Hacer música

Pasqual Pastor
Hacer música, un valor Coordinador del Programa de Música.
Conselleria d’Educació. Comunidad
en muchos sentidos Valenciana

Hacer música es un valor en muchos sentidos. Junto a la actividad de los músicos pro- Palabras clave: hacer música, desarrollo
fesionales y del público en general como consumidores de música, se pone la aten- humano, calidad de vida, bienestar, compromiso
ción en otros tantos ámbitos de la experiencia humana donde la música ejerce un social
poderoso protagonismo, pues la música pertenece a todos de muchas maneras. Un
valor que se sustenta en la manera de hacer música armoniza el yo y el nosotros, con-
juga el pensamiento y la emoción, y constituye una experiencia de construcción de
orden y de encuentro de sentido. De ahí surgen numerosas iniciativas personales y
sociales en las que la música ejerce una función importante como factor del desarro-
llo personal y de la comunidad, del bienestar físico y mental, del aprendizaje y del
compromiso por el cambio social. Se indican algunas de estas experiencias de hacer
música para ganar calidad de vida y como expresión de un compromiso social.

Making music, a vale in many senses

Making music is a value in many senses. Besides the activity of professional musi- Keywords: making music, human development,
cians and the general public as music consumers, the spotlight is thrown onto other quality of life, wellbeing, social commitment.
areas of human experience where music plays a major role, since music belongs to
everyone in many different ways. A value underpinned by how ‘making music’ har-
monises the I and us, combines thought and emotion and represents an experien-
ce for creating order and finding meaning. It leads to numerous personal and social
initiatives where music plays a major role as a factor for personal and community
development, physical and mental wellbeing, learning and commitment to social
change. We give some examples of these experiences of ‘making music’ grouped
around improving quality of life and an expression of social commitment.

La investigación psicosocial de la música en estas
últimas décadas viene aportando evidencias del
valor de hacer música como un poderoso aliado
del desarrollo humano personal y social y una
valiosa ayuda en la superación de la dificultad.
Cada día vemos emerger nuevas iniciativas musi-
cales que penetran en todos los ámbitos de la vida
humana, desde los más subjetivos de la indivi-
dualidad a los de su presencia más pública, en los
que la música ejerce una función importante
como factor del desarrollo personal y de la comu-
nidad, del bienestar físico y mental, marcando el
pulso del aprendizaje y prestando apoyo al com-
promiso por el cambio social. Hacer música
añade valor a la experiencia humana en muchos
sentidos.

12 Eufonía Didáctica de la Música | núm. 51 | pp. 12-23 | enero 2011

Hacer música, un valor en muchos sentidos
Al fin y al cabo, la músi-
ca nació de la necesidad sub- La experiencia musical,
jetiva del ser humano de
activa la mente pero
comunicarse, una necesidad
prioritaria a la de transmitir también la interioridad
información objetiva. El vigor emocional y fortalece
con el que implica a todo el la autoestima
ser humano y fortalece su uni-
cidad orgánica tal vez sea lo
que la convierte en la actividad que mejor armo-
niza e integra toda la personalidad. La experien-
cia musical, en efecto, activa la mente (el pensar,
la creatividad, la memoria), pero también la inte-
rioridad emocional (el sentir en su compendio
lírico, épico y dramático) y fortalece la autoesti-
ma. La música es una caja de resonancia del psi-
quismo humano, al activar ambos hemisferios.
Mente y afectos se materializan físicamente por
medio de la actividad corporal. Acción por la
que nuestro yo limitado se une a la acción de un
grupo, dando a nuestra individualidad una
dimensión social (nosotros). Ningún otro ámbi-
to de la experiencia correlaciona de modo tan
natural la emoción y el concepto, el pensamien-
to y la acción. Ella, por su parte, responde a
nuestra expectativa de belleza, ofrece su redefi-
nición de bondad y su naturaleza imprevisible-
mente juguetona, aún en momentos difíciles e
inciertos.1
Hacer música armoniza el «yo»
y el «nosotros»
Escuchar música, pero aún más practicarla, resta-
blece el sentirse uno a sí mismo. Cuando la aten-
ción está puesta en el trabajo, en la actividad
hacia fuera, nos alejamos de nuestra subjetividad,
nos situamos en lo ajeno. Escuchar y hacer músi-
ca puede hacernos recuperar esta sensación de
ser para sí, de actuar para dentro, incluso cuando
se está participando en grupo, pues durante la
Eufonía Didáctica de la Música | núm. 51 | enero 2011
interpretación cada uno es
cada uno. Formar parte de un
conjunto no anula ni disminu-
ye la subjetividad individual.
Quizá este equilibrio entre sub-
jetividad y grupo, entre interio-
ridad y proyección exterior, sea
uno de los rasgos distintivos de
la experiencia musical.
De la música, nos dice Barenboim (2008),
podemos aprender sobre nosotros mismos y
sobre nuestra sociedad. En un conjunto musical,
los intérpretes tienen que hacer dos cosas muy
importantes al mismo tiempo: una es expresarse
(hacia fuera) y la otra es escuchar a los demás
músicos (hacia dentro). Si uno se limita a tocar su
papel o a escuchar se estropea el resultado con-
junto. Tocar y escuchar no funcionan por separa-
do sino dialógicamente, se mejoran interactuado
entre sí. La música nos da el modelo de algo muy
necesario en la vida: cuando los problemas divi-
den a la gente, hay que escuchar e interactuar a la
vez para llegar a encontrar un terreno común.
En esta proyección del nosotros la música
ejerce, además, un vigoroso poder para unir a los
seres humanos, por el hecho de provocar res-
puestas similares en diversas personas y al mismo
tiempo. Estas respuestas son, por un lado, de
naturaleza física dada la relación indisoluble
entre música y movimiento. Pero también produ-
ce respuestas psíquicas, coordinando e intensifi-
cando los sentimientos de un colectivo. Si la
música induce tanto a la formación de grupos es,
en parte, porque siempre crea sensación de uni-
dad (Storr, 2002, p. 45). La música añade signifi-
cado a los textos y a las celebraciones porque
estimula y vertebra un modo de participación
colectiva, creando una unidad de sensaciones. La
fuerza intrínseca del hacer música en grupo
(orquesta, coro) se basa en que establece un dúo
en el que se conjuga, de un lado, la experiencia de
13
 Hacer música

