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FICHA TÉCNICA
Banco Itaú:
- Roberto Lamy, Presidente del Banco Itaú
- María Irene de Gavilán, Directora de Banca de Consumo
- Claudia Bobadilla, Gerente de Marketing,
Equipo Técnico:
- Coordinadores: Milda Rivarola, Joaquín Cáceres Brun
- Edición: Milda Rivarola
- Coordinación de edición: Ruth Benítez Villa
- Diseño gráfico y diagramación: Creative Park
- Impresión: AGZ
- Impreso en Paraguay
Agradecimientos:
A Milda Rivarola, Joaquín Cáceres Brun y Lorenzo Jiménez de Luis, propietarios de los
acervos cartográficos reproducidos en esta edición.
INDICE
PRESENTACIÓN...................................................................................................................................................8
INTRODUCCIÓN................................................................................................................................................ 10
PRESENTACIÓN
E
n esta nueva conmemoración del día de la Organización de las Naciones Unidas, nos resulta
sumamente grato presentar esta compilación de imágenes que abarca cuatro siglos de carto-
grafía local. El encuentro de dos acervos privados hizo posible esta iniciativa conjunta con el
Banco Itaú, en la primera y más ambiciosa muestra de mapas y croquis sobre el Paraguay. Un cente-
nar y medio de ejemplares originales -acervos de Joaquín Cáceres Brun y Milda Rivarola- proporcio-
nan a la patria que celebra su Bicentenario elementos para una lectura inédita de su historia, desde
tiempos muy remotos y a través de registros bien diversos.
Abre esta Memoria una pequeña pieza de Gerhard Mercator, el renacentista flamenco que revolucio-
nó la ciencia cartográfica con su original proyección de meridianos y paralelos sobre el globo terrá-
queo. La cierran una notable carta de los asentamientos Guaraní en el Mercosur, y un Mapamundi
de la National Geographic a inicios del tercer milenio.
La secuencia de estas representaciones visuales del territorio narra también la historia de la ciencia
cartográfica. Si para el Mercator familiarizado con astrolabios y portulanos los mapas eran “los ojos
de la historia”, cuatro siglos más tarde nos está dado leer el territorio -mirar la historia- desde cual-
quier aparato de telefonía móvil, en tiempo real, con instrumentos digitales y satelitales.
Cada una de estas 144 piezas se hace legible en múltiples contextos: el de sus autores, cartógrafos
munidos de saberes e intereses propios de su tiempo y de sus respectivas culturas. El de los otros
mapas contemporáneos: los planos y croquis bélicos levantados desde varios frentes; o la cartografía
europea enfrentada a la de factura local, son paradigmas de las lecturas contradictorias del territo-
rio. Finalmente, los mapas constituyen emblemas de las naciones a lo largo de su historia. Expresan
tiempos políticos y sociales cambiantes, y se expresan en ellos. Además de representar la nación, la
construyen con la fuerza probatoria de su lenguaje visual.
Ojalá esta Memoria sea leída con la misma pasión, con un placer similar al que nos produjo el traba-
jarla: el amor a los mapas expresa una de las formas más bellas e ilustradas del amor a la patria. En
dicho sentido, creemos que puede ser el mejor homenaje que nuestra Organización puede brindar al
Paraguay, en el año de su bicentenario como nación independiente.
INTRODUCCIÓN
saberes cartográficos. Esos que jugarán un rol insustituible idamente al dominio paraguayo el Chaco y las misiones de
en la fijación de límites, en el establecimiento y la defensa la Candelaria, en la margen izquierda del Paraná.
de las nuevas soberanías que estaban surgiendo en la
América Meridional. Esas líneas de fronteras, vagas en los siglos coloniales,
imprecisas en el de la independencia, se mueven siguiendo
múltiples razones: indefiniciones heredadas de la admin-
istración colonial, lentitud de constitución de los Estados,
habilidad de cancillerías de adjudicarse territorios en
detrimento de naciones vecinas. En la cartografía de la
primera mitad del XIX, el Chaco es argentino o boliviano,
la Patagonia sigue como terra incognita sin soberanía
conocida, y Bolivia ocupa inmensas extensiones continen-
tales, o ninguna.
