados
vemos sobre las piedras fueron producidas por seres más o menos pare- quizás por el fracaso de sus colegas en proporcionar regla alguna han
cidos a nosotros mismos y producidas con ciertos géneros de intenci_ones. negado el punto de vista de moda de que el significado es un asunto de
Si estuviéramos seguros de que las marcas eran una consecuencia de, reglas y han aseverado que no existen en absoluto reglas semánticas
digamos, erosión producida por el agua, entonces la cuestión de des- del género propuesto. Me inclino a pensar que este escepticismo es pre-
cifrarlas o incluso de denominarlas jeroglíficos no podría plantearse. maturo y resulta del fracaso en distinguir diferentes géneros de reglas,
Interpretarlas bajo la categoría de comunicación lingüística incluye nece- en un sentido que ahora intentaré explicar.
sariamente interpretar su producción como actos de habla. Distingo entre dos clases de reglas: algunas regulan formas de con-
Realizar un acto ilocucionario es tomar parte en una forma de con- ducta existentes antecedentemente; por ejemplo, las reglas de etiqueta regu-
ducta gobernada por reglas. Argüiré que cosas tales como plantear pre- lan relaciones interpersonales, pero esas relaciones existen indepen-
guntas o hacer enunciados están gobernadas por reglas de maneras com- dientemente de las reglas de etiqueta. Algunas reglas, por otra parte, no
pletamente semejantes a aquéllas en las que marcar un gol en fútbol o regulan meramente, sino que crean o defmen nuevas formas de conduc-
mover un caballo en el ajedrez son formas de actos gobernados por reglas. ta. Las reglas del fútbol, por ejemplo, no regulan meramente el juego del
Por lo tanto intento explicar la noción de acto ilocucionario enunciando fútbol, sino que, por así decirlo, crean la posibilidad de, o definen, esa
un conjunt~ de condiciones necesarias y suficientes para la realización actividad. La actividad de jugar al fútbol se constituye actuando de acuer-
de un género particular de acto ilocucionario, y ex~~er de ~l un ~c;m­ do con esas reglas; el fútbol no tiene existencia aparte de esas reglas. Lla-
junto de reglas semánticas para el uso de la expr~s1on ~o d1~pos1tivo maré al último género de reglas, reglas constitutivas, y al primer género
sintáctico) que distingue la emisión como un acto docuc10nano de ese reglas regulativas. Las reglas regulativas regulan una actividad preexistente,
género. Si tengo éxito al enunciar las condiciones y las reglas corres- una actividad cuya existencia es lógicamente independiente de la exis-
pondientes para tan siquiera un género de acto ilocucionario, esto nos tencia de las reglas. Las reglas constitutivas constituyen (y también regu-
proporcionará un modelo para analizar otros géneros de actos, y con- lan) una actividad cuya existencia es lógicamente dependiente de las reglas 2•
secuentemente para explicar la noción en general. Pero en orden a esta-
blecer la plataforma para enunciar efectivamente las condiciones y extraer
las reglas para realizar un :::.cto ilocucionario, tengo que discutir ~tr~s 2
Esta distinción aparece en J. Rawls, «Two Concepts ofRules», Tlze Philosophi-
tres nociones preliminares: reglas,proposiciones y significado. Llilll- cal Review, 1955, y J. R. Searle, «How to Derive "Ought" from "Is"», The Philosophical
taré mi discusión de estas nociones a aquellos aspectos que son esen- Review, 1964.
438 LA BÚSQUEDA DEL SIGNIFICADO
¿QUÉ ES UN ACTO DE HABLA? 439
Característicamente las reglas regulativas toman la forma de, o pue- es crucial en la explicación de la semántica de un lenguaje. La hipóte-
den ser parafraseadas como, imperativos, por ejemplo, «Cuando cor- sis subyacente al presente artículo consiste en que semántica de un len-
tes alimentos mantén agarrado el cuchillo con la mano derecha» o ~<L~s guaje puede ser contemplada como una serie sistemas de reglas cons-
oficiales han de llevar corbata en la cena». Algunas reglas constituti- titutivas, y que los actos ilocucionarios son actos realizados de acuerdo
vas toman una forma completamente diferente, por ~je~plo, ~ja_que con esos conjuntos de reglas constitutivas. Uno de los propósitos de
mate se hace si el rey es atacado de tal manera que mn~ movlllllen- este artículo es formular un conjunto de reglas constitutivas para un cierto
to lo dejará inatacado; un touchdown se marca cuando un Jugador ~ruza género de acto de habla. Y si lo que he dicho respecto de las reglas cons-
la línea de meta del contrario en posesión de la pelota mientras el Jueg? titutivas es correcto, no deberíamos sorprendemos si no todas esas re-
está en marcha. Si nuestros paradigmas de reglas son reglas regulati- glas toman la forma de reglas imperativas. De hecho, veremos que las
vas imperativas tales reglas constitutivas no imperativas han de sor- reglas pertenecen a diversas y distintas categorías, ninguna de las cua-
prendemos probablemente como extrema,damente c~osas e ~ch~so les es completamente igual a las reglas de etiqueta. El esfuerzo para
dificilmente como reglas en absoluto. Observese que tienen casi cara~­ enunciar las reglas de un acto ilocucionario puede también contemplarse
ter tautológico, puesto que lo que la «regla» parece ofrecer es una defi- como un género de prueba de la hipótesis de que existen reglas cons-
nición parcial de <~aque mate» o «touchdown»_. Pero, na~almente, este titutivas subyacentes a los actos de habla. Si no somos capaces de dar
carácter cuasi tautológico es una consecuencia necesana del hecho de algunas formulaciones satisfactorias de reglas, nuestro fracaso podría
que sean reglas constitutivas: las reglas concernientes a touchd<JWns deben interpretarse como evidencia parcialmente disconforme en contra de
definir la noción de «touchdown» del mismo modo que las reglas que la hipótesis.
conciernen al fútbol definen «fútbol». Que, por ejemplo, un totfchdown
pueda ser marcado de tales y tales maneras y cuente como seis puntos,
puede aparecer algunas veces como una regla, otras veces como una ill. PROPOSICIONES
verdad analítica; y que pueda ser interpretada como una tautología es
una pista para el hecho de que la regla en cuestión es constituti~a. Las Diferentes actos ilocucionarios tienen a menudo características en
reglas regulativas tienen gener~lmente la forma «~az !» o _«SI Y haz común unos con otros. Considérense las emisiones de las oraciones
X». Algunos miembros del conjunto de reglas constitutivas tienen esta siguientes:
forma, pero otros tienen tambiéi;i la forma <0'." cuenta C<?mo Y>~ 3 •
El fracaso en percibir esto tiene alguna rmportancrn en füosofia. (1) ¿Saldrá Juan de la habitación?
Así, por ejemplo, algunos filósofos preguntan «¿Cómo puede una pro- (2) Juan saldrá de la habitación.
mesa crear una obligación?». Una pregunta similar sería«¿Cómo puede (3) ¡Juan, sal de la habitación!
un touchdown crear seis puntos?». Y tal como están planteadas ambas (4) Ojalá Juan saliese de la habitación.
preguntas solamente pueden responderse enunciando una regla de la (5) Si Juan saliese de la habitación, yo también saldría.
forma <<X cuenta como Y».
Me inclino a pensar que tanto el fracaso de algunos filósofos en enun- Las emisiones de cada una de estas oraciones en una ocasión dada
ciar reglas para el uso de expresiones como el escepticismo de otros constituirán característicamente realizaciones de diferentes actos ilo-
filósofos concerniente a la existencia de reglas tales surge, al menos cucionarios. La primera sería, característicamente, una pregunta, la segun-
en parte, del fracaso en reconocer la distinción entre reglas regulati:v~s da una aserción sobre el futuro, esto es, una predicción, la tercera una
y constitutivas. El modelo o paradigm_a de un.a regla que mucho~ fl~o­ petición o una orden, la cuarta la expresión de un deseo, y la quinta una
sofos tienen es el de una regla regulativa, y s1 se buscan en semantica expresión hipotética de intención. Con todo en la realización de cada
reglas puramente regulativas seguramente no se encontrará nada inte- uno de ellos el hablante realizará algunos actos subsidiarios que son
resante desde el punto de vista del análisis lógico. Existen sin duda reglas comunes a todos los cinco actos ilocucionarios. En la emisión de cada
sociales de la forma «No se deben decir obscenidades en las reunio- uno de ellos el hablante se refiere a una persona particular, Juan, y pre-
nes formales», pero esto dificilmente parece una regla de la clase que dica el acto de salir de la habitación de esa persona. En ningún caso es
esto todo lo que él hace, pero en todo caso es una parte de lo que hace.
Diré, por lo tanto, que en cada uno de esos casos, aunque los actos ilo-
' La formulación de <<X cuenta como Y» me fue originalmente sugerida por Max cucionarios sean diferentes, al menos alguno de los actos no-ilocucio-
Black. narios de referencia y predicación son el mismo.
440 LA BÚSQUEDA DEL SIGNIFICADO
¿QUÉ ES UN ACTO DE HABLA? 441

