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INTRODUCCIÓN A LA LECTURA DE JACQUES

LACAN
Ricardo E. Rodríguez Ponte
(*) Intervención en el Seminario de lectura Fundamentos de la práctica analítica: Temas
Lacanianos. Escuela Freudiana de Buenos Aires, el 26 de Abril de 1988.

Como preferimos no dar nada por sabido, voy a empezar presentándome, y


presentando a mis compañeros de cartel, los que vamos a llevar adelante este
seminario correspondiente al primer año de TEMAS LACANIANOS. Mi nombre
es Ricardo Rodríguez Ponte, y me acompañan Margarita Hes y Juan Carlos
Piegari. Nuestro esquema general de funcionamiento consistirá en dividir
nuestros encuentros en una primera parte, dedicada a una exposición,
preferentemente una exposición que introduzca a determinado texto sobre el que
informaremos previamente, y luego una segunda parte, en la que nos
distribuiremos en tres grupos que este año llevan el nombre de "talleres". Esta
charla de hoy, más bien que introductoria de un texto, la tengo pensada como un
trazado esquemático de algunos hitos claves en el decurso de la enseñanza de
Lacan.

Por eso empecé anunciando que íbamos a partir de algo, que no deja de ser un
supuesto: partimos de no dar nada por sabido. Este es un supuesto, un supuesto
entre otros, no es el único supuesto posible y probablemente sea falso en lo que
respecta a varios de ustedes. Pero de todas maneras es el supuesto más
conveniente para arreglárselas cuando uno toma contacto con un interlocutor al
que todavía no conoce. Sé que ustedes conforman una interlocución heterogénea
y entonces, como una manera de arreglármelas con esta heterogeneidad, voy a
partir del supuesto de que ustedes no saben nada. En revancha, los invito a que
ustedes supongan lo mismo de nosotros, lo que nos vendría muy bien, porque nos
obligaría todo el tiempo a que diéramos cuenta de lo que decimos.

Jacques Lacan nace en 1901 y muere en septiembre de 1981. Son muchos años, y
en lo que nos concierne debemos tener en cuenta que muy tempranamente tomó
contacto con el psicoanálisis. Fue en el año 1932 cuando, siendo un joven
psiquiatra, aborda un caso de paranoia, bastante famoso en su momento, en
Francia, y entonces se ve llevado, para dar cuenta de algunas de las
particularidades de ese caso, a recurrir a determinados textos freudianos ? uno de
ellos, ?l lo traduce al francés. Se trata del llamado Caso Aimée, que es el nombre
que Lacan le da a su paciente, valiéndose del nombre de la protagonista de una de
las novelas que escribe esta paciente.
Lacan toma contacto con Aimée en 1931. De 1932 es su tesis de doctorado: De
la psicosis paranoica en sus relaciones con la personalidad. Conoce a Aimée en
el Hospital de Sainte-Anne, a donde había sido conducida luego de un episodio
que consistió en un intento de asesinato, digamos así, perpetrado sobre una actriz
famosa en ese período, que en el texto sobre la paranoia lleva el nombre de
Madame Z. Este intento de Aimée es un intento frustro, sólo logra herirle la
mano con un cuchillo. Aimée es entonces encarcelada y luego enviada al
Hospital de Sainte-Anne, catalogada de enferma mental. Presenta entonces dos
delirios: de persecución y de grandeza. Lo curioso, lo que a Lacan le llamó la
atención, es que a poco de estar internada, a Aimée se le disipa en gran parte su
delirio. Y es ahí que Lacan elabora una hipótesis que le resultó fecunda: la
naturaleza de la curación puede iluminar sobre la naturaleza de la enfermedad.

El delirio "se desvanece con la realización de los fines del acto", en este caso el
intento de asesinato. Ahora bien, ¿cuáles eran estos fines? ¿El asesinato? ? en
ésto Aimée había fracasado. Lo que en cambio había encontrado Aimée, gracias
a este intento, en definitiva frustro, era el reconocimiento legal, jurídico ?
simbólico, podríamos decir?, por parte de la sociedad, como merecedora de un
castigo. Por eso Lacan calificará a este caso con el nombre de "paranoia de
autocastigo".

