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LACAN
Ricardo E. Rodríguez Ponte
(*) Intervención en el Seminario de lectura Fundamentos de la práctica analítica: Temas
Lacanianos. Escuela Freudiana de Buenos Aires, el 26 de Abril de 1988.
Por eso empecé anunciando que íbamos a partir de algo, que no deja de ser un
supuesto: partimos de no dar nada por sabido. Este es un supuesto, un supuesto
entre otros, no es el único supuesto posible y probablemente sea falso en lo que
respecta a varios de ustedes. Pero de todas maneras es el supuesto más
conveniente para arreglárselas cuando uno toma contacto con un interlocutor al
que todavía no conoce. Sé que ustedes conforman una interlocución heterogénea
y entonces, como una manera de arreglármelas con esta heterogeneidad, voy a
partir del supuesto de que ustedes no saben nada. En revancha, los invito a que
ustedes supongan lo mismo de nosotros, lo que nos vendría muy bien, porque nos
obligaría todo el tiempo a que diéramos cuenta de lo que decimos.
Jacques Lacan nace en 1901 y muere en septiembre de 1981. Son muchos años, y
en lo que nos concierne debemos tener en cuenta que muy tempranamente tomó
contacto con el psicoanálisis. Fue en el año 1932 cuando, siendo un joven
psiquiatra, aborda un caso de paranoia, bastante famoso en su momento, en
Francia, y entonces se ve llevado, para dar cuenta de algunas de las
particularidades de ese caso, a recurrir a determinados textos freudianos ? uno de
ellos, ?l lo traduce al francés. Se trata del llamado Caso Aimée, que es el nombre
que Lacan le da a su paciente, valiéndose del nombre de la protagonista de una de
las novelas que escribe esta paciente.
Lacan toma contacto con Aimée en 1931. De 1932 es su tesis de doctorado: De
la psicosis paranoica en sus relaciones con la personalidad. Conoce a Aimée en
el Hospital de Sainte-Anne, a donde había sido conducida luego de un episodio
que consistió en un intento de asesinato, digamos así, perpetrado sobre una actriz
famosa en ese período, que en el texto sobre la paranoia lleva el nombre de
Madame Z. Este intento de Aimée es un intento frustro, sólo logra herirle la
mano con un cuchillo. Aimée es entonces encarcelada y luego enviada al
Hospital de Sainte-Anne, catalogada de enferma mental. Presenta entonces dos
delirios: de persecución y de grandeza. Lo curioso, lo que a Lacan le llamó la
atención, es que a poco de estar internada, a Aimée se le disipa en gran parte su
delirio. Y es ahí que Lacan elabora una hipótesis que le resultó fecunda: la
naturaleza de la curación puede iluminar sobre la naturaleza de la enfermedad.
El delirio "se desvanece con la realización de los fines del acto", en este caso el
intento de asesinato. Ahora bien, ¿cuáles eran estos fines? ¿El asesinato? ? en
ésto Aimée había fracasado. Lo que en cambio había encontrado Aimée, gracias
a este intento, en definitiva frustro, era el reconocimiento legal, jurídico ?
simbólico, podríamos decir?, por parte de la sociedad, como merecedora de un
castigo. Por eso Lacan calificará a este caso con el nombre de "paranoia de
autocastigo".
Esta es entonces la ocasión del primer contacto de Lacan con el texto freudiano.
Les anticipé que apela a dos textos de Freud para dar cuenta de este caso: uno es
un texto de 1922, que se llama Sobre algunos mecanismos neuróticos en los
celos, la paranoia y la homosexualidad ?que es el que ?l traduce?; el otro es un
texto de 1924, cuyo t?tulo es El problema económico del masoquismo.
El estadio del espejo es una primera respuesta de Lacan para aclarar ese momento
?que hoy localizamos mas fácilmente gracias a su enseñanza?, ese momento
particular en el que ?dec?a Freud en su artículo de 1914, Introducción del
narcisismo? se produce ese “nuevo acto ps?quico" que no es otra cosa que la
constitución del yo, dado que no hay una unidad comparable al yo desde el
comienzo. Lacan responde: ese nuevo acto psíquico que da nacimiento al yo es la
identificación a una imago.
Ahora bien, ese informe de 1936, como dije, no fue publicado; pero el estadio del
espejo será presentado en otros, sucesivos, textos. Aparecerá de una manera muy
interesante en el apartado 3 de su escrito Acerca de la causalidad psíquica, de
1946. Ya había sido retomado en 1938 en su trabajo sobre La familia, texto que
también pueden encontrar publicado con el título Los complejos familiares, que
es su título original. Luego, de 1949, tenemos el escrito El estadio del espejo
como formador de la función del yo tal como se nos revela en la experiencia
psicoanalítica, y, de 1948, La agresividad en psicoanálisis. Salvo el texto sobre
la familia, excluído según se dice por razones de extensión, a pedido de los
editores, a los otros ya los encontramos en su recopilación de 1966, Escritos, y
más precisamente los encontramos dentro de un apartado en el que Lacan ubica
lo que llama sus "antecedentes". Es decir, aquellos textos que serían antecedentes
a lo que él califica propiamente como el inicio de su enseñanza.