La referencia a alguna persona, Juan, y la predicación de la misma incluyen en castellano el orden de las palabras, el énfasis, la entona-
cosa de él en cada uno de esos actos ilocucionarios me inclina a decir ción, la puntuación, el modo del verbo y finalmente un conjunto de los
que hay un contenido común en cada uno de ellos. Algo expresable por ll~a~os verbos realiz~tivos: puedo indicar el género de acto ilocu-
la cláusula «que Juan saldrá de la habitación>> parece ser una caracte- c10nano que estoy reahzando comenzando la oración con «Pido dis-
rí~tica común de todos ellos. Podríamos, sin demasiada distorsión, escri-
culpas», <<Aconsej O», <<Enuncio», etc. A menudo en las situaciones efec-
bir cada una de esas oraciones de una manera que aislase esa caracte- tivas de habla el contexto clarificará cuál es la fuerza ilocucionaria de
~stica común: <<Asevero que Juan saldrá de la habitación>>, «Pregunto
la emisión, sin que sea necesario apelar al dispositivo indicador de fun-
si Juan saldrá de la habitación>>, etc. ción apropiado.
A falta de una palabra mejor propongo llamar a este contenido común Si esta distinción semántica tiene alguna importancia real, parece
una proposición, y describiré esta característica de esos actos ilocu- ver?símil que deba haber alguna analogía sintáctica, y ciertos desarrollos
reci~ntes de la gramática transformacional tienden a respaldar este punto
cionarios diciendo que en la emisión de cada uno de (1)-(5) el hablan-
te expresa la proposición de que Juan saldrá de la habitación. Obsér- de vista. En el marcador de frase subyacente de una oración existe una
vese ,que no dig? que la oración expresa la proposición; no sé cómo distinción entre aquellos elementos que corresponden al dispositivo indi-
po~an las oraciones realizar actos de este género. Pero diré que en la c~~or de la función y aquellos que corresponden al contenido propo-
emisión de la oración el hablante expresa una proposición. Obsérvese sic10nal.
también_ que estoy distinguiendo entre una proposición y una aserción .. La_ di~tinción entre el disI?o.s,itivo indicador de función y el dispo-
o en~cia?o de esa proposición. La proposición de que Juan saldrá de s111vo md1cador de la propos1c10n nos resultará muy útil a la hora de
la habitación se expresa en la emisión de todas las oraciones (1)-(5), proporcionar un análisis de un acto ilocucionario. Puesto que la misma
pero _sola~ente ~n (2) se asevera esa proposición. Una aserción es un proposición puede ser común a todas las clases de actos ilocuciona-
acto ilocuc10nano, pero una proposición no es en absoluto un acto, aun- rios, podemos separar nuestro análisis de la proposición de nuestro aná-
que el acto de expresar una proposición sea una parte de la realización lisis de los géner?~ de actos ilocucionarios. Creo que existen reglas para
de ciertos actos ilocucionarios. e~pre~ar propos1c10nes, reglas para cosas tales como referencia y pre-
Podría resumirse esto diciendo que distingo entre el acto ilocucio- d1cac1ón, pero estas reglas pueden ser discutidas independientemente
nario y el contenido proposicional de un acto ilocucionario. Natural- de las reglas indicadoras de función. En este artículo no intentaré dis-
~ente, no to?os los actos il~c~.cionarios tienen un contenido proposi-
cutir las reglas proposicionales sino que me concentraré en las reglas
c10nal, por ejemplo una erms10n de «¡Hurra!» o «¡Ay!» no lo tienen. para el uso de ciertas clases de dispositivos indicadores de función.
En una u otr~ versión esta distinción es antigua y ha sido señalada por
autores ta!1 diversos como Frege, Sheffer, Lewis, Reichenbach y Hare,
por menc10nar solamente unos pocos. rv. SIGNIFICADO
Desde un punto de vista semántico podemos distinguir en la ora-
c~ón e~tre el indicador proposicional y el indicador de fuerza ilocu-
Los actos de habla se realizan característicamente en la emisión de
c_ionana. r:sto es: para. una extensa clase de oraciones usadas para rea- sonidos o en la producción de marcas. ¿Cuál es la diferencia entre sola-
hz~. ª?tos ilocucior;i.~~s, podemos decir para los propósitos de nuestro
mente emitir sonidos o hacer marcas y realizar un acto de habla? Una
anahsis que l_a o~ac10n tiene dos partes (no necesariamente separadas), diferencia consiste en que de los sonidos o marcas que una persona hace
el elemento md1cador de la proposición y el dispositivo indicador de en la realización de un acto de habla se dice característicamente que
la función 4 • El dispositivo indicador de la función muestra cómo debe tienen significado, y una segunda diferencia relacionada consiste en
s~r to~ada la proposición o, dicho de otra manera, qué fuerza ilocu-
que característicamente se dice que una persona quiere decir algo median-
c10nana ha de tener, esto es, qué acto ilocucionario está realizando el te esos sonidos o marcas. Característicamente cuando se habla se quie-
hablante al emitir la oración. Los dispositivos indicadores de función re decir algo mediante lo que se dice, y de lo que se dice, de la sarta de
morfemas que se emite, se dice característicamente que tienen un sig-
nificado. Incidentalmente, hay aquí otro punto en el cual nuestra ana-
logía entre realizar actos de habla y jugar se derrumba. De las piezas
' En la ºl".lc_ión «Prometo que vendré» el dispositivo indicador de función y el ele- de un juego como el ajedrez no se dice característicamente que tengan
m~nto propos1c~onal están sel?arados. En la oración «Prometo veniD>, que significa lo significado, y además, cuando se hace una jugada no se dice caracte-
mismo que la pnmera y se denva de ella mediante ciertas transformaciones los dos ele-
mentos no están separados. ' rísticamente que se quiere decir algo mediante esa jugada.
442 LA BÚSQUEDA DEL SIGNIFICADO ¿QUÉ ES UN ACTO DE HABLA? 443