Esta es entonces la ocasión del primer contacto de Lacan con el texto freudiano.
Les anticipé que apela a dos textos de Freud para dar cuenta de este caso: uno es
un texto de 1922, que se llama Sobre algunos mecanismos neuróticos en los
celos, la paranoia y la homosexualidad ?que es el que ?l traduce?; el otro es un
texto de 1924, cuyo t?tulo es El problema económico del masoquismo.

Ahora bien, en relación a su modo de situarse respecto de los textos freudianos, a


la enseñanza de Lacan podríamos escandirla, por así decir, y con todos los
recaudos del caso, en una serie de hitos. Anotemos entonces éste de 1932 como
el primer encuentro de Lacan con el texto freudiano. Otra fecha importante en la
obra de Lacan es 1936: el 3 de agosto de 1936, recientemente ingresado en la
Sociedad Psicoanalítica de París, Lacan presenta en el Congreso de Marienbad su
trabajo sobre La fase del espejo. Se trata de un pequeño informe, que él después
no entregó, no fue publicado, en el que Lacan retoma algunos desarrollos sobre
determinado momento importante de la constitución del psiquismo, que otros ya
habían realizado antes que él. La fuente a la que ustedes pueden recurrir, más
accesible, me imagino, sobre esta cuestión, es por ejemplo el libro de Henri
Wallon, Los orígenes del carácter en el niño, donde en un capítulo, (1) este autor
cita no solamente sus propias experiencias sino también las de otros
investigadores, como Darwin y Preyer.
Se trata de observables, de algo que ocurre en determinado período, que luego
Lacan va a ubicar entre los 6 y los 18 meses, donde el niño experimenta, a esa
edad, ciertas reacciones llamativas en relación a su imagen. Por ejemplo, una
muy simpática es la que cuenta Darwin referida a su hijo, quien, cada vez que
escuchaba que se pronunciaba su nombre, miraba primero que nada a su imagen
en el espejo. Cuando retoma estos observables, Lacan da un paso más. Con el
estadio del espejo, Lacan trata de avanzar, o de cumplir, una promesa ?esto de
“promesa” es un modo de decir?, digamos una apuesta, anunciada en las paginas
de su tesis de 1932. Esta apuesta era la de aclarar, adelantar, desarrollar la teoría
psicoanalítica de Freud, en los puntos en que éste había sido oscuro o
contradictorio. Uno de estos puntos, para Lacan, era precisamente el concepto de
narcisismo. En su tesis de 1932, por ejemplo, afirmaba que el narcisismo
quedaba en la teoría de Freud como una especie de tierra incógnita, desconocida.
Y es allí que Lacan intenta ir más allá de Freud.

El estadio del espejo es una primera respuesta de Lacan para aclarar ese momento
?que hoy localizamos mas fácilmente gracias a su enseñanza?, ese momento
particular en el que ?dec?a Freud en su artículo de 1914, Introducción del
narcisismo? se produce ese “nuevo acto ps?quico" que no es otra cosa que la
constitución del yo, dado que no hay una unidad comparable al yo desde el
comienzo. Lacan responde: ese nuevo acto psíquico que da nacimiento al yo es la
identificación a una imago.

Ahora bien, ese informe de 1936, como dije, no fue publicado; pero el estadio del
espejo será presentado en otros, sucesivos, textos. Aparecerá de una manera muy
interesante en el apartado 3 de su escrito Acerca de la causalidad psíquica, de
1946. Ya había sido retomado en 1938 en su trabajo sobre La familia, texto que
también pueden encontrar publicado con el título Los complejos familiares, que
es su título original. Luego, de 1949, tenemos el escrito El estadio del espejo
como formador de la función del yo tal como se nos revela en la experiencia
psicoanalítica, y, de 1948, La agresividad en psicoanálisis. Salvo el texto sobre
la familia, excluído según se dice por razones de extensión, a pedido de los
editores, a los otros ya los encontramos en su recopilación de 1966, Escritos, y
más precisamente los encontramos dentro de un apartado en el que Lacan ubica
lo que llama sus "antecedentes". Es decir, aquellos textos que serían antecedentes
a lo que él califica propiamente como el inicio de su enseñanza.

