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La Gaceta, 30 de septiembre de 2011

Por Alberto Horacio Elsinger

En la tierra de los mitos y de las leyendas, el


Familiar no ayunaba
Un enorme perro negro, de ojos color sangre, arrastraba cadenas y
devoraba cada año un obrero remolón. El mito del Familiar nació con
Hileret en Lules, se popularizó en Santa Ana y se extendió por todo el
NOA. La bestia era una personificación del Diablo, con el cual el patrón del
desaparecido ingenio -dice la leyenda popular- hizo un trato para ganar
cada vez más dinero.

SELLADO. El acceso a la cueva del Familiar estaba aquí: el chalet de Hileret. LA GACETA /
FOTO DE TERESA PASQUERO

Afines del siglo XIX y durante la primera década del siglo XX, el ingenio Santa
Ana era un monstruo de vidrio y acero en medio de la selva. Producía 8.000
toneladas de azúcar y dos millones de litros de alcohol al año. Contaba, entre
otras cosas, con luz eléctrica, 50 kilómetros de vía férrea, una central de
teléfonos y 10 escuelas primarias para el personal.

"No era fácil mantenerlo todo controlado. Unos 2.000 peones con machetes
debían obedecer a 30 o 40 capataces armados y con sus respectivos perros.
Pareciera que fue entonces cuando nació la leyenda del Familiar", cuenta
Josefina Artaza, descendiente de un empleado de la desaparecida fábrica
azucarera.

El historiador Eduardo Rosenzvaig, en una entrevista que le efectuó el periodista


Ernesto Cepeda -colaborador del vespertino "La Tarde"-, explicó cómo fue
desarrollándose el mito del Familiar en el latifundio de los Hileret. "Los peones
estaban capturados de por vida por sus deudas, entonces la única forma que
tenían de dejar el ingenio era fugándose -comentó Rosenzvaig-. Los patrones
tenían hombres armados que trataban de impedirlo; cuando agarraban algún
fugitivo lo mataban para dar el ejemplo. Para que eso funcionase en la psicología
de los peones se crea el mito: que en las noches de luna (llena) sale el Familiar.
Y que el Familiar hace desaparecer -esa es la palabra que usaban- al peón más
rebelde".

"El Familiar se presenta en Santa Ana como un perro negro, muchas veces sin
cabeza. Un animal grande que arrastra largas cadenas y que duerme en lugares
oscuros: sótanos, calderas, siempre cerca del patrón. Tiene ojos rojizos visibles
en la oscuridad", explicó don Olegario Molina, de 93 años, que afirmar haberse
topado con la bestia cuando tenía 22 años.

Aunque es un mito del NOA, en otros relatos también se le adjudica al Familiar


la forma de un viborón. Lo concreto es que sus ojos tienen una mirada penetrante
de felino que domina la oscuridad.

El eje del mito, según testimonios de lugareños, es que el patrón del ingenio hace
un pacto con el Diablo para ganar más dinero. A cambio no entrega su alma,
sino que se compromete a alimentar al hambriento monstruo con obreros
rebeldes. La alianza indica que cuando mejor alimentado está el Familiar mayor
es la riqueza del dueño del ingenio Algo así como una apología de la ganancia
y la plusvalía.

"En la mitología griega existe el laberinto de Creta. Allí estaba encerrado el


Minotauro, que debía ser nutrido con carne humana", destacó Dante Sepúlveda,
profesor de Historia. "El mito -continuó el académico- cuenta que el rey Minos
venció al rey de Atenas y lo condenó a entregarle cada año niñas y niños para
que el Minotauro -mitad toro y mitad hombre- los fuera comiendo encerrado
dentro del laberinto construido por Dédalo. Es decir que los cuerpos ofrecidos al
Minotauro eran los hijos de los vencidos. La paz para Atenas, como para los
obreros de los ingenios de azúcar, consistía en respetar estrictamente las
imposiciones del vencedor".
La Gaceta / 30 de septiembre de 2011

El único obrero que derrotó al demonio


Obreros oriundos de otras
provincias solían trabajar en la
zafra del Santa Ana. Los
santiagueños solían formar una
colonia numerosa. Incluso
cuentan que fue un obrero del
pago del mistol quien derrotó al
Familiar y provocó el derrumbe
del otrora ingenio más grandes
de Sudamérica.

"Mi abuelo solía contarme que


los que trabajaban en el ingenio
sabían de la desaparición de un
obrero por año. Este era
entregado como ofrenda al
Familiar a cambio de las
riquezas del año. La ofrenda la
hacia el dueño del emporio:
Clodomiro Hileret", describió
María Eleuteria Gómez, de 65
años.

"Había un obrero santiagueño


que era medio protestón y de
buen porte, que decían la había
enamorado a María Luisa
EL PARQUE. La tradición indica que allí también ataca Hileret (hija del patrón). Eso me
el Familiar. LA GACETA / FOTO DE TERESA comentó mi padre, pero sin
PASQUERO darle mucho crédito", apuntó
Lucía Vázquez.

El santiagueño, según vecinos del lugar, presentía que ese año iba a ser el elegido. Por
eso preparó un puñal con un mango en forma de cruz. Dicen que el dueño del ingenio
lo llamó para realizar trabajos en los sótanos. Cuando él bajó, sintió que Hileret le cerró
la puerta. Alrededor de la medianoche percibió un fuerte olor a azufre. Al darse vuelta
se encontró con un perro grande, negro, de ojos color sangre, que lanzaba fuego por
las fauces. Se desesperó, gritó e intentó trepar las paredes, pero estaban resbalosas.
Entonces se encomendó a Dios y comenzó a pelear. Se cansó de ver como el filo de su
daga no le hacía nada al perro y decidió mostrarle el mango del puñal en forma de cruz.
Ya había amanecido, porque cantó el gallo, y el Familiar se retiró vencido y furioso del
lugar. El santiagueño escuchó el ruido de las máquinas del ingenio y luego de gritarles
durante horas a sus compañeros, ellos le arrojaron una soga y lo rescataron del sótano.
Después se fue de Santa Ana y nadie supo más de él. A partir de allí se motorizó el
principio del fin del ingenio. Al poco tiempo murió su dueño. Hasta 1932 fue sociedad
anónima. Luego pasó al banco y 34 años después se cerró para siempre.

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