Una nueva estética- casi Belle Époque- nutre las leyendas de la lógica contextual de los mapas coloniales, las naciones
estos croquis, aligerando el peso de su sangriento significa- se representan ahora encerradas en sí mismos, ajenas al
do. A los nuevos signos y símbolos propios de la cartografía entorno regional. En raras ocasiones, se diseña al Para-
bélica, Jourdan y Taunay adicionan cifras de combatientes, guay como país fronterizo de otro: la cartografía de Rand
navíos y armamentos. El territorio en disputa está atrave- MacNally (1892-1912) y el bello mapa levantado por el so-
sado por flechas de movimiento de fuerzas, y por fechas de cialista alemán Ludwig de la República Argentina (1912)
batallas. Estos “mapas hablados” buscan ilustrar estrategias constituyen notables excepciones del período.
y realzar victorias desde la mirada de los vencedores. En
esta primera guerra, los mapas se asumen como un lenguaje Tras el indígena de Boggiani, surge otro valioso ejemplar
portador de cargas simbólicas, se enunciaron desde -y se de cartografía temática. Bertoni, el prolífico naturalista
asumieron como- una forma del poder. suizo radicado en Paraguay, publica en 1912 su mapa “ag-
rológico, fisiográfico y climatológico”, destinado también
Reaparece aquí el guiño anacrónico a favor del país ven- él a tener muchas y no siempre referenciadas copias. El
cido: como el mapa de Garnier -reeditado varias veces Chaco se muestra parcialmente, como área indiferen-
hasta 1899, en Atlas muy populares en España y América ciada donde pueblos indígenas habitan quebrachales ya
Latina- reproduce el del célebre Atlas Geográfico Uni- conquistados por las tanineras. Esa región Occidental
versal de estos geógrafos franceses (1ª edición, 1862), seguirá mutilada (su límite norte es una línea recta, desde
esta representación territorial del Paraguay de posguerra la desembocadura del Apa hasta el Pilcomayo) en toda la
continúa incluyendo dentro de sus fronteras al ya perdido cartografía inglesa o norteamericana de la época.
Mato Grosso.
En los albores del siglo XX nace la cartografía nacional,
La cartografía nacional en ese productivo laboratorio que fue el Departamento
Nacional de Ingenieros. Pionero de esta generación es el
El Paraguay seguirá siendo representado espacialmente maestro Cleto Romero, cuyo mapa de 1910 -grabado e
por europeos, en forma exclusiva, hasta fines del siglo impreso en Asunción- tiene sucesivas reediciones. Si para
XIX. A los cartógrafos franceses, belgas e ingleses se su- Harley el mapa era siempre una construcción social car-
man un ilustre viajero italiano, Guido Boggiani, con su gada de valores culturales, resulta paradigmática la línea
mapeamiento del territorio Caduveo en el Alto Paraguay, roja que corta en bisel la región Oriental, en la edición
y un publicista francés, Bourgade La Dardye, buscando in- inglesa del Romero. Los “no más de 12.000 habitantes” de
versores europeos para un ambicioso proyecto ferroviario. la región Este ignora tanto la demografía guaraní de esos
años, como las decenas de miles de peones obrajeros y
En medio del auge privatizador de tierras fiscales, surge el yerberos que trabajaban esas tierras.
primero de los mapas catastrales: contratado por el Go-
bierno paraguayo, el coronel argentino Luis Jorge Fon-
tana (fundador de la ciudad de Formosa y adjudicado él
mismo con fincas en el Chaco paraguayo) realiza en 1885
el plano de loteamiento del Chaco. Empieza a salvarse así
el prolongado “silencio cartográfico” sobre esta región, que
acabaría en una nueva y cruenta guerra latinoamericana.
Planos en combate
A diferencia de lo ocurrido en la primera contienda, la
del Chaco encontró ya al Paraguay con una generación de
ingenieros y cartógrafos dispuestos a dar un combate tam- El mapa que habitamos
bién documental. Antes y durante la guerra, se suceden
las compilaciones y los Atlas (Justo P. Prieto, Del Pozo El comandante del ejército del Chaco, el Gral. José Félix
Cano, Ramos Giménez) destinados a probar a la opinión Estigarribia, funda en su corto gobierno el Instituto Ge-
pública, a las comisiones de arbitraje y ante la Sociedad de ográfico Militar (hoy Dirección General del Servicio Ge-
las Naciones la ancestral posesión de este territorio que ográfico Militar). Sucesora de parte de las funciones del
debía asegurarse bélicamente. Departamento Nacional de Ingenieros, el IGM -“más hijo
de su tiempo que de sus padres”- queda bajo control de las
Los mapas asumen una abierta función propagandística, fuerzas militares, y multiplica su producción cartográfica
devienen belicoso armamento (una cartografía persuasiva) con apoyo técnico del gobierno de los Estados Unidos.