¿Cuándo ubicar el inicio de su enseñanza? Dentro de la obra publicada,


digamos ?en su inmensa mayor?a, la obra de Lacan permanece más o menos
inédita?, Lacan sitúa el comienzo de su enseñanza en lo que se llama su Discurso
de Roma, discurso que no alcanzó a pronunciar por motivos de disputa
institucional, de septiembre de 1953, y publicado en los Escritos con el título de
Función y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis. Ahora bien, el 8
de julio de 1953, dos meses antes del Congreso de psicoanalistas que se
celebraba en Roma, Lacan había pronunciado una conferencia muy importante en
la recientemente fundada Sociedad Francesa de Psicoanálisis ? y aqu? conviene
contextuar un poco el asunto.

En 1953, la Sociedad Psicoanalítica de París, fundada, si no recuerdo mal, en


1926, sufre una escisión, entre otras cosas, o entre otros motivos manifiestos, a
propósito de algo que, bueno, que nos interesa hoy todavía, porque se trata de la
formación del analista. En esa ocasión, se trataba de poner en funcionamiento un
Instituto dedicado a la enseñanza del psicoanálisis. Ahí surgen determinadas
discrepancias en el seno de la Sociedad Psicoanalítica de París, Lacan se retira de
ella, y funda, con Dolto, Lagache y otros, la Sociedad Francesa de Psicoanálisis,
a la que la I.P.A., la Asociación Internacional de Psicoanálisis, niega el
reconocimiento.

Lacan no era muy bien visto por la I.P.A., entre otras cosas porque anteriormente
había presentado algunas proposiciones, digamos, heterodoxas ?efectivamente, el
estadio del espejo, en su primera presentación, la de 1936, no se puede decir que
sea un texto freudiano: es una innovación que promueve Lacan?; por otro lado,
eran conocidas ciertas “libertades”, digamos as?, que se tomaba Lacan respecto
de la ortodoxia en el manejo del tiempo de las sesiones.

Pero lo que a nosotros nos interesa hoy es que en la primera de las reuniones
científicas de la Sociedad Francesa de Psicoanálisis, recién fundada, el 8 de julio
de 1953, Lacan pronuncia una conferencia, todavía inédita ?pero de la que
tenemos versiones francesa y castellana en la Biblioteca de la Escuela?, cuyo t?
tulo era Lo simbólico, lo imaginario y lo real.

Es decir, simultáneamente a la escisión de la Sociedad Psicoanalítica de París, y


su, digamos, puesta en interdicción por parte de la Internacional, y luego de un
período en el que trataba de llegar más lejos que Freud, Lacan introduce una
novedad en el psicoanálisis, sobre la que funda el movimiento de lo que poco
después llamó el retorno a Freud. Esta novedad es lo que luego llamará su
"ternario", o sus "tres", tres que llevan distintos nombres a lo largo de su obra:
tres registros, tres categorías, tres órdenes, tres nombres..., en el último período
se tratará de tres redondeles de cuerda anudados de un modo particular,
constituyendo el nudo borromeo: lo simbólico, lo imaginario y lo real. Y a partir
de ahí califica, retroactivamente, lo que había sido su producción teórica, como
algo que pertenecía al orden de lo imaginario.
Y aquí conviene tener presente la cuestión siguiente: si Lacan escribe, y habla ?
en su Seminario?, desde 1931 a 1980, es importante tener una idea de las fechas
de sus producciones. Lacan no es sincrsnico de sí mismo. No es un buen método
tratar de confrontar a Lacan con Lacan, buscando contradicciones o antinomias
con el pretexto de que puedan resultar fecundas, entre proposiciones distintas, si
éstas pertenecen a períodos distintos de su enseñanza. Es conveniente, cuando
uno lee un texto de Lacan ?es nuestro caso, no hemos sido los alumnos de su
Seminario?, fecharlo.

