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Dedicatoria

Introducción
Suspensión de la ejecución de la pena

Que es la pena

El término pena deriva del término en latín “poena” y posee una connotación de
dolor causado por un castigo.

La pena es el recurso que utiliza el Estado para reaccionar frente al delito,


expresándose como la "restricción de derechos del responsable". Por ello, el
Derecho que regula los delitos se denomina habitualmente Derecho penal. La
pena también se define como una sanción que produce la pérdida o restricción de
derechos personales de un sujeto hallado responsable de la comisión de una
conducta punible. La pena está contemplada en la ley y es impuesta por el órgano
jurisdiccional, mediante un proceso.

Que es la ejecución la pena

La ejecución penal nos coloca dentro del sistema de judicialización de las penas.
Esto indica que el condenado, recluso o individuo privado de su libertad siempre
tendrá o estará bajo la vigilancia de la autoridad judicial a través del denominado
juez de la ejecución de la pena o simplemente juez ejecutor. Entonces
entendemos como ejecución en el proceso penal el conjunto de actos atribuidos a
los órganos del Estado, facultados legalmente para ello, que tienden a dar
cumplimiento dentro de los límites establecidos por la ley y los reglamentos, a los
pronunciamientos contenidos en el fallo o parte dispositiva de las resoluciones
judiciales ejecutables recaídas en un proceso penal. Cuando se trate de la
ejecución de penas privativas de libertad se deberá tener en cuenta que éstas
están orientadas hacia la reeducación y reinserción social de los condenados o el
régimen penitenciario tiene por objetivo la reeducación, reincorporación y
rehabilitación del penado a la sociedad como lo señala la constitución art. 139,
incisos: 21 y 22

En la ejecución penal confluyen elementos diversos que nos ponen a pensar sobre
la verdadera naturaleza del juez de la ejecución de la pena. Por un lado se
perfilan aquellos elementos ligados a la administración penitenciaria y, por el otro
lado los elementos asociados al componente jurisdiccional. Las múltiples
actividades del juez ejecutor lo llevan a convertirse en un vigilante de los procesos
e instancias de la administración carcelaria y en un garante de los derechos
fundamentales del condenado.

Tal como establece la ley 24.660 denominada de "ejecución de la pena privativa


de la libertad", la misma tiene por finalidad lograr que el condenado adquiera la
capacidad de comprender y respetar la ley, procurando su adecuada reinserción
social, promoviendo la comprensión y el apoyo de la sociedad. Dicha privación de
la libertad estará sometida al permanente control judicial aunque la conducción,
desarrollo y supervisión de las actividades del régimen penitenciario serán de
competencia y responsabilidad administrativa.

Que es la suspensión de la ejecución de la pena

La decisión de suspender la ejecución de una pena privativa de libertad

D. Julián Sánchez Melgar

La decisión judicial de suspender la ejecución de las penas cortas privativas de


libertad, ha sido siempre un tema controvertido en la dogmática penal. Desde
siempre se ha tomado en consideración este problema con respecto a los
delincuentes que por primera vez han cometido un delito y su prognosis
individualizada permite suponer que no volverán a reincidir de forma razonable en
la infracción penal, y ello será consecuencia de una escasa peligrosidad criminal.

Las razones que se han aducido tradicionalmente para operar con otras fórmulas
que no sea el ingreso en prisión de tales infractores pueden caer en la conocida
contaminación carcelaria que se produce en delincuentes primarios a causa de su
convivencia en un centro penitenciario con avezados (acostumbrados) internos
que generarán más efectos negativos y perjudiciales en su personalidad, que los
de resocialización e integración social, que constituyen uno de los fines principales
de la pena.

Es por ello que, históricamente, toda la dogmática penal ha propugnado la


existencia de unos resortes que impidan el ingreso en prisión de aquellas
personas que han sido condenadas a penas cortas de prisión, bien suspendiendo
la ejecución del fallo o sustituyendo éste por otro tipo de consecuencias penales
menos gravosas para el infractor. Este efecto, además, se ha visto muy
positivamente en aquellos delincuentes que cometen infracciones penales de
ordinaria repetición o de frecuente comisión (la denominada delincuencia
funcional, que delinque para conseguir otros fines: droga, por ejemplo; o que son
personas en completa marginalidad social). En este sentido, suele decirse que la
prevención general no se ve afectada de manera sensible, y la sociedad tolera
fácilmente este tipo de medidas.

Los sistemas jurídicos comparados cuentan también con mecanismos similares, e


incluso los de corte anglosajona permite suspender el propio fallo, no propiamente
como nosotros la ejecución de la sentencia condenatoria, soslayando ( pasar por
alto, omitir, evitar, obviar) incluso, tras el periodo de prueba, una sentencia de
condena en el historial de la persona concernida.

Pero hoy se propugna también que en los delitos de gran impacto social y en los
que la práctica nos dice que se producen pocas posibilidades de reincidencia
(delitos económicos, blanqueo de capitales, delitos fiscales, afectantes a los
funcionarios públicos, y en general, los que podemos denominar como de
corrupción), en suma, en aquellos que la sociedad percibe con menos
comprensión la suspensión condicional de la pena, que se ejecute la misma, bajo
el fundamento de que este tipo de delincuencia es altamente perjudicial para el
cuerpo social, por el mal ejemplo que genera.

No obstante lo que exponemos, los códigos penales nunca habían distinguido,


hasta ahora, sobre la naturaleza del delito de que se trate a la hora de suspender
la condena, sino fundamentalmente la duración de la pena y la prognosis
(pronostico) delictiva de su autor.

De cualquier modo, antes y ahora, la suspensión no es automática, sino motivada,


y el juez podrá denegarla cuando concurran razones que aconsejen el
cumplimiento de la pena. Pero desde nuestro punto de vista no atendiendo a
principios ejemplarizantes, sino cuando sea necesario por las circunstancias
personales del reo o las características del hecho, de manera que no se
produzcan graves desigualdades en esta materia por razón de motivos
exclusivamente «sociales». Creemos que, en caso contrario, el principio de
igualdad se encontraría seriamente comprometido, contando, en cualquier caso,
con la posibilidad de arbitrarse un recurso efectivo que controle adecuadamente la
decisión por un órgano más distante del que propiamente ejecuta la pena.

En suma, y como se ha dicho por el Informe de la MP, el sustrato de la suspensión


condicional de la pena no debe aparecer en el nuevo texto normativamente
disociado de la idea de peligrosidad criminal y de la correspondiente prognosis
acerca del comportamiento futuro del delincuente, conforme a una constante y
reiterada doctrina constitucional que fija la ratio del beneficio de la suspensión
condicional en la necesidad de evitar el cumplimiento de penas cortas privativas
de libertad a los condenados que presenten un pronóstico favorable de
comportamiento futuro.

A pesar de ello, el Consejo Fiscal destaca que ello no implica que sea dable
neutralizar la vigencia del principio de prevención general, que en determinadas
ocasiones podría justificar la denegación del beneficio pese a la existencia de una
prognosis favorable, bajo la defensa del orden jurídico como causa de la
denegación de la suspensión, al modo como se opera en el derecho alemán.

Antes de dar a conocer sus contornos jurídicos, hemos de preguntarnos por dos
cuestiones: una, si en efecto, ha desaparecido el instituto de la suspensión de las
penas, que tan buenos resultados estaba dando en el tratamiento de delincuentes,
que si no primarios, no eran reos habituales, y todavía podían tomarse en
consideración otro tipo de medidas como evitar el ingreso en prisión mediante la
imposición de otras sanciones, como la imposición de una multa, la realización de
trabajos en beneficio de la sociedad o una localización permanente, menos
aflictivas en cualquier caso que él pudo ingreso en prisión.