en el papel. Los mapas chaqueños se enmarcan con fotos
y escritos probatorios, colorean las líneas de ocupación y Los cambios del mapa político- nuevos departamentos en
los hitos históricamente reivindicados. Como esa batalla 1945, divisiones administrativas diferentes en 1973 y en
incluía la del uti possidetis, el Gobierno edita en 1932, en 1992- y la demanda documental de las políticas planifi-
Buenos Aires, un puntilloso Mapa Catastral del Chaco, cadoras exige la producción y actualización permanente
con las fincas de cada propietario y sus hatos ganaderos. de mapas nacionales y departamentales. Este auge apela
Los mapas de esta guerra se litografían en tiraje popular, a nuevos instrumentos tecnológicos: la aerofotometría
son piezas de gran porte afichados en espacios públicos, primero, la teledetección satelital (los Landsat se envían
comercios y escuelas. al espacio en la década de los ’70) y la revolución digital
de fines del siglo XX permiten miradas más amplias y
Los croquis de batallas diseñados por jefes militares, con profundas del territorio.
apoyo de ingenieros de ambos frentes y baqueanos - in-
dígenas en su mayoría- tienen mayor uso descriptivo Nuevos mapas temáticos focalizan recursos geológicos
y funcionalidad táctica que los de la Guerra Grande. locales (como el mapa elaborado por geógrafos del De-
El desinterés por la estética corrobora su factura en los partamento del Interior de los EE.UU. en 1952), satisfacen
campos de batalla: sus leyendas están levantadas a mano demandas etnográficas (el de Chase Sardi de 1973 y el
o mecanografiadas, los símbolos de fuerzas y armas en coordinado por Grünberg-Macedo en 2008) o proporcio-
pugna carecen de sofisticación. Muchos de estos manu- nan la información exigida por la revolución productiva
scritos se guardaban en archivos familiares, como el vali- del campo (los mapas satelitales de reconocimiento de
oso ejemplar dibujado por el Tte. 1º Juan Pastor Melgarejo suelos y capacidad de uso de la tierra de la Región Orien-
que integra este libro. tal, editados en 1995 por el Ministerio de Agricultura y
Ganadería con apoyo del Banco Mundial).
Si el frente paraguayo cuenta también con cartógrafos
experimentados, el boliviano beneficia de técnicas más A la tecnología instrumental que agudiza la mirada y la
costosas y modernas. El Cnel. David Toro -quien asumiría procesa digitalmente, se suma el fenómeno globalizador:
la presidencia de su país al final del conflicto- ilustra sus en vuelco copernicano, la cartografía recupera los ojos
Memorias de guerra con decenas de croquis basados en bien abiertos de sus orígenes. En tiempos mundializados,
teledetección aérea. Esta tecnología, surgida en la Primera los satélites tienden a no ver las viejas fronteras dibujadas
Guerra Mundial, llegó a la región demandada por otro por los hombres. La nación paraguaya, indiferente a su
conflicto bélico. Finalmente, un curioso mapa chaqueño entorno en mapas de dos siglos, se percibe a sí misma, es
editado por la Asociación Patriótica en las postrimerías simbolizada nuevamente como parte de su sistema region-
del conflicto, devela el esfuerzo paraguayo de atraer inmi- al y continental.
grantes europeos a las tierras que estaban siendo ganadas
en esa guerra internacional. Milda Rivarola
14 MEMORIA CARTOGRÁFICA DEL PARAGUAY
I.
PARAGUAY EN EL IMPERIO ESPAÑOL
6. Sanson d’Abbeville,
Nicholas: Paraguay, in
partes suas praecipuas
divisum. París, 1660. Con
cartela. Grabado en metal e
coloreado a mano.
22,3 x 29 cm.
18 MEMORIA CARTOGRÁFICA DEL PARAGUAY
II.
PARAGUAY INDEPENDIENTE
III.
PARAGUAY EN LA GUERRA GRANDE
IV.
PARAGUAY CONSTITUCIONAL
72. Mapa de la República del Paraguay. Asunción, 1901. Editado por los Tall.
Nac. de H. Kraus. Con escudo y banderas, y líneas de un proyecto ferroviario en
el Chaco. Cromolitografía. 53,5 x 59,5 cm.
En Audibert, Alejandro: Cuestión de límites entre el Paraguay y Bolivia – Artículos
publicados en “La Democracia” y en “El Pueblo” por el Doctor A. Audibert. Asunción, 1901.
PARAGUAY CONSTITUCIONAL
77
V.
PARAGUAY EN LA GUERRA DEL CHACO
VI.
PARAGUAY CONTEMPORÁNEO