Pero antes de pasar a este segundo período, inaugurado entonces en 1953 con la
introducción de los tres registros, y en 1955 con el lanzamiento de su consigna
del retorno a Freud, conviene que nos detengamos en el primer período para
subrayar algunas cosas. En 1932, con la tesis sobre la paranoia, y con otro
artículo, de 1933, que se puede encontrar como apéndice a la edición castellana
de la tesis, que es un artículo sobre el crimen de las hermanas Papin: Los motivos
del crimen paranoico ?tambi?n un caso muy sonado en Francia, y que fue
retomado por otros autores; creo que Jean Genet, entre otros, lo tomó: su obra
Las criadas creo que sale de ahí; también Lacan se ocupa del caso?, bien, con
ambos textos, Lacan cumple una operación que es muy importante tener en
cuenta. La operación que hace con el texto freudiano es la siguiente: liga el yo de
Freud al narcisismo y desliga a dicho yo freudiano del sistema percepción-
conciencia. Para Lacan, una de dos: o el yo es narcisista o es un principio de
conocimiento objetivo, las dos cosas no. Y creo que aquí encontramos una de las
raíces de lo que será después su polémica con la escuela de la Psicología del Yo,
en el psicoanálisis norteamericano, encabezados por esos tres ?que a veces Lacan
llama “la troika”?, Hartmann, Kris y Loewenstein, uno de ellos su analista.

Entonces, a diferencia de lo que se suele creer, Lacan se dirige, para interrogarlo,


al Freud de la segunda tópica ?éste es el Freud que le interesa, el pasaje a los
textos de la primera tópica se cumple ya iniciado el período que comienza en
1953?, y liga el yo freudiano al narcisismo. Habiendo entrado en el psicoanálisis
a través de su interés por la psicosis ?recordemos que Freud entra a él por la vía
de la histeria?, Lacan, esclareciendo la "oscura noción de narcisismo" en los
textos freudianos, se propone ir más lejos que Freud. Es todavía, podríamos
decir, un post-freudiano.

En 1936, con el estadio del espejo, da un segundo paso: liga a este yo ?ya le?do
como narcisista? a la funcisn de la imago. No quiero detenerme mucho en el
estadio del espejo, porque seguramente tendremos que dedicar alguna reunión a
la presentación de las distintas presentaciones que Lacan hizo del estadio del
espejo a lo largo del tiempo. No hay una única versión del estadio del espejo, y
seguramente dedicaremos una o más reuniones a presentar estas distintas
presentaciones. Pero de todos modos, adelantemos ahora que la idea de 1936 es
que el yo se constituye por alienación, por identificación a una imagen, con lo
cual ?volviendo al texto de Freud, de 1914, que tal vez sea el que tienen todos
mas fresco en la memoria, Introducción del narcisismo? se cumple ese pasaje,
que Freud menciona all?, del autoerotismo, sea lo que sea esto, al primer objeto
de elección, ese primer objeto que es el yo, momento previo a la posterior
elección de objeto. Una segunda nota importante: al revés de la idea sugerida por
el término "narcisismo primario", para Lacan el yo está primariamente en el
exterior ?no hay evaginación de un interior a un exterior, sino al revés?, y esto
por lo constitutivo de la exterioridad de la imagen en la que el yo, por
identificación, se forma.

La posición de Lacan, entonces, en todo este período que va de 1932 a 1953, es ?


diríamos desde hoy? la de un post-freudiano. El toma del texto de Freud
determinadas cosas que le interesan, desdeña otras, y trata de ir más allá de Freud
agregando su aporte a la teoría psicoanalítica.

En 1953, ahora, cuando comienza su exclusión por parte de la Internacional, y


cuando introduce los tres registros de lo simbólico, de lo imaginario y de lo real,
comienza también un período, de más o menos diez años, dedicado al estudio de
algunos textos freudianos. Se trata de seminarios dedicados al análisis de textos
freudianos. Tenemos por ejemplo el Seminario l, sobre Los escritos técnicos de
Freud, el Seminario 2, sobre El yo en la teoría de Freud y en la técnica
psicoanalítica ?donde retoma fundamentalmente el Proyecto..., Más allá del
principio del placer, el sueño de la inyección de Irma?, el Seminario 3, Las
psicosis ?donde retoma el caso del Presidente Schreber?, el Seminario 4, sobre
La relación de objeto, donde retoma los casos de Dora, Juanito, Leonardo, el
caso de la joven homosexual, el fetichismo... Son unos seminarios dedicados a
los textos freudianos, además acompañados por una consigna, que tiene su fecha
en una conferencia que Lacan pronunció en Viena, en 1955, que es la consigna
del retorno a Freud. Esta conferencia, la pueden encontrar en los Escritos, con el
título de La cosa freudiana o sentido del retorno a Freud en psicoanálisis.