Pero ¿qué es para alguien querer decir algo mediante lo que dice, mediante lo que dice y lo que eso que alguien dice significa efectiva-
y qué es para algo tener un significado? Para responder a la primera de mente en el lenguaje. Para ilustrar este punto quiero presentar ahora
estas preguntas propongo tomar prestadas y revisar algunas de las ideas un contraejemplo a este análisis del significado. El objeto d~I contr~­
de Paul Grice. En un artículo titulado «Meaning» 5• Grice da el siguien- ejemplo será ilustrar la conexión entre lo que un hablante qmere decrr
te análisis de un sentido de la noción de «significado». Decir que A quie- y lo que las palabras que él emite significan.
re decir algo mediante x es decir que «A intentó que la emisión de x Supongamos que yo soy un soldado americaD:o d~ la Segunda Gue-
produjese algún efecto en un auditorio por medio del reconocimiento rra Mundial y que soy capturado por las tropas 1tahanas. Y supong~­
de esta intención». Esto me parece un útil punto de partida para un aná- mos también que deseo inducir a esas tropas a creer que soy un ofi-
lisis del significado, en primer lugar porque muestra la estrecha rela- cial alemán de modo que consiga que me suelten. Lo que me gustaría
ción entre la noción de significado y la noción de intención, y en segun- hacer sería decirles en alemán o italiano que soy un oficial alemán.
do lugar porque captura algo que es, pienso, esencial a hablar un lenguaje: Pero supongamos que no sé alemán o italiano suficientes para h~cer
al hablar un lenguaje intento comunicar cosas a mi oyente consiguiendo esto. Entonces yo, por así decirlo, intento representar la pantoilllilla
que reconozca mi intención de comunicar precisamente esas cosas. Por de decirles que soy un oficial alemán recitándoles aquellos pequeñ~s
ejemplo, característicamente, cuando hago una aserción, intento comu- trozos de alemán que conozco, confiando en que ellos no saben sufi-
nicar a, y convencer a mi oyente, de la verdad de cierta proposición; y ciente alemán como para darse cuenta de mi plan. Supongamos que
los medios que empleo para hacer esto son emitir ciertos sonidos, cuya conozco solamente una línea de alemán que recuerdo de un poema que
emisión intento que produzca en él el efecto deseado por medio de su tenía que memorizar en un curso de alemán de la escuela secundaria.
reconocimiento de mi intención de producir precisamente ese efecto. Por lo tanto yo, un prisionero americano, me dirijo a mis capturado-
Por una parte podría intentar lograr que creyeses que soy francés hablan- res italianos con la siguiente oración: <<Kennst dudas Land wo die Zitro-
do francés durante todo el tiempo, vistiéndome a la manera francesa, nen blühen?». Ahora bien, describamos la situación en términos gri-
mostrando un frenético entusiasmo por De Gaulle y cultivando amis- ceanos. Yo intento producir un cierto efecto en ellos, a saber, el efecto
tades francesas. Pero por otra parte podría lograr que creyeses que soy de que crean que soy un sol~:la~o alemán~ ~ inten_t? producir este erec-
francés diciéndote simplemente que soy francés. Ahora bien, ¿cuál es to por medio de su reconocirmento ~e rm mtencion. Inter;it? que pi~n­
la diferencia entre esas dos maneras de mi intento de lograr que creas sen que lo que estoy intenta~do ~,ecrrles es que sor un of1cial aleman.
que soy francés? Una diferencia crucial es que en el segundo caso inten- Pero ¿se sigue de esta exphcac_10n que cuando digo <<[<.~nnts du, das
to lograr que creas que soy francés llevándote a r~conocer que mi inten- Land...», etc., lo que quiero decrr (mean) es «Soy un oficial alemam>?
ción pretende lograr que creas precisamente eso. Esta es una de las cosas No solamente no se sigue sino que en este caso me parece ~omplet~­
que incluye el decirte que soy francés. Pero naturalmente, si intento lograr mente falso que cuando emito la oración alemana lo que qmero decrr
que creas que soy francés actuando de la manera que he descrito, enton- es «Yo soy un oficial alemán», o incluso «.!ch bien ein deutscher Offi-
ces tu reconocimiento de mi intención de producir en ti la creencia de zien>, puesto que lo que las palabras significan (mean) es «¿Cono~es
que soy francés no está constituida por los medios que estoy emplean- el país donde florecen los limonero~?». Naturalmente, d~seo eng~nar
do. En efecto, en este caso, pienso, te volverías más bien receloso si a mis capturadores de modo que piensen que lo q_ue qmero decrr es
reconocieses mi intención. «Yo soy un oficial alemán», pero parte de lo que se mcluye en e~ en~a­
A pesar de que este análisis del significado es valioso, me parece ño es lograr que piensen que esto es lo que las palabras que emito s~g­
que es defectuoso en ciertos aspectos. Primeramente no logra distin- nifican en alemán. En un punto de las Philosophical Investigations Witt-
guir entre los diferentes géneros de efectos -perlocucionarios versus genstein dice «Di "hace frío aquí" queriendo decir "hace calor aquí"» 6•
ilocucionarios- que uno puede intentar producir en sus oyentes, y ade- La razón por la que no somos capaces de hacer esto es que lo que ??so-
más no logra mostrar la manera en que esos diferentes géneros de efec- tros podemos querer decir es una función ~e lo q~e estamos dicien-
tos se relacionan con la noción de significado. Un segundo defecto es do. El significado es más que un asunto de mtenc10n, es un asunto de
que no logra dar cuenta de hasta qué punto el significado es un asun- convención.
to de reglas o convenciones. Esto es, esta explicación del significado
no muestra la conexión entre el querer decir algo por parte de alguien

