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Universidad de La Ciénega
Temática:
6. Epistemología de la complejidad
¿Nueva teoría del conocimiento?
Tanto el Pensamiento Complejo como la Transdisciplina, hacen posible no sólo a travesar las
fronteras disciplinarias, sino comprender la travesía. Gracias a éstas es posible ver que lo
mismo que las edades del sujeto, las edades de la humanidad configuran el pensamiento
produciendo estados superados, y a veces retrocedidos, de la inteligencia humana. En este
trabajo se reflexiona sobre la propensión que tiene el ser humano hacia la complejización de
su pensamiento y la asistencia que el ejercicio epistemológico de la Complejidad ofrece a
ésta, gracias a la resistencia que el pensamiento complejo impone ante todo reduccionismo y
a su irresistible invitación bien lograda por la inteligibilidad de sus principios. Colocada en el
escenario del pensamiento humano histórico originario y la interacción de procesos intuitivos
y de comprensión del sujeto, se realza la aportación que la epistemológica de la complejidad
ofrece al desarrollo y trascendencia del pensamiento humano y se reflexiona sobre cómo
ésta puede entonces ser signo de novedad en el paisaje teórico.
Teoría para subjetividades in-quietas
Arlet Rodríguez Orozco
La abstracción de Altamira.
Las gráficas rupestres, Altamira, por nombrar alguna, son rasgos de una razón
primaria que dirigía la mirada al ente de lo más alto del relieve de la significación en una
suerte conjugada de la capacidad de representación gráfica del realismo anatómico, la
policromía, profundidad y cinética como registro y manifestación de la necesidad de
representación, de permanencia y de posteridad.
Qué es lo que se registra, tomado por caso Altamira: una diversidad de especies, una
derivación de textura, la admiración de la belleza, la posibilidad de abstracción, la llegada de
la razón, el regreso a la cueva como el espacio original y la necesidad de protección para
ser, y hasta el depósito de ver graficados sistemas de nuestro contexto como interpretación
del observador contemporáneo en la ejecución de aquel momento.
Una anécdota que escuché en alguna parte hablaba de que un niño pequeño, en edad en
que se resuelve el acto egocéntrico, de pronto se encontró en una situación que no se
esperaba: su madre estaba en proceso de parir a su segundo hijo y en el trance a todos los
que la rodeaban, el médico, las tías, etc. atentas a ella. Por lo tanto no había nadie que lo
viera, ni le dijera nada, así que él, después de la sorpresa o la sensación de abandono,
comprendió esto y decidió tomarlo de la mejor manera -porque siempre “es mejor reír que
llorar”-, y entonces descubrió que podía comer cuantos dulces quisiera y que le habían
siempre prohibido. Así que él era suficientemente feliz, en eso estaba cuando el padre
sentado en la sala mientras leía el periódico le dijo: “No comas tantos dulces que se te va a
quitar el hambre”. El niño tremendamente sorprendido voltea y le pregunta al padre: “Tú
también eres invisible?”
En esta vivencia del malestar, que a veces opta por la postergación, encontramos
estudiantes formándose en marcos teóricos que pueden emitir respuestas revitalizadoras.
Éstas nos remiten al diálogo posible y a la esperanza de saberse dichos en palabras que nos
dan largos caminos y somos, de esta manera, creados nuevamente. Pero qué sucede, si
tenemos malestares por la incapacidad de la integración conceptual de la ciencia es porque
no hemos dado tiempo, inteligencia y bondad a entender nuestro malestar. Somos afines
también a las respuestas rápidas, a no escuchar los diálogos finales, a dar, pensar o
entender conclusiones volátiles y también a la pose académica.
El método de la coerción
La ética impuesta por la derivación del experimento y de la medición, una vez encontrada la
objetividad, obliga al encuentro restringido entre pensamiento e información. Los malestares
sobre la simulación y su cercanía por los números, son malestares trascendidos de la
intermediación de la ciencia entre nosotros y el entorno. Entonces surgen sentimientos de
impotencia por el conocimiento por el todo. Seguido del lenguaje formal, la construcción de
indicadores, y la persistencia por el instrumental resultan en preocupantes y descarnadas
conclusiones de los fenómenos sociales y también naturales. Con nuestros números se
pueden contar pocas cosas, o se pueden contar cosas inmediatas. Pero las distancias
implicadas por los contextos siguen resultando inasibles dada una pesada persistencia en el
hacer de una ciencia que se conforma de rigurosidad y todavía se resiste a la comprensión.
Corrimos por el instrumental. Redefinimos los términos, pero seguimos sin pensar de
la totalidad. La confección del instrumento no era para entender más, sino para medir más…
sin llegar a entender mejor.