La segunda cuestión es si, a pesar de la mención legal de que estas medidas se


deben adoptar en los casos en que sea razonable esperar que la mera imposición
de la pena que se suspende resulte suficiente para evitar la comisión futura por el
penado de nuevos delitos, puede mantenerse la orientación político criminal,
anterior a la reforma, de que se atendiera fundamentalmente a la peligrosidad
criminal del sujeto.

Desde nuestro punto de vista, contamos con dos razones para considerar que no
existe ya propiamente un sistema de sustitución de penas, al modo en cómo se
diseñó por el Código Penal de 1991; primeramente, porque no ocupan ya un
espacio para delincuentes no primarios y a su vez que no sean reos habituales,
sino que se pueden imponer tales «medidas», conforme al nuevo art.80.3, en
cualquier supuesto de suspensión condicional de la pena y consecuentemente su
integración en el régimen común de la suspensión se construye con una fórmula
de alcance general: el Juez o Tribunal también podrá condicionar la suspensión de
la ejecución de la pena al cumplimiento de alguna o algunas de las siguientes
prestaciones o medidas.

De ello tenemos que deducir que la multa y los trabajos en beneficio de la


comunidad pierden la cualidad de elementos novatorios de la pena privativa de
libertad originalmente impuesta, para quedar reducidos a mera condición de su
suspensión temporal.

Sin embargo, obsérvese, que con la nueva regulación, si se reincide en el delito, o


se incumplen gravemente las condiciones de la suspensión, renace la pena corta
privativa de libertad, y se ordena, con las compensaciones que se quiera, el
cumplimiento de la pena privativa corta de libertad, aspecto éste que nunca se
llevaba a cabo en el anterior instrumento de la sustitución de penas. Es más, de lo
dispuesto en el art.85 -EDL 1995/16398-, puede el juez dejar sin efecto estas
prestaciones o medidas (multa o trabajos en beneficio de la comunidad) lo que era
impensable en un régimen ordinario de sustitución como el diseñado en nuestro
anterior sistema jurídico.

Hemos dicho que la norma actualmente vigente se refiere a los casos en que sea
razonable esperar que la mera imposición de la pena que se suspende resulte
suficiente para evitar la comisión futura por el penado de nuevos delitos, lo cual no
es exactamente lo mismo que una prognosis individualizada de peligrosidad
criminal. Ahora bien, además de tratarse de un concepto muy próximo, es lo cierto
que el nuevo art. 58, matiza que podrán imponerse reglas de conducta cuando ello
resulte necesario para evitar el peligro de comisión de nuevos delitos. Lo cual
hace que nos inclinemos por una contestación positiva al problema planteado.

En cualquier caso, ya adelantamos que, para adoptar esta resolución, el Juez o


Tribunal valorará las circunstancias del delito cometido, la personalidad del
penado, sus antecedentes, su conducta posterior al hecho, en particular su
esfuerzo para reparar el daño causado, sus circunstancias familiares y sociales, y
los efectos que quepa esperar de la propia suspensión de la ejecución y del
cumplimiento de las medidas que fueren impuestas.

Nos preguntamos ahora cuándo se activa el mecanismo de la suspensión de las


penas cortas privativas de libertad.

En primer lugar, las penas privativas de libertad son (art.29) la prisión permanente
revisable, la prisión, la localización permanente y la responsabilidad personal
subsidiaria por impago de multa. Su cumplimiento, así como los beneficios
penitenciarios que supongan acortamiento de la condena, se ajustarán a lo
dispuesto en las leyes y en el Código Penal.

Cuando hablamos de una pena corta privativa de libertad no siempre nos estamos
refiriendo a una pena que es consecuencia de la levedad del delito cometido, sino
también a los casos en donde concurran circunstancias semi-eximentes,
atenuantes cualificadas o grados de desarrollo imperfecto en la ejecución del
delito, o participación criminal accesoria.

Las diversas posibilidades que se nos ofrecen, se han de traducir en uno de los
parámetros que se han valorar judicialmente para activar este mecanismo, pues
no será lo mismo la prognosis sobre esa esperanza razonable de que no se vuelva
a reincidir en el delito en unos casos que en otros. Pero todos ellos cumplen, eso
sí, el requisito de tratarse de una pena corta privativa de libertad, y en
consecuencia, el órgano judicial debe pronunciarse al respecto.
De todos modos, debe tratarse de una pena privativa de libertad, no otra clase de
pena. Y por ello, por no tratarse de penas privativas de libertad, no pueden ser
suspendidas, ni las privativas de derechos ni la pena de multa; y por no tratarse de
penas, tampoco pueden ser suspendidas las consecuencias accesorias y la
responsabilidad civil derivada del delito.

El nuevo sistema también incorpora mejoras técnicas, que ha de juzgarse


positivamente. Así, se precisa cuál es el momento de inicio de los plazos de
suspensión. También se impone a jueces y tribunales el deber de resolver en
sentencia sobre la suspensión de la ejecución siempre que ello resulte posible, lo
que no siempre será así, pues en la causa no constan habitualmente todos los
elementos que han de tomarse en consideración para decidir sobre la suspensión.
Por lo que cuando la decisión no pueda adoptarse en sentencia, se articula un
trámite de audiencia para las partes previo al dictado del correspondiente Auto.
Este mismo trámite se utiliza para resolver sobre la modificación de las
condiciones o su revocación, si bien en este último supuesto queda salvaguardada
la posibilidad de que el juez revoque inmediatamente la suspensión ante casos de
riesgo de fuga, peligro para la víctima o reiteración delictiva.

Una de las características de la reforma de 2015 lo constituye el instaurar una


gran discrecionalidad judicial. La consecuencia lo será el incremento de los
recursos y para algunos autores, causa de desigualdades y origen de agravios
comparativos. No hay tal, desde nuestro punto de vista. La motivación de las
resoluciones judiciales neutraliza la arbitrariedad y la discrecionalidad supone
contar con una solución individualizada en cada caso, acorde con una materia en
donde se han de valorar las circunstancias concurrentes en orden a determinar las
concretas reglas de conductas que la prudencia aconseje adoptar en cualquier
operación de suspensión de penas. Reglas de conducta que, por cierto, la ley
exige que no puedan ser excesivas ni desproporcionadas.

La suspensión ordinaria se regula en el CP art.

Señala el primero, que los jueces o tribunales, mediante resolución motivada,


podrán dejar en suspenso la ejecución de las penas privativas de libertad no
superiores a dos años cuando sea razonable esperar que la ejecución de la pena
no sea necesaria para evitar la comisión futura por el penado de nuevos delitos.