6 Philosophical Investigations, Oxford, 1953, parágrafo 510 [versión castellana,


' The Philosophical Review, 1957. [Véanse las pp. 485-494 de este volumen.] UNAM/Crítica, Barcelona, 1988].
444 LA BÚSQUEDA DEL SIGNIFICADO ¿QUÉ ES UN ACTO DE HABLA? 445

La explicación de Grice puede rectificarse para tratar con contrae- mulación consiste en establecer las condiciones para la realización de
jemplos d~ este género. Tenemos un caso donde estoy intentando pro- un acto ilocucionario particular. Por lo tanto, nuestra investigación ser-
ducrr un cierto efecto por medio del reconocimiento de mi intención de virá a un doble propósito filosófico. Al enunciar un conjunto de condi-
producir ese efecto, pero el dispositivo que uso para producir ese efec- ciones para la realización de un acto ilocucionario particular, habremos
to se usa convencionalmente, en virtud de las reglas que gobiernan el ofrecido una explicación parcial de esa noción ytambién habremos pre-
uso de ese dispositivo, como un medio de producir efectos ilocuciona- parado el terreno para el segundo paso, la foL?1~ación de las r~gla_s.
rios completamente diferentes. Debemos por lo tanto reformular la expli- Encuentro que el enunciado de las condiciones es muy dificil de
cación del ~ignificado de Grice de una manera tal que haga claro que el hacer, y no estoy enteramente satisfecho con la lista que voy a pr~sen­
querer decrr algo por parte de una persona cuando ésta dice algo está tar. Una razón de la dificultad es que la noción de promesa, al igual
relacionado _más que contingentemente con lo que la oración significa que muchas nociones del lenguaje ordinario, carece absolut~mente de
en el lenguaJe que esa persona está hablando. En nuestro análisis de los reglas estrictas. Existen toda clase de promesas extrañas, divergentes
actos ilocucionarios debemos capturar tanto los aspectos convenciona- y dudosas; y pueden presentarse contraejemplos, más o menos extra-
les como los intencionales y especialmente las relaciones entre ellos. vagantes, en contra de mi análisis. Me inclino a pensar que no seremos
En 1~ realización de un acto ilocucionario el hablante intenta producir capaces de obtener un conjunto abrumador de condiciones necesarias
un ~1erto efecto, logrando que el oyente reconozca su intención de pro- y suficientes que reflejen exactamente el uso ordinario de la palabra
ducrr ese efecto, y además, si está usando las palabras literalmente, inten- «promesa>>. Por lo tanto, limitaré mi discusión al meollo del concepto
ta que este reconocimiento se logre en virtud del hecho de que las reglas de prometer e ignoraré los casos límite, dudosos y parcialmente defec-
para el uso de las expresiones que emite asocien las expresiones con la tuosos. Limito también mi discusión a las promesas abiertas y explí-
p~oducción de ese efecto. Es esta combinación de elementos la que nece- citas e ignoro las promesas hechas mediante giros de frase elípticos,
sitaremos expresar en nuestro análisis del acto ilocucionario. insinuaciones, metáforas, etc. .
Otra dificultad surge de mi deseo de enunciar las condiciones si?
ciertas formas de circularidad. Deseo proporcionar una lista de condi-
V. CÓMO PROMETER ciones para la realización de cierto acto ilocucionario, que no hagan
mención ellas mismas de la realización de ningún acto ilocucionario.
Intentaré ahora ofrecer un análisis del acto ilocucionario de pro- Necesito satisfacer esta condición para ofrecer una explicación de la
meter. Para llevar a cabo esto preguntaré qué condiciones son necesa- noción de acto ilocucionario en general; de otra manera estaría mos-
rias y suficientes para que se haya realizado el acto de prometer en la trando simplemente la relación entre diferentes actos ilocucionarios.
emisi~n de una oración dada. Intentaré dar respuesta a esta pregunta Sin embargo, aunque no se hará referencia a actos ilocuciona?os, cier-
enuncian~o es~s condiciones como un conjunto de proposiciones tales tos conceptos ilocucionarios aparecerán en el analysans al igual que
que la conjunción de los miembros del conjunto entraña la proposición en el analysandum; y creo que esta forma de circularidad es inevitable
de que un hablante hizo una promesa, y la proposición de que el hablan- debido a la naturaleza de las reglas constitutivas.
te hizo una promesa entraña esta conjunción. De esta manera cada con- En la presentación de las condiciones consideraré en primer lugar
dición será una condición necesaria para la realización del acto de pro- el caso de una promesa sincera y después mostraré cómo modificar las
meter, y el conjunto de condiciones tomado colectivamente será una condiciones para hacer sitio a las promesas insinceras. Dado que nues-