sentirse a sí mismo y, de música báquica liberaba el alma, que abandonaba

La interpretación otro, la de producir algo en el cuerpo por un instante. Por eso consideraron la
profundiza en la interacción con otros. La música un don de los dioses. Tatarkiewicz (citado
subjetividad, interpretación profundiza por Szczeklik, 2010, p. 112) lo expresa así:
en la subjetividad, convir- Los sonidos despiertan un eco en el alma y
convirtiendo la
tiendo la música en algo vibran al unísono con él. Como en el caso de
música en algo
propio, mental y somática- dos liras que están cerca: cuando tañemos las
propio, mental mente asumido. Pero al cuerdas de una, responde la otra.
y somáticamente mismo tiempo abre la expe-
asumido riencia musical al encuentro Liberman (1998) se refiere a esta sensación
con los otros con quienes se al citar la gratitud de Kierkegaard a Mozart:
comparten significados. Te debo el haber perdido la razón: el corazón
Dicho de otro modo, es una situación de equilibrio palpita sano y alegre, rápidamente aparecen y
en la que nos constituimos como sujetos, pero en desaparecen los objetos: sin embargo, dentro de
interacción con el grupo. Cuando ellos no están, cada desaparición hay un momento de gozo,
esta experiencia se diluye o se pierde; o a lo sumo un momento de emoción, breve pero feliz, relu-
pervive en el recuerdo. ciente como un gusano de luz, inconstante y
fugitivo como un ave de paso.
Hacer música conjuga
pensamiento y emoción En este mismo sentido resulta significativa la
anécdota que se cuenta de Paul Claudel. Al entrar
Los formalistas a menudo hablan de la estructura una tarde en Notre Dame, oyó el coro y creyó en
de la música como si se tratara de un mero ejer- Dios. «Tú puedes ver una puesta de sol», decía
cicio intelectual. Lo cierto es que una pieza musi- Claudel, «y se te puede revelar ahí el universo en su
cal puede proporcionarnos el mismo placer que infinita capacidad de asombro. Depende de tu
obtenemos al observar las formas de la arquitec- capacidad de asombrarte. Eso es para mí lo básico,
tura. Descubrir la forma musical puede hacernos la capacidad de asombro». Esta es, precisamente,
sentir júbilo y contemplar su perfección puede una de las claves de la experiencia estética: implicar
darnos placer. El intenso poder de la audición –complementándose– la especulación conceptual
de la música, mientras va ordenando los elemen- y el estímulo emocional, ahora unidas, actuando de
tos de la escucha, produce un abandono tempo- modo que despiertan la capacidad de asombro.
ral de la cacofonía del mundo exterior, análogo al
que sentimos en el paseo ¿Cómo puede la músi-
solitario o en la práctica del La música añade significado a ca producir emociones?
yoga: nos aislamos tempo-
los textos y a las celebraciones
ralmente de otros estímulos Para la teoría de la informa-
externos y entramos en un porque estimula y vertebra ción un discurso funciona,
tiempo especial, donde no un modo de participación en general, como una
cuentan las contradicciones. colectiva, creando una unidad secuencia continua en la que
Ya los pitagóricos creían que de sensaciones se alternan la generación de
el éxtasis provocado por la expectativas y sus respecti-