De ello, se desprende:

a) Que la pena privativa de libertad no sea en extensión temporal superior a los


cuatro años de duración, comprendiendo en tal cómputo la única pena impuesta o
la suma de las impuestas, sin incluir la derivada del impago de la pena de multa.
b) Que se decida mediante resolución judicial motivada, lo que no es más que una
derivación del art. 139, inciso: 5, pero aderezada en este caso por su fundamento,
esto es, que sea razonable esperar que la ejecución de la pena no sea necesaria
para evitar la comisión futura por el penado de nuevos delitos. Pero para adoptar
esta resolución, como ya hemos dicho, el juez o tribunal ha de valorar las
circunstancias del delito cometido, las circunstancias personales del penado, sus
antecedentes, su conducta posterior al hecho, en particular su esfuerzo para
reparar el daño causado, sus circunstancias familiares y sociales, y los efectos
que quepa esperar de la propia suspensión de la ejecución y del cumplimiento de
las medidas que fueren impuestas. Estos elementos no se encontrarán
ordinariamente en la causa, pues se trata de investigar un delito, no el perfil social
o familiar de su autor, por lo que habrán de traerse ordinariamente en fase de
ejecución de sentencia. El Tribunal Constitucional exige (entre otras muchas, en
TCo 248/2004, de 20 de diciembre -EDJ 2004/197002-), una motivación reforzada
por afectar esta materia al valor libertad personal.

Para la suspensión ordinaria, son condiciones necesarias las correspondientes a


los siguientes requisitos subjetivos, objetivos y de reparación del daño.

Subjetivamente se requiere que el condenado haya delinquido por primera vez.

Sin embargo, la reforma legal, siguiendo el modelo alemán, es muy generosa en


este extremo. Además de esta perspectiva comparada y como recuerdan Jaén
Vallejo y Perrino Pérez, en Italia se puede aplicar hasta dos veces, aunque existan
antecedentes penales; en Francia, se excluye la remisión condicional simple
cuando el autor ha sido condenado a una pena de reclusión o prisión los cinco
años anteriores, pero no se prevé ningún límite, en cambio, en la remisión
condicional con puesta a prueba, que es aquella que es aplicable a las condenas
de prisión por un tiempo máximo de cinco años impuestas por delito grave o
menos grave.

La posibilidad, pues, de que opere este mecanismo de suspensión de la pena,


aunque se tenga un antecedente delictivo, tiene también su reflejo en la
revocación del beneficio, pues éste ya no es automático, sino que en caso de
recaída en el delito, el órgano jurisdiccional habrá de valorar la gravedad del delito
cometido y otras circunstancias (art. 86 -EDL 1995/16398-), antes de proceder a la
revocación del mismo. En concreto la reforma legal dispone literalmente: que sea
cometido un delito durante el periodo de suspensión y ello ponga de manifiesto
que la expectativa en la que se fundaba la decisión de suspensión de suspensión
adoptada ya no pueda ser mantenida. No podrán valorarse en consecuencia las
infracciones sin que estén declaradas mediante una sentencia firme ni la privación
de libertad acordada cautelarmente en otra causa, exigiéndose que el delito haya
sido cometido durante el periodo de suspensión.

Y como novedad se establece que no se tendrán en cuenta los antecedentes


penales correspondientes a delitos que, por su naturaleza o circunstancias,
carezcan de relevancia para valorar la probabilidad de comisión de delitos futuros.
En consecuencia, tal novedad reside en poder conceder la suspensión de la pena
privativa de libertad a quienes tengan antecedentes por delitos que nada tengan
que ver con ese pronóstico acerca de que el ingreso en prisión no sea necesario
para evitar la comisión futura por el penado de nuevos delitos. La norma ha de
referirse, por ejemplo, a una condena por delito contra la seguridad del tráfico por
conducción bajo los efectos de la alcoholemia, cuando de lo que se trata es de la
posibilidad de suspender la pena por la comisión, por ejemplo, de un delito de robo
de pequeña cuantía. Naturalmente, si la condena principal lo es como
consecuencia de la imposición de una pena por la comisión de un delito contra la
seguridad vial, la cuestión habrá de contemplarse en sentido inverso.

Como requisito objetivo, se requiere que la pena o la suma de las impuestas no


sean superior a dos años, sin incluir en tal cómputo la derivada del impago de la
multa.

Y en lo concerniente a la reparación del daño, la ley exige que se hayan satisfecho


las responsabilidades civiles que se hubieren impuesto y se haya hecho efectivo el
decomiso acordado en sentencia.

Sin embargo, la novedad reside ahora en que no es necesario el previo embargo


de bienes, o la preceptiva consignación del total montante de la responsabilidad
civil, sino que, por el contrario, este requisito se entenderá cumplido cuando el
penado asuma el compromiso de satisfacer las responsabilidades civiles de
acuerdo a su capacidad económica y de facilitar el decomiso acordado, y sea
razonable esperar que el mismo será cumplido en el plazo prudencial que el juez o
tribunal determine. Tal órgano judicial, en atención al alcance de la
responsabilidad civil y al impacto social del delito, podrá solicitar las garantías que
considere convenientes para asegurar su cumplimiento.

Por ello, se introduce un sistema inverso al derogado, en tanto que en este, era
necesario el pago de la responsabilidad civil (y también que se hubiera hecho
efectivo, en su caso, el decomiso acordado por los jueces o tribunales), pero con
el nuevo régimen jurídico basta con efectuar un compromiso de pago de la
responsabilidad civil, y es la ocultación de bienes o el hecho de no aportar
información sobre los disponibles o de no facilitar el decomiso acordado lo que
determina la revocación de la suspensión ya acordada.

De manera que, como vemos, no es rigurosamente necesario tener satisfechas las


responsabilidades civiles, puesto que basta con el compromiso indicado.

Nos parece, empero, criticable la mención que se hace, sin fundamento a nuestro
juicio, a ese «impacto social del delito», como uno de los criterios para solicitar las
oportunas garantías. Algunos autores (Roig Torres, por ejemplo), ven la «alarma
social» como elemento decisor para asegurar el pago.

Respecto a lo que hemos denominado suspensión extraordinaria en donde se


establece que «excepcionalmente», y aunque no concurran las condiciones 1.ª y
2.ª (esto es, la primariedad delictiva o el tope de los dos años de prisión), pero
siempre que no se trate de reos habituales podrá acordarse la suspensión de las
penas de prisión que individualmente no excedan de dos años cuando las
circunstancias personales del reo, la naturaleza del hecho, su conducta y, en
particular, el esfuerzo para reparar el daño causado, así lo aconsejen.

Realmente se trata de una suspensión muy beneficiosa para el condenado, pues


consiste en suspender el ingreso en prisión de aquellos delincuentes que han sido
penados por la comisión de varios delitos castigados, cada uno de ellos, con
penas de prisión que individualmente no excedan de cuatro años de prisión, pero
que pueden sumar muchos años más de privación de libertad. En cualquier caso,
se trata de una posibilidad con la que puede operar el Tribunal sentenciador en
función de los parámetros subjetivos y objetivos que arrojen luz sobre la conducta
del infractor y su pronóstico futuro, pero contando con la reparación del daño
causado, que aquí es exigida como requisito ineludible para su concesión, pues
señala el Código que «en estos casos, la suspensión se condicionará siempre a la
reparación efectiva del daño o la indemnización del perjuicio causado conforme a
sus posibilidades físicas y económicas, o al cumplimiento del acuerdo a que se
refiere la medida que es un acuerdo de mediación, cuando la mediación no está
hoy día vigente en la justicia de mayores. Téngase en cuenta que un acuerdo de
mediación puede llevar compromisos accesorios de comportamiento, o la petición
de perdón a la víctima, e incluso simbólicos gestos de reparación del daño
causado.

Es decir, en términos generales se exige la reparación efectiva del daño, pero


vinculado a las posibilidades económicas del infractor; eventualmente, también se
requiere la indemnización del perjuicio causado, pero condicionada a sus
posibilidades físicas, que habrá de ser entendida como de reparación de un
perjuicio estético, por ejemplo, pues en caso contrario, no tiene sentido tal
distinción, ya que las posibilidades de reparación surgen de las propias
posibilidades económicas -y no físicas- del infractor.