Lacan no era muy bien visto por la I.P.A., entre otras cosas porque anteriormente
había presentado algunas proposiciones, digamos, heterodoxas ?efectivamente, el
estadio del espejo, en su primera presentación, la de 1936, no se puede decir que
sea un texto freudiano: es una innovación que promueve Lacan?; por otro lado,
eran conocidas ciertas “libertades”, digamos as?, que se tomaba Lacan respecto
de la ortodoxia en el manejo del tiempo de las sesiones.
Pero lo que a nosotros nos interesa hoy es que en la primera de las reuniones
científicas de la Sociedad Francesa de Psicoanálisis, recién fundada, el 8 de julio
de 1953, Lacan pronuncia una conferencia, todavía inédita ?pero de la que
tenemos versiones francesa y castellana en la Biblioteca de la Escuela?, cuyo t?
tulo era Lo simbólico, lo imaginario y lo real.
Pero antes de pasar a este segundo período, inaugurado entonces en 1953 con la
introducción de los tres registros, y en 1955 con el lanzamiento de su consigna
del retorno a Freud, conviene que nos detengamos en el primer período para
subrayar algunas cosas. En 1932, con la tesis sobre la paranoia, y con otro
artículo, de 1933, que se puede encontrar como apéndice a la edición castellana
de la tesis, que es un artículo sobre el crimen de las hermanas Papin: Los motivos
del crimen paranoico ?tambi?n un caso muy sonado en Francia, y que fue
retomado por otros autores; creo que Jean Genet, entre otros, lo tomó: su obra
Las criadas creo que sale de ahí; también Lacan se ocupa del caso?, bien, con
ambos textos, Lacan cumple una operación que es muy importante tener en
cuenta. La operación que hace con el texto freudiano es la siguiente: liga el yo de
Freud al narcisismo y desliga a dicho yo freudiano del sistema percepción-
conciencia. Para Lacan, una de dos: o el yo es narcisista o es un principio de
conocimiento objetivo, las dos cosas no. Y creo que aquí encontramos una de las
raíces de lo que será después su polémica con la escuela de la Psicología del Yo,
en el psicoanálisis norteamericano, encabezados por esos tres ?que a veces Lacan
llama “la troika”?, Hartmann, Kris y Loewenstein, uno de ellos su analista.
En 1936, con el estadio del espejo, da un segundo paso: liga a este yo ?ya le?do
como narcisista? a la funcisn de la imago. No quiero detenerme mucho en el
estadio del espejo, porque seguramente tendremos que dedicar alguna reunión a
la presentación de las distintas presentaciones que Lacan hizo del estadio del
espejo a lo largo del tiempo. No hay una única versión del estadio del espejo, y
seguramente dedicaremos una o más reuniones a presentar estas distintas
presentaciones. Pero de todos modos, adelantemos ahora que la idea de 1936 es
que el yo se constituye por alienación, por identificación a una imagen, con lo
cual ?volviendo al texto de Freud, de 1914, que tal vez sea el que tienen todos
mas fresco en la memoria, Introducción del narcisismo? se cumple ese pasaje,
que Freud menciona all?, del autoerotismo, sea lo que sea esto, al primer objeto
de elección, ese primer objeto que es el yo, momento previo a la posterior
elección de objeto. Una segunda nota importante: al revés de la idea sugerida por
el término "narcisismo primario", para Lacan el yo está primariamente en el
exterior ?no hay evaginación de un interior a un exterior, sino al revés?, y esto
por lo constitutivo de la exterioridad de la imagen en la que el yo, por
identificación, se forma.
Esta consigna, que Lacan califica, él mismo, en 1969, como una bandera que él
tomó, la consigna del retorno a Freud, implica para Lacan un cambio de posición
con respecto de Freud. Se trata, ya no de ir a tal o cual texto de Freud, para elegir,
tomar algo, dejar otras cosas, ir más allá de Freud, sino, ésta es la consigna ?con
el operador de lectura constituido por los tres registros?, de volver a todo el texto
de Freud.
Pero entonces: ¿nos toca algo, en esta historia, o no? ¿El psicoanálisis necesita de
nosotros, de nuestra palabra, o en cambio hoy nos reunimos acá sólamente para
estudiar los modos en que Lacan leyó a Freud, contemplando impávidos, desde
afuera, a la manera del obsesivo, este eterno retorno de Lacan a Freud? (2) Por
eso, algo que apareció en la propuesta de invitación a este Seminario ?no s? si
habrán leído el folleto?, decía que se trataba de ver si hay lugar en este seminario
sobre textos, para una palabra que sea nuestra.