14 Eufonía Didáctica de la Música | núm. 51 | enero 2011

Hacer música, un valor en muchos sentidos

vas resoluciones, es decir una los, el ritmo, la armonía); en

sucesión de tensiones y reso- El significado musical aparece el ser humano la mente trata
luciones. Acostumbrada la justo cuando el oyente de descubrir orden en su
mente a este funcionamiento aprecia una contradicción interacción con la realidad.
regular, cualquier distorsión Menuhim (1972, p. 9) lo
entre lo que esperaba oír y lo
de dicha secuencia altera el expresaba diciendo que la
que en realidad oye, entre el
comportamiento psíquico música ordena la realidad,
del cerebro. cuándo esperaba la resolución pues el ritmo impone una-
Meyer (2001) aplica y cuándo la suspensión nimidad en la divergencia,
esta teoría a la música para se resuelve realmente la melodía impone conti-
explicar por qué produce nuidad en la fragmentación,
emociones. El discurso y la armonía impone com-
musical es también una sucesión continua de patibilidad en la incongruencia. En este mismo
tensión y resolución. Los grandes compositores, sentido Stravinski (1989, p. 24), por su parte,
dice, logran conmovernos porque saben elevar decía que la música nos hace participar de
la expectación del oyente en dos aspectos: en el forma activa en el funcionamiento de una
cómo y en el cuándo producen la resolución. mente que ordena, da vida y crea. El proceso
Una vez generada la expectativa la tensión y el mental de la escucha musical genera patrones al
interés crecen si la música consigue sorprender, objeto de encontrar coherencia entre los ele-
en el cómo y/o en el cuándo. Si no sorprende mentos de la percepción. Esta imperiosa ten-
porque el oyente los anticipa, la música pierde dencia a establecer orden es parte de la
todo interés. Es decir, el significado musical necesidad humana de encontrar sentido. Una
aparece justo cuando el oyente aprecia una con- muestra de ello la tenemos en la percepción de
tradicción entre lo que esperaba oír y lo que en la melodía. En realidad no hay más que una
realidad oye, entre el cuándo esperaba la resolu- sucesión de notas independientes. Lo que lla-
ción y cuándo la suspensión se resuelve real- mamos melodía es el producto de la actividad
mente. del cerebro que las ordena. Es como si se dijera:
El psiquismo humano reacciona a esta con- encuentro sentido a estas
tradicción activando la emoción (según el grado notas si las relaciono
La música es un
de satisfacción o de frustración a la expectativa). entre sí, convirtiéndolas
El fraseo musical sigue un flujo continuo en el en una melodía continua paradigma de la
que se encadenan nuestras expectativas de con- (Storr, 2002, p. 213). innata actividad
clusión y retorno. Esta intrínseca rela- organizadora
ción entre poner en orden humana, el
Hacer música es construir orden y encontrar sentido se intento de
y encontrar sentido muestra con toda claridad
obtener sentido
en la audición dicótica: si
La música mantiene con la mente humana un sometemos a los dos oídos estructurando
rasgo en común: la necesidad de construir orden. a que escuchen una serie orden a partir
Los sistemas musicales son modos de esta- de notas con grandes inter- del caos
blecer orden en los sonidos (las notas, los interva- valos, una serie diferente