El artículo 57° del Código Penal (CP), vigente, prescribe que el juez puede
suspender la ejecución de la pena siempre que se reúnan, de forma copulativa, los
siguientes requisitos: (i) que la condena se refiera a una Pena Privativa de
Libertad (PPL) no mayor a cuatro años; (ii) que la naturaleza, modalidad del hecho
punible, comportamiento procesal y la personalidad del agente, permitan inferir al
juez que aquel no volverá a cometer un nuevo delito; y que, (iii) el agente no tenga
la condición de reincidente o habitual. (Edward Calmet Ibañez)

Otro

CAPÍTULO I REGLAS DE CONDUCTA

1) ¿QUÉ SON LAS REGLAS DE CONDUCTA EN FUNCIÓN A LA


SUSPENCIÓN DE LA PENA?

Son las reglas establecidas en el Código Penal Peruano (Art. 58) para que haya
una posibilidad de suspender la ejecución de la pena impuesta por el Juez, es
decir cuando el juez haya suspendido la ejecución de la pena este impone ciertos
parámetros.

En el tema de suspensión de la pena, por tratarse de, prácticamente un "súper"


beneficio, para aquellos delincuentes primerizos, es de suponer que obviamente
deben mantenerse ciertas reglas de juego.

En el código penal Peruano, los artículos que se encargan del tema son los que
van del 57 al 61, sin embargo para tratar específicamente lo que son las reglas de
conducta cabe revisar el artículo 58, que a la letra dice lo siguiente:

2) REGLAS DE CONDUCTA EN FUNCIÓN A LA SUSPENCIÓN DE LA PENA

El Juez al otorgar la condena condicional, impondrá las siguientes reglas de


conducta:

1. Prohibición de frecuentar determinados lugares;

2. Prohibición de ausentarse del lugar donde reside sin autorización del Juez;

3. Comparecer personal y obligatoriamente al Juzgado, para informar y justificar


sus actividades;

4. Reparar los daños ocasionados por el delito, salvo cuando demuestre que está
en imposibilidad de hacerlo;
5. Que el agente no tenga en su poder objetos susceptibles de facilitar la
realización de otro delito; y,

6. Los demás deberes que el Juez estime convenientes a la rehabilitación social


del agente, siempre que no atente contra la dignidad del condenado.

Siendo así, pasaremos a desarrollar el análisis correspondiente, debido a que


siendo sinceras, en la doctrina no hay mucha información sobre el tema, excepto
algunos autores que se limitan a "explicar" algunos ejemplos de las reglas de
conducta, sin entrar a un detallado análisis del mismo.

7. Obligación de seguir tratamiento o programas laborales o educativos,


organizados por la autoridad de ejecución penal o institución competente.

8. Los demás deberes adecuados a la rehabilitación social del agente, siempre


que no atenten contra la dignidad del condenado.

9. Obligación de someterse a un tratamiento psicológico o psiquiátrico.

En primer lugar, cabe mencionar que las reglas de conducta no son una condición
solo para la aplicación de la suspensión de la pena privativa de libertad, ya que
también encontramos la aplicación de las reglas de conducta en los casos de
reserva del fallo condenatorio o en la libertad condicional; entonces se deduce que
las reglas de conducta no son aplicables únicamente a esta medida alternativa de
pena privativa de libertad.

• Otro punto para destacar seria que, si sabemos que la suspensión de la


pena tiene su fundamento en la prevención especial, esto es, en la "protección"
que se le debe dar al delincuente aun cuando este ya ha cometido un delito, es de
suponer que ante la suspensión de la misma se deban imponer ciertas reglas, que
funcionarían como parámetros para "medir" la conducta del sujeto, y determinar
que su actuar anterior, es decir la comisión del delito, no se va a volver a repetir,
ya que su buena conducta, así lo ha demostrado.

• Actualmente en nuestro código podemos decir que las reglas de conducta


se establecen en numerus apertus, esto debido al inciso sexto del artículo en
mención (que más adelante detallaremos).

Sin embargo tenemos otras legislaciones, como la española que especifican los
supuestos de aplicación de la suspensión de la pena y en otros casos se
especifica también las reglas de conducta a aplicar.

Por ejemplo citamos uno


"En el caso de comisión de un delito relacionado con la violencia de género, la
sustitución de la pena de prisión se realizara por la pena de trabajos en beneficio
de la comunidad y conllevara la imposición de tres reglas de conducta:

• Prohibición de acudir a determinados lugares;

• Prohibición de aproximarse a la víctima, o a aquellos de sus familiares u


otras personas que determine el juez o tribunal, o de comunicarse con ellos;

• Sujeción a programas específicos de reeducación y tratamiento


psicológico".

Bien, cabe mencionar que para las reglas de conducta quedan algunas
incertidumbres, por ejemplo en el inciso primero del artículo, tenemos la
prohibición de frecuentar determinados lugares; entendemos que el legislador
quiso decir aquí, que los lugares que el sujeto no debe frecuentar son
precisamente aquellos que de una u otra forma influyan para que el actuar
delictivo del sujeto se vuelva a manifestar.

Sin embargo los términos no quedan claros, y será el juez en cada caso concreto
quien decidirá qué lugares no debe frecuentar, aunque, en realidad al dictar las
sentencias los jueces no especifican este punto, quedando así al libre albedrío del
sujeto saber diferenciar estos "determinados lugares" a los que no debe acudir.

Este punto, y los de la aplicación de las reglas de conducta en general ni siquiera


se aclaran en la exposición de motivos, la misma que se limita a manifestar que el
actual código sí contiene las reglas de conducta que se deben aplicar en cada
caso, esto a diferencia del código anterior que no las mencionaba.

Caso contrario ocurre con el inciso 4, el que claramente podemos diferenciar, ya


que, es un principio del derecho en general que, toda persona que cause un daño
está en la obligación de repararlo, y que todos tenemos el deber de no causar
daño.

Así mismo este punto ha sido precisado por un pleno jurisdiccional penal en el año
1997, en el acuerdo plenario n° 1/97 REGLAS DE CONDUCTA EN LA
SUSPENSION DE EJECUCION DE PENAS PRIVATIVAS DE LIBERTAD, en
donde se tiene que:

Primero: el pago de la reparación civil es susceptible de ser impuesto como regla


de conducta en un régimen de suspensión de la ejecución de la pena.

Segundo: en el caso de procesados insolventes el juez debe omitir la inclusión de


la reparación civil como regla de conducta.
Tercero: el incumplimiento del pago de la reparación civil impuesta, si ha sido
incluido entre las reglas de conducta impuestas al condenado, puede provocar la
revocatoria de la suspensión, salvo que el condenado sea insolvente o no esté en
capacidad económica de hacer frente a su obligación.

Cuarto: es conveniente fijar un plazo prudencial para el cumplimiento del pago de


la reparación civil impuesta como regla de conducta en el régimen de suspensión
de la ejecución de la pena privativa de libertad.

Entonces tenemos que este punto queda completamente claro.

Además tenemos también, dentro de las reglas de conducta, lo que son las
obligaciones y las instrucciones.