condición suficiente para que el acto haya sido realizado. tra investigación es semántica más que sintáctica, supondré simplemente
Si ~btenemos un conjunto tal de condiciones podemos extraer de ellas la existencia de oraciones gramaticalmente bien formadas.
un conjunto de reglas para el uso del dispositivo indicador de función. Dado que un hablante H emite una oración O en presenc~a de un
Aquí el método es análogo a descubrir las reglas del ajedrez preguntán- oyente A, entonces, en la emisión de O, H sincera (y no defectivamen-
donos cuáles son las condiciones necesarias y suficientes bajo las cua- te) promete que p a A si y sólo si:
les puede decirse que_ un jugador ha movido correctamente un caballo,
se ha enrocado, dado Jaque mate, etc. Estamos en la posición de alguien (1) Se dan las condiciones normales de input y output.
que ha aprendido a jugar al ajedrez sin haber tenido jamás formuladas
la~ reglas y que dese~ tal foi:mul~ción. Nosotros aprendemos cómo jugar Uso los términos input y output para cubrir un extenso e indefini-
el Juego de los actos Ilocuc10nanos, pero en general esto se hace sin una do rango de condiciones bajo las cuales es posi~l~ cualquier g~nero de
formulación explícita de las reglas, y el primer paso para obtener tal for- comunicación lingüística. Output cubre las condic10nes requendas para
446 LA BÚSQUEDA DEL SIGNIFICADO ¿QUÉ ES UN ACTO DE HABLA? 447

hablar Í!lteligiblemente e input cubre las condiciones para la compren8ión. perezoso: «Si no entregas tu trabajo a tiempo, prometo que te daré una
Juntos ~cluyen cosas tales c~mo que el hablante y el oyente conozcan mala nota en el curso.» ¿Constituye esta emisión una promesa? Me sien-
am?os co_mo hablar el lenguaje; que ambos sean conscientes de lo que to inclinado a pensar que no; la describiríamos más naturalmente como
estan haciendo; que el hablante no esté actuando bajo coacción o ame- un consejo o posiblemente incluso como una amenaza. Pero ¿por qué
naz¡is; que no tengan impedimentos fisicos para la comunicación tales es posible usar la locución «Prometo» en tal caso? Creo que en este
como sordera, afasia o laringitis; que no estén actuando en una obra de caso la usamos debido a que «Prometo» y «Por la presente prometo»
teatro o hablando en broma, etc. son dos de los dispositivos indicadores de función más fuertes para com-
promiso que proporciona el idioma castellano. Por esta razón usamos
(2) H expresa que p en la emisión de O. a menudo estas expresiones en la realización de actos de habla que no
son, estrictamente hablando, promesas, pero en los cuales deseamos
Esta condición ~ísla el contenido proposicional del resto del acto subrayar nuestro compromiso. Para ilustrar esto consideremos otro apa-
de habla y nos capacita para concentrarnos en las peculiaridades de pro- rente contraejemplo, de líneas diferentes, al análisis. Algunas veces se
meter en el resto del análisis. oye a la gente decir «Te lo prometo» cuando se hace una aserción enfá-
tica. Supongamos, por ejemplo, que te acuso de haber robado el dine-
(3) Al expresar que p, H predica un acto futuro X de H. ro. Digo: «Tú robaste ese dinero, ¿no?» Tú replicas: «No, no lo hice,
te prometo que no lo hice.» ¿Has hecho en este caso una promesa? En-
En_ el caso de prometer el dispositivo indicador de función es una cuentro muy poco natural describir tu emisión como una promesa. Esta
expresión cuyo alcance incl_uye ciertas características de la proposición. emisión se describiría de manera más apropiada como una negativa enfá-
En una promesa debe predicarse un acto del hablante, y éste no puede tica, y podemos explicar la aparición del dispositivo indicador de fun-
ser un acto pasad~. No pued~ prometer haber hecho algo, y no puedo ción «Te lo prometo» como derivativo de promesas genuinas y sirviendo
prometer que algun otro hara algo. (Aunque puedo prometer cuidar- aquí como una expresión que añade énfasis a tu negativa.
me de que lo hará.) Lap?ció? de acto, tal como lo estoy interpretando En general, el punto enunciado en la condición (4) es que si una
par~ los presentes. propos1tos, mcluye abstenerse de realizar ciertos actos pretendida promesa ha de ser no defectuosa, la cosa prometida debe
r~ahzar otras senes de actos, y puede también incluir estados y condi~ ser algo que el oyente desea que se haga, o considera que es de su inte-
c_10nes: puedo prometer no hacer algo, puedo prometer hacer algo repe- rés, o preferiría que se hiciese a que no se hiciese, etc.; y el hablante
ti~~mente, y puedo prometer estar o permanecer en cierto estado o con- debe ser consciente de, o creer, o saber, etc., que éste es el caso. Pien-
d1c1ón. _L!amaré a las condiciones (2) y (3) condiciones de contenido so que una formulación más exacta y elegante de esa condición reque-
proposzczonal. riría la introducción de terminología técnica,