Eufonía Didáctica de la Música | núm. 51 | enero 2011 15

Hacer música
para cada oído por separado, el cerebro elimina
los saltos interválicos y trata de percibir la notas
lo más consecutivamente posible, pasándolas por
el filtro de un patrón, de una Gestalt. Una expe-
riencia comparable al placer que nos producen
hipótesis científicas explicativas. Lo interesante
del caso es que esta actitud «ordenadora» contri-
buye a adaptarnos mejor al entorno vital, favore-
ciendo la capacidad de integración social en la
convivencia. La música es un paradigma de la
innata actividad organizadora humana, el intento
de obtener sentido estructurando orden a partir
del caos (Storr, 2002, p. 215).
Necesitamos las artes y la música porque
son el motor de la imaginación, ese mecanismo
que comparte con el pensamiento crítico el dar-
nos una imagen de sentido, una proyección del
ser humano nacida de la rebeldía frente a los
límites. Una señal de sentido que puede avivar
nuestra pasión por la justicia, por la libertad, por
la paz (Küng, 2008, p. 161). Las necesitamos por-
que nos emplazan a reinventar la realidad más
allá de lo que nos viene dado, produciendo y eva-
luando significados.
Hay una experiencia en España de la
Fundación SaludArte y el Teatro Real que, a este
respecto, merece la pena comentar: «Montar una
ópera en la escuela es enseñar a vivir». Su promo-
tora es Mary Ruth McGinn, maestra de Estados
Unidos que ha trabajado en zonas marginales en
su país. La ópera integra todas las artes escénicas
y es, dice, la metáfora del gran reto al que los
niños pueden enfrentarse. A través de la compa-
ñía de ópera aprenden a vivir, pensando en los
demás, dando valor a formar equipo, en el que
tan importante es el director como el electricista.
Todos forman parte de un engranaje, y el fallo de
uno afecta a todos los demás. Convertidos en
equipos de escritores, compositores, escenógra-
fos, intérpretes, regidores, figurinistas, etc. Una
enseñanza a través de la música.
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La música influye positivamente en el
estado emocional, en la percepción
del dolor, en el ritmo cardíaco, en la
presión arterial, en la oxigenación
de la sangre de los niños prematuros
Hacer música para ganar calidad
de vida
La participación en un grupo musical aporta a
personas de todas las edades y condiciones
muchos beneficios directos. La investigación psi-
cosocial nos ofrece numerosos testimonios de la
contribución del hacer música a la salud y el bien-
estar personal. Sonar-sanar, un binomio muy
especial. En general se atribuye al hecho de que la
música llega a áreas del cerebro a las que no llegan
otros lenguajes, a su capacidad de penetrar en los
pliegues más sutiles del psiquismo humano.
Esta función de la música no es nueva, en
absoluto. Desde antiguo todas las religiones y
sociedades han hecho uso del canto coral y de la
música en el culto debido, precisamente, a que
conocían la sensación de bienestar que propor-
ciona el canto común, fortaleciendo el sustrato
comunitario de la creencia religiosa. Al fin y al
cabo, la actividad coral constituye por sí misma
un encuentro donde se visualiza una identidad
compartida, la armonización amistosa de perso-
nas totalmente distintas formando un mismo ins-
trumento, en la cima de una experiencia activa,
emocionada y fecunda.
De mala gana, por impropio, Bach atendió el
encargo del conde Keyserling de componer una
música... ¡para poder dormir! Y lo curioso del
caso es que el resultado fue todo un éxito
(Szczeklik, 2010, p. 116). ¡Qué origen tan prosai-
co para una música tan en la cima de la creación
humana, las Variaciones Goldberg! El mismo
Eufonía Didáctica de la Música | núm. 51 | enero 2011
Hacer música, un valor en muchos sentidos
Szczeklic (2010, p. 118) cuenta que desde 1999
Mozart ameniza los bautizos del estado de
Georgia (EE.UU.).
Los neonatólogos vinieron a confirmarlo
después:
• La música influye positivamente.
• En el estado emocional.
• En la percepción del dolor
• En el ritmo cardíaco
• En la presión arterial.
• En la oxigenación de la sangre de los niños
prematuros.
El trabajo del neurocientífico Levitin (2008)
es todo un alegato de cómo la música nos hace
humanos. De lo que la música puede enseñarnos
sobre el cerebro, lo que el cerebro puede enseñar-
nos sobre la música y lo que ambos pueden ense-
ñarnos sobre nosotros mismos (2008, p. 21).
Sabemos que la música, al actuar sobre el sistema
nervioso central, favorece la producción de
endorfinas, de las que se conoce que motivan y
elevan las energías para enfrentar los retos de la
vida ya que producen alegría y optimismo; dismi-
nuyen el dolor y contribuyen a estimular las
vivencias de bienestar y de satisfacción existen-
cial. Don G. Campbell, fundador del Instituto de
la Música, Sanidad y Educación (Boulder,
Colorado) nos ofrece un ejemplo de esta sensa-
ción (1997):
Pasé los dos días siguientes solo. Sentado
tranquilamente. Escuchando la Pasión según
San Mateo y ragas indios. Eran como ungüentos
aliviando una piel quemada. Mi mundo interior
se sintió tierno, vulnerable e infantil. Lloré no de
dolor, sino porque estaba libre de dolor. Podría
respirar profundamente. No había dolor en mi
pecho, solo la fatiga de las piernas y la mente
debido a la carga tan vigorosa.
Eufonía Didáctica de la Música | núm. 51 | enero 2011