A continuación citaremos la diferenciación extraída del Libro de Bramont Arias


Torres, que nos dice:

"Las obligaciones son las cargas que sirven para reparar el ilícito cometido, tienen
una finalidad reparadora (aquí cita a otro autor). Jescheck indica que «las
obligaciones van dirigidas a fortalecer la función retributiva de la pena, ya que
esta, al suspenderse su ejecución, se limita al pronunciamiento de la culpabilidad y
de la pena y debe buscarse, por razones de equidad y de justicia, otra manera de
hacer sentir al condenado los efectos de la condena»"

Asimismo pone como ejemplo de obligación la reparación de los daños,


precisamente el inciso 4 del artículo mencionado, el 58.

"Las instrucciones son aquellas reglas de conducta que pretenden ayudar y


controlar la reinserción social del condenado, o sea, la ayuda de tipo preventivo
especial y el control de la resocialización del condenado, siempre que sean
necesarias tales medidas"

Otro

CAPITULO III

ART. 59°. - INCUMPLIMIENTO DE REGLAS DE CONDUCTA

Si durante el periodo de suspensión el condenado no cumpliera con las reglas de


conducta impuestas o fuera condenado por otro delito, el juez podrá según los
casos:

1. Amonestar al infractor;
2. Prorrogar el periodo de suspensión hasta la mitad del plazo inicialmente
fijado. En ningún caso la prorroga acumulada excedería de tres años; o,

3. Revocar la suspensión de la pena.

Nuestro Código Penal de 1991, en su artículo 59°; trata sobre los efectos del
incumplimiento de las reglas de conducta y establece las sanciones que el
operador jurídico o el juez, podrá aplicar según los casos, dentro del plazo o
período de prueba, a aquel sentenciado que ha sido condenado a pena privativa
de libertad suspendida, y que no cumpla con las reglas de conducta que se le han
impuesto en la sentencia o que haya sido condenado por otro delito. Sanciones
como la amonestación, la prórroga y la revocatoria de la suspensión de la pena,
sanción está última, que deberá estar sujeta conforme lo estipula el texto del
artículo 60° del citado código; a que si durante el plazo de prueba, el agente es
condenado por haber cometido nuevo delito doloso, cuya pena privativa de
libertad sea superior a tres años, se ejecutará la pena suspendida
condicionalmente y la que corresponda por el segundo hecho punible.

La Pena Privativa de Libertad, forma parte de un arsenal punitivo que sigue el


Código Penal Peruano, y que tiene como una de sus medidas alternativas, la
suspensión de su ejecución y que está contenida en el artículo 57 del código
acotado, lo que implica que la misma no se hará efectiva, esto es, que al
condenado o condenada, no se le dará ingreso a Centro Penitenciario alguno, sino
que al suspenderse su ejecución, quedará en libertad bajo condiciones, debiendo
cumplir obligatoriamente con un deber jurídico, las reglas de conducta que se le
imponen, bajo apercibimiento en caso de incumplimiento de aplicarse lo dispuesto
en el artículo 59 del C.P.

1.1 LA SANCION MÁS DASTRICA DE LOS OTROS DOS

De las sanciones que establece el Art 59 del C.P. Obviamente la más grave, la
más solicitada y menos deseada por los condenados, en ejecución de sentencia,
es la Revocatoria de la suspensión de la ejecución de la pena por efectiva, esto es
el cambio legal de su libertad condicional por efectiva.

En ejecución de sentencia a la revocatoria de la suspensión el doctor Domingo


García Rada, ex presidente de la Corte Suprema de la República, y del Jurado
Nacional de Elecciones. La llamaba “Etapa administrativo-Judicial” pues no es una
etapa, es el cumplimiento de lo que ordena la resolución que pone término al
proceso.
La Teoría dista mucho de la práctica, pues en esta última, se suele muchas veces
revocar la suspensión de la ejecución de la pena por efectiva, sin tener como
fundamento sustentatorio, unidad o coherencia fáctica y jurídica.

Al sentenciado a pena condicional, es decir bajo condiciones, se le imponen en su


mayoría, varias reglas de conducta para que las cumpla, de lo contrario, esa pena
condicional se revocará y se hará efectiva.

El juzgador, haciendo uso del IUS PUNIENDI (es una expresión latina utilizada
para referirse a la facultad sancionadora del Estado, se traduce literalmente como
derecho a penal o derecho a sancionar. La expresión se utiliza siempre en
referencia al Estado frente a los ciudadanos) estatal a nombre de la nación, debe
precisar e indicar en su sentencia, un apercibimiento o apremio, que será la base
legal o jurídica, para la aplicación del artículo 59 y 60 del Código Penal.

La generalidad significa la concurrencia de todo, de una totalidad, y la


especificidad significa una o dos cosas, las que excluyen a otras, la lógica es la
conclusión válida y la coherencia es la relación de una cosa con otra.

SENTENCIA Y CONDENA. - Cuando un juez sentencia y condena, impone varias


reglas de conducta, es decir una pluralidad o generalidad y cuando de su
apercibimiento; él mismo, señala que se aplicará en caso de incumplimiento de
“las reglas de conducta”. Se entiende esta, que sólo se podrá hacer efectivo el
apremio, si en forma concurrente no cumple con todas las reglas impuestas, pues
tiene que actuar administrando justicia, conforme a los términos que él mismo ha
indicado en su sentencia, pues ha consignado: Las reglas de conducta, que no es
una sino todas las impuestas.

SENTENCIA E IMPOSICIÓN DE REGLAS.- Cuando un juez sentencia e impone


varias reglas de conducta, empero, cuando de su apercibimiento, él mismo, señala
que se aplicará en caso de incumplimiento de “alguna o cualquiera de las reglas
de conducta” precisándose así, se entiende esta, que podrá hacerse efectivo el
apremio, si no cumple con una o cualquiera de las reglas impuestas, excluyendo o
siendo irrelevante si cumplió con las demás, pues tiene que actuar administrando
justicia conforme a los términos que él mismo ha resuelto.

Pues siendo así, si se aplica alguna sanción fuera de lo dispuesto claramente en


el apercibimiento, el que cobra mayor fuerza una vez consentida o ejecutoriada la
sentencia, es notoria su ilegalidad y mala aplicación de la ley penal al caso
concreto, teniendo como consecuencia una inadecuada y anulable revocatoria de
la suspensión de la pena.

1.2 APLICACIÓN DEL ARTÍCULO


El artículo 59 del Código Penal, debe ser aplicado conforme a lo estipulado en su
referido texto (principio de legalidad) y conforme a los términos que el propio juez
dictó y que tiene que respetar en señal de coherencia lógica y legal.

1.3 REVOCACIÓN DE LA SUSPENSIÓN DE LA PENA

Se revoca la suspensión de la pena cuando se imponen varias reglas de conducta


al condenado e incumple una sola, a pesar que el apremio diga claramente; en
caso de incumplimiento, es decir de todas ellas, en forma plural, pues no se
especifica si es solo por el incumplimiento de una o de cualquiera.

El apercibimiento debe ser claro, se debe aplicar las sanciones del artículo 59 del
Código Penal, conforme se haya precisado en él, si se dice que se aplicarán las
sanciones en caso de incumplimiento de una sola regla de conducta o en caso de
incumplimiento de todas ellas en forma general, habrá que hacerlo efectivo en ese
orden, y no tratar de forzar la ley, ni desnaturalizar lo que se ha sentenciado y que
ha quedado firme.

La revocación de la suspensión de la pena, es la sanción más severa que el juez


en ejecución de sentencia, puede y debe aplicar en forma excepcional al
condenado, previamente aplicando la amonestación y prórroga, sin embargo, su
utilidad o uso debe tener como límite la comisión por parte del sentenciado de un
nuevo delito doloso, mereciéndose por ello otra condena.