(4) A pref~rfría que_ H_ hiciese X a que no hiciese x; y H cree que A (5) No es obvio ni para H ni para A, que H hará X en el curso nor-
preferma que hzczese X a que no hiciese X mal de los acontecimientos. -

Una distinción crucial entre promesas de un lado y amenazas de Esta condición es una instancia de una condición general de mu-
otro es que una promesa es una garantía de que se hará algo a favor tuyo, chos géneros diferentes de actos ilocucionarios al efecto de que el acto
no en tu contra, pero una amenaza es una garantía de que se hará al- debe tener un objeto. Por ejemplo, si pido a alguien que haga algo que
go en ~ contra, no a tu favor. Una promesa es defectuosa si la cosa es obvio que está haciendo ya o va a hacer, entonces mi petición carece
prometida es .a~go que no desea que se haga la persona a quien se pro- de objeto, y a ese respecto es defectuosa. En una situación de habla efecti-
mete; Y es a~1c10nalmente defectuosa si el que promete no cree que la va, los oyentes, conociendo las reglas para realizar actos ifocuciona-
persona a qmen se promete desea que se haga, puesto que una prome- rios, supondrán que esta condición se satisface. Supongamos, por ejem-
sa no defectuosa debe hacerse con la intención de que sea una prome- plo, que en el curso de una disertación pública digo a un miembro de
sa Yno co~o ~a amenaza o consejo. Creo que las dos mitades de esta mi auditorio: «Mira aquí, Pérez, presta atención a lo que estoy dicien-
dob!e cond1c10n son necesarias para evitar contraejemplos bastante do.» Para que esta emisión tenga sentido, el auditorio tendrá que supo-
obvios. ner que Pérez no había estado prestando atención o en cualquier caso
S_e P,uede, sin emb~rgo, p~nsar en a.parentes contraejemplos a esta que no es obvio que había estado prestando atención, que la cuestión
cond1c1on tal como esta enunciada. Supongase que digo a un estudiante de su prestar atención ha surgido de alguna manera; pues una candi-
448 LA BÚSQUEDA DEL SIGNIFICADO ¿QUÉ ES UN ACTO DE HABLA? 449

ción para hacer una petición es que no sea obvio que el oyente esté hacien- (8) H tiene la intención de que la emisión de O produzca enA la creen-
do o vaya a hacer la cosa pedida. cia de que las condiciones (6) y (7) se dan por medio del reco-
Lo mismo sucede con las promesas. Está fuera de lugar que yo pro- nocimiento de la intención de producir esa creencia, y tiene la
meta hacer algo que es obvio que voy a hacer de todos modos. Si pare- intención de que este reconocimiento se logre por medio del reco-
ce que estoy haciendo una promesa tal, el único modo en que mi au~i­ nocimiento de que la oración se usa convencionalmente para pro-
torio puede dar sentido a mi emisión es suponer que creo que no es obvto ducir tales creencias.
que voy a hacer la cosa prometida. Un hombre felizmente casado que
promete a su mujer que no la abandonará la próxima semana está pro- Esto captura nues~o análisis griceano enmendado de lo que es para
bablemente provocando más ansiedad que alivio. el hablante querer decrr que hace una promesa. El hablante tiene la inten-
Entre paréntesis, creo que esta condición es una instancia de la clase ción de producir un cierto efecto ilocucionario por el recurso de lograr
de fenómeno enunciado en la ley de Zipf. Pienso que en nuestro len- que el oyente reconozca su intención de producir ese efecto y él tiene
guaje, como en la mayor parte de las formas de la conducta humana, también la intención de que este reconocimiento se consig~ en virtud
está operando un principio de mínimo esfuerzo, en este caso un prin- del hecho de que el carácter léxico y sintáctico del ítem que emite se
cipio de máximos resultados ilocucionarios con mínimo esfuerzo asocia convencionalmente con la producción de ese efecto.
fonético; y creo que la condición (5) es una instancia de esto. Estrictamente hablando, esta condición podría formularse como parte
Llamo a condiciones tales como (4) y (5) condiciones preparato- de la condición (1 ), pero tiene un interés filosófico suficiente como para
rias. Ellas son las sine quibus non de una promesa feliz, pero no enun- que merezca la pena formularla separadamente. La encuentro dificul-
cian todavía la condición esencial. tosa por la razón siguiente. Si mi objeción a Grice es realmente váli-
da, entonces seguramente, podría decirse, todas esas intenciones ite-
(6) H tiene la intención de hacer X radas son superfluas; todo lo que sería necesario es que el hablante
La distinción más importante entre promesas sinceras e insinceras emitiese seriamente una oración. La producción de todos esos efectos
es que en el caso de las promesas sinceras el hablante tiene la inten- es simplemente una consecuencia del conocimiento que el oyente tiene
ción de llevar a cabo el acto prometido, y en el caso de las promesas de lo que la oración significa, lo cual a su vez es una consecuencia de
insinceras no tiene intención de llevar a cabo el acto. Además en las su conocimiento del lenguaje, que se supone al principio por parte del
promesas sinceras el hablante cree que le es posible llevar a cabo el acto h~~l~nte. Creo _9.Ue la respuesta correcta a esta objeci§_n es que la con-
(o abstenerse de hacerlo), pero creo que la proposición de que tiene inten- dic10n (8) explica lo que es para el hablante emitir «seriamente» una
ción de hacerlo entraña que piensa que le es posible hacerlo (o abste- oración, esto es, emitirla y querer decirla (mean it), pero no confío com-
nerse de hacerlo), de modo que no enuncio esto como una condición pletamente ni en la fuerza de la objeción ni en la de la respuesta.
adicional. A esta condición la llamo condición de sinceridad.
(9) Las reglas semánticas del dialecto hablado por H y A son tales
(7) H tiene la intención de que la emisión de O le coloque bajo la que O se emite correcta y sinceramente si y sólo si se dan las con-
obligación de hacer A. diciones (1 )-(8).