Esta consigna, que Lacan califica, él mismo, en 1969, como una bandera que él
tomó, la consigna del retorno a Freud, implica para Lacan un cambio de posición
con respecto de Freud. Se trata, ya no de ir a tal o cual texto de Freud, para elegir,
tomar algo, dejar otras cosas, ir más allá de Freud, sino, ésta es la consigna ?con
el operador de lectura constituido por los tres registros?, de volver a todo el texto
de Freud.

Ahora bien, este ir a todo el texto de Freud ?como lo afirma en su Respuesta al


comentario de Jean Hyppolite...? implica tomar el texto de Freud como “un decir
dirigido a los psicoanalistas”, implica leer a Freud como alguien que escribe
dirigiéndose a analistas, lo que a su vez implica realizar con su texto
determinadas operaciones, las que voy a resumir con una sola palabra, pero que
habría que desplegar: se trata de interpretarlo. Pero si se trata de interpretarlo por
parte de Lacan, luego nos queda espacio para que nos preguntemos, nosotros, qué
hacer nosotros con el texto de Lacan. Porque el texto de Lacan es también un
texto dirigido a los analistas. De hecho, Lacan decía que cuando él enseñaba se
ubicaba en posición analizante.

Pero entonces: ¿nos toca algo, en esta historia, o no? ¿El psicoanálisis necesita de
nosotros, de nuestra palabra, o en cambio hoy nos reunimos acá sólamente para
estudiar los modos en que Lacan leyó a Freud, contemplando impávidos, desde
afuera, a la manera del obsesivo, este eterno retorno de Lacan a Freud? (2) Por
eso, algo que apareció en la propuesta de invitación a este Seminario ?no s? si
habrán leído el folleto?, decía que se trataba de ver si hay lugar en este seminario
sobre textos, para una palabra que sea nuestra.

Bien. Retomo lo que venía diciendo. ¿Qué podemos decir de este período que va
desde 1953 hasta más o menos 1963? Lo ya dicho: retorno a Freud, lectura de
todo el texto de Freud, introducción de los tres registros. ¿Qué más? Bueno,
podemos decir qué pasa con estos tres registros.

En este período, en general ?acá voy a hacer una síntesis abusiva, quiero decir
que habría que matizar bastante lo que sigue?, el registro de lo real es apenas algo
más que nombrado, y ubicado por fuera de la experiencia analítica. Por ejemplo,
en el Seminario 4, sobre Las relaciones de objeto, encontramos una metáfora de
Lacan para referirse a lo real, que es la metáfora de la usina. El dice ahí algo así
como que a un ingeniero no le interesa qué era del paisaje antes de la
construcción de la usina, lo que le interesa es la usina funcionando. Del mismo
modo, lo real queda por fuera de la experiencia analítica, la que se centraría
alrededor de la articulación entre lo imaginario y lo simbólico, este último
estructurándola. Claro, ésta es una posición que Lacan mantiene porque aún no
ha conceptualizado suficientemente ?si la palabra “concepto” vale, en este caso?
lo que es del registro de lo real; pero que cuando avance en dicha
conceptualizacisn acarreará un cambio en la ubicación de lo real en la
experiencia analítica. Digamos que, de ser su exterior absoluto, va a pasar a estar
en su centro mismo. Este es un recorrido que tendremos que acompañar.