Por tanto, es facultad legal del juzgador el adoptar cualquiera de estas medidas
ante un eventual incumplimiento de las normas de conducta fijadas.

1.4 CONCORDANCIA CON OTROS ARTICULOS

A) CODIGO PENAL

ART. 65°. - INCUMPLIMIENTO DE REGLAS

Cuando el agente incumpliera las reglas de conducta impuestas, por razones


atribuibles a su responsabilidad, el Juez podrá:

1. Hacerle una severa advertencia;

2. Prorrogar el régimen de prueba sin exceder la mitad del plazo inicialmente


fijado. En ningún caso la prórroga acumulada sobrepasará de tres años; o

3. Revocar el régimen de prueba.

B) CODIGO DE EJECUCION PENAL


La Ejecución Penal es una fase más del proceso penal considerada integralmente
en la que se busca dar cumplimiento a las disposiciones de la sentencia que
condena a pena privativa de libertad, sin olvidar el respeto a los derechos
fundamentales de los sujetos sentenciados.

Este Código diseña un nuevo Sistema Penitenciario que, teniendo como premisa
el reconocimiento jurídico y el respeto a la persona del interno, persigue como
objetivo, fundamental la resocialización del penado a través de un tratamiento
científico. Recoge las reglas mínimas para el tratamiento de los reclusos
aprobadas por el I Congreso de las Naciones Unidas sobre Prevención del Delito y
Tratamiento del Delincuente y sus modificatorias, así como las Reglas Mínimas
adoptadas por el Consejo de Europa el 19 de Enero de 1973. Junto al precedente
nacional Decreto Ley Nº17581-, ha tenido principalmente como fuentes legislativas
a la Ley Orgánica Penitenciaria de España de 1979, la Ley Penitenciaria Alemana
del 16 de Marzo de 1976 y la Ley Penitenciaria Sueca de 1974. También ha
considerado los avances de las investigaciones criminológicas y la Ciencia
Penitenciaria.

ANTES:

ART. 52°. - REVOCACIÓN DE LA SEMI-LIBERTAD

La semi-libertad se revoca si el beneficiado comete un nuevo delito doloso o


incumple las reglas de conducta establecidas en el artículo 58 del Código Penal,
en cuanto sean aplicables.

AHORA

ART. 52°. - REVOCACIÓN DE LA SEMILIBERTAD

La semi-libertad se revoca si el beneficiado comete un nuevo delito doloso o


incumple las reglas de conducta establecidas en el artículo 58 del Código Penal en
cuanto sean aplicables o infringe la adecuada utilización y custodia del mecanismo
de vigilancia electrónica personal.”

Modificado por el Artículo 7 de la Ley Nº 29499 (publicada el 19/01/2010),


disponiendo su entrada de vigencia progresiva en los distritos judiciales, según el
calendario oficial que sería aprobado por decreto supremo, exceptuándose de
dicho calendario a los distritos judiciales de Lima, Lima Norte, Lima Sur y Callao,
jurisdicciones donde la Ley será aplicada una vez concluido el proceso de
selección por concurso público e implementados todos los mecanismos de la
vigilancia electrónica personal, y su reglamento correspondiente.

ANTES:
ART. 56°. - REVOCACIÓN DE LA LIBERACIÓN CONDICIONAL

La liberación condicional se revoca si el beneficiado comete nuevo delito doloso o


incumple las reglas de conducta establecidas en el artículo 58 del Código Penal,
en cuanto sean aplicables.

AHORA:

ART. 56°. - REVOCACIÓN DE LA LIBERACIÓN CONDICIONAL

La liberación condicional se revoca si el beneficiado comete nuevo delito doloso;


incumple las reglas de conducta establecidas en el artículo 58 del Código Penal,
en cuanto sean aplicables; o infringe la adecuada utilización y custodia del
mecanismo de vigilancia electrónica personal.

Modificado por el Artículo 7 de la Ley Nº 29499 (publicada el 19/01/2010),


disponiendo su entrada de vigencia progresiva en los distritos judiciales, según el
calendario oficial que sería aprobado por decreto supremo, exceptuándose de
dicho calendario a los distritos judiciales de Lima, Lima Norte, Lima Sur y Callao,
jurisdicciones donde la Ley será aplicada una vez concluido el proceso de
selección por concurso público e implementados todos los mecanismos de la
vigilancia electrónica personal, y su reglamento correspondiente.

ART. 127°. - ATRIBUCIONES DE LAS JUNTAS DE ASISTENCIA POST-


PENITENCIARIA

Son atribuciones de las Juntas de Asistencia Post-penitenciaria:

1. Gestionar la anulación de antecedentes judiciales, penales y policiales del


liberado.

2. Brindar asistencia social al liberado, a la víctima del delito y a los familiares


inmediatos de ambos.

3. Vigilar al liberado condicionalmente y solicitar la revocación del beneficio en


el caso de incumplimiento de las reglas de conducta impuestas.

4. Apoyar al liberado en la obtención de trabajo.

5. Las demás que establece este Código y su Reglamento.

1.5 JURISPRUDENCIA

EL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
Juez puede revocar pena suspendida sin necesidad de amonestar primero al
condenado

En una reciente sentencia, el Tribunal Constitucional se ha reafirmado en la línea


jurisprudencial trazada respecto a las facultades del juez penal ante el
incumplimiento de reglas de conducta por parte de quienes son condenados a
penas de prisión suspendida. Aquí los detalles de la decisión.

Ante el incumplimiento de reglas de conducta por parte de quien recibe una


condena de prisión suspendida, el juez puede emplear cualquiera de las tres
herramientas previstas por el artículo 59 del Código Penal (amonestación,
prórroga de la suspensión o revocación de la pena suspendida), sin necesidad de
acudir primero a la amonestación, pues la norma no prevé un orden de prelación
entre las tres medidas. Evidentemente, ello no exonera al juez de su deber de
motivar adecuadamente la decisión que adopte.

En esos términos se expresó el Tribunal Constitucional en la reciente STC Exp. Nº


04649-2014-PHC/TC, a través de la que declaró infundada la demanda de hábeas
corpus interpuesta por un ciudadano contra las órdenes de ubicación y captura
dictadas en su contra porque, supuestamente, vulneraban sus derechos al debido
proceso, a la debida motivación de resoluciones judiciales y a la libertad personal.

El demandante explicó que fue condenado por el delito de omisión de asistencia


familiar a tres años de pena privativa de la libertad, suspendida en su ejecución
por el mismo período, y que se le impuso el cumplimiento de determinadas reglas
de conducta, especialmente el pago de la reparación civil ascendente a S/
3,750.00 en dieciocho (18) cuotas. El demandante también refirió que el fiscal
solicitó la revocatoria de la suspensión de la pena, que antes de realizada la
audiencia de revocatoria consignó S/ 850.00 y que, pese a ello, se expidió una
resolución que revocó la pena suspendida, ordenó que dicha pena se cumpla
efectivamente y dispuso su ubicación y captura.

La jueza que expidió la resolución cuestionada (que revocó la pena suspendida)


explicó que esta fue impugnada por la defensa del demandante recurrente,
aunque el recurso fue rechazado por cuestiones formales. La jueza añadió que
dicha resolución se encuentra debidamente motivada porque analizó el
incumplimiento de dos reglas de conducta impuestas al recurrente (pagó la
reparación civil fuera del plazo establecido y no compareció ante el juzgado en las
fechas indicadas).