La característica esencial de una promesa consiste en asumir la obli- Esta condición pretende clarificar que la oración emitida es tal que
gación de realizar un cierto acto. Creo que esta condición distingue a las se usa para hacer una promesa en virtud de las reglas semánticas del
promesas (y a otros miembros de la misma familia, como los votos) de lenguaje. Tomada juntamente con la condición (8), elimina contrae-
otros géneros de actos de habla. Obsérvese que en el enunciado de la con- jemplos semejantes al caso del soldado alemán capturado, que hemos
dición solamente especificamos la intención del hablante; condiciones considerado anteriormente. Enseguida veremos cuál es exactamente la
adicionales clarificarán cómo ha de realizarse esa intención. Sin embar- formulación de las reglas.
go resulta claro que tener esta intención es una condición necesaria para Hasta aquí hemos considerado solamente el caso de una promesa
hacer una promesa; pues, si un hablante puede demostrar que no tenía sincera. Pero la~ promesas insinceras son sin embargo promesas, y ahora
esta intención en una emisión dada, puede probar que la emisión no era tenemos necesidad de mostrar cómo modificar las condiciones para
una promesa. Sabemos, por ejemplo, que Mr. Pickwickno prometió casar- tomarlas en consideración. Al hacer una promesa insincera el hablan-
se puesto que sabemos que no tenía la intención apropiada. te no tiene todas las intenciones y creencias que tiene cuando hace una
Llamo a esto la condición esencial. promesa sincera. Sin embargo, da a entender que las tiene. En efecto,
1

1
LA BÚSQUEDA DEL SIGNIFICADO ¿QUÉ ES UN ACTO DE HABLA? 451
450
debido a que da a entender que .tie?e intenci?nes y creencias qu~ no Llamo a las reglas 2 y 3 reglas preparatorias. Se derivan de las con-
tiene describirnos su acto como msmcero. Asi, para tom~ en conside- diciones preparatorias (4) y (5).
ración las promesas insinceras necesitamos solamente revisar_n_uestras Regla 4. P ha de emitirse solamente si H tiene la intención de
condiciones, y enunciar que el hablant~ asume la res:ponsabihda? de hacer X.
tener las creencias e intenciones, más bien que enunciar que las ti~n.e Llamo a esto la regla de sinceridad. Se deriva de la condición de
efectivamente. Un indicio de que el hablante asume tal responsabi~i­ sinceridad (6).
dad lo constituye el hecho de que no podría, sin caer ~n el ab.sprdo, decir, Regla 5. La emisión de P cuenta como la asunción de una obli-
por ejemplo, «Prometo hacer X, pero _no tengo la m!e.nc10n de hacer gación de hacer X.
X» Decir «Prometo hacer X» es asllinlf la responsablh?~~ de .tener la Llamo a esto la regla esencial.
int~nción de hacer X, y esta condición vale ya .s~a. la erms10n smcera o Estas reglas están ordenadas: las reglas 2-5 se aplican solamente si
insincera. Para tomar en consideración la posibi!i?~d de una promesa la regla 1 es satisfecha, y la regla 5 se aplica solamente si las reglas 2
insincera tenemos solamente que revisar la condicion ( 6~ de modo que y 3 son satisfechas también.
enuncie no que el hablante tiene la intención de hacer X, smo 9ue asume Obsérvese que mientras que las reglas 1-4 toman la forma de cuasi
la respo~sabilidad de tener la intención de hacer X, Y. pa~a ev~tar la acu- imperativos, esto es, son de la forma: emite P sólo si x, la regla 5 tiene
sación de circulación expresaré esto de la manera sigmente. la forma: la emisión de P cuenta como y. Así, la regla 5 pertenece al
género peculiar a los sistemas de reglas constitutivas que he discutido
(6*) H tiene la intención de que la emisión de O le hará responsable en la sección II.
de tener la intención de hacer X Obsérvese también que la más bien dificultosa analogía con los jue-
gos se mantiene destacablemente bien. Si nos preguntamos bajo qué
Así rectificado (y con «Sinceramente» ~up?mido de nuestro analy- condiciones puede decirse que un jugador ha movido correctamente
sandum y de la condición (9)), n1;1estro an.ah~is es neutral respecto de un caballo, encontraríamos condiciones preparatorias, tales como que
la cuestión de si la promesa era smcera o msmcera. debe ser su turno para mover, al igual que la condición esencial que
enuncia las posiciones de hecho a las que el caballo puede moverse.
VI. REGLAS P~ EL USO DEL DISPOSITIVO INDICADOR Creo que incluso existe una regla de sinceridad para los juegos com-
petitivos, la regla de que cada parte intenta ganar. Sugiero que el equi-
DEFUNCION po que en un juego «se vende» está comportándose de una manera estre-
Nuestra próxima tarea consiste en extraer de nu~stro .c~:mj~t~ de chamente análoga al hablante que miente o hace promesas falsas. Desde
condiciones un conjunto de reglas para el uso del ~spositivo if!-dica- luego, usualmente no existen reglas de contenido proposicional para
dor de función. Obviamente no todas nuestras condiciones ~o.n igual- los juegos, puesto que los juegos, en general, no representan estados
mente relevantes para esta tarea. La condición ( 1) Ylas condi~iones .de de cosas.
las formas (8) y (9) se aplican a todos los géneros de actos ilocuci.o- Si mi análisis es de algún interés general más allá del caso de pro-
narios normales, y no son peculiares de prometer. Las reglas del dis- meter, entonces parecería que estas distinciones habrán de trasladarse
positivo indicador de función para prometer ha de hallarse que corres- a otros tipos de actos de habla, y creo que una pequeña reflexión mos-
ponden a las condiciones (2)-(7). . . .. . . trará que es así. Considérese, por ejemplo, el dar una orden. Las con-
Las reglas semánticas para el uso de cualqmer dispositivo mdica- diciones preparatorias incluyen que el hablante esté en una posición
dor de función P para prometer son: de autoridad sobre el oyente, la condición de sinceridad consiste en que
Regla 1. p ha de emitirse solament~ .~n el co?texto ,de una ora- el hablante desea que se lleve a cabo el acto ordenado, y la condición
ción (o trozo de discurso mayor), cuya erms10n predi~a algun ac~o. futu- esencial tiene que ver con el hecho de que la emisión es un intento de
ro X del hablante H. Llamo a esto la reg_la de cont~n~do proposzcwnal. lograr que el oyente lo haga. Para las aserciones, las condiciones pre-
Se deriva de las condiciones de contemdo propos1c10n~l (2) Y (3): . paratorias incluyen el hecho de que el hablante deba tener algunas bases
Regla 2. p ha de emitirse sólo si el oyen!e,A prefen~ que Hh1c1e- para suponer que la proposición aseverada es verdadera, la condición
se X a que no hiciese X, y H cree que A prefenna que Hhic1eseA a que de sinceridad consiste en que debe creer que es verdadera, y la condi-
ción esencial tiene que ver con el hecho de que la emisión es un inten-
no hiciese A. . . H
Regla 3. Pha de emitirse solamente s1 no es obVIo tant? p~ como to de informar al oyente y convencerlo de su verdad. Los saludos son
para A que H no hará X en el curso normal de los acontec1flllentos. un género muy simple de actos de habla, pero incluso aquí se aplican
452 LA BÚSQUEDA DEL SIGNIFICADO