Avram Goldstein, del Centro de Investigación
de la Adicción de Stanford (California), comprobó
que mientras escuchaban cierta música la mitad
de un grupo estudiado de personas experimenta-
ban euforia. Esta energía emocional generaba
unas sustancias que producían efectos anestésicos
y de mejora de su sistema inmunitario. La llamó
teoría de las emociones musicales, y lo explicaba
así: la euforia producida al escuchar cierta música
es debida a la liberación de endorfinas por la glán-
dula pituitaria, como respuesta a la actividad eléc-
trica que se propaga en una región del cerebro
conectada con los centros de control de los siste-
mas límbico y autónomo.
Al evaluar los efectos de determinada
música en niños (clasicismo sobre todo) a través
de registros de electroencefalogramas, se ha
visto que la música origina una actividad eléc-
trica cerebral tipo alfa, es decir que la música
provoca un aumento en la capacidad de aten-
ción de los niños, estimula la imaginación
infantil, fortalece el aprendizaje y estimula el
desarrollo integral del niño al actuar sobre todas
las áreas del desarrollo.
Al margen de estas investigaciones, muchas
personas deciden, por motivos muy diferentes,
hacer música en grupo, como entusiastas aficio-
nados, porque sienten que aporta un plus de cali-
dad a sus vidas. Una veces por el entusiasmo que
inyecta desarrollar un proyecto con otros. Otras
La euforia producida al escuchar cierta
música es debida a la liberación de
endorfinas por la glándula pituitaria,
como respuesta a la actividad eléctrica
que se propaga en una región del
cerebro conectada con los centros
de control de los sistemas límbico
y autónomo
17
 Hacer música
porque permite recuperar energía vital, estimular
su debilitado ánimo; tal vez para cicatrizar la heri-
da que dejó haber sido excluido del coro en la
infancia. En fin, encuentran en la práctica musical
una oportunidad de crecimiento humano, ese
espacio donde aún se puede superar el aislamien-
to, disfrutar, sonreír y emocionarse, a pesar de las
circunstancias adversas en las que viven (hospita-
les, centros penitenciarios), o donde poder añadir
vida a los años (centros geriátricos).
Actividades musicales que resultan saluda-
bles por combinar el tándem sonar-sanar
En parte es debido a que la experiencia musical
nos sitúa en un plano de igualdad: todos somos
igualmente músicos. Aquí no hay pacientes frente
a la autoridad del doctor, ni hay alumnos frente a
la autoridad del profesor. Se establece un plano de
cooperación en el que no hay deberes sino pro-
yectos, ni jefes, sino tareas distintas que se com-
plementan.
A este ámbito del bienestar humano perte-
nece la iniciativa de los llamados conciertos parti-
cipativos. Bajo el patrocinio de una entidad
bancaria y desplegado en varias comunidades
autónomas (Cataluña, Comunidad Valenciana,
Navarra) se ofrece a jóvenes y adultos la oportu-
nidad de formar parte de un
coro multitudinario para
La práctica
montar una obra de gran for-
musical es una mato (El Mesías, Carmina
inteligente Burana) actuando con can-
vacuna que tantes solistas y una orquesta
inmuniza del profesional. Para Maria
virus del Sandgren, psicóloga social,
los cantantes aficionados son
aislamiento, de
esos artistas apasionados que
la rutina y del despliegan ante el público
aburrimiento. una energía entusiasta, no
siempre presente en el entor-
18
no profesional. Ha investigado (2009) el profun-
do efecto que el canto coral produce en la salud y
el bienestar, aumentando las emociones positivas
y mermando las negativas. El canto adquiere un
significado existencial más allá del hecho social
de actuar en público.
El Sidney De Hann Research Center for Arts
and Health de Canterbury lleva a cabo el «Silver
Song Club Research Project» dedicado a promover
que músicos y voluntarios se reúnan con grupos
de personas mayores con el propósito de enrique-
cer sus vidas con la práctica del canto y haciendo
música, dada la saludable función que ejerce en el
bienestar de la comunidad. Actualmente ya dispo-
nen de una amplia red de clubes que funcionan
por todo el sur de Inglaterra.
Cuando nos comunicamos con el canto
coral, o cualquier otra praxis colectiva musical,
no tan solo transmitimos información sino que
creamos relación, sinapsis, empatía esencial. La
investigación neurológica sugiere que son las
neuronas «espejo» las responsables de que sea-
mos capaces de «ponernos en la piel del otro», de
ver con la perspectiva del otro. Pues bien, la acti-
vidad coral activa especialmente las neuronas
espejo, donde las emociones contagian (como si las
neuronas rebotaran de uno a otro) dosis de energía,
de optimismo, de autoconfianza, de bienestar. La
práctica musical es una inteligente vacuna que
inmuniza del virus del aislamiento, de la rutina y
del aburrimiento. Es toda una prueba de lo que se
puede conseguir cuando un grupo de personas,
individualmente diferentes, actúan de manera
coordinada en el desarrollo de un proyecto común
que los mantiene unidos. En la actividad musical
este efecto se produce en un triple plano:
• El plano artístico, tratando de alcanzar gra-
dos progresivos de perfección estética.
• El plano personal, estimulando la autosupe-
ración; sintiendo que el otro no es un límite
donde mi «yo» se extingue, sino el necesario
Eufonía Didáctica de la Música | núm. 51 | enero 2011
Hacer música, un valor en muchos sentidos