Antes de pronunciarse sobre el fondo del asunto, el Tribunal Constitucional explicó


que la necesidad de que las resoluciones judiciales sean motivadas es un principio
que informa el ejercicio de la función jurisdiccional y, al mismo tiempo, un derecho
constitucional de los justiciables. Mediante la debida motivación se garantiza tanto
que la administración de justicia se lleve a cabo de conformidad con la
Constitución y las leyes como que los justiciables puedan ejercer de manera
efectiva su derecho de defensa.

El Colegiado recordó que el artículo 59 del Código Penal establece que si, durante
el período de suspensión de la pena, el condenado no cumpliera las reglas de
conducta impuestas o fuera condenado por otro delito, el juez podrá amonestarlo,
prorrogar el período de suspensión hasta la mitad del plazo inicialmente fijado, o
revocar la suspensión de la pena. Al respecto, el Tribunal recordó que dicha
norma no obliga al juez a aplicar tales alternativas en forma sucesiva, sino que,
ante el incumplimiento de las reglas de conducta impuestas, la suspensión de la
ejecución de la pena pueda ser revocada sin necesidad de que previamente sean
aplicadas las dos primeras alternativas (SSTC Exps. Nºs 02517-2005-PHC/TC,
03165-2006-PHC/TC y 03883-2007-PHC/TC).

Respecto a la exigencia de pagar la reparación civil, el Colegiado reiteró que no se


trata de preferir el carácter disuasorio de la pena en desmedro de la libertad
individual del condenado, sino de dar prioridad a la eficacia del poder punitivo del
Estado y los principios que subyacen a dicha eficacia, como son el control y la
regulación de las conductas de acuerdo con ciertos valores y bienes jurídicos que
se consideran dignos de ser tutelados.

En el presente caso, el Tribunal Constitucional encontró que el demandante fue


condenado por el delito de omisión de asistencia familiar, como ya se indicó, a una
pena suspendida en su ejecución por el período de tres años, bajo la condición de
que cumpla con determinadas reglas de conducta, entre las que se encontraban
pagar una reparación civil ascendente a S/ 3,750.00 (en dieciocho cuotas) y
concurrir al juzgado de ejecución cada treinta (30) días. La sentencia condenatoria
precisó, además, que el incumplimiento de cualquiera de las reglas de conducta,
incluyendo cualquiera de las cuotas pactadas, se revocaría la suspensión de la
pena.

En consecuencia, el Colegiado encontró que la decisión de revocar la pena


suspendida estaba debidamente motivada, toda vez que expresó las razones por
las que se adoptó esta determinación: básicamente, porque el pago de la
reparación civil no empezó a cumplirse en la fecha indicada y, además, porque el
recurrente no compareció ante el juzgado de ejecución en las fechas indicadas.

REVOCACIÓN DE LA SUSPENSIÓN DE LA PENA


ANTES DE LA REFORMA DEL CODIGO PENAL: Si el condenado, al que se le
había suspendido la ejecución de la pena, incumplía las obligaciones o deberes
impuestos recogidos en el art. 83 Código Penal (prohibición de acercarse a la
víctima, etc.), procedía generalmente la revocación de la suspensión.

DESPUES DE LA REFORMA DEL CODIGO PENAL: Se hace una distinción


según se trate de incumplimientos graves o no, estableciendo que, si el
condenado incumple grave o reiteradamente las prohibiciones o deberes
impuestos, se procederá a la revocación de la suspensión de la ejecución de la
pena. Sin embargo, cuando dicho incumplimiento no tenga la consideración de
grave o reiterado, cabe que el Juez no revoque la suspensión y le establezca
nuevas prohibiciones o establezca un plazo superior de suspensión.

CONCEPTO: La revocación es la sanción más rigurosa, por la cual su uso debe


ser excepcional y después que se hayan aplicado las sanciones anteriores como
son la amonestación o la prórroga del plazo de prueba. Si el sujeto violara durante
el plazo de suspensión fijado, el juez o tribunal revocara la suspensión de la
ejecución de la pena. Para revocar la suspensión de la pena, no nos debemos
basar tan solo, en el incumplimiento de determinadas reglas de conducta o la
comisión de un nuevo delito, la revocación opera para futuro, desde la
manifestación de la voluntad de revocación, en caso de tratarse de la revocación
de un acto anulable mediante la declaración de lesividad. Sin embargo, si la
revocación se lleva acabo mediante la revisión de oficio en los actos nulos de
pleno derecho, provocará efectos hacia el futuro y hacia el pasado, de modo que
se retrotraen los efectos producidos por tal acto o reglamento nulo, hasta el
momento en el que se dictó el mismo (a excepción de los actos firmes respetando
el principio de seguridad jurídica) de modo que tal acto o reglamento nulo se
tendrá por "no puesto"

También la suspensión será revocada si dentro del plazo de prueba el agente es


condenado por la comisión de un nuevo delito doloso cuya pena privativa de
libertad sea superior a tres años; en cuyo caso se ejecutará la pena suspendida
condicionalmente y la que corresponda por el segundo hecho punible.

Si el sujeto infringiera durante el plazo de suspensión las obligaciones o deberes


impuestos, el juez o tribunal podrá, previa audiencia de las partes.

• Sustituir la regla de la conducta impuesta por otra distinta.

• Prorrogar el plazo de suspensión.

• Revocar la suspensión de la ejecución de la pena, si el incumplimiento fuera


reiterado.
En el supuesto de que la pena suspendida fuera de prisión por la comisión de
delitos relacionados con la violencia de género, el cumplimiento por parte del
culpable de las obligaciones o deberes previstos, determinara la revocación de la
suspensión de la ejecución de la pena.

En el actual código penal, la revocación de la ejecución de la pena se halla


redactado de la siguiente manera:

El juez o tribunal revocara la suspensión y ordenara la ejecución de la pena


cuando el penado:

• Sea condenado por un delito cometido durante el periodo de suspensión y


ello ponga de manifiesto que la expectativa en la que se fundaba la decisión de
suspensión adoptada ya no puede ser adoptada.

• Incumpla de forma grave o reiterada las prohibiciones y deberes que le


hubieran sido impuestos o se quite al control de los servicios de gestión de penas
y medidas alternativas de la administración penitenciaria.

Si el incumplimiento de las prohibiciones, deberes o condiciones no hubiera tenido


carácter grave o reiterado, el juez o tribunal podrá:

• Imponer las penadas nuevas prohibiciones, deberes o condiciones, o


modificar las ya impuestas

• Prorrogar el plazo de suspensión, sin que en ningún caso pueda exceder de


la mitad de la duración del que le hubiera sido inicialmente fijado.

CAUSAS DE LA REVOCACIÓN DE LA SUSPENSIÓN

POR LA COMISIÓN DE UN NUEVO DELITO: Existe dos posibles reacciones


frente a la comisión de un nuevo delito durante el plazo de suspensión o de
incumplimiento de las reglas impuestas, por parte del legislador no hay distinción
entre la comisión de un nuevo delito doloso o imprudente o delito leve.

POR EL INCUMPLIMIENTO REITERADO DE LAS PROHIBICIONES Y


DEBERES: Eran también causa de la revocación de la suspensión de la ejecución
de la pena en la anterior regulación y persiste en la actual redacción.