Bien. Retomo lo que venía diciendo. ¿Qué podemos decir de este período que va
desde 1953 hasta más o menos 1963? Lo ya dicho: retorno a Freud, lectura de
todo el texto de Freud, introducción de los tres registros. ¿Qué más? Bueno,
podemos decir qué pasa con estos tres registros.
En este período, en general ?acá voy a hacer una síntesis abusiva, quiero decir
que habría que matizar bastante lo que sigue?, el registro de lo real es apenas algo
más que nombrado, y ubicado por fuera de la experiencia analítica. Por ejemplo,
en el Seminario 4, sobre Las relaciones de objeto, encontramos una metáfora de
Lacan para referirse a lo real, que es la metáfora de la usina. El dice ahí algo así
como que a un ingeniero no le interesa qué era del paisaje antes de la
construcción de la usina, lo que le interesa es la usina funcionando. Del mismo
modo, lo real queda por fuera de la experiencia analítica, la que se centraría
alrededor de la articulación entre lo imaginario y lo simbólico, este último
estructurándola. Claro, ésta es una posición que Lacan mantiene porque aún no
ha conceptualizado suficientemente ?si la palabra “concepto” vale, en este caso?
lo que es del registro de lo real; pero que cuando avance en dicha
conceptualizacisn acarreará un cambio en la ubicación de lo real en la
experiencia analítica. Digamos que, de ser su exterior absoluto, va a pasar a estar
en su centro mismo. Este es un recorrido que tendremos que acompañar.
En cuanto a lo imaginario, por una parte, queda como algo que nombra, más o
menos bien, lo que han sido sus antecedentes. Es que de hecho Lacan explicaba...
Hay por ejemplo tres páginas preciosas, en un artículo de 1936 ?el mismo a?o de
su presentación del estadio del espejo?, cuyo título es Más allá del principio de
realidad ?es un art?culo inconcluso, que prometía una segunda parte que no
existió?, donde en tres páginas, en un apartado cuyo nombre es "Descripción
fenomenológica de la experiencia analítica", Lacan describe el proceso de un
psicoanálisis en términos de intercambio de imágenes, a efectos de producir, o
restituir, una buena imagen, en relación a lo que habría sido una falla en la
constitución de lo imaginario en el estadio del espejo. La transferencia misma es
leída en este artículo en términos de intercambio de imágenes.
Bien, quedaría muchísimo por decir sobre esto ?por ejemplo, qué de la anterior
articulación dejaba en suspenso lo que es del fin del análisis?, pero prefiero dejar
acá por hoy, agregando simplemente que en 1974 podemos ubicar como un
nuevo vuelco en la enseñanza de Lacan. Es el año de su Seminario R.S.I., en el
que Lacan pasa a cuestionar, a reinterrogar, los fundamentos mismos de su
discurso, a saber estos tres nombres que introdujo en el momento en que él sitúa
como el comienzo de su enseñanza: lo real, lo simbólico y lo imaginario,
operadores de su retorno a Freud.
Quisiera dejarlos por hoy con un interrogante, que se podría enunciar así:
tenemos a Freud, luego Lacan inicia, promueve con esa bandera, sostiene con su
presencia en su enseñanza, su retorno a Freud, y luego estamos nosotros, que
estamos acá, no en cualquier parte, ¿pero en qué momento? ¿Cuál es nuestro
momento? ¿Estamos en el después de Lacan? ¿El después de Lacan es algo de
orden meramente cronológico, se reduce a la cuestión de que estamos en 1988 y
Lacan ya se murió? ¿Se agota en lo fáctico de que, al no haber sido los alumnos
de su Seminario, nos vemos constreñidos a ser sus forzosos lectores? ¿O el
después de Lacan es algo a construir por nosotros, algo que, por ejemplo, implica
determinada posición subjetiva en la lectura, que requiere de nuestra palabra para
que termine de cumplirse? Si el texto de Freud necesita del retorno a Freud de
Lacan ?lo que se demuestra considerando los diferentes “freudismos” que no han
pasado por el desfiladero de los significantes lacanianos?, ese retorno mismo, ?
nos necesita? Los invito a que éstas, y otras preguntas, las trabajemos juntos este
año.
NOTAS
(2) Por diferentes sesgos, he abordado estos problemas en tres textos que pueden ubicarse
en la Biblioteca de la E.F.B.A.: ¿Lacanoamericanos?, La comunidad de nuestra
experiencia, y La articulación Freud-Lacan en la perspectiva del retorno a Freud de
Lacan.