algunas de las distinciones. En la emisión_ de «Hola>> n~ ~~iste conte-


nido roposicional ni condición de sincendad. La condic10n prepara-
toria ~onsiste en que el hablante debe haber_a?~b~do _de encontri;rse con UNA TAXONOMÍA
el oyente, y la regla esencial es que la em1s1on mdica un cortes reco- DE LOS ACTOS ILOCUCIONARIOS*
nocimiento del oyente. ., . .,
Una propuesta para posterior investigac10n consIStma en 11evar a
cabo un análisis similar de otros tipos d~ actos de habla., E~to no s~la­ JOHN R. SEARLE
mente nos daría un análisis de conceptos ~teresantes. en ~1 rmsmos, smo
ue la comparación entre diferentes anáhs1s profundizaría rn~estra, com-
~rensión de la totalidad del tema, e incident~ente proporc1onana 1;111.ª I. INTRODUCCIÓN
base para una taxonomía más seria que cualqmera d~ la_s usuales Y!~el­
les categorías tales como evaluativo frente a descnptivo, o cogmtivo El principal propósito de este artículo es desarrollar una clasifica-
ción razonada de los actos ilocucionarios en ciertas categorías o tipos
frente a emotivo.
básicos. Esto es responder a la pregunta: ¿Cuántos géneros de actos ilo-
cucionarios hay? Puesto que cualquier intento de desarrollar una taxo-
nomía debe tener en cuenta la clasificación de los actos ilocucionarios
de Austin en sus cinco categorías básicas de veredictivos, expositivos,
ejercitativos, comportativos y comprmnisorios, un segundo propósito
de este artículo es valorar la clasificación de Austin para mostrar en
qué aspectos es adecuada y en qué aspectos no lo es. Además, puesto
que las diferencias semánticas tienen seguramente consecuencias sin-
tácticas, un tercer propósito de este artículo es mostrar cómo esos dife-
rentes tipos ilocucionarios básicos están realizados en la sintaxis de un
lenguaje natural como el inglés. .
En lo que sigue presupondré familiaridad con el modelo general
de análisis de los actos ilocucionaríos ofrecido en obras tales como las
de Austin, How to do Things with Words, Searle, Speech Acts, y Sear-
le «Austin on Locutionary and Illocutionary Acts» 1• En particular pre-
supondré la distinción entre fuerza ilocucionaria de una emisión y su
contenido proposicional simbolizada como F(p ). El propósito de este
artículo es clarificar los diferentes tipos de E

* Versión castellana de Luis M. Valdés Villanueva.


' J. L. Austin, How to Do Tlzings witlz Wórds, Clarendon Press, Oxford, 1962 [exis-
te traducción castellana bajo el título de Palabras y Acciones, por G. Carrió y R. Rabos-
si, Paidós, Buenos Aires, 1971 (N. del T.)]. J. R. Searle, SpeeclzActs: An Essay in tlze Plzi-
losoplzy ofLanguqge, Cambridge University Press, Londres, 1969 [traducción castellana:
Actos de Habla: Un Ensayo de Filosofia del Lenguaje, Cátedra, Madrid, 1979 (N. del
T.)] y J. R. Searle, <<Austin on Locutionary and Illocutionary Acts», Plzilosoplzical Review,
1968.

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