complemento por quien puedo trascender- La sala estaba

me a mí mismo. abarrotada de público. La práctica musical
• El plano de la convivencia, enriqueciendo la Muchos nervios. Pero de la comunidad sigue
relación social en la diferencia: de edad, de al iniciar la actuación, ejerciendo de garante
cultura, etc. Por ejemplo, facilitando la pese a la presión de de la tradición, de
interacción generacional entre jóvenes y las luces y el ceremo- factor de integración
mayores, cada vez más difícil. nial de la sala se cre-
y cohesión, de
cieron ante el público.
cooperación entre
Una prueba más del atractivo de hacer música es Transformados de
el éxito que está teniendo la serie Glee de Fox en pacientes en cantores. los miembros, como
Estados Unidos. Como a la gente le gusta cantar Al cantar no sólo sien- expresión de su
y, por lo general canta mal, les atrae los progra- ten placer por la músi- universo simbólico
mas donde la gente canta así de mal pero que, ca, ella es el soporte de cultural
además, se atreve a hacerlo en público. Quizá sea una afirmación de sí
esto a lo que debe su éxito. Por el contrario, el mismos, de su identi-
sentido del ridículo tan exacerbado de los latinos, dad amenazada y, quién sabe, si nunca del todo
tal vez contribuya a que la participación en expe- extinguida Tal vez, el poder de la música, del hacer
riencias musicales colectivas esté más contenida. música, consiga llegar a lugares escondidos de su
Otra experiencia bien próxima. Es normal memoria y pueda encontrar alguna de sus huellas.
que en un centro de atención a afectados de
Alzheimer se trabaje la memoria con ayuda de la Hacer música como expresión
musicoterapia, con canciones, ritmos e instrumen- de un compromiso social
tos. El paso dado ahora por el musicoterapeuta
Salva Fito ha sido formar un coro con la maestra de La historia de los pueblos da muestra de la función
música Patricia Rosaleñ. Con la autorización de la que la música ha ejercido en momentos críticos de
Asociación de Familiares de Alzheimer de Valencia cambio social. En nuestro contexto más inmediato
(Afav) empezaron en febrero pasado. El pasado 26 es justo reconocer el papel que los cantautores,
de septiembre, Día Mundial del Alzheimer, actua- desde la nova cançó a la proliferación de jóvenes
ron en el Palau de la Música de Valencia con el intérpretes de todo el estado, tuvieron en el largo
nombre Les veus de la memòria (Las voces de la proceso a la transición democrática (años 1962-
memoria) interpretando siete canciones populares. 1978). Todo un movimiento de concienciación
política, de desarrollo cultural y de cambio social
«Cuando empezamos a trabajar con ellos, que convirtió esta manera de hacer música en la voz
leíamos las canciones con papel en mano. Un día de la lucha por las libertades, en una de las pocas
me dijeron que no hacía falta repartir los papeles, vías de pensamiento independiente. La música se
que cantaban de memoria. Ahora hacemos cinco erigió en una fuerza impulsora del cambio.
voces», indica Patricia. Fuera de nuestro país, tenemos muchos
«Hay pacientes», nos dice Salva, «que no pueden ejemplos de esta función de la música en las dic-
recordar cosas pero saben las canciones; otros no taduras que pisotearon toda Latinoamérica.
pueden hablar y sin embargo cantan». La música fue también la voz de los movi-
mientos de jóvenes que contestaron en todo el