POR SUSTRACCIÓN DEL PENADO A CONTROL DE LOS SERVICIOS DE


GESTIÓN DE PENAS Y MEDIDAS ALTERNATIVAS DE LA ADMINISTRACIÓN
PENITENCIARIO: La dificulta, por parte de la Administración para contactar con el
penado puede conllevar a la revocación de más suspensión concebidas.
POR INCUMPLIMIENTO DE LAS PRESTACIONES O MEDIDAS QUE
CONDICIONEN LA SUSPENSIÓN DE LA EJECUCIÓN DE PENAS: El
incumplimiento de las prestaciones por multa o trabajos en beneficio de la
comunidad.

POR CAUSAS RELATIVAS AL DECOMISO O RELACIONADAS CON EL PAGO


DE LA RESPONSABILIDAD CIVIL: Es un requisito para el otorgamiento de la
suspensión de la ejecución de la pena privativa de libertad.

Por ende, es posible la revocación de la pena por dos causas:

Por no cumplir el comportamiento de pago de las responsabilidades civiles, salvo


que carezca de capacidad económico.

Por facilitar información sobre los bienes que hayan sido objeto de comisión o
sobre los bienes de su patrimonio.

POR INCUMPLIMIENTO NO GRAVE NI REITERADO DE LAS PROHIBICIONES,


DEBERES O CONDICIONES: La prórroga del plazo de suspensión que, conforme
la regulación actual, tendrá como limite la mitad del plazo impuesto.

CONSECUENCIAS DE LA REVOCACIÓN

Las consecuencias de su revocación de una forma mucho más precisa que la


anterior regulación. En concreto, se precisa que los gastos del penado para
reparar el daño causando no serán restituidos, afirmación que parecía no
necesaria.

Sin embargo, el juez o tribunal abonará a la pena los pagos y la prestación de


trabajo que hubieran sido realizados o cumplidos conforme a las medidas.

La multa o trabajos en beneficio de la comunidad que hayan sido impuestas como


condición para la suspensión de la ejecución de la pena si se abonaran,
lógicamente, a la pena en caso de revocación. Sino, el cumplimento de tales
prestaciones sería gratuito.

PROCEDIMIENTO PARA LA REVOCACIÓN


El art.86.4 CP incorpora con la reforma del CP de 2015una novedad procesal y es
que cómo deberá llevarse a cabo de la revocación de la suspensión, a saber, con
audiencia del Ministerio Fiscal y demás partes, en todos los casos.

Así lo había venido manteniendo el Tribunal Constitucional de acuerdo con la


jurisprudencia del Tribunal Europa de Derechos Humanos, sobre cualesquiera
medidas que puedan suponer una restricción de la libertad individual. En el
supuesto de la revocación, se autoriza al juez o tribunal para ordenar el ingreso en
prisión del penado, en alguno de estos tres supuestos: para evitar el riesgo de
reiteración delictiva, para evitar el riesgo de fuga o bien para garantizar la
protección de la víctima.

EL Juez puede revocar pena suspendida sin necesidad de amonestar primero al


condenado

En una reciente sentencia, el Tribunal Constitucional se ha reafirmado en la línea


jurisprudencial trazada respecto a las facultades del juez penal ante el
incumplimiento de reglas de conducta por parte de quienes son condenados a
penas de prisión suspendida. Aquí los detalles de la decisión.

Ante el incumplimiento de reglas de conducta por parte de quien recibe una


condena de prisión suspendida, el juez puede emplear cualquiera de las tres
herramientas previstas por el artículo 59 del Código Penal (amonestación,
prórroga de la suspensión o revocación de la pena suspendida), sin necesidad de
acudir primero a la amonestación, pues la norma no prevé un orden de prioridad
entre las tres medidas. Evidentemente, ello no exonera al juez de su deber de
motivar adecuadamente la decisión que adopte.

ARTICULO 60 DEL CÓDIGO PENAL PERUANO DE 1991:

La suspensión será revocada si dentro del plazo de prueba, el agente es


condenado por la comisión de un nuevo delito doloso cuya pena privativa de
libertad sea superior a tres años; en cuyo caso se ejecutará la pena suspendida
condicionalmente y la que corresponda por el segundo hecho punible.

Para la revocación no puede bastar con una denuncia por la comisión de un delito
contra el liberado, ni con la apertura de un atestado, sino que es necesario que se
dicte sentencia firme, porque solo entonces se destruirá totalmente la presunción
de inocencia que le asiste a aquél.
Varios autores señalan que la revocación de la suspensión se dará cuando la
persona cometa un nuevo delito; dejando puerta abierta así para interpretar si se
trata de un comportamiento que se presume que es un delito y este delito puede
ser doloso o culposo y para constatarlo se encuentra en proceso judicial, o
hablamos de una simple denuncia.

Nuestro ordenamiento jurídico especifica que deberá de tratarse no solo de una


sentencia dada ante la comisión de un delito, sino que este delito tiene que haber
sido cometido de manera dolosa. Además, señala que el agente deberá recibir
una condena privativa de libertad mayor a tres años para revocar la suspensión.

El sentenciado deberá cumplir con aquella pena privativa de libertad que fue
suspendida y también con la pena privativa de libertad impuesta en la nueva
sentencia por la comisión de un delito doloso.

Uno de los temas novedosos de la reforma del Código penal es, sin duda, el
relativo a la modificación del régimen de suspensión de la ejecución de la pena y
su posible revocación.

EJEMPLO DE REVOVACIÓN DE SUSPENSIÓN DE LA PENA

1.- Una persona es condenada por el Juzgado a la pena de prisión de UN AÑO.

Al carecer de antecedentes penales, el Juzgado acuerda que suspenderle el


cumplimiento de la pena («no cumplirla») siempre y cuando durante el plazo de
dos años no cometa otro hecho delictivo (esto se conoce como suspensión de la
pena).

Pese a la condición impuesta por el Juzgado, el sujeto comete otro delito en ese
plazo de 2 años y es sentenciado antes de que transcurra el plazo de suspensión.

El Juzgado que acordó la suspensión de la pena, a la vista de dicho


incumplimiento, acuerda la REVOCACIÓN DE LA SUSPENSIÓN de la ejecución
de la pena y por tanto que el sujeto cumpla la pena de prisión del año que se le
impuso, además de la que pueda imponérsele.
INTRODUCCIÓN: La revocación de la suspensión de la ejecución de la pena
viene establecida en el artículo 86 del actual Código Penal en eficacia desde la
reforma del 1.07.2015.La suspensión de la pena se fundamenta y se respalda en
la prevención especial de manera que se pueda evitar los efectos negativos de las
penas cortas privativas de libertad, de modo que viendo desde el enfoque de este
elemento su objetivo es procurar que se siga dando la reincidencia, además
teniendo como base un fin resocializador mediante el cual se garantiza
tratamientos y ayuda al sujeto.
CONCLUSIÓN: Analizadas las nuevas posibilidades de la figura jurídica de la
revocación de la suspensión de condena, llegamos a la determinación de que se
consideran dignos las facultades que ahora, se otorgan al juzgador a la hora de su
establecimiento. No todo incumplimiento debe de conducir una aplicación especial
de la norma, podrán tenerse en cuenta tanto las circunstancias personales del
penado suspendido, como las modalidades delictivas cometidas.

BIBLIOGRAFIA

Bramont Arias Torres. Manual de derecho penal. Parte general. Cuarta edición
Perú. Ed. Y distribuidora de libros EDDILI. 2008

CÉSAR MIGUEL OCAÑA RAMÍREZ - Abogado

Código de Ejecución Penal Decreto Legislativo N° 654

Código penal - Gonzalo Gómez Mendoza

La ley - al ángulo legal de la noticia

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