En cuanto a lo imaginario, por una parte, queda como algo que nombra, más o
menos bien, lo que han sido sus antecedentes. Es que de hecho Lacan explicaba...
Hay por ejemplo tres páginas preciosas, en un artículo de 1936 ?el mismo a?o de
su presentación del estadio del espejo?, cuyo título es Más allá del principio de
realidad ?es un art?culo inconcluso, que prometía una segunda parte que no
existió?, donde en tres páginas, en un apartado cuyo nombre es "Descripción
fenomenológica de la experiencia analítica", Lacan describe el proceso de un
psicoanálisis en términos de intercambio de imágenes, a efectos de producir, o
restituir, una buena imagen, en relación a lo que habría sido una falla en la
constitución de lo imaginario en el estadio del espejo. La transferencia misma es
leída en este artículo en términos de intercambio de imágenes.

Ahora bien, en 1953, la novedad, acompañando la introducción de los tres


registros, es plantear el registro de lo simbólico en su primacía respecto del
registro de lo imaginario. Pero lo interesante acá es, nuevamente, que la
introducción del registro de lo simbólico en su primacía respecto de lo imaginario
va acompañada de una nueva lectura, por parte de Lacan, de la segunda tópica
freudiana. ¿Dónde lee Lacan, en primer término ?lo podemos comprobar leyendo
el Seminario 1, aun antes de ir a las formaciones del inconsciente?, la primac?a
de lo simbólico? En la determinación, que él lee, del Ideal del Yo freudiano
respecto del Yo Ideal.

Pero entonces, plantear a lo simbólico en su primacía respecto de lo imaginario,


va a implicar ahora, retroactivamente, una nueva escritura, una nueva
modelización, por decir así, diferente, del estadio del espejo de 1936. Dicho de
otra manera: el estadio del espejo de 1936, leído en 1953 con la segunda tópica,
vuelve exigible una reescritura freudiana del estadio del espejo lacaniano, según
la cual lo simbólico se superpone a lo imaginario y lo determina.

Si el estadio del espejo de 1936 se explicaba como el resultado de la


confrontación entre una hiancia orgánica ?lo que entonces Lacan llamaba la
prematuración del nacimiento en el ser humano? y el efecto anticipante de la
unificación proporcionada por una imagen pregnante, a partir de la introducción
del registro de lo simbólico en su primacía sobre lo imaginario esto va a
reubicarse. No quiero extenderme mucho en esto porque seguramente lo vamos a
volver a ver, pero en todo caso, este fin de semana léanse el Seminario 1, y
entonces ahí podrán ver que Lacan introduce el espejo curvo para plantear que la
captación identificatoria de la imagen no puede producirse desde cualquier lugar.
No alcanza con que haya una imagen, digamos, andando en el espacio, para
producir este efecto cautivante que va a concluir en la identificación formadora
del yo; hace falta, también, un buen lugar, y este buen lugar va a estar dado por lo
simbólico. Hace falta un lugar desde donde mirarse, el Ideal del Yo, para verse
allí de determinada manera, la manera narcisista, digamos, del Yo Ideal.

Otra innovación que introduce la primacía de lo simbólico es que, ahora, en la


consideración de Lacan, se pasa de una primacía dada a los efectos de la imago, a
un retorno, podríamos decir, al inconsciente freudiano entendido en términos de
algo a descifrar. Es ahí que Lacan empieza a tomar en consideración los textos de
la primera tópica: La interpretación de los sueños, El chiste y su relación con lo
inconsciente, la Psicopatología de la vida cotidiana. Pasando por la primera
tópica, Lacan liga el inconsciente freudiano a lo simbólico, lo que en el Discurso
de Roma define al inconsciente como "discurso del Otro".

Ya termino. En 1963 se produce un nuevo acontecimiento de orden institucional.


Algunos alumnos, y algunos pacientes de Lacan, negocian con la Internacional su
exclusión de la misma, a cambio de un reconocimiento por parte de esta misma
Internacional. Es lo que Lacan, en su Seminario de 1964, calificará de
"excomunión". Veremos algunos pasos de este proceso.

Al término del Seminario 10, que es el Seminario sobre La angustia, Lacan


pronuncia lo que es la primera clase de un Seminario que consta de esa única
clase, porque se interrumpe precisamente debido a estos problemas
institucionales. Es un Seminario que no lleva número, en la secuencia que
ustedes pueden leer en la solapa de la edición oficial de los Seminarios, cuyo
título es Los Nombres del Padre.