Eufonía Didáctica de la Música | núm. 51 | enero 2011 19

Hacer música
mundo occidental las guerras de la segunda mitad
del siglo pasado. La canción fue el medio musi-
cal que asumió una función de liderazgo unien-
do a varias generaciones de jóvenes, impulsando
alternativas culturales, por encima de fronteras
políticas.
Es un fenómeno extendido por todas partes.
En las sociedades más desarrolladas, porque la
práctica musical en grupo actúa como un podero-
so antídoto frente a las difundidas prácticas deshu-
manizadoras que fluyen en su seno. En los países
emergentes, porque la música aún mantiene viva
en su seno una función social, y no tan solo técni-
co-cultural, de primer orden. La práctica musical
de la comunidad sigue ejerciendo de garante de la
tradición, de factor de integración y cohesión, de
cooperación entre los miembros, como expresión
de su universo simbólico cultural.
En los años 90 del siglo pasado tuve la dicha
de poder colaborar con un proyecto llevado a
cabo en la Comunidad de Madrid, impulsado por
Mercedes García Irigoyen, con el propósito se
extender la experiencia de hacer música con jóve-
nes de barrios periféricos y en situación de mar-
ginación social de Madrid, convencidos del
poder la música en el desarrollo comunitario
juvenil.
Otro proyecto con sentido social es el pro-
movido por la Fundación Yehudi Menuhim,
MUSE, extendido por toda Europa e implantado
ampliamente en nuestro país por medio del cual
alumnos de colegios de zonas marginales partici-
pan en la experiencia artística como factor de
desarrollo personal, con la colaboración de profe-
sionales de las diferentes artes.
Moravia es un centro de la Comuna 4 de
Medellín (Colombia) abierto al barrio que alberga-
ba el vertedero de ciudad. Dedicado a la enseñanza
de la música, ofrece clases desde dirección de
orquesta a cumbia colombiana, pasando por la pro-
moción de bandas de hip-hop. Trata de dar oportu-
20
nidades a chicos sin alternativas, muchos acaban de
sicarios, través de la música. Otro de los orgullos
de la ciudad es el sistema educativo de orquestas,
que desde hace veinte años permite el acceso a pia-
nos, violines u oboes a niños con talento.
El presidente colombiano Uribe recordó
en el Congreso Iberoamericano de la Cultura
un adagio recurrente en Medellín: «Cada chico
que abraza un instrumento, no empuñará un
fusil».
El brasileño Aureo De Freitas realiza un
proyecto de autoestima y de inserción social
de jóvenes a través de la Orquesta Juvenil de
Violoncelistas de Amazonia, creada en 1998. Su
repertorio incluye música clásica, música popular
de Pará, rock and roll.
El Sistema Juvenil de Orquestas venezolano,
promovido por José Antonio Abreu desde hace
35 años, es un claro exponente de la contribución
de la música al desarrollo personal y social, ofre-
ciendo oportunidades a niños que provienen de
rincones escondidos de la selva o de barriadas
con riesgo de acabar en la delincuencia.
Igualmente la orquesta de judíos, palestinos, ára-
bes y españoles que dirige el maestro Barenboim.
Dos grandes proyectos de educación musical que
han recientemente han unido sus voces. Ojalá
retumbe su mensaje.
En España la asociación andaluza CIC Batá,
a través del Instituto Andaluz de la Juventud, ha
planteado el verano de 2010 un foro de debate y
de difusión de experiencias para abordar la músi-
ca como factor del desarrollo humano
(www.festivaleutopia.org).
Una muestra del reconocimiento del poder de
la música para el desarrollo humano lo constituye el
compendio elaborado por la ONU de programas de
música de todo el mundo que este organismo pro-
pone como proyectos modelo para alcanzar los
Objetivos de Desarrollo del Milenio, publicado con
el título de La música como recurso natural.
Eufonía Didáctica de la Música | núm. 51 | enero 2011
Hacer música, un valor en muchos sentidos

Soluciones a problemas sociales y económicos (con- • Estimulación mental y

sultar en: www.musicasanaturalresource.org). socialización a través Hacer música
Este compendio organiza los programas en de la música para per- es una
los ámbitos siguientes: sonas con Alzheimer. experiencia
que implica
1 3
Música para el desarrollo sostenible de la comu- Música para trabajar con
totalmente al
nidad supervivientes traumatizados
Incluye proyectos como: • Reintegración comuni- ser humano,
• Desarrollo del talento musical creativo de los taria de muchachas psíquica y
jóvenes. asociadas con las fuer- somáticamente
• Programa de reinserción de delincuentes zas en lucha de Sierra
juveniles a través de hacer música. Leona.
• Desarrollo de destrezas vitales en jóvenes a • Asesoramiento de necesidades psicológicas
través de la música. a través de sus canciones.
• Hacer música con niños discapacitados por • La música para ayudar a afectados por el
efectos traumáticos de su entorno, o con terremoto.
niños y adolescentes en situación de riesgo • La música para ayudar a los supervivientes
social. de los ataques al World Trade Center, para
• Canto coral y taller de composición de can- víctimas de la tortura, para población refu-
ciones en centros penitenciarios. giada iraquí.
• Cantautores con jóvenes en situación de
4
riesgo. Música para aprender
• Envío de músicos a servicios de alta necesi- • La música para mejorar la calidad de vida
dad, para enseñar o sanar. de los niños sin techo.
• Big Band integrada por un grupo mixto • Educación intercultural mediante talleres de
de personas, con y sin discapacidades. música.
Movimiento nacional de orquestas de ins- • Escuelas de ópera para la inclusión educativa.
trumentos populares (Filipinas). Protección • Hacer música con niños con necesidades
a las culturas musicales de los pueblos educativas especiales.
nómadas.
5
• Músicos Sin Fronteras para conectar comu- Música para construir la paz
nidades y sanar heridas de guerra. • Escuela de Música de Ntonga: haciendo
música para cambiar.
2
Música para la salud mental y física • Comunidad de aprendizaje a través de la
• Música para el bienestar de niños con disca- música.
pacidades y sus familias. • Programa de inclusión social y de respeto
• Música para la mejora de la calidad de vida mutuo en escuelas judías, cristianas y
de los niños sin hogar y discapacitados. musulmanas.
• Canto coral para niños con enfermedades
crónicas. Frente al papel de meros oyentes que la
• La música en un hospital grande. sociedad asignaba a la gente, el hacer música se

Eufonía Didáctica de la Música | núm. 51 | enero 2011 21

Hacer música
abre camino convirtiéndose en una práctica
habitual de numerosos grupos, de todas las eda-
des y sectores sociales como intérpretes activos.
Este cambio de paradigma del escuchar al hacer
marca un punto de inflexión en las funciones psi-
cológicas y sociales de la música.
Cada día encontramos casos que evidencian
la mejora de calidad de vida que experimentan
con la música personas mayores, jóvenes, niños,
padres, inmigrantes, compañeros de trabajo.
Un efecto debido al acceso que la música per-
mite a un amplio registro del espíritu humano
acompañando cualquier situación personal y
social. Hacer música es una experiencia que
implica totalmente al ser humano, psíquica y
somáticamente. Interpretar es un acto de inten-
sificación expresiva, una inyección de energía,
un saber convertido en sabor, sabroso al cere-
bro. Hacer música libera sensaciones, porta
bienestar, nos da una impensada porción de
lucidez y de belleza.
Desde Artistóteles, la katharsis que opera
la música tiene un contenido médico (de sana-
ción) y, a la vez, órfico (influencia taumatúrgi-
ca de la música capaz de alterar el curso normal
de la cosas, de burlar las leyes de la naturaleza,
de elevar al hombre a la altura de un ser divino
o de precipitarlo hacia al abismo del mal. Hoy
mismo podemos comprobar la vigencia de su
magisterio viendo las muestras en nuestra
sociedad del poder de la música (ethos) para
generar en el ser humano estados de ánimo e
incrementar su fuerza espiritual y moral. Aún
podemos extraer alguna relación entre el conte-
nido de la música y el contenido de la vida, un
equilibrio entre el intelecto, la emoción y la
acción. Por la música, donde se une la utopía y
el sentido práctico, podemos imaginar un
modelo social alternativo, con libertad para
expresarnos y con humanidad para escuchar las
preocupaciones de los demás.
22
Nota
1. Resulta profundamente lamentable la pobreza
de términos en nuestra lengua para designar
tantas acciones diferentes como realiza el ser
humano cuando se pone a hacer música. Que
«hacer sonar según arte cualquier instrumen-
to» se diga igual que «ejercitar el sentido del
tacto» resulta patético. Que la expresión
«tocar» tenga que repartir su carga de signifi-
cado con otras 30 acepciones, resulta irritante.
Que no haya otro vocablo que «tocar» para
referirse a la interpretación (pues «tañer»
también remite a «tocar») es una injusticia. Y
aún lo es más habiendo tantas acciones huma-
nas, cuyo valor no es comparable, a las que el
ingenio del habla ha tratado con tanta genero-
sidad, dotándolas de un exuberante léxico de
sinónimos. Desde aquí llamo a la invención
de todos para reparar esta carencia. Gracias.
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Acantilado.
Dirección de contacto
Pasqual Pastor Gordero
Coordinador del Programa de Música. Conselleria
d’Educació. Comunitat Valenciana
pastor.gordero@gmail.com
Este artículo fue solicitado por EUFONÍA. DIDÁCTICA DE LA MÚSICA en sep-
tiembre de 2010 y aceptado en noviembre de 2010 para su publicación.
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