Este Seminario, del 20 de Noviembre de 1963, es seguido, al año siguiente, desde


enero de 1964, por un Seminario que se llama Los fundamentos del psicoanálisis
o Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis ?seg?n la versión?, se
trata del Seminario 11, y en junio de 1964, ya concluido el proceso de exclusión,
de "excomunión" de Lacan, por la fundación de algo que primero se llamó
Escuela Francesa de Psicoanálisis, y luego, al poco tiempo, Escuela Freudiana de
París (se mantienen las mismas iniciales).

Aquí comienza una nueva dirección en la enseñanza de Lacan. Por un lado,


digamos, desde una aprehensión superficial, los Seminarios siguientes, de 1963 a
1973, son Seminarios ya no fundamentalmente centrados alrededor de los textos
freudianos, sino Seminarios en los que Lacan va retomando algunos de los
conceptos, de los términos que fue elaborando en el curso de los primeros años
de su lectura de Freud: el sujeto barrado ($ ), el objeto a, el significante uno (S1),
el significante dos (S2), el Otro (A) y la barradura del Otro (% ), etc... Pero, y
esto es importante, acompañando a este movimiento, o impulsándolo, Lacan
comienza a interrogar la función del padre, tal como estaba fundada sobre el
Edipo freudiano y el mito de Tótem y tabú, mito que al suponer un goce puro
original funda la ley en la obediencia retrospectiva, y no en el deseo del Otro. Por
esta vía, comienza a despejar la articulación, ya no entre lo simbólico y lo
imaginario, sino entre lo simbólico y lo real. Ya desde el inicio mismo del
Seminario 11, esto queda planteado, cuando Lacan introduce el término de
praxis.

Bien, quedaría muchísimo por decir sobre esto ?por ejemplo, qué de la anterior
articulación dejaba en suspenso lo que es del fin del análisis?, pero prefiero dejar
acá por hoy, agregando simplemente que en 1974 podemos ubicar como un
nuevo vuelco en la enseñanza de Lacan. Es el año de su Seminario R.S.I., en el
que Lacan pasa a cuestionar, a reinterrogar, los fundamentos mismos de su
discurso, a saber estos tres nombres que introdujo en el momento en que él sitúa
como el comienzo de su enseñanza: lo real, lo simbólico y lo imaginario,
operadores de su retorno a Freud.

Quisiera dejarlos por hoy con un interrogante, que se podría enunciar así:
tenemos a Freud, luego Lacan inicia, promueve con esa bandera, sostiene con su
presencia en su enseñanza, su retorno a Freud, y luego estamos nosotros, que
estamos acá, no en cualquier parte, ¿pero en qué momento? ¿Cuál es nuestro
momento? ¿Estamos en el después de Lacan? ¿El después de Lacan es algo de
orden meramente cronológico, se reduce a la cuestión de que estamos en 1988 y
Lacan ya se murió? ¿Se agota en lo fáctico de que, al no haber sido los alumnos
de su Seminario, nos vemos constreñidos a ser sus forzosos lectores? ¿O el
después de Lacan es algo a construir por nosotros, algo que, por ejemplo, implica
determinada posición subjetiva en la lectura, que requiere de nuestra palabra para
que termine de cumplirse? Si el texto de Freud necesita del retorno a Freud de
Lacan ?lo que se demuestra considerando los diferentes “freudismos” que no han
pasado por el desfiladero de los significantes lacanianos?, ese retorno mismo, ?
nos necesita? Los invito a que éstas, y otras preguntas, las trabajemos juntos este
año.

NOTAS

(1)Capítulo 4 de la Segunda Parte: "El propio cuerpo y la imagen exteroceptiva".

(2) Por diferentes sesgos, he abordado estos problemas en tres textos que pueden ubicarse
en la Biblioteca de la E.F.B.A.: ¿Lacanoamericanos?, La comunidad de nuestra
experiencia, y La articulación Freud-Lacan en la perspectiva del retorno a Freud de
Lacan.

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